LA INTERCULTURALIDAD EN LA EDUCACIÓN:
UN ENFOQUE PARA LA INCLUSIÓN Y EL RESPETO

A LA DIVERSIDAD CULTURAL

INTERCULTURALITY IN EDUCATION: AN APPROACH TO

INCLUSION AND RESPECT FOR CULTURAL DIVERSITY

MSc. Maira
Viviana Ramos Alarcón
Investigador Independiente

MSc. Onorio Urvano Espinoza Alcivar

Investigador Independiente

MSc. Bella Lourdes Palma Mendoza

Investigador Independiente

Lcda. Mariana Victalia Valencia Caicedo

Investigador
Independiente
MSc. Aura Patricia Ocampo Alcivar

Investigador Independiente
pág. 6515
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i2.17383
La Interculturalidad en la Educación: Un Enfoque para la Inclusión y el
Respeto a la Diversidad Cultural

MSc. Maira Viviana Ramos Alarcón
1
ramosmayra2121@gmail.com

https://orcid.org/0009-0008-6829-3539

Investigador Independiente

MSc. Onorio Urvano Espinoza Alcivar

onorio.espinoza@educacion.gob.ec

https://orcid.org/0009-0001-7014-3686

Investigador Independiente

MSc. Bella Lourdes Palma Mendoza

lourdesbella1706@gmail.com

https://orcid.org/0000-0001-6789-107X

Investigador Independiente

Lcda. Mariana Victalia Valencia Caicedo

maryv721@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0007-6625-9700

Investigador Independiente

MSc. Aura Patricia Ocampo Alcivar

pattyocampo09@yahoo.es

https://orcid.org/0009-0004-3988-6563

Investigador Independiente

RESUMEN

La educación intercultural se presenta como un enfoque pedagógico esencial para promover la inclusión
y el respeto por la diversidad cultural en los sistemas educativos. Este enfoque busca superar las
prácticas educativas que históricamente han marginado a los grupos culturalmente diversos,
transformando no solo el currículo, sino también las estructuras del sistema educativo. La
interculturalidad promueve una educación en la que las diferencias culturales son vistas como
oportunidades de aprendizaje, favoreciendo la convivencia, el diálogo y la colaboración. En este
contexto, la educación debe ser un medio para formar ciudadanos que convivan armónicamente en
sociedades diversas, respetando y reconociendo la riqueza de los saberes locales y las culturas.El
concepto de interculturalidad se distingue de la multiculturalidad, pues no se limita a la simple
coexistencia de culturas, sino que promueve una interacción activa y respetuosa entre ellas. Mientras la
multiculturalidad puede fomentar la segregación, la interculturalidad aboga por un diálogo y
transformación mutua. Este enfoque incluye principios fundamentales como el respeto a la diversidad
cultural, la equidad en el acceso a oportunidades educativas y el reconocimiento de los saberes
ancestrales. Para que la interculturalidad sea efectiva en la educación, es necesario que se realice una
transformación profunda en las relaciones sociales y en las metodologías pedagógicas, fomentando la
justicia, la solidaridad y la inclusión.La diversidad cultural en el ámbito educativo ha cobrado mayor
relevancia debido a los procesos de globalización y migración, lo que ha incrementado la presencia de
diferentes culturas en las aulas. En este contexto, las escuelas se convierten en espacios clave para la
integración de la diversidad cultural, donde el respeto mutuo y el diálogo intercultural deben ser parte
de la práctica pedagógica. Además, reconocer y valorar las identidades culturales de los estudiantes no
solo favorece su autoestima, sino que también promueve un entorno de respeto y empatía entre los
compañeros, contribuyendo al desarrollo de competencias interculturales que son esenciales en una
sociedad democrática.

Palabras clave: interculturalidad, diversidad cultural, educación inclusiva, diálogo, respeto

1
Autor principal
Correspondencia:
ramosmayra2121@gmail.com
pág. 6516
Interculturality in Education: an Approach to Inclusion and Respect for

Cultural Diversity

ABSTRACT

Intercultural education is presented as an essential pedagogical approach to promoting inclusion and

respect for cultural diversity in
educational systems. This approach seeks to overcome educational
practices that have historically marginalized culturally diverse groups, transforming not only the

curriculum but also the structures of the educational system. Interculturality promotes an e
ducation in
which cultural differences are seen as learning opportunities, fostering coexistence, dialogue, and

collaboration. In this context, education must be a means to develop citizens who coexist harmoniously

in diverse societies, respecting and reco
gnizing the richness of local knowledge and cultures. The
concept of interculturality is distinct from multiculturalism, as it is not limited to the simple coexistence

of cultures, but rather promotes active and respectful interaction between them. While m
ulticulturalism
can foster segregation, interculturality advocates dialogue and mutual transformation. This approach

includes fundamental principles such as respect for cultural diversity, equity in access to educational

opportunities, and recognition of a
ncestral knowledge. For interculturality to be effective in education,
a profound transformation is necessary in social relations and pedagogical methodologies, fostering

justice, solidarity, and inclusion. Cultural diversity in education has gained greate
r relevance due to
globalization and migration, which has increased the presence of different cultures in classrooms. In

this context, schools become key spaces for the integration of cultural diversity, where mutual respect

and intercultural dialogue must
be part of pedagogical practice. Furthermore, recognizing and valuing
students' cultural identities not only enhances their self
-esteem but also promotes an environment of
respect and empathy among peers, contributing to the development of intercultural c
ompetencies that
are essential in a democratic society.

