LA INCIDENCIA DEL DISCURSO DEL AMO
SOBRE LA DEMANDA DE ATENCIÓN
PSICOLÓGICA DE FAMILIARES DE NIÑOS
HOSPITALIZADOS
HYPOKALEMIC THYROTOXIC PERIODIC PARALYSIS:
CASE REPORT IN A HIGH COMPLEXITY HOSPITAL
Rosa Irene Gómez Aguayo
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Sebastián Andrés Naula Rodríguez
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Guillermo Andres Reyes Sánchez
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Laura Sofía Carrillo Carrera
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil

pág. 1176
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.17719
La incidencia del discurso del amo sobre la demanda de atención
psicológica de familiares de niños hospitalizados
Rosa Irene Gómez Aguayo1
riga3005@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-0356-7405
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Ecuador
Sebastián Andrés Naula Rodríguez
andresnaula.r@gmail.com
https://orcid.org/0009-0002-9558-7969
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Ecuador
Guillermo Andres Reyes Sánchez
guillereyes21dri@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-3816-2197
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Ecuador
Laura Sofía Carrillo Carrera
sofycarrillo2002@gmail.com
https://orcid.org/0009-0008-6970-7780
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Ecuador
RESUMEN
El objetivo de esta investigación fue analizar cómo el discurso del amo, en tanto imperativo categórico,
dentro del espacio hospitalario influye en la ausencia de demanda de atención psicológica por parte de
los familiares de pacientes internados. Para ello, se utilizó un enfoque descriptivo con método
interpretativo, justificado por su capacidad para explorar el sentido subjetivo de los fenómenos y los
discursos que emergen en contextos institucionales. La metodología incluyó una revisión bibliográfica
y entrevistas estructuradas con psicólogos clínicos, quienes aportaron su experiencia sobre las dinámicas
que se dan en el interior del hospital. Los resultados muestran que el discurso del amo genera una forma
de alienación de los familiares frente a la palabra del médico, llevándolos a ocupar una posición pasiva
dentro del sistema hospitalario. Lo que se traduce en la reducción de los familiares a “acompañantes”
silenciados, quienes no demandan atención psicológica aun cuando existe una fuerte carga emocional.
En conclusión, el discurso del amo tiene un impacto profundo en la relación entre los familiares, los
profesionales de la salud y la institución hospitalaria, lo que subraya la importancia de transformar la
oferta del servicio de psicología en los hospitales para hacerla más accesible y visible.
Palabras clave: discurso del amo, demanda, atención psicológica, hospitalización
1 Autor principal
Correspondencia: riga3005@gmail.com

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The impact of the master’s discourse on the psychological care demands of
family members of hospitalized children
ABSTRACT
The objective of this research was to analyze how the master’s discourse, as a categorical imperative,
within the hospital setting influences the absence of psychological care demands by the relatives of
hospitalized patients. A descriptive approach with an interpretative method was used, justified by its
ability to explore the subjective meaning of phenomena and discourses that emerge in institutional
contexts. The methodology included a bibliographic review and structured interviews with clinical
psychologists, who contributed their experience regarding the dynamics that take place within hospitals.
The results show that the master’s discourse generates a form of alienation in relatives in relation to the
doctor’s word, placing them in a passive position within the hospital system. In medical practice, this
results in the reduction of relatives to silenced "companions" who do not request psychological care,
even when facing a significant emotional burden. In conclusion, the master’s discourse has a profound
impact on the relationship between relatives, health professionals, and the hospital institution,
highlighting the need to transform the way psychological services are offered in hospitals to make them
more visible and accessible.
Keywords: master’s discourse, demand, psychological care, hospitalization
Artículo recibido 15 abril 2025
Aceptado para publicación: 15 mayo 2025

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INTRODUCCIÓN
La atención psicológica en entornos hospitalarios es orientada al paciente, pero también involucra a sus
familiares como parte fundamental del proceso de cuidado integral. Más allá de ofrecer un servicio
complementario, la intervención psicológica busca responder a necesidades emocionales que surgen
ante la enfermedad y el proceso de hospitalización. En este sentido, el presente estudio examina cómo
el discurso institucional hospitalario incide en los familiares de los pacientes internados, y cómo esta
influencia puede dificultar que se reconozca o se exprese una necesidad de acompañamiento psicológico.
Se destaca la necesidad de comprender estas dinámicas para promover entornos hospitalarios donde el
bienestar psicológico de los familiares también sea reconocido y atendido de manera integral.
La hospitalización constituye un proceso que implica una ruptura en la cotidianidad tanto del paciente
como de sus familiares, puesto que existe una transición abrupta desde una rutina habitual hacia un
contexto cargado de emociones intensas, pérdida de salud e incluso, la posibilidad del encuentro con la
muerte. El problema central de esta investigación radica en aquella experiencia potencialmente
traumática que se despliega a lo largo del proceso hospitalario, la cual no solo afecta a los pacientes
pediátricos, sino también a los familiares que los acompañan de forma constante, como ocurre en los
hospitales pediátricos. A pesar del impacto emocional que esto conlleva, no siempre se manifiesta una
demanda de atención psicológica de manera explícita por parte de los familiares, que es entendida como
la manifestación consciente de la necesidad de acompañamiento terapéutico. Resulta esencial, por tanto,
determinar los factores que contribuyen al silenciamiento del malestar psicológico y que impiden la
formalización y verbalización de la demanda.
La relevancia de esta investigación radica en su capacidad para visibilizar los efectos que, dentro de las
instituciones hospitalarias, dificultan la emergencia de la demanda de atención psicológica por parte de
los familiares de pacientes internados, especialmente en contextos pediátricos. Comprender esta
problemática resulta de crucial importancia para desarrollar un modelo de atención más íntegro, es decir,
que no se llegue a limitar a un tratamiento de lo orgánico únicamente, sino que también examine el
sufrimiento psíquico en sus diversas manifestaciones. Además, los resultados obtenidos de este estudio
podrían extenderse a otros espacios institucionales, como lo serían las escuelas, centros de detención o
empresas, en los que también operan discursos que condicionan el acceso a dispositivos de salud mental.

