�ndice de funci�n psicol�gica en preescolares de distintos
�estratos socioecon�micos: un estudio piloto
�ngel Alberto Puig Lagunes
https://orcid.org/0000-0003-0177-3921
Doctor en Investigaciones cerebrales, acad�mico
de la Facultad de Medicina, Universidad Veracruzana,
campus Minatitl�n, Veracruz, M�xico.
Martha Elia Yannine Bautista Torres
https://orcid.org/0000-0001-8939-0196
�Maestra en ciencias, acad�mica
�de la Facultad de Medicina, Universidad Veracruzana,
campus Minatitl�n, Veracruz, M�xico.
Mar�a Fernanda Zapata de la Rosa
https://orcid.org/0000-0002-3142-9956
Estudiante de la Facultad de Medicina,
Universidad Veracruzana, campus Minatitl�n,
Veracruz, M�xico.
Brenda Itzel Molina Cadena
https://orcid.org/0000-0002-2519-0432
Estudiante de la Facultad de Medicina,
Universidad Veracruzana, campus Minatitl�n,
Veracruz, M�xico.
Angel Puig Nolasco
https://orcid.org/0000-0003-4876-9727
Doctor en Neuroetolog�a, acad�mico
�de la Facultad de Medicina, Universidad Veracruzana,
campus Minatitl�n, Veracruz, M�xico.
RESUMEN
Introducci�n: Durante los primeros cinco a�os de vida, el cerebro en desarrollo es m�s sensible a la estimulaci�n, crianza y otros factores que pueden intervenir positiva y negativamente su desarrollo. Objetivo: Determinar el �ndice de Funci�n Psicol�gica (IFP) en preescolares de diferentes estratos socioecon�micos y relacionarlo con sus caracter�sticas sociodemogr�ficas y estilos de vida. M�todos: Se determin� el IFP a trav�s de la prueba de dibujo de la figura humana de Goodenough en 792 preescolares de instituciones p�blicas y privadas de diferentes estratos socioecon�micos; adem�s, se identificaron sus datos sociodemogr�ficos y de estilo de vida por medio de un cuestionario. Resultados: 24,6% de los preescolares manifestaron un IFP inferior al promedio, 63,6% estuvieron alrededor del promedio y 11,7% fueron superiores al promedio. Los preescolares del estrato socioecon�mico medio mostraron mayor puntuaci�n. La edad, el sexo y el grado escolar estuvieron en asociaci�n con el IFP. Conclusiones: En la poblaci�n estudiada, uno de cada cuatro preescolares muestra un IFP inferior al promedio, el IFP es mayor en preescolares de estrato medio. Se necesita implementar estrategias y pr�cticas m�s ben�ficas dentro del hogar y de las escuelas, que estimulen el desarrollo de la motricidad gruesa y de las funciones mentales superiores de los preescolares.
Palabras clave: prueba psicol�gica; psicolog�a educacional; psicolog�a pedi�trica; trastornos del desarrollo infantil; trastornos de retraso en el desarrollo.
Psychological function index in preschoolers of different
socioeconomic strata: a pilot study
ABSTRACT
Introduction: During the first five years of life, the developing brain is more sensitive to stimulation and nurturing, just like other factors that intervene positively and negatively in its development. Objective: To determine Psychological function index (PFI) in preschoolers from different socioeconomic strata and relate it to sociodemographic and lifestyle characteristics. Methods: the PFI was determined through Goodenough Draw-A-Person in 792 preschoolers from different socioeconomic strata from public and private educational institutions, also the main sociodemographic and lifestyle data were identified. Results: 24,6% of preschoolers showed PFI below average, 63,6% demonstrated a PFI around the average, and 11,7% higher than the average. A higher score was observed in the Middle Socioeconomic Strata followed by the high stratum and low stratum. On the other hand, age, sex and school grade were in association with PFI. Conclusions: The present exploratory study showed that one in four preschoolers showed a lower than average PFI, the PFI is higher in middle-class preschoolers. In addition, strategies need to be implemented to develop more beneficial practices within the home and in schools, which can stimulate the development of gross motor skills and higher mental functions in preschoolers.
Keywords: psychological testing; educational psychology; pediatric psychology; developmental disorders; developmental retardation disorders.