Key words
: interculturality, cultural diversity, inclusive education, dialogue, respect
Artículo recibido 20 marzo 2025

Aceptado para publicación: 15 abril 2025
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INTRODUCCIÓN
La educación intercultural, más allá de ser una metodología, constituye un enfoque pedagógico que
promueve el respeto mutuo, la convivencia y la equidad. Este tipo de educación busca superar las
prácticas educativas uniformadoras que históricamente han marginado a los grupos culturalmente
diferentes. Tal como plantean Casa (2024), la educación intercultural no debe limitarse a incorporar
contenidos sobre otras culturas, sino que debe transformar la estructura misma del sistema educativo
para garantizar el reconocimiento y la participación activa de todas las culturas.

Asimismo, uno de los propósitos centrales de la educación intercultural es construir un sistema
educativo más justo y plural, en el que las diferencias culturales sean vistas como oportunidades de
aprendizaje y no como obstáculos. Esto requiere un compromiso institucional por generar espacios de
escucha, diálogo y colaboración, donde se valoren los saberes locales y se integren en el currículo
escolar. Según Millán (2024), solo mediante el intercambio y el reconocimiento mutuo es posible
formar ciudadanos capaces de convivir en sociedades culturalmente diversas.

En este contexto, la educación intercultural adquiere especial relevancia en países caracterizados por
una gran diversidad étnica y cultural, como es el caso de muchos países latinoamericanos. La presencia
de pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y otras minorías culturales obliga a repensar las
prácticas escolares tradicionales para garantizar el derecho a una educación pertinente, contextualizada
y respetuosa de las identidades colectivas. Ignorar esta diversidad implica reproducir esquemas
coloniales y excluyentes que perpetúan la desigualdad social.

Además, la implementación de una educación intercultural conlleva una revisión crítica del rol del
docente. Este debe pasar de ser un simple transmisor de contenidos a un mediador intercultural, capaz
de facilitar procesos de aprendizaje en contextos de diversidad.

Para ello, es necesario fortalecer la formación inicial y continua de los educadores, incorporando
competencias interculturales que les permitan comprender, valorar y trabajar con las diferencias
culturales dentro del aula.

Por otro lado, no se puede hablar de educación intercultural sin considerar la participación activa de las
comunidades en la construcción de propuestas pedagógicas.
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Los pueblos y nacionalidades deben ser actores protagónicos en la definición de los contenidos
curriculares, metodologías y lenguas de enseñanza. Esta participación no solo enriquece el proceso
educativo, sino que también fortalece la autonomía y la identidad cultural de las comunidades.

Cabe destacar que los desafíos para implementar la educación intercultural no son solo pedagógicos,
sino también políticos y estructurales. Se requiere una voluntad estatal real, políticas públicas
inclusivas, asignación de recursos adecuados y mecanismos de evaluación pertinentes. Sin estos
elementos, la interculturalidad corre el riesgo de convertirse en un discurso vacío, sin impacto real en
la vida escolar ni en las condiciones de vida de las poblaciones históricamente excluidas.

Finalmente, es importante subrayar que la educación intercultural no es exclusiva de contextos rurales
o indígenas. También es necesaria en entornos urbanos, donde conviven múltiples identidades
culturales. La migración, la globalización y la movilidad social han generado escenarios diversos que
exigen nuevas formas de entender la educación, basadas en el respeto, la empatía y el diálogo constante
entre culturas. Desde esta perspectiva, el presente trabajo se propone analizar los principales
fundamentos, desafíos y oportunidades que implica la implementación de una educación intercultural.

MARCO TEÓRICO

Conceptualización de la interculturalidad

La interculturalidad se entiende como un proceso dinámico de interacción respetuosa entre personas o
grupos de diferentes culturas, en el cual se reconoce la diversidad como una riqueza y se promueve el
diálogo horizontal. Según Lopez & Moreno (2024), la interculturalidad va más allá de una simple
convivencia; es una construcción social y política que busca transformar las relaciones de poder
históricamente desiguales entre culturas. Así, este concepto implica no solo reconocer la diferencia,
sino también actuar en favor de la equidad, la inclusión y la justicia social dentro de todos los espacios,
especialmente el educativo.

Es importante diferenciar entre multiculturalidad e interculturalidad, términos que a menudo se
confunden. Mientras la multiculturalidad describe la coexistencia de distintas culturas en un mismo
espacio geográfico o institucional, la interculturalidad promueve una relación activa, crítica y recíproca
entre ellas.
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Como señala Arroyo (2024), “la multiculturalidad puede perpetuar la segregación si no hay un diálogo
entre culturas”, mientras que la interculturalidad implica interacción y transformación mutua. En este
sentido, la educación debe ir más allá de visibilizar la diversidad para convertirse en un espacio de
diálogo y aprendizaje intercultural.

