IDENTIDADES DIFUSAS DEL SABER-HACER
DE LOS CAMPESINOS EN BUENAVISTA Y
POCHOTITAN, TLAPACOYAN, VERACRUZ
DIFFUSE IDENTITIES OF PEASANTS
KNOW-HOW IN BUENAVISTA AND POCHOTITAN,
TLAPACOYAN, VERACRUZ
Georgina Rodríguez Méndez
Universidad Autónoma Chapingo, México
Lucio Noriero Escalante
Universidad Autónoma Chapingo, México
pág. 10746
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i1.16668
Identidades Difusas del Saber-Hacer de los Campesinos en Buenavista y
Pochotitan, Tlapacoyan, Veracruz
Georgina Rodríguez Méndez1
ginarodriguezmendez@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0003-3001-2144
Universidad Autónoma Chapingo
México
Lucio Noriero Escalante
noelescal2@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-5096-4690
Universidad Autónoma Chapingo
México
RESUMEN
El objetivo de este trabajo consiste en proponer un modelo para inferir el nivel de la identidad campesina
en un contexto de las transformaciones socioproductivas del policultivo comercial del café en dos
comunidades del municipio de Tlapacoyan, Veracruz. Se realizaron entrevistas semiestructuradas a
líderes campesinos y por medio del empleo de la lógica difusa se obtuvo la siguiente ecuación:
Cam=Pr+Tr+VM+RSoc+NoCap-(Mig+OOc+RA) ± APG; las incógnitas se dividieron en dos:
respuestas cerradas y respuestas difusas. Las cerradas se contestaron con un o no, con valor total 1 o
cero. Las respuestas difusas dieron un cierto grado de pertenencia en un perfil. Cada signo en la ecuación
muestra que es lo que se puede considerar como “campesino”, siendo el signo “más” el que apoya a la
identidad campesina, mientras que el “menos” serían las causas de porque va perdiendo su identidad,
siendo éstas la “difusividad” de la identidad.
Palabras clave: reproducción social, lógica difusa, precarización, subjetividad, transformaciones
socioproductivas
1
Autor principal
Correspondencia: noelescal2@gmail.com
pág. 10747
Diffuse Identities of Peasants’ Know-How in Buenavista and Pochotitan,
Tlapacoyan, Veracruz
ABSTRACT
The objective of this work is to propose a model to infer the level of peasant identity in a context of the
socio-productive transformations of commercial coffee polyculture in two communities in the
municipality of Tlapacoyan, Veracruz. Semi-structured interviews were carried out with peasant leaders
and through the use of fuzzy logic the following equation was obtained:
Cam=Pr+Tr+VM+RSoc+NoCap-(Mig+OOc+RA) ± APG; The unknowns were divided into two:
closed answers and diffuse answers. The closed ones were answered with a yes or no, with a total value
of 1 or zero. The diffuse responses gave a certain degree of belonging in a profile. Each sign in the
equation shows what can be considered “peasant”, the “plus” sign being the one that supports the
peasant identity, while the “minus” would be the causes of why it is losing its identity, these being the
“diffusivity” of identity.
Keywords: social reproduction, fuzzy logic, precariousness, subjectivity, socio-productive
transformations
Artículo recibido 07 enero 2025
Aceptado para publicación: 11 febrero 2025
pág. 10748
INTRODUCCIÓN
Este trabajo tiene como objetivo definir mediante el referente de identidades difusas la identidad
campesina e ir más allá de una definición simple. Y es que asumirse como campesino y su forma de
saber-hacer las cosas representa procesos complejos, dinámicos, y algunas veces contradictorios para
aquellos que señalan que ya no es rentable ser campesino. No obstante, Bartra, enfatiza que ser
campesino implica: ocupar un lugar en la esfera económica, confrontar predadores semejantes,
compartir un pasado trágico y glorioso. [Sobre todo] sé es campesino por elección y apuesta al futuro.
(2008:11). En efecto, en estos tiempos en que las relaciones campo ciudad se han transformado y
derivado en que los habitantes de las comunidades rurales abandonen las actividades agrícolas y se
inserten en procesos productivos terciarios y propios de las ciudades como choferes, taxistas, entre
otras. Pero sobre todo por el impacto del cambio climático en el que la producción de alimentos escasea
ante lluvias atemporales, huracanes, sequias, heladas y granizadas que arruinan la producción agrícola
y pecuaria, por lo que el saber de los campesinos e indígenas en relación a la agricultura tradicional,
puede representar una opción alternativa sustentable.
En ese sentido, los campesinos e indígenas, que se quedan en el campo a pesar de los escasos recursos
económicos que disponen para la producción agrícola y pecuaria, continúan en sus parcelas y resisten
al incorporar tecnologías y técnicas que han desarrollado desde tiempos inmemorables. Para la visión
empresarial y mercantilista de la producción parece en retroceso, porque fundamentalmente la mano de
obra sigue siendo la unidad domestica campesina: es decir hijos, esposa o el propio campesino y con
escasa tecnología.
En otra perspectiva, esa terquedad de ser, forma parte de la resistencia de este modo de relacionarse con
su lugar de origen a través de la siembra de sus cultivos agrícolas, de su relación con la naturaleza y del
vínculo permanente entre cada uno de los integrantes de la comunidad a la que pertenece. La tierra,
como factor de producción para el campesino, simbólicamente representa la madre fecunda, en la cual
se deposita la semilla y emerge una planta capaz de dar frutos y alimentar a la población. Aunque
también ante la crisis económica, representa un medio para futuras transacciones en caso de alguna
enfermedad de algún integrante de la familia. Pero también tiene un valor social, ambiental y cultural.
Tal como lo ejemplifica Bartra:
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Pero para las mujeres y los hombres de la tierra las cosas son distintas. Se hace terruño al
andar, al habitar, al cultivar, al ponerle nombre a los ríos y los cerros, a los animales y a
las plantas... En su múltiple trajín las comunidades humanas construyen su entorno.
