DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES EN LA
EVALUACIÓN EDUCATIVA

CHALLENGES AND OPPORTUNITIES IN EDUCATIONAL

EVALUATION

MSc. Paolo Perry Bravo Bravo

Universidad San Gregorio de Portoviejo: Portoviejo, Manabí, EC

MSc. Mariela Mercedes Arciniega Espinoza

Universidad Del Pacífico Ecuador: Quito, EC

MSc. Luis Gabriel Alcivar Ordoñez

Ministerio de Educación del Ecuador: Quito, Pichincha, E

MSc. Mirian Obdulia Maridueña Novillo

Ministerio de Educación del Ecuador: Quito, Pichincha, E

Lic. María Soledad Solano Peñafiel
pág. 6133
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i2.17354
Desafíos y oportunidades en la evaluación educativa

MSc. Paolo Perry Bravo Bravo
1
ppbb170497@gmail.com

https://orcid.org/0009-0009-9949-5368

Universidad San Gregorio de
Portoviejo: Portoviejo, Manabí, EC

MSc. Mariela Mercedes Arciniega
Espinoza

mariela1032@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0003-6452-8234

Universidad Del Pacífico
Ecuador: Quito, EC

MSc.
Luis Gabriel Alcivar Ordoñez
lalcivar2007@gmail.com

https://orcid.org/0009-0001-6998-1447

Ministerio de Educación del
Ecuador: Quito, Pichincha, EC

MSc. Mirian Obdulia Maridueña Novillo

miriammariduena@yahoo.es

https://orcid.org/0009-0006-3760-1709

Ministerio de Educación del
Ecuador: Quito, Pichincha, EC

Lic. María Soledad Solano Peñafiel

0201726940sp@gmail.com

https://orcid.org/0009-0009-9268-2873

RESUMEN

La evaluación educativa juega un rol esencial al medir el progreso de los estudiantes y permitir
la adaptación de las estrategias pedagógicas para mejorar el aprendizaje. No obstante, los
docentes enfrentan múltiples desafíos, entre ellos la dificultad de ajustar las evaluaciones a los
diversos estilos de aprendizaje de los estudiantes, así como la falta de tiempo y recursos
tecnológicos adecuados. Estos factores limitan la implementación de evaluaciones inclusivas y
personalizadas, lo que afecta la calidad del proceso evaluativo y distorsiona la representación
real del aprendizaje de los estudiantes. La investigación, desarrollada bajo un enfoque
cuantitativo, se llevó a cabo en una institución educativa que abarca los niveles de Educación
General Básica Media, EGB Superior y Bachillerato, donde el profesorado cuenta con una vasta
experiencia. Los resultados obtenidos muestran que los docentes priorizan la evaluación de
habilidades y destrezas, utilizando principalmente herramientas estructuradas como pruebas
escritas y rúbricas. Sin embargo, estos métodos enfrentan dificultades al intentar reflejar el
verdadero aprendizaje significativo de los estudiantes. A pesar de la implementación de
evaluaciones formativas y autoevaluaciones, los docentes sienten que estas evaluaciones no
logran capturar adecuadamente el progreso de los estudiantes. Se identificaron obstáculos como
la falta de tiempo, recursos tecnológicos y la carencia de capacitación en nuevas metodologías
de evaluación. Aunque algunos docentes intentan adaptar las evaluaciones a los diversos estilos
de aprendizaje de los estudiantes, estas no siempre son dinámicas ni tienen en cuenta las
diferencias sociales y culturales que afectan el rendimiento escolar. Además, se observó una
preferencia por la evaluación formativa, aunque la coevaluación no se emplea, lo que limita el
potencial del aprendizaje colaborativo. Aunque se realizan evaluaciones semanales, estas
podrían no ofrecer una visión global del aprendizaje, lo que sugiere la necesidad de combinar
evaluaciones continuas con evaluaciones sumativas y diagnósticas para obtener una imagen
más completa y precisa del rendimiento de los estudiantes, garantizando una evaluación más
equitativa y representativa del verdadero progreso.

Palabras clave: evaluación, desafíos, aprendizaje significativo, metodologías, formativa

1 Autor principal

Correspondencia:
ppbb170497@gmail.com
pág. 6134
Challenges and opportunities in educational evaluation

ABSTRACT

Educational assessment plays an essential role in measuring student progress and allowing the

adaptation of pedagogical strategies to improve learning. However, teachers face multiple

challenges, including the difficulty of adjusting assessments to student
s' diverse learning styles,
as well as the lack of adequate time and technological resources. These factors limit the

implementation of inclusive and personalized assessments, which affects the quality of the

assessment process and distorts the real repres
entation of student learning. The research,
developed under a quantitative approach, was carried out in an educational institution that

covers the levels of General Basic Secondary Education, EGB Superior and Baccalaureate,

where the teaching staff has vas
t experience. The results obtained show that teachers prioritize
the assessment of skills and abilities, mainly using structured tools such as written tests and

rubrics. However, these methods face difficulties when trying to reflect the true meaningful

le
arning of students. Despite the implementation of formative and self-assessments, teachers
feel that these assessments fail to adequately capture student progress. Obstacles such as lack

of time, technological resources, and lack of training in new assessm
ent methodologies were
identified. Although some teachers try to adapt assessments to students' diverse learning styles,

these are not always dynamic or take into account social and cultural differences that affect

academic performance. In addition, a pref
erence for formative assessment was observed,
although peer assessment is not used, limiting the potential for collaborative learning. Although

weekly assessments are carried out, they may not provide a comprehensive view of learning,

suggesting the need t
o combine continuous assessments with summative and diagnostic
assessments to obtain a
completer and more accurate picture of student performance, ensuring
a more equitable and representative assessment of true progress.