Los principios fundamentales de la interculturalidad incluyen el respeto a la diversidad cultural, la
equidad en el acceso a oportunidades educativas, y el reconocimiento de los saberes ancestrales y
populares. Acuña & Oyola (2010) destacan que la educación intercultural debe sustentarse en valores
como la justicia, la solidaridad y el reconocimiento del otro como legítimo diferente. Estos principios
no solo orientan el currículo y las metodologías pedagógicas, sino que también exigen una
transformación profunda de las relaciones sociales, institucionales y educativas que han marginado
históricamente a ciertos grupos culturales.

La interculturalidad en la educación representa un enfoque transformador que va más allá de la simple
coexistencia de culturas, promoviendo relaciones equitativas, diálogo crítico y reconocimiento mutuo.
A diferencia de la multiculturalidad, que puede limitarse a una visión pasiva de la diversidad, la
interculturalidad propone una interacción activa orientada a la inclusión, la justicia social y el respeto
profundo por los saberes y valores de cada cultura. Para que esta visión sea efectiva, es indispensable
que el sistema educativo incorpore principios como la equidad, la solidaridad y el reconocimiento del
otro, contribuyendo así a construir espacios educativos más justos, democráticos y culturalmente
enriquecidos.

Diversidad cultural y su presencia en el ámbito educativo

La diversidad cultural, tanto a nivel global como local, se ha intensificado como resultado de los
procesos de globalización, migración y expansión de medios de comunicación que conectan distintas
realidades culturales. En este escenario, la educación se convierte en un espacio fundamental para
reconocer y valorar esa diversidad. Según Gómez (2024), comprender la diversidad cultural implica no
solo aceptar la existencia de diferentes culturas, sino también cuestionar las estructuras que generan
desigualdad entre ellas. Así, la escuela debe adaptarse a esta nueva realidad multicultural, respondiendo
con propuestas pedagógicas que promuevan la inclusión y el respeto por las diferencias culturales.
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La escuela, como institución socializadora, se convierte en un espacio clave donde convergen múltiples
expresiones culturales. No es solo un lugar de transmisión de conocimientos, sino también de
construcción de identidades, donde el contacto entre culturas puede enriquecer tanto a estudiantes como
a docentes. Como afirman Bolívar et al., (2025), la educación debe fomentar una pedagogía inclusiva
que permita a los estudiantes desarrollar competencias interculturales, entendiendo que la convivencia
con la diferencia no solo es posible, sino deseable para una sociedad democrática. En este contexto, el
diálogo intercultural se convierte en una herramienta esencial para superar prejuicios y construir una
ciudadanía plural.

La identidad cultural de los estudiantes está profundamente ligada a su historia, su lengua, sus
costumbres y sus formas de ver el mundo. En el contexto educativo, reconocer esa identidad no solo
fortalece la autoestima del estudiante, sino que también promueve el respeto y la empatía entre pares.
Para López (2023), una educación verdaderamente inclusiva no puede construirse desde la negación o
neutralización de las identidades culturales, sino desde su integración activa en el proceso pedagógico.
Incorporar la identidad cultural en el aula significa valorar las experiencias y saberes que cada estudiante
trae consigo.

La diversidad cultural en el ámbito educativo constituye una oportunidad invaluable para enriquecer los
procesos de enseñanza-aprendizaje, fomentar el respeto mutuo y fortalecer la construcción de una
ciudadanía intercultural. La escuela, como espacio socializador, debe asumir el reto de reconocer e
integrar las múltiples identidades culturales que conviven en su interior, promoviendo prácticas
pedagógicas inclusivas que valoren la diferencia y combatan las desigualdades estructurales. Como
sostienen Gómez (2024), Bolívar et al. (2025) y López (2023), una educación que reconoce la
diversidad cultural no solo fortalece la identidad de los estudiantes, sino que también construye puentes
para el diálogo, la empatía y la convivencia democrática en un mundo cada vez más plural.

Educación intercultural

La educación intercultural se concibe como un enfoque educativo que promueve el reconocimiento,
respeto e interacción entre diversas culturas dentro del sistema educativo. Este modelo va más allá de
la simple inclusión de contenidos culturales en el currículo, pues busca transformar las prácticas
pedagógicas, los contenidos y las relaciones dentro del aula.
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Según Rojas (2024), la educación intercultural debe permitir la construcción de una sociedad más justa,
plural y democrática, en la que todos los estudiantes puedan desarrollar sus aprendizajes desde su propia
identidad cultural, sin que ello signifique renunciar a la convivencia con otros.

Entre las principales características de la educación intercultural destacan la equidad, el respeto por la
diferencia, el diálogo intercultural y la participación activa de todas las comunidades. Este enfoque no
solo se centra en los estudiantes pertenecientes a pueblos originarios o minorías étnicas, sino que
interpela a toda la comunidad educativa. Como señalan Castiblanco & Suárez (2025), es necesario
cuestionar las estructuras coloniales que históricamente han marginado ciertos saberes, y avanzar hacia
una educación que reconozca la coexistencia de múltiples epistemologías. En este sentido, la educación
intercultural propone una visión crítica y transformadora del proceso educativo.

