HISTORIA Y SOCIEDAD EN EL CINE
PERUANO: REPRESENTACIONES DE LA
REALIDAD SOCIAL EN PELÍCULAS DE LAS
DÉCADAS DE 1980 A 2000

HISTORY AND SOCIETY IN PERUVIAN CINEMA:

REPRESENTATIONS OF SOCIAL REALITY IN FILMS FROM

THE 1980S TO 2000S

Federico Enrique Sabana Vega

Universidad César Vallejo - Perú

Galia Susana Lescano Lopez

Universidad César Vallejo - Perú
pág. 3969
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i2.17188
Historia y Sociedad en el Cine Peruano: Representaciones de la Realidad
Social en Películas de las Décadas de 1980 a 2000

Federico Enrique Sabana Vega
1
federicosabana.fsv@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-6994-8081

Universidad César Vallejo

Perú

Galia Susana Lescano Lopez

glescano@ucvvirtual.edu.pe

https://orcid.org/0000-0001-7101-0589

Universidad César Vallejo

Perú

RESUMEN

La investigación aborda el estudio sistemático sobre cómo el cine peruano representó la realidad
histórica y social en las décadas del 1980 al 2000, un período caracterizado por conflictos armados,
crisis económicas y transformaciones sociales. El objetivo fue valorar el cine como una herramienta
esencial para el análisis de la realidad histórica, considerando su capacidad para reflejar y reinterpretar
estas experiencias desde una perspectiva cultural. La metodología empleada fue cualitativa, basada en
el análisis cinematográfico y de contenido, centrándose en películas clave de cada década, con especial
atención a los elementos narrativos y visuales que representaron aspectos significativos de la historia y
la sociedad peruana. Se seleccionaron dos películas por década, elegidas por su relevancia en la
representación de temas como el conflicto armado interno, las tensiones políticas y las transformaciones
sociales. Los resultados mostraron que el cine no solo reprodujo los eventos históricos, sino que los
reconfiguró, sirviendo como una construcción narrativa que conectaba la historia con el medio visual.
De este modo, las películas seleccionadas no solo actuaron como documentos visuales, sino como
interpretaciones que ofrecieron una crítica social a las estructuras de poder, reflejando las tensiones y
procesos de transformación de la sociedad peruana durante estas décadas.

Palabras clave: cine peruano, representación histórica y social

1 Autor principal

Correspondencia:
federicosabana.fsv@gmail.com
pág. 3970
History and Society in Peruvian Cinema: Representations of Social Reality

in Films from the 1980s to 2000s

ABSTRACT

The research addresses the systematic study of how Peruvian cinema represented the
historical and
social reality from the 1980s to the 2000s, a period characterized by armed conflicts, economic crises,

and social transformations. The objective was to assess cinema as an essential tool for analyzing

historical reality, considering its abi
lity to reflect and reinterpret these experiences from a cultural
perspective. The methodology employed was qualitative, based on cinematic and content analysis,

focusing on key films from each decade, with particular attention to the narrative and visual
elements
that represented significant aspects of Peruvian history and society. Two films per decade were selected,

chosen for their relevance in representing themes such as the internal armed conflict, political tensions,

and social transformations. The re
sults showed that cinema not only reproduced historical events but
also reconfigured them, serving as a narrative construction that connected history with the visual

medium. In this way, the selected films not only acted as visual documents but also as int
erpretations
that offered a social critique of power structures, reflecting the tensions and transformation processes

of Peruvian society during these decades.

Keywords
: peruvian cinema, historical and social representation
Artículo recibido 03 febrero 2025