Espacios que pueden registrarse con diferentes códigos: regionalizaciones por cuenca,
planos catastrales, cartografías administrativas... Pero que, más allá de esos registros fríos,
son los mundos habitados que nos dan pertenencia, que nos dan arraigo, que nos dan
identidad. A todo esto, los pueblos campesinos lo llaman tierra. Nuestra tierra. Y por tierra
entendemos el lugar donde a través de la ocupación y el trabajo nos hacemos uno con el
entorno. Transformándolo físicamente pero también nombrándolo, dándole valor,
otorgándole significado. Espacios nunca acabados sino siempre en construcción mediante
acciones o políticas públicas. (2016, 20).
Lo anteriormente señalado nos parece importante mencionarlo ya que la diferencia de una persona y su
identidad se construye en torno a su forma de ser, de sus relaciones con los otros en la cotidianidad y
en la constitución de los mundos de vida. La identidad es reconocida en la interacción y comunicación,
Toledo (2012), explica que toda identidad es situada, en permanente construcción materializando
formas de ser en el mundo, individuales y colectivas. En el caso del campesino tiene una relación
específica con la tierra, con un valor más allá de lo monetario (Shanin, 1974), es subjetivo, emocional,
sostiene una relación de cercanía y de reciprocidad con la comunidad rural de la que forma parte; pero
también se ajusta a las normas jurídicas y legales vigentes (Lefebvre, 1978), paga impuestos sobre su
producción, resiste y acepta las políticas productivas que se le imponen y para completar sus estrategias
de reproducción social recurre a la pluriactividad (Jarquín, Castellanos y Sangerman, 2017).
En esta forma de concebir el mundo de vida campesino también se imbrican lo antiguo con lo moderno,
la tradición ancestral con los adelantos científicos, aderezado con una dosis de cosmovisiones,
cosmovivencias y consanguineidad.
Con esas formas en que se ha interpretado al campesino y su forma de ser. Derivamos que como
concepto no posee “fronteras nítidamente definidas” (Zadeh, 1996, 424). En esa perspectiva,
proponemos en este trabajo una concepción diferente sobre la forma de ser campesino.
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Y consideramos que el referente de identidades difusas nos puede dar una primera aproximación para
entender la identidad campesina e ir más allá de una definición simple.
En ese sentido, en un primer momento abordaremos lo que entendemos por identidades difusas
haciendo énfasis en la cotidianeidad de la vida campesina y su vínculo con el territorio que ocupa ya
que es un fenómeno complejo y es flexible en lo que se definirá como agricultor o campesino basándose
en el lenguaje natural de los sujetos de estudio. Se aleja de la dicotomía tradicional de una definición
exacta o no exacta y admite la complejidad del problema.
En un segundo momento se propone un modelo para inferir el nivel de la identidad campesina difusa
de un sujeto en un contexto de las transformaciones socioproductivas y para ello nos basamos como
ejemplo en el policultivo comercial del café en dos comunidades del municipio de Tlapacoyan,
Veracruz. No se aborda la condición de las mujeres productoras específicamente porque se asume que
el concepto de campesino y productor hace referencia al ser humano. Las preguntas que dan la pauta
para obtener una aproximación a las identidades difusas fueron: ¿cuál es la importancia del policultivo
en la reproducción social de los entrevistados? ¿de qué manera las transformaciones socioproductivas
afectan la identidad campesina? ¿cómo se podría inferir la pertenencia a una identidad campesina y qué
motiva que ésta se vuelve difusa?
METODOLOGÍA
Este trabajo es de corte cualitativo. Se privilegió el método etnográfico (Blásquez, 2016; Restrepo,
2016; Guber, 2011) pues la observación participante, las entrevistas, las charlas y la convivencia con
las familias campesinas dan cuenta de las configuraciones sociales que se busca comprender.
En un primer acercamiento al trabajo de campo en octubre de 2023 se realizó una visita a la Dirección
de Fomento Agropecuario del municipio de Tlapacoyan, Veracruz y se mantuvo una entrevista con los
encargados donde se preguntó sobre el clima de violencia presente en las comunidades. Debido al alto
grado de violencia recomendaron no realizar demasiadas entrevistas ya que durante esos meses en el
municipio se vivía una ola de extorsiones, que desafortunadamente continua. Maldonado (2024, 300)
lo describe de esta manera: “Cuando el pánico se instala en la cotidianidad genera sus propias narrativas
y representaciones; la percepción de vivir en medio de situaciones inesperadas, caóticas o inciertas
multiplica la desconfianza y nos hace presa de todo cuanto nos rodea.”
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Por lo que se tienen que buscar formas alternativas para continuar las investigaciones. No se podía
entrevistar a una muestra mayor de campesinos porque las preguntas planteadas fueron sobre sus
entradas y salidas de recursos financieros y humanos lo cual levantaría suspicacias que pondrían en
riesgo a los investigadores. En las discusiones metodológicas se planteó la pertinencia de entrevistar a
los líderes de los productores por lo que se les explicaron los objetivos de la investigación y se les
solicitó su apoyo. Estos dos líderes son pequeños productores que han formado parte de diversas
organizaciones, desde las primeras Unidades Económicas de Productores de Café (UEPC) auspiciadas
por el desaparecido INMECAFÉ, hasta las de reciente creación formadas por ellos mismos: la
“Organización de productores de Tlapacoyan S.P.R. de R.L.”.