Art�culo recibido:� 30 noviembre. 2021
Aceptado para publicaci�n: 29 diciembre 2021
Correspondencia: [email protected]
Conflictos de Inter�s: Ninguna que declarar
INTRODUCCI�N
Durante los primeros cinco a�os de vida, el ser humano se encuentra en un per�odo cr�tico de cambios en la estructura cerebral, crecimiento y neurodesarrollo; simult�neamente, el individuo est� expuesto a factores biol�gicos y psicosociales que influencian ambos fen�menos tanto positiva como negativamente (Lebel, & Deoni, 2018; Mamani-Ortiz, et al., 2014). Diversos estudios consideran que esta etapa de la infancia precoz impacta de manera significativa en la calidad de vida, salud y bienestar, incluso en la adultez y que todos estos son el resultado de un progreso adecuado del crecimiento y desarrollo (Engle, et al., 2007).
El estrato socioecon�mico, la estimulaci�n neurosensorial, la educaci�n, la interacci�n padres-hijos, el estado nutricional, el estado preconcepcional, el estado de salud f�sico y mental, as� como el contexto social, escolar y familiar se asocian con la evoluci�n del crecimiento y desarrollo infantil; algunos estudios consideran que otros factores, como los programas y pol�ticas empleadas en la infancia temprana, influyen positivamente en el desarrollo neurol�gico temprano y que intervenciones en preescolares reducen el impacto de los factores de riesgo, las inequidades en la infancia e incrementan la productividad (Noble, et al., 2015; Black, et al., 2017; Herrera-Mora et al., 2019; Daelmans, et al., 2017).
La vigilancia y monitoreo del desarrollo cognitivo, permite establecer sospechas diagn�sticas precoces y oportunas de ni�os con alto riesgo de presentar una alteraci�n del desarrollo como discapacidad intelectual, des�rdenes de la comunicaci�n, problemas de aprendizaje, de la percepci�n visual y motores, as� como de su tratamiento temprano y la generaci�n de intervenciones adecuadas (Zeegers, et al., 2009; Hamilton, 2006). Para medir el desempe�o cognitivo en ni�os de 4 a 10 a�os se utiliza el �ndice de Funci�n Psicol�gica (IFP), a trav�s de una estimaci�n num�rica, que valora el neurodesarrollo de acuerdo a diferentes �reas y competencias propias del infante (Springer, et al., 2020). En 2020, la Organizaci�n Mundial de la Salud (OMS) junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y the Lancet publicaron un informe que documentaba que, a nivel global, alrededor de 250 millones de ni�os menores de 5 a�os de pa�ses de ingresos bajos y medios corr�an el riesgo de no alcanzar su potencial de desarrollo (Clark, et al., 2020). Sin embargo, en algunos pa�ses de Am�rica Latina y el Caribe estas cifras aumentan alrededor del 15 %, planteando problemas econ�micos, m�dicos y psicol�gicos (Vitrikas, et al., 2017).
Algunas pruebas psicom�tricas o proyectivas presentan grandes limitaciones debido a la complejidad de su aplicaci�n y a los altos costos econ�micos, sociales y temporales, presentes especialmente en pa�ses en v�as de desarrollo, donde el d�ficit de recursos es una barrera para su aplicaci�n (Gridley, et al., 2019). El uso de pruebas gratuitas y de f�cil aplicaci�n, cuyos resultados se consideran detecciones preliminares de infantes en riesgo, permiten su utilizaci�n como prueba de tamizaje (Springer et al., 2020; S�nchez-Villena, & Ventura-Le�n, 2020; Guti�rrez-Duarte, & Ruiz-Le�n, 2018). La prueba del Dibujo de la Figura Humana de Goodenough-Harris (DFH), es una herramienta psicom�trica de tipo proyectiva que permite el an�lisis sistem�tico de los componentes un dibujo elaborado por el ni�o evaluado; a trav�s de un sistema de puntaje, se estima la madurez conceptual y cognitiva del infante que permite determinar el IFP (El-Shafie, et al., 2019) 16. La prueba DFH se considera de f�cil aplicaci�n, costo efectivo, pr�ctica, de corta duraci�n y universal, debido a que la imagen de una figura humana no se ve afectada por la cultura o experiencias educativas del infante; esto la convierte en una opci�n ampliamente aceptada en la actualidad (Baraheni, et al., 2018). Diversos estudios, validan al DFH como una herramienta �til para determinar el nivel de desarrollo de las habilidades visoconstructivas de ni�os menores de 8 a�os (Springer, et al., 2020; El-Shafie, et al., 2019; Baraheni, et al., 2018; Rinaldi, & Alves, 2014).
