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CISTOADENOCARCINOMA DE OVARIO
IZQUIERDO COMO EMERGENCIA
OBSTETRICA REPORTE DE CASO Y
REVISION DE LA LITERATURE
LEFT OVARIAN CYSTADENOCARCINOMA AS AN
OBSTETRIC EMERGENCY: CASE REPORT AND
LITERATURE REVIEW
Eduardo Salvador Cabrera Chamu
Instituto Mexicano Del Seguro Social. Teziutlán, Puebla, México
Jennifer Hernández Fuentes
Instituto Mexicano Del Seguro Social Teziutlán, Puebla, México
Alejandro Ramírez Castillo
Instituto Mexicano Del Seguro Social Teziutlán, Puebla, México
Sergio Carlos Fernández Martínez
Instituto Mexicano Del Seguro Social Teziutlán, Puebla, México
Mónica Robledo González
Instituto Mexicano Del Seguro Social Teziutlán, Puebla, México

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DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i2.16897
Cistoadenocarcinoma de ovario izquierdo como emergencia obstetrica
reporte de caso y revision de la literatura
Eduardo Salvador Cabrera Chamu1
eddsalvador93@gmail.com
https://orcid.org/0009-0009-8583-4437
Instituto Mexicano Del Seguro Social.
Teziutlán, Puebla, México
Jennifer Hernández Fuentes
jenniferhdezfuentes@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-3854-7594
Instituto Mexicano Del Seguro Social
Teziutlán, Puebla, México
Alejandro Ramírez Castillo
arcshaw@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-0816-2261
Instituto Mexicano Del Seguro Social
Teziutlán, Puebla, México
Sergio Carlos Fernández Martínez
sergio.fernandezm@imss.gob.mx
https://orcid.org/0000-0001-5651-8026
Instituto Mexicano Del Seguro Social
Teziutlán, Puebla, México
Mónica Robledo González
monicarobledo992257@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-1997-4118
Instituto Mexicano Del Seguro Social
Teziutlán, Puebla, México
RESUMEN
Se presenta el caso de una paciente femenina de 50 años con diagnóstico de tumor ovárico de
comportamiento incierto. Antecedente de cesárea en 2011 y drenaje de absceso mamario izquierdo en
2018. Refiere hace 25 días comenzar con dolor abdominal, distensión y sangrado transvaginal escaso.
Ala exploración física, se encuentra una masa abdominal palpable y dolorosa en los cuadrantes
inferiores, con timpanismo generalizado. El ultrasonido revela lesión quística compleja de 20.9x17.3
cm de origen ovárico, el reporte de TAC abdominal reporta gran masa quística con múltiples septos y
nódulos sólidos (243 x 153 x 296 mm), que desplaza las estructuras abdominales y pélvicas. Se realizó
una búsqueda en bases de datos como ScienceDirect, Redalyc, PubMed y Elsevier para complementar
la información. La paciente fue valorada para la realización de cirugía laparoscópica (LAPE). Durante
la intervención quirúrgica, se identificó un tumor de 30x30 cm dependiente del ovario izquierdo, líquido
ascítico abundante. El procedimiento se desarrolló sin complicaciones, y la paciente fue trasladada a
recuperación antes de ser ingresada a piso gineco-obstétrico para monitoreo y seguimiento. El estado
postquirúrgico es estable, aunque el pronóstico se considera reservado debido a la naturaleza incierta
del tumor y las condiciones generales de la paciente.
Palabras clave: tumor ovárico, dolor abdominal, tomografía computarizada, laparoscopía, masa quística
ovárica
1 Autor principal
Correspondencia: eddsalvador93@gmail.com

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Left ovarian cystadenocarcinoma as an obstetric emergency: case report
and literature review
ABSTRACT
We present the case of a 50-year-old female patient with a diagnosis of ovarian tumor of uncertain
behavior. She had a history of cesarean section in 2011 and drainage of a left breast abscess in 2018.
She reported that 25 days ago she began to have abdominal pain, distension, and scant transvaginal
bleeding. On physical examination, a palpable and painful abdominal mass was found in the lower
quadrants, with generalized tympany. Ultrasound revealed a complex cystic lesion of 20.9x17.3 cm of
ovarian origin. The abdominal CT report reported a large cystic mass with multiple septa and solid
nodules (243 x 153 x 296 mm), which displaces the abdominal and pelvic structures. A search was
performed in databases such as ScienceDirect, Redalyc, PubMed, and Elsevier to complement the
information. The patient was evaluated for laparoscopic surgery (LAPE). During surgery, a 30x30 cm
tumor was identified on the left ovary, with abundant ascitic fluid. The procedure was carried out without
complications, and the patient was transferred to recovery before being admitted to the gynecological-
obstetric ward for monitoring and follow-up. The post-surgical status is stable, although the prognosis
is considered reserved due to the uncertain nature of the tumor and the general condition of the patient.
Keywords: ovarian neoplasms, abdominal pain, tomography, laparoscopy, ovarian cyst
Artículo recibido 10 enero 2025
Aceptado para publicación: 15 febrero 2025

