IMPACTO DE LOS EVENTOS ADVERSOS SOBRE
LA SEGUNDA VÍCTIMA EN UN HOSPITAL BÁSICO
DE LA COSTA ECUATORIANA
THE IMPACT OF ADVERSE EVENTS ON THE
SECOND VICTIM IN A BASIC HOSPITAL ON
THE ECUADORIAN COAST
Mgs. Nivia Diana Freire Ávila
Hospital Básico Sucúa, Ecuador
Mgs. Mariela Valeria Cadena Jurado
Hospital Básico Darío Machuca Palacios, Ecuador
Mgs. Jenniffer Liliana Angulo Bustamante
Hospital Básico Darío Machuca Palacios, Ecuador
Mgs. Bertha Marina Rodríguez Álvarez
Hospital Básico Darío Machuca Palacios, Ecuador
Dr. Pablo Andrés López Celi
Hospital Básico Sucúa, Ecuador

pág. 8346
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i2.17567
Impacto de los Eventos Adversos sobre la Segunda Víctima en un Hospital
Básico de la Costa Ecuatoriana
Mgs. Nivia Diana Freire Ávila1
niviafreireavila@outlook.com
https://orcid.org/0000-0001-9378-8842
Hospital Básico Sucúa
Analista de Calidad
Ecuador
Mgs. Mariela Valeria Cadena Jurado
valeria.c.j@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0001-7247-4625
Hospital Básico Darío Machuca Palacios
Analista de Calidad
Ecuador
Mgs. Jenniffer Liliana Angulo Bustamante
jangulob5@unemi.edu.ec
https://orcid.org/0009-0000-0721-9599
Hospital Básico Darío Machuca Palacios
Coordinadora de Enfermería
Ecuador
Mgs. Bertha Marina Rodríguez Álvarez
marinarodriguez381@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0008-5053-8251
Hospital Básico Darío Machuca Palacios
Licenciada en Enfermería
Ecuador
Dr. Pablo Andrés López Celi
plopezceli@yahoo.com
https://orcid.org/0009-0006-2303-6737
Hospital Básico Sucúa, Director
Ecuador
RESUMEN
Los errores no intencionados en la práctica sanitaria afectan tanto a los pacientes como al personal de
salud, quienes en el ámbito de la seguridad del paciente son considerados “segunda víctima”. Este
estudio tuvo como objetivo determinar el impacto emocional, físico y profesional de los eventos
adversos en la segunda víctima en un Hospital Básico de la costa ecuatoriana. Se utilizó una
metodología cuantitativa, explicativa, transversal y no experimental, aplicando la Escala SVEST a 54
profesionales de un establecimiento de segundo nivel. Los resultados evidenciaron que el 70.4%
desconocía el concepto de evento adverso, el 37% nunca los reporta y el 68.5% experimenta afectación
por su ocurrencia. Se halló un nivel moderado de sufrimiento psicológico (M=3.31/DE=1.35) y físico
(M=3.22/DE=0.75), con respaldo moderado de compañeros (M=3.33/DE=0.78), supervisores
(M=3.32/DE=0.79) e instituciones (M=3.42/DE=0.88); sin embargo, el apoyo externo fue
significativamente mayor (M=5.53/DE=1.09), con tendencia moderada al cambio de trabajo
(M=3.36/DE=0.99) y el absentismo (M=3.12/DE=1.10), lo que sugiere necesidad de mayor apoyo
(M=4.07/DE=0.42), con asociación directa entre los eventos adversos y el bienestar del equipo sanitario
(X²=28.690/p=0.012). Se concluye que los eventos adversos impactan significativamente en la salud
física, emocional y el desempeño de la segunda víctima, requiriendo la implementación de mecanismos
institucionales para mitigar sus efectos y mejorar el bienestar de los profesionales.
Palabras clave: evento adverso, incidente, segunda víctima, seguridad del paciente, profesional de
salud
1 Autor principal.
Correspondencia: niviafreireavila@outlook.com

pág. 8347
The Impact of Adverse Events on the Second Victim in a Basic Hospital on
the Ecuadorian Coast
ABSTRACT
Unintentional errors in healthcare practice affect both patients and healthcare personnel, who, in the
field of patient safety, are considered second victims. This study aimed to determine the emotional,
physical, and professional impact of adverse events on second victims in a Basic Hospital on the
Ecuadorian coast. A quantitative, explanatory, cross-sectional, and non-experimental methodology was
used, applying the SVEST Scale to 54 professionals from a second-level healthcare facility. The results
showed that 70.4% were unaware of the concept of an adverse event, 37% never reported them, and
68.5% experienced distress due to their occurrence. A moderate level of psychological
(M=3.31/SD=1.35) and physical distress (M=3.22/SD=0.75) was found, with moderate support from
colleagues (M=3.33/SD=0.78), supervisors (M=3.32/SD=0.79), and institutions (M=3.42/SD=0.88).
However, external support was significantly higher (M=5.53/SD=1.09). Additionally, there was a
moderate tendency toward job change (M=3.36/SD=0.99) and absenteeism (M=3.12/SD=1.10),
suggesting a need for greater support (M=4.07/SD=0.42) and a direct association between adverse
events and the well-being of the healthcare team (X²=28.690/p=0.012). It is concluded that adverse
events significantly impact the physical and emotional health, as well as the professional performance,
of second victims, highlighting the need for institutional mechanisms to mitigate their effects and
improve the well-being of healthcare professionals.
Keywords: adverse event, incident, second victim, pacient safety, healthcare professional
Artículo recibido 05 abril 2025
Aceptado para publicación: 28 abril 2025

