La participaci�n pol�tica del pueblo mexicano en el movimiento de la cuarta transformaci�n

 

Eliseo Cruz Aguilar

[email protected]

Instituto de Investigaciones Sociales y Humanas.

 

Policarpo Chac�n �ngel

[email protected]

Escuela Normal de Educaci�n Preescolar de Oaxaca

 

 

RESUMEN

En el presente art�culo se expone el an�lisis del movimiento de transformaci�n de la vida p�blica del pueblo mexicano denominado �Cuarta transformaci�n�, apoyado fundamentalmente en una de las obras pedag�gicas de orientaci�n marxista m�s conocidas en todo el mundo: la Pedagog�a del Oprimido de Paulo Freire. Para la redacci�n del mismo, metodol�gicamente se delimit� el objeto de reflexi�n y se dise�� el esquema de investigaci�n, se determinaron y analizaron las fuentes de informaci�n y se redact� el art�culo. Para darle un mayor sustento te�rico, se utilizaron algunas categor�as del pensador prusiano, Karl Marx, as� como del corpus te�rico marxista para explicar la realidad hist�rica concreta que vive el pueblo mexicano. El an�lisis se realiza en la visi�n liberadora de un proyecto que surge como una respuesta �tica, pol�tica, econ�mica, hist�rica, ante la l�gica del proyecto neoliberal puesta en pr�ctica por una minor�a que ha dominado e impuesto su ideolog�a.

 

Palabras clave: transformaci�n; di�logo; pueblo; oposici�n; conciencia.

 

 

 

 

 

 

 

The political participation of the mexican people in the movement of the fourth transformation

 

ABSTRAC

This article presents an analysis of the movement for the transformation of the public life of the Mexican people called �Fourth transformation�, based mainly on one of the most well-known Marxist-oriented pedagogical works in the world: the Pedagogy of the Oppressed by Paulo Freire. For the writing of the same, methodologically the object of reflection was delimited and the research scheme was designed, the sources of information were determined and analyzed and the article was written. To give it greater theoretical support, some categories of the Prussian thinker, Karl Marx, as well as the Marxist theoretical corpus will be used to explain the concrete historical reality that the Mexican people live. The analysis is carried out in the liberating vision of a project that arises as an ethical, political, economic, historical response, before the logic of the neoliberal project put into practice by a minority that has dominated and imposed its ideology.

 

Keywords: transformation; dialogue; town; opposition; conscience; class struggle.

 

 

 

Art�culo recibido:� 20 diciembre. 2021

Aceptado para publicaci�n: 10 enero 2022

Correspondencia:  [email protected]

Conflictos de Inter�s: Ninguna que declarar

 

 

 

 

A partir del trabajo colaborativo de los autores; metodológicamente se delimitó el objeto de reflexión, se diseñó el esquema de investigación, se determinaron y analizaron las fuentes bibliográficas. Participaron de manera conjunta en la discusión, redacción y revisión crítica del manuscrito.

 

 

 

INTRODUCCI�N

Parafraseando a Marx, es posible decir: �Un fantasma recorre Latinoam�rica partiendo de M�xico, el fantasma de la esperanza y el optimismo cr�tico�. Tomando como punto de referencia la lectura del texto de corte marxista del pedagogo brasile�o Paulo Freire, Pedagog�a del oprimido, en este art�culo, se hace un an�lisis de la transici�n pol�tica que vive el pueblo mexicano con el proyecto denominado �Cuarta transformaci�n� dirigida por el presidente, Andr�s Manuel L�pez Obrador (AMLO), a trav�s de la participaci�n y el apoyo del pueblo mexicano que vive un proceso de concienciaci�n y de lucha pol�tica, econ�mica e ideol�gica.

La cuarta transformaci�n puede ser entendida como un movimiento pac�fico que tiene como prop�sito mejorar sustancialmente la vida econ�mica, pol�tica, social y cultural de M�xico, tarea que requiere de la participaci�n de todos los sectores de la sociedad, pues implica todo un conjunto de acciones para reformar las leyes, reformar las instituciones, combatir la corrupci�n, distribuir de la mejor manera el ingreso entre otras; sin embargo, a pesar del gran esfuerzo por parte del Presidente de la Rep�blica este movimiento ha encontrado un enorme obst�culo por parte de la clase conservadora del pa�s, clase social que se dedica a denostar e intentar por todos los medios, frenar este proyecto de naci�n, y s�lo se dedican a subestimar al motor m�s importante que tiene este pa�s, que es el pueblo de M�xico, como bien lo mencion� el diputado Fern�ndez Noro�a en la c�mara de diputados (2021).

En este contexto, la intenci�n del presente art�culo no es repetir a Freire, a Marx o al corpus te�rico marxista, sino m�s bien, utilizar estos discursos para analizar la vida econ�mica, pol�tica y social de M�xico desde la lucha de clases: opresores y oprimidos.

LA LUCHA DE CLASES

Opresores

Hist�ricamente, las sociedades se han dividido en dos clases antag�nicas: amos y esclavos, nobles y siervos, feudales y burgueses, burgueses y proletarios, poseedores y despose�dos; la simplificaci�n de estas contradicciones de clase se presenta, seg�n el brasile�o Paulo Freire, en opresores y oprimidos. Cu�nta raz�n tuvieron Marx y Engels (1976), al se�alar en El Manifiesto del Partido Comunista que: �La Historia de todas las sociedades hasta nuestros d�as, es la historia de las luchas de clases� (pp. 99-140). Actualmente, la Globalizaci�n, su modelo neoliberal y su burgues�a han simplificado estas contradicciones de clase en: ricos y pobres, donde los primeros cada vez son m�s ricos y los segundos cada vez son m�s pobres.