Aceptado para publicación: 25 marzo 2025
pág. 3971
INTRODUCCIÓN

La problemática central de la investigación radicaba en la falta de estudios sistemáticos que analizaran
cómo el cine peruano representó la realidad histórica y social de las décadas de 1980, 1990 y 2000, un
período marcado por profundos conflictos sociales y políticos. Según Rosenstone (1995), el cine no
solo ilustra hechos históricos, sino que también los reinterpreta, contribuyendo a la creación de nuevas
formas de narrar y comprender el pasado. Sin embargo, en el contexto peruano, esta capacidad del cine
para dialogar con la historia fue subestimada, limitando su análisis como una herramienta para explorar
la memoria colectiva y las dinámicas sociales. Chapman (2003) sostenía que el cine es un medio
poderoso para reflexionar sobre los acontecimientos históricos porque combina narrativa, imagen y
emoción, lo que permite conectar al espectador con el pasado de manera única. En el Perú, las
representaciones cinematográficas de este período, que abordan temas como el conflicto armado
interno, las desigualdades sociales y la globalización, no fueron suficientemente investigadas desde una
perspectiva que articulase historia, cultura y cine. Según Tarazona (2007), el cine peruano
contemporáneo fue fundamental para visibilizar la violencia estructural, las injusticias sociales y los
traumas del conflicto interno, al mismo tiempo que permitió comprender los procesos de memoria
colectiva. Este enfoque de estudio ofreció una reflexión profunda sobre las transformaciones históricas,
sociales y culturales del Perú, enriqueciendo el debate sobre la representación cinematográfica como
un espejo de la realidad. Por otro lado, Vivian Sobchack (1996) resaltó que el cine no solo registraba
eventos, sino que también redefinía cómo eran recordados, un aspecto clave para entender cómo el cine
peruano influyó en la construcción de las narrativas históricas contemporáneas. Esta omisión representó
un vacío en la comprensión de cómo el cine podía actuar como un actor cultural y un instrumento para
el análisis crítico de la sociedad. Según Degregori (2003), el cine no solo actuaba como un medio de
entretenimiento, sino también como un espejo de la historia y un vehículo de memoria social,
permitiendo reflexionar sobre los procesos sociales, la violencia y los traumas colectivos vividos en el
país. Esta investigación se adentró en el análisis de cómo las películas peruanas trataron estos temas,
contribuyendo a la construcción de una narrativa histórica que fue vital para el entendimiento y la
superación de los conflictos pasados.

Esta investigación planteó que el cine tiene la capacidad de actuar como un medio de representación
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cultural que documenta, interpreta y resignifica la realidad histórica de la sociedad. Según Hall (1997),
las representaciones audiovisuales no solo reflejan la realidad, sino que participan activamente en la
construcción de significados culturales, lo que convirtió al cine en una herramienta poderosa para
analizar cómo las sociedades se comprendían a sí mismas a lo largo del tiempo. En el caso del cine
peruano, este ofreció una ventana única para explorar las transformaciones sociales, políticas y
económicas del país, especialmente en períodos de agitación como las décadas de 1980, 1990 y 2000,
marcadas por la violencia política, la crisis económica y los procesos de globalización. Como señaló
Mazzotti (2010), el cine fue un instrumento poderoso para la construcción de la memoria social,
permitiendo visibilizar y procesar los recuerdos de las experiencias traumáticas vividas por la sociedad
peruana, especialmente aquellas relacionadas con la violencia y el conflicto armado interno. Esta
investigación contribuyó a entender cómo las representaciones cinematográficas de esas décadas
influyeron en la percepción pública de los eventos históricos y sociales, al mismo tiempo que ofreció
una interpretación crítica del papel del cine como testigo y narrador de la realidad social del Perú.

Ferro (1988) planteó que las películas son documentos históricos que permiten acceder tanto a las
narrativas oficiales como a las voces marginalizadas, lo que resultó fundamental para un análisis crítico
de la memoria colectiva en contextos como el peruano. Como señaló Noé (2011), el cine en el Perú fue
una herramienta clave en la construcción de la memoria colectiva, representando las tensiones,
contradicciones y procesos sociales vividos por la población. Esta investigación permitió analizar cómo
las películas de esas décadas contribuyeron a visibilizar los conflictos históricos, mostrando no solo la
violencia y el sufrimiento, sino también las dinámicas de poder, exclusión y resistencia, esenciales para
entender las transformaciones sociales en el Perú contemporáneo.

