RELACIÓN ENTRE RELIGIÓN Y VIOLENCIA
EN EL CONFLICTO ARMADO COLOMBIANO.
UNA REALIDAD AÚN POR ESTUDIAR
RELATIONSHIP BETWEEN RELIGION AND VIOLENCE IN
THE COLOMBIAN ARMED CONFLICT: A REALITY YET TO
BE STUDIED
Jair Galindo Velandia
Investigador independiente
-
Colombia
pág.
10471
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i1.16651
Relación entre religión y violencia en el conflicto
armad
o colombiano.
Una
realidad aún por estudiar
Jair Galindo Velandia
1
jairgalindovelandia@gmail.com
https://orcid.org/0000
-
0002
-
3615
-
4752
Investigador independiente
Colombia
RESUMEN
El conflicto
armad
o en Colombia ha sido estudiado por décadas desde distintas ciencias y enfoques,
con el fin de establecer una teoría explicativa que de paso a la construcción de una paz estable y
duradera. El más reciente acuerdo de paz entre el Estado y las FARC, teniend
o como marco la justicia
transicional, ha permitido plantear
un debate sobre las causas estructurales
y culturales
del conflicto
,
y
consecuentemente encontrar
los caminos para alcanzar una transición política hacia la paz. La reciente
pub
licación del informe de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad
-
CEV
-
(2022), basado en
amplias bases de datos e investigaciones
,
ha planteado un asunto que sigue pasando desapercibido en
los análisis sobre el conflicto en Colombia. Se trata de la poco estudiada relación entre religión y
violencia
en medio del conflicto interno
. La teoría explicativa de Johan Galtung sobre la violencia,
plantea el análisis sobre las causas estructurales y culturales de un conflicto. Dentro de las culturales se
encu
entra el factor religioso, que posee poderosos mecanismos impulsadores de la violencia. Este
trabajo, plantea cuáles podrían ser esos rasgos religiosos que hacen parte de una teoría explicativa del
conflicto en Colombia, a partir de los cuestionamientos qu
e hace la CEV (2022) y los estudios
que
Khalil, Horgan y Zeuthen (2019), Sergio García (2015),
Appleby
(2000), Clarke (2014) y De Vries
(2002) realizan sobre
sobre la relación entre religión y violencia.
Es necesario aclarar en este ejercicio
académico que esta relación que aquí se propone, no pretende establecer una relación directa entre una
religión o teología particular y la radicalización violenta
.
Palabras clave:
conflicto, religión, violencia cultural, Estado e iglesia
1
Autor principal
Correspondencia:
jairgalindovelandia@gmail.com
pág.
10472
Relationship between Religion and Violence in the Colombian Armed
Conflict: A Reality Yet to Be Studied
ABSTRACT
The
armed
conflict in Colombia has been studied for decades from different sciences and approaches,
in order to establish an explanatory theory that leads to the construction of a stable and lasting peace.
The most recent peace agreement between the State and the F
ARC, taking transitional justice as a
framework, has allowed for a debate on the structural and cultural causes of the conflict, and
consequently find ways to achieve a political transition towards peace. The recent publication of the
report of the Commiss
ion for the Clarification of the Truth
-
CEV
-
(2022), based on extensive databases
and investigations, has raised an issue that continues to go unnoticed in analyzes of the conflict in
Colombia. It is about the little studied relationship between religion a
nd violence in the midst of internal
conflict. Johan Galtung's explanatory theory of violence raises the analysis of the structural and cultural
causes of a conflict. Among the cultural ones is the religious factor, which has powerful mechanisms
that promo
te violence. This work raises what could be those religious features that are part of an
explanatory theory of the conflict in Colombia, based on the questions made by the CEV (2022) and
the studies that Khalil, Horgan and Zeuthen (2019), Sergio García (20
15), Appleby (2000), Clarke
(2014) and De Vries (2002) discuss the relationship between religion and violence. It is necessary to
clarify in this academic exercise that this relationship that is proposed here does not intend to establish
a direct relations
hip between a particular religion or theology and violent radicalization.
Keywords:
conflict, religion, cultural violence, State
and
church
Artículo recibido
19
diciembre
202
4
Aceptado para publicación:
24
enero
202
5
pág.
10473
INTRODUCCIÓN
La violencia
como mecanismo
para la construcción del Estado
Desde los inicios de su era republicana,
Colombia ha tenido una sucesión de conflictos internos que se
confunden unos con otros en el tiempo, por lo cual da la sensación de que siempre hemos estado en
guerra y que aún falta tiempo para estabilizar el país en términos sociales, políticos y económ
icos
En
un ejercicio de análisis de las guerras en el país Tiusabá
y
López (2019) y Uribe de Hincapié (2001),
identifican los profundos desajustes sociales, políticos y económicos como las causas del conflicto:
“La
república fue sustentada en la exclusión y expropiación de los sectores sociales, considerados desde la
filosofía política imperante como clase objeto de dominación, más que como sujetos de derechos: los
negros, indígenas y mestizos pobres del campo y
la ciudad
”
(Tiusabá y López, 2019: 225). A su vez, la
CEV (2022)
a lo largo de sus informes,
ha llegado a definir
tres causas estructurales específicas que dan
origen al conflicto:
la ausencia del Estado en la mayoría del territorio nacional, la concentración de la
tierra en pocas manos y la concentración del poder que
impide
la participación política
.
Históricamente,
ha existido una relación intrínseca entre estos factores y la violencia hasta alcanzar un alto grado de
radicalización
de la violencia
.
La violencia en Colombia es estructural en cuanto que desde que se estructuró el Estado en el siglo XIX
a partir de
las guerras de independencia, lo fue con políticas heredadas del feudalismo, para favorecer
a las élites
políticas y sociales emergentes
. Es por esta razón que el asunto de la tenencia de la tierra se
convierte desde el principio hasta nuestros días en uno de los factores que
impulsaron
la generación del
conflicto y que desembocó en la formación de las guerrillas
como actores sociales críticos
del Estado y
reclamantes de derechos
: “
En este sentido, merece la pena recordar que el conflicto armado interno, del
que son protagonistas
—
entre otros
—
las guerrillas revolucionarias y el Estado, tuvo su origen,
precisamente, en la inequitativa estructura agraria heredada del régimen colonial.
”
(Tiusabá y López,
2019: 231).
En el análisis que hace Uribe de Hincapié (2001)
se sostiene que la
construcción del Estado
-
nación fue realizada con violencia de manera que la violencia política ha sido columna verte
bral del
ejercicio político.
La
autor
a
logra
establecer que
en el transcurso del siglo XIX
se desarrollaron catorce
guerras civiles y veinte revoluciones locales
(p. 16).
De acuerdo a los estudios anteriores, es posible
afirmar que l
a violencia ha tenido un papel protagónico en los procesos de construcción del Estado,
pág.
