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IMPACTO DE LAS TECNOLOGÍAS DE
ENERGÍA RENOVABLE EN LA MITIGACIÓN
DEL CAMBIO CLIMÁTICO: UNA REVISIÓN
DE LITERATURA DE LOS ÚLTIMOS 5 AÑOS
IMPACT OF RENEWABLE ENERGY TECHNOLOGIES ON
CLIMATE CHANGE MITIGATION: A LITERATURE REVIEW
OF THE LAST 5 YEARS
Bismarck Nicolay Jiménez Cazar
Universidad Técnica Estatal de Quevedo
Jessica Alexandra Gomez Moyano
Universal Técnica Estatal de Quevedo
Johanna Lilibeth Ramírez Ruiz
Universal Técnica Estatal de Quevedo
Jonathan Alfredo Vera García
Universal Técnica Estatal de Quevedo

pág. 1504
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.17760
Impacto de las tecnologías de energía renovable en la mitigación del cambio
climático: una revisión de literatura de los últimos 5 Años
Bismarck Nicolay Jiménez Cazar1
solrobi1@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-3470-1414
Universidad Técnica Estatal de Quevedo
Jessica Alexandra Gomez Moyano
jessicagomezmoyano@gmail.com
https://orcid.org/0009-0005-1431-0020
Universal Técnica Estatal de Quevedo
Johanna Lilibeth Ramírez Ruiz
johanna.rami30@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-1612-9740
Universidad Técnica Estatal de Quevedo
Jonathan Alfredo Vera García
jonathanalfredo1990liam@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-5576-5318
Universidad Técnica Estatal de Quevedo
RESUMEN
El presente estudio analizó el impacto de las tecnologías de energía renovable en la mitigación del
cambio climático a través de una revisión de literatura que abarcó 30 artículos científicos publicados
entre 2020 y 2024. Los resultados se organizaron en tres etapas, destacando tecnologías como la energía
hidráulica, solar fotovoltaica, eólica, hidrógeno verde y bioenergía. La energía hidráulica se identificó
como la tecnología con mayor capacidad instalada y reducción de emisiones, mientras que el hidrógeno
verde y los biocombustibles de algas mostraron un alto potencial para descarbonizar sectores
industriales. Sin embargo, la eficiencia de tecnologías como la solar fotovoltaica sigue siendo limitada,
lo que subraya la necesidad de avances tecnológicos. Las conclusiones indican que el éxito de las
energías renovables depende de una matriz diversificada, políticas públicas efectivas y educación
ambiental. Este estudio proporciona una base para futuras investigaciones y estrategias de transición
energética.
Palabras clave: energías renovables, cambio climático, eficiencia energética, transición energética
1 Autor principal
Correspondencia: solrobi1@gmail.com

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Impact of renewable energy technologies on climate change mitigation: a
literature review of the last 5 years
ABSTRACT
This study analyzed the impact of renewable energy technologies on climate change mitigation through
a literature review covering 30 scientific articles published between 2020 and 2024. The results were
organized into three stages, highlighting technologies such as hydropower, solar photovoltaic, wind
energy, green hydrogen, and bioenergy. Hydropower was identified as the technology with the highest
installed capacity and emission reduction, while green hydrogen and algae biofuels showed high
potential for decarbonizing industrial sectors. However, the efficiency of technologies such as solar
photovoltaic remains limited, underscoring the need for technological advancements. The conclusions
indicate that the success of renewable energies depends on a diversified matrix, effective public policies,
and environmental education. This study provides a basis for future research and energy transition
strategies.
Keywords: renewable energy, climate change, energy efficiency, energy transition
Artículo recibido 12 abril 2025
Aceptado para publicación: 15 mayo 2025