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En este sentido, el aporte del presente trabajo se orienta a mejorar la intervención clínica en hospitales
y generar reflexiones más amplias sobre el lugar de la subjetividad en las instituciones contemporáneas.
Para el desarrollo de esta investigación, se ha elegido como marco teórico la perspectiva psicoanalítica,
apoyándonos en los aportes de autores centrales de esta corriente, como lo serían Jacques Lacan y
Jacques-Alain Miller. El valor de tomar al psicoanálisis como base está en el reconocimiento del
lenguaje como eje central en la constitución del sujeto. Lacan (1986) en su Seminario XI titulado Los
cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis plantea que el inconsciente está estructurado como un
lenguaje, y esto quiere decir que el malestar no siempre se muestra en síntomas físicos, sino que también
aparece en lo que se dice, en lo que no se dice y en los patrones que se repiten sin saber por qué. Desde
esta visión, las palabras no funcionan por separado, sino que se conectan entre sí y forman una red que
configura la manera en que vivimos nuestras experiencias.
En este marco, el abordaje de la demanda requiere considerar una serie de conceptos fundamentales para
su comprensión. Entre ellos, destaca la teoría de los discursos de Lacan, que ofrece claves para pensar
las posiciones que los sujetos adoptan en diferentes contextos, como el hospitalario. Asimismo, resulta
relevante diferenciar entre el contenido manifiesto y latente de la demanda, y considerar la noción de
vivencia subjetiva del sujeto.
El Discurso del Amo desde Lacan
Como eje central, se hará uso de las explicaciones teóricas de la Teoría de los Cuatro Discursos,
formulada por Jacques Lacan (1969), donde se describen los discursos del amo, histérico, universitario
y del analista, presentes en las interacciones sociales; y empleándola como herramienta teórica
fundamental para analizar las relaciones de autoridad, poder y subjetividad que se desenvuelven en el
contexto hospitalario. Además, las aportaciones teóricas de José Bleger respecto a la psicología
institucional ya que otorga definiciones importantes para esta investigación.
Murillo (2021) indican que la ausencia de demanda por parte del familiar del paciente hospitalizado está
relacionada con que los sujetos se encuentran inmersos en un discurso, ocupando un lugar determinado
dentro de este. Por ello, es necesario precisar primero cuál es la definición teórica del término “discurso”.
Lacan (1969) afirma que el discurso es “una estructura necesaria que excede con mucho a la palabra”
(p. 10). El discurso no se limita al intercambio verbal, sino que también abarca los procesos internos

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mediante los cuales las personas interpretan y expresan sus experiencias y conocimientos.
Ya que esta investigación es enfocada a las instituciones hospitalarias, la definición de lo que significa
una institución y cuáles son las implicaciones que tiene sobre los sujetos son necesarias para poder
disponer de un conocimiento más amplio de las dinámicas que ocurren en estas. De este modo, Bleger
(1967, como se cita en Schroeder, 2021) establece una definición de institución y se refiere a ella como:
Una relación que se prolonga durante años con el mantenimiento de un conjunto de normas y
actitudes no es otra cosa que la definición misma de una institución. El encuadre es entonces
una institución dentro de cuyo marco, o en cuyo seno, suceden fenómenos que llamamos
comportamientos. Lo que me resultó evidente es que cada institución es una parte de la
personalidad del individuo. Y de tal importancia, que siempre la identidad —total o
parcialmente— es grupal o institucional, en el sentido de que siempre, por lo menos una parte
de la identidad se configura con la pertenencia a un grupo, una institución, una ideología, un
partido, etc. (p. 45)
Esta conceptualización permite notar otro rasgo importante de este concepto, puesto que no sólo lo
aborda como un organismo donde varios individuos interactúan, sino que marca la presencia de normas
y actitudes que son compartidas por los integrantes del grupo. Esta característica orienta a entender la
dinámica que se rige en las instituciones, destacando en ellas interacciones que se encuentran
condicionadas por el mandato de un superior, quien se encarga de mantener aquellas normas para el
manejo funcional del organismo, aunque en consecuencia este modo de operar de las instituciones llegan
a configurar la identidad particular del sujeto por una compartida por la agrupación, mediando así sus
necesidades, pensamientos y deseos que son propios del mismo.
Desde la perspectiva psicoanalítica, la institución no se distancia de los puntos ya mencionados, ya que
en los discursos planteados por Jacques Lacan puede observarse una dinámica institucional
caracterizada por la operatividad de reglas y una personalidad compartida entre sus miembros. Esta
lógica se asemeja al discurso del Amo, en el que se actúa bajo el mandato de un propietario. Es decir,
las instituciones se desenvuelven bajo un discurso donde alguien ocupa el lugar de saber, lo cual resulta
de interés para el sujeto en tanto dicho saber tiene algo que ofrecerle. Por ello, el sujeto se alinea con
ese discurso, compartiendo intereses y deseos que pueden expresarse en la aceptación de normas o