Con las entrevistas semiestructuradas se realiza una aproximación teórica al ser campesino desde un
punto de vista productivo y de los sentires. Lo que nos llevó a crear un modelo que explique con valores
numéricos la pertenencia a esta identidad; de esta manera se puede inferir cuáles acciones podrían
impulsar la existencia campesina en este contexto histórico y cuáles no. En esa perspectiva, empelamos
los principios de la lógica difusa, teoría matemática que se puede aplicar para “traducir” el lenguaje
verbal al matemático y dar un “grado de pertenencia” a un grupo o a otro; de esta manera respuestas
ambiguas se puedan colocar bajo un marco en general y se puede dar un cierto valor. Al respecto
González (2011, 13) plantea que …de este modo una proposición no es totalmente (sino parcialmente)
cierta o falsa. Este grado se expresa mediante un entero en el intervalo [0, 1]” (esto se aprecia en las
fórmulas del modelo de campesinidad 1 y 2 desarrollada en la sección de resultados y discusión). Las
palabras que se emplearon como referencia, por ejemplo: más, poco menos, poco, mucho, muchísimo
responden a la subjetividad de los sujetos ya que ellos mismos califican las variables resultantes de su
actividad productiva. Una de las preguntas se refiere al impacto del apoyo gubernamental en la
producción, ambos productores coincidieron en contestar “muchísimo” esta respuesta eleva el valor de
la variable y al preguntar cuánto (sea en especie o en efectivo) recibieron contestaron poco y muy poco.
De esta manera se fueron construyendo las variables y los valores del modelo de campesinidad.
Para realizar este modelo se utilizaron las variables lingüísticas obtenida en las entrevistas; cuya
definición es:
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Una variable lingüística es aquella cuyos valores son palabras o sentencias en un lenguaje
natural o artificial. De esta forma, una variable lingüística sirve para representar cualquier
elemento que sea demasiado complejo, o del cual no tengamos una definición concreta; es
decir, lo que no podemos describir en términos numéricos. (González, 2011, 18)
Ejemplo, retomando los resultados de las entrevistas y al preguntar qué tan campesino es un sujeto,
ambos contestaron que son agricultores porque no venden su fuerza de trabajo y subsisten de lo que
producen. Aunque las definiciones de campesinado permitieron inferir que lo son, entonces en el
análisis de la información se buscaron las variables lingüísticas imprecisas o vagas que describieron su
comportamiento.
De esta manera, de un acontecimiento adverso se obtuvo un modelo que podría dar claridad a una
cuestión ontológica en la conformación de la identidad campesina. Maldonado (2024:305) recomienda
revisar cuáles “…son las posibilidades realistas que tenemos a la hora de emprender etnografías y qué
conocimientos etnográficos podemos proporcionar de acuerdo con nuestras valoraciones, peligros,
capacidades o habilidades. No se profundiza acerca de los eventos violentos ocurridos en el municipio
porque no son nuestro objetivo, únicamente se señalan para dar un contexto.
Identidad, sujeto y poder
Para Escobar (2010, p. 235) la conceptualización de la identidad es una invención moderna porque
supone “la construcción del individuo moderno, totalmente autónomo y en su libre voluntad, dotado
con derechos y sujeto a su propio conocimiento”, además considera que las identidades son
construcciones históricas por lo que es necesario analizar la “producción de sujetos a través de discursos
y prácticas articulados al ejercicio del poder”. (op. cit.:236)
De manera que hablar del mundo de las identidades nos remite al de los sujetos. Foucault afirma que
las relaciones de poder que ejerce un ser humano sobre otro son las que pueden hacer surgir a los sujetos,
los transforma y de esta manera define dos tipos de sujetos, el uno “sometido a otro a través del control
y la dependencia y el otro atrapado a su propia identidad por la conciencia o el conocimiento que posee
de sí mismo” (1982,7), en la interacción social.
Para Toledo (2012) el sujeto es un ser humano reflexivo que aprende de su experiencia en las relaciones
con el otro y posee capacidad de respuesta, de creación y de resistencia; es un ser subjetivado por
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mismo y por y con los otros en construcción dialéctica de la intersubjetividad (Ritzer, 1993, 390). El
poder no tiene que ser coercitivo se materializa cuando el sujeto realiza “voluntaria” y “libremente” lo
que desea como si fuera un “hacer propio” capacita al yo para continuarse en el otro en la interacción y
las tensiones para verse a sí mismo en el otro (Han, 2017).
De esta manera se puede definir al sujeto como un ser humano social con capacidad reflexiva y de
elección para decidir entre sus opciones (aunque sean limitadas) su ser y su hacer para transformar de
manera imperceptible las asimétricas relaciones de poder en las que se encuentra inmerso. Ser, estar y
hacer son los atributos que constatan la diferencia de una persona y su identidad se construye en torno
a su ser y sus relaciones con los otros en la cotidianidad y en la constitución de los mundos de vida.
Asimismo, el concepto de identidad permite entender y explicar la acción e interacción de los sujetos
al formar parte de sus mundos de vida. Giménez (1997) la asocia con el concepto de distinguibilidad,
lo que diferencia a unos sujetos de otros en su cotidianidad, situada en un sistema de relaciones que es
reconocida por los demás en la interacción y comunicación. Por su parte Toledo (2012) va más allá y
explica que toda identidad es situada, en permanente construcción materializando formas de ser en el
mundo, individuales y colectivas.
Bauman (2001) en Béjar (2007) analiza la identidad flexible, plural y abierta, una construcción temporal
que se puede cambiar conforme a episodios, que en el caso del campesino de acuerdo al cultivo o
contexto productivo en que se encuentra, le toca ser agricultor, cafeticultor, platanero, citricultor,
migrante, entre otras.
De la figura del campesino peyorativa al difuminado
La palabra peasant, paysan (campesino) y otras similares fueron utilizadas en Europa hasta el siglo XIX
para referirse de manera peyorativa a los pobladores pobres de las áreas rurales; estas palabras
denotaban la sumisión del campesino con relación a los habitantes de las áreas urbanas (Van der Ploeg,
2010). Las revoluciones sociales del siglo XX reivindicaron al campesinado reconociendo esta
categoría, aunque lo confinaba a un lugar y unas funciones específicas como productor de alimentos
baratos, ejército industrial de reserva en términos Marxianos.