En M�xico, se han analizado pocos estudios que eval�en el desarrollo en escolares sanos; un estudio realizado en ni�os Ind�genas Yaquis de segundo y tercer grado de primaria, �mostr� que 18% de estos tienen puntajes bajos en la prueba de dos Figuras Humanas, mientras que en la Escala Wechsler de Inteligencia para Ni�os-IV, 57 % mostraron puntajes bajos (Fern�ndez-Nistal, et al., 2018). Por otro lado, por medio de los Indicadores de Riesgo del Perfil de Conductas de Desarrollo-Revisados (INDIPCD-R), aplicado en ni�os de 2 a 4 a�os se observ� que 26% de los infantes tuvo más de 11 indicadores de riesgo de retrasos y alteraciones del desarrollo (Bola�os, et al., 2015).
Por tales motivos, debido a la carencia de informaci�n a nivel nacional e internacional principalmente en Am�rica Latina y nula informaci�n en la regi�n referente al desarrollo en preescolares, y las posibles variables que intervienen positiva o negativamente en su desarrollo, asimismo, considerando a las pruebas proyectivas como una herramienta de cribado preliminar en la determinaci�n de poblaciones infantiles en riesgo, para contribuir con un seguimiento adecuado y disminuir el impacto en su desarrollo intelectual y social, el objetivo de este estudio fue determinar el IFP en preescolares de diferentes estratos socioecon�micos, as� c�mo su asociaci�n con caracter�sticas sociodemogr�ficas y de estilos de vida.
METODOLOG�A
Se realiz� un estudio exploratorio, transversal, descriptivo, anal�tico y correlacional en preescolares de instituciones educativas p�blicas y privadas de diferentes estratos socioecon�micos, pertenecientes a los municipios de Minatitl�n y Zaragoza, Veracruz, entre septiembre y noviembre del 2018. El dise�o del estudio fue revisado y aprobado por el Comit� de Bio�tica e investigaci�n Institucional de la Facultad de Medicina, Universidad Veracruzana, campus Minatitl�n (folio CIE 003-2018).
Se realiz� una solicitud a los directivos y padres de familia de las instituciones educativas para la participaci�n voluntariamente en el estudio piloto, inform�ndoles sobre el objetivo del proyecto, los procedimientos de aplicaci�n del cuestionario socioecon�mico y la prueba de DFH. Los criterios de inclusi�n fueron: estar inscritos en el periodo seleccionado y cursando la educaci�n preescolar, tener una agudeza visual y auditiva normal o corregida, firmar el consentimiento informado, contestar en su totalidad el cuestionario socioecon�mico y realizar el DFH. Los criterios de exclusi�n fueron: tener diagn�stico previo de Retraso global del desarrollo (RGD) o de otros problemas neurol�gicos o psiqui�tricos, presentar limitaciones f�sicas que impidieran la ejecuci�n de las pruebas.
Se incluyeron nueve instituciones educativas: dos escuelas p�blicas del municipio de Zaragoza con 222 ni�os, conformaron el grupo de estrato socioecon�mico bajo (ESB), en este municipio, para el 2015 se estim� que 53.3 y 22. 8 % de la poblaci�n se encontraba en pobreza modera y extrema respectivamente (SEFIPLAN, 2018); siete escuelas del municipio de Minatitl�n, de las cuales cuatro instituciones p�blicas del con 470 ni�os conformando el estrato Bajo-Medio (ESM); y tres escuelas privadas con 184 ni�os que formaron el estrato Medio-Alto (ESA). En 2015 en el Mpio. Minatitl�n se estableci� que 37.7 % de la poblaci�n se encontraba en pobreza modera y 10.1 % en pobreza extrema, sin embargo, estos datos son inferiores en la cabecera municipal donde se realiz� el estudio (SEFIPLAN, 2020) .�� �
INSTRUMENTOS
Se aplic� un cuestionario sociodemogr�fico y de h�bitos de vida que conten�a: edad, sexo, grado de estudios, orden de nacimiento, nacimiento a t�rmino o pret�rmino, n�mero de hermanos, h�bitos de sue�o, pr�ctica de deporte, presencia de mascotas, relaci�n y estructura familiar (parental o mono parental), relaci�n padres-hijos, nivel de estudio de los padres, pr�cticas recreativas y de ocio en el hogar, y uso de dispositivos electr�nicos (tabletas, celulares y televisi�n).