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INTRODUCCIÓN
Las neoplasias ginecológicas más frecuentes son los tumores de ovario, los cuales incluyen diversos
subtipos y tienen su origen, en un 65 % a 70 % de los casos, en las células epiteliales estromales
superficiales. Dentro de este grupo, el cistoadenoma mucinoso destaca como un tumor quístico del
ovario derivado del epitelio superficial, con la particularidad de producir mucina (González Machado
& Fonseca Sosa, 2024).
El cáncer epitelial de ovario (COE) es el más letal entre los cánceres ginecológicos, con una alta
mortalidad debido a su diagnóstico tardío en etapas avanzadas. La supervivencia a 5 años varía del 90%
en etapa I a menos del 5% en etapa IV. El tratamiento combina cirugía y quimioterapia con platino,
considerando factores como el estadio, CA-125 y enfermedad residual. Estrategias de mantenimiento,
como inhibidores de VEGF y PARP, han mostrado resultados mixtos. Aunque el monitoreo con CA-125
e imágenes sigue siendo estándar, el ADN tumoral circulante (ctDNA) ha demostrado mayor precisión
en la detección temprana de recurrencias (Hou et al., 2022).
El cáncer de ovario epitelial, particularmente el subtipo seroso de alto grado (HGSOC), es responsable
de numerosas muertes cada año. Aunque la quimioterapia inicial tiene una tasa de éxito del 85%, una
porción de los pacientes presenta resistencia al tratamiento desde el diagnóstico o experimenta recaídas
tempranas, lo que empeora el pronóstico (Chowdhury et al., 2023).
El cistoadenoma de ovario retroperitoneal es poco común. Su diagnóstico es complejo debido a la
inespecificidad de los síntomas, por lo que muchas veces se detecta de manera incidental. Sin embargo,
cuando hay complicaciones como torsión o infección del quiste, puede confundirse con otras
enfermedades abdominales. Las pruebas de imagen más efectivas para su detección son la tomografía
computarizada con contraste y la resonancia magnética. El tratamiento varía según el tamaño, ubicación
y complicaciones del quiste. La laparoscopía es el enfoque preferido por su menor invasión y mejor
recuperación, aunque en casos graves con peritonitis u otras complicaciones se requiere cirugía abierta.
La torsión o infección del quiste son las complicaciones más frecuentes, ocurriendo en
aproximadamente el 60% de los casos (Andrade Salinas et al., 2021).
A pesar de los avances en cirugía y quimioterapia, más del 70% de las pacientes con la enfermedad en
estadio avanzado desarrollan resistencia a la quimioterapia y fallecen en los cinco años posteriores al