Key words:
assessment, challenges, meaningful learning, methodologies, formative
Artículo recibido 08 febrero 2025

Aceptado para publicación: 15 marzo 2025
pág. 6135
INTRODUCCIÓN

La evaluación en el contexto educativo juega un rol esencial al medir el progreso de los
estudiantes y al ajustar las estrategias pedagógicas para optimizar su aprendizaje. En una
institución educativa que abarca diferentes niveles de enseñanza, como la Educación General
Básica Media, EGB Superior y Bachillerato, los docentes enfrentan retos importantes al intentar
adaptar sus evaluaciones a los estilos de aprendizaje individuales de los estudiantes. A pesar de
que la mayoría de los educadores cuentan con una amplia experiencia, las dificultades persisten,
especialmente en lo relacioado con la falta de tiempo y recursos tecnológicos que limitan la
capacidad para implementar evaluaciones inclusivas y personalizadas.

Este panorama resalta la necesidad urgente de replantear las metodologías de evaluación en la
institución. Según investigaciones previas, como las de Escobar et al. (2022), es crucial que las
evaluaciones sean dinámicas y reflejen las características particulares de cada estudiante,
considerando su contexto social y cultural. Sin embargo, las limitaciones en recursos y
formación en nuevas metodologías de evaluación impiden que los docentes puedan aplicar una
evaluación formativa adecuada, que permita una retroalimentación constante y ajuste de las
prácticas pedagógicas. De esta manera, la falta de tiempo y preparación no solo afecta la calidad
de las evaluaciones, sino que también distorsiona la representación real del aprendizaje de los
estudiantes, obstaculizando un desarrollo educativo eficaz.

La investigación se desarrolla en una institución educativa que abarca varios niveles de
enseñanza, principalmente en Educación General Básica (EGB) Media (40%) y EGB Superior
(30%), con una presencia menor en Bachillerato (20%) y Educación Inicial (10%). La mayoría
de los docentes en esta institución cuentan con más de 5 años de experiencia, lo que garantiza
una cierta consolidación en sus prácticas educativas. La institución se enfrenta a desafíos en la
aplicación de evaluaciones, adaptándose a los estilos de aprendizaje de los estudiantes y
buscando mejorar la calidad del proceso de evaluación.
pág. 6136
Según
Escobar et al. (2022) El proceso de aprendizaje se ve influenciado por el contexto social
y cultural del estudiante, lo cual implica que las evaluaciones deben adaptarse a las
características particulares de cada grupo y ser dinámicas, reconociendo las diferencias
individuales en los estilos de aprendizaje para ser efectivas. Además, el uso adecuado de las
evaluaciones formativas, como las que se aplican en la institución, favorece una
retroalimentación continua que puede potenciar el aprendizaje, en este sentido las evaluaciones
formativas son fundamentales para identificar las necesidades de los estudiantes y ajustarlas a
los métodos pedagógicos más apropiados. Sin embargo, la implementación de estas
evaluaciones enfrenta obstáculos, como la falta de tiempo y recursos tecnológicos, lo que limita
la efectividad de los procesos evaluativos.

En la institución educativa en cuestión, los docentes aplican diversos tipos de evaluación,
principalmente formativa y autoevaluaciones, con un enfoque hacia las habilidades y destrezas
de los estudiantes. Sin embargo, se enfrentan a dificultades importantes, como la falta de tiempo
para diseñar evaluaciones adecuadas y la dificultad para evaluar el aprendizaje significativo de
los estudiantes. A pesar de aplicar evaluaciones de forma regular (semanalmente), los docentes
perciben que la evaluación no refleja de manera adecuada el verdadero aprendizaje de los
estudiantes.

La comunicación de los resultados se realiza mayoritariamente a través de calificaciones
numéricas, lo cual podría no proporcionar una comprensión completa del progreso del
estudiante. Además, se identifican carencias en recursos tecnológicos y en capacitación sobre
nuevas metodologías de evaluación, lo cual limita las posibilidades de aplicar evaluaciones más
inclusivas y personalizadas.

¿Cómo afecta la falta de tiempo, recursos y capacitación en nuevas metodologías de evaluación
en la calidad de la evaluación y la representación del verdadero aprendizaje de los estudiantes
en la institución educativa?
pág. 6137
La evaluación es un proceso fundamental en el ámbito educativo, ya que permite medir el
aprendizaje de los estudiantes y, a partir de los resultados, ajustar las estrategias pedagógicas
para mejorar su rendimiento. Sin embargo, cuando este proceso no refleja adecuadamente el
verdadero aprendizaje de los estudiantes, se corre el riesgo de ofrecer una imagen distorsionada
de su progreso y, por ende, no se pueden tomar decisiones adecuadas para optimizar su
aprendizaje. En la institución educativa objeto de estudio, los docentes enfrentan varios
obstáculos que dificultan una evaluación efectiva, como la falta de tiempo, recursos
tecnológicos y formación en nuevas metodologías de evaluación. Estos problemas limitan la
capacidad de los educadores para realizar una evaluación que considere las diferencias
individuales de los estudiantes y que, por tanto, permita una retroalimentación adecuada.

