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PRÁCTICA DE LECTURA EN ESTUDIANTES DE
EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
READING PRACTICE IN UNIVERSITY STUDENTS
Hernán Martín Cari Mamani
Programa de Estudios de Educación Primaria

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DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i1.16707
Práctica de Lectura en estudiantes de educación universitaria
Hernán Martín Cari Mamani1
hernan.cari@unsaac.edu.pe
https://orcid.org/0000-0001-7869-9024
Programa de Estudios de Educación Primaria,
filial Canas de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco
Perú
RESUMEN
El estudio aborda la práctica de lectura en estudiantes de educación, tuvo como objetivo analizar la práctica
de lectura en estudiantes de educación universitaria. Se adoptó un enfoque cuantitativo, de nivel
descriptivo-explicativo, con un diseño no experimental y de corte transversal. La población estuvo
conformada por 285 estudiantes del programa de estudios de Educación Primaria de la filial Canas de la
Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco. La muestra fue seleccionada mediante un muestreo
no probabilístico e intencional, conformada por 65 estudiantes matriculados en primero y segundo semestre
de 2024- II, hombres y mujeres, entre las edades de 17 y 19 años, quienes respondieron una encuesta sobre
componentes de la práctica lectora. Entre los hallazgos más significativos se tiene el 36,9% de los
estudiantes leen tres horas a la semana, el 51,8% de los estudiantes leen textos académicos, el 33,8% de los
estudiantes realiza la práctica. Se concluye que una proporción significativa de estudiantes se dedica a la
lectura, especialmente de textos académicos, con un tiempo moderado de lectura semanal y una tercera
parte involucrada activamente en la práctica. Se realiza una reflexión de mejorar la lectura y su práctica en
los estudiantes universitarios.
Palabras clave: estudiante; lectura; prácticas de lectura; universitario
1 Autor principal
Correspondencia hernan.cari@unsaac.edu.pe

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Reading practice in university students
ABSTRACT
The aim of this study was to analyze the reading practice of university students. A quantitative, descriptive-
explanatory approach was adopted, with a non-experimental and cross-sectional design. The population
consisted of 285 students of the Primary Education program of the Canas branch of the Universidad
Nacional de San Antonio Abad del Cusco. The sample was selected through a non-probabilistic and
intentional sampling, made up of 65 students enrolled in the first and second semester of 2024-II, male and
female, between the ages of 17 and 19, who responded to a survey on components of reading practice.
Among the most significant findings were that 36.9% of the students read three hours a week, 51.8% of the
students read academic texts, and 33.8% of the students practice reading. It is concluded that a significant
proportion of students are dedicated to reading, especially academic texts, with a moderate weekly reading
time and a third actively involved in the practice. A reflection is made to improve reading and its practice
in university students.
Keywords: student, reading, reading practices, college, university
Artículo recibido 06 enero 2025
Aceptado para publicación: 10 febrero 2025

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INTRODUCCIÓN
La lectura es ampliamente reconocidao como un instrumento fundamental para acceder, construir y
comunicar el conocimiento en diversas disciplinas científicas. A través de ella, los estudiantes universitarios
pueden explorar nuevas ideas, desarrollar habilidades críticas y adquirir información que les permite
ampliar su comprensión del mundo. Además, la lectura facilita el intercambio de pensamientos y
descubrimientos, siendo fundamental para el avance académico, científico y cultural. Su práctica constante
no solo promueve el aprendizaje continuo, sino que también fomenta la capacidad de reflexión y el
desarrollo de un pensamiento independiente y analítico; su práctica debería entenderse como una
herramienta clave para la adquisición de conocimiento, el fortalecimiento de la identidad cultural y el
fomento de una ciudadanía crítica.
En el ejercicio de práctica de lectura lo fundamental es enfatizar que su práctica sea intencionada, es decir
una acción deliberado como para inquirir a partir de cuestionar, de los cuales manifiestan juicios y
reflexiones que facilitan la comprensión e interpretación de lo leído. Por ende, la lectura es una práctica
sumamente fructífera, favorece el desarrollo de la imaginación, el pensamiento crítico, y mejora las
habilidades lingüísticas. Además, proporciona información y conocimiento, fomenta la libertad, entre otros
beneficios.
La práctica de lectura son actividades humanas que están intensamente condicionados por las condiciones
sociales, las cuales determinan las formas en que se lee, los usos de la lectura, los significados atribuidos a
los textos, los modos de aprender a leer y los materiales disponibles para la lectura. Estas prácticas se
definen dentro de contextos sociales específicos, estrechamente vinculados a las actividades, interacciones
y la apropiación de bienes culturales de cada sociedad. En este sentido, los estudios previos corroboran la
importancia de estos factores. En particular, Venegas, G. et al. (2021) encontró que el 50% de los
estudiantes lee poco, mientras que el 70% prefiere leer cuentos. Además, el 90% expresa el deseo de que
sus docentes fomenten la lectura mediante actividades lúdicas. Por otro lado, el 40% de los estudiantes
reporta dificultades en la comprensión lectora. Este resultado refleja que, si bien existe un interés por la
lectura, la mitad de los estudiantes lee de manera limitada, lo que evidencia la falta de un hábito lector
significativo y subraya la necesidad de promover prácticas lectoras más consistentes y efectivas.