Los objetivos de la educación intercultural se orientan hacia la construcción de una sociedad inclusiva,
el fortalecimiento de la identidad cultural de los estudiantes, y la generación de un espacio educativo
donde se fomente el pensamiento crítico y el respeto por la diversidad. Diversos autores, como Krainer,
(2023, plantean que uno de los desafíos más importantes de este enfoque es superar la visión
asistencialista y promover un cambio estructural en el sistema educativo que asegure una participación
real de las culturas subalternizadas en la toma de decisiones pedagógicas y curriculares.

La educación intercultural representa un enfoque transformador que impulsa la equidad, el respeto por
la diversidad y la inclusión en el ámbito educativo. Al reconocer la riqueza de las distintas culturas
presentes en el aula, se promueve una convivencia basada en el diálogo, la empatía y la valoración de
las identidades individuales y colectivas. Este modelo educativo no solo enriquece el aprendizaje, sino
que también contribuye a la formación de ciudadanos críticos, conscientes de su entorno y capaces de
construir relaciones más justas y solidarias en contextos cada vez más diversos.

Rol del docente en contextos interculturales

El docente en contextos interculturales desempeña un papel clave como mediador entre culturas y
facilitador de procesos educativos inclusivos. Su rol va más allá de la transmisión de contenidos, ya que
debe generar espacios donde se valoren y respeten las diferencias culturales, promoviendo un
aprendizaje significativo y contextualizado.
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Según Guayllas & Román, (2024), el profesorado debe ser capaz de reconocer los elementos culturales
que influyen en el proceso educativo y adaptar su práctica pedagógica a la realidad sociocultural de sus
estudiantes, fomentando así una educación más equitativa.

Las competencias interculturales del profesorado incluyen la capacidad de comunicarse de manera
efectiva en contextos de diversidad, la disposición al diálogo y la empatía hacia otras formas de ver el
mundo. Estas habilidades permiten gestionar la diversidad como una oportunidad para el aprendizaje
colectivo. Ramírez (2024) señala que es imprescindible que los docentes desarrollen una sensibilidad
cultural que les permita identificar prejuicios, estereotipos o prácticas discriminatorias en el aula, y
actuar de forma ética y pedagógica para contrarrestarlas.

En cuanto a las prácticas pedagógicas inclusivas, estas deben centrarse en metodologías participativas,
el reconocimiento de saberes previos y la flexibilización del currículo. Una enseñanza intercultural
efectiva incorpora materiales y contenidos que reflejan la pluralidad cultural del entorno, promoviendo
el respeto mutuo y la justicia social. Como indica Darder, (2022), es fundamental transformar las lógicas
educativas tradicionales y adoptar un enfoque que permita a los estudiantes dialogar desde sus propias
identidades, sin ser obligados a asimilar una cultura dominante.

La formación docente constituye uno de los mayores desafíos en contextos culturalmente diversos. La
mayoría de los programas de formación inicial aún no integran de forma efectiva los enfoques
interculturales, lo que deja al profesorado con limitaciones al enfrentarse a la diversidad del aula. Para
responder a esta necesidad, se requiere una formación continua que no solo brinde herramientas
teóricas, sino que también propicie una reflexión crítica sobre la práctica. Solo así será posible
consolidar una educación verdaderamente intercultural que transforme las dinámicas escolares desde el
reconocimiento de la diversidad como un valor fundamental.

Políticas educativas y normativas sobre interculturalidad

Las políticas educativas y normativas sobre interculturalidad han sido impulsadas por marcos legales
internacionales que promueven el respeto a la diversidad cultural y los derechos humanos. Organismos
como la UNESCO y la ONU han elaborado instrumentos fundamentales, como la Declaración
Universal sobre la Diversidad Cultural (2001) y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas
(2007), que instan a los Estados a garantizar una educación que valore las culturas originarias y
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promueva el diálogo intercultural. Según Vélez et al., (2025), estos marcos internacionales no solo
constituyen referencias legales, sino que representan compromisos éticos para construir sistemas
educativos más inclusivos.

En el ámbito nacional, muchos países de América Latina han avanzado en el desarrollo de políticas
educativas interculturales como parte de procesos de reconocimiento de sus pueblos originarios. En
Ecuador, por ejemplo, la Constitución reconoce al país como intercultural y plurinacional, y establece
la necesidad de una educación bilingüe e intercultural. Como señala Vanegas (2024), estos avances han
surgido gracias a las luchas de los movimientos sociales y la creciente conciencia sobre la necesidad de
reformar sistemas educativos excluyentes. Sin embargo, la implementación efectiva de estas políticas
aún enfrenta limitaciones estructurales, presupuestarias y de formación docente.

La inclusión de la interculturalidad en el currículo escolar es una de las estrategias más visibles para
promover el respeto por la diversidad. Esto implica no solo incorporar contenidos culturales específicos,
sino también revisar los enfoques pedagógicos, los materiales didácticos y los criterios de evaluación.
Para Collao (2022), un currículo verdaderamente intercultural no debe limitarse a fechas
conmemorativas o celebraciones folclóricas, sino articularse como una propuesta pedagógica integral
que permita a los estudiantes comprender y valorar las múltiples visiones del mundo presentes en su
entorno.