En México, después de la Revolución Mexicana, el campesino adquirió una nueva “prominencia y un
uso generalizado como un marcador de identidad política autoadscrito” con intereses económicos y
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valores culturales. Los campesinos solían ser diferenciados de los granjeros (farmers), pues se asumía
que los primeros tenían como objetivo la subsistencia y la producción de cultivos comerciales
principalmente para la supervivencia y para mantener el estatus social, en lugar de buscar invertir y
expandir la escala de sus operaciones, como era supuestamente el caso de los segundos. (Edelman,
2022, 56)
En la cultura griega, el campesino era considerado un hombre libre, orgulloso e independiente, su labor
agrícola representaba lo sublime, también le conocían como el agricultor. En contraparte, para los
romanos el campesino era considerado un subordinado. Similar al actual término italiano contadini que
significa los hombres del patrón malos, feos e incapaces de controlar su propio destino. En el mundo
moderno se considera al campesino como un obstáculo al cambio al que se le busca reemplazar por los
empresarios agrícola. Aunque la familia campesina representa aproximadamente dos quintas partes de
la humanidad. (Van der Ploeg, 2010, 12)
Shanin (1974) por su parte, el campesino representa la clase incómoda porque tienen poca o ninguna
semejanza con las demás clases tomando en consideración la definición de clase de Weber (Ritzer,
1993). Además, guarda una relación específica con la tierra y su relación con ella tiene un valor más
allá de lo monetario, es subjetivo, emocional. Trabaja la tierra principalmente para su autoconsumo con
la ayuda familiar y sostiene una relación de cercanía y de reciprocidad con la comunidad rural de la que
forma parte, además de cumplir obligaciones con las clases dirigentes.
Además de estas consideraciones de Shanin, Lefebvre (1978) agrega que el campesino tiene que
ajustarse a las normas jurídicas y legales vigentes, pagar impuestos sobre su producción, resistir y
aceptar las políticas productivas que se le imponen; reconoce que en el mundo de vida campesino se
imbrican lo antiguo con lo moderno, la tradición ancestral con los adelantos científicos, aderezado con
una dosis de cosmovisiones y consanguineidad.
La figura del campesino como vemos tiene múltiples interpretaciones. Hay quienes sostienen que, a su
tiempo, desaparecerá, pero esto no significa que la producción agropecuaria desaparezca, son las formas
en que se produce y cómo se produce (Hardt y Negri, 2000). Situación que en los tiempos actuales lo
apreciamos con las nuevas tecnologías en las grandes producciones en manos de las transnacionales
agroalimentarias que definen qué producir y cómo producir.
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En este sentido el concepto de campesino no tiene “fronteras nítidamente definidas” (Zadeh, 1996, 424)
y a lo largo de la historia se ha ido transformando hasta casi volverlo invisible en las leyes y en los
programas, por ejemplo: en la Ley Agraria únicamente aparece una vez cuando se menciona que se
deroga la Ley del Seguro Agropecuario y de Vida Campesino, en su lugar se habla de trabajadores y
pobladores del campo.
De ahí que llegamos a integrar el concepto de identidades difusas para ir más allá de una definición
simple. Es decir, el ser campesino y su forma de saber-hacer representa procesos complejos, dinámicos,
incorporando tecnologías y técnicas que han desarrollado en la praxis; a veces parecen en retroceso,
otras que se sumen en la pasividad, pero forman parte de la resistencia de este modo de vida; “se podría
decir que los agricultores nunca han dejado de ser campesinos” (Van der Ploeg, 2010, 46) y viceversa.
Cuando hablamos de identidades difusas nos referimos a la complejidad del fenómeno, es flexible en
lo que se definirá como agricultor o campesino basándose en el lenguaje natural de los sujetos de
estudio. Se aleja de la dicotomía tradicional de una definición exacta o no exacta y admite la
complejidad del problema. No se puede decir que un campesino es más campesino porque siembra la
milpa y otro que siembra plátano y lo comercializa es menos campesino o es menos agricultor; este
concepto “difuso” o “borroso” es tomado de la lógica difusa que admite “... hay una clase de objetos
en los que la transición de la pertenencia a la no pertenencia es gradual y no abrupta”. (Zadeh, 1996,
425). De esta manera, la lógica difusa “opera con conceptos e ideas vagas e imprecisas partiendo de la
premisa según la cual la diferencia entre los conceptos y las ideas no es de esencia, sino de grado.
(Giraldo, 2017, 0) En la lógica clásica el concepto de campesino tendría un papel dual de el ser o no
ser”; aunque los autores Van der Ploeg (2010), Bartra (2008), Lefevbre (1978) y Shanin (1974) afirman
que éste presenta matices y está situado de acuerdo a la época y el lugar. Además, el carácter del
campesino se distingue por su pragmatismo e intentar con la lógica difusa indagar cuáles son las
variables y en qué grado (mucho, poco, nada) conforman su identidad permitiría conocer qué lo que
más impacta en su conformación desde el punto de vista productivo, qué es lo que le permite ser y no
ser campesino al mismo tiempo que es taxista, migrante, albañil entre otros trabajos que le permite
subsistir en un mundo cada vez más competitivo.