Según
Hernández (2024), la evaluación debe ser vista como una herramienta no solo para medir,
sino también para cambiar y mejorar los procesos de aprendizaje. Los resultados de las
evaluaciones deben ser utilizados para retroalimentar a los estudiantes y para realizar ajustes en
la enseñanza, de forma que se favorezca la progresión de los estudiantes. Sin embargo, en el
caso de la institución educativa analizada, la falta de adaptación de las evaluaciones a las
características y necesidades de los estudiantes impide que estas se conviertan en un proceso de
cambio que favorezca su desarrollo académico. Si los docentes no cuentan con los recursos ni
la capacitación adecuada, la evaluación pierde su función de herramienta para mejorar el
aprendizaje, ya que no se realiza de manera inclusiva ni personalizada.

Otro aspecto importante a considerar es la importancia de las evaluaciones formativas, que
deben ser utilizadas para identificar las necesidades de los estudiantes y ajustarse a los métodos
pedagógicos más apropiados, como lo menciona
Coral (2024) la evaluación formativa permite
realizar un seguimiento continuo del aprendizaje, lo que proporciona una oportunidad para
corregir el rumbo y hacer mejoras a lo largo del proceso educativo. Sin embargo, la falta de
tiempo y recursos limita la capacidad de los docentes para implementar estas evaluaciones de
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manera efectiva, lo que impide que los estudiantes reciban una retroalimentación oportuna y
adecuada.

Por tanto, es crucial abordar los problemas actuales relacionados con la falta de recursos y
capacitación en nuevas metodologías de evaluación, ya que esto afecta directamente la calidad
del aprendizaje. Mejorar la formación docente en el uso de evaluaciones inclusivas y
personalizadas, así como proporcionar más recursos tecnológicos y tiempo para diseñar
evaluaciones apropiadas, no solo facilitará una mejor comprensión del aprendizaje de los
estudiantes, sino que también permitirá a los educadores realizar ajustes en sus métodos
pedagógicos, favoreciendo un proceso de enseñanza más eficaz y significativo.

El objetivo general de este estudio es optimizar el proceso evaluativo en la institución educativa,
con el fin de mejorar tanto la calidad como la representación del aprendizaje de los estudiantes.
Este objetivo se orienta a lograr un cambio significativo en la manera en que los estudiantes son
evaluados, mediante la implementación de nuevas metodologías de evaluación que promuevan
un enfoque más inclusivo y personalizado, adaptado a las necesidades individuales de cada
estudiante. La capacitación docente es un componente clave, ya que permitirá a los educadores
adquirir las competencias necesarias para aplicar estas metodologías innovadoras, optimizando
así la forma en que se mide el aprendizaje. Además, se propone la integración de herramientas
tecnológicas, lo que permitirá automatizar ciertos aspectos del proceso evaluativo, facilitar la
retroalimentación inmediata y mejorar la eficiencia en la gestión de datos, contribuyendo a un
proceso más ágil y adaptado a las demandas del entorno educativo actual.

Marco teórico

La evaluación educativa es un componente esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya
que permite no solo medir el rendimiento de los estudiantes, sino también proporcionar
información crucial para ajustar y mejorar las estrategias pedagógicas. La importancia de la
evaluación radica en su capacidad para generar retroalimentación que fomente el aprendizaje
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continuo y la mejora en la calidad educativa. Como indica
Maffei, (2024), "la evaluación no
solo tiene una función diagnóstica, sino también un papel activo en la mejora de los procesos
de aprendizaje, ya que permite identificar debilidades y fortalezas en los estudiantes y, en
consecuencia, ajustar la enseñanza". En este sentido, la evaluación se convierte en una
herramienta clave para garantizar una enseñanza más efectiva, inclusiva y adaptada a las
necesidades de cada estudiante.

En el contexto actual de la educación básica, la evaluación enfrenta diversos desafíos debido a
la diversidad de estilos de aprendizaje, las limitaciones tecnológicas y la falta de capacitación
continua de los docentes en nuevas metodologías. En muchas instituciones, los docentes
continúan utilizando métodos tradicionales de evaluación, como las calificaciones numéricas,
que a menudo no reflejan de manera precisa el verdadero aprendizaje de los estudiantes. La
falta de recursos y tiempo adecuado para diseñar evaluaciones efectivas también limita la
capacidad de los educadores para aplicar evaluaciones inclusivas y personalizadas que
favorezcan el aprendizaje individualizado.

Fundamentación Teórica de la Evaluación Educativa

La evaluación educativa se define como el proceso sistemático de recolectar, analizar e
interpretar información sobre el desempeño de los estudiantes con el objetivo de mejorar el
aprendizaje y la enseñanza. Es una herramienta que permite medir el grado de comprensión y
adquisición de los conocimientos, habilidades y actitudes de los estudiantes durante el proceso
educativo. Según
Delgado & Zambrano (2021), "la evaluación no debe ser solo un medio para
medir lo que los estudiantes han aprendido, sino también un proceso que orienta y mejora el
aprendizaje". Este enfoque considera que la evaluación debe ir más allá de la simple calificación
y debe ser un proceso continuo que guíe el desarrollo académico de los estudiantes.