Asimismo, Sorlin (1980) destacó que el cine no solo registraba los hechos históricos, sino que también
reflejaba las mentalidades y valores de la sociedad que lo producía, lo que facilitaba comprender las
dinámicas culturales y las tensiones ideológicas de cada época. Por tanto, este estudio no solo
contribuyó a valorar el cine peruano como un artefacto cultural e histórico, sino que también permitió
identificar cómo la cinematografía influyó en la construcción de las identidades y las memorias sociales
del Perú contemporáneo. Como señaló Oquendo de Amat (2015), el cine en el Perú jugó un papel
esencial en la construcción de la identidad nacional, al visibilizar las realidades sociales y culturales,
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así como los conflictos y tensiones internas. Esta investigación permitió explorar cómo el cine plasmó
las transformaciones sociales, políticas y culturales que definieron esas décadas, contribuyendo a la
comprensión de los imaginarios colectivos que emergieron en esos contextos históricos. En su estudio
sobre la construcción de identidades sociales, Martín (2013) señaló que el cine fue un medio poderoso
para representar y cuestionar las realidades sociales. La investigación contribuyó a entender cómo las
películas de estas décadas abordaron temas como la violencia, la pobreza y la marginalidad,
configurando la percepción de la identidad nacional y proporcionando un espacio de reflexión histórica
y cultural.

Esta investigación se centró en cómo el cine podía ser reconocido como un instrumento clave para
analizar la realidad histórica de la sociedad. En este sentido, surgió la necesidad de indagar de qué
manera las películas reflejaban y reinterpretaban los acontecimientos históricos, los valores culturales
y las dinámicas sociales de su tiempo. Particularmente, resultó importante analizar cómo las narrativas
cinematográficas construían representaciones que influían en la memoria colectiva y en la percepción
histórica de las sociedades. Además, fue crucial explorar los elementos narrativos y estéticos utilizados
por el cine para resignificar eventos históricos y cómo estos se relacionaban con las estructuras de poder
y los discursos ideológicos predominantes. Esto planteó el problema de determinar en qué medida el
cine podía ser considerado no solo como un reflejo del pasado, sino como un actor activo en la
construcción de significados históricos y sociales.

La presente investigación se justificó en la necesidad de valorar al cine como una herramienta
fundamental para el análisis de la realidad histórica de la sociedad, ya que, como planteó Burgoyne
(1997), el cine no solo reflejaba eventos históricos, sino que también participaba en la construcción de
las narrativas colectivas que moldeaban la memoria y la identidad social. En el contexto peruano, donde
las décadas de 1980, 1990 y 2000 estuvieron marcadas por conflictos armados, crisis económicas y
transformaciones sociales, el cine constituyó una fuente valiosa para comprender cómo estas
experiencias fueron representadas y reinterpretadas desde la perspectiva cultural. Por otro lado, Rüsen
(2004) resaltó que las representaciones narrativas, como las que ofrece el cine, eran esenciales para dar
sentido al pasado en función de las necesidades del presente, lo que posicionó a la cinematografía como
un medio crucial para explorar la relación entre historia e identidad. Además, Scott (2016) destacó que
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el análisis crítico del cine permitía revelar las complejidades ideológicas y sociales que configuraban
estas narrativas, lo que resultaba indispensable para estudiar el papel del cine como instrumento de
reflexión histórica y social. En este sentido, esta investigación buscó aportar al campo de los estudios
interdisciplinarios, promoviendo una mayor comprensión del cine no solo como expresión artística,
sino también como un actor cultural y político en la construcción de la historia y la sociedad.

El cine, como medio de expresión artística y cultural, se erigió en un valioso instrumento para el análisis
de la realidad histórica de la sociedad, al permitir comprender cómo reflejaba y representaba dinámicas
sociales, valores y conflictos de su tiempo. A través de su capacidad narrativa y visual, el cine no solo
retrató las características de las sociedades en diferentes contextos históricos, sino que también invitó a
analizar los procesos de transformación social desde una perspectiva crítica, interpretando las
conexiones entre los acontecimientos históricos y su representación cinematográfica.

