RELACIÓN ENTRE INTELIGENCIA EMOCIONAL Y
EMPATÍA EN MÉDICOS FAMILIARES
RELATIONSHIP BETWEEN EMOTIONAL INTELLIGENCE
AND EMPATHY IN FAMILY DOCTORS
Carlos Oscar Cuauhteca Garnica
Instituto Mexicano del Seguro Social, México
Marina Rugerio Ramos
Instituto Mexicano del Seguro Social, México
Maria Isabel Sauceda Soriano
Instituto Mexicano del Seguro Social, México
Claudia Varela Jiménez
Instituto Mexicano del Seguro Social, México
Amairani Montserrat Rojas Palma
Instituto Mexicano del Seguro Social, México
Jessica Itzel Peralta Ballona
Instituto Mexicano del Seguro Social, México
pág. 12834
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i1.16872
Relación entre Inteligencia Emocional y Empatía en Médicos Familiares
Carlos Oscar Cuauhteca Garnica 1
skr_axe@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0003-3521-0406
Instituto Mexicano del Seguro Social
México
Marina Rugerio Ramos
maryrugerio74@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-9471-604X
Instituto Mexicano del Seguro Social
México
Maria Isabel Sauceda Soriano
isaluna93@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-0365-921X
Instituto Mexicano del Seguro Social
México
Claudia Varela Jiménez
clauvarela27@outlook.com
https://orcid.org/0009-0006-2283-3240
Instituto Mexicano del Seguro Social
México
Amairani Montserrat Rojas Palma
montserrat.rojas.unam@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-1579-589X
Instituto Mexicano del Seguro Social
México
Jessica Itzel Peralta Ballona
jessipb8@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-7247-7084
Instituto Mexicano del Seguro Social
México
RESUMEN
Introducción: La relación médico-paciente es fundamental para brindar atención de calidad, por tanto,
la inteligencia emocional (IE) y la empatía son indispensables para un buen desempeño en la consulta
diaria. Objetivo: Conocer si existe relación entre la inteligencia emocional y la empatía en médicos
familiares. Métodos: Se realizó un estudio transversal, observacional, descriptivo y prolectivo en la
Unidad Médica Familiar No. 9, de Tehuacán Puebla; se incluyeron médicos familiares de base o
confianza, de cualquier edad y género, con cualquier experiencia laboral, de todos los turnos, los cuales
respondieron dos herramientas de evaluación: el TMMS-24 para evaluar la inteligencia emocional
validado con un Alpha de Cronbach de 0.91 y la Escala de Jefferson para medir la empatía en escala
tipo Likert con un Alpha de Cronbach de 0.94. El análisis de datos se realizó con estadística descriptiva
e inferencial con prueba no paramétrica de Sperman, a través del programa SPSS v 25. Resultados:
muestra de médicos constituido por 41.4% (12) hombres y el 58.6% (17) mujeres con edades entre 32 y
55 años, con una media de 42.7 años y desviación estándar de 7.2. En la evaluación de la inteligencia
emocional la dimensión atención emocional 58.6% presentó una atención emocional adecuada, 37.9%
tuvo poca atención y 3.4% mostró demasiada atención, en claridad emocional: 44.8% de los médicos
mostró una excelente claridad emocional, 44.8% claridad adecuada, y 10.3% necesita mejorar, en la
reparación emocional: 55.2% presenuna reparación emocional adecuada, 31% excelente reparación,
y 13.8% debe mejorar. En cuanto a los niveles de empatía, 55.2% presentó un nivel intermedio, 41.4%
un nivel sobresaliente, y 3.4% alto. Los análisis estadísticos no mostraron correlaciones significativas
entre ambas variables. Conclusiones: En este estudio se encontró que los médicos familiares de la UMF
tienen una inteligencia emocional adecuada y la empatía en niveles intermedios o sobresalientes, sin
embargo, no existe relación significativa entre ellos. Cabe resaltar la tendencia de las mujeres a obtener
mejores resultados en empatía.
Palabras clave: inteligencia emocional, empatía, médicos familiares
1
Autor principal.