A pesar de los avances en la normativa y el discurso político, la aplicación de la interculturalidad en la
educación enfrenta desafíos importantes. Persisten tensiones entre los enfoques monoculturales
tradicionales y las propuestas interculturales que buscan transformar el sistema desde sus cimientos. Es
necesario fortalecer el compromiso político, la participación de las comunidades y la formación
intercultural del personal docente para lograr una educación que no solo reconozca la diversidad, sino
que la integre activamente como un eje central de su práctica.

Retos y oportunidades de la educación intercultural

Uno de los principales retos de la educación intercultural es la persistencia de la discriminación y el
racismo en el entorno educativo. Aunque los marcos normativos promueven la inclusión y el respeto
por la diversidad, en la práctica persisten actitudes y estereotipos que reproducen desigualdades entre
estudiantes de diferentes orígenes culturales.
pág. 6524
Como indica Torres (2021), el racismo en las aulas no siempre es explícito; muchas veces se manifiesta
de forma sutil a través de expectativas bajas, exclusión simbólica y omisión de saberes ancestrales.
Superar estas formas de discriminación requiere no solo cambios institucionales, sino también
transformaciones en las mentalidades de docentes, directivos y estudiantes.

Para contrarrestar estas dinámicas excluyentes, es fundamental implementar estrategias que promuevan
el respeto y la convivencia intercultural. Esto implica fomentar el diálogo, la escucha activa, el trabajo
colaborativo y el reconocimiento de las distintas formas de expresión cultural. Según Yunga (2022), las
escuelas deben convertirse en espacios donde se problematice la diferencia como una oportunidad de
aprendizaje y no como una barrera. Estas estrategias deben estar presentes no solo en el currículo
formal, sino también en las relaciones cotidianas, la gestión escolar y los procesos de toma de decisiones
dentro de las instituciones.

En este contexto, las buenas prácticas en instituciones educativas interculturales representan
oportunidades valiosas para transformar la educación desde una perspectiva inclusiva. Existen
experiencias exitosas en distintos países de América Latina donde comunidades indígenas,
afrodescendientes y mestizas co-construyen modelos pedagógicos que integran lenguas, cosmovisiones
y metodologías propias. Macedo (2024) señala que estas prácticas, cuando son sostenidas con
compromiso comunitario y acompañamiento institucional, no solo mejoran los aprendizajes, sino que
fortalecen el tejido social y la identidad cultural de los estudiantes.

A pesar de los desafíos, la educación intercultural también abre un horizonte de oportunidades para
construir sociedades más justas y cohesionadas. La diversidad, lejos de ser un obstáculo, puede
convertirse en una fuente de innovación pedagógica y enriquecimiento mutuo. Para que esto ocurra, es
necesario reconocer que la interculturalidad no es un objetivo alcanzado, sino un proceso continuo de
diálogo, apertura y transformación en todos los niveles del sistema educativo.

METODOLOGÍA
La presente investigación se desarrolló bajo un enfoque cualitativo-descriptivo, con el objetivo de
comprender las percepciones y prácticas de los docentes en torno a la interculturalidad en el contexto
educativo.
pág. 6525
Para ello, se utilizó como única técnica de recolección de información una encuesta estructurada,
dirigida a docentes de instituciones educativas que presentan una alta diversidad cultural. Esta
herramienta fue diseñada para explorar aspectos clave relacionados con “La interculturalidad en la
educación: un enfoque para la inclusión y el respeto a la diversidad cultural”, considerando variables
como la formación docente, las estrategias pedagógicas implementadas, los niveles de inclusión
percibidos y los desafíos presentes en el aula.

La encuesta fue aplicada a una muestra de docentes seleccionados aleatoriamente en tres centros
educativos ubicados en zonas urbanas y rurales del Ecuador, con el fin de captar distintas realidades y
contextos socioculturales. Las preguntas incluyeron tanto ítems cerrados como abiertos, permitiendo
obtener información cuantificable así como opiniones y reflexiones cualitativas. Posteriormente, las
respuestas fueron analizadas mediante codificación temática y análisis de contenido, lo que permitió
identificar patrones, categorías emergentes y propuestas orientadas a fortalecer la práctica educativa
desde una perspectiva intercultural e inclusiva.

RESULTADOS

El análisis de los resultados muestra que la mayoría de los docentes encuestados (70%) han recibido
formación en educación intercultural a través de cursos o talleres posteriores a su formación inicial.
Solo un pequeño porcentaje (5%) adquirió este conocimiento durante su formación profesional, lo que
evidencia que la educación intercultural aún no está suficientemente integrada en los programas de
formación docente de base. Además, un 25% manifestó no haber recibido capacitación, pero expresó
interés en acceder a ella, lo que denota una actitud positiva hacia el tema.