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Las prácticas lectoras se deben explicar según los contextos en los que se desarrollan, porque se generan en
diversos espacios y tienen que ver con las condiciones sociales y culturales. Es decir que los estudiantes
tienen prácticas heterogéneas porque provienen de diversos estratos sociales y niveles culturales diferentes.
Esto es corrobora con la investigación de CERLALC (2011), ha explorado y analizado el comportamiento
lector, se observó que, dentro de las actividades que los menores de 15 años realizan con mayor frecuencia
en su tiempo libre, la lectura ocupa el sexto lugar. En cuanto a la frecuencia de la lectura, el 34% de los
estudiantes indicó que lee de 15 a 20 minutos de forma continua, utilizando cualquier tipo de material y
soporte, entre una y tres veces a la semana. Un 28% lo hace a diario, mientras que un 24% lo practica de
manera ocasional.
El estudio de práctica de lectura en los estudiantes universitarios es fundamental porque permitirá
identificar las claves para potenciar una habilidad esencial para su desarrollo académico y personal. La
lectura no solo enriquece el vocabulario y la comprensión, sino que también estimula el pensamiento crítico,
la creatividad y la capacidad de análisis, elementos imprescindibles para afrontar los retos del conocimiento
en un mundo cada vez más complejo. Este estudio brindará valiosas herramientas para diseñar estrategias
innovadoras que motiven a los estudiantes a leer de manera más frecuente y profunda, favoreciendo su éxito
académico y contribuyendo a formar individuos más capacitados y comprometidos con su aprendizaje y
entorno.
El objetivo de investigación fue analizar las prácticas de lectura de los estudiantes del programa de estudios
de Educación Primaria de la filial Canas de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, con
el propósito de resaltar cómo estas prácticas lectoras influyen en el ámbito académicoo, ya que su desarrollo
y fortalecimiento son fundamentales para el rendimiento y aprendizaje de los estudiantes. Por consiguiente,
el estudio conlleva una reflexión sobre la mejora de la lectura, con el fin de potenciar su práctica en los
estudiantes universitarios, enfocándose en desarrollar su capacidad para abordar los textos de manera más
profunda y activa, lo que fomentará su crecimiento intelectual y académico.
La Lectura
Iniciamos destacando que leer es la acción de interpretar signos gráficos, como letras y palabras, para
extraer su significado. Al respecto, según Solé (2002), leer es un proceso de interacción entre el lector y el
texto, en el cual el lector, a través del texto, busca alcanzar objetivos que guían su lectura. Así, leer es un

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acto de sucesión que se realiza con fines de consolida a través de experiencia que es la interpretación del
sentido del texto, constituyéndose una construcción ejecutada de manera activa por el lector. Esto indica
que el acto del lector es el proceso de decodificación de mensaje y la de precisar el pensamiento del autor.
El leer, según Bustamante (2014) “es un acto de pensamiento que implica una intensa movilización
cognitiva para interpretar y construir el sentido de la lectura, en una constante interacción entre el lector y
el texto, que también requiere la intervención de la afectividad y las relaciones sociales” (p. 34). Esto
significa que leer no es simplemente un proceso de decodificación de un conjunto de signos, ni una tarea
mecánica; leer es comprender: el sentido del mensaje, quién escribe, para quién escribe, por qué lo hace y
qué quiere comunicar.
Según Cassany (2008), “leer no puede limitarse a decodificar el significado explícito; también exige la
capacidad de recuperar las inferencias que se generan, es decir, aportar significados al texto” (p. 49). Esto
significa que, decodificador acomete de valerse de sus habilidades como para la construcción de
conocimientos, y reflexiones. Además, este proceso implica no solo la decodificación de los símbolos
escritos, y no solo la decodificación, sino también la construcción de sentido a partir de la interacción entre
el lector y el texto. Leer es una actividad activa que involucra la interpretación, análisis y reflexión, y puede
tener fines diversos, como adquirir información, disfrutar de una obra literaria o desarrollar habilidades
críticas.
En este contexto, según Sánchez (1998), leer es un acto de interpretar signos para otorgarles significado,
sea en mapas, gráficos o textos. Este proceso despierta la curiosidad por entender la realidad, estableciendo
una conexión entre el mensaje y nuestro mundo interior. A través de la lectura, recibimos símbolos de
diferentes tiempos y lugares, lo que permite que surja nuestra identidad personal. (p. 33). Esto implica que,
leer es un proceso de interpretación que nos conecta con el mundo, permitiendo comprender mensajes y
construir nuestra identidad a través de los símbolos que encontramos en diversos materiales.
En este entender, el acto de leer viene a ser la construcción de significados que conlleve una postura
dialógica entre el texto y lector, cuyas referencias es configurada en ideas, conceptos, razonamientos,
configurados en los contenidos. Al respecto, Niño (2003), afirma que leer implica “procesar el contenido
de un texto, desde palabras hasta páginas completas, para comprender su tema y desarrollo. Consiste en
aproximarse a las ideas y emociones del autor sobre el ser humano y el mundo, descubriendo múltiples