La prueba del Dibujo de la Figura Humana de Goodenough-Harris (DFH)
Se evalu� a los preescolares con la prueba de DFH, la cual mide las habilidades cognitivas con una aproximaci�n diagn�stica, permitiendo su utilizaci�n como prueba de tamizaje (Springer, et al., 2020; T�kel, et al., 2018; Ram�rez Montenegro, et al., 2014; Piotrowski, 2015). Esta prueba se compone de 51 �tems, que se basan en la valoraci�n de rasgos f�sicos, presentes o ausentes, ilustrados en el dibujo. La puntuaci�n final, permite la estimaci�n del IFP mediante la expresi�n de la edad mental del preescolar y su comparaci�n con la edad cronol�gica. La estimaci�n de la edad mental se convierte en un �ndice estandarizado, por lo tanto, representa una estimaci�n del desarrollo mental de los ni�os de 3 a 10 a�os. Se consider� que un total por debajo de 85 puntos representa un puntaje inferior al promedio, de 85 a 119 como un valor promedio y cifras mayores a 120 puntos como un valor superior al promedio (Springer, et al., 2020). Todos los dibujos fueron evaluados por separado por un grupo de psic�logos expertos en el �rea de acuerdo al sistema de puntuaci�n del DFH.
Procedimiento
Posterior a la autorizaci�n de la realizaci�n del estudio dentro de las instituciones educativas, se entreg� el consentimiento informado a los padres y/o tutores de los preescolares. Aquellos que aceptaron participar, se les aplic� el cuestionario sociodemogr�fico y de estilos de vida de los preescolares. La prueba del DFH se aplic� de manera grupal en un ambiente c�modo, sin distracciones y/o est�mulos que los distrajese de la ejecuci�n de la actividad, brindando a los ni�os �nicamente las herramientas indispensables para su realizaci�n (hoja en blanco y l�piz No. 2). A su vez, se indic� que los preescolares dibujasen a una persona completa, enfatizando que los dibujos no deb�an ser coloreados, ni caricaturizados ni en forma de �palitos�. Adem�s, se enfatiz� que no deb�a dar ning�n tipo de ayuda como: guiar la mano, decirle si le falta algo a su dibujo, etc., ya que es importante determinar su aprendizaje adaptativo. No hubo tiempo l�mite, sin embargo, se anot� si alguno ocupo m�s de 20 minutos.
An�lisis estad�stico
Las variables cualitativas se analizaron como frecuencias y porcentajes, mientras que las variables cuantitativas mediante las medias y el error est�ndar. El an�lisis bivariado del IFP y las variables sociodemogr�ficas se analizaron mediante la prueba de chi-cuadrada de Pearson. Las comparaciones del IFP entre las instituciones educativas, el grado de estudio, sexo y edades y otras m�s se efectuaron mediante la aplicaci�n de la prueba de t de student y An�lisis de varianza (ANOVA). Las pruebas se seleccionaron dependiendo la normalidad y homocedasticidad de varianza. Todos los datos se analizaron con el paquete estad�stico SPSS versi�n 19 para macOS (IBM Corp., Armonk, NY, Estados Unidos). Se consider� un nivel de confianza del 95 % en todas las pruebas estad�sticas y se consider� como estad�sticamente significativo el valor p<0,05.
RESULTADOS
Se analiz� el resultado de 792 preescolares (49 % ni�as y 51 % ni�os), con una edad promedio de 4.3 � 0.87 a�os (rango 2 a�os 10 meses hasta 6 a�os) de los cuales 204 (25.8 %) fueron de ESB, 421 (53.2 %) de ESM, y 167 (21.1 %) de ESA y distribuidos por grado de la siguiente manera: 142 (17.9 %) pertenec�an a primer grado, 320 (40.4 %) a segundo y 330 (41.7 %) a tercero.
De manera general, el 24.6 % de los preescolares presentaron un IFP inferior al promedio, 63.6 % mostraron valores promedio y 11.7 % fue superior al promedio (tabla 1). Los preescolares de primero y segundo a�o mostraron que su edad mental (3.05 � 0.04 a�os y 4.1 � 0.03 a�os, respectivamente) fue menor (p=0.0001) en comparaci�n con la cronol�gica (3.3 � 0.04 a�os; 4.3 � 0.04 a�os, respectivamente).