10474
hasta el punto que pareciera en el caso colombiano, que la formación de
este
se basa en la construcción
de hegemonías y exclusiones a partir de la violencia de las élites
.
Podría plantearse que hay dos factores que
promueven
social y políticamente
el uso de la violencia
como mecanismo para construir el modelo del Estado emergente.
El primero,
de tipo estructural, la
manera como se organizó la sociedad bajo la figura del feudo. El segundo, de tipo cultural, la ideología
colonialista por la que se legitima el uso de la violencia como mecanismo de dominación sobre los más
frágiles.
La
sociedad naciente no logró superar el modelo impuesto por el imperio español, sino que
además l
o replicó en la edificación del modelo del nuevo estado. Estos dos factores dan origen
a un
conflicto entre la población campesina y el estado aún vigente. De este se derivan los problemas
estructurales en relación con la concentración de la tierra y la participación política.
En este estudio, confluyen investigaciones sociológicas de Johan Galtung sobre los conflictos, la
violencia y la paz, y las realizadas por
los
investigadores
mencionados anteriormente desde las orillas
de la historia, la filosofía y la antropología. Entre estos, la CEV (2022
: 20
-
33
) hace opción por el método
etnográfico cualitativo p
ara
reconstruir el conflicto, dar una explicación a este a partir de sus causas,
determinar los actores armados, establecer responsabilidades y sobre todo, poner en el centro de
l relato
a las víctimas de la violencia
.
Por tal motivo, este escrito planteará inicialmente el contexto histórico y
social en el cual se gesta el conflicto interno en un esfuerzo por determinar sus causas estructurales y
culturales
,
para detenerse específicamente en el estudio cultural de la relación entre religión y violencia.
Contexto
del fenómeno guerrillero y paramilitar
El uso de la violencia como mecanismo de control poblacional, el modelo feudal de organización
económica del estado, y el mecanismo segregacionista y racial en la forma de hacer y participar
políticamente,
explica
n la razón por la cual
los integrantes de los grupos armados sean en su mayoría
campesinos, habitantes de las zonas más abandonadas por el Estado,
pues son
quienes han padecido
entre otros abusos, el despojo violento de sus tierras
, la exclusión política, la segregación social y el
abandono por par
te del Estado
. La composición de las identidades de quienes hacen parte de los grupos
armados nos permite a la vez determinar las motivaciones en el alzamiento en armas y el uso de la
violencia
.
Origen de las
FARC
-
EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
-
Ejército del Pueblo)
pág.
10475
La fundación de las FARC encuentra sus raíces en el crudo enfrentamiento en que se encontraba la
sociedad colombiana a mediados del siglo XX, en medio del periodo conocido como “La
V
iolencia”.
La existencia de las
FARC
-
EP, se remonta al conflicto bipartidista que inicia en 1934, y que llega a un
acuerdo de turno de gobierno entre liberales y conservadores en 19
58
, en un intento de pacificación. En
este período de violencia bipartidista se fueron conformando guerrillas armadas por parte de ambas
facciones políticas
.
L
os enfrentamientos entre
las
guerrillas
políticas
estuvieron en muchos casos
atizad
o
s no sólo por la dirigencia política (
tanto
nacional
como
regional), sino incluso por la dirigencia
de la Iglesia, asoci
ada
a
posiciones afines al dominante partido conservador.
Por ello no es extraño
encontrar
la presencia de sacerdotes tanto en la guerrilla de las FARC como en el ELN.
Es dentro de éste contexto nacional
, y luego de 3
0
años de violencia partidista,
que surgen en 1964 las
FARC como una guerrilla campesina que inicia como organización
liberal
de autodefensa,
aun
que con
los años da un viraje al comunismo
,
con el fin de tomar el poder por medio de una lucha revolucionaria
llevada
del campo a las ciudades. Con los años, de menos de una centena de combatientes, las FARC
se convirtió en una importante fuerza guerrillera con presencia
en la mayoría del territorio nacional
.
Se puede decir que las FARC tienden sus raíces en el terreno fértil de la acumulación de tierras por
parte de los hacendados y del a
buso
de los mismos hacia los trabajadores, específicamente de los
actuales departamentos del Tolima y del Huila, que reclamaban mejoras no sólo salariales sino de las
condiciones de su mismo trabajo. Es así como nacen como una estructura campesina dentro de un
contexto de desigualdad social, que reclama
ba
una distribución equitativa de la tierra e incluso va más
allá
cuando
asp
ira a una participación política por medio del Partido Comunista de Colombia (PCC).
Ya organizados para el año de 1964 toman inicialmente el nombre de “Bloque sur”.
Pero el acuerdo entre liberales y conservadores no garantizó ningún período de paz. La violencia se
toma el país como mecanismo de hecho porque los conflictos entre liberales y conservadores se
agudizaron, mientras que el rechazo de
l
as élites políticas
hacia
el PCC
por su alineación con principios
comunistas
, llevó a
la
declaración de ilegalidad en 1948, y la acción se trasladó al campo. La disputa
entre
liberales y conservadores
, llevó a la conformación y confrontación de grupos armados: la policía
chulav
ita y los pájaros, al servicio del
partido
conservador (paramilitares); las guerrillas liberales o
“cachiporros” y las guerrillas comunistas
(Tiusabá y López, 2019)
.
pág.
10476
Con la operación
Marquetalia
contra el PCC en 1964, surgen las FARC como organización guerrillera,
y con ellas una
lucha guerrillera
que perdura hasta nuestros días.
Es
t
a sumatoria de condiciones sociales y políticas anteriormente descritas que reunía Colombia a partir
de la década de los 30 del siglo pasado,
es
la que podría explicar los inicios del conflicto
. Gracias al
análisis que presenta
n
García
y Donaires
(2019)
sobre los procesos de radicalización de la violencia, es
que ahora podemos entender este mismo fenómeno en el fértil terreno colombiano, abonado por la
ausencia del Estado y, por consiguiente, por
la inexistencia de políticas
públicas
económic
as
y social
es.
Origen del Ejército de Liberación Nacional (ELN)
Su aparición también está ligada al contexto de exclusión política derivada del Frente Nacional
, a la
ausencia del Estado y al problema de la concentración de la tierra.
L
as protestas sociales provenientes
de diferentes sectores del país liderados por estudiantes, campesinos, profesores y trabajadores,
conllevaron al fortalecimiento de las revueltas populares y de organizaciones sociales de izquierda que
inspiradas por el t
riunfo de la Revolución Cubana buscaron imitar su experiencia, confiando en que
solo
a través de la lucha armada lograrían las transformaciones sociales justas para el país.
En el caso particular del ELN (Ejército de Liberación Nacional), se sabe claramente que bebió de lo
que para la década de los sesentas planteaba la teología de la liberación en cuanto a doctrina social. De
hecho, uno de los mitos fundacionales que por años
se convertiría en imagen de la lucha armada es el
padre Camilo Torres, sociólogo, que muere tan sólo en el primer combate.