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Cafeticultura en México y rutas para interpretar lo difuso
El sistema capitalista que impera en América Latina se distingue por ser extractivista. Gudynas (2013)
explica que esta extracción puede ser directa o indirecta; en la primera se toma de la naturaleza lo que
se utilizará por lo humanos (roza tumba y quema para sembrar milpa) y en la segunda, se modifica la
naturaleza para sembrar el cultivo orientado en más del 50% de su producción a la exportación sin
procesar o con un mínimo de transformación (por ejemplo, la tala y desmonte de selvas para cultivar
cafetales). El extractivismo ha estado presente desde la conquista, hace más de 500 años, en América
y ésta ha proveído de recursos naturales a las grandes metrópolis. (González, 2023)
Esta relación asimétrica de poder se ha perpetuado y a finales del siglo XIX dio pie al esquema de
división internacional del trabajo vinculada al mercado mundial que terminó por especializar a los
países latinoamericanos en uno o dos productos de exportación” (Guerra, 1997, 34), de esta manera se
consolidaron los commodities
2
. Se puede decir que: “Quién trabaja, qué y para quién, depende por lo
pronto de intrincados movimientos internacionales de dinero y capital” (Hirsh, 2001, 35). En esa
perspectiva un commoditie que ha sido más valorizado es el café que desde el siglo XIX fue impulsado
en los países que poseen ventajas comparativas naturales, suficiente mano de obra en condiciones
precarias y facilidades para la exportación (Romero, 1887).
El impulso que el político liberal Matías Romero dio a la cafeticultura (Cruz y Díaz, 2009) y los puestos
de alto nivel en los que se desempeñó dieron origen a que inversionistas extranjeros se interesaran en
la producción del aromático en tierras mexicanas y de esta manera este cultivo se extendió,
principalmente en la región sureste del país, donde se privilegió la colonización de tierras baldías
3
por
extranjeros y se amplió la producción de café, tabaco y caña de azúcar entre otros cultivos tropicales.
El auge del café después de la independencia se debe en gran medida a la disponibilidad de la tierra.
Con esta finalidad se realizó una reforma agraria para colonizar tierras, reducir tierras comunales y
ejidales y propiciar la privatización para dejar atrás una agricultura itinerante transformándola en
2
Se refiere a bienes que son considerados homogéneos independientemente de su origen, donde no existe una fuerte
diferenciación entre sus variedades, que incluso pueden estar estandarizados, y que son comercializados en grandes volúmenes.
3
Tierras deshabitadas con vocación agrícola.
pág. 10757
producción exportadora fija y convirtiendo la fuerza de trabajo en mercancía para las grandes
plantaciones.
La producción de café y de caña de azúcar fueron importantes debido a las ventajas comparativas de
estos países, así que su explotación fue fomentada desde el Estado relegando la producción de cultivos
de autoconsumo como maíz y frijol. Estos commodities se sembraban tanto en grandes extensiones de
tierra como en pequeñas propiedades campesinas.
En las pequeñas propiedades se hace un aprovechamiento de la mano de obra familiar (León &
Rodriguez, 2021; Nolasco, 1985), tanto los hombres como las mujeres y los niños, desde los seis años,
ayudan en las labores del cultivo especialmente en la cosecha que dura de cuatro a seis meses al año y
en la poscosecha, ya sea en la pequeña finca como en las grandes contratándose como jornaleros.
Pese al trabajo realizado a lo largo del año la realidad es difícil para las familias campesinas porque
obtienen un ingreso “mínimo para la subsistencia, reproduciendo las mismas condiciones de vida”
(González-Romo, et al., 2019,64).
Tanto León & Rodriguez (2021) como Bartra (2012) afirman que las áreas geográficas de mayor
producción cafetalera coinciden con las áreas con mayores índices de pobreza y precariedad económica;
este producto de alto valor comercial internacional existe en las zonas de mayor marginalidad en México
donde todavía predominan relaciones coloniales o neocoloniales con respecto a la producción de café.
La precariedad en las condiciones del mercado, así como las plagas y enfermedades del cafeto han
propiciado que los sujetos busquen distintas alternativas entre las que destacan: la certificación de la
producción en las áreas de alta calidad o la certificación de la cantidad de café comercializado,
vendiendo su fuerza de trabajo, el comercio informal, la emigración a otros estados y al extranjero, y la
reconversión productiva de los cafetales agregando nueces, aguacate, plátano y cítricos o cambiando a
monocultivo. Los cambios productivos y las certificaciones son parte de las estrategias que ha
impulsado el Estado que reconoce la existencia de la precariedad en las condiciones de vida de las
familias productoras.
De esta manera, la producción agrícola que ha forjado una cultura inserta a un mercado capitalista de
commodities se va modificando de acuerdo a las necesidades externas y a las crisis del capital; los
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sujetos al estar insertos en estas condiciones crean estrategias, unos cambian su producción con el apoyo
estatal, pero otros no lo hacen y continúan con los cultivos que les dan una identidad.
Al encontrarse las familias campesinas inmersas en esta realidad abigarrada, en la disyuntiva del
cambio productivo y la pluriactividad surge la necesidad de comprender sus efectos en los sujetos y en
las identidades campesinas ya que se reconfigurarán las formas de “ser, saber y hacer en el mundo”, es
decir su historicidad (Escobar, 2017, 179), se crearán nuevos símbolos y significados dando lugar a
nuevas relaciones de poder y de diferenciación económica.
La cafeticultura en Tlapacoyan, Veracruz. Concreciones de lo difuso
El municipio de Tlapacoyan, Veracruz en la parte central de dicha entidad federativa limita al sur con
los municipios Jalacingo y Atzalan, al este con Martínez de la Torre y al norte y oeste con el estado de
Puebla. El clima es cálido lluvioso, con una temperatura promedio de 22-24 °C y la precipitación oscila
de 1900-3600 mm (SIEGVER, 2021) estas condiciones medioambientales son propicias para el
desarrollo de commodities como el cafeto, los cultivos de cítricos y plátanos.