Existen varios tipos de evaluación que cumplen diferentes funciones dentro del proceso
educativo. La evaluación formativa se realiza durante el proceso de enseñanza, con el fin de
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identificar los avances de los estudiantes y proporcionar retroalimentación continua que permita
ajustar las estrategias pedagógicas. Este tipo de evaluación está orientado a promover el
aprendizaje y la mejora constante. Como menciona
Torres (2024), "la evaluación formativa es
un instrumento esencial para la mejora del rendimiento, ya que permite a los docentes ajustar
sus métodos y los estudiantes identificar sus áreas de mejora".

Por otro lado, la evaluación sumativa se lleva a cabo al final de un periodo determinado, con el
objetivo de medir el rendimiento global de los estudiantes y determinar si han alcanzado los
objetivos de aprendizaje establecidos. Esta evaluación se utiliza principalmente para asignar
calificaciones. Finalmente, la evaluación diagnóstica tiene lugar antes del inicio del proceso de
enseñanza y tiene como objetivo identificar el nivel de conocimiento previo de los estudiantes,
lo que permite a los docentes planificar estrategias de enseñanza más efectivas y adaptadas a
las necesidades de cada grupo.

Una de las funciones fundamentales de la evaluación es proporcionar retroalimentación, lo cual
tiene un impacto significativo en el aprendizaje de los estudiantes. La retroalimentación permite
a los estudiantes identificar sus fortalezas y debilidades, lo que les brinda la oportunidad de
mejorar su desempeño. Según
Muñoz (2024), "la retroalimentación efectiva es una de las
intervenciones más poderosas para el aprendizaje, ya que proporciona información sobre el
rendimiento de los estudiantes y les guía en el proceso de mejora". Esta retroalimentación puede
ser tanto verbal como escrita y debe ser específica, clara y orientada a la mejora del estudiante,
para que este pueda hacer ajustes y progresar en su aprendizaje.

La evaluación inclusiva busca reconocer y valorar la diversidad de los estudiantes,
considerando sus diferentes estilos de aprendizaje, ritmos de desarrollo y necesidades
educativas. Este tipo de evaluación debe ser flexible, adaptada a las características individuales
de los estudiantes, y debe promover la participación activa de todos en el proceso de
aprendizaje. La evaluación personalizada, por su parte, se enfoca en diseñar evaluaciones que
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respondan a las necesidades particulares de cada estudiante, asegurando que todos tengan las
mismas oportunidades de demostrar sus logros. Como argumentan
García & Romero (1998),
"una evaluación personalizada permite a los docentes adaptar sus estrategias para que todos los
estudiantes, sin importar sus capacidades, tengan una oportunidad equitativa de aprender y ser
evaluados". En este sentido, la evaluación inclusiva y personalizada son fundamentales para
garantizar que el proceso educativo sea justo y equitativo para todos los estudiantes.

A pesar de la importancia de la evaluación, existen varios desafíos y obstáculos que dificultan
su implementación efectiva. Uno de los principales desafíos es la falta de tiempo. Los docentes
a menudo se ven presionados por la cantidad de contenidos que deben cubrir, lo que dificulta
la planificación y aplicación de evaluaciones adecuadas. Además, la falta de recursos
tecnológicos es otro obstáculo importante, ya que limita las posibilidades de utilizar
herramientas digitales que podrían enriquecer el proceso evaluativo y permitir una evaluación
más dinámica e interactiva.

La Evaluación Formativa

La evaluación formativa es un proceso continuo que se lleva a cabo durante el proceso de
aprendizaje, con el propósito de monitorear y mejorar el rendimiento de los estudiantes. A
diferencia de la evaluación sumativa, que se centra en los resultados finales, la evaluación
formativa se enfoca en los avances del estudiante a lo largo de un período determinado,
permitiendo la retroalimentación continua para ajustar el proceso educativo. Según
Lobo &
Fernández
(2022), la evaluación formativa tiene como objetivo proporcionar información
relevante que permita a los estudiantes mejorar mientras aún están en proceso de aprendizaje,
lo que les da la oportunidad de corregir errores y profundizar en los conceptos antes de llegar a
la evaluación final. Esta retroalimentación continua facilita un enfoque centrado en el
estudiante, promoviendo su desarrollo académico y personal.
pág. 6142
Los beneficios de la evaluación formativa son clave para el aprendizaje, ya que fomenta un
ambiente de mejora continua y adaptación al ritmo del estudiante. Al recibir retroalimentación
constante, los estudiantes pueden identificar sus fortalezas y áreas de mejora, lo que les permite
ajustar sus estrategias de aprendizaje y avanzar de manera más efectiva.
Marino et al. (1998)
argumentan que una de las mayores ventajas de la evaluación formativa es que proporciona a
los docentes la información necesaria para modificar sus métodos de enseñanza de manera
oportuna, optimizando así el proceso de aprendizaje. Implementar estrategias como el uso de
rúbricas detalladas, la autoevaluación y las sesiones de retroalimentación regular son esenciales
para lograr una evaluación formativa exitosa y alineada con las necesidades del estudiante.

Tecnologías en la Evaluación Educativa

La integración de la tecnología en la evaluación educativa ha transformado significativamente
los métodos tradicionales de enseñanza y evaluación, permitiendo una mayor accesibilidad y
eficiencia en el proceso evaluativo. Las herramientas tecnológicas facilitan la recopilación de
datos, el seguimiento del progreso y la retroalimentación inmediata, lo que mejora la
experiencia tanto para estudiantes como para docentes. Según
Esquivel et al. (2013), la
tecnología permite a los educadores aplicar evaluaciones de manera más flexible y
personalizada, adaptándose a las necesidades específicas de cada estudiante y ofreciendo un
espacio para la innovación pedagógica. Estas herramientas no solo ayudan a gestionar la
información, sino que también proporcionan un entorno más interactivo y colaborativo para los
estudiantes, estimulando su participación activa en el proceso de evaluación.