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INTRODUCCIÓN
Los profesionales de salud tienen como principal objetivo brindar servicios de calidad que contribuyan
a mejorar la calidad de vida y el bienestar de sus pacientes. Para ello, se implementan y cumplen
diversos protocolos de atención diseñados para garantizar la seguridad del usuario interno y externo
durante la prestación de servicios de salud en los diferentes niveles de atención. Entre estos niveles, el
hospitalario es el más propenso a la ocurrencia de errores. (Baldospin et al., 2024)
En este contexto, los errores no intencionales ocurridos en la práctica sanitaria se catalogan como
eventos relacionados con la atención del paciente, siendo clasificados como incidentes o cuasieventos
cuando no generan afectación; mientras que, se habla de eventos adversos cuando el error u omisión
del personal de salud ocasiona daño temporal o permamente (Kappes, 2024). Cuando ocurre un evento
de este tipo, no solo se ve afectado el paciente, quien sufre directamente las consecuencias del mismo;
sino también su familia, el personal de salud involucrado y la institución hospitalaria. Por lo tanto, ante
un evento pueden identificarse diversas víctimas. (Santana, 2023)
Según Flórez et al. (2022) la primera víctima es aquella persona que sufre directamente el daño
ocasionado por una omisión o error en la atención sanitaria, pudiendo experimentar consecuencias
físicas temporales o permanentes. Este concepto es clave dentro de los proccesos para la seguridad del
paciente, dado que el principal objetivo de los sistemas de salud es proporcionar servicios seguros y
evitar errores médicos.
Por su parte, Brunelli (2023) menciona la segunda víctima, haciendo referencia al personal sanitario
que participa directamente en la atención cuando ocurre un evento adverso. Como consecuencia, este
profesional puede experimenar afectación emocional y diversas secuelas que impactan su bienestar y
desempeño profesional a mediano y largo plazo. Asimismo, la tercera víctima está representada por el
establecimiento de salud, que sufre consecuencias debido a los errores médicos, afectando su imagen y
reputación institucional. Esto puede generar una pérdida de confianza de los usuarios en los servicios
de salud proporcionados. (Brunelli, 2023)
Cuando un profesional sanitario provoca involuntariamente un evento adverso, puede experimentar
distintos grados de afectación emocional y física, lo que influye en su rendimiento laboral.

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Esto puede manifestarse a través de cambios en su interacción con los pacientes, inseguridad en la
ejecución de procedimientos, dudas sobre sus capacidades y alteración en su bienestar psicológico, lo
que a su vez reduce la calidad de atención y aumenta la probabilidad de nuevos errores. (Kappes et al.,
2024)
Es común que la segunda víctima desarrolle afectación psicológica a mediano y largo plazo debido a la
preocupación y el sentimiento de culpa por el daño causado al paciente. Además, la falta de apoyo por
parte de sus compañeros y la institución puede contribuir al desarrollo de ansiedad, cambios de
comportamiento, frustración, trastornos del sueño y síntomas depresivos que afectan su bienestar a largo
plazo. (Kappes et al., 2024)
Estas consecuencias tienen una alta prevalencia en la segunda víctima. Conforme indicaron Arias et al.
(2024) el 52.2% del personal de salud del hospital estudiado en su investigación había experimentado
un evento adverso, lo que generó consecuencias como la pérdida de confianza en sí mismos, ansiedad,
síntomas de depresión y deseos de cambio o deserción laboral, percibiendo falta de apoyo por parte de
su equipo de trabajo y de la institución.
Estos hallazgos coinciden con los de Mallea et al. (2022) quienes, en un estudio realizado en
instituciones públicas y privadas, encontraron que el 39.2% de los profesionales sanitarios habían estado
involucrados en eventos adversos. De estos, el 73% presentó algún tipo de afectación y fue catalogado
como segunda víctima, predominando el sexo femenino en el 69.1% de los casos, con una prevalencia
del 45.7% entre el personal de enfermería. Además, se demostró una relación negativa entre el apoyo
percibido por las segundas víctimas y la afectación física, emocional y profesional (p<0.05/r= -0.826).
Estas situaciones también contribuyen a la baja notificación de eventos adversos, debido al temor del
personal de salud a sanciones, la falta de una cultura consolidada de seguridad del paciente y la
preocupación por las implicaciones legales de los errores médicos. Sumando el miedo al estigma
profesional, el impacto en la estabilidad laboral y el riesgo de afectar su reputación ante compañeros y
su entorno, lo que lleva a que los profesionales no reporten los incidentes o eventos ocurridos. Esta
situación limita la implementación de estrategias para reducir errores y fortalecer la calidad de servicios.
(González et al., 2023)