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reglas, aunque como consecuencia sus propios deseos terminan regulados por ese Amo. Estos
planteamientos también se reflejan en el contexto hospitalario, donde el discurso se configura como un
espacio en el que el saber médico actúa como garante: una figura legítima que dispone de respuestas
frente al malestar o la enfermedad. En el discurso del Amo, una figura de autoridad detenta el saber y
orienta al sujeto que se encuentra en una posición de “no saber”.
Demanda en el ámbito hospitalario
Siguiendo esta línea, resulta pertinente abordar el concepto de demanda en el ámbito hospitalario,
considerando que en estas instituciones coexisten distintas formas de peticiones dirigidas tanto al médico
como al psicólogo, aunque operan bajo lógicas diferenciadas. En el caso del orden médico, la demanda
suele estar estructurada como un “motivo de consulta”, entendido como una expresión concreta de
síntomas que orientan al especialista desde una perspectiva observable y biológica. Albert (2007) define
este motivo como un conjunto de manifestaciones breves que el paciente comunica al médico tratante
con el fin de recibir atención. Esta demanda, entonces, se articula en función del accionar técnico del
médico, quien responde desde su saber especializado sobre el cuerpo y la enfermedad. En esta misma
línea, Galuzzi (2022) sostiene que la relación entre paciente y médico está condicionada por la búsqueda
de un manejo óptimo del organismo para alcanzar un estado de bienestar, lo que sitúa la solicitud hacia
el médico dentro del ámbito fisiológico, puntual y operativo propio de su especialidad.
Por otro lado, dentro del orden psicológico, la demanda adquiere características distintas, ya que no se
limita únicamente a lo que el sujeto expresa de manera explícita al solicitar ayuda. En este campo, se
reconocen dos niveles: por un lado, lo manifiesto, que alude a la inquietud consciente que impulsa al
sujeto a solicitar ayuda; y por otro, lo latente u oculto, que sólo puede emerger a lo largo del proceso
terapéutico. En este sentido, Lacan y, posteriormente, Miller, J.-A. (1998) en su libro Introducción al
método psicoanalítico, destaca que todo discurso encierra no solo un "dicho", considerado como el
contenido explícito que el sujeto comunica, sino también guarda consigo un "decir", que remite a la
posición subjetiva desde la cual se habla.
Por lo que, dentro de los espacios destinados al cuidado de la salud coexisten distintos enfoques que
orientan el tratamiento de manera específica y, al mismo tiempo, posicionan al sujeto en un lugar
particular dentro del proceso terapéutico. El paciente que demanda atención puede asumir una posición

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específica según el marco desde el cual se lo aborde. Farrero, M (2006) menciona que, desde la medicina,
el paciente suele ser concebido como un objeto de intervención que acude a consulta por un malestar
concreto, y cuya resolución se busca a través de procedimientos clínicos. En este enfoque, no se
considera necesariamente la singularidad subjetiva del individuo, ya que el objetivo principal radica en
tratar la enfermedad centrándose en aquello que se presenta de manera manifiesta. En contraste, en el
ámbito psicológico no resulta posible —al menos no completamente— aplicar este mismo modo de
intervención, dado que el trabajo clínico exige la implicación activa del sujeto en su proceso terapéutico.
Es precisamente esta implicación la que permite acceder a elementos particulares, como el deseo que
subyace a su demanda y que no siempre es evidente desde el inicio.
Hospitalización
Cuando se aborda el malestar del paciente desde una mirada médica, muchas veces se tiende a
clasificarlo solo por lo que se ve a simple vista o por lo que indica el modelo biomédico, colocando en
segundo plano todo lo que tiene que ver con su mundo interno. Por eso, al momento de tratar el dolor o
el sufrimiento, es fundamental no perder de vista su dimensión subjetiva: cómo la persona vive la
enfermedad, qué lugar ocupa esa experiencia en su historia y cómo se relaciona con la pérdida de salud.
Más allá de los síntomas físicos, hay una parte inconsciente en juego que influye en la forma particular
en que cada sujeto atraviesa la enfermedad. Reconocer esta dimensión subjetiva permite ir más allá del
síntoma y acercarse a una comprensión más profunda de su vivencia.
Para explorar esta vivencia subjetiva de los familiares en el proceso de hospitalización, se incorpora
para mayor explicación los conceptos de Lacan (1964) la alienación y la separación. Cuando hablamos
de alienación, nos referimos a que el sujeto —en este caso, el familiar— queda atrapado en el discurso
del otro, es decir, en lo que el entorno dice o espera de él. En el hospital, esto se traduce en que los
familiares son vistos solo como “los acompañantes del paciente”, cayendo en una objetivación, donde
no pueden demandar, ni hay alguien que reconozca su propio malestar o vivencia. Se los nombra desde
el discurso institucional, asignándoles un rol dentro de su lógica. Así, los familiares terminan ocupando
un lugar que no eligieron del todo, pero que igual asumen, porque es la única forma en que pueden
formar parte del proceso.
En este punto, es importante aclarar algo: esta elección de ocupar ese rol, aunque parece voluntaria, en