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significados” (p. 121). asi, la lectura fomenta una valoración crítica al permitirnos analizar y reflexionar
sobre los contenidos que encontramos, cuestionando sus ideas y confrontándolas con nuestra propia
experiencia y conocimientos. Este proceso no solo nos ayuda a desarrollar un pensamiento más
independiente y profundo, sino que también nos capacita para generar nuevas ideas, aportar soluciones
innovadoras y asumir una postura responsable frente a los problemas sociales. Al hacerlo, la lectura
fortalece nuestra capacidad para actuar de manera creativa y ética en nuestra vida diaria, contribuyendo a
una sociedad más consciente, inclusiva y dinámica.
De acuerdo con los fundamentos precedente sobre la lectura, esta configura la experiencia misma del
individuo. Por ello, su práctica cotidiana constituye como la base fundamental para la comprensión y
apropiación del conocimiento en las diversas áreas curriculares de aprendizaje. Al respecto, Pinzas (1999)
sostiene que “leer requiere el dominio de la decodificación de palabras y la comprensión del significado de
las frases, a través de la habilidad de extraer las ideas principales del texto escrito” (p. 32). Este acto de leer
consiste en codificar signos o palabras para comprender el texto de forma constante, siendo una actividad
habitual en la formación académica del estudiante. Se convierte en una acción comunicativa entre el
decodificador y el autor, donde los textos escritos son fuentes de mensajes. Así, la lectura permite apropiarse
del significado y la comprensión, trascendiendo el conocimiento del texto. Es, además, un medio esencial
para adquirir conocimientos y para el desarrollo integral de la persona, influenciando su formación
biopsicosocial.
Es comprensible que la actividad de leer es un proceso complejo que trasciende la simple decodificación
de palabras, activando capacidades cognitivas como la interpretación de símbolos, el acceso a significados
y la integración de información. Este proceso permite al lector entender el contenido, analizarlo e
interpretarlo, generando expectativas y ampliando su comprensión. Además, fomenta habilidades críticas
y reflexivas esenciales para el aprendizaje y el desarrollo personal. Al respecto, según Pinzas (1997), leer
es una actividad que involucra procesos interrelacionados: el nivel subléxico (decodificación de patrones
gráficos, letras y palabras), el nivel léxico, que implica el acceso al significado de las palabras y su
asociación con representaciones en la memoria, y el nivel supra léxico, que se refiere al análisis de frases y
textos, así como a la reconstrucción del significado según las expectativas y predicciones del lector" (p.
66).