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En esta línea, se ha identificado un problema relacionado con la notificación de estos eventos y sus
consecuencias en el personal de salud de un hospital público de segundo nivel de atención ubicado en
la provincia del Guayas, en la costa ecuatoriana. Debido a su ocurrencia e inadecuado manejo de los
mismos por parte del personal sanitario, los gestores de calidad y las autoridades, es común evidenciar
afectación en la salud psicológica y el bienestar emocional de los profesionales involucrados. Además,
se registra un escaso reporte, con ocultamiento de dichos eventos, lo que conlleva también a una
disminución en el rendimiento laboral, afectando la calidad de atención y el bienestar del equipo.
Bajo este enfoque, diversos estudios han analizado las consecuencias de los eventos adversos en los
pacientes; sin embargo, existen pocas investigaciones centradas en el impacto que estas situaciones
generan en la segunda víctima. De allí surge la necesidad y justificación de este estudio, cuyo propósito
es contribuir al bienestar del personal de salud mediante la identificación del impacto de los eventos
adversos en su estado emocional, físico y profesional.
Los hallazgos permitirán generar estrategias para mejorar el apoyo percibido, conservar la salud física
y emocional de los profesionales e implementar programas de intervención y apoyo dirigido a la
segunda víctima. Además, contribuirán a la detección de barreras para alcanzar un desarrollo óptimo de
la cultura de notificación de eventos, siendo una importante herramienta para la mejora de procesos de
atención y fomento del reporte de eventos.
A partir de lo mencionado, se generó como pregunta principal de investigación: ¿Cuál es el impacto
generado por los eventos adversos sobre la segunda víctima en un hospital básico de la costa
ecuatoriana?
Esta interrogante dio lugar al planteamiento del siguiente objetivo general del estudio: determinar el
impacto emocional, físico y profesional generado por los eventos adversos sobre la segunda víctima en
un hospital básico de la costa ecuatoriana.
Llevando a la generación de la hipótesis de que los eventos adversos generan un impacto emocional,
físico y profesional significativo en el personal sanitario en un hospital básico de la costa ecuatoriana,
afectando su bienestar y desempeño laboral.

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METODOLOGÍA
Se empleó una metodología de nivel explicativo y relacional, permitiendo identificar y detallar las
consecuencias de los eventos adversos en el bienestar emocional, físico y en el desempeño de los
profesionales de salud, además de analizar la asociación de la ocurrencia de estos eventos y el bienestar
del personal sanitario. (Guevara et al., 2020)
Asimismo, se utilizó un enfoque cuantitativo, de tipo transversal y no experimental; considerando que,
según Sánchez (2019) y Hernández et al. (2014) este enfoque facilita la medición de variables, mediante
la recolección de información numérica y estadística. Esto permitió detallar el impacto de los eventos
adversos en los profesionales sanitarios sin alterar los datos, los cuales fueron recolectados en un único
momento, en febrero de 2025. De este modo, se generaron nuevos conocimientos y bases para diseñar
estrategias de intervención futuras.
El universo de estudio estuvo compuesto por la totalidad del personal médico y de enfermería que
laboran en un hospital básico público de la provincia del Guayas, en la costa ecuatoriana. La población
incluyó 5 médicos especialistas, 21 médicos residentes y 28 licenciadas en enfermería; es decir, 54
profesionales. Se abarcó diferentes edades, sexos y niveles de formación académica, empleando un
muestreo censal, incluyendo al 100% del universo en la muestra, en concordandia con lo indicado por
Ramírez (2010) quien destaca que este tipo de muestreo garantiza la representatividad cuando la
población es reducida.
Para el estudio se obtuvo la autorización de las autoridades del establecimiento y la Unidad de Docencia,
con socialización a los participantes, quienes suscribieron un consentimiento informado para garantizar
su autonomía. Posteriormente, se aplicó una encuesta virtual en Google Forms, utilizando un
cuestionario de 42 preguntas cerradas, donde 6 correspondieron a los factores sociodemográficos y 36
basadas en la Escala SVEST (Second Victim Experience and Support Tool) en español (Santana, 2023)
compuesta por 7 dimensiones (25 ítems) y 3 variables de resultado (11 ítems), con Cronbach 0.838.