Origen del Ejército Popular de Liberación (EPL)
El EPL es una organización Marxista
-
Leninista
-
Maoísta que surgió del Congreso Clandestino
Constitutivo del Partido Comunista Colombiano Marxista
-
Leninista, en julio de 1965. El EPL se
organiza entre 1966 y 1967 en medio de levantamientos campesinos en las
regiones del Urabá y bajo
Cauca antioqueños y en los departamentos de Córdoba y Sucre, pero no inicia acciones armadas hasta
1968. En aquella época sucedieron varias situaciones que sentaron las bases para el nacimiento del EPL
que van desde las fracturas
internacionales entre los partidos comunistas hasta la inspiración
revolucionaria que significó en sectores obreros y académicos el triunfo de la Revolución Cubana.
pág.
10477
Origen del Movimiento
Armado Quintín Lame (MAQL)
Fue una guerrilla indigenista originada en el Cauca que aparece públicamente el 5 de enero de 1985 con
la toma de la población de Santander de Quilichao. Surge de la mano de distintas organizaciones
indígenas que tenían como propósito la recuperación de ti
erras usurpadas por las clases dirigentes con
la anuencia de las autoridades y como forma de autodefensa ante las agresiones, tanto de la Fuerza
Pública como de las organizaciones insurgentes a la población indígena. Su nombre es un homenaje al
líder indíg
ena Manuel Quintín Lame, quien lideró un levantamiento indígena regional durante la
primera mitad del Siglo XX. Su salida a la luz pública se dio después del asesinato, por parte de
terratenientes y agentes del Estado, de varios líderes indígenas.
Origen del paramilitarismo
De acuerdo a
Melamed
(2005: 78)
,
el paramilitarismo se define como un fenómeno
armado relacionado
directa o indirectamente con el Estado y sus agentes locales, que a su vez son formados o tolerados por
e
ste, pero que se encuentran por fuera de una estrucutra formal
.
Si nos preguntáramos cuál es la
explicación del surgimiento de este fenómeno paramilitar
en
Colombia, como fenómeno de
radicalización, podríamos plantear tres causas históricas, cada una con una posible explicación:
El establecimiento político genera grupos para la defensa privada de los civiles. Ha dejado de ser una
pura hipótesis la idea de que el Estado colombiano ni hace presencia en la totalidad del territorio
nacional ni ejerce dominio sobre este
. Entre las razones se cuentan la ideología segregacionista propia
del modelo colonial,
la exigente geografía
del territorio nacional e incluso principios religiosos (
Harto
de Vera
,
2018
: 344
)
.
Este vacío de Estado, le añade un factor nuevo al conflicto, que luego hará parte de los procesos de
radicalización, hasta convertirse en el centro del mismo conflicto: la territorialidad y la lucha por la
tenencia de grandes extensiones de tierra. Ambos f
actores, ausencia del Estado y territorialidad van de
la mano, y explican la aparición de grupos
armados paraestatales
con el
apoyo de ganaderos,
comerciantes, empresarios y
narcotraficantes.
Cuando se dice que el Estado no hace presencia lo que se
dice es que no ejerce control territorial
. Es
por esta razón que los grupos armados terminan sustituyendo
al Estado en sus funciones de garantizar seguridad, e implementado economías ilícitas.
E
l acuerdo de
pág.
10478
paz entre el gobierno colombiano y las FARC,
responde a esta causa estructural del conflicto con la
propuesta de una
Reforma Rural Integral
-
RRI
-
.
Y es que el vacío que deja el Estado deja una huella de ingobernabilidad; es por este vacío que el mismo
Estado da su
venía
a la creación de grupos de civiles armados, en cuanto él mismo reconoce que no es
capaz de ofrecer seguridad
, educación,
salud ni economías legales
a su población donde no está
presente.
Los gremios empresariales constituyen una fuerza armada para hacerle frente a los grupos armados
, por
culpa de
la ausencia del Estado
. Ello
motiva a
ganaderos, multinacionales, políticos regionales y dueños
de
hac
iendas a
defenderse por mano propia de las amenazas de seguridad que desde sus inicios
representaban los grupos guerrilleros.
Las organizaciones de narcotraficantes que recurren a grupos armados para protegerse de las guerrillas
ya constituidas, con quienes pugnan por la producción y las rutas del narcotráfico.
Estas tres causas del origen del paramilitarismo se entremezclan de la siguiente manera. En el año 1968
el gobierno nacional
de Julio César Turbay Ayala,
promulgó
con
el decreto 3398
el Estatuto de
Seguridad, con el que se
estableció las bases legislativas de creación de grupos privados de vigilan
c
ia,
en respuesta a los enfrentamientos entre empresarios y las guerrilas. Ya en la década de los ochentas, el
narcotráfico había permeado gran parte del Estado y fue a
s
í como
los grupos de seguridad privada se
fue
ron transformando en paramilitares
.
En 1998, se oficializó el apoyo del Estado a este tipo de ejércitos
privados a partir del estatuto de vigilancia y seguridad que formalizó legalmente las “Convivir”
.
La acción paramilitar se concentró en sus inicios en la región del magdalena medio (en el centro del
país) en cuanto que esta zona desarrolla actividades económicas relacionadas con la ganadería y la
minería, entre otras. Es por esto
que,
frente al accionar de la guerrilla, algunos empresarios promueven
la creación de grupos privados de defensa.
A su vez
los paramilitares cuentan con el apoyo financiero
de políticos y empresarios, y luego se unen ganaderos, mineros, comerciantes, industriales y fuerza
públi
ca. La campaña contra el comunismo representado por las Farc se había fortalecido tanto
,
que este
modelo exitoso de defensa se empieza a expandir a otras regiones de Colombia
(Melamed, 2019: 77).
Aspectos en común del surgimiento de grupos armados
.
pág.
10479
E
n e
ste proceso del surgimiento de grupos alzados en armas
se evidencia
n varios aspectos en común
.
En primer lugar,
las guerrillas nacen como respuesta antagónica en el contexto de autoritarismo político,
de desigualdad económica y de abandono por parte del Estado
. Quienes lo padecen, son quienes
posteriormente se unen a los movimientos guerrilleros, y con ello se configura el perfil de quienes hacen
parte de los grupos armados. Se trata de
quienes vivían en las regiones más olvidadas del país como
lo
s
on los
c
ampesinos, obreros e indígenas,
quienes,
al margen de las élites bogotanas, encuentran en los
grupos guerrilleros un
lugar donde
de ser escuchados
.
En segundo lugar, al revisar los lugares donde se van conformando estos grupos armados, salta a la
vista que han sido históricamente regiones olvidadas y sometidas a desgobierno, incluso hasta el día de
hoy. Allí donde ha existido abandono gubernamental es donde han proliferado los grupos armados y las
economías al margen de la ley. Y es que las élites
políticas y económicas han estructurado una nación
para el servicio de ellas a partir de una política de marginación poblacional y territorial.