En este sentido, cuando el pedagogo Freire se apropia y utiliza las categor�as de opresor y oprimido, las emplea desde la perspectiva marxista de lucha de clases, sintetiza de esta manera las relaciones sociales de producci�n que se han presentado a lo largo de la historia como relaciones sociales de explotaci�n, relaciones que se han llevado a cabo entre amos y esclavos, se�ores y siervos, burgueses y proletarios que, hist�ricamente han sido antag�nicas porque confrontan, ya sea de manera abierta o velada, los intereses de clase, por una parte la de �los opresores que es reproducir las relaciones de producci�n como relaciones de explotaci�n y por la otra, la de los oprimidos que es la de abolir el sistema que les oprime mediante diversas luchas sociales que han emprendido en diversas partes del mundo.

Tomando como referencia el planteamiento freiriano, cuando se emplea la categor�a de opresor para llevarlo al contexto pol�tico mexicano, se hace referencia a una �lite pol�tica y econ�mica �rapaz y parasitaria, lacayos del capital extranjero� como la ha caracterizado el Presidente L�pez Obrador, esta caracterizaci�n es porque desde el poder econ�mico y pol�tico que hab�an ostentado con la anuencia de los gobiernos federal y de las entidades federativas afines a esta �lite, han perpetuado el estado de opresi�n de la inmensa mayor�a del pueblo mexicano, esta �lite pol�tica y econ�mica como se�al� AMLO (2005) en su discurso de desafuero, se han considerado �amos y se�ores de M�xico, quienes dominan y mandan en la c�pula del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acci�n Nacional (PAN)�, o como �l mismo sintetiz� de manera precisa en su discurso de campa�a para las elecciones del a�o 2018, el PRIAN, mezcla de las siglas de los dos partidos pol�ticos arriba mencionados, y que en el a�o 2021, para contender en las llamadas elecciones intermedias, pegaron en sus filas al Partido de la Revoluci�n Democr�tica (PRD), los dos primeros utilizando al tercero para satisfacer sus intereses pol�ticos, econ�micos e ideol�gicos.

La derecha conservadora como actualmente se le conoce, es la minor�a de la sociedad mexicana, que con su poder econ�mico hab�a mantenido el control pol�tico e ideol�gico al utilizar los aparatos generadores de conciencia como son: la escuela, los partidos pol�ticos, las asociaciones civiles, los sindicatos, las organizaciones empresariales, la prensa, la radio, la televisi�n, la iglesia, las instituciones jur�dicas, las organizaciones pol�ticas y militares, entre otras, pero que con el triunfo de la Cuarta Transformaci�n, este control se ha venido minando, raz�n por la cual han emprendido la campa�a de desprestigio en contra del gobierno actual.

Si bien es cierto que a partir del 2018 la derecha conservadora perdi�, parte de su poder pol�tico, es de reconocer que mantiene bajo su control a una parte de la clase intelectual, actualmente catalogados como �chayoteros�, �paleros�, o como Gramsci (1967) denomina como �intelectuales org�nicos�, quienes vali�ndose de la fuerza que tienen como medios de informaci�n, han emprendido una intensa campa�a de desinformaci�n, intencionalmente de manera acr�tica e ingenua de la realidad pol�tica que vive el pueblo mexicano.

Tanto la derecha conservadora como sus intelectuales org�nicos, ante el repudio de la mayor�a del pueblo mexicano, han comenzado la llamada campa�a del odio tratando por todos los medios de reproducir su ideolog�a para formar conciencias pasivas y pensamientos inaut�nticos, como dice Freire (2005): ��su lenguaje no sintoniza con la situaci�n concreta de los hombres a quienes hablan� ( p. 117), porque no piensan con el pueblo, m�s bien, piensan por �l, adem�s recurren a dictados que son violentos desde su esquema jer�rquico vertical, obstaculizan su emersi�n e inserci�n cr�tica en la cosa p�blica. Lo anterior significa que, para la oposici�n, es absurdo e incluso inmoral, que el pueblo ejerza su derecho a la participaci�n en el ejercicio democr�tico para la transformaci�n de la vida p�blica del pa�s.

Durante d�cadas, la derecha conservadora mantuvo el control total del poder pol�tico y lo emplearon para la reproducci�n de las relaciones de producci�n, esos a�os sirvieron tambi�n para agudizar las contradicciones que este sistema gener� y visualiz�, pues durante ese tiempo el grupo minoritario cre� enormes fortunas a trav�s de evasi�n de impuestos, fraudes, transacciones il�citas, explotaci�n irracional de los recursos naturales, reparto del territorio, salarios exorbitantes, entre otros, frente a una inmensa mayor�a que sobrevive en condiciones deplorables, con salarios de hambre, destrucci�n de la vida y cat�strofes ecol�gicas, �en fin, una serie de condiciones marcadamente injustas e inhumanas.

La burgues�a y sus aliados, han llegado a emplear mecanismos para desactivar el germen de la conciencia de clases y con ello la confrontaci�n franca y abierta entre las clases sociales. Es importante se�alar que la burgues�a y sus aliados emplean la categor�a de �clase media�, la cual, seg�n Harnecker (1979) es definida �� en funci�n de los bienes materiales con que cuenta cada uno de estos grupos, lo que depende en gran medida de sus ingresos� (p. 6), y no en funci�n y relaci�n directa con los medios de producci�n, inclusive no es por el nivel de ingreso econ�mico, sino por el nivel de consumo, independientemente de las formas a las que tengan que recurrir para realizarlo.

