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INTRODUCCIÓN
El clima se define como las condiciones meteorológicas medias que caracterizan a un lugar determinado
(SeNaMHi, 2018), es una síntesis del tiempo atmosférico obtenida a partir de estadísticas a largo plazo.
Sus principales componentes meteorológicos considerados son la temperatura, la presión el viento,
humedad y precipitación (Rodríguez, J, Capa, Á y Portela L. (2004).
La diferencia entre el clima y tiempo meteorológico, radica en que la meteorología describe únicamente
las condiciones de corto plazo de las variables previamente señaladas de una región en particular. De
esta forma, el clima de una región está conformado por sus propios datos estadísticos de dicho lugar o
región analizados a lo largo de un plazo relativamente largo, no menor de 30 años (Monkhouse, 1978).
Tanto el clima como la meteorología, están sujetos a variaciones inevitables y tienen influencia sobre
todos los seres vivos del planeta modificando su crecimiento, desarrollo (Baig, I, Chandio A, Ozturk, I,
Kumar P, Khan Z, and Salam M, 2022), fuentes hídricas, los suelos, la biodiversidad y los ecosistemas,
incluido el desarrollo social (Fernández-Cortés, Sotto-Rodríguez y Vargas-Marín, L, 2020), como
resultado de las pérdidas ambientales y económicas presentes y futuras (Yang, L. N., Ren, M., & Zhan,
J, 2023). Estos efectos ya son tangibles; en los últimos 50 años, la temperatura media ha aumentado 1,1
°C, muy por encima de la normal climatológica.
Asimismo, las temperaturas máximas y mínimas presentaron una tendencia hacia un incremento de las
noches cálidas y una disminución de las noches frías en todo el país, razón por la que se pronostica que
en el periodo que va del 2015 - 2039 se registren cambios en la temperatura media anual en todo el
territorio con incrementos entre 1,5 y 2 °C (IPCC, 2023).
Estos cambios de clima están favoreciendo la reproducción y la dispersión de muchos patógenos de
plantas cultivadas, constituyendo una amenaza para la seguridad alimentaria, además de modificar su
estructura de las poblaciones nativas de plantas, animales, y alterar sus rangos geográficos, fenológicos
(Chen, I, Hill, J., Ohlemüller, R., Roy, B., and Thomas, C, 2011) e interacciones entre los cultivos y los
patógenos (Bebber, P., Castillo-Delgado, A., and Gurr, J, 2016).
La virulencia de los fitopatógenos está correlacionada con el cambio climático, por lo tanto, es de suma
importancia valorar y cuantificar su influencia directa e indirecta, para predecir las pérdidas de carácter
económico y ecológico en un futuro cercano. A este respecto Bussell, E. H., Dangerfield, C. E., Gilligan,