La
tercera evidencia
está directamente relacionada con la anterior. La ausencia del Estado conlleva la
inexistencia de economías sólidas y el pleno goce de los derechos humanos tales como la educación, la
justicia, la salud
y
el empleo.
E
ste vacío en cuanto a derechos fundamentales
se trata
tiene que ser
compensa
do para garantizar la subsistencia,
recurriendo incluso a
economías ilegales y grupos
sustitutos a las fuerzas de gobierno.
Ello explica
que,
durante muchos años, en las regiones más
apartadas del t
erritorio nacional, fuesen las guerrillas las que ejercían la tarea de justicia y seguridad, a
la vez que
eran
regulador
as
de las economías regionales.
Elementos culturales que hacen parte de una justificación de la violencia
E
ste
contexto descrito
muy resumidamente sobre algunos actores, factores y circunstancias que causan
el conflicto interno, nos lanza a formular una pregunta que también plantea la CEV (2022).
Si Colombia
es un país mayoritariamente cristiano
¿c
ómo no pregunta
r
sobre qué tipo de relación existe entre las
causas estructurales y culturales anteriormente descritas, y la religión que mayoritariamente se profesa
en el país? Teniendo en cuenta que una religión es uno de los aspectos que componen una cultura, es
inevita
ble preguntar ¿cu
ál fue el papel de la religión cristiana durante el conflicto?
¿
Acaso una religión
que ha estado tan profundamente ligada a la sociedad desde sus orígenes, puede ser parte de una
sociedad en conflicto y a la vez no ser parte del conflicto?
pág.
10480
La teoría sobre los conflictos de Johan Galtung, permite llegar a responder esta
s
preguntas.
Esta teoría
establece una tipología de la violencia en tres niveles. El primero corresponde a la violencia directa
-
VD
-
, el segundo a la violencia estructural
-
VE
-
y la tercera a la violencia cultural
-
VC
-
. Con esta teoría
Galtung pretende aclarar cuál es el uso de la violencia y el porqué de su legitimación (2003: 292). El
estudio específico de la violencia
cultural
se centra en los mecanismos sociales, muchas veces
invisibles, que justifican el uso de la vio
l
encia. Una de las maneras
cómo
funciona la VC
es cambiando
el color moral de un acto.
En el caso de la VE, esta se refiere a los sistemas
que,
teniendo la
responsabilidad de garantizar las necesidades básicas, generan estratificaciones o clasificaciones que
dan prioridad a unos y excluyen a otros. Esto significa que algunos, los de arriba, obtienen de la
estructura mucho más que otros, los de ab
ajo.
La VD y la VE se pueden entender como categorías globales o supratipos, a las cuales se les puede
añadir la violencia cultural como tercer supratipo, que sostiene y legitima las dos primeras. La VD es
un acontecimiento, la VE es un proceso, con sus altos y
sus bajos, y la VC es una constante dadas las
lentas transformaciones de la cultura básica. Esto lleva a una imagen de estratos de violencia, donde la
cultural es base y alimenta las otras dos (2003: 294).
Hacer un estudio sobre VC significa identificar los aspectos que tienden a reproducir la disposición a
los actos violentos (2003: 296). Entre estos aspectos
Galtung identifica seis campos donde se expresa
la cultura
: lo religioso e ideológico, el lenguaje y el arte, las ciencias empíricas y la ciencia formal.
Este
análisis, se detiene ahora específicamente sobre los aspectos de la religión que han sido
instrumentalizados para justificar el uso de la violencia como estrategia política en el conflicto interno
colombiano.
Justificación secular y religiosa de la violencia
Steve Clarke
(2014)
ha dejado claro que la argumentación secular que justifica la violencia es similar a
la religiosa. Sin embargo, la religiosa tiene mayor impacto por la cantidad de recursos simbólicos que
ofrece.
L
a
relación identitaria entre la Iglesia y el Estado
favorecía la amalgama entre justificación
religiosa y secular de la violencia. Esta conveniente
alianza
permitía alcanzar el objetivo de conservar
la concentración del poder y el control social.
pág.
10481
La narrativa religiosa de la guerra al aparecer en las primeras líneas de la biblia judeo
-
cristiana, se
constituye en
concepto fundante de la fe, en cuanto que narra una guerra entre el bien y el mal. Con la
aparición de este concepto, aparece consecuentemente la ética de la guerra, y la justificación de esta se
da por sí misma. Como no es posible una guerra sin violenci
a, la violencia está por naturaleza justificada
puesto que se trata de una guerra contra el mal. A partir de esta misma narrativa, se const
ruye una
justificación secular de la violencia: el uso de la violencia tiene una justificación en sí misma, por
tratarse de una guerra de los “buenos” contra
los
“malos”
(2014: 5
-
27)
.
Puesto que este apartado expone los argumentos
religiosos
de la justificación de la guerra, no es posible
pasar por
alto los conceptos de “guerra justa” y “causa justa” acuñados por grandes pensadores
cristianos: Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Francisco de Vitoria y Francisco Suárez; y que luego
podremos encontrar en los discursos de grupos guerrilleros como las FA
RC y el ELN.
L
os conceptos de
guerra justa y causa justa
Estos dos conceptos aparecen
en
la obra
De Civita
te
Dei
para justificar que todo Estado tiene derecho
a defenderse, en cuanto a lo que considere una agresión: “Dios ha dado la espada al gobierno por una
buena razón”
.
Más adelante Tomás de Aquino, establece tres criterios para la guerra justa: 1) la
autoridad del príncipe; 2) una causa justa; 3) la intención de promover el bien y evitar el mal
.
A partir
de este concepto en 1538, Francisco de Vitoria desarrolla la teoría general del derecho a la guerra que
permitirá la colonización de América, justificando la vio
lencia en ella y aduciendo que guerra justa es
aquella en que se toma satisfacción de las injurias
.
Francisco Suárez se suma a este grupo considerando
el derecho a la guerra dentro del derecho de gentes, poniéndole límites a partir de tres criterios similares
a los anteriores autores
.
El discurso de guerra justa y causa justa de las FARC.
Al leer y analizar los discursos iniciales de la guerrilla de las FARC, se encuentra en ellos la presencia
clara de los conceptos de “causa justa” y “guerra justa.”
Aquellas condiciones sociales anteriormente
descritas se hacen presentes en dichos discursos, asociadas al problema agrario, a las condiciones
laborales indignas del campesinado y en general de los trabajadores de las grandes haciendas, y a la
falta de Est
ado. Estos discursos declaran cuáles son las causas justas y el motivo de guerra justa, en su
plan de radicalización.
pág.
10482
El primer discurso oficial es emitido el 20 de julio de 1964
.
Además,
lleva
una carga simbólica
independentista por tratarse de la misma fecha de independencia.