Figura 1. Mapa del municipio de Tlapacoyan, Veracruz
Elaboración propia con base en mapas de INEGI.
pág. 10759
Los factores que han impactado negativamente en la producción del policultivo han sido los erráticos
precios internacionales del café, los fenómenos meteorológicos adversos aunados al escaso apoyo
estatal a la producción del aromático que han ocasionado una reconfiguración de la producción. Del
predominio de un policultivo comercial del café -plátano-cítricos que se impulsó durante la década de
los años sesenta y setenta del siglo pasado mediante políticas públicas, se cambió al monocultivo del
plátano y al de limón. Esta reconfiguración de la producción ha ocasionado modificaciones en la
cotidianidad y en los roles que desempeña cada miembro de la familia. Anteriormente la familia se
mantenía unida al territorio debido a la producción del café y en la época de cosecha era común que
todos los miembros se dedicaran al corte ya sea en su huerto o se empleaban con los vecinos.
Actualmente alrededor del 50% de la población masculina en edad de trabajar migra a los Estados
Unidos por contrato y las huertas con café se encuentran en el abandono, algunos campesinos han dado
preferencia al cultivo del plátano y han empezado a eliminar el cafeto de los huertos. Otros se han
dedicado al comercio informal y algunos se han enrolado en el crimen organizado que asola a la región.
El policultivo había demostrado ser muy eficiente desde el punto de vista agrológico y económico, al
hacer un aprovechamiento óptimo del suelo y del espacio tanto en forma vertical como horizontal al
asociar cultivos con un alto valor comercial; y desde el punto de vista social dotar a la población de
empleo local y forjar una cultura. Dicha cultura estaba relacionada con la producción del café, los
entrevistados se asumían caficultores debido a que en los tiempos de bonanza llegaron a poseer
pequeños beneficios individuales y una secadora dentro de la organización que les proporcionaba una
identidad en el trabajo, además sus cosechas se exportaron a Estados Unidos y Europa y esto les brindó
un estatus que los otros no poseían.
Era común llegar a Tlapacoyan durante los meses de la cosecha (octubre-marzo) y percibir el aroma a
café en todo el municipio, algo que Giménez (1997) denomina distinguibilidad porque los diferenciaba
de los otros poblados y al mismo tiempo los hacía reconocerse en el otro. No sólo era la cultura
cafetalera lo que marcaba su identidad sino el hecho de reconocerse en su hacer y saber. Escobar (2017,
179) afirma que Nuestras posturas ontológicas acerca de qué es el mundo, lo que somos y cómo
llegamos a conocer el mundodefinen nuestras vidas y nos proporcionan las razones necesarias de
continuar existiendo.
pág. 10760
Sin embargo, a la caída del mercado del café los campesinos necesitaron hacer transformaciones
productivas para continuar la reproducción social fortaleciendo la producción de plátano pasando a
segundo o tercer plano el cafetal. De esta forma la identidad cafetalera se vio disminuida, pero se
aseguró la reproducción. Por esta razón proponemos el concepto de identidades difusas como una forma
de ser que adopta el campesino con la finalidad de apropiarse y de permanecer en su mundo.
Materializando una producción difusa: el policultivo comercial del café
En el municipio de estudio predomina el policultivo comercial que combina cafeto, con plátano y
cítrico; cafeto con plátano; cafeto con cítricos, en la parte alta. Pero en las partes “media y baja
cambiaron este sistema a monocultivos de plátano y cítricos”. (Cruz et al., 2015, 324); de esta manera
se observa que la producción de cítricos se ha incrementado de manera sustancial. Únicamente se
observa un descenso durante el período de la pandemia. Sin embargo, en pláticas sostenidas con los dos
productores del policultivo se señala el apoyo que las autoridades están otorgando a la plantación de
limón y cómo ya están recibiendo asesorías técnicas para implementar un paquete tecnológico en las
huertas muestra.
El café es una planta umbrofila, por ende, su cultivo demanda una cubierta arbórea (sombra) para
desarrollarse adecuadamente, requiere más o menos unas cinco horas de sol diarias para su óptimo
desarrollo vegetativo. Por esta razón se cultiva en diferentes tipos de policultivos ricos en biodiversidad.
Se distinguen cinco tipos de policultivo: el sistema rusticano, de montaña o natural combina gran
cantidad de especies arbóreas originarias; el de policultivo tradicional, combina vegetación natural con
especies introducidas; el policultivo comercial, eliminación total de la cobertura forestal nativa, la
introducción de especies con buenos atributos de sombra para el café y que generen otros productos.
Para el caso se emplean especies como chalahuite (Inga spp), caucho o hule (Castilla elástica), cedro
(Cedrela mexicana), cítricos (Citrus spp), plátano (Musa spp), pimienta (Piper nigrum) y guayaba
(Psidium guajava), entre otras; el especializado y el sistema a sol (Escamilla, et al. 1994:46-62). En los
terrenos también se observan árboles frutales como la chinina (Persea schiedeana Nees), mango criollo
(Mangifera indica), zapote mamey (Pouteria sapota), pimienta (Piper nigrum), aguacate criollo
(Persea americana var. drymifolia), algunas arvenses de valor culinario como el tapicón (Calathea
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lutea) que se utiliza para la elaboración de chilahuates y pintos, el chiltepín (Capsicum annuum L. var.
glabriusculumque) crece silvestre.
En esta primera aproximación se buscó documentar que la teoría y metodología propuestas, así como
la guía de entrevista son pertinentes para analizar las identidades campesinas difusas con base en su
saber, estar y hacer. Las interrogantes que guiaron esta exploración son ¿cuál es la importancia del
policultivo en la reproducción social de los entrevistados? ¿de qué manera las transformaciones
socioproductivas afectan la identidad campesina?