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Figura 1 Dimensiones de la Escala SVEST
Nota. Adaptado de “Fenómeno de segundas víctimas en obstetricia: adaptación transcurtural del cuestionario SVEST al
contexto español y evaluación de sus propiedades psicométricas” (Santana, 2023).
Para el procesamiento de información se creó una base de datos en Excel, organizada por dimensiones
que fueron importadas al programa SPSS versión 29.0, generando resultados descriptivos e
inferenciales. Para la presentación de hallazgos se utilizaron tablas de frecuencias y para el análisis
inferencial se aplicó la prueba de Chi Cuadrado para corroborar asociación entre la ocurrencia de
eventos adversos y la afectación de la segunda víctima, con cálculo de la razón de verosimilitud y la
prueba de asociación lineal por lineal, para mayor sustento de la comprobación de la hipótesis planteada.
RESULTADOS
Mediante la tabulación de datos recolectados con la encuesta se obtuvieron resultados de relevancia en
torno al impacto de los eventos adversos en los profesionales sanitarios del lugar de estudio, partiendo
del análisis de las características sociodemográficas de la muestra para conocer la distribución del
equipo sanitario estudiado. En la tabla 1 se presentan los hallazgos relacionados con estos aspectos:
Tabla 1 Aspectos sociodemográficos del equipo sanitario
N % % válido % acumulado
Sexo Masculino 12 22,2% 22,2% 22,2%
Femenino 42 77,8% 77,8% 100,0%
Categoría
profesional
Médico especialista 05 09,2% 09,2% 09,2%
Médico residente 21 38,9% 38,9% 48,1%
Enfermera 28 51,9% 51,9% 100,0%
Experiencia
profesional
1 a 3 años 08 14,8% 14,8% 14,8%
4 a 6 años 30 55,6% 55,6% 70,4%
7 años o más 16 29,6% 29,6% 100,0%
Nota. Resultados obtenidos de encuesta aplicada a personal sanitario del lugar de estudio.
Escala SVEST
D1:
Sufrimiento
psicológico D2:
Sufrimiento
físico
D3: Apoyo de
compañeros
de trabajo
D4: Apoyo
del jefe
inmedaito
D5: Apoyo
institucional
D6: Apoyo no
relacionado
con el trabajo
D7:
Autoeficiencia
profesional
D8:
Intención de
cambio de
trabajo
D9:
Abstenismo
D10: Formas
de apoyo
deseadas

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Conforme se observa en la tabla 1, el 77.8% de los profesionales de salud encuestados son mujeres;
mientras que, el 22.2% son hombres, indicando una predominancia del sexo femenino en el hospital
estudiado. Respecto a la categoría profesional, el 51.9% pertenece al área de enfermería, el 38.9% son
médicos residentes y el 9.2% médicos especialistas, lo que evidencia que el personal de enfermería
constituye el equipo más grande de profesionales de salud dentro del establecimiento.
En cuanto a la experiencia profesional, el 55.6% tienen antigüedad de entre 4 a 6 años, el 29.6% tiene
más de 7 años de experiencia y el 14.8% ha ejercido su profesión durante menos de 3 años; indicando
que la mayor parte del personal sanitario poseen experiencia moderada, pudiendo tener influencia en la
percepción, ocurrencia y manejo de eventos adversos. Además, es importante identificar el
conocimiento del personal sanitario acerca de lo que conlleva el término segunda víctima y aspectos
relacionados con el reporte de eventos adversos, por lo que estos los resultados se describen en la tabla2
Tabla 2 Conocimiento y reporte de eventos adversos en el equipo sanitario
N % % válido %
acumulado
Conocimiento sobre
segunda víctima
No conozco 38 70,4% 70,4% 70,4%
Conozco el término previamente 12 22,2% 22,2% 92,6%
Conozco ampliamente el término 04 07,4% 07,4% 100,0%
Frecuencia de reporte de
eventos
Siempre 12 22,2% 22,2% 22,2%
A veces 22 40,8% 40,8% 63,0%
Nunca 20 37,0% 37,0% 100,0%
Afectación por ocurrencia
de eventos
Si 37 68,5% 68,5% 68,5%
No 17 31,5% 31,5% 100,0%
Nota. Resultados obtenidos de encuesta aplicada a personal sanitario del lugar de estudio.
En la tabla 2 se evidenció que el 70.4% del equipo sanitario desconoce el término segunda víctima, el
22.2% ha sido informado previamente y conoce en cierta medida de este tema y solo el 7.4% lo conoce
y maneja ampliamente; reflejando necesidad de capacitación en seguridad del paciente y gestión de
eventtos adversos en los profesionales de salud del establecimiento.
Acerca de la frecuencia de reporte de eventos, el 22.2% reporta siempre su ocurrencia, el 40.8% lo hace
ocasionalmente y el 37% nunca informa estos sucesos; esta situación genera una baja tasa de reporte,
representando barreras institucionales, falta de cultura de seguridad o temor a sanciones, limitando la
detección de problemas e implementación de mejora de procesos.
Con relación a la afectación por eventos adversos, el 68.5% del equipo investigado reportó haber
experimentado alteración en sus emociones, bienestar físico y desempeño profesional a causa de un