En esta investigación no se estableció una hipótesis debido a la naturaleza exploratoria y descriptiva del
estudio, que buscó analizar cómo el cine podía ser un instrumento para el análisis de la realidad histórica
de la sociedad, en lugar de comprobar una relación causal específica entre variables. Según Merton
(1968), una hipótesis generalmente surge cuando se tiene una clara predicción o suposición que se busca
probar mediante la investigación. Sin embargo, en el campo de los estudios cinematográficos y
culturales, especialmente al tratar el cine como un documento histórico, el enfoque metodológico tendió
a ser más interpretativo y analítico que experimental, ya que se buscó comprender los significados y
representaciones sin necesariamente formular suposiciones previas que debían ser comprobadas.
Además, la teoría de la representación de Stuart Hall (1997) sugirió que las representaciones culturales
son dinámicas y están sujetas a múltiples interpretaciones y disputas, lo que hizo que una hipótesis fija
fuera inapropiada para un análisis de esta naturaleza. El estudio se enfocó más en la interpretación de
cómo el cine peruano de las décadas de 1980, 1990 y 2000 representó la realidad histórica y social, sin
la necesidad de establecer una relación causal específica que pudiera ser probada o refutada. En lugar
de una hipótesis, este enfoque permitió una reflexión más abierta sobre las diversas formas en que el
cine interactúa con la historia y la sociedad, permitiendo nuevas interpretaciones y descubrimientos en
el proceso de investigación.
pág. 3975
METODOLOGÍA

La metodología empleada en esta investigación fue cualitativa y se basó en un enfoque de análisis
cinematográfico y de contenido, con el fin de examinar cómo el cine se convirtió en un instrumento
para el análisis de la realidad histórica de la sociedad. Siguiendo el enfoque de Hall (1997) sobre la
representación cultural, se analizaron películas peruanas clave de las décadas de 1980, 1990 y 2000,
prestando especial atención a los elementos narrativos y visuales que representaron aspectos
significativos de la historia y la sociedad. El análisis se centró en identificar cómo las películas no solo
reflejaron, sino que también interpretaron y resignificaron los hechos históricos, abordando temas como
la violencia política, las crisis económicas y las luchas sociales, siguiendo las directrices de Ferro
(1988), quien planteó que el cine es un documento histórico. Para explicar cómo el cine actuó como
representación social, se utilizó el análisis de contenido, que permitió desentrañar los discursos
implícitos sobre la identidad y la memoria colectiva. Además, se llevó a cabo un análisis comparativo
entre diferentes obras para observar cómo se transformaron las representaciones de la sociedad a lo
largo del tiempo.

La selección de dos películas por cada década (años 80, 90 y 2000) respondió a su relevancia en la
representación de los procesos históricos y sociales del Perú, así como a su impacto dentro del contexto
cinematográfico nacional. Estas películas fueron elegidas por su capacidad para reflejar temas centrales
como el conflicto armado interno, las tensiones políticas y las transformaciones sociales que marcaron
esas épocas. En los años 80, La boca del lobo (1988) de Lombardi y Juliana (1989) de Espinoza y
Legaspi fueron seleccionadas por su representación del conflicto armado interno y sus efectos en la
sociedad peruana. La boca del lobo es una obra que retrata la violencia de la época y el impacto
psicológico de la guerra en los militares, mientras que Juliana presenta la lucha de una mujer en el
contexto de la represión y el miedo, mostrando cómo las tensiones políticas afectaron la vida cotidiana.
En los años 90, Caídos del cielo (1990) de Lombardi y Bajo la piel (1996) fueron escogidas por su
reflexión sobre la post-crisis económica y las tensiones sociales generadas por la transición política.
Caídos del cielo aborda la marginalización social y el fracaso de las promesas de cambio, mientras que
Bajo la piel profundiza en los traumas y las relaciones humanas en un país que lidia con la violencia y
la desigualdad. Para los años 2000, Tinta roja (2004) de Lombardi y Días de Santiago (2004) de Méndez
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fueron seleccionadas por su enfoque en los cambios sociales y políticos posteriores a la violencia
política y la crisis económica. Tinta roja ofrece una mirada sobre el periodismo y el crimen en un
contexto urbano, mientras que Días de Santiago aborda las secuelas de la guerra interna y el regreso de
los soldados al tejido social. Ambas películas brindan una visión del proceso de transformación social
y cultural que vivió el Perú en ese momento. Estas películas no solo representan distintos momentos
históricos, sino que también abordan temáticas comunes como la violencia, la desigualdad social y la
reconstrucción de la identidad nacional, lo que las convierte en piezas clave para entender la evolución
de la sociedad peruana a través del cine.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los resultados de la investigación indicaron que el cine, como representación de la sociedad, se
configuró como un medio crucial para analizar la realidad histórica. Partiendo de las ideas de Bazin
(2005), el cine tuvo la capacidad única de capturar la esencia de los momentos históricos mediante la
representación visual, pero también de reconfigurarlos a través de la interpretación de los realizadores
y el contexto cultural. De acuerdo con Sorlin (2001), el cine no fue simplemente una reproducción de
los eventos históricos, sino una construcción narrativa que implicó una relación entre la historia y el
medio visual, por lo que las películas seleccionadas para el análisis no solo actuaron como documentos
visuales, sino como interpretaciones de los procesos históricos que marcaron a la sociedad peruana. Al
analizar el cine peruano de las décadas de 1980, 1990 y 2000, se observó que las películas, como La
boca del lobo y Juliana, no solo representaron el conflicto armado y la violencia política, sino que
también sirvieron para ofrecer una crítica social a las estructuras de poder de la época, reflejando las
tensiones y los procesos de transformación social.