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realidad no lo es del todo. Brousse (2020) explica que la operación de alienación se presenta como una
“elección forzada”, una especie de decisión en la que el sujeto se ve obligado a tomar una posición
dentro del discurso del Otro, porque el lenguaje y los significantes ya están ahí antes que él. Es decir, el
familiar entra al hospital, y automáticamente se le asigna un lugar —el de cuidador, acompañante,
soporte emocional— que él mismo empieza a habitar, porque le da un sentido a su presencia. Pero esta
decisión no es completamente libre: está condicionada por cómo funciona el sistema institucional. Esto
hace que al familiar le sea muy difícil ubicarse o actuar por fuera de ese lugar, porque todo el entorno
está construido para que ocupe exactamente ese papel.
Consecuentemente se abordará el concepto de la separación. Este implica que el sujeto, en algún punto,
pueda tomar distancia del lugar que le fue asignado frente al deseo del Otro y empezar a preguntarse por
su propio deseo, por lo que realmente siente o necesita. Pero esto no sucede automáticamente. En el
hospital, que funciona bajo una lógica estructurada —lo que Lacan llama discurso del Amo— no hay
espacio para que el familiar piense de otra manera. Es ahí donde entra la función del psicólogo clínico:
generar un espacio distinto, donde el familiar pueda hablar de sí mismo, y no sólo en relación al estado
físico del paciente. Esa intervención abre la posibilidad de la recolección con su deseo, es decir, que el
sujeto ya no se defina solamente por el lugar que le dio el discurso institucional, sino que empiece a
construir uno propio.

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Antecedentes
Conforme a investigaciones que abordan temáticas similares a la presente, se destaca a nivel nacional la
investigación de Maquilón (2018) donde abordó una investigación titulada El lugar del psicoanálisis en
instituciones de salud: abordajes e intervenciones posibles desde la Clínica Lacaniana, realizado en
Guayaquil, Ecuador. En ella se explora el rol del psicoanálisis lacaniano en instituciones de salud,
enfatizando la importancia de intervenciones que respeten la singularidad del sujeto y restablezcan su
deseo. Investigación crucial para el desarrollo de este artículo ya que proporciona una mirada
psicoanalítica a la configuración dentro de la lógica de los discursos que operan en instituciones
hospitalarias y el papel que tiene el psicólogo que utiliza el método psicoanalítico como herramienta
para su práctica.
En estudios latinoamericanos, es importante mencionar el trabajo realizado por López & Salomone
(2014), psicoanalistas de Argentina, quienes realizaron un estudio exploratorio-descriptivo titulado El
psicoanálisis en dispositivos públicos de salud: nuevas preguntas para la ética en un nuevo contexto
sociohistórico a partir de una lectura clínica, donde se evidenció la tensión que existe entre las
normativas institucionales y la práctica clínica del psicoanálisis, lo que podría dejar el malestar subjetivo
de los pacientes hospitalizados sin abordar.
En estudios internacionales no se encuentra suficiente información relacionada al entorno hospitalario
y el efecto en la demanda de atención psicológica en los familiares de los pacientes hospitalizados, no
obstante, se destaca el artículo realizado por Kaes, R. (1987) quien aborda un análisis en las instituciones
mediante su obra titulada La institución y las instituciones, realizada en París. Dentro de esta
investigación se concluyó que las instituciones sociales pertenecen al yo de grupo y tienen una historia
en la medida en que están vinculadas con las dimensiones y los aspectos socio temporales de la
experiencia social.
Este artículo aporta a la línea de investigaciones mencionadas a partir de una mirada más específica
sobre la demanda de atención psicológica en familiares de pacientes hospitalizados, un eje poco
explorado en los estudios revisados. A diferencia de trabajos previos centrados en el rol del psicoanalista
dentro de instituciones de salud o en las tensiones éticas de la clínica institucional, esta investigación
introduce una lectura de la dinámica de la demanda y su vínculo con el discurso institucional

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hospitalario, particularmente el Discurso del Amo, desde una perspectiva lacaniana. Además, contribuye
al análisis del impacto subjetivo de la hospitalización en los familiares, proponiendo una articulación
entre los conceptos de alienación, separación y la posición del psicólogo clínico como operador de un
espacio que habilite el deseo y la palabra más allá del orden institucional.
El contexto en el cual se desarrolla esta investigación es la hospitalización pediátrica, una situación que
no solo implica la atención del paciente infantil, sino también la presencia constante de un familiar —
habitualmente la madre— que asume el rol de acompañante durante todo el proceso. Esta figura
responde tanto a la tutoría del menor dentro del entorno hospitalario como al sostenimiento emocional
del niño o niña internado. Sin embargo, este acompañamiento también implica una carga afectiva
significativa que muchas veces es desplazada o no asumida por el acompañante, al no formar parte del
foco de atención institucional.
Es importante resaltar que el entorno hospitalario está marcado por un enfoque donde la salud física es
priorizada, puesto que sigue una lógica centrada en lo medible: el cuerpo enfermo, el síntoma y su
tratamiento. Da prioridad a lo físico por encima de lo emocional que puede encontrarse en el paciente
y en su acompañante, porque precisamente ese es el trabajo del médico.
Finalmente, el objetivo de la presente investigación es analizar la incidencia del discurso del Amo en la
ausencia de demanda de atención psicológica por parte de los familiares de pacientes hospitalizados en
un ambiente hospitalario, a través de un método descriptivo con el fin de comprender su impacto en la
práctica clínica con padres de pacientes hospitalizados. Mientras que los objetivos específicos
establecidos son los siguientes:
● Caracterizar el discurso del Amo por medio de una revisión de fuentes bibliográficas.
● Explicar de qué manera se construye una demanda subjetiva.
● Identificar los efectos que derivan del discurso del amo en la falta de demanda de atención
psicológica en los familiares de pacientes hospitalizados, mediante una revisión bibliográfica.