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La lectura se especifica como un proceso cognitivo a través del cual se interpreta y comprende los signos
escritos, como letras y palabras, con el objetivo de extraer significados y construir sentido a partir de un
texto. Significa una interacción activa entre el lector y el material leído, facilitando la adquisición de
conocimientos, el desarrollo de habilidades críticas y la capacidad de reflexión. En este contexto, Andruetto
(2014) define la lectura como un instrumento de intervención sobre el mundo que nos permite pensar, tomar
distancia y reflexionar. Además, la considera una excelente oportunidad para generar preguntas, fomentar
la discusión, intercambiar percepciones y construir un juicio propio (pp. 111-112). En el marco contextual
específico, según Milanese et al. (2013), la lectura se entiende como un proceso interactivo entre el lector
y el texto, en el cual el lector, a partir de sus esquemas cognitivos, procesa la información del texto, lo que
posibilita una reorganización de dichos esquemas. De esta manera, se plantea que el significado dependerá
de la interacción entre el contenido del texto y los esquemas del lector.
Por su porte, según Garrido (2014), “la lectura es el instrumento más eficaz para aprender a ordenar ideas
e información, y para resolver problemas, tanto domésticos como académicos” (p. 21). Esto significa que
la lectura es una herramienta sustancial para que los estudiantes por la gran parte de la información
académica sobre cualquier tema se obtienen a través de la lectura. En los estudios superiores, se requiere
una forma distinta de construir el conocimiento, por lo que los estudiantes deben contar con las habilidades
necesarias para aprender a leer y escribir de manera efectiva en la universidad. Así, la lectura como un
proceso fundamental que permite aprender, explorar mundos desconocidos e expandir nuestra visión de la
realidad al acceder a los conocimientos que otros han descubierto y sistematizado. La lectura es un hábito
esencial para los estudiantes enriquezcan el vocabulario, refuerza la comprensión de diversas realidades,
favorece la adquisición de conocimientos, mejora la comunicación, desarrolla el análisis, estimula la
creatividad, y fortalece la memoria y resolución de problemas, siendo una herramienta clave para el
desarrollo académico y cognitivo de los universitarios.
La lectura es esencial para el desarrollo intelectual y personal, como tal no solo facilita la adquisición de
conocimientos, sino que también fomenta el pensamiento crítico, la reflexión y la creatividad. Mediante la
lectura, se accede a diversas perspectivas, amplía la comprensión del mundo y desarrolla habilidad
cognitiva clave, como la concentración, la memoria y la capacidad de análisis. También, leer enriquece el
lenguaje y mejora las habilidades comunicativas y fortalece la capacidad para resolver problemas, siendo

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clave en el aprendizaje continuo y en la formación de individuos informados y responsables dentro de la
sociedad. Trátense de la importancia de la lectura, Colomer (2006) afirma que la lectura “sigue siendo un
instrumento imprescindible para integrarse al intercambio continuo de los individuos con su cultura, ya sea
a través de las rápidas formas de la informática o mediante la reflexión profunda de un lector frente a un
libro" (p. 188).
En esta línea, Condemarín (2016), citado por Cortés et al. (2018), destaca la importancia de la lectura por
dos razones principales: en primer lugar, la práctica constante de la lectura permite al lector ampliar y
enriquecer su vocabulario de manera continua. En segundo lugar, el desarrollo del lenguaje depende del
contacto y la interacción con otras personas, a través de estas interacciones que se aprenden los usos,
funciones, significados y reglas del lenguaje. (p. 41). Esto significa que la relevancia de la lectura reside en
su capacidad para promover el crecimiento intelectual, emocional y social de las personas. Mediante la
lectura, se adquieren saberes, se amplía el vocabulario, se mejora la comprensión y se fortalece la capacidad
de análisis crítico. Además, la lectura permite acceder a diversas perspectivas, enriquecer el lenguaje y
desarrollar habilidades de comunicación. Es crucial para formar ciudadanos informados, creativos y
reflexivos, y juega un papel fundamental en el aprendizaje continuo y la adaptación a nuevos desafíos tanto
en la vida personal como profesional.
Práctica de Lectura
Se bien es sabido que la práctica de la lectura es una base fundamental e indispensable para los estudiantes
universitarios, se considera una habilidad clave en su desarrollo académico y en la formación de su
capacidad para el ejercicio intelectual. Por lo que, la práctica lectora, según Gutiérrez (2009), "el acto de
lectura puede llevarse a cabo de manera total o parcial, de forma lineal o vertical, continua, interrumpida,
discontinua, fragmentada, rápida o pausada, e incluso, de manera oral o silenciosa" (p. 54). Esto abarca
varios aspectos relacionados con la actitud y disposición hacia la lectura, el contexto, los ámbitos, la vida,
los intereses, los espacios, los temas, los géneros y otros elementos propios de esta práctica cultural.
La práctica de lectura, entendida como una actividad social que genera interacciones e intercambios, está
estrechamente vinculada al desarrollo de las condiciones sociales del lector. Consiste en un conjunto de
estrategias cognitivas adquiridas mediante rutinas, hábitos y actividades que facilitan el acto de leer y
promueven un aprendizaje autónomo. Su práctica continua permite la asimilación de contenidos, la