Hoy en d�a, el presidente de la Rep�blica ha implementado un discurso, que por cierto es catalogado por la clase conservadora como discurso de odio y de polarizaci�n, discurso para activar la conciencia de lucha pol�tica y social, donde se explicita la evidente divisi�n de clases sociales que los privilegiados han hecho creer como natural desde una visi�n fatalista de la vida, es un discurso que lleva impl�cito una lucha econ�mica e ideol�gica a partir del di�logo y del conocimiento de las verdaderas necesidades del pueblo marginado, un discurso que denuncia la desigualdad y la injusticia, y no un discurso que encubre y justifique las enormes desigualdades, o un discurso de privilegiados que estigmatiza a los desarropados del mundo como �perezosos�, �briagos�, o como �un simple problema de envidia� como expres� el periodista Sergio Sarmiento en el programa La octava, quien representa y defiende los intereses de la clase favorecida.

En el ambiente pol�tico que prevalece en M�xico se observa bien marcada esta lucha de clases entre oprimidos y opresores, donde estos �ltimos se unen con descaro en defensa de sus privilegios, haciendo uso de artima�as y golpeteos pol�ticos cercanos a un golpe de Estado silencioso. Cualquier restricci�n a sus privilegios les parece una �profunda violencia a su derecho de vivir� (Freire, 2005, p. 59). Opresores que tachan al actual presidente como dictador, tirano, �un peligro para M�xico�, un �enfermo de poder�, que manejan el truco de llamar populismo o paternalismo a lo poco que se destina en beneficio de las mayor�as oprimidas, pero en cambio nombran fomento o rescate a lo mucho que se entrega a las minor�as rapaces (L�pez Obrador, 2005), ellos son quienes desde la l�gica del neoliberalismo, entregaron los recursos naturales al capital financiero extranjero, capital que tambi�n someti� �� a la salud, educaci�n y seguridad social al modelo de negocios del gran capital� (De Sousa Santos, 2020, p. 67), maquillaron estad�sticas de crecimiento de empleo, de salarios, de calidad de vida y de inversi�n econ�mica para M�xico. �El dinero es para ellos, la clase privilegiada, la medida de todas las cosas y el lucro, su objetivo principal� (L�pez Obrador, 2005).

Actualmente, la clase conservadora es la que acusa de dictador al presidente de la Rep�blica, pues encubren sus intereses de clase con un discurso de aparente devoci�n por la libertad, la paz y la justicia social, pretenden aparecer ahora como salvadores de la miseria y de un r�gimen de terror que promovieron estando en el poder, lo �nico que les interesa es salvarse a s� mismos, son ellos quienes pretenden seguir entregando y devor�ndose al pa�s. Alianza pol�tica conservadora que si bien comparten intereses en com�n los distingue el hecho de �� que los dirigentes priistas son corruptos y c�nicos, en tanto que los jerarcas panistas, son corruptos e hip�critas� (L�pez Obrador, 2017, p. 85).

�Oprimidos

Marx y Engels, definen al proletariado como �� la clase de los trabajadores asalariados modernos que, privados de medios de producci�n propios, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo� (Marx y Engels, s/f, p. 30). Engels por su parte, en los �Principios del comunismo� (s/f), define al proletariado como ��la clase social que consigue sus medios de subsistencia exclusivamente de la venta de su trabajo� (p. 69), el proletario, contin�a diciendo Engels, ��tiene que venderse �l mismo, cada d�a y cada hora� (p.� 72), es en un lenguaje metaf�rico freiriano, una mercanc�a errante. En este sentido, Paulo Freire (2005), menciona que los oprimidos son seres a los que se les ha negado su vocaci�n ontol�gica de ser m�s �� en la injusticia, en la explotaci�n, en la opresi�n, en la violencia de los opresores� (p. 40). Seres que han introyectado la figura del opresor en su conciencia, dualidad que sufren en la inautenticidad de su ser. Tarde o temprano, la negaci�n que hacen los opresores de los oprimidos, los llevar� a luchar por su liberaci�n.

El proletariado es un �sujetos�cosa� del sistema neoliberal que, de acuerdo con Covarrubias (1995a), es el modelo ideal de hombre dentro de la concepci�n burguesa del mundo, sujetos con un predominio de referentes m�gico�religiosos y pr�ctico�utilitarios que encajan a la perfecci�n en un engranaje que los necesita as�, como ��cosas que consumen cosas y producen cosas� (Covarrubias, 1995a, p. 37). Sujetos formados desde los aparatos formadores de conciencia al servicio del Estado y de los intereses de la clase dominante, moldeados desde un sentido de pertenencia a una sociedad que conscientes o no, los denigra, rechaza y discrimina, educados unilateralmente para que piensen poco, adem�s que son bombardeados por los medios masivos de comunicaci�n para que consuman mucho y sin criterio.

Para Freire (2005), el oprimido es un �ser dual�, un ser inaut�ntico, un ser que ha interiorizado a tal grado a su opresor, que su conciencia es una conciencia opresora, no localiza concretamente a su opresor y mucho menos a la situaci�n que les oprime, enajenado en el sistema, incluso se convierte en un f�rreo defensor de �sta, producto elaborado de la ideolog�a y de los intereses de la clase conservadora. Su visi�n fatalista del mundo lo desactiva pol�ticamente, convirti�ndolo en un simple espectador, sujeto acr�tico, apol�tico y aepist�mico.