El uso de herramientas tecnológicas en la evaluación educativa también ha permitido una mayor
personalización y retroalimentación en tiempo real. Las plataformas digitales, como los
sistemas de gestión del aprendizaje (LMS) y las aplicaciones de evaluación en línea, permiten
a los docentes proporcionar comentarios instantáneos sobre el desempeño de los estudiantes, lo
que facilita la toma de decisiones informadas sobre el proceso educativo. Sin embargo, como
pág. 6143
señala
Cevallos et al. (2013), la implementación de tecnologías en la evaluación enfrenta ciertos
desafíos, como la falta de acceso equitativo a las herramientas digitales, la resistencia al cambio
por parte de algunos educadores y la necesidad de formación adecuada para aprovechar al
máximo estas tecnologías. Estos obstáculos deben ser superados para que el potencial de las
tecnologías en la evaluación educativa se realice plenamente, permitiendo un aprendizaje más
dinámico y centrado en el estudiante.

Capacitación Docente en Nuevas Metodologías de Evaluación

La capacitación docente en nuevas metodologías de evaluación es fundamental para mejorar la
calidad del proceso educativo, ya que los docentes deben estar preparados para aplicar técnicas
de evaluación que respondan a las necesidades cambiantes de los estudiantes. Como indica

Castillo
et al. (2024), la formación continua de los educadores en este ámbito es crucial, ya que
permite a los docentes actualizar sus prácticas y adaptarse a nuevas estrategias pedagógicas,
incluyendo la evaluación formativa. Esta capacitación no solo mejora las habilidades de
evaluación, sino que también asegura que los métodos aplicados sean más inclusivos y
personalizados, lo que favorece una mejor comprensión del proceso de aprendizaje de los
estudiantes. La capacitación continua es, por tanto, una inversión en la calidad educativa que
impacta directamente en los resultados académicos de los estudiantes.

Los modelos de capacitación en evaluación educativa buscan proporcionar a los docentes
herramientas y conocimientos para implementar nuevas estrategias evaluativas de manera
eficaz. Según
Zavala et al. (2024), una capacitación centrada en la evaluación formativa es clave
para permitir a los educadores realizar un seguimiento continuo del progreso de los estudiantes
y adaptar las estrategias pedagógicas en consecuencia. La implementación de modelos de
formación en evaluación formativa facilita que los docentes puedan identificar las necesidades
individuales de los estudiantes y ajustar sus métodos de enseñanza en tiempo real. Este enfoque
fortalece la calidad del proceso educativo y permite que los docentes desempeñen un papel
pág. 6144
activo en la mejora continua del aprendizaje, lo que resulta en un impacto positivo en su práctica
educativa diaria.

METODOLOGÍA

La investigación se llevó a cabo bajo un enfoque cuantitativo, permitiendo analizar de manera
objetiva las prácticas evaluativas de los docentes en los distintos niveles educativos. Para la
recolección de datos, se utilizó un cuestionario estructurado que incluyó preguntas sobre
experiencia docente, métodos de evaluación, frecuencia y herramientas utilizadas. Según

Acosta
et al. (2014), el enfoque cuantitativo permite obtener resultados medibles y replicables,
lo que facilita la comparación y análisis de tendencias dentro del ámbito educativo.

El análisis de los resultados se realizó mediante estadística descriptiva, lo que permitió
identificar las tendencias predominantes en la evaluación docente. Se observó que la mayoría
de los docentes cuentan con más de cinco años de experiencia y priorizan la evaluación de
habilidades y destrezas mediante instrumentos como pruebas escritas y rúbricas. Esto concuerda
con lo señalado por
Carreño & López (2011), quienes destacan que los docentes con mayor
experiencia tienden a preferir herramientas de evaluación estructuradas y objetivas, ya que
facilitan la medición del desempeño estudiantil y la toma de decisiones pedagógicas
fundamentadas.

Finalmente, se identificaron diversos desafíos en la evaluación, entre ellos, la falta de tiempo
para diseñar estrategias efectivas y la dificultad para evaluar el aprendizaje significativo.
Aunque se implementan adaptaciones para diferentes estilos de aprendizaje, los docentes
consideran que la evaluación no siempre refleja de manera precisa el progreso real de los
estudiantes. En este sentido, la inclusión de métodos más diversificados, como la evaluación
formativa y la autoevaluación, podría contribuir a mejorar la percepción y efectividad del
proceso evaluativo, alineándose con los principios de evaluación auténtica planteados por

Capcha
(2024).
pág. 6145
RESULTADOS.

El análisis de los resultados muestra que la mayoría de los docentes encuestados se desempeñan
en los niveles de Educación General Básica (EGB) Media (40%) y EGB Superior (30%),
mientras que un menor porcentaje trabaja en Bachillerato (20%) y Educación Inicial (10%).
Esto indica que la enseñanza en estos niveles educativos recibe mayor atención por parte de los
docentes, posiblemente debido a la demanda de estudiantes en estas etapas de formación.
Además, sugiere que las estrategias evaluativas empleadas pueden estar más orientadas al
desarrollo de habilidades y destrezas propias de estos niveles, lo que influye en la manera en
que los docentes diseñan sus instrumentos de evaluación.