Correspondencia: skr_axe@hotmail.com
pág. 12835
Relationship between Emotional Intelligence and Empathy in Family
Doctors
ABSTRACT
The doctor-patient relationship is essential to provide quality care, therefore, emotional intelligence (EI)
and empathy are essential for good performance in daily consultation. Objective: To know if there is a
relationship between emotional intelligence and empathy in family doctors. Methods: A cross-sectional,
observational, descriptive and prolective study was carried out at the Family Medical Unit No. 9, in
Tehuacán Puebla; family doctors were included, either permanent or trusted, of any age and gender, with
any work experience, from all shifts, who responded to two evaluation tools: the TMMS-24 to evaluate
emotional intelligence validated with a Cronbach's Alpha of 0.91 and the Jefferson Scale to measure
empathy on a Likert-type scale with a Cronbach's Alpha of 0.94. Data analysis was performed with
descriptive and inferential statistics with a non-parametric Sperman test, using the SPSS v 25 program.
Results: Sample of physicians consisting of 41.4% (12) men and 58.6% (17) women aged between 32
and 55 years, with a mean of 42.7 years and standard deviation of 7.2. In the evaluation of emotional
intelligence, the emotional attention dimension 58.6% presented adequate emotional attention, 37.9%
had little attention and 3.4% showed too much attention, in emotional clarity: 44.8% of physicians
showed excellent emotional clarity, 44.8% adequate clarity, and 10.3% need to improve, in emotional
repair: 55.2% presented adequate emotional repair, 31% excellent repair, and 13.8% need to improve.
Regarding the levels of empathy, 55.2% presented an intermediate level, 41.4% an outstanding level,
and 3.4% a high level. The statistical analysis did not show significant correlations between both
variables. Conclusions: In this study, it was found that family physicians at the UMF have adequate
emotional intelligence and empathy at intermediate or outstanding levels, however, there is no
significant relationship between them. It is worth highlighting the tendency of women to obtain better
results in empathy.
Keywords: emotional intelligence, empathy, family physicians
Artículo recibido 11 enero 2025
Aceptado para publicación: 17 febrero 2025
pág. 12836
INTRODUCCIÓN
La inteligencia emocional (IE) y la empatía son conceptos fundamentales en la interacción humana y
tienen un papel central en la práctica médica, al influir directamente en la calidad de las relaciones y los
resultados clínicos.
Etimológicamente, el término "inteligencia" proviene del latín inter (entre) y eligere (escoger),
refiriéndose a la capacidad cerebral de comprender y seleccionar en un proceso humano. La IE se utiliza
para evaluar conductas, relaciones interpersonales y talentos, así como para medir los resultados en
contextos educativos y cognitivos (Vázquez, 2021).
La IE fue definida por primera vez en 1990 por Salovey y Mayer como "una forma de inteligencia social
que implica la habilidad de monitorear las emociones propias y de los demás, discriminarlas y usarlas
para guiar pensamientos y conductas" (Molina, 2020). Daniel Goleman popularizó el concepto en 1995,
describiendo la IE como una herramienta que integra habilidades como el control de impulsos,
autoconciencia, motivación, empatía y autodisciplina, fundamentales para la adaptación social (Villegas,
2020).
La IE se conforma de cuatro habilidades principales: identificar y expresar emociones, generar
sentimientos que apoyen el pensamiento, comprender emociones y gestionar emociones para favorecer
el desarrollo emocional e intelectual (Cuervo, Martínez, & Cruz, 2021). En el ámbito médico, estas
habilidades organizan las destrezas interpersonales y de comunicación, impactando en la calidad del
cuidado y la satisfacción tanto del paciente como del profesional (Hernández, Llorens, & Rodríguez,
2021).
Los modelos de IE se clasifican en dos enfoques principales: Modelo de habilidad: Concibe la IE como
una capacidad mental pura, basada en procesos cognitivos y habilidades específicas. Y Modelo mixto:
Integra habilidades emocionales y características de personalidad, considerando aspectos como la
empatía, la persistencia y las habilidades sociales (Hernández & Dickinson, 2014; Gómez, 2019).
Salovey y Mayer desarrollaron un modelo original en 1990, basado en estudios de las emociones, que
distingue cuatro aptitudes clave: identificación, uso, comprensión y regulación de emociones (Vaquero,
2020). Según este modelo, estas aptitudes son esenciales para dirigir pensamientos y acciones. Al
abordar los procesos de pensamientos relacionados con las emociones y permite el metaconocimiento
pág. 12837
de los estados emocionales y cómo estas habilidades pueden afectar otras áreas del individuo como el
éxito personal, académico y profesional, este modelo refiere que la IE está compuesta por tres aspectos
que explican las diferencias en las habilidades emocionales, el primero es la atención a las emociones
(percepción de las personas sobre cómo atienden a sus estados emocionales), el segundo es claridad
(capacidad para desglosar y etiquetar sus emociones) y el tercero es la reparación (percepción que tiene
el sujeto sobre su propia capacidad para rehacer los estados de ánimo negativos) (Rugerio, 2024).