El análisis de las películas de los años 90 y 2000, como Caídos del cielo y Tinta roja, confirmó lo
planteado por el historiador Ferro (1988), quien argumentó que el cine se convirtió en un documento
histórico, ya que su narrativa contribuyó a la construcción de la memoria colectiva y a la interpretación
del pasado. Estas obras no solo sirvieron para ilustrar los hechos históricos, sino que las imágenes y los
relatos que presentaron permitieron entender cómo la sociedad se reconfiguró después de los grandes
eventos de violencia y crisis social. En línea con los postulados de Hall (1997), estas películas generaron
representaciones culturales que fueron más allá de la simple narración de hechos, construyendo
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significados que afectaron la percepción social y política del pasado. Así, el cine se validó como un
instrumento para el análisis de la realidad histórica, permitiendo reflexionar sobre cómo las imágenes
y narrativas cinematográficas constituyeron un medio para comprender la historia de la sociedad y cómo
esta fue representada y reinterpretada a través del tiempo.

Años 80: La boca del lobo y Juliana

La película de Lombardi (1988) presenta, desde la perspectiva de un joven militar, el combate contra el
terrorismo en un remoto pueblo al que llega el ejército. En este lugar, los soldados imponen de manera
violenta su cultura, valores, formaciones, abusos y vicios, mientras la población, además de soportar
estos abusos, también enfrenta las ofensivas terroristas. La visión ingenua e idealista del joven
protagonista se ve destruida por la dura y cruel realidad que lo rodea, llevándolo finalmente a desertar
de lo que alguna vez creyó que sería su verdadera vocación.

La producción del grupo Chaski (Espinoza y Legaspi, 1989) retrata la realidad de Lima, la capital del
Perú, desde la perspectiva de una niña pobre que sufre abuso por parte de su padrastro. Ante esta
situación, la niña ve como una opción ir a vivir con su hermano, quien trabaja pidiendo dinero en las
calles bajo la explotación de un patrón. Para poder unirse a él, la niña se ve obligada a travestirse y a
integrarse en un grupo de niños cuya realidad es tan cruda como su historia: actores naturales tomados
directamente de las calles donde vivían y trabajaban.