Tabla 1
|
�Clasificaci�n del CD |
Abajo del promedio n (%) |
Promedio �n (%) |
Superior al promedio n (%) |
Total |
|
General |
195 (24.6) |
504 (63.6) |
93 (11.7) |
792 |
Estrato socioeconomico |
ESB |
94 (22.3) |
272 (64.4) |
55 (13.3) |
421 |
ESM |
49 (25.5) |
136 (66.6) |
19 (9.3) |
204 |
|
ESA |
52 (31.1) |
96 (57.4) |
19 (11.3) |
167 |
|
Sexo |
Femenino |
109 (28.1) |
240 (61.8) |
39 (10.1) |
388 |
Masculino* |
86 (21.2) |
264 (65.3) |
54 (13.3) |
404 |
|
Edad |
1* |
67 (69.8) |
20 (20.8) |
9 (9.3) |
96 |
2 |
48 (28.9) |
85 (51.2) |
33 (19.8) |
166 |
|
3 |
37 (17.2) |
149 (69.3) |
29 (13.4) |
215 |
|
4 |
21 (12.5) |
125 (78.9) |
21 (12.5) |
167 |
|
5 |
22 (14.8) |
125 (84.5) |
1 (0.6) |
148 |
|
Grado |
1�* |
97 (68.3) |
37 (26.1) |
8 (5.6) |
142 |
2� |
66 (20.6) |
195 (61) |
59 (18.4) |
320 |
|
3� |
50 (15.1) |
254 (77) |
26 (7.9) |
330 |
* p<0.05, Los valores expresan la frecuencia y porcentaje. Cociente de desarrollo (CD); Estrato socioecon�mico Bajo (ESB), Estrato socioecon�mico bajo-medio (ESM), Estrato socioecon�mico medio-alto (ESA).
De acuerdo con las variables sociodemogr�ficas, se observaron diferencias significativas entre los grupos etarios (Kruskal-Wallis= 77.6, p<0.0001), siendo los preescolares del grupo 1 los que obtuvieron menores puntajes del IFP (88.5 � 1.5), seguido del grupo 5 (94.3 � 0.8), mientras que los dem�s grupos fueron similares (100 � 0.7). Por otro lado, se evidenciaron diferencias del IFP entre g�nero (t=2.6, p=0.0092) observ�ndose mayores puntajes en los ni�os (99.4 � 0.8) en comparaci�n con las ni�as (96.4 � 0.8). Los grados escolares tambi�n difirieron (Kruskal-Wallis= 93.6, p<0.0001), los preescolares de primero exhibieron menor IFP (86.8 � 1) en comparaci�n con los de segundo (102.2 � 1) y tercer grado (97.7 � 0.7). Al comparar el IFP entre los estratos socioecon�micos, se observ� mayor puntuaci�n en los de ESM (99.1 � 0.8; ANOVA F= 3.430, p=0.032), seguido del����������� ESA y del ESB (96.4 � 1 y 96.1 � 1 respectivamente), (figura 1). Por otro lado, no se observaron diferencias o asociaciones entre el IFP y algunas variables relacionadas con el estilo de vida como: orden de nacimiento, nacimiento a t�rmino o pret�rmino, n�mero de hermanos, hora de dormir, pr�ctica de alg�n deporte, convivencia con mascotas, estructura familiar, tiempo dedicado a juego, charlas y salidas recreativas, nivel de estudios de los padres y uso de tabletas, celulares y televisi�n.
Figura 1
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Figura 1.- �ndice de funci�n psicol�gica (IFP) de los preescolares pertenecientes a diferentes estratos socioecon�micos. Estrato socioecon�mico Bajo (ESB), Estrato socioecon�mico bajo-medio (ESM), Estrato socioecon�mico medio-alto (ESA), * p<0.05
Al comparar los IFP entre las escuelas de acuerdo con su estrato socioecon�mico, se observaron diferencias significativas (Kruskal-Wallis= 25.1, p=0.0015), siendo mayores en los preescolares de una escuela de ESM (102 � 2.4) y menores en una escuela de ESB (91.6 � 1.6). Al comparar los grados escolares, los de primero de una escuela ESA mostraron menores IFP (81.7 � 0.4) en comparaci�n con una de ESM (91.4 � 2.3). De manera similar, los de tercero de una escuela ESM, mostraron mayores IFP (105.5 � 2.3) en comparaci�n con otras de ESM (96.3 � 1.1) y una ESA (92.7 � 3.5), (tabla 2).