La Escala TMMS-24 mide las creencias de los individuos sobre su capacidad para gestionar emociones,
organizándose en tres subescalas: atención emocional, claridad de sentimientos y reparación emocional.
Esta escala utiliza un cuestionario tipo Likert para evaluar el grado en que los participantes observan,
comprenden y regulan sus estados emocionales (Górriz, Etchezahar, Pinilla, Giménez, & Soto, 2021).
La empatía, definida como la capacidad de comprender lo que otras personas experimentan, es un
componente esencial de las relaciones humanas, especialmente en el ámbito clínico. Se divide en dos
componentes: Afectivo: Intercambio emocional o vicario de estados afectivos. Y Cognitivo:
Comprensión deliberada de emociones, pensamientos y motivos de los demás (Lehmann et al., 2022).
En medicina, se considera que la empatía mejora la relación médico-paciente, promoviendo confianza,
adherencia al tratamiento y resultados clínicos positivos. También protege contra el burnout, aunque la
formación médica puede disminuir esta capacidad en los estudiantes (Delgado, Rodríguez, Lagunes, &
Vázquez, 2020). Factores como cualidades personales, ambiente laboral y actitud del paciente influyen
en la empatía del médico (Delgado, Rodríguez, Lagunes, & Vázquez, 2020).
La Escala Jefferson de Empatía (JSE), creada por el Dr. Mohammadreza Hojat, mide la empatía en
profesionales de la salud. Este cuestionario, utilizado en 85 países y traducido a 59 idiomas, evalúa la
empatía mediante 20 ítems con respuestas en una escala Likert. Los puntajes reflejan variaciones según
género, práctica médica y experiencia profesional (Wolfshohl et al., 2019; Thomas Jefferson University,
2022).
Estudios en población mexicana destacan la necesidad de empatía en contextos clínicos nacionales,
aunque factores como el tiempo limitado y las demandas cognitivas pueden dificultar su práctica (Cortés
& Vite, 2022).
pág. 12838
Por esta razón se busca como objetivo determinar si existe relación entre inteligencia emocional y
empatía, así como medir los niveles de inteligencia emocional y empatía en dicos familiares de la
UMF 09
METODOLOGÍA
Se realizó un estudio observacional, transversal, descriptivo, correlacional y prospectivo en la Unidad
Médica Familiar No. 9 de Tehuacán, Puebla, en el periodo de tiempo correspondiente al 2022–2023. El
estudio fue sometido para su aprobación por el comité de investigación 2103 del IMSS, obteniendo el
número de registro nacional R-2022-2103-018, apegándose a los lineamientos nacionales e
internacionales de ética para la investigación en seres humanos, considerándose un riesgo bajo para esta
investigación.
Se estudió a un total de 29 médicos familiares abarcando todas las jornadas laborales, que incluyen todos
los turnos de admisión médica continua, nocturnos y de fin de semana, así como personal directivo,
incluyendo a los coordinadores clínicos y director. a los cuales se analizaron variables
sociodemográficas tales como: edad, sexo, estado civil, escuela de procedencia y años de ejercicio
profesional, que aceptaron participar en el estudio, previa información de este y firma de consentimiento
informado. Se les invitó a contestar dos encuestas con una duración de 20 minutos aproximadamente.
Para la obtención de la información se aplicaron dos instrumentos: el instrumento TMSS-24, para
valorar inteligencia emocional, que consta de 24 preguntas cerradas que abarcan 3 dimensiones. Primera
dimensión: Atención que se evalúa de la siguiente manera; poca atención (<24 M , <24 H) , adecuada
atención(25-35M, 22-32 H), demasiada atención(>36 M, <33H) . Segunda dimensión: Claridad que se
evalúa: Poca claridad (<23 M, <25H), adecuada claridad (24-34 M, 26-35H), excelente claridad (>35 M
<36H) y la tercera dimensión: Reparación que se evalúa debe mejorar su reparación (<23H-M),
adecuada reparación (24-34M , 24-35H), excelente reparación(>35M, <36H) ; donde cada dimensión se
evalúa mediante 8 ítems con una escala Likert de 1 a 5 (1 = Nada de acuerdo; 5 = Totalmente de acuerdo),
con un alfa de Cronbach de 0.91 cabe recordar que los parámetros son distintos en mujeres (M), que en
hombres (H) (Górriz, Etchezahar, Pinilla, Giménez, & Soto, 2021).
