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INTRODUCCIÓN
El aumento en la demanda de carne de aves ha impulsado el interés en la elaboración de alimentos
balanceados, lo que ha provocado un incremento en la producción, además de su costo en las fuentes
tradicionales de proteínas como la harina de soya y la de pescado. En países en desarrollo, numerosas
familias en áreas rurales cuentan con aves de corral, pollos, pavos, patos, etc. Los mantienen en un semi
cautiverio y se nutren parcialmente de residuos o restos presentes en la tierra. Estos elementos
contribuyen de forma notable a la reducción de la pobreza y a la mejora de la seguridad alimentaria de
las familias en aquellos países (Alders, 2009).
De acuerdo con los estudios históricos, el sector de crianza de aves de corral ha experimentado una
evolución, desde sistemas convencionales, que implican la crianza de parvadas familiares de aves de
corral, formadas por aquellas que se nutren de residuos y las de traspatio, hasta sistemas semi
comerciales de pequeña escala y sistemas de gran magnitud. Cada uno de estos procedimientos posee
sus propias características, técnicas e inversiones específicas, además del tipo de aves empleadas en
función de lo que se desea conseguir para la nutrición (Huis, 2013).
En este sentido, en la avicultura, y específicamente en la cría de pollos, los requerimientos nutricionales
y la disponibilidad de recursos alimenticios varían significativamente en función del sistema de
producción implementado.
En Latinoamérica, y particularmente en Ecuador, una proporción significativa de la producción avícola
se desarrolla bajo un sistema tradicional de crianza. En este modelo, los pollos son alimentados con una
combinación de desechos domésticos, recursos naturales del entorno, como insectos, gusanos,
caracoles, materia verde fresca, semillas, residuos de cultivos, forrajes, plantas acuáticas y subproductos
industriales locales. Asimismo, se emplean alimentos balanceados artesanales o formulados de manera
empírica, basados en la experiencia del criador. Estos sistemas de producción coexisten y compiten con
los modelos de producción avícola extensivos, los cuales, a su vez, están sujetos a la dinámica del
mercado de insumos alimenticios en las zonas rurales (Ravindran, 2013).
Ante este panorama, la búsqueda de proteínas sustentables y viables para los piensos ha constituido un
desafío para el avance social, ambiental y económico de los criadores de pollos.