La ausencia de respuestas en la opción “no considero necesario recibirla” indica una conciencia
generalizada sobre la importancia de la interculturalidad en el ámbito educativo. Este resultado resalta
la disposición del cuerpo docente para mejorar sus competencias en contextos culturalmente diversos.
En conjunto, los datos reflejan una necesidad institucional de fortalecer y sistematizar la formación en
educación intercultural, especialmente desde los niveles iniciales de formación profesional docente.
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Gráfico 1

Los resultados indican que la mayoría de los docentes (70%) adapta sus clases con frecuencia para
incluir contenidos culturales diversos, lo que sugiere un esfuerzo significativo por parte de los
educadores para abordar la diversidad cultural en el aula. Un 20% de los encuestados menciona que lo
hace siempre, lo que resalta un compromiso más consistente con la inclusión de perspectivas culturales.
Solo un pequeño porcentaje (10%) indicó que lo hace rara vez, mientras que ningún docente señaló que
nunca realiza esta adaptación.

Este patrón revela una tendencia positiva hacia la incorporación de contenidos interculturales en la
enseñanza, aunque también refleja una oportunidad para mejorar en la inclusión cultural constante,
especialmente entre los docentes que mencionaron adaptarlo solo de manera ocasional. Esto sugiere la
necesidad de seguir promoviendo la capacitación y recursos que faciliten la integración de la diversidad
cultural en el currículo de manera más regular.

Gráfico 2

Los resultados muestran que la mayoría de los docentes encuestados (70%) perciben que su institución
educativa tiene una diversidad cultural moderada. Esto sugiere que las escuelas en las que los docentes
laboran cuentan con una diversidad relativamente representativa, aunque no tan amplia como para
pág. 6527
considerarla alta. Un 20% de los docentes indicó que experimentan una diversidad baja en su institución,
mientras que solo un 10% reconoció una alta diversidad cultural, lo que refleja que, en general, las
instituciones educativas participantes no enfrentan una diversidad étnica o cultural extremadamente
amplia.

Es relevante señalar que ningún docente mencionó que no haya diversidad cultural significativa en su
institución, lo que indica que, al menos de manera percibida, todos los centros educativos en el estudio
presentan alguna forma de diversidad cultural, lo cual es clave para la implementación de enfoques
educativos interculturales. Estos resultados apuntan a la necesidad de que las instituciones con
diversidad moderada o baja continúen promoviendo la inclusión y el respeto a las culturas presentes,
además de fortalecer la atención a las posibles minorías culturales en el aula.

Gráfico 3

Los resultados muestran que un 60% de los docentes se siente medianamente preparado para abordar
temas de interculturalidad en el aula, lo que sugiere que la mayoría de los educadores tienen
conocimientos y habilidades suficientes, pero aún perciben áreas de mejora en su capacidad para tratar
la diversidad cultural de manera efectiva. Un 30% se siente muy preparado, lo que refleja un grupo de
docentes con confianza en su habilidad para implementar prácticas interculturales en el aula. Sin
embargo, un 10% se considera poco preparado, lo que resalta una necesidad de fortalecer su formación
en este ámbito.

La ausencia de respuestas en la opción "Nada preparado/a" indica que, en general, los docentes
reconocen la importancia de la interculturalidad y están comprometidos con su inclusión en el proceso
educativo.
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Sin embargo, los datos también muestran que hay un sector significativo de docentes que podría
beneficiarse de más formación y recursos para sentirse completamente capacitados para abordar temas
de interculturalidad de manera efectiva en el aula.

Gráfico 4

Los resultados revelan que el 50% de los docentes considera que su institución promueve actividades
que valoran la diversidad cultural de manera ocasional. Esto indica que, aunque no se trata de una
práctica constante, las actividades interculturales se realizan en ciertos momentos, lo que refleja un
esfuerzo por parte de la institución para reconocer y celebrar la diversidad cultural. Un 35% de los
encuestados señaló que tales actividades se promueven raramente, lo que sugiere que la integración de
estas actividades no es una prioridad constante, pero se realiza en ocasiones específicas.

Solo un 15% de los docentes reportó que su institución promueve frecuentemente actividades de este
tipo, lo que resalta una oportunidad para mejorar la regularidad de estas iniciativas. La ausencia de
respuestas en la opción "Nunca" es positiva, ya que indica que, al menos en los centros educativos
estudiados, hay algún nivel de reconocimiento y promoción de la diversidad cultural. Sin embargo, los
resultados sugieren que aún se requiere un mayor impulso institucional para garantizar la integración
continua de actividades que fomenten el respeto y la valoración de las diferentes culturas.

Gráfico 5
pág. 6529
Los resultados muestran que una amplia mayoría de los docentes (95%) considera la educación
intercultural como un aspecto relevante en el proceso de enseñanza-aprendizaje. De este porcentaje, el
45% la considera muy importante, lo que indica que estos docentes reconocen de manera firme la
necesidad de integrar la interculturalidad en sus prácticas pedagógicas. Un 50% adicional considera que
es algo importante, lo que sugiere una percepción positiva sobre la relevancia de este enfoque, aunque
quizás no de manera tan central como los primeros.