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diagnóstico. Esto resalta la necesidad urgente de nuevos tratamientos y modelos de investigación
confiables (Graham et al., 2023).
Cistoadenocarcinoma de ovario
El cistoadenoma mucinoso de ovario es un tumor frecuente derivado del epitelio celómico superficial,
que puede variar en tamaño desde lesiones pequeñas hasta masas que ocupan toda la pelvis y la cavidad
abdominal. Representa entre el 15 % y el 25 % de las neoplasias ováricas, siendo el 85 % benignos, el
6 % de bajo potencial maligno, y el 9 % invasivos. Estos tumores, predominantes en mujeres de 20 a 60
años, son raros en edades pediátricas y adolescentes. Su origen está en la metaplasia del epitelio germinal
ovárico, y se caracterizan por una estructura multiloculada con líquido gelatinoso rico en glucoproteínas
(Bombón Caizaluisa & Carrión, 2021).
Etiologia
El cistoadenofibroma seroso de ovario es un subtipo poco común de tumor epitelial quístico benigno,
conocido como cistoadenoma, caracterizado por un crecimiento lento y una etiología aún no
determinada (Rosalía Sarabia Ochoa, 2023).
Diversos factores contribuyen a esta transformación, destacando la predisposición genética y la acción
de tres tipos de agentes externos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos se clasifican
como carcinógenos físicos (radiaciones ionizantes y ultravioletas), químicos (como el amianto, el humo
del tabaco, las aflatoxinas y el arsénico) y biológicos, donde se incluyen ciertos virus como el del
papiloma humano, así como bacterias y parásitos (Aguilera-Enoa RL, 2023).
Epidemiologia
Esta patología predomina en mujeres posmenopáusicas, aunque también se documentan casos en
mujeres más jóvenes, es una de las neoplasias ginecológicas más mortales a nivel mundial, ocupando el
tercer lugar en prevalencia tras el cáncer de cuello uterino y el de cuerpo uterino. Su incidencia es mayor
en países desarrollados debido a factores como predisposición genética, ambiente, dieta, esperanza de
vida y acceso a diagnóstico. En Estados Unidos, es la quinta causa de muerte por cáncer en mujeres, con
alta mortalidad pese a la estabilidad en su incidencia en las últimas dos décadas. En Latinoamérica, se
reportan 9,2 casos y 7,3 muertes por cada 100,000 mujeres, mientras que, en Cuba, en 2017, se
diagnosticaron 658 casos con una tasa de 11,7 por 100,000 habitantes, aumentando a 19,4 en mayores

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de 60 años. El riesgo de desarrollar esta enfermedad es del 1,7 %, con una de cada 60 mujeres falleciendo
por esta causa (Giraldo Castañeda et al., 2024).
Fisiopatologia
El cáncer de ovario surge a partir de alteraciones genéticas que provocan un crecimiento celular
descontrolado. Las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, encargados de codificar proteínas para
la reparación del ADN, desempeñan un papel crucial en su desarrollo, estando implicadas en alrededor
del 90 % de los casos de cáncer epitelial de ovario maligno. Estas mutaciones aumentan notablemente
el riesgo en quienes las portan, especialmente en familias con antecedentes de cáncer de mama u ovario.
Factores hormonales, como la terapia hormonal tras la menopausia o los desequilibrios hormonales
propios de esta etapa, también contribuyen a la proliferación celular y el avance tumoral. Aunque ciertos
factores como el uso de talco o algunos medicamentos permanecen inciertos, el vínculo entre las
mutaciones genéticas y la alteración en la reparación del ADN es fundamental en la patogenia de esta
enfermedad (Araya Oviedo & Paizano Vanega, 2021).
Caracteristicas
El cistoadenoma seroso de ovario es un tumor originado en el epitelio celómico superficial,
generalmente benigno (70-80 % de los casos), pero con un 5-10 % de potencial maligno y un 20-25 %
de casos malignos. Solo entre el 10 % y el 20 % son bilaterales. Su tamaño varía de 1 cm a más de 30
cm, con una superficie lisa y varios quistes llenos de un líquido acuoso claro. Aunque mayormente son
uniloculares, pueden ser multiloculares (Daza Rueda et al., 2023).
Cuadro clinico
Se ha evidenciado que el 95 % de las mujeres presentan signos inespecíficos como molestias
abdominopélvicas, síntomas digestivos vagos (dispepsia, sensación de saciedad temprana, distensión
abdominal, alteraciones en el hábito intestinal) y urinarios (urgencia o frecuencia miccional) varios
meses antes del diagnóstico. Sin embargo, tanto las pacientes como sus familiares tienden a atribuir
estos síntomas a factores como la menopausia, el envejecimiento, el estrés, la depresión o problemas
intestinales, lo que lleva a que se administren tratamientos sintomáticos sin un examen físico adecuado
del abdomen y la pelvis. Este enfoque contribuye al retraso en la detección de tumores ovárico (Michelle
et al., 2023).