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METODOLOGÍA
Esta investigación se desarrolló bajo un enfoque cualitativo, dado que permite explorar la experiencia
subjetiva y comprender fenómenos desde la perspectiva de los participantes (Rojas, 2022). Se adoptó el
paradigma interpretativo, centrado en los significados que los sujetos atribuyen a sus vivencias en
contextos sociales específicos (Walker, 2021), lo que resulta adecuado para analizar la posición de los
familiares de pacientes hospitalizados frente a la atención psicológica.
Método
El método fue de carácter descriptivo y explicativo interpretativo . Por un lado, se buscó caracterizar los
fenómenos centrales del estudio: el discurso del Amo, la demanda de atención psicológica y la estructura
institucional hospitalaria (Guevara et al., 2020). Se eligió el método interpretativo porque permite
comprender el sentido que los sujetos otorgan a sus experiencias en relación con el discurso del amo en
el contexto hospitalario. “Es un método que busca conocer el interior de las personas (motivaciones,
significaciones y su mundo), sus interacciones y la cultura de los grupos sociales, a través de un proceso
comprensivo” (Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, s.f.).
Técnicas de recolección de datos
Se utilizaron dos técnicas de recolección de datos: revisión bibliográfica (análisis intratextual) y
entrevistas estructuradas a psicólogos clínicos con experiencia hospitalaria. Estas entrevistas siguieron
un guion fijo y estandarizado para todos los participantes, lo que aseguró coherencia en la información
recolectada (Sánchez & Murillo, 2021). Las preguntas abordaron temas como: percepción del sistema
hospitalario por parte de los familiares, vivencia de la hospitalización, resistencias ante la atención
psicológica, y modos de derivación institucional.
Población
La población estuvo conformada por ocho psicólogos clínicos seleccionados mediante un muestreo no
probabilístico de tipo intencional o por conveniencia según los siguientes criterios de inclusión: Ser un
profesional de Psicología y contar con experiencia clínica en entornos hospitalarios. Además, se tomaron
en cuenta factores como la accesibilidad para participar en esta investigación. Su contacto directo con
familiares de pacientes y su conocimiento del funcionamiento hospitalario los convierte en población
clave para analizar la relación entre discurso institucional y cómo puede influir en la demanda subjetiva.

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RESULTADOS
Discurso del amo
Los resultados obtenidos por medio de los psicólogos entrevistados son mixtos, demuestran, por un lado,
que existe un espacio adecuado para que los familiares expresen su malestar emocional dentro del
entorno hospitalario, como el área de psicología que ofrece un abordaje integral para el paciente y
familia; sin embargo, tres de los participantes consideran que no existe una acogida completa por parte
del equipo médico por presiones de tiempo y urgencias médicas. Debido a que, en el contexto de las
salas de hospitalización, los médicos utilizan una cantidad reducida de tiempo para poder atender y dar
seguimiento a todos los pacientes. También se refirió, por medio de las respuestas de los profesionales,
comentarios respecto a la fijación en el estado físico sobre el emocional, sobre sentimientos de ser vistos
solo como números de historia clínica, o nombrados por diagnósticos.
Conforme se entrevistó a los profesionales, se encontraron opiniones variadas en la segunda pregunta
de la entrevista aplicada, en relación a la atención que reciben del personal médico. Seis de los
participantes mencionan que existe cierta distancia en el vínculo entre médico-familia, debido a una
comunicación limitada y falta de empatía, es decir, un trato más protocolar que muchas veces puede
tornarse en “una actitud fría” (Psicólogo clínico 5, entrevista estructurada, 2025). Tres de los expertos
enfatizan que la percepción del trato puede variar, “generalmente es por el tipo de tiempo, calidad del
tiempo que utiliza el médico para poder dar principalmente la información al paciente” (Psicólogo
clínico 7, entrevista estructurada, 2025). Se refiere también que puede existir temor por los
procedimientos dolorosos aplicados a los pacientes. Mientras tres de expertos, describen que sí se llega
a establecer una buena relación, sostenida por el agradecimiento que informan los familiares hacia el
equipo médico por sus esfuerzos en preservar la vida, pero que pueden surgir frustraciones de parte del
familiar hacia el médico, un tiempo reducido de atención del médico hacía el paciente también influye,
junto con el nivel de empatía percibido.

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Hospitalización
Los ocho psicólogos coinciden en que los familiares de pacientes hospitalizados pueden enfrentar una
serie de dificultades durante el proceso de internación, entre las que destacan desgaste físico y
emocional, ansiedad y temor. El estrés en las salas de hospitalización también es elevado, lo que puede
influir en la relación con los médicos y provocar tensiones. Estas situaciones de altos niveles
emocionales son atendidas por el área de psicología, siempre que el médico tratante lo disponga. Sin
embargo, dentro del enfoque institucional, esta dinámica refleja la estructuración de roles dentro del
hospital, ya que como mencionan los entrevistados, la condición de intervenir o no del Psicólogo,
muchas veces puede estar condicionada con lo que el equipo médico considere necesario. “Dependerá
puramente de la capacidad de los autores de ver la necesidad del paciente. ¿Por qué te lo digo? Porque
muchas veces si es necesaria la presencia del psicólogo y no llaman” (Psicólogo clínico 5, entrevista
estructurada, 2025). De esta manera, se encuentra un nivel bajo en el acompañamiento emocional para
el familiar del paciente hospitalizado, y a su vez un factor institucional que condiciona el accionar tanto
del médico como el del psicólogo, teniendo un enfoque primordial en la salud física y observable.
Se identifican diversas razones por las cuales los familiares de pacientes hospitalizados no acceden ni
solicitan el espacio de atención psicológica. Entre las principales causas, tres de los entrevistados,
señalan que muchas veces los pacientes y familiares desconocen la existencia del servicio de
acompañamiento psicológico, lo que podría indicar una falta de promoción del servicio. Además, los
cinco participantes restantes afirman la existencia de estereotipos culturales, lo que refuerza la
resistencia familiar a acceder a este. Comentarios frecuentes como: “el psicólogo es para los locos, “no
quiero estar mal porque tengo que cuidar a mi hijo”, “¿por qué yo voy a necesitar un psicólogo?”, han
sido referidos por medio de los entrevistados, lo que marca una barrera importante, tanto por falta de
información del servicio y estereotipos culturales (Psicólogos clínicos 1, 5, 6, entrevista estructurada,
2025). Esta combinación entre desinformación y prejuicio actúa como una barrera que impide el
acercamiento al espacio terapéutico.
Demanda
Cuatro de los ocho psicólogos entrevistados identificaron como principal forma de resistencia la
negación de la necesidad de apoyo psicológico. Según describen, los familiares tienden a no reconocer