Tabla 2
Estrato socio-econ�mico |
Bajo (ESB) |
Bajo-Medio (ESM) |
Medio-alto (ESA) |
||||||
Escuela (n) |
1 (58) |
2 (146) |
3 (56) |
4 (55) |
5 (212) |
6 (98) |
7 (26) |
8 (107) |
9 (34) |
General |
90.3 � 1. |
98.4 � 1 |
102 � 2* |
97.2 � 2 |
98 � 1 |
101.1 � 1 |
102.3 � 4 |
95.2 � 1 |
97.2 � 2 |
1� grado |
89.2� � 5 |
85 � 2 |
99.2 � 6 |
91.7 � 5 |
91.4 � 2* |
89.1 � 3 |
94.4.� 5 |
81.7 � 0.4 |
S/D |
2� grado |
91.6� � 2 |
102.8 � 2 |
105.7 � 6 |
104.9 � 3 |
102.3 � 1 |
100.1 � 3 |
117 � 15 |
104.4 � 2 |
101.8 � 2 |
3� grado |
89.8 � 2 |
98.3 � 1 |
102.5 � 2 |
91.2 � 1 |
96.3 � 1 |
105.5 � 2* |
102.1.� 4 |
94.5 � 1 |
92.7 � 3 |
* p<0.05, Sin datos (S/D). Estrato socioecon�mico Bajo (ESB), Estrato socioecon�mico bajo-medio (ESM), Estrato socioecon�mico medio-alto (ESA).
DISCUSI�N
Los resultados del estudio muestran que uno de cada cuatro preescolares presenta un IFP inferior al promedio, adem�s se observaron diferencias entre los IFP de los estratos socioecon�micos, siendo menores en los ESB y ESA en comparaci�n con el ESM. Un estudio similar realizado en M�xico, valid� la pertinencia de la prueba DFH en ni�os, su correlaci�n con la capacidad intelectual y su utilidad en la estimaci�n de la madurez cognitiva (Fern�ndez-Nistal, et al., 2018). Otros estudios muestran resultados similares tanto en la prevalencia como en cuanto al impacto del factor econ�mico, social y cultural en el deterioro del desarrollo cognitivo y la influencia del ambiente familiar involucrada en la calidad de vida e inmadurez cognitiva del infante (El-Shafie, et al., 2019; Bola�os, et al., 2015; Mazzoni, et al., 2014; Solano, et al., 2017; Garc�a-Fern�ndez, et al., 2018). En la actualidad, las cifras en M�xico de ni�os con desarrollo at�pico y con disminuci�n en dos o m�s �reas del desarrollo son significativas (Garc�a-Fern�ndez, et al., 2018), aunado a esta situaci�n se considera que los ni�os presentan mayor susceptibilidad de padecer dificultades en las �reas relacionadas con el aprendizaje y, por lo tanto, de presentar un bajo rendimiento acad�mico (Rizzoli-C�rdoba, et al., 2015), lo que se relaciona con los pobres resultados en la prueba de DFH de determinados sectores infantiles.
Uno de los factores que predispone a los preescolares de ESB a presentar cifras menores del IFP son la desnutrici�n (Mamani-Ortiz, et al., 2014), la presencia de hogares disfuncionales, la violencia y la agresividad, lo que genera en m�s del 85 % de los ni�os mala calidad de vida y un impacto negativo en su desenvolvimiento diario, as� como el desarrollo de ansiedad y depresi�n (Herrera-Mora et al., 2019; Mazzoni, et al., 2014) que podr�an verse reflejados en las pruebas proyectivas como la DFH. Los fen�menos anteriores se han comprobado mediante t�cnicas de neuroimagen donde se ha observado que, durante el per�odo preescolar, el desarrollo cerebral de las regiones del lenguaje, las funciones ejecutivas y la memoria son sensibles a los efectos perjudiciales de la pobreza y las experiencias adversas en la infancia; por lo tanto, las condiciones socioecon�micas, ambientales y familiares desempe�an un fundamental papel en el desarrollo neurol�gico de los ni�os (Noble, et al., 2015). Respecto al bajo IFP observado en algunos preescolares que asisten a instituciones privadas, creemos que adem�s de algunos factores de riesgo que comparten con los ni�os de ESB, podr�a existir la presencia de casos de sobreprotecci�n en el ambiente familiar, lo que genera eventos negativos en el desarrollo psicosocial de los ni�os, quienes muestran disminuci�n en la auto-suficiencia, dificultad para ajustarse al ambiente escolar, decremento en la confianza y autonom�a e incapacidad de desenvolverse socialmente, lo que podr�a explicar el IFP por debajo del promedio (Schiffrin, & Liss, 2017).