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Ante la necesidad de entender la identidad campesina difusa se recurrió a la realizar un recuento para
conocer cuál fue la razón del cambio socio productivo de la milpa sembrada en un pasado lejano y la
adopción del policultivo del café en este lugar. El acceso a la tierra y el inicio de la cafeticultura
estuvieron determinados por el capital económico y el capital social (Boyer, 2015), esto se explica a
continuación. Ambos productores recordaron pláticas de los abuelos donde les contaban que a la
cabecera municipal llegó un señor llamado Wolstano Vernet
4
a finales de la década de los cuarentas,
que compraba café. Este señor les proporcionaba dinero a los campesinos que quisieran comprar tierras
para sembrar su milpa con la condición de que asociaran “matas” de café a ella y cuando cosecharan la
cereza se la vendieran ya que poseía un beneficio. De esta manera inició la pequeña propiedad en la
comunidad de Buenavista y de Pochotitan.
Este hecho marcó el inicio del policultivo del café y de la identidad difusa ya que los campesinos
sembraban la milpa para su autoconsumo, pero al mismo tiempo empezaron a sembrar el café pagar la
deuda contraída. Más adelante el Estado por medio de las políticas públicas estructura al INMECAFE
en 1958 y su entrada al municipio en la década de los setentas significa el fin de la milpa y el auge del
café en policultivo.
Parte de las políticas de INMECAFE era proporcionar la técnica y los insumos para la producción,
además del adiestramiento a los campesinos que así lo desearan. Ofertó plazas de técnicos y en 1971
los campesinos entrevistados fueron contratados; durante cinco años trabajaron y capacitaron a otros
4
El señor Vernet fungía como representante de la empresa paraestatal Compañía Exportadora e Importadora Mexicana, S.A.
CEIMSA, creada en 1937.
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que quisieran aprender desde la creación de viveros, las podas y la aplicación de insumos, hasta la
industrialización del café y la organización social para la producción.
Los dos entrevistados son mayores de 70 años, viven en diferentes comunidades; uno en Pochotitan y
el otro de Buenavista. Desde los doce trabajan la tierra. Su cultivo principal, históricamente, ha sido el
café, aunque durante los últimos diez años el plátano ha tenido mayor valor comercial. El destino de la
producción es para el mercado local, ambos entrevistados venden a los intermediarios. El café a un
beneficio particular cercano, que lo vende a otra empresa para su exportación, y el plátano a un
distribuidor, que lo traslada a la Central de Abastos de la Ciudad de México.
Ellos al igual que otros campesinos han impulsado a sus hijos y familiares menores a seguir a estudiar
fuera de las comunidades para que tuvieran una vida diferente, menos pesada por lo que este
conocimiento acumulado está en riesgo de perderse. Actualmente son pocos los productores que saben
hacer un vivero de café, colocan trampas para la broca del café porque el Comité de Sanidad Vegetal
del estado de Veracruz les proporciona los insumos.
Alrededor del 50% de los hombres en edad productiva emigran contratados a los Estados Unidos y
retornan durante el invierno, pero ya no dependen de la producción de las huertas para la reproducción
social.
Al ser interrogados sobre si se identifican como campesinos o productores, ambos contestaron que son
agricultores porque pueden vivir de lo que producen sus tierras y no tienen la necesidad de vender su
fuerza de trabajo. Esta respuesta detonó la reflexión sobre la identidad difusa porque a lo largo de sus
vidas fueron pluriactivos. Cuando fue el auge del café ser cafeticultores les llenaba de orgullo, ser
plataneros aún no lo asimilan de la misma forma.
Ambos campesinos reciben transferencias sociales por medio del programa Pensión para el Bienestar
de las Personas Adultas Mayores. El programa Sembrando Vida no se ha implementado en el
municipio debido a que tiene poca marginalidad.
Para tratar de entender cuáles son los factores que modifican o fortalecen la identidad se recurrió al
empleo de la lógica difusa, para obtener las variables de mayor importancia se emplearon las respuestas
de las entrevistas.
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Resultados obtenidos con la lógica difusa
De acuerdo con la lógica difusa y los resultados de las entrevistas se obtuvo la siguiente ecuación:
Cam=Pr+Tr+VM+RSoc+NoCap-(Mig+OOc+RA)±APG±OrPr (1)
Cuadro 1. Variables obtenidas en las entrevistas y su valor para el análisis matemático
Variables
Representación
Análisis
Campesinidad
Cam
Propiedad de la tierra
Pr
si/no
Trabajo
Tr
Log. Dif
Vende al mercado
VM
si/no
Reproducción social
RSoc
si/no
No acumula capital
NoCap
no
Migración
Mig
Log. Dif
Otra ocupación
OOc
log. Dif
Reciben apoyos económicos externos
RA
si/no
Apoyo Gubernamental a la producción
APG
Log. Dif
Organización de Producción
OrPr
Log. Dif
Fuente: Elaborada en colaboración con Ing. Omar Medina Rodríguez a partir del trabajo de campo realizado durante el año 2023.
Para este caso no es relevante la Organización de Producción quedando la ecuación (1) como:
Cam=Pr+Tr+VM+RSoc+NoCap-(Mig+OOc+RA)±APG (2)
Las incógnitas se dividieron en dos, las respuestas cerradas y las respuestas difusas. Las cerradas se
contestaron con un si o no, con valor total 1 o cero.
Las respuestas difusas dieron un cierto grado de pertenencia en un perfil. Por ejemplo, una respuesta
fue “recibo algunos apoyos gubernamentales” y se obtuvo un valor de 20 o 30% del total, que es un
ejemplo de “claro que si recibo apoyos”.
Existe un término especial que tiene un signo “±” ya que esta variable puede tanto actuar a favor de la
identidad, como en su contra.
Cuando Cam = 1 es un campesino ideal
Cuando 0 < Cam < 1 es una identidad campesina que se va difuminando (no se siente perteneciente al
campesino) mientras más cerca del 1 más campesino es.
Cuando Cam ≤ 0 no es un campesino
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El valor de 1 Cam, sería la difusividad de su pertenencia (identidad difusa).