Solo un 5% de los docentes considera que la educación intercultural tiene poca importancia, lo cual es
un indicador favorable, ya que refleja que, en general, los educadores son conscientes del valor de la
diversidad cultural en el ámbito educativo. La ausencia de respuestas en la opción "Nada importante"
también refuerza la idea de que la interculturalidad es vista como un elemento esencial para mejorar el
proceso educativo, incluso si no siempre se aplica de forma completamente integrada.

Gráfico 6

Los resultados indican que un 40% de los docentes utiliza materiales educativos que representan
distintas culturas y tradiciones a veces, lo que sugiere que, aunque no de manera constante, hay un
esfuerzo por parte de los educadores por integrar recursos diversos en sus clases. Un 30% de los
docentes utiliza estos materiales siempre, lo que demuestra un compromiso activo y continuo con la
representación cultural en sus enseñanzas. Por otro lado, un 30% los utiliza rara vez, lo que señala una
oportunidad de mejora para hacer de estos materiales una herramienta más común y accesible en el
aula.

El hecho de que nadie haya respondido que nunca utiliza materiales que representen diversas culturas
es un aspecto positivo, ya que indica que, al menos en términos generales, los docentes son conscientes
de la importancia de incluir estas representaciones.
pág. 6530
Sin embargo, los datos también sugieren que hay margen para una mayor sistematización en el uso de
estos materiales, de manera que la diversidad cultural se integre de forma más regular y significativa en
el proceso de enseñanza.

Gráfico 7

Los resultados muestran que el principal desafío que enfrentan los docentes al trabajar con estudiantes
de diferentes contextos culturales es la falta de formación docente (45%), lo que sugiere que muchos
educadores sienten que no cuentan con los recursos, conocimientos o preparación suficiente para
manejar adecuadamente la diversidad cultural en el aula. Un 30% mencionó las barreras lingüísticas
como otro desafío importante, lo que refleja las dificultades asociadas con la comunicación y el
aprendizaje cuando los estudiantes no comparten el mismo idioma o tienen niveles de competencia
lingüística distintos.

Un 25% de los docentes señaló la poca participación de las familias como un desafío, lo que implica
que las conexiones entre la escuela y el hogar podrían no ser tan fuertes o efectivas para apoyar la
educación intercultural.

La ausencia de respuestas en la opción "No he encontrado mayores desafíos" es relevante, ya que refleja
que, en general, los docentes enfrentan obstáculos significativos al trabajar con la diversidad cultural
en sus aulas. Esto subraya la necesidad de fortalecer la formación y los recursos disponibles para que
los educadores puedan abordar estos desafíos de manera más efectiva.
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Gráfico 8

Los resultados indican que un 60% de los docentes considera que su rol en la construcción de una
educación intercultural implica transmitir valores de respeto y tolerancia, lo que resalta la importancia
de promover actitudes inclusivas y respetuosas hacia la diversidad cultural en el aula. Este enfoque pone
énfasis en la necesidad de formar a los estudiantes en un ambiente de respeto mutuo, esencial para una
educación intercultural exitosa. Un 20% de los encuestados mencionó que su rol es ser mediador/a entre
culturas, mientras que otro 20% lo ve como aplicar estrategias diferenciadas.

Aunque ninguna respuesta indicó que todos los roles mencionados sean percibidos como igualmente
importantes ("Todas las anteriores"), los datos reflejan que los docentes valoran su papel en la
promoción de la interculturalidad de maneras complementarias, pero con una clara prioridad hacia la
transmisión de valores que favorezcan la convivencia y el entendimiento intercultural. Estos resultados
destacan la importancia de capacitar a los docentes en diversas estrategias pedagógicas que faciliten
una educación más inclusiva y respetuosa hacia las diferentes culturas presentes en el aula.

Gráfico 9

Los resultados muestran que el 60% de los docentes considera que la acción más efectiva para promover
la interculturalidad en su institución es la incorporación de contenidos interculturales en el currículo.
pág. 6532
Esto sugiere que la mayoría de los encuestados cree que una de las formas más poderosas de fomentar
la diversidad cultural es integrar explícitamente estos contenidos en las materias que se enseñan, lo que
permite que todos los estudiantes estén expuestos a diferentes perspectivas y culturas de manera
estructurada. Un 30% optó por eventos culturales participativos como una acción efectiva, lo que refleja
la importancia de crear espacios donde los estudiantes y las comunidades puedan interactuar y compartir
sus tradiciones y costumbres.

Un 10% mencionó la necesidad de formaciones para docentes, indicando que, aunque algunos docentes
valoran la capacitación continua, no es la opción más popular comparada con la incorporación de
contenidos o eventos culturales. Es interesante que no se haya elegido fortalecimiento del trabajo con
las familias, lo que podría señalar una menor percepción de la importancia de involucrar a las familias
en el proceso educativo de interculturalidad, a pesar de que este aspecto también juega un papel clave
en el apoyo y el refuerzo de los valores interculturales fuera del aula.