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interpretación de la realidad y la generación de conocimiento. Al respecto, Rodríguez (2010, p. 2) señala
que la práctica de lectura viene a constituir una herramienta indispensable con la que el estudiante
universitario extrae información y lo valora para consolidar mediante el acto leer y así da sentido y
construcción de su propio conocimiento, por ende, la lectura y su práctica es un deber para los estudiantes
en la universidad.
Las prácticas de lectura, según Cano y Castro (2023), son prácticas sociales que forman parte de una
historia, una tradición, y se sitúan dentro de un contexto; por lo tanto, se hacen específicas al grupo social
en el que se lleva a cabo el acto de lectura (p. 35). La práctica de la lectura requiere un considerable esfuerzo
hasta lograr el dominio de las habilidades fundamentales, y la única forma de alcanzar dicho dominio es a
través de la práctica continua. Así, la práctica de lectura, constituye un factor constitutivo y restablecimiento
de la realidad natural y social. En este sentido, Cruz (2015) sostiene que las prácticas de lectura 'son
estrategias cognitivas adquiridas mediante rutinas y hábitos que favorecen el aprendizaje independiente. Su
práctica constante posibilita la asimilación de contenidos, la interpretación de la realidad y la generación
de conocimiento, así como el uso de textos y nuevos formatos para almacenar y presentar información' (p.
31). Esto significa que las prácticas de lectura constituyen un conjunto de estrategias cognitivas adquiridas
mediante rutinas, hábitos y actividades que organizan el acto de leer dentro de un aprendizaje autónomo,
siendo su práctica continua el único medio para lograr la asimilación de contenidos, la interpretación de la
realidad y la generación de conocimiento.
Dado que las prácticas lectoras están determinadas por los contextos sociales y culturales de cada
estudiante, el cual implica que, no se debe esperar que sean homogéneas ni similares entre los universitarios,
aun compartiendo edad, nivel educativo o carrera, el entorno en el que se desarrollan condiciona en su
recorrido académico. Desde esta perspectiva, aprender y practicar la lectura puede facilitar la transición
entre diversas prácticas culturales e instituciones, al mismo tiempo que sirve de base para que los individuos
aprendan a buscar la información escrita que necesitan, favoreciendo su aprendizaje a lo largo de toda la
vida. De este modo, las prácticas de lectura comprenden una serie de condiciones que abarcan su génesis,
desarrollo y evolución: el contexto familiar, social y educativo; la consolidación de las habilidades del
individuo como lector, lo cual involucra procesos cognitivos como la identificación de conceptos,
definiciones y categorías; la comprensión de lo leído; el análisis de las posturas de los autores; la crítica del

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texto mediante estrategias comparativas; la apropiación y comprensión del conocimiento, y la
interpretación a través de la organización de conceptos y enfoques propios del lector (Pardo, 2011, p. 226).
La lectura se concibe como una práctica social que genera interacciones e intercambios sociales, y que se
enmarca necesariamente en el desarrollo de las condiciones sociales del lector. Esta actividad puede llevarse
a cabo en cualquier lugar, en cualquier momento, utilizando cualquier fuente o formato documental, sin
que el factor tiempo sea una limitación" (Álvarez, 2005, p. 17). Esto implica que, las prácticas lectoras
tienen diferentes objetivos e intereses, que se amplían en distintos lugares, tiempo, espacios y momentos
de la vida. Estas prácticas se desarrollan actualmente en distintos formatos y no sólo en libros o textos
escritos necesariamente. Por lo anterior; el concepto de práctica lectora se origina en la comunidad cultural
a la que pertenece el autor y su lector. Al igual que cualquier otra práctica, la lectura se considera una
actividad influenciada por la presión social, determinada, en sus diversas formas, por los contextos sociales.
Las prácticas lectoras son diversas y se desarrollan según los intereses y necesidades de los individuos, ya
sean laborales, académicas, grupales o personales, y están configuradas por los contextos sociales en los
que se encuentran. Estas prácticas responden a los intereses particulares de cada sujeto, aunque siguen
estando predominantemente asociadas a un grupo privilegiado: los estudiantes universitarios, quienes
comparten características específicas y un capital cultural definido. Además, el origen social de los
individuos es un factor determinante en sus prácticas sociales, así como en su trayectoria y éxito o fracaso
escolar.
Por lo tanto, la práctica de la lectura es fundamental para el desarrollo completo de los estudiantes
universitarios, ya que contribuye al aprendizaje significativo y a la construcción del conocimiento. Esta
práctica se desarrolla en diversos espacios sociales como la institución educativa, el ámbito laboral y el
hogar, lo que indica que depende de las condiciones socio-culturales de cada individuo. Aunque es crucial
para los estudiantes en la educación superior, la lectura es fundamental tanto para el aprendizaje académico
como para la construcción del conocimiento, siendo una necesidad básica para los estudiantes en la
educación universitaria.
METODOLOGÍA
El estudio se optó por tipo básico, con enfoque cuantittivo, de nivel descriptivo-explicativo, con un diseño
no experimental de corte transversal, según Hernández et al. (2014), se fundamentó en la observación del