Para empatía se ocupó escala de Jefferson con un Alpha de Cronbach de 0.94 y un intervalo de confianza
del 95% que cuenta con 20 ítems en Escala Likert de 7 puntos (1 = Totalmente en desacuerdo; 7 =
pág. 12839
Totalmente de acuerdo). Donde el puntaje resultante se evalúa de la siguiente manera: Nivel bajo <25,
nivel intermedio 26-88, nivel sobresaliente 89-109 y nivel alto de 110 en adelante (Wolfshohl et al.,
2019; Thomas Jefferson University, 2022). Se capturaron los datos en programa estadístico spss v. 29,
para su posterior análisis estadístico.
RESULTADOS
La muestra de este estudio estuvo conformada por 29 médicos de la Unidad de Medicina Familiar No. 9 de
Tehuacán. 41.4% son hombres y 58.6% mujeres, con edades que oscilaban entre los 32 y 55 años, siendo la
media de edad de 42.7 años y desviación estándar de 7.2. El estado civil al momento del estudio fue casados
(69%), se graduaron de la BUAP (75.9%). La experiencia laboral fue de 2 a 26 años, predominando los
médicos con 23 años de experiencia. Además, el 75.9% de los médicos había recibido formación ética.
La inteligencia emocional reveló que la mayoría de los médicos tenían una adecuada atención emocional
(58.6%), claridad emocional (44.8% adecuada y 44.8% excelente), y reparación emocional (55.2% adecuada).
La empatía se midió con la escala de Jefferson, encontrando que el 55.2% tenía un nivel intermedio, el 41.4%
un nivel sobresaliente y solo el 3.4% un nivel alto. Estos resultados contrastan con los hallazgos de Yebra et
al. (2020), quienes encontraron que el 61.2% de los dicos necesitaba mejorar su atención emocional y sólo
el 38.8% tenía una atención adecuada. En claridad emocional, el 32.1% de los médicos en el estudio de Yebra
et al. necesitaba mejorar, comparado con solo el 10.3% en el presente estudio. En términos de reparación
emocional, el 19.3% de los médicos en el estudio de Yebra et al. debía mejorar, en contraste con el 13.8%
encontrado en nuestra muestra.
pág. 12840
Tabla 1
Fuente: Elaboración propia
Además de la evaluación categorial de la empatía mediante la escala de Jefferson, se analizaron los valores
absolutos de las puntuaciones, que variaron desde un mínimo de 74 hasta un máximo de 110, con una media
de 88 y una desviación estándar de 9.9. Estos resultados indican una variabilidad considerable en las
capacidades empáticas dentro del grupo estudiado. Se grafica en la Fig. 1 la distribución de estos datos.
Figura 1.
Fuente: Elaboración propia
Atención emocional
Frecuencia
Porcentaje
11
37.9
17
58.6
1
3.4
Frecuencia
Porcentaje
3
10.3
13
44.8
13
44.8
Frecuencia
Porcentaje
4
13.8
16
55.2
9
31.0
Frecuencia
Porcentaje
16
55.2
12
41.4
1
3.4
pág. 12841
El análisis no reveló diferencias significativas en las dimensiones de la empatía ni inteligencia emocional en
relación con el género y el estado civil (p > 0.05). Sin embargo, se observó una tendencia en el género
femenino a presentar resultados sobresalientes en empatía, aunque no de manera significativa. Fernández y
Sánchez (2023) encontraron que el 46% de su muestra tenía un grado intermedio de empatía y el 46.8% un
grado sobresaliente, con un mayor porcentaje de hombres mostrando niveles altos y sobresalientes de empatía.
Por otro lado, estudios como los de Mayo et al. (2019) y Austin et al. (2007) han demostrado que las mujeres
tienden a obtener mayores puntajes de empatía que los hombres, atribuyendo esto a las expectativas culturales
de los roles de género. En contraste, Fernández y Sánchez también encontraron que los médicos solteros
mostraban mejor equilibrio en las dimensiones de la inteligencia emocional y una empatía sobresaliente en
un 93%.