Los pobres son quienes por d�cadas han sido violentados econ�mica pol�tica e ideol�gicamente, �los nadies� como les denomina Eduardo Galeano (1989), a quienes se les ha negado su �vocaci�n ontol�gica de ser m�s�, perseguidos y desaparecidos, desterrados y olvidados, son ellos el resultado de una violencia sist�mica de un sistema de justicia con sus representantes que ��en vez de proteger al d�bil solo sirven para legalizar los despojos que comete el fuerte� (L�pez Obrador, 2005). Porque la visi�n que los opresores tienen de los oprimidos es la de domesticarlos desde su �falsa generosidad� que se nutre por la miseria y la ingenuidad pol�tica y econ�mica. Mientras que la actividad del opresor es mantener el estado de cosas que abonan a sus privilegios, el oprimido tiene la tarea hist�rica de liberar liber�ndose, no es dejar de ser oprimido para convertirse en opresor, es humanizar las relaciones sociales que antes fueron relaciones de explotaci�n y sumisi�n.

Superaci�n

La toma de conciencia del pueblo, para la clase conservadora representa una verdadera amenaza para sus intereses, no es casualidad que por este motivo emprendan acciones de desprestigio, tales como el control de los medios de informaci�n para crear entre la poblaci�n un ambiente de confusi�n y desinformaci�n, ya que tienen temor que el pueblo conozca la verdadera realidad que se oculta en esta desinformaci�n, a su vez, cuando el pueblo empieza a concientizarse se le cataloga como subversivo.

En contraposici�n, la violencia con la que se expresan los oprimidos es equiparable a la intimidaci�n que los sojuzga, esta reacci�n es el resultado de un sistema socioecon�mico que ha implementado el neoliberalismo para oprimirlos y excluirlos. Actualmente en M�xico, el presidente de la Rep�blica, ha emprendido un movimiento en defensa de los pobres como �l les llama, desde su discurso con el que problematiza la realidad, adem�s desde el liderazgo que se ha ganado a pulso, promueve la concienciaci�n del pueblo oprimido

El presidente mexicano es promotor de un di�logo cr�tico y transformador, pues su palabra y sus acciones, son testimonio de esta congruencia, adem�s, es promotor de la participaci�n democr�tica del pueblo, pues sabe bien que solo con el consentimiento y participaci�n decidida del pueblo oprimido se fortalecer� la verdadera actividad democr�tica, y solo de esta manera se alcanzar� la deseada transformaci�n.

Para comprender la lucha ideol�gica, apol�tica y ahist�rica que han emprendido los intelectuales de derecha, es necesario recuperar la categor�a pueblo, no como una categor�a geogr�fica�territorial o econ�mica, ��sino como categor�a estrictamente pol�tica� como (Dussel, 2007) sugiere, y que por cierto la considera, con afinidad al pensamiento gramsciano, �como el bloque que lucha contra la opresi�n, adem�s resalta la premisa de que la ideolog�a dominante es la ideolog�a de clase burguesa, y que por tanto, es est�tica y pasiva, adem�s justifica y encubre el orden establecido como orden natural; en este sentido, la categor�a pueblo, incluye la conciencia de clase de los oprimidos, formada tanto por los intereses espont�neos como por los intereses estrat�gicos a largo plazo.

Nadie puede negar que los pobres son quienes se encuentran en hacinamiento en las vecindades populares, se establecen en las colonias marginadas, asisten a las escuelas p�blicas, carentes de los servicios m�s indispensables, laboran en f�bricas con prolongadas jornadas de trabajo con sueldos miserables, muchas veces sin las condiciones m�nimas de seguridad y sin las prestaciones sociales m�s elementales, venden su fuerza de trabajo en los grandes campos de cultivo donde solo asisten por temporadas y en ocasiones son enga�ados y maltratados.

No puede perderse de vista que los pobres forman parte del pueblo, como dice Fidel Castro (1953) el pueblo es:

La gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos enga�an, la que anhela una patria mejor y m�s digna y m�s justa; la que est� movida por ansias ancestrales de justicia por haber padecido la injusticia y la burla generaci�n tras generaci�n, la que ans�a grandes y sabias transformaciones en todas las �rdenes y est� dispuesta a dar para lograrlo cuando crea en algo o en alguien, sobre todo cuando crea suficientemente en s� misma, hasta la �ltima gota de sangre�. (p. 11).

La burgues�a le ha perdido totalmente el respeto a los pobres y sol� los han utilizado para sus intereses particulares, sobre todo en las contiendas electorales, pues mediante falacias, les han enga�ado y manipulado, y no solo eso, sino que adem�s se indigna ante el aumento del salario m�nimo, el aumento a las pensiones de los adultos mayores, el recorte de presupuestos a instituciones que trabajaban bajo la l�gica del neoliberalismo, por esta raz�n crearon fidecomisos para aparentar justificar los desv�os de dinero a sus enormes cuentas bancarias, por esta raz�n, en defensa de los pobres dice L�pez Obrador, (2006): ��al diablo con sus instituciones� pero aquellas que no son ni trabajan para el pueblo.

En palabras de Gramsci, citado por Dussel (2007), �Si la clase dominante ha perdido el consenso, no es m�s clase dirigente, es �nicamente dominante, detenta la pura fuerza coercitiva, lo que indica que las grandes masas se han alejado de la ideolog�a tradicional� (p. 6). Actualmente en M�xico, con la llegada de L�pez Obrador a la presidencia de la Rep�blica, la clase dominante perdi� su hegemon�a, viven momentos de desesperaci�n y, para recuperarla, recurren a trucos sof�sticos, por eso emplean la categor�a de populismo como �cr�tica pol�tica conservadora sin validez epist�mica�, (Dussel, 2007, p. 2), la cual utilizan para criticar una serie de medidas que no favorecen sus intereses de clase, las que se oponen a la l�gica del neoliberalismo rapaz y entreguista con la que hac�an jugosos negocios, quienes acusan de populismo les preocupa ahora el despertar de las conciencias del verdadero pueblo que empieza a recobrar su dignidad al tomar conciencia de su opresi�n y que lucha, a pesar del bombardeo de referentes fatalistas, por su liberaci�n pac�fica, pues ha empezado a encontrar en la cr�tica pol�tica, el arma necesaria para su lucha y su permanente liberaci�n, ha empezado a comprender que ��la superaci�n no se logra en el acto de consumir ideas, sino de producirlas y transformarlas en la acci�n y la comunicaci�n� (Freire, 2005, p. 135).