González y Martínez (2016) detallan
el programa guerrillero en el siguiente discurso y de qué manera justifican el levantamiento en armas:
“
La realización de este Programa Agrario Revolucionario dependerá de la alianza
obrero
-
campesina y
del Frente Unido de todos los colombianos en la lucha por el
cambio de régimen,
única garantía para
la destrucción de la vieja estructura
latifundista de Colombia… Por eso,
invitamos a los campesinos, obreros,
empleados, estudiantes, artesanos, pequeños industriales y
comerciantes, a la burguesía nacional que esté dispuesta a combatir contra el imperialismo, a los
intelectuales demócratas y revolucionario
s, a todos los partidos y corrientes de izquierda y de centro,
que quieran un cambio en sentido del progreso, a la gran lucha revolucionaria y patriótica por una
Colombia para los colombianos, por el triunfo de la revolución, por un gobierno democrático de
liberación nacional”
(2016: 115).
Es evidente que el problema de la distribución de la tierra ha estado presente en Colombia por muchas
décadas; se trata de la acumulación de grandes extensiones de tierra en pocas manos. Un problema que
no se resolvió con las luchas de independencia
,
sino que se trasladó a nuevas manos criollas. Otro
elemento claro de esta declaración de lucha agraria tiene que ver con el perfil de quienes formaron
inicialmente las guerrillas. Se trata de campesinos abandonados por el Estado o trabajadores de los
lati
fundios. Con todo esto, el asunto de la tenencia de la tierra, sigue siendo hasta hoy en día, causa de
conflicto en el país.
Un segundo discurso, manifiesta la causa política de la lucha guerrillera que data del 25 de abril de
1966:
“Frente a todo lo anterior, los destacamentos del bloque Sur nos hemos unido en esta
conferencia y
constituido las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC
-
EP), que iniciarán una nueva
etapa de lucha y de unidad con todos los revolucionarios de nuestro país, con todos los obreros,
campesinos estudiantes e intelectuales, con todo nuestro pueblo, para impulsar la lucha de las grandes
masas hacia la insurr
ección popular y la toma del poder para el pueblo” (
González y
Martínez,
2016: 115
).
pág.
10483
Y un tercero, una nueva declaración política en abril de 1993:
“Hemos intentado con persistencia encontrar las vías que nos lleven a la paz
democrática, a la paz
de la justicia social por las vías políticas pacíficas, y cada vez nos hemos tropezado con la violenta
oposición de una oligarquía militarizada, que
esgrime la fuerza y el terror como única alternativa
para quienes no comparten la política
del régimen o se distancian de él … Por eso, mantenemos en alto
nuestras armas y nuestras banderas, porque los problemas de hoy son aún más graves que los
de
ayer, porque
la actitud violenta del Estado ha ido cerrando sistemáticamente los espacios para la acción
pacífica democrática. Ratificamos nuestra decisión de
continuar la búsqueda de soluciones acordadas
a la profunda crisis del país.
Trabajaremos hombro a hombro con todos aquellos que, como
nosotros, estén
convencidos [de] que el destino de Colombia no puede ser el de la guerra civil”
(González y Martínez, 2016:
117).
En los apartes anteriores hay muchos elementos que evidencian la
“
causa justa
”
de la radicalización
violenta. En
est
os
tres
apartes
discurs
ivos
, s
e hacen
evidentes la ausencia del Estado, el problema de la
distribución de la tierra, el perfil campesino y obrero de quienes hacían parte de los movimientos
guerrilleros, la lucha contra un Estado desigual, y la convicción de que
,
ante la falta de diálogo con los
representantes del Estado, el camino
que queda
es el de la lucha armada. En este caso,
el uso de la
violen
cia
podría explicarse como resultado de la mezcla de factores sociales, políticos y económicos.
El análisis que hace Aznar (2019) desde la perspectiva de la relación entre lenguaje y violen
cia
se
evidencia
n
, a partir de estos tres extractos del discurso de las FARC, una serie de elementos que ayudan
a comprender las causas de la radicalización, ahora aplicadas particularmente al conflicto colombiano,
desde el análisis del lenguaje.
El primero es que la guerra no es solo un acto violento. Por extraño que parezca decirlo, es un acto de
comunicación que no se reduce a una actividad violenta aislada ya que tiene un potente contenido
simbólico. Ella en sí misma contiene una alta carga cog
nitiva y emocional. La lógica que explica el
proceso de radicalización, en particular el caso de las FARC aquí presentado en cuanto a su proceso de
radicalización, vincula lo cognitivo y lo emocional. Según Aznar, el sentimiento precede al pensamiento
y és
te a la acción. Pero en la lógica de la guerra, lo emocional termina por primar sobre lo racional. Y
esto tiene efectos sobre la verdad y sobre la posterior reconstrucción de la historia. La verdad ya no es
pág.
10484
una relación con los hechos sino con la emoción y con la interpretación: “no existen hechos, solo
interpretaciones” diría Nietzsche
(2019: 85).
El segundo
elemento
es que la guerra en cuanto acto comunicativo, es un acto inherentemente político
y constituye un acto de poder
(2019: 87).
Y el tercero es este. El centro de gravedad del radicalismo violento no es el sujeto que actúa sino el
mensaje que lleva. El sujeto sólo se sacrifica por un objetivo mayor. Ello implica que en la lucha contra
el radicalismo y el terrorismo lo nuclear es ac
abar con el mensaje. Pues si no se acaba con el mensaje,
no se acaba con el terrorismo
(2019: 88).
Relación entre
iglesia
y
conflicto
¿Cómo se da la relación histórica entre la religión y la violencia en Colombia? No se trata de ninguna
manera de entablar una relación directa entre
una
religión
particular
y violencia. Más bien el siguiente
aparte lo que busca es evidenciar que algunos grupos guerrilleros desde sus inicios tomaron elementos
propios de la teología de la época y los asimilaron para darle justificación al uso de la violencia
,
además
de legitimar su accionar violento con tintes religiosos ante una nación que para la época se definía
oficialmente como católica. A la vez lo que se busca a continuación es establecer de qué manera y en
qué medida la institucionalidad eclesiástica i
mpulsó de algún mo
do la radicalización violenta dentro
del conflicto colombiano.
Para alcanzar
e
ste propósito, hay que partir de un criterio establecido por García
(2015) para la
comprensión de
la manera como grupos violentos toman elementos religiosos para justificar su accionar
violento. Él lo denomina
alfabetización religiosa
.
E
n
el caso colombiano, se ha probado que
los grupos
armados han incluido directa e indirectamente elementos propios de la teología cristiana,
este caso
particular de la fe
cristian
a
católic
a
.
La iglesia dominante desde el período de la conquista hasta nuestros días, no fue ajena a los procesos
políticos internos. A raíz de ello, se vio envuelta en las luchas políticas entre liberales y conservadores,
y posteriormente en la lucha contra el comun
ismo desatada a nivel mundial, que por supuesto permeó
también a la sociedad colombiana.