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Diagnostico
El diagnostico se realiza mediante, historia clínica, examen físico, examen ecográfico y/o resonancia
magnética, y el resultado definitivo lo da el examen histopatológico. Los auxiliares diagnósticos como
los marcadores tumorales, ofrecen orientación pronostica y terapéutica principalmente cuando se trata
de neoplasia epitelial maligna (Calderón León et al., 2022).
La mejor forma de confirmar el diagnóstico de estas grandes masas es por ultrasonido. Así mismo el
diagnóstico se puede corroborar por TAC y el estudio histopatológico transoperatorio. La determinación
de marcadores tumorales como el antígeno Ca – 125 específico de tumores epiteliales no mucinosos de
ovario es de utilidad (Asquel Cadena et al., 2023).
Aunque la utilidad de la resonancia magnética no está claramente establecida, estudios preliminares
sugieren que podría ayudar a predecir el éxito de la citorreducción en casos de carcinomatosis peritoneal
mediante el índice de cáncer peritoneal (Julia Rodríguez Sánchez-Reyman, 2021).
Biomarcadores
El CA125 es una glicoproteína producida por el gen MUC16, que se encuentra en el torrente sanguíneo
al ser liberada desde los epitelios celómico y mülleriano. Este marcador se sobreexpresa en más del 80%
de los casos de cáncer de ovario, facilitando la diferenciación entre tumores malignos y población
general. Niveles de CA125 superiores a 35 U/mL en mujeres posmenopáusicas están asociados con un
alto riesgo de malignidad (Zhang et al., 2022).
Para lograr un diagnóstico exacto, se emplean marcadores de inmunohistoquímica como CK7, CA-125,
RP, RE y WT1. El CA-125 no solo ayuda a predecir la presencia de tumores, sino que también es una
herramienta valiosa para el seguimiento y evaluación de la respuesta al tratamiento en ambos tipos de
cáncer (García-Pedro et al., 2023).
Las biopsias líquidas basadas en ADN tumoral circulante (ctDNA), una fracción del ADN libre de
células (cfDNA) presente en la sangre, permiten detectar alteraciones genéticas específicas del tumor de
forma no invasiva. Este enfoque proporciona una visión integral del tumor y sus metástasis, además de
facilitar pruebas repetidas. Técnicas avanzadas como la PCR cuantitativa, la PCR digital y la
secuenciación de próxima generación (NGS) han demostrado gran precisión en la identificación de
ctDNA, particularmente en cánceres de mama, colorrectal, pulmonar y en el cáncer epitelial de ovario

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(EOC), donde este biomarcador muestra potencial para mejorar las tasas de supervivencia al identificar
mutaciones específicas y patrones de metilación (Thusgaard et al., 2021).
Tratamiento
El tratamiento del cáncer de ovario combina cirugía primaria para eliminar toda enfermedad
macroscópica y quimioterapia adyuvante para mejorar la supervivencia. La citorreducción quirúrgica,
reconocida desde 1992, está asociada a mejores tasas de progresión y supervivencia. La cirugía incluye
diversos procedimientos según la extensión de la enfermedad, aunque hasta un 80% de los casos
experimentan recaídas. El seguimiento posquirúrgico incluye la medición de marcadores como el Ca-
125, imágenes y análisis de progresión, con recaídas frecuentes en tumores serosos y mucinosos en
etapas avanzadas (III-IV). Estos datos subrayan la necesidad de enfoques adicionales para mejorar la
supervivencia y reducir las recurrencias (Mora Padilla et al., 2023).
El manejo de la resistencia al platino en el cáncer de ovario contempla el uso de quimioterapia sin
compuestos de platino, como paclitaxel (80 mg/m² administrado semanalmente), doxorrubicina
liposomal pegilada (40-50 mg/m² cada cuatro semanas) o topotecán (1.25-1.5 mg/m² diario durante
cinco días, cada 21 días). Estas opciones pueden emplearse solas o en combinación con bevacizumab
(15 mg/kg cada tres semanas), lo que contribuye a una mayor supervivencia sin progresión (SSP). La
reintroducción de agentes con platino es posible en pacientes con intervalos libres de platino superiores
a tres meses, mediante esquemas que combinan carboplatino (AUC 4-5 cada tres semanas) con
paclitaxel. Los inhibidores de PARP, como olaparib (300 mg dos veces al día) y niraparib (300 mg
diarios), han demostrado efectividad, en particular en casos con mutaciones en BRCA, y su combinación
con agentes como anlotinib ha producido respuestas favorables. Además, terapias dirigidas, incluyendo
inhibidores de ATR/CHK1 y WEE-1 (como AZD1775, administrado a 225 mg dos veces al día por dos
o tres días cada semana), también han mostrado resultados clínicos positivos en este contexto (Havasi
et al., 2023).
Pronostico
La mayoría de los pacientes muestran una respuesta positiva a la quimioterapia de primera línea,
alcanzando una respuesta completa (RC). No obstante, aproximadamente el 70% de las mujeres
experimentan una recaída dentro de los tres años posteriores al tratamiento inicial. En mujeres con