DI�LOGO Y ANTIDI�LOGO

Antigialogicidad

Desde la perspectiva de Althusser (1985), los Aparatos Ideol�gicos del Estado, siguen jugando un papel en extremo importante en la formaci�n de las conciencias, el enorme poder del �aparato ideol�gico escolar, en su falsa neutralidad, abona por mantener el estado de cosas a partir de la desactivaci�n pol�tica o la formaci�n apol�tica de las conciencias, mitificando la realidad mediante un discurso ret�rico de igualdad y fraternidad y, sobre todo, de valor a la meritocracia: �el pobre es pobre porque quiere�, �los empresarios son ricos porque son inteligentes y trabajadores�, �todos somos iguales ante Dios y ante la ley�, �que robe pero que haga algo�, son sentencias que han venido a marcar a un r�gimen que anuncia a la corrupci�n como un fen�meno cultural y no como parte de su decadencia.�

Por otro lado, se acusa y condena al sujeto que ha dejado de ser espectador para asumir la realidad como compromiso, asimismo apelan a la armon�a social, incluso mediante el uso de s�mbolos nacionales y patrioterismo vulgar, pero la �nica armon�a que le interesa a los conservadores, es la que protege sus intereses, y cuando estos se ven amenazados, los encubre como inter�s de la naci�n mediante pactos y alianzas, pretendiendo aparecer como los salvadores de la democracia que tanto han pisoteado.

En este sentido, para un ejercicio antidial�gico y antidemocr�tico, el neoliberalismo ha promovido la constituci�n de un sujeto acr�tico y apol�tico, entendi�ndose por apol�tico a un sujeto al cual se le ha impuesto mediante comunicados, una visi�n est�tica y pasiva de la realidad, fatalista, con fuertes referentes m�gicos�religiosos, pero el sujeto apol�tico no lo es como dice Freire (2011), por su �� incapacidad, de su poca inteligencia, de su apat�a� (p.14), sino que m�s bien, �l es el reflejo de las condiciones estructurales de un pa�s que soport� el yugo de un r�gimen corrupto e impune y que, hasta el d�a de hoy, sufre sus consecuencias.

As�, la antidialogicidad del viejo r�gimen en M�xico se caracterizaba y sigue caracteriz�ndose por una aparente defensa de la democracia por parte de los conservadores, que los torna violentos y exhibe su falso amor al pueblo, ya que les preocupa m�s apagar las conciencias y las voces como denuncia, defensa que se establece a partir de un liderazgo sectario y alejado de la visi�n del mundo de la inmensa mayor�a conformada por la clase oprimida, porque con un discurso demag�gico han logrado durante d�cadas mimetizarse entre los oprimidos y mimetizarlos con los intereses de una minor�a indiferente y ruin, logando as� una aparente estabilidad a su opresi�n. Pero todo ese �verbalismo alienado y alienante� (Freire, 2005, p.77), que jam�s ha problematizado la realidad, est� llegando a su fin, ese discurso que obstaculizaba la verdadera comunicaci�n, propio de los opresores que s�lo encontraba eco en la cultura del silencio propia de los oprimidos.

Dialogicidad

El dialogo, de acuerdo a la reflexi�n de� Ernani Fiori (2005) ��es un movimiento constitutivo de la conciencia� (p.21), es una expresi�n dial�ctica repleta de contenido de dos conciencias que asumen la realidad como compromiso y proyecto, di�logo que problematiza la realidad y al problematizarla la convierte en un movimiento dial�ctico cr�tico, que permite reconocer y asumir la conciencia y los intereses de clase, �la de la clase oprimida�, cuyos intereses se configuran como acci�n concreta y como praxis. Advierte Freire, los hombres no se hacen en el silencio, se hacen en la pronunciaci�n de la palabra, en la lectura colectiva del mundo, palabra que asume el compromiso de transformar el mundo, denunci�ndolo; un di�logo que unifica y organiza, que desmitifica y desaf�a la realidad, un di�logo que se compromete a la transformaci�n de la realidad hist�rica concreta en beneficio de la inmensa mayor�a.

A pesar de las campa�as desinformativas de los conservadores, mediante el uso del poder medi�tico, pretenden, al grado de la inmadurez pol�tica e ideol�gica y con evidente arrogancia de superioridad econ�mica, aproximarse al pueblo mexicano como pretendi� Eduardo Caccia al escribir para el diario Reforma, ��mediante la imitaci�n discriminatoria y clasista de lo que entienden como �habla popular�, cr�tica period�stica que hizo Julio Hern�ndez en su columna Astillero del peri�dico La jornada� (Astillero, 2021), posici�n econ�mica privilegiada que los lleva incluso a� criticar la dignificaci�n de la asistencia social y con ello, el bienestar de los menos favorecidos. Pensar y hablar desde su posici�n de clase y no en funci�n de la realidad hist�rica, ignorar y ridiculizar al pueblo mexicano, quien durante d�cadas sufri� vejaciones de todo tipo, ha venido formando su conciencia colectiva hist�rica, que puede ser categorizada como ��sencilla pero implacable� (Castro, 1953, p.26); que lo �nico que logran con sus discursos desesperados es hacer m�s evidente la verdadera polarizaci�n del pa�s que se gesta desde su posici�n e inter�s de clase. El di�logo es causa y consecuencia del hombre liber�ndose, de hombres en proceso de emancipaci�n pol�tica, con el di�logo no se obstaculiza la comprensi�n cr�tica de la totalidad, di�logo como rendici�n de cuentas, di�logo franco y abierto que exige humildad y respeto para el otro, para la otra conciencia que pronuncia su palabra con responsabilidad, compromiso y libertad.