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su propio malestar emocional y prefieren centrarse en el cuidado físico del paciente. Este conflicto
adquiere especial relevancia en el entorno hospitalario, un espacio donde el estrés y la carga emocional
se intensifican por las condiciones de la enfermedad y las fantasías de muerte; la negación está muy
presente en estos espacios, frecuentemente minimizan sus emociones, lo que empuja a relegar lo
subjetivo en favor de lo físico. Asimismo, uno de los especialistas compartió una experiencia de un
familiar de un paciente el cual expresó respuestas hostiles y tensiones frente al equipo médico por
manifestar una queja y ser derivado a psicología.
La mayor parte de los psicólogos entrevistados coinciden en que los familiares desconocen el alcance
de la intervención psicológica en el hospital. Lo que se refleja con el estereotipo mencionado por estos,
donde “el psicólogo solo da malas noticias” o atiende “casos muy graves” (Psicólogo clínico 1,
entrevista estructurada, 2025), mientras que otros expertos señalan la creencia de que “no corresponde
solicitar apoyo emocional, porque uno mismo puede sobrellevar la situación” (Psicólogo clínico 2,
entrevista estructurada, 2025). Sin embargo, un especialista menciona que, si existe alivio en algunos
pacientes que aprecian el acompañamiento y lo ven de manera positiva, inclusive alegrándose al ver al
Psicólogo entrar a la sala de hospitalización.
Atención Psicológica
Los psicólogos entrevistados describen dos vías principales en las que la atención psicológica se
establece dentro del ámbito hospitalario. Para que esto ocurra, debe de darse la derivación al servicio de
psicología a través del equipo médico. Entonces, dos de los participantes señalan el uso de una
plataforma institucional que permite comunicar una interconsulta a todo el personal hospitalario, desde
médicos tratantes, especialidades e inclusive áreas administrativas. En contraparte, seis de los
entrevistados mencionan que depende de las necesidades identificadas, se observan indicios de tristeza
manifestada, preocupación, o molestia. Muchas veces, según refieren, la derivación depende de la
observación del médico, quien debe identificar síntomas o comportamientos disfuncionales o de alerta,
lo que hace que se justifique la intervención psicológica. De este modo, la derivación hacia el servicio
de psicología, se transforma, más que el reconocimiento de una demanda legítima se torna en un trámite
administrativo.
Se indagó, además, en factores institucionales que puedan dificultar el acercamiento de los familiares al

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espacio psicológico, en donde principalmente se destaca:
● Falta de comunicación interdepartamental, ya que el servicio de psicología no es promocionado
activamente, y los familiares desconocen su existencia. Se refuerza esta idea con el hecho de
que no exista un espacio físico en algunos de los hospitales donde hacen sus actividades
laborales los psicólogos entrevistados, como algo que no es necesario.
● Afirman que el uso de uniformes y la falta de información sobre el rol del psicólogo generan
percepciones negativas o equívocas sobre la labor de este ya que se lo asocia al labor médico y
en casos graves, puede dificultar el trabajo terapéutico.
● Una participante menciona la ausencia de un espacio físico adecuado para el área de psicología,
afirma que esto disminuye la accesibilidad y la identificación del acompañamiento psicológico.
● A pesar de que, según refiere una participante, se promociona el servicio de psicología por medio
de estudiantes practicantes que distribuyen material informativo como trípticos y talleres, no
existe un plan institucional detallado que integre la oferta de psicología al tratamiento médico
(Psicólogo clínico 4, entrevista estructurada, 2025) .
DISCUSIÓN
Esta investigación parte de una gran interrogante: ¿por qué la atención de los psicólogos no es
demandada en espacios de alto sufrimiento psíquico como son los hospitales? Y, es que el acceso al
servicio psicológico en entornos hospitalarios no se limita a una interconsulta o a la consulta externa.
Los psicólogos visitan a los pacientes en sus salas de hospitalización, cuántas veces sea necesario, se
acercan a interrogarlos por su malestar y ofrecen un servicio disponible. ¿Por qué entonces no se utiliza?
Los resultados de este estudio guardan consonancia con Maquilón (2018), quien advierte sobre el fracaso
de las políticas de salud mental que no respetan los “tiempos lógicos” del sujeto, y con López &
Salomone (2014), que señalan la tensión entre la lógica institucional y la práctica clínica
interdisciplinaria. Esta tensión se debe, primero, a la diferencia de los tiempos cronológicos, propios de
la medicina donde se esperan mejoras evidentes en plazos definidos mediante tratamientos específicos.
No obstante, en la práctica de la psicología clínica se considera el tiempo lógico de la psiquis, que avanza
al ritmo singular de cada paciente. En ocasiones, se espera que, tras una única sesión, los psicólogos
consigan cambios conductuales visibles en los familiares, especialmente en lo relativo a la toma de