P
or ello se
describir
á a continuacion
el contexto que rodeaba a la
i
glesia en las décadas previas a la conformación de las guerrillas y
las características de la teolo
gía
social en auge para la época,
asimilada por los grupos armados en particular por el ELN.
pág.
10485
La participación de la Iglesia en el periodo llamado “la violencia” previo a la conformación de las
guerrillas.
En la reconstrucción histórica establecida al inicio de este artículo, quedó claro cómo la violencia de la
primera mitad del siglo XX en Colombia se desarrolló en torno a la oposición entre el Partido Liberal
y el Partido Conservador. Ambos promovieron gru
pos armados civiles enfrentados entre sí. Es por ello
que partiendo de la necesidad de establecer las responsabilidades sociales que dieron origen a la
radicalización de la violencia, vale la pena hac
er
un repaso de las relaciones entre la
i
glesia y el Est
ado,
para el mismo período.
Terminadas las guerras de independencia, no hubo una transición hacia la conformación de un Estado
más equitativo; por el
contrario,
se construyó un Estado a partir de la exclusión y explotación, lo que
fue cultivando formas de radicalización. Se conformó un bloque dominante donde primaron los
intereses particulares de los terratenientes, la
i
glesia
y los partidos políticos Liberal y Conservador.
El
Estado nace no como un Estado social sino como uno privatizado,
durante un
proceso que se desarrolló
a partir
de la fe
(Tiusabá y López, 2019: 227).
El papel de la
i
glesia como institución hegemónica de fe
fue el de avalar las dinámicas privadas del dominante partido conservador a la vez que impulsar por
diferencia ideológica su fuerza violenta contra el partido liberal. Ejemplo de ello es el famoso obispo y
santo Eze
quiel Moreno, quien a principio del siglo XX promovía la creación de grupos armados con el
fin de hacerle frente a los liberales.
Tristemente hasta la fecha, la
i
glesia en Colombia no ha hecho un
mea culpa
por haberse alineado con
estas expresiones de violencia ni ha pedido perdón histórico por ello. La carga de rabia guardada contra
la Iglesia por su alianza con el partido conservador, estalla contra ella cuando el 9 de abril de 1948 es
asesinado el líder
político y liberal Jorge Eliécer Gaitán. Las turbas enfuerecidas queman la sede
arzobispal y con ella las memorias centenarias de la ciudad. Este hito, es el inicio de la radicalización
de la violencia en Colombia.
También hasta el día de hoy, esa característica violenta propia de una hegemonía de fe en contra de la
reconciliación sigue teniendo expresiones, como sucedió el 3 de octubre de 2016 en el plebiscito de
refrendación del acuerdo de paz, cuando los opositore
s al acuerdo encontraron en la fe una herramienta
pág.
10486
que les permitió sustentar que el acuerdo estaba edificado sobre una supuesta ideología de género
que
alteraría la familia cristiana
.
El
impacto de la
Teología de la Liberación
en la guerrilla ELN
El mapa
de desajuste
social y económico de Colombia
impulsado por una inequitativa distribución de
la tierra
es tan claro, que por ello se multiplican las iniciativas de reivindicación armada. E
l
4 de julio
de 1964 un grupo de estudiantes, campesinos, y sindicalistas, se organizan para conformar una guerrila
donde confluyen varios elementos: la reciente y exitosa revolución cubana, el guevarismo del che, y la
perspectiva política
-
armada de la Teol
ogía de la Liberación.
Tan clara es la relación entre religión y violencia en el caso del ELN, que Torrado
(2017)
define al
Ejército de Liberación Nacional como
g
uerrilla cristiana. Y es que no sólo se trata de nexos indirectos.
Entre los fundadores se encuentra un sociólogo y sacerdote bogotano quien se constituye en el mayor
símbolo de la lucha armada
. El “cura” Camilo Torres
hasta el día de hoy permanece en el imaginario
colombiano. Posteriormente se suman otros tres sacerdotes de origen español, donde uno de ellos se
conviert
e en la cabeza del grupo guerrillero. Hablamos en este caso de Manuel “el cura” Pérez.
Y es que detrás de este inesperado apoyo clerical se encuentra un grupo más amplio de sacerdotes que
se hizo llamar “Golconda”
.
Este
buscaba hacer desde la perspectiva de la
t
eología de la
l
iberación una
reflexón social acerca del desajuste que vivía el país. De su análisis se alimenta el deseo de unirse al
grupo armado, el cual ya mostraba visos de ser un movimiento donde la fe cobraba
un brazo armado
para defender las causas sociales que la iglesia pregonaba. En este punto hay que aclarar que de ninguna
m
anera
esta corriente teológica
sugiere la lucha armada. Con la sumatoria de estos factores la
i
glesia se
opone
férreamente
a esta iniciativa y paradójicamente el ELN conformado conformado por algunos
sacerdotes, se identifica como anticlerical.
R
elación entre religión y violencia
Estos dos
sucesos
anteriormente descritos, la alineación de la
i
glesia con el partido conservador en la
época de la violencia que determinó la creación de las guerrillas y con ella la radicalización violenta,
sumado a la fundamentacion teológica del discurso de una guerrilla anti
-
sistema
y
anti
-
eclesial,
ayudan
a establecer con claridad un factor ya no tan sorpresivo, como lo es el de la presencia de lo religioso
dentro de los fenómenos de radicalización violenta. Ya en primer lugar, García (20
15
) estudia e
l peligro
pág.
10487
que representa no entender las lógicas de relación entre religión y radicalización, cuando importantes
sociólogos habían “anunciado” el repliegue de la religion a lo privado.
En la misma línea de García,
Clarke
(20
14
) y Appleby (2000)
establecen cómo se dan esas relaciones
y qué características tienen. Por este análisis se
entenderá mejor la manera como se radicalizó el
conflicto en Colombia, teniendo tras bambalinas justificaciones religiosas (en cuanto al apoyo de la
institucionalidad) y teológicas.
Es claro que los autores no asumen que haya una relación directa, como se ha intentado establecer por
ejemplo en la opinión pública entre
islam
y terrorismo. Más bien se trata de entender cómo los violentos
se valen de herramientas propias de las religiones para justificar su accionar violento otorgándole a
e
ste
una validez sagrada. En términos generales, los argumentos para justificar la violencia tanto para el
mundo secular como el religioso, son los mismos; la diferencia entre ellos consiste en que la “c
arga
semántica” de los argumentos religiosos le concede a este tipo de justificación una mayor eficacia en la
ejecusión. Esto se explica porque el discurso religioso es rico en recursos simbólicos como imágenes,
revelaciones, lugares sagrados, personificac
i
o
nes del bien y del mal, códigos morales destinados al
premio o al castigo, figuras, entre muchos otros. Pero el que quizá más funcional puede ser, es el de la
guerra que se ejecuta con aval divino. La bilia judeo
-
cristiana está llena de narraciones viole
ntas en los
libros del Pentateuco y en los libros históricos, en las que no se cuestiona la moralidad de asesinatos
macabros cuando tienen como objetivo la defensa de la fe o de un pueblo o de un dogma, pero sí cuando
esas mismas agresiones tienen como des
tinatario a aquello que ha sido revestido con mantos sagrados.