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enfermedad residual menor a 1 cm, el riesgo de recurrencia se calcula entre el 60 y el 70%, mientras que
en aquellas con enfermedad residual de gran volumen, el riesgo se eleva entre el 80 y el 85% (López
Miguel et al., 2023).
Reporte de caso
Se trata de una paciente femenina de 50 años, quien se presenta a consulta en el servicio de gineco-
obstetricia debido a dolor abdominal y distensión en la región inferior del abdomen. Los síntomas
iniciaron aproximadamente 25 días antes de la consulta, con un aumento progresivo de la distensión
abdominal, lo que motivó la paciente a realizarse un ultrasonido particular. En su anamnesis, la paciente
refiere haber presentado un sangrado transvaginal escaso y rojo brillante durante un día, pero sin otros
síntomas digestivos como náuseas, vómitos o diarrea.
Antecedentes Personales: quirúrgicos: cesárea en 2011 y drenaje de absceso en mama izquierda en 2018.
No tiene antecedentes familiares relevantes esquema de vacunación completo no presenta antecedentes
alérgicos, transfusionales ni traumáticos.
Exploración Física: se encuentra alerta, con ligera palidez en piel y mucosas, pero sin signos de
deshidratación abdomen ligeramente distendido, con predominio en la región inferior. A la palpación,
se observa una masa firme, dolorosa, de aproximadamente 20 cm de diámetro, localizada en los
cuadrantes inferiores, sin pulsaciones evidentes. Sugiriendo la presencia de una masa ovárica. No se
identifican signos de irritación peritoneal, a la percusión muestra timpanismo generalizado, sin matidez
significativa, el tacto vaginal reveló un cérvix posterior, largo y cerrado, pero con dolor a la movilización
cervical y a la palpación de los anexos. No se evidenció edema en las extremidades.
Ultrasonido de Abdomen (12/11/2024): Se observó una masa quística compleja de 20.9 x 17.3 cm, de
origen ovárico, sin evidencia de vascularidad, desplazando estructuras adyacentes.
Tomografía Abdominal simple y contrastada (14/11/2024): Se identifica una masa quística de 243 x 153
x 296 mm, con múltiples septos y nódulos sólidos. Esta masa desplaza las estructuras abdominales y
pélvicas, con engrosamiento del endometrio (28 mm). Los hallazgos sugieren relacionado con un tumor
epitelial ovárico. se sugiere descartar la presencia de cistoadenocarcinoma.
La intervención fue exitosa, obteniéndose: Cistoadenocarcinoma de aproximadamente 26X23X16 CM.
Peso: 8856 gr. La paciente se trasladó a recuperación postoperatoria, donde su estado fue estable. Sin
pág. 928
embargo, presentó hipoventilación basal derecha y un leve derrame pleural derecho, lo que requirió
oxígeno suplementario. Se inició tratamiento con antibióticos profilácticos y analgésicos. A pesar de la
estabilidad de sus signos vitales, el pronóstico sigue siendo reservado debido a la naturaleza incierta del
tumor.
La paciente fue dada de alta tras una evolución clínica favorable en el postoperatorio. Su estado se
estabilizó, el dolor se controló y los problemas respiratorios se resolvieron. Continuará bajo vigilancia
ambulatoria para monitorizar su recuperación y los resultados histopatológicos, con seguimiento
programado para ajustar el tratamiento.
Figura 1. TAC Abdomen Simple y Contrastada: Masa quística de 243 x 153 x 296 mm. Posible tumor
epitelial ovárico.
Figura 2. Pieza quirurgica: probable cistoadenocarcinoma de aproximadamente 26x23x16 cm. peso:
8856 gr.

pág. 929
CONCLUSIONES
En este caso de tumoración ovárica, el diagnóstico temprano mediante estudios de imagen y la
intervención quirúrgica fueron esenciales para identificar la masa y obtener una muestra para
diagnóstico definitivo. A pesar de una cirugía exitosa y una recuperación postoperatoria estable, el
pronóstico sigue siendo incierto debido a la naturaleza compleja de la masa y la falta de confirmación
histopatológica. Este caso subraya la importancia de una evaluación clínica exhaustiva y una
intervención quirúrgica oportuna para el diagnóstico definitivo de masas ováricas inciertas, así como la
necesidad de un seguimiento postquirúrgico continuo para ajustar el tratamiento en función de los
resultados histológicos.
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