 

 

FORMACI�N POL�TICA

Conciencia de clase

La lucha de clases como el motor de la historia, desde la �ptica de Marx, hace referencia espec�ficamente al modo de producci�n capitalista: la burgues�a y el proletariado, como clases sociales antag�nicas, en el presente an�lisis, se reconoce el car�cter de lucha de clases de la coyuntura pol�tica actual entre estas dos clases sociales y su reivindicaci�n revolucionaria, porque se resalta su importancia como un proceso constitutivo de la conciencia, esto es, desde un proceso de conformaci�n del bloque de los oprimidos en relaci�n con su posici�n en el modo de producci�n capitalista, as� como de la identificaci�n personal y la de sus miembros desde sus condiciones objetivas de su situaci�n real, la de su organizaci�n y unificaci�n y, desde luego, la lucha por sus intereses de clase. De igual manera se hace necesario precisar este car�cter de lucha hist�rica porque reconocer el tipo de opresi�n y violencia que viven los oprimidos, bajo el yugo de la clase dominante y, por tanto, reivindicar su lucha revolucionaria.

Cuando por intereses personales o de grupo se trata de fragmentar la lucha de la clase oprimida, se sigue, inconscientemente, manteniendo el estado de cosas que beneficia a la clase privilegiada, no es casual que la misma clase conservadora,� pretenda desprestigiar con infiltrados, cualquier movimiento que trata de reivindicar la lucha de cualquier gremio, como la de los profesores, feministas, obreros, estudiantes, que aunque son movimientos aislados y �en algunos casos espont�neos, siempre abren paso a nuevas formas de resistencia; en este mismo sentido puede decirse que la �lite pol�tica�empresarial, trata de unirse sin descaro a las luchas pero solo para salvaguardar su intereses de clase, ante el temor de que la Cuarta transformaci�n siga avanzando.

Es justo reconocer que la Cuarta transformaci�n ha tenido errores, pero que no son por falta de coherencia y compromiso pol�tico, sino de gente oportunista que se ha infiltrado en sus filas y que ha llegado inclusive a ocupar cargos de elecci�n popular, con la intenci�n de rapi�a, y que lejos de beneficiar al movimiento reivindicador, le causa mucho da�o porque siempre es aprovechado para evidenciarse por parte de los conservadores. Lo que apremia es se�alar la urgencia de organizar y unificar la lucha de la clase oprimida contra un orden estructural que se resiste a desaparecer y que utiliza a los poderes facticos como herramienta de lucha.

 

Formaci�n pol�tica: o educar para la libertad

Para contrarrestar el poder de los privilegiados, Freire propone un proceso de alfabetizaci�n a partir de una visi�n pol�tico-liberadora, que problematice la realidad y abogue para que el oprimido pronuncie su palabra como denuncia. En M�xico, a partir del a�o 2018, con el triunfo del Lic. L�pez Obrador, la clase conservadora fue perdiendo el poder pol�tico que se adjudicaron; si bien, este triunfo no fue �nicamente perder gran parte del poder pol�tico, sino que tambi�n represent� una derrota que fue ocasionada por un proceso de concienciaci�n pol�tica. Es indiscutible que el despertar y la transici�n hacia una conciencia cr�tica, por parte de la clase oprimida, representa una verdadera amenaza para la clase conservadora del pa�s, porque empezaron a ponerse en riesgo sus privilegios pol�ticos y econ�micos, pero sobre todo, empez� a cuestionarse el monopolio de la palabra que era exclusividad de la clase dominante, monopolio que durante muchos a�os usaron para distorsionar la realidad pol�tico�econ�mica del pa�s, ��guiado por los apetitos de la �lite que estaba sobre �l� (Freire, 2011, p.39).

En este sentido, el poder pol�tico se ha valido de las instituciones escolares para reproducir las estructuras sociales que oprimen a la inmensa mayor�a del pueblo con discursos que solo mantienen la pasividad de los educandos frente a una realidad que exige un compromiso educativo-pol�tico serio y fundamentado. Pocos son los educandos que cuestionan a sus educadores, como pocos son los ciudadanos que hacen lo mismo con sus l�deres pol�ticos, pues esta falta de criticidad es consecuencia de la �educaci�n bancaria� (Freire, 2005, p. 80), como instrumento de opresi�n con la que fueron formados en la escuela p�blica. Si la educaci�n actual atendiera las sugerencias del pedagogo brasile�o de practicar el acto de estudiar como un acto cr�tico�pol�tico, como movimiento de transformaci�n y como acto de rebeld�a y de humildad, todos aprender�amos de todos mediado por la realidad hist�rica pol�tica del pa�s.

As� como Freire luch� contra el analfabetismo del pueblo brasile�o, acto heroico que le cost� la c�rcel y el exilio, hoy se lucha contra el analfabetismo pol�tico arraigado por d�cadas auspiciado por la clase conservadora; hoy en d�a, el analfabeto pol�tico se desentiende de la realidad que vive, porque considera que su vida es ajena a todos los acontecimientos pol�ticos, adem�s ha llegado al extremo de odiar la pol�tica porque le han ocultado que en ella se encuentra el germen de la trasformaci�n del pa�s.