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evento adverso; mientras que, el 31.5% indicó no haber sido afectado. Estos hallazgos refuerzan la
importancia de implementar estrategias de apoyo para la segunda víctima.
Del mismo modo,en la tabla 3 se presentan los resultados de la encuesta SVAST aplicada al personal
de salud, a partir de las dimensiones y variables de resultados definidas en la escala, reagrupadas en 3
ámbitos para el análisis.
Tabla 3 Encuesta SVEST aplicada al equipo sanitario
Totalmente
en
desacuerdo
En
desacuerdo
Ni de acuerdo
ni en
desacuerdo
De acuerdo Totalmente
de acuerdo
D1
Vergüenza 07 (13,0%) 10 (18,5%) 07 (13,0%) 14 (25,9%) 16 (29,6%)
Miedo a nuevos eventos 05 (09,3%) 14 (25,9%) 10 (18,5%) 13 (24,1%) 12 (22,2%)
Tristeza 07 (13,0%) 12 (22,2%) 04 (07,4%) 16 (29,6%) 15 (27,8%)
Arrepentimiento ante eventos 08 (14,8%) 12 (22,2%) 06 (11,1%) 14 (25,9%) 14 (25,9%)
D2
Carga emocional agotadora 04 (07,4%) 22 (40,7%) 07 (13,0%) 11 (20,4%) 10 (18,5%)
Alteración del sueño 06 (11,1%) 15 (27,8%) 04 (07,4%) 18 (33,3%) 11 (20,4%)
Estrés, mareos o náuseas 06 (11,1%) 22 (40,7%) 10 (18,5%) 12 (22,2%) 04 (07,4%)
Pérdida de apetito 00 (00,0%) 07 (13,0%) 06 (11,1%) 26 (48,1%) 15 (27,8%)
D3
Diálogo con compañeros genera alivio 12 (22,2%) 18 (33,3%) 08 (14,8%) 11 (20,4%) 05 (09,3%)
Compañeros me hacen sentir buen profesional 06 (11,1%) 12 (22,2%) 06 (11,1%) 20 (37,0%) 10 (18,5%)
Intentos de animarme equivocados 00 (00,0%) 11 (20,4%) 04 (07,4%) 23 (42,6%) 16 (29,6%)
Indiferencia de compañeros 02 (03,7%) 12 (22,2%) 05 (09,3%) 20 (37,0%) 15 (27,8%)
D4
Jefe con trato apropiado 09 (16,7%) 11 (20,4%) 08 (14,8%) 14 (25,9%) 12 (22,2%)
Jefe con respuestas justas 05 (09,3%) 09 (16,7%) 04 (07,4%) 15 (27,8%) 21 (38,9%)
Jefe considera complejidad de atención 08 (14,8%) 16 (29,6%) 05 (09,3%) 11 (20,4%) 14 (25,9%)
Jefe busca culpables 07 (13,0%) 17 (31,5%) 01 (01,9%) 10 (18,5%) 19 (35,2%)
D5
Institución comprende necesidad de apoyo 04 (07,4%) 12 (22,2%) 03 (05,6%) 15 (27,8%) 20 (37,0%)
Recursos del hospital disponibles para apoyo 11 (20,4%) 17 (31,5%) 03 (05,6%) 09 (16,7%) 14 (25,9%)
Preocupación institucional débil 02 (03,7%) 15 (27,8%) 03 (05,6%) 13 (24,1%) 21 (38,9%)
D6 Apoyo en familia y amigos 05 (09,3%) 13 (24,1%) 01 (01,9%) 12 (22,2%) 23 (42,6%)
Apoyo contribuye a superar situaciones 04 (07,4%) 12 (22,2%) 06 (11,1%) 21 (38,9%) 11 (20,4%)
D7
Sentimientos de incompetencia profesional 09 (16,7%) 10 (18,5%) 03 (05,6%) 22 (40,7%) 10 (18,5%)
Cuestionamiento de profesionalismo 04 (07,4%) 08 (14,8%) 07 (13,0%) 26 (48,1%) 09 (16,7%)
Temor para realizar procedimientos de riesgo 08 (14,8%) 10 (18,5%) 05 (09,3%) 21 (38,9%) 10 (18,5%)
Eventos no generan cuestionamiento 08 (14,8%) 09 (16,7%) 03 (05,6%) 19 (35,2%) 15 (27,8%)
D8 Deseos de cambio de lugar de labores 09 (16,7%) 18 (33,3%) 01 (01,9%) 07 (13,0%) 19 (35,2%)
Deseos de renunciar por experiencia vivida 04 (07,4%) 14 (25,9%) 03 (05,6%) 14 (25,9%) 19 (35,2%)
D9 Necesario tomar un día de descanso 14 (25,9%) 11 (20,4%) 03 (05,6%) 15 (27,8%) 11 (20,4%)
Días libres necesarios posterior a eventos 12 (22,2%) 08 (14,8%) 02 (03,7%) 16 (29,6%) 16 (29,6%)
Nota. D= Dimensión de la Escala SVEST

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En el análisis de la tabla 3, se categoriza al impacto generado por los eventos adversos en el equipo
sanitario en impacto emocional y físico; apoyo y respuesta del entorno; y autoevaluación profesional.
Evidenciando respecto al impacto emocional y físico que, el 55.5% manifestó sentir vergüenza, miedo,
tristeza o arrepentimiento tras un evento adverso, lo que indica una afectación psicológica significativa;
a nivel físico, el 51.9% reportó alteraciones del sueño y estrés como consecuencia de los eventos
ocurridos, con el 48.1% que afirmó experimentar pérdida del apetito a causa de la carga emocional de
la situación.
En la categoría de apoyo y respuesta del entorno, los resultados reflejan déficit de apoyo en el ámbito
laboral. El 55.5% de los profesionales encuestados indicó que el diálogo con compañeros no genera un
alivio significativo, y el 42.6% percibió indiferencia por parte de su equipo de trabajo. Asimismo, el
53.7% expresó que sus jefes inmediatos no brindan un trato adecuado en estos casos y, en cambio,
priorizan la búsqueda de culpables.
Por otro lado, el apoyo institucional se considera insuficiente, ya que el 38.9% de los encuestados
percibe que la preocupación institucional por la segunda víctima es débil. Sin embargo, el 42.6% indicó
que el apoyo de familiares y amigos ha sido clave en la recuperación emocional tras un evento adverso.
Respecto a la autoevaluación profesional y deseo de cambio laboral, el 57.4% de los profesionales
encuestados manifestó sentimientos de incompetencia profesional y temor a realizar procedimientos de
riesgo después de haber vivido un evento adverso, lo que refleja una afectación en la confianza
profesional.
Además, el 35.2% expresó deseos de cambiar de trabajo o renunciar debido a la experiencia vivida, lo
que indica una repercusión significativa en la estabilidad laboral del personal sanitario. En relación con
la recuperación posterior a un evento adverso, el 50% considera fundamental disponer de días libres
para manejar la carga emocional y profesional, para disminuir las posibles consecuencias emocionales
de la situación suscitada.
Por otra parte, en la tabla 4 se analizan las formas de apoyo deseadas por la segunda víctima, observando
preferencia por las opciones que permiten una recuperación emocional y física óptima tras un evento,
conforme se observa a continuación:

pág. 8356
Tabla 4 Apoyo deseado por el equipo sanitario según Escala SVEST
Poco
deseado
Ni deseado
ni no
deseado
Deseado Muy
deseado
D10
Posibilidad de cambio temporal de área 08 (14,8%) 02 (03,7%) 17 (31,5%) 27 (50,0%)
Área para recomponerme tras evento 09 (16,7%) 02 (03,7%) 11 (20,4%) 32 (59,3%)
Compartir sentimientos con compañero 08 (14,8%) 05 (09,3%) 12 (22,2%) 29 (53,7%)
Programa de ayuda y asesoría gratuita 07 (13,0%) 05 (09,3%) 14 (25,9%) 28 (51,9%)
Diálogo con jefes acerca de eventos 12 (22,2%) 03 (05,6%) 11 (20,4%) 28 (51,9%)
Posibilidad de agendar cita con especialista 11 (20,4%) 06 (11,1%) 13 (24,1%) 24 (44,4%)
Contacto 24 horas para diálogo 15 (27,8%) 02 (03,7%) 11 (20,4%) 26 (48,1%)
Nota. D= Dimensión de la Escala SVEST
En la tabla 4, se define que una de las formas más deseadas de apoyo por el equipo sanitario es la
posibilidad de cambiar de área de trabajo por un período de tiempo, con un 50% de encuestados que
manifestó esta opción como muy deseada, mientras que el 31.5% la calificó como deseada. Esto indica
que para la mayor parte de los profesionales la posibilidad de alejarse temporalmente del entorno laboral
después de un evento estresante es fundamental para su bienestar. A esta forma de apoyo le continúa la
necesidad de contar con un área tranquila y adecuada para repornerse tras el evento, donde el 59.3%
refirió que esta es una necesidad muy deseada.
El 53.7% de los encuestados desea en gran medida contar con un compañero para compartir sus
sentimientos ante un suceso ocurrido, manteniendo al apoyo emocional como uno de los pilares
esenciales. De manera similar, tener la disponibilidad durante 24 horas de un contacto para dialogar
acerca del evento adverso ocurrido y el impacto generado en los profesionales es considerado muy
deseado en el 49.1%.
En cuanto al apoyo profesional, la posibilidad de agendar una cita con un especialista también muestra
una preferencia significativa, con un 44% de profesionales sanitarios que la indican como muy deseada;
esto refleja la importancia de tener acceso a expertos que ayuden a las segundas víctimas a procesar y
lidiar con las secuelas del evento. Por otra parte, el diálogo con los jefes acerca de lo ocurrido presenta
una distribución variada, con el 51.9% que lo valora positivamente; mientras que, el 22.2% lo considera
poco deseado. Esto sugiere que, aunque existe personal de salud que aprecia la comunicación con sus
superiores, otros pueden ver esta opción como poco efectiva.
Bajo esta línea, en la tabla 5 que se describe a continuación se presenta el análisis de los resultados de
la encuesta bajo la Escala SVEST, a partir de las dimensiones y variables que la componen:

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Tabla 5 Análisis de dimensiones y variables de resultados de la Escala SVEST
Media
(M)
Desviación
estándar (DE)
Dimensiones
SVEST
D1: Sufrimiento psicológico 3,32 1,35
D2: Sufrimiento físico 3,28 0,75
D3: Apoyo de compañeros de trabajo 3,39 0,78
D4: Apoyo del supervisor 3,33 0,79
D5: Apoyo institucional 3,43 0,88
D6: Apoyo no relacionado con el trabajo 5,54 1,09
D7: Autoeficacia profesional 3,38 0,99
D8: Variable de resultado 1 – Intención de cambio de trabajo 3,36 0,99
D9: Variable de resultado 2 – Abstenismo 3,13 1,10
D10: Formas de apoyo deseadas 4,08 0,42
Nota. Resultados del procesamiento de datos estadísticos en SPSS Versión 29.0.
El análisis de la tabla 5 indica que los profesionales afectados por eventos adversos experimentan un
nivel moderado de sufrimiento psicológico (M=3.32/DE=1.35) y físico (M=3.23/DE=0.75), con mayor
variabilidad en el impacto emocional. Esto sugiere que algunos trabajadores enfrentan un mayor
desgaste psicológico en comparación con otros. En cuanto al apoyo recibido, se observa que el respaldo
de compañeros (M=3.34/DE=0.78), supervisores (M=3.33/DE=0.79) e instituciones
(M=3.43/DE=0.88) es moderado, mientras que el apoyo externo al trabajo es percibido como
significativamente mayor (M=5.54/DE=1.09). Esto sugiere que los profesionales encuentran mayor
contención fuera del entorno hospitalario.
Las variables de resultado reflejan una tendencia moderada hacia la intención de cambiar de trabajo
(M=3.36/DE=0.99) y el absentismo (M=3.13/DE=1.10), posiblemente como estrategias de
afrontamiento ante la presión laboral. Mientras que, el alto puntaje en la necesidad de mayor apoyo
(M=4.08/DE=0.42) evidencia un consenso sobre la importancia de fortalecer los mecanismos
institucionales para mejorar el bienestar del personal y reducir el impacto de los eventos adversos en su
desempeño.
Finalmente, en la tabla 6 se presentan los resultados del análisis inferencial para comprobar asoociación
entre la ocurrencia de los eventos adversos y la generación de afectación en las segundas víctimas:

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Tabla 6 Análisis de asociación entre ocurrencia de eventos adversos y afectación de la segunda víctima
Valor gl Significación asintótica (bilateral)
Chi-cuadrado de Pearson 28,690 14 ,012
Razón de verosimilitud 23,846 14 ,048
Asociación lineal por lineal 2,287 1 ,031
N de casos válidos 54
Nota. Resultados del procesamiento de datos estadísticos en SPSS Versión 29.0.
La prueba de Chi Cuadrado reveló un valor de 28.690 y significancia de 0.012; siendo menor que el
valor establecido (p=0.05), corroborando que la ocurrencia de eventos adversos se asocia
significativamente con el desarrollo de afectación física, emocional y profesional en la segunda víctima.
Asimismo, las cifras de la razón de verosimilitud sugieren una relación representativa, con un valor de
23.846 y significancia de 0.048, respaldando los hallazgos previos. Es decir, a mayor número de eventos
adversos suscitados, se incrementa en mayor medida la afectación de la segunda víctima.
Por otro lado, la prueba de asociación lineal por lineal reflejó un valor de 2.287 y una significancia de
0.031, indicando una asociación lineal significativa, que verifica la relación entre los eventos adversos
y la afectación de la segunda víctima, con un patrón lineal progresivo. Estos resultados proporcionan
una evidencia clara de que la ocurrencia de eventos adversos está asociada directamente con la
afectación física, emocional y profesional de la segunda víctima.
DISCUSIÓN
Los resultados del presente estudio evidencian una alta representación femenina (77.8%) entre los
profesionales de salud, con predominio del personal de enfermería (51.9%) y una antigüedad laboral
mayor a cuatro años en el 85.2%. Un hallazgo relevante es el limitado conocimiento sobre el concepto
de segunda víctima y la ausencia de una cultura de reporte de eventos adversos, con un 70.4% de los
encuestados que desconocen estos términos, un 37% que nunca reporta incidentes y un 68.5% que
percibe afectación en su bienestar a raíz de dichos eventos.
Estos hallazgos guardan similitud con los resultados de Mallea et al. (2022) quienes encontraron que de
los 301 trabajadores sanitarios encuestados, el 69.1% eran mujeres, con predominio del personal de
enfermería en un 45.7%; además, el 73% de los participantes reportó sentirse afectado física o
emocionalmente debido a la ocurrencia de eventos adversos, a pesar de la falta de cultura de reporte
instaurada en la institución.

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Asimismo, los resultados coinciden con Brunelli et al. (2023) quienes identificaron que el 51.2% de la
muestra de su investigación desconocía el término segunda víctima; no obstante, el 56.1% había
cometido algún error involuntario; y, a diferencia del presente estudio, el 90.2% notificó el evento.
Además, Giraldo (2022) destaca la importancia de socializar la terminología en seguridad del paciente
en las instituciones sanitarias, para permitir que el personal pueda identificar necesidades de
intervención y mejora de forma oportuna.
En relación con la afectación del personal de salud a causa de los eventos adversos en el presente
estudio, se detectó que el 55.5% de los profesionales experimenta sentimientos de vergüenza, miedo,
tristeza o arrepentimiento tras un evento adverso, reflejando una afectación psicológica significativa.
En cuanto a la afectación física, el 51.9% reportó trastornos del sueño, pérdida de apetito y aumento del
estrés.
Además, se evidenció una deficiencia en el apoyo laboral, ya que el 55.5% de los encuestados no
encuentra alivio en el diálogo con compañeros, el 53.7% percibe un trato inadecuado por parte de sus
superiores y una tendencia a la búsqueda de culpables, con escaso respaldo institucional. Estas
condiciones han llevado al 57.4% del personal a desarrollar sentimientos de incompetencia profesional
y temor a cometer errores en procedimientos de riesgo, lo que ha generado deseos de cambio de trabajo
o incluso deserción laboral.
Estos resultados son consistentes con los reportados por Baldospin et al. (2024) quienes indicaron que
entre el 43% y 76% del equipo sanitario presenta afectación física, emocional y del desempeño
profesional debido a eventos adversos, lo que altera la interacción con los pacientes y genera
inseguridad en la aplicación de conocimientos y realización de procedimientos, así como el desarrollo
de estrés, fatiga e insomnio.
Del mismo modo, Flórez et al. (2022) y Kappes (2024) coinciden en que la exposición a eventos
adversos puede generar sentimientos de culpa, problemas de ansiedad, agotamiento e inseguridad en su
capacidad profesional; resaltando la necesidad de implementar medidas de apoyo para mitigar el
impacto en la segunda víctima.
Por su parte, los datos obtenidos a partir de la Escala SVEST revelan que los profesionales presentan
niveles moderados de sufrimiento psicológico (M=3.32/DE=1.35) y físico (M=3.23/DE=0.75), con