Desde una perspectiva interpretativa, estos resultados reflejan la estructura del sistema
educativo, en el cual la mayor parte de la educación obligatoria se concentra en la Educación
General Básica. La menor proporción de docentes en Bachillerato e Inicial puede estar
relacionada con una mayor especialización en estas áreas o con diferencias en la contratación
de personal docente. Esto puede impactar la implementación de estrategias de evaluación, ya
que las necesidades y enfoques pedagógicos varían según el nivel educativo. En este sentido,
es importante considerar si los métodos utilizados en cada nivel se ajustan a las características
y requerimientos de los estudiantes, garantizando así un proceso de evaluación adecuado y
significativo.
pág. 6146
El análisis de los resultados evidencia que la mayoría de los docentes encuestados tienen una
amplia experiencia en el ámbito educativo, ya que el 50% cuenta con más de 10 años de
trayectoria y el 40% tiene entre 5 y 10 años de experiencia. Solo un 10% de los docentes tiene
menos de 5 años de ejercicio profesional. Esto indica que el grupo de estudio está compuesto
en su mayoría por docentes con una trayectoria consolidada, lo que puede influir en la
implementación de estrategias pedagógicas y evaluativas basadas en su conocimiento y
experiencia previa.

Desde una perspectiva interpretativa, contar con un cuerpo docente mayoritariamente
experimentado puede ser beneficioso para la enseñanza y evaluación del aprendizaje, ya que
estos docentes poseen un conocimiento más profundo de las dinámicas escolares y las
necesidades de los estudiantes. Sin embargo, también es relevante considerar que la
actualización constante en nuevas metodologías de evaluación es clave para responder a los
cambios en el sistema educativo. La presencia de un 10% de docentes con menos de 5 años de
experiencia puede aportar innovación y enfoques actualizados.

El análisis de los resultados revela que los docentes priorizan las habilidades y destrezas (50%)
como el aspecto más importante al evaluar a sus estudiantes, seguido de actitudes y valores
(30%). En menor medida, se considera el trabajo en equipo y la participación (20%), mientras
que ningún docente seleccionó los conocimientos teóricos como el criterio principal de
evaluación. Estos hallazgos reflejan un enfoque pedagógico centrado en el aprendizaje práctico
pág. 6147
y el desarrollo integral de los estudiantes, alineado con las tendencias educativas actuales que
promueven la evaluación de competencias más allá del contenido teórico.

Desde una perspectiva interpretativa, estos resultados sugieren que los docentes valoran un
aprendizaje significativo, donde los estudiantes demuestren lo aprendido a través de la práctica
y su comportamiento en el aula. No obstante, la menor valoración del trabajo en equipo y la
participación indica que aún existe una oportunidad de fortalecer estrategias de aprendizaje
colaborativo, lo que podría mejorar habilidades socioemocionales y promover un entorno
educativo más participativo. Además, la ausencia de énfasis en los conocimientos teóricos
podría sugerir la necesidad de equilibrar la enseñanza entre la adquisición de información y el
desarrollo de competencias aplicadas, garantizando un proceso formativo integral.

El análisis de los resultados muestra que los docentes utilizan con mayor frecuencia la
evaluación formativa (30%) y la autoevaluación (30%), seguidas por la evaluación diagnóstica
(20%) y la sumativa (20%). Es significativo que la coevaluación no haya sido seleccionada por
ningún docente, lo que indica una menor aplicación de estrategias de evaluación entre pares.
Estos resultados reflejan una preferencia por modelos de evaluación centrados en el proceso de
aprendizaje y la autorregulación del estudiante, en lugar de métodos exclusivamente sumativos.

Desde una perspectiva interpretativa, la predominancia de la evaluación formativa y la
autoevaluación sugiere que los docentes buscan un seguimiento continuo del aprendizaje,
permitiendo a los estudiantes reflexionar sobre su propio desempeño. Sin embargo, la ausencia
pág. 6148
de la coevaluación podría representar una oportunidad de mejora, ya que este tipo de evaluación
promueve el aprendizaje colaborativo y el desarrollo del pensamiento crítico. Además, el uso
moderado de la evaluación diagnóstica y sumativa indica que, si bien los docentes buscan
conocer el nivel inicial del estudiante y valorar sus logros finales.

El análisis de los resultados indica que la mayoría de los docentes aplican evaluaciones de
manera semanal (70%), mientras que un 30% las realiza diariamente. No se registraron
respuestas para evaluaciones mensuales o trimestrales, lo que sugiere un enfoque de evaluación
frecuente y continua. Este patrón refleja una estrategia de monitoreo constante del aprendizaje,
alineada con las prácticas de evaluación formativa.

Desde una perspectiva interpretativa, esta tendencia sugiere que los docentes priorizan la
evaluación como una herramienta de retroalimentación constante, en lugar de realizar
valoraciones acumulativas esporádicas. Sin embargo, la ausencia de evaluaciones mensuales o
trimestrales podría implicar un desafío en la medición de progresos a largo plazo. Para
equilibrar la evaluación formativa con la necesidad de medir logros generales, sería
recomendable integrar estrategias de evaluación periódica, que permitan obtener una visión más
amplia del desarrollo académico del estudiante sin perder la continuidad en el seguimiento.
pág. 6149
El análisis de los resultados muestra que los instrumentos de evaluación más utilizados por los
docentes son las pruebas escritas (40%) y las rúbricas (30%), seguidas por la observación
directa (20%) y las listas de cotejo (10%). No se registró el uso de portafolios, lo que indica una
preferencia por herramientas estructuradas y cuantificables.