 

Aporte pedag�gico � pol�tico de la escuela de Par�s

Hay �derrotas que hacen historia�, escribe Armando Bartra (2018), sobre la Comuna de Par�s, y de ella se abstraen algunos aportes pedag�gico-pol�ticos que sirven como eje rector para el proyecto de trasformaci�n de la vida p�blica del pueblo mexicano. La Comuna de Par�s fue el movimiento que, a pesar de su corta duraci�n, sirvi� para desajustar y reconfigurar las conciencias de la clase del obrero parisino y de la clase obrera del mundo entero.

Al respecto, se considera importante destacar los puntos de inflexi�n del movimiento obrero parisino congruentes con la lucha pol�tica, econ�mica e ideol�gica del proyecto de trasformaci�n del pueblo mexicano. Estos mecanismos de lucha fueron empleados por los movimientos que se llevaron a cabo y que fueron y han sido efectivos a favor de la clase social menos favorecida. Entre ellas se encuentra el uso del sufragio como arma pol�tica�revolucionaria contra el estado de cosas burgu�s, ��han transformado el sufragio universal de medio de enga�o que hab�a sido hasta aqu� en instrumento de emancipaci�n� (Marx, 1983, p. 25). Por ejemplo, en M�xico, en el a�o 2018, para la elecci�n presidencial, con un poco m�s de 30 millones de votos, el movimiento encabezado por el entonces candidato Andr�s Manuel L�pez Obrador, arras� en las urnas electorales para despojar del poder pol�tico a la �lite pol�tico�empresarial e iniciar as� el proyecto denominado �La Cuarta transformaci�n� de la vida p�blica del pa�s.

Para infortunio del Movimiento de Regeneraci�n Nacional y del propio presidente de la Rep�blica, no se cuenta con una oposici�n pol�tica que se comporte a la altura del proyecto de transformaci�n, que sin duda, muchos mexicanos est�n esperanzados que este movimiento no sea solo un cambio aparente, sino un movimiento de revoluci�n pac�fica por medio del ejercicio democr�tico, que posibilite el cambio de r�gimen pol�tico a favor del pueblo y para beneficio del proyecto pol�tico de la Cuarta transformaci�n.

La Austeridad Republicana es una de las acciones que m�s molestia ha causado, al menos a la clase privilegiada, sobre todo porque los reg�menes pol�ticos anteriores gozaban de sueldos exorbitantes e incluso de pensiones que resultaban un grave insulto para la clase trabajadora del pa�s, hoy, al menos se pretende emular una de las acciones de la Comuna, la cual consist�a en que todos los funcionarios tuvieran salarios de obrero; actualmente, con la Cuarta transformaci�n, no es algo que se haya logrado, pero ya se dio un buen paso al establecer que todos los funcionarios p�blicos deber�n tener un salario menor al que devenga del presidente.

Ante tal acci�n, algunos funcionarios heredados del r�gimen anterior, hicieron uso del recurso de amparo ante tal medida �populista�, como ellos le llaman, alegando autonom�a o actividades especializadas en su ejercicio laboral, si bien es cierto, lo �nico que hicieron fue evidenciar su inter�s personal y econ�mico por encima de los �intereses del pueblo mexicano; en este mismo sentido, son pr�cticamente los mismos que se escandalizaron con el aumento al salario m�nimo, becas a estudiantes, pensiones dignas a los adultos mayores y discapacitados, entre otros. Sin el af�n de extender el aporte pedag�gico de la Comuna de Par�s, de manera general se menciona la eliminaci�n del outsourcing, hecho que beneficia a la clase trabajadora, la eliminaci�n de pensiones a expresidentes, el pago de impuestos por parte de empresas nacionales y extranjeras, la creaci�n de universidades p�blicas, el rescate de Petr�leos Mexicanos para lograr la soberan�a energ�tica, la formaci�n de una conciencia hist�rica que dignifique la identidad del mexicano con su pasado, presente y futuro.

La Comuna de Par�s, de manera pedag�gica, para Marx, para los marxistas y para el proyecto que hoy vive el pueblo mexicano, muestra, desde su contexto pol�tico lo que se�ala Marx (1983) que �� han cambiado las condiciones de la guerra entre naciones, no menos han cambiado los de la lucha de clases� (p.35). Es por ello, que se hace necesario visibilizar las relaciones de poder, como relaciones de opresi�n, denunciar el despojo sistem�tico y exigir di�logo cr�tico y una epistemolog�a militante, ajeno a cualquier falsa y absurda neutralidad, hay que hacer, como exige Marx (2014), �� la ignominia m�s ignominiosa, public�ndola� (pp. 49 � 50). No se esperan milagros de la Cuarta transformaci�n, se espera una larga e intensa lucha contra la clase privilegiada que se aferra al poder por todos los medios posibles.

El sujeto pol�tico de la 4T

El triunfo del actual presidente de M�xico Andr�s Manuel L�pez Obrador es hist�rico para el pueblo mexicano, porque representa no s�lo una esperanza sino un nuevo rumbo para el Estado mexicano, sus instituciones y la democracia del pa�s; sin caer en descalificaciones o polarizaciones, la Cuarta transformaci�n encabezada por el presidente Obrador, hace un fuerte cuestionamiento al discurso hegem�nico representado por la clase pol�tica neoliberal, como la causante del aumento de la desigualdad econ�mica, la pobreza y la injusticia social, y que ha atentado contra democracia de M�xico. Por su parte, la clase hegem�nica neoliberal ha catalogado al discurso del presidente como populista.