A partir de las películas analizadas, como La boca del lobo (Lombardi, 1988) y Juliana (Espinoza y
Legaspi, 1989), se puede inferir que el cine no solo refleja la realidad de su tiempo, sino que actúa como
un documento histórico que recoge los eventos sociales y políticos clave de una época. Según Marc
Ferro, en El cine como documento histórico, el cine tiene la capacidad de capturar y transmitir las
tensiones sociales, culturales y políticas, convirtiéndose en un testimonio visual de los conflictos y
transformaciones de la sociedad. En La boca del lobo, la representación del caos social y la pérdida de
valores en el contexto de la lucha contra el terrorismo refleja el desmoronamiento de las estructuras
tradicionales de la sociedad peruana, mientras que en Juliana se retrata la vulnerabilidad de los más
desfavorecidos en medio de un entorno de violencia y abuso. Estas películas no solo abordan la pérdida
ética y moral, sino que también presentan el impacto tangible de los conflictos armados en la vida
cotidiana de las personas en los pequeños pueblos de la serranía peruana. Además, tratan temas como
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la explotación infantil, una realidad que, aunque en su momento se vio como una consecuencia del
conflicto armado, sigue siendo un problema persistente en la sociedad peruana contemporánea. De
acuerdo con Ferro, el cine no es un mero reflejo, sino que recontextualiza los hechos históricos,
ofreciéndonos una visión más amplia y compleja de lo que realmente ocurrió, y cómo los eventos
pasados continúan influyendo en el presente. Las películas de Lombardi y Espinoza y Legaspi son
ejemplos claros de cómo el cine puede servir como una herramienta de análisis histórico y social,
proporcionando una ventana crítica hacia la realidad vivida en esos momentos de la historia peruana.

Años 90: Caídos del cielo y Bajo la piel

Caídos del cielo (Lombardi, 1990) ilustra cómo la sociedad peruana fue afectada económicamente en
las décadas previas, con un enfoque especial en la crisis del primer gobierno aprista. La trama se centra
en la historia de dos ancianos que, ante la falta de recursos, deben desprenderse de todo lo que poseen
para poder construir su mausoleo, lo que refleja la desesperación y la lucha por la supervivencia en un
contexto de extrema desigualdad. Además, la película destaca el papel crucial de la radio como medio
de comunicación, esencial para un sector de la población marginado, cuyas voces permanecen casi
anónimas en la sociedad. La historia también pone en evidencia la dura realidad de los recolectores de
basura, quienes, en un intento por sobrevivir, alimentan a un cerdo con lo que encuentran, reflejando la
miseria en la que viven estos grupos sociales. A través de estas historias, la película no solo aborda los
efectos de la crisis económica, sino también las complejidades sociales y las injusticias estructurales
que afectan a los sectores más vulnerables de la población peruana.

Alejándose de la visión citadina y de la capital, Bajo la piel (Lombardi, 1996) retrata un pueblo ficticio
en la provincia, basado en las características de dos pueblos de la costa norte del Perú, Malabrigo y San
Pedro de Lloc. A través de esta ambientación, la película plasma las ideologías, costumbres y creencias
arraigadas en la población rural, utilizando como excusa una serie de crímenes que el comisario local
debe investigar. Sin embargo, el protagonista se ve involucrado en una situación compleja cuando su
intento por consolidar una relación amorosa lo arrastra a un enredo turbio, en el que se mezcla la
moralidad, el poder local y los secretos de la comunidad. Así, la película no solo aborda el crimen como
eje narrativo, sino que también explora las dinámicas sociales y los conflictos internos de una sociedad
provinciana marcada por la tradición, la corrupción y la lucha por el poder.
pág. 3979
Lo económico también se refleja en el cine como un elemento clave para entender las dinámicas sociales
y políticas de cada época. En Caídos del cielo (Lombardi, 1990), se presenta una crítica irónica y
sarcástica a la sociedad peruana de los años ochenta y noventa, marcada por la crisis económica y los
rezagos de dictaduras previas. La película muestra las luchas de las personas de escasos recursos que
enfrentan la miseria, complementando este retrato con una visión idealizada de los medios de
comunicación, como la radio, que ejercían una influencia significativa en la vida cotidiana. Esta
representación conecta directamente con las ideas de Pierre Sorlin en Cine y sociedad, quien plantea
que el cine no solo retrata los hechos sociales, sino que los reorganiza y resignifica para evidenciar las
tensiones económicas y culturales de su tiempo. Por otro lado, Bajo la piel (Lombardi, 1996) aborda la
sociedad rural en crecimiento, donde, a pesar de contar con avances científicos, la población sigue
profundamente arraigada a sus tradiciones, costumbres y creencias. Aquí, las influencias económicas y
el poder del dinero desplazan valores como la ética y la solidaridad, relegando a las personas de buen
corazón a posiciones subordinadas, mientras los poderosos manejan la realidad a su conveniencia. Estas
dos películas reflejan cómo las estructuras económicas influyen en las relaciones sociales y políticas,
siendo el cine una herramienta esencial para analizar la evolución de la sociedad, tal como sugiere
Sorlin: el cine es un espejo que interpreta, reorganiza y contextualiza las contradicciones y
transformaciones de la sociedad a través de las imágenes.