Desde una interpretación más amplia, estos resultados reflejan un enfoque en la evaluación
tradicional con elementos de evaluación cualitativa. La predominancia de pruebas escritas
sugiere que los docentes buscan una medición concreta del conocimiento, pero la inclusión de
rúbricas y observación directa señala un intento de valorar el desempeño de manera más
integral. La ausencia del portafolio como instrumento puede representar una oportunidad de
mejora, ya que este método fomenta la autoevaluación y la recopilación de evidencias de
aprendizaje a lo largo del tiempo, promoviendo una evaluación más formativa y procesual.

Los resultados evidencian que la mayoría de los docentes (50%) adapta sus evaluaciones
mediante el uso de preguntas orales y escritas, mientras que un 30% opta por evaluaciones
pág. 6150
prácticas y dinámicas, y un 20% emplea actividades colaborativas. Esto refleja una tendencia
hacia la diversificación de estrategias evaluativas para atender diferentes estilos de aprendizaje.

Desde una perspectiva interpretativa, la ausencia de docentes que no realicen adaptaciones
específicas indica un reconocimiento de la necesidad de ajustar las evaluaciones a las
necesidades individuales de los estudiantes. Sin embargo, la menor frecuencia de actividades
colaborativas sugiere que aún hay margen para fortalecer estrategias de evaluación que
fomenten el aprendizaje en equipo y el desarrollo de habilidades socioemocionales. La
inclusión de más metodologías activas y participativas podría mejorar la equidad y efectividad
de los procesos evaluativos, alineándose con enfoques pedagógicos centrados en el estudiante.

El análisis de los resultados de la encuesta muestra que el principal desafío que enfrentan los
docentes al evaluar a sus estudiantes es la dificultad para evaluar el aprendizaje significativo,
con un 40% de las respuestas. Este dato sugiere que muchos educadores encuentran complicado
medir de manera efectiva el verdadero entendimiento y la aplicación de los conocimientos por
parte de los estudiantes, lo cual es esencial para garantizar un aprendizaje profundo. La
evaluación del aprendizaje significativo no solo requiere de técnicas precisas, sino también de
un enfoque centrado en el estudiante, lo que puede ser un reto para aquellos que aún emplean
evaluaciones tradicionales centradas en la memorización.

En segundo lugar, la falta de tiempo para diseñar y aplicar evaluaciones adecuadas ocupa el
30% de las respuestas. Este dato refleja una realidad común en el ámbito educativo, donde las
agendas docentes son a menudo muy ajustadas, lo que limita la oportunidad de desarrollar
pág. 6151
evaluaciones bien estructuradas y alineadas con los objetivos de aprendizaje. Además, el 20%
de los encuestados mencionaron la falta de recursos o herramientas tecnológicas, lo que indica
que la integración de la tecnología en la evaluación aún representa una barrera significativa en
muchas instituciones. Finalmente, un 10% de los docentes perciben la falta de capacitación en
nuevas metodologías de evaluación como un obstáculo.

El análisis de los resultados muestra que la mayoría de los docentes (80%) optan por entregar
calificaciones numéricas como principal método para comunicar los resultados de la evaluación
a los estudiantes y padres de familia. Esto indica una preferencia por un sistema cuantitativo y
directo que proporciona una visión rápida del desempeño de los estudiantes. Sin embargo, este
enfoque puede no siempre reflejar el progreso cualitativo o las áreas de mejora específicas, lo
que limita la retroalimentación detallada sobre el aprendizaje.

Por otro lado, un porcentaje pequeño de docentes (10%) utiliza informes descriptivos y
reuniones individuales como métodos para comunicar los resultados. Estos enfoques ofrecen
una visión más completa y detallada del rendimiento del estudiante, lo que podría facilitar un
diálogo más constructivo entre el docente, los estudiantes y los padres. Sin embargo, su menor
uso podría reflejar una falta de tiempo o recursos para implementar estas estrategias de manera
consistente. La combinación de calificaciones numéricas con informes más descriptivos y
reuniones personales podría ser una forma más efectiva de abordar la evaluación de manera
integral.
pág. 6152
El análisis de las respuestas muestra que una gran mayoría de los docentes (60%) considera que
la evaluación que aplican actualmente no refleja completamente el verdadero aprendizaje de
los estudiantes, lo que indica que existe una percepción de que el proceso de evaluación necesita
ser replanteado. Esto sugiere que los educadores pueden estar conscientes de las limitaciones
de los métodos evaluativos tradicionales y buscan mejorar la manera en que se mide el
aprendizaje, posiblemente a través de enfoques más holísticos o innovadores.