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desgaste emocional y un respaldo moderado por parte de compañeros (M=3.39/DE=0.78), supervisores
(M=3.33/DE=0.79) y la institución (M=3.43/DE=0.88); mientras que, el apoyo externo resultó ser
significativamente mayor. También se evidenció una tendencia moderada a la intención de cambiar de
trabajo (M=3.36/DE=0.99) y al absentismo (M=3.13/DE=1.10), con una alta necesidad de mayor apoyo
(M=4.08/DE=0.42).
Estos resultados concuerdan con los de Brunelli et al (2023) quienes encontraron afectación psicológica
y física moderada en las segundas víctimas (M=3.4/M=2.1), con un predominio del soporte no
relacionado al trabajo (M=3.1), necesidad de mayor apoyo por parte de jefes inmediatos y compañeros
(M=2.4/M=2.3) y un incremento en el ausentismo (M=1.8) y riesgo de abandono profesional (M=1.7).
De manera similar, Mathebula et al. (2022) también encontraron mayor afectación psicológica que física
(M=2.97/DE=1.33), con búsqueda de apoyo externo a la institución (M=4.08/DE=1.19) y una necesidad
significativa de mayor respaldo institucional y de jefes (M=3.72/DE=1.37). de igual manera, Eidt y
Mannoia (2024) sostienen que el personal de salud afectado por eventos adversos busca apoyo en
colegas, con escasa búsqueda de respaldo institucional o profesional.
En línea con estos hallazgos, Mallea et al. (2022) identificaron una asociación negativa entre las
consencuencias emocionales de los evetnos adversos y el apoyo percibido por la segunda víctima
(p<0.05), lo que sugiere que una inadecuada gestión de los evetnos adversos conlleva un impacto
significativo en el bienestar psicológico de la segunda víctima.
El análisis estadístico confirma una asociación significativa entre la ocurrencia de eventos adversos y
el impacto físico, emocional y profesional en la segunda víctima (X²=28.69/p=0.012). Además, se
identificó una asociación lineal progresiva (2.287/p=0.031), indicando que a mayor ocurrencia de
eventos adversos, mayor es la afectación en los profesionales. Estos hallazgos resaltan la necesidad de
fortalecer los mecanismos de apoyo institucional y fomentar una cultura de seguridad del paciente que
reduzca el impacto negativo en el personal sanitario. En este sentido, Busch et al. (2020) concluyeron
que las segundas víctimas enfrentan consecuencias en su bienestar físico, emocional y desempeño
profesional debido a la ocurrencia y gestión de los eventos adversos. Esto corrobora la necesidad de
desarrollar estrategias institucionales para mejorar el afrontamiento del personal ante estas situaciones
y optimizar la gestión de eventos adversos en los establecimientos de salud.

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CONCLUSIONES
Los eventos adversos generan un impacto significativo en la segunda víctima, manifestado a nivel
emocional, físico y profesional. La falta de apoyo por parte de los compañeros, jefes inmediatos e
instituciones de salud agrava la situación; mientras que, el respaldo familiar y social se convierte en un
factor clave en la recuperación del personal sanitario afectado.
Las formas de apoyo deseadas por los profesionales de salud se centran en la recomposición personal,
tanto física como emocional, teniendo gran demanda por la segunda víctima, encontrando entre ellas la
posibilidad de cambiar temporalmente de área, contar con espacios adecuados para recuperar su
bienestar y tener acceso a apoyo emocional cercano y especializado; siendo la forma de apoyo menos
deseada el diálogo con sus superiores.
Los hallazgos presentados en el estudio resaltan la necesidad de implementar estrategias institucionales
de apoyo a la segunda víctima, tales como programas de intervención psicológica, espacios seguros
para la comunicación y capacitación en gestión de eventos adversos. Por ello, es recomendable el
fortalecimiento de la cultura de seguridad en la atención sanitaria para reducir la incidencia de eventos
y fomentar el reporte de incidentes sin temor a sanciones.
En esta línea, la implementación de protocolos institucionales de apoyo puede contribuir a la mitigación
del impacto emocional, físico y profesional, mejorando la resiliencia de los profesionales sanitarios y
asegurando la calidad del servicio prestado. Finalmente, la identificación y tratamiento oportuno de la
afectación en la segunda víctima puede reducir el estrés laboral, mejorar la satisfacción del equipo y
garantizar un entorno de trabajo más seguro y humanizado, lo que a su vez impulsa un mejor proceso
de atención.
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