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decisiones médicas. Esta expectativa convierte al psicólogo en una figura encargada de convencer, más
que de escuchar o contener. En este contexto, es clave aprender a leer las demandas, sin responder
automáticamente a todas ellas.
El discurso del amo relata una posición de lazo con el Otro. Aquí el amo tiene una relación tirana donde
exige producción y control. En el caso del hospital, el doctor es quien encarna este discurso, quien exige
informes, diagnósticos y eficiencia en pro de la salud del paciente. El orden médico remite a una postura
rígida en la que el profesional de la salud que debe cumplir un ideal dado a los conocimientos que posee
y que repercuten en el bienestar de alguien más. Este orden convierte el discurso del médico en un lugar
donde se encuentra una verdad inamovible, con características absolutas que no solo ejercen presión a
los especialistas del campo, al tener que sostener aquel saber definitivo, sino también a los pacientes
hospitalizados y sus familiares, alienados a la institución por medio de las reglas que manejan.
Respecto a la hospitalización, cuando nos referimos a la alienación entre institución y pacientes, el
médico presupone que sabe lo que es mejor para el paciente. Y, es cierto si nos quedamos en la esfera
biologicista donde las respuestas y tratamientos traen mejoría al cuerpo, o en el modelo biomédico
(MBM) que, por medio de Elío-Calvo (2023) comprendemos que en este: “El cuerpo del ser humano se
concibe como una máquina, la enfermedad como un daño a la máquina y el médico el mecánico que la
repara” (p. 115). Es importante plantear lo antes mencionado debido a que, si solo se aborda la parte
observable de lo que es la enfermedad, el carácter nosológico de la misma, pueden ocurrir
interpretaciones respecto a la condición subjetiva y emocional del paciente, de lo que lo es la enfermedad
para este.
Las significaciones personales que tienen los pacientes y familiares respecto a la enfermedad también
son importantes y son dignas de escucha. Hoyos (2001), menciona conforme a la interpretación del
significado de la enfermedad del paciente que: “es impedirle hacerse cargo de su cuerpo atravesado por
la incompletud que señala la enfermedad, es despojarlo de lo más humano que tiene” (p. 146). Ante la
enfermedad también existe una posición subjetiva, una posición inconsciente, que le remite a la afección
biológica y que, además, lo hace responsable o no por esta. Cuando nos referimos a la existencia de una
posición inconsciente nos referimos al plano subjetivo, donde la palabra adquiere un doble valor y lo
que se dice no es siempre lo que se quiere decir.

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No obstante, el ámbito emocional y el subjetivo está por fuera del control aún de los mismos médicos.
En este orden simbólico, el planteamiento de alienación de Lacan toma especial sentido. Los familiares
quedan relegados a la categoría de "acompañantes". No se les reconoce una necesidad propia, ni
biológica ni subjetiva, sino sólo una función de apoyo. Desde esta posición, no se espera que demanden
atención psicológica: su lugar está definido por el silencio. No hay un Otro que los escuche, que les
permita subjetivar su dolor; por lo que no se puede formular una demanda. Allí es donde aparece el
psicólogo clínico, instaurando una ruptura: separa al sujeto del discurso institucional, creando la
posibilidad de hacerse cargo de su propia enfermedad y de una demanda subjetiva, de asumir el
padecimiento.
Además del peso institucional, existe un conjunto de estigmas culturales que obstaculizan la demanda
de atención psicológica. Por medio de las respuestas obtenidas, el hecho de que no exista un consultorio
para psicología en las áreas de hospitalización abre la pregunta de si ¿es necesario? En base a lo
investigado y las respuestas obtenidas puede afirmarse que sí. Se abren otra serie de preguntas, si es
realmente necesario como se plantea en este punto, ¿por qué parece no serlo? Incluso, se complejiza la
pregunta cuando entran otros factores que una institución debe tener en cuenta, factores tanto técnicos
como normativos, algo que resulta evidente; sin embargo, estas situaciones podrían reforzar la idea de
que la atención y el acompañamiento psicológicos, no son necesarios para los pacientes y familiares.
Retomando los estigmas culturales, en el contexto ecuatoriano, estos se expresan en frases normalizadas
dentro del personal de salud, tales como ‘‘no llore porque le hace daño al niño’’. Esta frase da cuenta de
cómo se legitima la idea de que expresar emociones perjudica al paciente. Así, se instaura una
expectativa de fortaleza emocional: no se permite llorar, y si se llora, se debe salir de la sala hasta
“calmarse”. El discurso médico no solo silencia el malestar, sino que tampoco ofrece un lugar legítimo
para depositarlo.
Otro punto relevante es el deseo de los familiares de enfocarse únicamente en la salud del paciente, lo
cual implica muchas veces negar o postergar su propio sufrimiento. Una de las razones es que, en el
ámbito hospitalario, todos los insertos en su sistema se ven confrontados con las fantasías de muerte,
tema tabú en nuestra época actual. Abrir el espacio a la intervención psicológica es permitirse decir en
voz alta esos aspectos indecibles por los familiares, como en el caso de la angustia ante la posible muerte