Por otro lado, un 30% de los encuestados cree que la evaluación refleja el aprendizaje de los
estudiantes en parte, lo que indica que, aunque están satisfechos con ciertos aspectos del
proceso, reconocen que hay áreas de mejora. Finalmente, un 10% de los docentes considera que
la evaluación aplicada actualmente refleja completamente el aprendizaje, lo que podría indicar
que algunos se sienten cómodos con sus métodos y no perciben grandes deficiencias en el
sistema de evaluación utilizado. Sin embargo, los resultados sugieren que la mayoría de los
docentes están abiertos a la necesidad de ajustar y mejorar el proceso evaluativo para que sea
más representativo y significativo.
pág. 6153
DISCUSIÓN DE RESULTADOS

La discusión de los resultados revela que, aunque la mayoría de los docentes trabajan en niveles
de educación básica como EGB Media y EGB Superior, que son áreas de mayor concentración
en el sistema educativo, se percibe una mayor atención a estos niveles debido a su amplia
demanda. Este patrón sugiere que los docentes en estos niveles pueden estar más enfocados en
la adquisición de habilidades y destrezas, y su enfoque evaluativo podría estar más orientado a
la medición de competencias prácticas, dejando en segundo plano las estrategias de evaluación
en otros niveles como Bachillerato o Educación Inicial. Sin embargo, la especialización en estos
niveles también puede llevar a que las herramientas y métodos de evaluación sean más
estructurados y centrados en los conocimientos teóricos, lo que podría generar un desequilibrio
entre el desarrollo integral de los estudiantes y la evaluación de competencias específicas.

En relación con la experiencia docente, los resultados muestran que un alto porcentaje de los
encuestados tiene más de cinco años de experiencia, lo cual es indicativo de un cuerpo docente
consolidado. Esta experiencia podría facilitar la implementación de estrategias pedagógicas
eficaces, ya que los docentes poseen un profundo conocimiento de las necesidades y
características de los estudiantes. Sin embargo, la presencia de un pequeño porcentaje de
docentes con menos de cinco años de experiencia podría aportar una visión más fresca y
actualizada, permitiendo la integración de nuevas metodologías y enfoques evaluativos. Este
contraste entre la experiencia y la innovación puede ofrecer una oportunidad de enriquecer las
estrategias de enseñanza y evaluación, integrando enfoques tradicionales con nuevos métodos
que respondan a las demandas cambiantes del sistema educativo.

En cuanto a los criterios de evaluación, la preferencia por la evaluación de habilidades y
destrezas, y actitudes y valores sobre los conocimientos teóricos, refleja una tendencia hacia un
enfoque pedagógico centrado en la práctica y el aprendizaje significativo. Este enfoque es
coherente con las tendencias educativas actuales que buscan desarrollar competencias más allá
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de la memorización de contenido, favoreciendo el aprendizaje aplicado y el desarrollo integral
de los estudiantes. Sin embargo, la baja valoración del trabajo en equipo y la participación
sugiere que los docentes aún no priorizan completamente el aprendizaje colaborativo y la
integración de habilidades socioemocionales, aspectos fundamentales en la formación integral
de los estudiantes. Esto señala la necesidad de ajustar las estrategias pedagógicas para integrar
más dinámicas colaborativas que fomenten la participación activa en el proceso educativo.

Finalmente, los resultados indican una preferencia por la evaluación formativa y la
autoevaluación, lo que muestra una tendencia hacia la evaluación continua y autorregulada.
Este enfoque es positivo porque permite a los estudiantes reflexionar sobre su propio
aprendizaje y ajustar sus estrategias a lo largo del proceso. Sin embargo, la ausencia de
coevaluación sugiere una oportunidad perdida para promover el aprendizaje colaborativo entre
pares y el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico. Además, el uso frecuente de
evaluaciones semanales, aunque es una ventaja para mantener un monitoreo constante del
progreso de los estudiantes, podría limitar la visión global del aprendizaje si no se complementa
con evaluaciones periódicas que midan logros a largo plazo. La combinación de evaluaciones
formativas continuas con evaluaciones sumativas y diagnósticas periódicas podría proporcionar
una visión más equilibrada y completa del rendimiento de los estudiantes.

CONCLUSIÓN

La evaluación educativa en la institución estudiada presenta tanto desafíos como oportunidades
significativas para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje. A pesar de que los docentes
cuentan con una experiencia consolidada, se enfrenta a importantes obstáculos como la falta de
tiempo, recursos tecnológicos y capacitación en nuevas metodologías evaluativas. Estas
limitaciones afectan directamente la calidad y la precisión de las evaluaciones, lo que puede
distorsionar la representación del verdadero aprendizaje de los estudiantes y dificultar la
adopción de estrategias pedagógicas más inclusivas y personalizadas.
pág. 6155
A pesar de estos desafíos, los resultados de la investigación muestran que los docentes se
inclinan hacia el uso de evaluaciones formativas y autoevaluaciones, lo que refleja una
tendencia positiva hacia una evaluación continua y autorregulada. Este enfoque permite una
retroalimentación constante y ajustada al proceso de aprendizaje, favoreciendo el desarrollo de
competencias prácticas y habilidades socioemocionales. Sin embargo, la falta de coevaluación
y de una integración completa de enfoques colaborativos limita el potencial de estas
metodologías para fomentar un aprendizaje integral y colaborativo entre los estudiantes.

Finalmente, la investigación subraya la necesidad urgente de adaptar y diversificar las
metodologías de evaluación en la institución. Para ello, es crucial invertir en recursos
tecnológicos, capacitar a los docentes en nuevas metodologías y proporcionar tiempo adecuado
para el diseño de evaluaciones más inclusivas. La combinación de evaluaciones formativas
continuas con evaluaciones sumativas y diagnósticas periódicas ofrecería una visión más
equilibrada y precisa del progreso estudiantil, contribuyendo así a una mejora sustancial en la
calidad educativa y en la representación real del aprendizaje de los estudiantes.

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