Gráfico 10

DISCUSIÓN DE RESULTADOS

El análisis de los resultados revela que, en general, los docentes encuestados reconocen la importancia
de la educación intercultural en el proceso educativo y muestran una actitud positiva hacia su inclusión
en el aula. Sin embargo, a pesar de la percepción positiva, los datos muestran una brecha significativa
en cuanto a la formación en educación intercultural. La mayoría de los docentes ha recibido capacitación
a través de cursos y talleres posteriores a su formación inicial, lo que sugiere que la interculturalidad no
está suficientemente integrada en los programas de formación docente de base. Este hallazgo resalta la
necesidad de revisar y fortalecer los contenidos interculturales en la formación docente desde los
pág. 6533
primeros niveles, para garantizar que todos los educadores cuenten con las herramientas necesarias
desde el inicio de su carrera profesional.

El 70% de los docentes indica que adapta sus clases con frecuencia para incluir contenidos culturales
diversos, lo que refleja un esfuerzo consciente por parte de los educadores para abordar la diversidad
cultural. No obstante, la percepción de que la adaptación es ocasional entre algunos docentes sugiere
que, aunque se reconoce la relevancia de la interculturalidad, aún hay margen para una integración más
sistemática y constante de estos contenidos. La inclusión de perspectivas culturales en el aula no debe
depender exclusivamente de la voluntad del docente, sino ser promovida de manera institucionalizada,
lo que implicaría la creación de estrategias y recursos educativos que faciliten esta práctica de manera
continua.

En cuanto a los desafíos identificados por los docentes, la falta de formación docente y las barreras
lingüísticas son los obstáculos más citados. Esto indica que muchos educadores se sienten desbordados
por la diversidad cultural en el aula y carecen de las herramientas adecuadas para abordar estas
diferencias de manera efectiva. La escasa participación de las familias también se señala como un reto
importante, lo que refleja una desconexión potencial entre el hogar y la escuela que podría obstaculizar
el proceso de enseñanza-aprendizaje intercultural. Es crucial que las instituciones educativas
implementen programas de apoyo y formación continua, así como estrategias para involucrar a las
familias en el proceso educativo, fortaleciendo la alianza entre escuela y comunidad.

Finalmente, los resultados sugieren que los docentes consideran que su principal rol en la educación
intercultural es transmitir valores de respeto y tolerancia. Este enfoque pone de relieve la importancia
de cultivar un entorno inclusivo y respetuoso en el aula, fundamental para el éxito de la educación
intercultural. Aunque algunos docentes también ven su rol como mediadores entre culturas o
aplicadores de estrategias diferenciadas, la tendencia general apunta a la necesidad de transmitir valores
y actitudes que favorezcan la convivencia intercultural. Las acciones más efectivas para promover la
interculturalidad, según los encuestados, son la incorporación de contenidos interculturales en el
currículo y la realización de eventos culturales participativos, lo que sugiere que, para fortalecer la
interculturalidad, se debe trabajar tanto en el currículo como en la creación de espacios interactivos que
permitan a los estudiantes compartir y valorar diversas culturas.
pág. 6534
CONCLUSIÓN

La educación intercultural es una herramienta fundamental para la construcción de una sociedad
inclusiva y respetuosa de la diversidad. Al promover la interacción respetuosa y el reconocimiento
mutuo entre culturas, no solo se fomenta la convivencia pacífica, sino que también se favorece el
aprendizaje y la integración de diversos saberes. Es crucial que el sistema educativo no solo visibilice
la diversidad cultural, sino que la integre de manera activa en el currículo y en las prácticas pedagógicas,
transformando las relaciones de poder históricamente desiguales que existen entre las culturas.

A pesar de la percepción positiva de los docentes hacia la interculturalidad, los resultados de la
investigación revelan importantes desafíos, como la falta de formación específica en este ámbito. La
formación docente debe ser un proceso continuo que abarque desde los primeros niveles de la carrera,
permitiendo que los educadores cuenten con las herramientas necesarias para abordar la diversidad
cultural de manera efectiva. Además, la adaptación de las clases para incluir contenidos interculturales
debe ser una práctica sistemática y no depender únicamente de la voluntad individual del docente, lo
que requiere una estrategia institucional que promueva la integración constante de estos contenidos.

Otro aspecto relevante es la falta de participación de las familias, lo que refleja una desconexión entre
la escuela y la comunidad. Este obstáculo resalta la importancia de generar espacios de colaboración y
comunicación entre ambas partes. La implicación activa de las familias en el proceso educativo es
esencial para que la educación intercultural tenga un impacto real y duradero. Las instituciones deben
crear programas de apoyo y estrategias para fomentar esta colaboración, lo que contribuiría a una
educación más inclusiva y a una convivencia intercultural más efectiva.

Finalmente, los docentes desempeñan un papel clave en la transmisión de valores de respeto y
tolerancia, fundamentales para el éxito de la educación intercultural. Las acciones más efectivas para
promover la interculturalidad incluyen la incorporación de contenidos interculturales en el currículo y
la creación de espacios participativos que permitan a los estudiantes compartir y valorar diferentes
culturas. De este modo, la educación intercultural no solo enriquece el proceso de aprendizaje, sino que
también contribuye a la construcción de una ciudadanía democrática, equitativa y respetuosa de la
diversidad cultural.
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