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DISCUSIÓN
La atresia intestinal tipo IV es una entidad rara dentro de las anomalías congénitas, el caso descrito pone
en énfasis, como las complicaciones van asociadas a un aumento en la estancia hospitalaria y por ende
la morbi-mortalidad. El diagnóstico se hace generalmente en la etapa prenatal, mediante ecografía.
Dentro de los diagnósticos diferenciales, debemos considerar Enfermedad de Hirschsprung, íleo
meconial, hernia con obstrucción (5). Una vez que el diagnóstico es confirmado por la clínica y
complementarios, la estabilización hemodinámica del paciente es vital previo a la reparación quirúrgica
por medio de laparoscopia (5). Los factores de riesgo asociados a esta patología son prematuridad, bajo
peso al nacer y sexo masculino (14). En el caso descrito se reportan los mismos.
Si tomamos en cuenta la atresia intestinal y el historial de Candidiasis Cutánea, ITU por Klebsiella
pneumoniae, COVID y Dermatitis de Pañal durante su estancia, se debería considerar este caso como
una variante de Atresia Intestinal Múltiple Hereditaria, que usualmente va acompañado infecciones
recurrentes por defectos genéticos asociados a Inmunodeficiencia Combinada Severa (6).
Lastimosamente, los padres no dieron autorización para estudios genéticos.
Tras la laparotomía con ileostomía, el neonato ha tenido episodios de alto gasto fecal (8). Osuchukwu
y Rentea plantean lo siguiente: “Las complicaciones postoperatorias incluyen sepsis y fuga anatómica,
con una tasa variable entre los estudios y una tasa reportada del 5% al 8% y del 5% al 7%,
respectivamente, en dos de los estudios retrospectivos. [6] Otras complicaciones importantes incluyen
la obstrucción intestinal adhesiva y el síndrome de intestino corto (SIC). El SIC es una de las principales
complicaciones con una estancia hospitalaria prolongada, más problemas de alimentación, mayor tasa
de infecciones, morbilidad y mortalidad en comparación con los pacientes sin SIC” (6). Esto se
correlaciona perfectamente con el curso clínico que tuvo el neonato, que después del alta hospitalaria
inicial, reingresó por deshidratación asociado a alto gasto fecal, concordante con síndrome de intestino
corto (7). En nuestro caso, el paciente tuvo una hospitalización larga, debido a complicaciones, que
requirieron tratamiento de cuidados intermedios e intensivos pediátricos. Tehkola et al, reportó en un
estudio retrospectivo que hubo una mejoría sustancial en los rangos de mortalidad después de 1970.
Datos de 1947 a 1977, 58-63% de los casos tenían un mes la supervivencia, en comparación a 100% de
1978 a 2019, todo gracias a la mejoría en los cuidados intensivos pediátricos y mejores protocolos (11),