Esta misma lógica puede aplicarse a la que se usa para radicalizar un conflicto: la guerra debe ser
moralmente aceptada, con todo lo que ella conlleva, simplemente porque hay una causa que se ha
revestido con términos “sagrados” de justicia, igualdad o der
echo. Esta lógica ha sido asumida tanto
por los que se han alineado con las democracias o Estados como los que se manifiestan contra ellas. Es
el caso de una falacia llamada
intervención humanitaria
en el caso de Irak o la guerra contra el
terrorismo post
-
11S, con argumentos como supuestos informes de armas que nunca existieron. O de
otro lado, es el caso del accionar violento emprendido por el ELN a partir de los reclamos de la
teología
de la liberación
contra la desigualdad.
pág.
10488
Un argumento jurídico a favor de una intervención armada
puede ser rebatido con otro de la misma
naturaleza. Pero a un argumento sagrado quién puede oponérsele, pues no está bien visto oponerse a
dios
.
En la descripción que el Reverendo Appleby hace de la ambivalencia de lo sagrado, como en lo
planteado por
Clarke
(2014)
, resalta otro elemento que vale la pena discutir. El discurso religioso así
como contiene llamados a la paz y la reconciliación, también es útil para justificar el uso de la fuerza
(Appleby, 2000: 7)
. Este tipo de ambivalencias se presentan frecuentemente dentro de la teología
cristiana. La justificación de la violencia como concesión de una razón, puede apelar incluso a una
contradicción
; una acción ilegal puede ser justificada incluso por un argumento moral
(2000: 13)
. La
justificación de la violencia con argumentos religiosos no consiste en dar una razón, pues los
argumentos pueden ser simples. Hay mayor efectividad, incluso emocional, cuando se otorga
simbolismo al lenguaje. Este mecanismo,
Clarke
lo llama
l
iteratura
psicológica
(
2014: 13).
Un último argumento propuesto por
Clarke
puede ayudar a comprender la justificación de la violencia
usando argumentos propios de la religión consignado en esta pregunta: ¿por qué las fuerzas guerrilleras
se permitían la realización de actos violentos con características eviden
t
emente dañinas para la sociedad
civil y el medioambiente? ¿Cómo las justificaban?
Los
grupos guerrilleros, ha
n
presentado los efectos
negativos de su accionar como acciones colaterales no deseadas, pero sin embargo los justifica. ¿Cómo
se entiende ese comportamiento radical
? Esta acción se puede entender a partir del siguiente paralelo
con rasgos religiosos. Por la misma razón que los aztecas sacrificaban niños al dios sol; no sentían
satisfacción por el sacrificio en sí mismo, pero era tolerado porque había un bien mayor qu
e alcanzar.
Con los sacrificios al dios sol se evitaba que las fuerzas de la oscuridad prevalecieran sobre las fuerzas
de la luz. Esto significa que el accionar violento no se acepta como un fin, sino como un medio
(Clarke,
2014: 14
-
18)
.
Hipótesis explicativa de la radicalización violenta en Colombia
Una teoría explicativa de la radicalización violenta como la de Khalil
,
Horgan y Zeuthen
(2019) o la de
García (2015) es un esfuerzo por entender los factores que motivan a dar el paso hacia la misma. Tanto
el modelo ABC como en la teoría explicativa de García, se decide hacer un estudio separado de las
actitudes y las conductas de quienes se
radicalizan, para poder entender en qué momento una persona
pág.
10489
decide hacer la transición de las ideas o emociones radicales a la materialización de estas en su
comportamiento violento
.
La pregunta que acompaña la descripción de este proceso de transición se
dirige a resolver los motivos por los cuales una persona pasa de lo cognitivo/actitudinal a lo
comportamental. Una vez identificados, es posible hacer ahora a la inversa, un proceso
de
desvinculación y de desradicalización
(Khalil,
Horgan y Zeuthen,
2019: 2).
En términos generales, las actitudes hacen parte del mundo interior del individuo y están asociadas a
los
procesos personales y a realidades sicosociales. Khalil
,
Horgan y Zeuthen
identifica
n
varios motivos
actitudinales impulsores de radicalización: 1) algún tipo de ganancia económica; 2) búsqueda de estatus
y aventura; 3) miedo a las repercusiones de una entidad extremista violenta
-
reclutamiento forzado
-
; 4)
sentido fundamentado en creencias ideológicas
o religiosas
; 5) empatía hacia la violencia
(2019: 5)
.
Dentro del modelo ABC se establece que es una necesidad entender lo
que
impulsa la simpatía por la
vio
lencia ya que es más probable que los simpatizantes se involucren en los procesos violentos.
Haciendo una distinción de factores individuales, establece dos tipos: 1) de empuje, donde se destaca
las marginación y fragmentación, áreas mal gobernadas o no gobernadas, gobiernos represivos y
violaciones de derechos humanos, corrupción endémica e impun
idad de las élites, y percepciones de
amenazas culturales y, 2) de tracción como lo son el acceso a incentivos materiales, estatus social,
autoestima, aventura, empoderamiento personal y sentido de pertenencia, así como la presencia de
instituciones o luga
res radicales, la prestación de servicios por parte de extremistas grupos y la
participación extremista en actividades económicas ilegales
(2019: 8)
.
García
(2015)
, por su parte, define que los factores que posibilitan la radicalización a nivel interior,
relacionados con lo actitudinal/cognitivo son motivaciones individuales, racionales, identitarias,
normativas y emocionales
.
Para el caso colombiano, luego de haber descrito los contextos y la manera como se fueron organizando
las guerrilas, podríamos identificar dentro de este mundo de motivaciones individuales de tipo
actitudinal/cognitivo, la inseguridad y el miedo producidos
por la presión de otros grupos violentos; la
expectativa de una promesa de dinero a modo de salario debido a la inexistencia de economías legales
impulsadas por planes de gobierno, un sentido de propósito asociado a la exclusión y a la distancia de
pág.
10490
los grandes centros urbanos y la frustración frente al abandono del Estado
(Khalil, Horgan y Zeuthen,
2019:
45)
.
Podríamos llegar a decir que los mentores radicales han tenido la habilidad de capitalizar estas
emociones de preocupación social y económica y las canalizaron hacia la simpatía por el extremismo
violento presentando una lente ideológica que recogía estas
emociones y las representaba. Es decir que
los gestores de violencia supieron interpretar las necesidades y frustraciones de los agraviados.
Consecuentemente tuvieron la habilidad de presentar el camino de la lucha armada como única
alternativa para hacerl
e frente al Estado y al poder político. Las víctimas del conflicto ya no eran más
que daños colaterales frente al objetivo superior de tomar el poder por la fuerza. Estos mismos mentores
también animaban la participación directa en la violencia fomentando
un entorno que proporcionaba
incentivos individuales a quienes participar, incluyendo un sentido de identidad, propósito y pertenencia
(2019: 12)
.