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comportamiento de variables tal como se manifestaron en la realidad. La población estuvo conformada por
284 estudiantes del programa de estudios de Educación Primaria de filial Canas de la Universidad Nacional
de San Antonio Abad del Cusco, con una muestra de selección no probabilística e intencional, conformada
por 65 estudiantes matriculados en primero y segundo semestre de 2024- II, hombres y mujeres, con edades
entre 17 y 19 años, quienes respondieron una encuesta sobre componentes de la práctica lectora. El
instrumento fue validado por expertos y aplicado en diciembre de 2024, y los resultados fueron analizados
e interpretados mediante el procesamiento de información cuantitativa.
RESULTADOS
Tabla 1:
Tiempo que dedican a la lectura
Indicadores Frecuencia Porcentaje
Una hora a la semana 4 6,2
Dos horas a la semana 16 24,6
Tres horas a la semana 24 36,9
Cuatro horas a la semana 21 32,3
Total 65 100.0
Relativo al tiempo que dedican a la lectura se aprecia el 6,2% de estudiantes dedican una hora a la semana.
Le sigue leer entre dos a la semana con el 24,6%, porcentajes de las dos primeras se consideran muy bajos
si se entiende que una de las exigencias fundamentales dentro del proceso educativo, a la vez, para la carga
académica que llevan en el semestre; el 36,9 %, de estudiantes leen tres horas a la semana. Esto indica que
una proporción significativa de los estudiantes dedica un tiempo moderado a la lectura, aproximadamente
tres horas en total a lo largo de la semana. Esto puede reflejar un hábito de lectura regular o el cumplimiento
de tareas académicas que requieren este tiempo de lectura. Finalmente, se aprecia los que leen cuatro horas
a la semana que representa el 32,3%. Esto indica que aproximadamente un tercio de los estudiantes dedica
ese tiempo específico a la lectura semanal, lo que podría reflejar un hábito de lectura moderado o el
cumplimiento de tareas y actividades académicas relacionadas con la lectura.
De los resultados de treinta y siete por ciento de estudiantes leen cuatro horas diaria a la semana. Esto indica
que más de una tercera parte de los estudiantes dedica una cantidad significativa de tiempo a la lectura

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diaria, lo que podría reflejar la necesidad de realizar lecturas como para afrontar la responsabilidad de ser
estudiante universitario de educación y cursar seis materias en el primer y segundo semestre académico;
donde en todas las asignaturas la tarea principal es leer algún texto.
Tabla 2:
La lectura que preferen los estudiantes
Indicadores Frecuencia Porcentaje
Informativa 12 20,4
Recreativa 06 11,1
Académica 28 51,8
Literatura 09 16,7
Total 65 100.0
En la tabla se aprecia que el 51,8% de estudiantes leen textos académicos, el 20,4% de estudiantes
encuestados tienen preferencia de leer texto de tipo informativa, mientras el 16,7% de los estudiantes, tienen
preferencia por texto de tipo literatura, y el 11,1% de los estudiantes tienen preferencia en leer texto de tipo
recreativa.
A partir de estos resultados porcentuales se deduce que los estudiantes del programa de estudios de
Educación Primaria tienen una tendencia a leer regularmente textos académicos, con la que responde a las
exigencias de la universidad, como en la participación en clase, el saber de qué se tratara la clase, el de
acreditar las materias que lleva en el semestre.
La preferencia de dedicación de lectura de textos académicos de los estudiantes universitarios se explica en
la necesidad de praxis de leer con la intención de entender, comprender e interpretarlo. En consecuencia, la
práctica de lectura académica facilita al lector en organizar, elaborar y transformar la información del texto,
a la vez va enriqueciendo la expresión, el vocabulario, y la reflexión del lector.
Tabla 3:
Los motivos de realizar la actividad de lectura
Indicadores Motivos de lectura Actividad práctica de
leer
F % F %
Interpretar el contenido de texto 15 23,1 14 21,5