En este estudio, se observ� un mayor IFP con el aumento de la edad y el grado escolar, que podr�a deberse a que los ni�os a mayor edad adquieren mayores competencias en relaci�n con el conocimiento, inteligencia, lenguaje y aprendizaje. Asimismo, a partir del tercer a�o de preescolar y hasta finalizar el sexto a�o de primaria, los ni�os presentan el desarrollo de la motricidad fina sobre los movimientos voluntarios controlados por las manos y los dedos (Campo Ternera, 2009), situaci�n que se observa con el progreso del desarrollo, la promoci�n del pensamiento, la resoluci�n de problemas y el establecimiento de relaciones interpersonales, que se ven reflejadas en un mayor desempe�o cognitivo (de Castro, et al., 2019). En contraparte, los ni�os de menor edad, quienes presentaron menores puntuaciones en el IFP, posiblemente transitaban por una fase de adaptaci�n, experimentando desapego parental e inhibici�n conductual ante la ansiedad generada por est�mulos desconocidos y frente a una menor experiencia de realizar tareas similares, que se manifiesta en un menor desempe�o en la elaboraci�n del DFH. Aunado a lo anterior, no hay que descartar la falta y/o carencia en la calidad de estimulaci�n sensorial y motora, en los hogares previo al ingreso a la educaci�n preescolar, las cuales pueden estar influyendo en los puntajes bajos del IFP en este grupo etario y evolucionar de acuerdo a edad y el desarrollo durante los a�os subsecuentes.�
Por otro lado, generalmente se asocia al sexo femenino con un desarrollo precoz y un mayor IFP (Picard, 2015), en este estudio se observaron mayores cifras en el sexo masculino, esto podr�a deberse a factores psicosociales espec�ficos de la poblaci�n, ya que el desarrollo de las funciones psicol�gicas superiores est� relacionado con el desarrollo madurativo del cerebro, la educaci�n, la estimulaci�n, las experiencias y las oportunidades de aprendizaje que, de acuerdo con las diversas poblaciones estudiadas, pueden variar. Otro factor que pudiera influir, son las caracter�sticas de la crianza de la regi�n, que tienden a la sobreprotecci�n del sexo femenino, lo que pudiera generar un d�ficit en la independencia, y repercutir en su IFP, adem�s de posibles efectos emocionales y psicosociales durante su desarrollo (Masud, et al., 2019).
Similar a lo reportado en otros estudios, pudimos corroborar que factores como el n�mero de hermanos, el orden de nacimiento, el tiempo de uso de la tecnolog�a, realizaci�n de deporte y el grado de estudios de los padres no influyen en el IFP ni var�an entre los estratos socioecon�micos, por lo que es necesario realizar m�s estudios que determinen los factores dentro de estos estratos, los estilos de vida y los ambientes escolares que intervienen o promueven un aumento o disminuci�n del IFP, ya que estos podr�an generar acciones para disminuir el RGD o pol�ticas para incrementar el neurodesarrollo de los preescolares (T�kel, et al., 2018).��
Infortunadamente, a pesar de tener identificados muchos de estos factores, no se han desarrollado estrategias adecuadas, ni pol�ticas para contrarrestar y mejorar esta situaci�n, motivo por el cual, estudios como el nuestro establecen una gu�a para la mejora de estas deficiencias (de Castro, et al., 2019). En M�xico, a pesar de conocer los beneficios de la detección temprana de problemas del desarrollo regulados por las normas oficiales NOM-031-SSA2 (Secretaria de Salud, 2011), en la cual se incluye la vigilancia del desarrollo de los ni�os menores de 5 a�os de edad, estas se aplican muy limitadamente. Basado en nuestros hallazgos, enfatizamos la necesidad de dise�ar, as� como de poner en funcionamiento estrategias y pol�ticas para la elaboraci�n de un tamizaje del desarrollo cognitivo en poblaciones infantiles durante los primeros años de vida como parte de la atención primaria a la salud, por medio de la aplicaci�n de pruebas proyectivas como medida imprescindible desde el inicio de la educaci�n preescolar, dadas las implicaciones que un diagn�stico tard�o podr�a conllevar. Por otra parte, proponemos la utilizaci�n de estimaciones como la prueba del DFH, para la detecci�n oportuna de preescolares en riesgo, dentro de las instituciones educativas.