Pero si el factor actitudinal ligado a la frustración y el abandono no funcionada, entonces la medida
radical era la del reclutamiento forzozo acompañado de amenazas relacionadas con el asesinato de la
familia o del niño o joven a reclutar.
Mientras,
por un lado, los estudios de Khalil
, Horgan y Zeuthen (2019)
y García
(2015)
explican las
motivaciones relacionadas con estímulos interiores
, entre los que se cuentan aspectos de origen
religioso
, por otro lado establecen motivaciones estructurales, entendidas como grandes estímulos
externos. Particularmente el estudio de García aplica una distinción entre factores contextuales y macro
-
estructurales. Ambos impulsadores de procesos de radicalizació
n
.
CONCLUSIONES
La teoría sobre los conflictos y la violencia de Johan Galtung (2003) establece los principios para este
análisis, sobre los elementos estructurales y culturales que justifican la violencia radicalizada en el
conflicto interno colombiano.
Entre los factores estructurales se cuentan tres
:
la ausencia del Estado en
la mayoría del territorio nacional, la concentración de la tierra en pocas manos y la concentración del
poder que impide la participación política.
Pero de manera especial, este análisis revisa aqu
ellos factores
de tipo cultural, que de acuerdo a Galtung (2003), son el sustento de la VE. Para ello ha sido necesario
identificar en qué momento y por qué razón aparece la violencia como mecanismo político para la
pág.
10491
construcción del modelo de estado naciente, y cómo este mecanismo se enquistó en lo profundo de la
cultura en el país, hasta el punto de radicalizarse violentamente. En el balance entregado por la CEV
(2022) quedó claro que existe una relación entre la rel
igión mayoritaria en el país y el conflicto. Lo que
quedó pendiente, fue desarrollar de qué manera se dio esta relación
, y detallar el impacto de los
principios religiosos sobre el desarrollo del conflicto. Por ello, se hizo necesario repasar al menos
tang
encialmente la manera como surgieron los grupos armados en el país, para descubrir en ellos los
elementos con los cuales justificaban el uso de la violencia.
Este texto se detuvo especialmente en los factores de tipo cultural de tipo religioso, pues desde la
perspectiva de Galtung (2003), son estos el sustrato fundamental sobre el que se justifica la violencia.
La pregunta que
orientó esta búsqueda explicativa de la VC, toca sensibilidades profundas: ¿Acaso una
religión que ha estado tan profundamente ligada a la sociedad desde sus orígenes, puede ser parte de
una sociedad en conflicto y a la vez no ser parte del conflicto? Pero
este esfuerzo, como el de la CEV
(2022) no es establecer juicios morales, sino aportar algo de verdad y entendimiento sobre el conflicto.
Los estudios
consultados sobre la relación entre religión y violencia, arrojan muchas luces de
entendimiento, sobre la manera como los conflictos en cualquier parte del mundo pueden asimilar
elementos
que,
en lugar de pacificar, aumentan el grado de
beligerancia. No poco son los conflictos que
han sido inspirados por asuntos religiosos. Por ello se hace necesario desarrollar estudios de este tipo
tanto para la comprensión de los conflictos mismos como para la búsqueda de salidas pacíficas. Las
religio
nes ti
enen que ser conscientes
que,
así como cuentan con discursos que llaman a la paz y la
reconciliación, también poseen la capacidad de incentivar acciones violentas, en un acto de
ambivalencia sagrada. Por ello, ellas están llamadas a revisar cuidadosamente sus discursos, afinidades
pol
íticas e ideológicas, motivaciones e intereses.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Appleby, Scott (2000)
The Ambivalence of the Sacred: Religion, Violence and Reconciliation
,
Lanham,
Rowman & Littlefield Publishers,
p
p. 1
-
23.
Aznar, Federico (2019) El papel de las narrativas en los procesos de radicalización. En
García, Sergio
& Donaires, Dunia (2019).
Radicalización violenta: vías para la acción preventiva
,
Madrid
,
Sindéresis
,
pp.
77
-
90.
pág.
10492
Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (2022)
Convocatoria a la paz grande
, Sistema Integral
para la Paz, Bogotá.
Clarke, Steve (2014)
The justification of religious violence
,
Chichester
,
Wiley Blackwell,
pp.
5
-
25.
De Vries, Hent (2002),
Religion and Violence: Philosophical Perspectives From Kant to Derrida
,
Baltimore,
John Hopkins University Press.
Galtung, Johan (2003) Cultural violence
,
Journal of Peace Research
, 27 (3),
pp.
291
-
305.
García, S
ergio
(2015) El riesgo de no entender las lógicas de la religión y el fundamentalismo.
Recuperado de
:
https://globernance.org/sergio
-
garcia
-
el
-
riesgo
-
de
-
no
-
entender
-
las
-
logicas
-
de
-
la
-
religion
-
y
-
del
-
fundamentalismo/
García, Sergio, y Donaires, Dunia (2019)
Radicalización violenta: vías para la acción preventiva
,
Sindéresis
, pp. 11
-
22.
González, Daniel
y
Martínez, Isabel (2016) El discurso fundacional de las FARC
-
EP. Comunicación y
ciudadanía
.
Recuperado de:
https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/comciu/article/view/4716/5474
Harto de Vera, Fernando (2018) Proceso de Paz y desafíos regionales en Colombia
,
Araucaria
,
20 (39),
pp.
341
-
363.
Khalil, James
,
Horgan, John & Zeuthen, Martine (2019) The Attitudes
-
Behaviors Corrective (ABC)
Model of Violent Extremism.
Recuperado de
https://doi.org/10.1080/09546553.2019.1699793
M
elamed
, Janiel David (2019)
Justicia transicional
en Colombia: la llave hacia una salida negociada
al conflicto armado
,
Barranquilla
,
Universidad del Norte,
pp.
69
-
170
T
iusabá
,
Beatriz
y
L
ópez
, Cristian (2019). Elementos estructurales y coyunturales de una
implementación conflictiva del Acuerdo de Paz entre el Gobireno colombiano y las FARC
-
EP
,
Estudios políticos
(55),
pp.
224
-
244
.
Torrado, Santiago (2017) El ELN, 53 años de una guerrilla cristiana y guevarista.
Recuperado de
https://www.france24.com/es/20171001
-
el
-
eln
-
53
-
anos
-
de
-
una
-
guerrilla
-
cristiana
-
y
-
guevarista
.
pág.
10493
U
ribe de Hincapié
, M
aría (2001)
Las palabras de la guerra: metáforas, narraciones y lenguajes
políticos. Un estudio sobre las memorias de las guerras civiles en Colombia
,
Medellín
,
La
Carreta editores
, pp.
11
-
49
.