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de información con mayor rapidez y precisión que un togado humano, la justicia trasciende el ámbito
del mero análisis técnico.
Elementos como la interpretación, el análisis probatorio, las reglas de la sana crítica y la comprensión
de las particularidades sociales y culturales son esenciales en la toma de decisiones judiciales, puesto
que los contextos sociales son cambiantes con mucha ligereza y, hasta ahora, estas capacidades son
exclusivamente humanas.
Por tanto, la inteligencia artificial y la robótica pueden desempeñar un rol complementario, ayudando
en la identificación de patrones o proporcionando insumos que enriquecen el criterio del juez; sin
embargo, la decisión final, aquella que define el rumbo de un litigio o garantiza la protección de
derechos, debe mantenerse bajo la autoridad de un ser humano, que pueda ver su gestión, eso sí, con
mayor celeridad, gracias al apoyo de las nuevas tecnologías.
Carolina Robino, en su análisis sobre el uso de robots en el ámbito judicial, destaca el papel crucial de
estas herramientas como auxiliares en los procesos de toma de decisiones. Lejos de sustituir al ser
humano en la administración de justicia, estas tecnologías tienen el potencial de optimizar tareas
específicas que requieren análisis extensivo de datos y procesamiento eficiente de información. Robino
señala cómo, en diversos contextos, estas herramientas ya se utilizan para realizar tareas complejas,
ilustrando su aporte en áreas como la evaluación de pruebas, el análisis de riesgos y hasta el cálculo de
fianzas, como ocurre en Estados Unidos. En sus palabras:
Los robots pueden ayudar enormemente a evaluar peritajes, declaraciones testimoniales
y pruebas, a esbozar un perfil de las partes del proceso, evaluar riesgos, proyectar
indemnizaciones, evaluar virtualmente autopsias, comparar sentencias, identificar
criterios, etcétera, ofreciendo todo un nuevo mundo de posibilidades. En Estados
Unidos ya se usan robots con el objeto de calcular las fianzas para una libertad
condicional (ROBINO, Carolina, 2020).
De esta manera, por un lado se destacan los beneficios en términos de eficiencia, como la
automatización de procesos documentales o la predicción de decisiones judiciales; por otro, se plantean
interrogantes fundamentales sobre la responsabilidad derivada de las decisiones autónomas de estas
máquinas y su impacto en la noción de justicia. A medida que los ordenamientos jurídicos enfrentan