No debe perderse de vista la persistencia de L�pez Obrador y la congruencia de su discurso y sus acciones, ya que desde su primera candidatura del� 2006, las condiciones pol�ticas y sociales no le fueron favorables para el triunfo, sin embargo, esta derrota le sirvi� para seguir luchando por la democracia mexicana, recorriendo todo el territorio nacional y entrar en contacto con las comunidades m�s apartadas del pa�s, donde conoci� de cerca, como ning�n otro personaje, las necesidades reales de la clase oprimida.

El contacto con los pobres y excluidos, junto con su lema: �primero los pobres� le sirvi�, de alguna manera, para iniciar un proceso de m�s acercamiento con el verdadero pueblo mexicano, e iniciar tambi�n un proceso de concienciaci�n, para pasar en el 2018, a ser un candidato altamente competitivo para las elecciones presidenciales. Aunque la lucha de AMLO no ha sido tarea f�cil, porque su lucha no s�lo es contra los partidos pol�ticos tradicionales que, ante la p�rdida de credibilidad y desprestigio, hoy fortalecen su uni�n, aunque atenten contra sus ideolog�as, porque su �nico prop�sito es obstaculizar el gobierno de L�pez Obrador y sus pol�ticas en beneficio de los m�s pobres. No obstante, a pesar de las campa�as de desprestigio implementadas en contra de Obrador, �l sigue contando con el respaldo del pueblo, porque �ste ha comprendido su �� deber imperioso y su derecho indiscutible de hacerse due�os de sus propios destinos, tomando el poder� (Marx, 2003, p.61).

El respaldo del pueblo hacia L�pez Obrador, es muestra de un proceso de concienciaci�n, aunque es importante reconocer que falta formaci�n pol�tica, faltan principios �ticos, porque en el Partido pol�tico del presidente ha habido mucho oportunismo, muchos se han aprovechado de la figura del presidente para ocupar cargos pol�ticos, pero que su desempe�o y sus pr�cticas de rapi�a y corrupci�n, pone en entredicho los principios de no mentir, no robar y no traicionar. Hace� falta m�s autocr�tica y confrontaci�n de ideas, pero no para obstaculizar el desempe�o del gobierno, sino para encausar mejor las pol�ticas sociales, es decir, hace falta m�s participaci�n del pueblo, comprender que la lucha de los conservadores por defender sus intereses, no es m�s que una lucha de clases con un discurso de odio y polarizaci�n, ya que desde la �ptica marxista y de los aportes pedag�gicos de Paulo Freire, las luchas de clases son como las revoluciones, o como se�ala Marx (2003), ���las locomotoras de la historia� (p.151).

Es de reconocer que M�xico est� transitando por un movimiento revolucionario, sin que este implique que forzosamente se recurra a las armas, sino un movimiento de conciencia y participaci�n pol�tica, como el que ocurri� con el proceso electoral del pasado 6 de junio de 2021, donde nuevamente se manifest� el respaldo a la Cuarta transformaci�n, a pesar, como se�ala Marx (2003) del bombardeo de ��burdas invectivas de los lacayos de la pluma�� (p.70). sin el af�n de generalizar, sino de se�alar a cierto grupo de comunicadores que se han encargado de desprestigiar este movimiento, para que la clase privilegiada mantenga el monopolio del gobierno en detrimento de la clase desprotegida, no se puede perder de vista que el pueblo sali� con determinaci�n a ejercer su derecho hist�rico y su compromiso c�vico porque para el pueblo, �La libertad no se mendiga, sino se conquista� (Castro, 1953, p. 39).

CONSIDERACIONES FINALES

La Cuarta Transformaci�n, es un movimiento pac�fico emprendido por el presidente L�pez Obrador, con el apoyo de la inmensa mayor�a del pueblo mexicano que fue demostrado en las elecciones del a�o 2018. Este movimiento de Transformaci�n, al igual que los tres anteriores, no ha sido f�cil desarrollarse, mucho menos para consolidarse, pues tiene su principal enemigo en los l�deres de los partidos pol�ticos, empresarios, periodistas, algunos gobiernos estatales, entre otros, quienes, ante el deseo de recuperar el poder y sus privilegios, auspiciados por su poder econ�mico, emprendieron una fuerte campa�a de resistencia ante las pol�ticas llevadas a cabo por el ejecutivo federal en beneficio del pueblo mexicano

A trav�s de esta campa�a llevada a cabo por la derecha conservadora, han tratado de confundir a la ciudadan�a, sin embargo, esta medida no ha funcionado como ellos esperan, pues en las elecciones intermedias llevadas a cabo el 6 de junio de 2021, donde ten�an como prop�sito derrotar el Movimiento de Regeneraci�n Nacional y como consecuencia al presidente de la Rep�blica para cancelarle todos los programas sociales implementados como parte de su pol�tica, no les result� favorable, lo cual es muestra de que el pueblo mexicano ya no est� de acuerdo con la manera en la que por d�cadas, vivieron bajo la opresi�n y hegemon�a de dos partidos pol�ticos, por esta raz�n el pueblo ha dado un ejemplo de lucha hist�rica, pero sobre todo, pac�fica.

La gesta hist�rica del pueblo mexicano, a pesar de que parte de la prensa nacional y algunos medios internacionales han ayudado decididamente a la clase conservadora como clase dominante, ya no podr� contrarrestar la fuerza de la clase oprimida, porque ya empezaron a percatarse que s�lo fue utilizada por el grupo minoritario para acumular enormes fortunas a trav�s de evasi�n de impuestos, fraudes, transacciones il�citas, explotaci�n irracional de los recursos naturales, reparto del territorio, salarios exorbitantes, entre otros, frente a una inmensa mayor�a que sobrevive en condiciones deplorables, con salarios de hambre, destrucci�n de la vida y cat�strofes ecol�gicas,� en fin, una serie de condiciones marcadamente injustas e inhumanas.

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