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Placer de recrear la mente 11 16,9 12 18,5
Por realizar la tarea 20 30,7 17 26,2
Interés de aprender 19 29,2 22 33,8
Total 65 65 100.0
De los resultados de la encuesta aplicada sobre los motivos para realizar prácticas de lectura, el 30,7% de
los estudiantes leen con el objetivo de cumplir con una tarea. Esto implica que una porción significativa de
los estudiantes realiza la lectura no por un interés personal sino porque es una obligación académica, es
decir, como parte de una actividad o tarea académica que deben completar. Le sigue el 29% de estudiantes
lo realiza por el deseo o interés de aprender. Esto implica que un porcentaje significativa de los estudiantes
tiene una motivación intrínseca, es decir, leen porque desean adquirir conocimiento o mejorar sus
habilidades en lugar de hacerlo por obligación o por otros factores externos. Mientras el 23% de estudiantes
leen con el propósito de interpretar o comprender el contenido del texto. Esto implica que una parte de los
estudiantes realiza la lectura con la intención de analizar, entender y sacar conclusiones sobre lo que se
presenta en el texto, ya sea para profundizar en la información, extraer ideas clave o reflexionar sobre el
contenido.
En tanto de los encuestados en 16, 9% de estudiantes leen por motivos de placer, con el fin de recrear la
mente. Esto significa que una parte de los estudiantes realiza la lectura como una actividad agradable,
buscando disfrutarla y relajarse, en lugar de hacerlo por razones académicas o de aprendizaje. La lectura en
este caso se ve como una forma de entretenimiento o distracción, lo que sugiere que el acto de leer tiene un
componente de disfrute personal para ese grupo de estudiantes.
De la actividad de práctica de leer, el 33,8% de estudiantes realiza la práctica de lectura debido al interés
de aprender. Esto significa que una proporción significativa de los estudiantes se siente motivada a leer
porque tienen un deseo genuino de adquirir conocimiento o aprender algo nuevo. Este grupo de estudiantes
posee una motivación interna, donde la lectura se transforma en una herramienta para ampliar la
comprensión como también las destrezas. El 26% de estudiantes leen principalmente para cumplir con las
tareas. Esto implica que una parte de los estudiantes realiza la lectura como una obligación académica o
para completar tareas asignadas, no necesariamente porque tengan un interés o deseo personal de aprender,
sino porque es un requisito para cumplir con su responsabilidad universitaria. Esta motivación es de tipo

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extrínseco, ya que está vinculada a una obligación externa, como el rendimiento académico. Mientras el
21,5% de estudiantes leen para interpretar el contenido de texto. Esto implica un porcentaje de proporcional
de los estudiantes realiza la lectura con la intención de comprender y analizar lo que está escrito, buscando
entender su significado, extraer ideas clave o interpretar el mensaje del autor. Esta motivación refleja un
enfoque más profundo y reflexivo hacia la lectura, donde el objetivo principal es desentrañar el contenido
y obtener una comprensión más detallada. Finalmente, el 18,5 de estudiantes leen por el placer de recrear
la mente. Esto resultado implica que un porcentaje menos significativa de los estudiantes disfruta de la
lectura como una forma de relajación y distracción, con el objetivo de entretenerse o despejar la mente.
Esta motivación refleja un enfoque recreativo hacia la lectura, donde el placer personal y la satisfacción
son las principales razones para leer, sin que necesariamente se busque aprender algo nuevo o cumplir con
una tarea académica.
DISCUSIÓN
Los resultados del estudio revelan que el 33,6% de los estudiantes dedican un total de cuatro horas a la
lectura semanalmente. Esto indica que una tercera parte de los estudiantes dedica este tiempo específico a
la lectura cada semana, lo cual puede reflejar un hábito de lectura moderado o un tiempo invertido en
actividades académicas relacionadas con la lectura. Estos resultados confirman lo señalado por CERLALC
(2011) señala que, en cuanto a la frecuencia de lectura, el 34% de los estudiantes indicó que leen de manera
continua durante 15 a 20 minutos, ya sea en cualquier formato, entre una y tres veces a la semana. Además,
un 28% lo hace a diario; a esta práctica de leer Niño (2003) afirma que leer consiste en procesar de manera
integral el contenido de los textos, analizando sus palabras, frases, oraciones y párrafos para comprender
su contenido global, identificar el tema principal y seguir su desarrollo. El lector debe ser capaz de captar
el mensaje completo y ser capaz de dar cuenta de los puntos clave del texto.
La lectura de textos es el acto regular de leer para comprender, aprender lo que permite desarrollar
habilidades cognitivas, mejorar el vocabulario y ampliar el conocimiento, con esa intención, el 51,8% de
estudiantes leen textos académicos, a través de esta lectura, los estudiantes universitarios adquieren
conocimiento, desarrollan habilidades analíticas y mejoran su capacidad crítica al evaluar información
relevante dentro de una disciplina. Esto coincide con las afirmaciones de Pardo (2011) resalta la
consolidación de las habilidades del individuo como lector, lo cual involucra procesos cognitivos, tales