Figura 2
Fuente: Elaboración propia
Tampoco se encontraron relaciones significativas entre la formación ética y la participación en actividades
prosociales con las dimensiones de la inteligencia emocional ni la empatía (p > 0.05). Aunque el 75.9% de
los médicos reportaron haber recibido formación ética, esta no mostró una influencia significativa en los
niveles de empatía ni en las dimensiones de la inteligencia emocional. Es interesante notar que, aunque no
hubo diferencias significativas, los médicos con formación ética tendieron a tener un grado sobresaliente de
empatía, mientras que aquellos sin dicha formación presentaron un grado intermedio. Ambos grupos
mostraron una adecuada reparación, claridad y atención emocional.
pág. 12842
Además, se analizaron otras variables demográficas y su relación con la empatía y la inteligencia emocional.
No se encontraron correlaciones significativas entre los niveles de empatía y variables como el género, estado
civil, universidad de procedencia o nivel de estudios de posgrado (Person p>0.05). En términos de empatía
categórica, el género femenino mostró una tendencia hacia resultados sobresalientes, aunque la media de
empatía no presentó diferencias significativas entre géneros (media femenina de 88 y masculina de 89, test t
>0.05). Similarmente, no se encontraron relaciones significativas entre la empatía y la formación ética o la
actividad prosocial (Pearson p>0.05). Los médicos que participaron en actividades prosociales tuvieron una
media de empatía de 86, mientras que aquellos que no participaron presentaron una media de 90.62; esta
diferencia no fue significativa.
La relación entre la inteligencia emocional y diversas variables no mostraron asociaciones significativas entre
las dimensiones de la inteligencia emocional (atención emocional, claridad emocional y reparación
emocional) y variables como género, estado civil, formación ética, actividad prosocial, años de experiencia y
edad (p > 0.05). Estos hallazgos sugieren que factores adicionales no medidos en este estudio podrían influir
en la inteligencia emocional y la empatía, destacando la complejidad de estas competencias en el ámbito
médico.
Inteligencia Emocional y Empatía
La prueba de Pearson se utilizó para analizar la relación entre las dimensiones de la inteligencia emocional y
la empatía. Con una r:- 0.282, p 0.132, no se encontró una asociación significativa entre estas variables. Ver
tabla 2
Tabla 2
Correlaciones
TOTAL IE
TOTAL EMPATÍA
TOTAL IE
Correlación de Pearson
1
-.286
Sig. (bilateral)
.132
N
29
29
pág. 12843
Gráfico 1: Relación entre empatía y atención emocional
Gráfico 2: Relación entre empatía y claridad emocional
pág. 12844
Gráfico 3: Relación entre empatía y reparación emocional
Este estudio subraya la necesidad de más investigaciones en el contexto nacional sobre la relación entre
inteligencia emocional y empatía en profesionales de la salud, coincidiendo con Cortés y Vite (2022) en la
falta de datos y oportunidades en la literatura existente. La falta de relaciones significativas entre las variables
analizadas sugiere que factores adicionales no medidos en este estudio podrían influir en la inteligencia
emocional y la empatía, destacando la complejidad de estas competencias en el ámbito médico.
CONCLUSIONES
En este estudio no se demostró relación entre inteligencia emocional y empatía. En términos generales, la
mayoría de los participantes presentaron adecuados niveles de atención, claridad y reparación emocional, así
como empatía en niveles intermedios o sobresalientes. No se encontraron diferencias significativas en
inteligencia emocional ni empatía en relación con variables sociodemográficas como edad, sexo, estado civil,
escuela de procedencia y años de ejercer la. Esto sugiere que estas competencias no dependen directamente de
factores demográficos o formativos considerados en este análisis. Aunque no significativos, se observaron
ciertos patrones, como la tendencia de las mujeres a obtener mejores resultados en empatía y la posible
influencia de la formación ética en este constructo.
Las limitaciones del estudio, como el tamaño reducido de la muestra y la falta de datos longitudinales, indican
que futuras investigaciones deben considerar muestras más amplias y diversas, así como diseños longitudinales
para captar mejor la dinámica entre inteligencia emocional y empatía.
pág. 12845
Este estudio da pie para continuar investigando estos constructos en contextos clínicos específicos y
considerando una variedad de factores individuales y contextuales para poder desarrollar intervenciones que
logren incidir en la conducta de los médicos en atención a pacientes del primer nivel mejorando la calidad del
servicio.
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