pág. 1271
la mitigación como a la adaptación climática. Mercedes (2006) indica que en el continente americano
se han registrado 21 géneros y aproximadamente 345 especies de bambú, distribuidas desde el sur de
los Estados Unidos hasta el extremo sur de Chile, incluyendo regiones de Centroamérica y las islas del
Caribe. Su rápido crecimiento y capacidad de regeneración le permiten capturar carbono a tasas
comparables, e incluso superiores, a muchas especies arbóreas. Además, los productos duraderos
elaborados a partir de bambú almacenan carbono durante largos periodos y funcionan como sumideros,
ayudando a reducir la huella ambiental (Kuehl, et al., 2011; Asian Development Bank, 2023).
El bambú representa una alternativa energética renovable capaz de reemplazar a los combustibles
fósiles, al tiempo que contribuye a reducir la presión sobre los ecosistemas forestales. Su uso incluye la
producción de carbón vegetal, briquetas, gas y pellets. Gracias a su rápido crecimiento y capacidad de
desarrollarse en suelos marginales, no interfiere con áreas destinadas a la agricultura alimentaria.
Asimismo, es una especie eficaz para la rehabilitación de tierras degradadas, el control de la erosión y
la estabilización de laderas. Su facilidad de manejo permite a los productores adaptarse a escenarios
climáticos cambiantes y mantener flujos de ingresos constantes durante todo el año (INBAR, 2015;
IFAD, 2021).
En Guatemala, a pesar de contar con recursos forestales y vegetales con potencial constructivo, el uso
estructural del bambú aún no ha sido ampliamente estudiado, estandarizado ni plenamente incorporado
a las normativas técnicas nacionales (no obstante, ha habido algunos intentos de normalizar). Esta falta
de integración se debe, en parte, a la carencia de estudios técnicos y experimentales que respalden su
aplicabilidad desde el punto de vista de la ingeniería civil, ingeniería estructural o arquitectura. El vacío
en el conocimiento sobre sus propiedades físico-mecánicas limita su incorporación en proyectos de
construcción sostenible y limita las oportunidades de desarrollo para comunidades rurales, donde podría
representar una alternativa accesible y ambientalmente amigable frente a materiales convencionales.
Desde el punto de vista teórico, diversos estudios destacan al bambú como un material de alta relación
resistencia-peso, buena capacidad de absorción de energía, y favorable comportamiento a esfuerzos de
compresión, corte y flexión (Londoño et al., 2002; Janssen, 2000). Las propiedades mecánicas del
bambú Guadua angustifolia han sido ampliamente documentadas en Colombia, donde incluso se ha