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aseguradoras; ii) la solicitud al supervisor de prever las situaciones de crisis, evaluar los sistemas de
control interno y adoptar medidas al aumentar el nivel de riesgo de las aseguradoras; y, iii) la
transparencia y la disciplina de mercado, estableciendo la obligación de reportar la información al
mercado y al supervisor (Barañano et al, 2015).
Otro de los aspectos medulares a considerar en este sector es la gestión de riesgos, según IBM (2023)
y Narváez Zurita & Valencia Jara (2021), la gestión de riesgos se ha convertido en el proceso de
identificación, evaluación y control de los riesgos legales, financieros, estratégicos y de seguridad para
el capital y los beneficios económicos de la organización. Estos riesgos podrían tener su génesis en
multiplicidad de fuentes, ya sean errores de gestión estratégica, incertidumbre financiera,
responsabilidades legales, accidentes o desastres naturales.
Los prenombrados autores señalan tres pasos en este proceso: i) la identificación de riesgos; ii) la
evaluación de riesgos; y, iii) la mitigación de riesgos; lo crucial en dicho proceso es que la identificación
de riesgos no recaiga únicamente en el director del proyecto, de aquí la importancia de involucrar a
representantes de diversas áreas de la empresa para que aporten las perspectivas y conocimientos que
contribuyan a las conclusiones de rigor. Por ello, en la fase primigenia de identificación de los riesgos,
se requiere considerar todas las categorías posibles que abarcan riesgos laborales, financieros,
relacionados con los recursos y sus capacidades, así como aquellos que puedan tener un impacto en la
calidad de los entregables.
Con respecto a la evaluación de los riesgos, Villeda (2020) considera fundamental establecer respuestas
adecuadas ante las posibles amenazas, además, amerita examinar los riesgos que afectan a la institución,
ya sean de origen interno o externo. Para llevar a cabo este proceso, se deben definir los objetivos
institucionales y asignar responsabilidades para su logro, esto permitirá la evaluación de aquellos
riesgos que obstaculizan el logro de dichos objetivos.
Maldonado-Pedroza et al, (2020) señalan que la mitigación del riesgo abarca ciertos riesgos y
amenazas, así como, aceptar su existencia y adoptar medidas adecuadas para disminuir sus efectos en
caso de que se produzcan. Estas nuevos requerimientos demandan de las organizaciones creatividad e
innovación, pues más allá de los beneficios, la gestión de riesgos se ha convertido en un campo que
requiere de una mayor especialización y una mejora continua en las perspectivas técnicas y