Los 2000: Tinta roja y Días de Santiago

Tinta roja (Lombardi, 2000) retrata de manera precisa el funcionamiento de la prensa sensacionalista,
un fenómeno que, aunque surgió con fuerza en la década de los 90, sigue vigente hasta la actualidad.
La película ofrece una mirada desde adentro del mundo periodístico, centrándose en la historia de un
joven practicante que debe aprender los trucos y manipulaciones que su jefe, responsable de la sección
policial de un diario, le enseña. A través de esta narrativa, se presenta una representación directa de la
realidad peruana de una época aún convulsionada, marcada por la violencia social. La película refleja
la cotidianidad de un país donde muertes, asesinatos, robos y accidentes se han convertido en eventos
recurrentes de la vida diaria, manipulados y presentados por los medios de comunicación con el fin de
captar la atención del público. Además, Tinta roja también aborda las repercusiones de esta violencia
en las personas, tanto en aquellos que la sufren como en los que la reportan, mostrando cómo se
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convierte en parte de la cultura y de la forma en que la sociedad se enfrenta a esta realidad.

Días de Santiago (Méndez, 2004) aborda las complejas experiencias de los excombatientes del último
conflicto armado entre Perú y Ecuador, centrándose en su lucha por reinsertarse en una sociedad que
les resulta ajena. La película narra la historia de Santiago, un joven soldado que, tras vivir los horrores
de la guerra, regresa a una ciudad que percibe como extraña y hostil, acentuando su sensación de
desconexión. Marcado por el trauma y las enseñanzas adquiridas durante su tiempo en el ejército,
Santiago enfrenta un choque con la realidad actual, donde sus habilidades y perspectivas militares no
encuentran lugar. Este desajuste lo lleva a un colapso personal en su intento por darle sentido a su vida,
recurriendo a la violencia como su única herramienta para resolver conflictos, tal como aprendió en el
campo de batalla. La película pone de manifiesto no solo las cicatrices emocionales de la guerra, sino
también la indiferencia de una sociedad incapaz de integrar a aquellos que lucharon por ella, revelando
las profundas fracturas sociales y personales que deja el conflicto armado.

En Tinta roja (Lombardi, 2000), se presenta una crítica a la prensa sensacionalista que sigue plasmando
la violencia de manera morbosa y escandalosa, apelando a los instintos más bajos de la audiencia para
obtener atención. A través de la historia que se desarrolla en la redacción de un diario de crónica roja,
se refleja cómo los medios de comunicación manipulan la percepción de la violencia en la sociedad,
enfocándose en los hechos más impactantes y dejando de lado el contexto social o humano detrás de
ellos. Este tipo de representación mediática se inserta en la Teoría de la representación cultural de Stuart
Hall, quien argumenta que los medios no solo reflejan la realidad, sino que la construyen y transmiten
ciertos significados que influyen directamente en la forma en que la sociedad interpreta y reacciona ante
los hechos. La violencia, en este caso, no es solo un reflejo de la sociedad, sino una construcción
mediática que distorsiona y simplifica la realidad para adaptarse a los intereses comerciales de los
medios. Por otro lado, Días de Santiago (Méndez, 2004) presenta la historia de un soldado que, tras
regresar de la guerra, enfrenta un choque brutal con la sociedad que lo recibe, una sociedad que lo ha
olvidado tras su sacrificio. Este fenómeno, donde los excombatientes son marginados y no reciben un
proceso adecuado de reintegración, genera un impacto social y psicológico que sigue siendo vigente.
La película refleja cómo la sociedad, al igual que los medios, construye significados que afectan a los
individuos y su lugar dentro de ella, representando no solo la violencia de los conflictos bélicos, sino
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también la violencia emocional y social de la exclusión. Ambas películas, al presentar la violencia desde
distintas perspectivas, reflejan cómo los medios y las estructuras sociales influyen en la representación
y percepción de la violencia en la cultura y la sociedad.