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de los suyos. Como plantean Zamora Echegollen y Manero Brito (2020), el cientificismo ha promovido
la imagen del médico como un héroe que vence a la muerte. Sin embargo, cuando esta ocurre, médicos
y familiares se enfrentan al límite de ese ideal, a sus propias frustraciones y duelos. ¿Es posible que la
psicología no logre establecerse firmemente en los hospitales porque cuestiona esta omnipotencia?
Aceptar el discurso psicológico es también aceptar la falta, la vulnerabilidad, lo no dicho. Es abrir un
espacio para hablar más allá del “todo está bien”. Es, como diría Lacan, “histerizar” al sujeto: moverlo
de su lugar de certeza para que el malestar pueda expresarse mediante palabra. Quizá esta sea una de las
funciones más radicales de la psicología hospitalaria: permitir a los familiares (y al propio personal)
reconocer que, en realidad, no todo está bien, y que está bien decirlo.
Para finalizar, frente a la pregunta de si la influencia del discurso del amo en los contextos hospitalarios
es exclusiva del ámbito ecuatoriano o si se extiende a otras instituciones, es importante considerar el
aporte de la psicología institucional —disciplina que surgió en Francia y que se ocupa del estudio de las
relaciones y dinámicas en diversos entornos: escolares, laborales, judiciales, hospitalarios, entre otros.
Desde Lacan, podemos afirmar que estas configuraciones discursivas están presentes en todos los
espacios institucionales, con variaciones según el contexto y el grado de desafío que suponen. Queda
como tema a profundizar hasta qué punto se ve afectada o condicionada la demanda psicológica en
instituciones regidas, por ejemplo, si a partir de otro discurso, como el universitario, se abriría más la
posibilidad de acceder a la atención psicológica. Asimismo, resulta pertinente indagar si, en esta nueva
época marcada por la decadencia del Nombre del Padre, las condiciones institucionales y subjetivas se
mantienen, o si asistimos a una transformación en la forma en que se produce el lazo social y el lugar
del sujeto frente al saber y al malestar.
CONCLUSIONES
En el presente trabajo de investigación se abordó cómo el discurso del amo en el ámbito hospitalario
incide en la ausencia de demanda de atención psicológica por parte de los familiares de pacientes
hospitalizados. De acuerdo con el planteamiento de Lacan, el discurso del amo apunta a la búsqueda de
control sobre los elementos que lo conforman, donde el amo delimita el saber y la relación que los
sujetos establecen con este. Al situar esta investigación en un contexto hospitalario, se identifica a la
institución hospitalaria como el espacio donde este discurso opera, dado que el discurso médico es el de

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mayor relevancia dentro del hospital. En este marco, los sujetos quedan reducidos a objetos relacionados
con el malestar físico, mientras que sus subjetividades y sufrimientos emocionales son despojados de
toda consideración. De esta forma, los familiares de los pacientes se convierten en meros receptores de
información médica, o simples “acompañantes” que no padecen, despojados de la posibilidad de
articular su sufrimiento o de demandar atención psicológica.
El análisis del discurso del amo permite comprender cómo, en este contexto, el saber médico se
posiciona en el lugar de agente, estableciendo una relación particular con el esclavo, quien podría estar
representado por los familiares de los pacientes, cuyas demandas subjetivas son ignoradas. Esta relación
de subordinación también puede observarse en la dinámica entre el médico y el psicólogo, ya que el
abordaje del paciente se encuentra condicionado por aquel que realiza la interconsulta —el médico—,
quien limita el espacio psicológico mediante su criterio, al ser considerado una autoridad dentro de la
institución. Por ello, caracterizar este discurso implica entender las estructuras de poder que lo
configuran, en las que el sujeto queda subordinado al saber del Otro: el discurso médico.
En cuanto a la demanda del paciente, para que esta pueda constituirse como tal, debe atravesar un
recorrido: parte de una necesidad biológica que, al ingresar al campo del lenguaje —es decir, de lo
simbólico—, se transforma en una demanda subjetiva. Esta demanda requiere del reconocimiento por
parte del Otro; en este caso, dicho Otro es la institución. Sin embargo, la institución, regida por el
discurso del amo, no da cabida a esa demanda. En este sentido, dicho discurso incide en la incapacidad
de los familiares para articular sus demandas subjetivas, ya que el ambiente hospitalario no les ofrece el
espacio ni el reconocimiento necesario para expresarlas. Además, siguiendo esta línea de análisis, se
descubre a través de las entrevistas que existe un factor cultural que incide en la percepción que los
familiares tienen sobre la solicitud de atención psicológica. Se evidencia la presencia de ideas
preconcebidas que encasillan el abordaje psicológico dentro de estigmas sociales.
Los efectos del discurso del amo en la falta de demanda de atención psicológica por parte de los
familiares radican en la ignorancia de estos requerimientos, y en la categorización nosológica tanto de
los malestares físicos como emocionales. De este modo, los familiares se ven atrapados en una dinámica
en la que, debido a la omnipotencia del discurso médico, no logran reconocer su necesidad de apoyo
emocional. Se encuentran alienados a dicho discurso, donde son definidos como simples

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“acompañantes”, y, por tanto, como sujetos que no sufren.
En conclusión, el discurso del amo en el contexto hospitalario tiene una incidencia directa en la falta de
demanda de atención psicológica por parte de los familiares de pacientes hospitalizados. La
generalización del discurso médico, centrado exclusivamente en el organismo y el padecer físico,
silencia las necesidades emocionales de los familiares, impidiendo que estos formulen una demanda de
atención psicológica. Este análisis resalta la necesidad de una atención más integral que, además de
abordar lo físico, contemple también el bienestar psicológico de quienes acompañan a los pacientes,
para así ofrecer un enfoque de cuidado más humano y completo.
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