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como la identificación de conceptos, definiciones y categorías; significa que el lector, al leer un texto, no
solo comprende lo que está escrito, sino que también organiza y adapta esa información según su propio
entendimiento, experiencia y perspectiva. Esto implica que cada lector puede interpretar un mismo texto de
manera única, utilizando sus conocimientos previos y puntos de vista personales para darle un sentido
propio al contenido.
Los resultados encontrados también confirman que el 30,7% de los estudiantes leen con el objetivo de
cumplir con una tarea, el 29% de estudiantes lo realiza por el deseo o interés de aprender y el 23% de
estudiantes leen con el propósito de interpretar o comprender el contenido del texto. Este hallazgo se alinea
con Álvarez, (2005) quien enfatiza que, las prácticas lectoras tienen diferentes objetivos e intereses, que se
amplían en distintos lugares, tiempo, espacios y momentos de la vida. Asimismo, Milanese et al. (2013)
señala que el lector, a partir de sus esquemas cognitivos, interpreta la información del texto, lo que facilita
una reorganización de dichos esquemas.
Los resultados corroboran el objetivo planteado de analizar la práctica de lectura en estudiantes
universitarios. Se descubrió que el 33,8% de los estudiantes leen por el interés de adquirir conocimientos,
el 26% lo hace principalmente para cumplir con tareas académicas, y el 21,5% lee con el fin de interpretar
el contenido de los textos, como señala Bustamante (2014) sostiene que leer es un proceso mental que
requiere una profunda activación cognitiva para interpretar y dar significado al texto, en una constante
interacción entre el lector y el contenido, Cruz (2015) destaca que las prácticas de lectura forman un
conjunto de estrategias cognitivas adquiridas a través de rutinas, hábitos y actividades que estructuran el
acto lector en un proceso de aprendizaje autónomo.
CONCLUSIONES
En la investigación, se ha enfatizado la práctica de lectura en los estudiantes de programa de estudios de
Educación Primaria de la filial Canas de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco,
reflejando que más de una tercera parte de los estudiantes dedica un tiempo considerable a la lectura diaria,
lo cual podría estar relacionado con las exigencias académicas de la educación universitaria. Al cursar
varias materias en los primeros semestres, donde la principal tarea en casi todas las asignaturas es leer, los
estudiantes deben dedicar tiempo extra a la lectura para cumplir con las responsabilidades académicas y

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gestionar el volumen de textos que deben estudiar. Esto refleja la carga de trabajo que implica ser estudiante
universitario y la importancia de la lectura para el éxito académico.
Por otro lado, los estudiantes del programa de estudios de educación tienen una tendencia a leer
regularmente textos académicos, lo que les permite cumplir con las exigencias universitarias, como
participar en clase, entender los temas tratados y aprobar las materias. Esta preferencia por la lectura
académica se debe a la necesidad de practicar con el fin de entender, interpretar y asimilar los contenidos.
La lectura académica, por lo tanto, no solo les ayuda a organizar y transformar la información, sino que
también mejora su expresión, vocabulario y capacidad de reflexión, lo que facilita su éxito académico.
La investigación destaca que los estudiantes leen principalmente para cumplir con una tarea, lo que refleja
una motivación extrínseca en su práctica de lectura. En lugar de leer por un interés personal o un deseo de
aprender, estos estudiantes lo hacen como una obligación académica, ya sea para completar una actividad
o una tarea asignada. Este dato resalta cómo la lectura se convierte en una herramienta para cumplir con
los requisitos del curso, lo que podría indicar una falta de motivación intrínseca en una parte significativa
de los estudiantes.
De la investigación se revela que los estudiantes se sienten impulsado a leer por un interés auténtico en
aprender, lo cual refleja una motivación intrínseca, es decir, una motivación interna que proviene del deseo
de adquirir conocimiento por el simple hecho de enriquecer su comprensión. Este grupo de estudiantes no
se ve impulsado únicamente por las exigencias académicas, sino por el deseo personal de profundizar en
nuevos temas y mejorar sus habilidades intelectuales. Al utilizar la lectura como una herramienta para
expandir su conocimiento, estos estudiantes adoptan un enfoque proactivo hacia su educación, buscando
siempre oportunidades para aprender y aplicar lo que leen en contextos más amplios, lo que resulta en un
desarrollo académico y personal continuo.
Se concluye que las prácticas de lecturas son espacios donde el estudiante universitario tiene la posibilidad
de ingresar de manera directa con el texto académico, el cual permite ampliar el vocabulario, la velocidad,
y lo importante el comprender, a fin de enriquecer lo intelectual y cultural.

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