Ilustraciones, Tablas, Figuras

Tabla 1. Datos de las Películas en Análisis

PELÍCULA
DIRECTOR AÑO
La boca del lobo
Francisco Lombardi 1988
Juliana
Fernando Espinoza y Alejandro Legaspi 1989
Caídos del cielo
Francisco Lombardi 1990
Bajo la piel
Francisco Lombardi 1990
Tinta roja
Francisco Lombardi 2000
Días de Santiago
Josué Méndez 2004
CONCLUSIONES

El cine se configuró como una representación de la sociedad al reflejar y dramatizar los contextos
sociales, políticos y culturales de las épocas que retrataba, utilizando la narrativa y los personajes para
abordar realidades complejas. Las películas analizadas mostraron cómo el cine podía capturar la esencia
de una sociedad marcada por el caos, la violencia y la crisis moral. A través de sus relatos, no solo se
presentó la superficialidad de los hechos, sino que se profundizó en las emociones, las contradicciones
y las luchas internas de sus personajes, lo que permitió al espectador identificar los aspectos más
humanos y críticos de la realidad. Según la teoría de la representación cultural de Stuart Hall, el cine se
convirtió en un medio de construcción de significados, donde las imágenes y los relatos contribuyeron
a formar la comprensión colectiva de lo que se vivía en un momento determinado. Por tanto, al analizar
estas obras, se observó cómo el cine no solo reflejó la sociedad, sino que también participó activamente
en la construcción de la memoria histórica y colectiva.

El análisis del proceso histórico de la sociedad a través de la cinematografía reveló cómo las películas
se convirtieron en documentos históricos que permitieron comprender la evolución de la sociedad,
especialmente en contextos de crisis, conflicto y transformación. En los filmes analizados, la
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representación cinematográfica no solo capturó los eventos, sino que también los contextualizó,
mostrando cómo la violencia, el caos social y la pérdida de valores afectaron a las personas en distintas
épocas de la historia peruana. Según Marc Ferro, el cine actuó como un testigo privilegiado que, al
retratar la cotidianidad de los pueblos y los efectos de la guerra y la pobreza, aportó una visión más rica
y profunda del pasado, revelando las tensiones sociales que marcaron el rumbo del país. Así, el cine no
solo documentó, sino que también interpretó y reconfiguró el proceso histórico, permitiendo una
reflexión crítica sobre el presente y el futuro de la sociedad.

El cine se reconoció como un instrumento fundamental para el análisis de la realidad histórica de la
sociedad, ya que, a través de su capacidad de representación visual y narrativa, permitió entender y
reflexionar sobre los procesos sociales, políticos y económicos que configuraron una época. Mediante
las historias que contó y los personajes que presentó, el cine no solo documentó los hechos históricos,
sino que los interpretó, brindando una mirada profunda sobre las dinámicas de poder, conflicto y
transformación. Además, como medio accesible y masivo, tuvo la capacidad de influir en la percepción
colectiva y de construir una memoria histórica, transmitiendo los valores, creencias y traumas de una
sociedad. En este sentido, el cine se convirtió en un espejo de la sociedad, permitiendo identificar los
cambios y continuidades que marcaron su desarrollo y ofreciendo una herramienta crítica para
comprender y cuestionar el presente y el pasado.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bazin, A. (2005).
What is cinema? University of California Press.
Burgoyne, R. (1997). Film Nation: Hollywood looks at U.S. History. University of Minnesota Press.

Chapman, J. (2003). Film and History.
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Espinoza, A., y Legaspi, J. (Directores). (1989). Juliana [Película].
Producciones Chaski.
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