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orina, creando un ambiente propenso para el crecimiento bacteriano, a esto también se le suma la falta
de acceso a servicios de salud y condiciones de vida adversas (Freire et al., 2023).
En Ecuador, la prevalencia de infecciones urinarias en mujeres gestantes es del 7.25% por cada 10,000
personas, situándose entre las diez principales causas de morbilidad en la población del país (Fuentes-
Sánchez et al., 2024). Estas infecciones pueden ser altas y bajas, manifestándose como bacteriuria
asintomática, cistitis aguda y pielonefritis, cada una con diferentes implicaciones para la salud de la
madre y el feto (Fretes Martín et al., 2020).
La bacteriuria asintomática es la presencia de bacterias en la orina sin síntomas evidentes, es una
condición común durante el embarazo y puede evolucionar a formas más graves de IVU si no se trata.
La cistitis aguda se manifiesta con síntomas como disuria, polaquiuria, puede provocar malestar
significativo y complicaciones adicionales si no se maneja adecuadamente, la infección puede progresar
a pielonefritis, siendo una infección más severa que afecta los riñones, causando hipertermia, escalofríos
y dolor en la espalda o el costado, puede llevar a complicaciones graves como sepsis, insuficiencia renal
aguda y parto prematuro, constituyendo una urgencia médica que requiere intervención inmediata
(Víquez et al., 2020).
Todas estas patologías están principalmente ligadas a microorganismos gramnegativos que colonizan
el tracto urinario. Entre los agentes patógenos más prevalentes se encuentran Escherichia coli, Proteus
mirabilis, Klebsiella pneumoniae, Enterobacter spp., y Pseudomonas aeruginosa, que pueden provocar
infecciones urinarias de diversos grados de severidad. Otros microorganismos, como Staphylococcus
saprophyticus, Gardnerella vaginalis, y Ureaplasma urealyticum, aunque menos comunes, también
pueden estar involucrados (Erreyes et al., 2023). En términos de etiología, Escherichia coli y
Staphylococcus spp. son los gérmenes causales más comunes, siendo la Escherichia coli responsable
del 75-95% de las cistitis agudas no complicadas y del 80% de los casos de pielonefritis aguda (Fuentes-
Sánchez et al., 2024).
Estas infecciones pueden tener consecuencias significativas también para la salud fetal, incluyendo bajo
peso al nacer, muerte fetal, anemia, sepsis y síndrome de dificultad respiratoria aguda (Suárez et al.,
2023). En neonatos nacidos de madres con este tipo de infección, la probabilidad de desarrollar sepsis
neonatal es 6.17 veces mayor en comparación con aquellos nacidos de madres sanas (Ruiz et al., 2020).