Al mismo tiempo, resaltamos que gracias a la implementaci�n de estas pruebas se podr�a reducir la prevalencia de problemas de salud mental durante la ni�ez y la adolescencia, as� como la susceptibilidad a psicopatolog�as y abuso de drogas (Bornstein, et al., 2013). Tambi�n enfatizamos el establecimiento de mejores estrategias de acercamiento con padres de familia, docentes y directivos de los preescolares, para concientizar sobre la importancia de la correcta estimulaci�n sensorial, principalmente en la motricidad gruesa a trav�s de la educaci�n f�sica y/o el ejercicio (Merrick, et al., 2017), as� como la estimulaci�n de las funciones mentales superiores (autocuidado, independencia, empat�a, memoria, atenci�n y funciones ejecutivas), y la reducci�n de la sobreprotecci�n y las horas de uso de las tecnolog�as. Por lo tanto, el seguir omitiendo este tipo de pruebas previo al ingreso y durante los continuos a�os de formaci�n inicial, generaran que las prevalencias de ni�os con carencias en el desarrollo contin�en aumentando.
Las debilidades de este estudio incluyen la falta de medici�n de otras variables que pueden aumentar o disminuir el IFP, como la estimulaci�n, disfunci�n en el hogar, malnutrici�n, violencia, agresividad y estado emocional. Las fortalezas incluyen un tama�o de muestra considerable, la accesibilidad y versatilidad de la prueba, as� como la inclusi�n de preescolares sanos y sin caracter�sticas especiales, situaci�n poco frecuente en estudios similares, cuyas poblaciones de estudio son espec�ficas y particulares. No se reportaron conflictos de inter�s por parte de ninguno de los autores. Por otro parte, la selecci�n del instrumento (la prueba del DFH) utilizado durante el presente estudio, se bas� principalmente en la factibilidad y accesibilidad hacia la muestra seleccionada, este instrumento ya ha sido ampliamente utilizado y validado para distintas poblaciones, en las que en algunos casos se ha demostrado su correlaci�n con otras pruebas diagn�sticas m�s complejas (Springer, et al., 2020; Zeegers, et al., 2009; Hamilton, 2006; Baraheni, et al., 2018; Rinaldi, & Alves, 2014; Fern�ndez-Nistal, et al., 2018; Senol, & Ochilbek, 2020; Piotrowski, 2015; Troncone, et al., 2021). No obstante, estamos conscientes de las limitantes propias de la prueba del DFH, sin embargo, para las finalidades de este estudio, aunado a la necesidad de estimaci�n del desarrollo hacia otras poblaciones similares en otras regiones,� consideramos que esta prueba es adecuada.
En conclusi�n, en la poblaci�n estudiada, uno de cada cuatro preescolares presenta un nivel de desarrollo por debajo de lo esperado para su edad, siendo los preescolares de ESM los que presentan mayores puntajes del IPF. Asimismo, se detect� que el IFP tiene relaci�n el sexo masculino, mayores edades y grado escolar. Adem�s, resaltamos que existe una importante necesidad de implementar programas de capacitaci�n para promover el desarrollo de la motricidad gruesa y las funciones mentales superiores dentro del hogar y en las escuelas, con el objetivo de proveer de est�mulos positivos del en el desarrollo de los preescolares. En la actualidad, es apremiante la mejora de una cultura de vigilancia continua del desarrollo cognitivo dentro de las instituciones educativas, que permita ubicar a los preescolares en riesgo y que estos puedan obtener un diagn�stico presuntivo precoz y tratamiento oportuno, para asegurar que puedan alcanzar su potencial, as� como mejorar la calidad de vida de los ni�os y de sus familias.
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