Se puede observar en la ecuación que una de las variables más importante y que podría sumar o restar
a la identidad campesina es el apoyo gubernamental a la producción (APG). En función de ésta el
campesino planea sus estrategias de reproducción social, si el apoyo es mínimo o nulo buscará en otro
lado la manera de allegarse de recursos; si el apoyo es significativo fortalecerá su actividad agropecuaria
y por lo tanto la identidad campesina se vería fortalecida porque dentro de su territorio tendrá los
recursos necesarios para la vida.
DISCUSIÓN
En esta primera aproximación se buscó documentar que la teoría y metodología propuestas sean las
idóneas para analizar las identidades campesinas con base en su saber, estar y hacer, así como
vislumbrar las nuevas relaciones de poder y de diferenciación económica.
Las relaciones coloniales impuestas desde la conquista aún pesan sobre las decisiones políticas que
favorecen a los sujetos que detentan el poder y ha moldeado una identidad campesina difusa, donde se
expresa la heterogeneidad. No se puede afirmar que todos los campesinos o agricultores son iguales, en
los ejemplos presentados se pueden observar dos tipos “ideales” uno preocupado por el medio ambiente,
actuando en consecuencia y el otro totalmente volcado a la productividad y la autonomía de la finca
pero que requiere de las remesas para continuar su producción.
Pese a los altibajos en el valor de la producción (Figura 2) la importancia del policultivo en la
reproducción social no se ha reducido en las partes altas del municipio porque los distintos períodos
productivos de los cultivos provocan que se distribuyen los ingresos a lo largo del año y se reduzca la
dependencia de un solo cultivo; aunque en las partes medias y bajas lo que ha significado pérdidas
considerables tanto en la biodiversidad como en la fertilidad del suelo por el uso de paquetes
tecnológicos para el plátano, el limón y los cítricos en monocultivo. Además, al eliminar la cubierta
variada vegetal ocasiona que se acentúe efecto negativo de los huracanes y las suradas.
La posible confusión en el uso de los conceptos de campesino y agricultor refiere a las ideologías que
el Estado ha implementado por medio de los programas clientelares. El INMECAFE creó una identidad
dependiente de la producción del aromático y su desaparición sembró la vulnerabilidad en los
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cafeticultores al no contar con un mercado seguro para su producción, la asesoría técnica y los apoyos
en créditos blandos.
Al cuestionarles si se consideran campesinos, estos dos productores dicen reconocerse como
agricultores porque, a decir de ellos, los campesinos son el equivalente a peones que no pueden
solventar la reproducción social sin tener que vender su fuerza de trabajo. Por lo que es necesario
recordar la definición griega del agricultor orgulloso de y de su desempeño descrito por Van der
Ploeg, (2010) y la definición peyorativa europea de campesino anterior al siglo XX, donde campesino
era sinónimo de pobreza, atraso e ignorancia (Edelman, 2022).
Entonces ¿cómo se ejerce el poder? En el caso del agricultor T se puede observar que el ejerce poder
sobre otros (Foucault, 1988) agricultores al ser el representante del grupo de trabajo debido al
reconocimiento social obtenido durante su gestión en la organización; se observa que el ejercicio de su
poder consiste en “conducir conductas”.
Se puede inferir que la identidad del campesino es flexible, plural y abierta (Béjar, 2007); puede vender
su fuerza de trabajo y desempeñarse como peón, naranjero, viverista, cafeticultor, agricultor y
agroecólogo porque posee la capacidad de reflexionar y de aprender de su experiencia en las
interacciones sociales y al mismo tiempo organizar respuestas en su hacer cotidiano (Toledo, 2012).
Así, “el trabajo campesino, no es solamente para la producción y reproducción incesante de la
mercancía, sino para la producción y reproducción de cosas, vínculos y relaciones sociales comunitarias
en las cuales prima el valor de uso sobre el valor de cambio” (Chica et al., 2022, 277) por lo que este
sujeto social construye su identidad difusa en la interacción continua con el otro con el que se identifica
y se reconoce a mismo y es reconocido, por ello median entre los sujetos “graduaciones, matices,
heterogeneidad y especificidad” (Van der Ploeg, 2010,49) que los hacen únicos como seres humanos.
CONCLUSIONES
Para este trabajo se infiere que la identidad campesina se encuentra ligada al ser-saber-hacer de las
personas por lo que se plantea que un fuerte componente de la identidad es la manera en la que se
obtienen los recursos necesarios para la reproducción social. Hemos visto que los campesinos pasaron
de cafeticultores en policultivo a priorizar sólo un cultivo en las tierras, de tener una fuerte identidad
con el café y su producción a diluirla adoptando otros cultivos, otras formas de vivir su cotidianidad
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que todavía no se arraigan en mismos, ni en el territorio. Aunado a ello los programas impulsados
desde el Estado de migración por contrato han ocasionado que una parte de la población migre y cambie
de actividad; además de la intrusión del crimen organizado ha significado que una parte de los
campesinos la consideren una fuente de empleo. Estos condicionantes han provocado que la identidad
campesina se vuelva más flexible y difusa dependiendo del rol que les toque desempeñar porque el ser
humano es pragmático y reflexivo y buscará la manera de obtener los medios necesarios para la
sobrevivencia.
Por ello este trabajo por medio de los principios de la lógica difusa se observó que cada signo en la
ecuación muestra qué es lo que se puede considerar como “campesino”, siendo el signo más el que
apoya a la identidad campesina, mientras que el menos serían las causas de la vaguedad de su identidad,
siendo éstas la “difusividad” de la identidad. Con ello se podría diseñar políticas públicas para evitar
que la identidad se vuelva más difusa (borrosa), si la identidad es igual a uno, querrá decir que el
campesino obtiene con su saber-hacer los medios de vida necesarios para continuar la reproducción de
este modo de vida, el caso contrario significa una descampesinización de las áreas rurales.
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