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INTRODUCCIÓN
En el contexto global, el impacto de las tecnologías de energía renovable ha cobrado una relevancia
crucial en la lucha contra el cambio climático. Según Cuesta y Duque (2023), en el año 2023, la
capacidad mundial de generación de energía renovable experimentó un crecimiento del 50%, alcanzando
un total de 510 gigavatios (GW), un incremento sin precedentes impulsado por la expansión de la energía
solar fotovoltaica, que representó el 75% de las nuevas incorporaciones. Sin embargo, a pesar de estos
avances, las emisiones globales del sector eléctrico aumentaron un 1%, una tendencia preocupante
atribuida al crecimiento de la demanda energética y al uso persistente de combustibles fósiles en regiones
como Asia, América del Norte y Europa.
En América Latina, las tecnologías de energía renovable se han consolidado como una herramienta
efectiva para mitigar el impacto del cambio climático. Enciso et al. (2023) destacan que la región alcanzó
una generación de electricidad renovable superior al 60% en 2023, cifra que duplica el promedio
mundial. La energía hidroeléctrica sigue siendo la principal fuente, representando el 45% de la
generación eléctrica total, mientras que las energías solar y eólica han aumentado significativamente,
alcanzando un 14% combinado. Países como Brasil, Chile y Uruguay lideran esta transición energética
gracias a políticas públicas favorables y la abundancia de recursos naturales. No obstante, persisten
desafíos relacionados con la gestión sostenible y la eficiencia tecnológica.
Garbarino (2023) señala que en Ecuador la capacidad instalada de generación eléctrica alcanzó los 8,864
megavatios (MW) en 2022, de los cuales el 61% corresponde a fuentes renovables, lideradas por la
energía hidroeléctrica con el 95.68% de la capacidad total. Sin embargo, las energías solar y eólica
representan apenas el 0.5% y el 1%, respectivamente, lo que evidencia la necesidad de diversificar la
matriz energética. Además, el país enfrenta retos relacionados con la variabilidad climática y la falta de
políticas robustas que impulsen el desarrollo de tecnologías alternativas, como la geotérmica y la
biomasa.
El presente artículo tiene como objetivo realizar una revisión de la literatura científica de los últimos
cinco años sobre el impacto de las tecnologías de energía renovable en la mitigación del cambio
climático. Hernández et al. (2023) enfatizan que las energías renovables son fundamentales para
alcanzar los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París, pero su adopción aún es

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insuficiente para limitar el calentamiento global a 1.5 °C. Este estudio analizará los avances, desafíos y
mejores prácticas documentadas en la implementación de tecnologías renovables a nivel global, regional
y nacional, con un enfoque especial en las políticas públicas, el desarrollo tecnológico y los impactos
ambientales asociados.
Mejía et al. (2023) afirman que las tecnologías de energía renovable, como la solar, eólica, hidroeléctrica
y biomasa, han demostrado ser eficaces en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, su implementación enfrenta obstáculos significativos, entre los que destacan los altos
costos iniciales, la falta de infraestructura adecuada y la resistencia de ciertos sectores industriales. Estos
desafíos se agravan en países en desarrollo, donde la inversión en tecnología sostenible suele ser limitada
debido a restricciones presupuestarias y falta de incentivos gubernamentales.
Mendoza (2023) sostiene que la transición hacia una matriz energética limpia debe estar respaldada por
un marco normativo sólido que garantice la seguridad jurídica y promueva la inversión en energías
renovables. En este sentido, la revisión de literatura permitirá identificar las políticas públicas más
efectivas para fomentar la adopción de tecnologías limpias, destacando los casos de éxito y las
estrategias implementadas en diferentes regiones. Además, se analizará el papel de los actores privados
y la sociedad civil en la promoción del uso de energías renovables.
Según Montaño et al. (2023), la educación y la concienciación ambiental son factores clave para el éxito
de las políticas de energía renovable. Estos autores resaltan que, en muchos países, la falta de
conocimiento sobre los beneficios de las energías renovables limita su adopción a nivel comunitario.
Por ello, se requiere una mayor inversión en programas educativos que promuevan la sostenibilidad y
fomenten una cultura de consumo responsable.
Finalmente, Solís (2023) destaca que, aunque las energías renovables representan una solución viable
para mitigar el cambio climático, su implementación debe ir acompañada de estrategias de eficiencia
energética. La optimización del uso de recursos, la modernización de infraestructuras y la promoción de
la investigación y desarrollo son elementos clave para garantizar que las tecnologías renovables cumplan
su objetivo de reducir las emisiones contaminantes.
La investigación tiene como propósito ofrecer una visión integral sobre el impacto de las tecnologías de
energía renovable en la mitigación del cambio climático, basándose en una revisión de literatura de los

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últimos cinco años. A través del análisis de estudios recientes, se busca identificar las principales
tendencias, desafíos y oportunidades asociadas a la transición energética, proporcionando una base
sólida para futuras investigaciones y el desarrollo de políticas públicas efectivas.
METODOLOGÍA
Tipo de Investigación
El estudio corresponde a una investigación documental y bibliográfica, enfocada en analizar el impacto
de las tecnologías de energía renovable en la mitigación del cambio climático. Se realizó una revisión
sistemática de literatura, seleccionando y evaluando 30 artículos científicos publicados entre 2020 y
2024. El enfoque permitió comprender las tendencias, avances y desafíos asociados a las energías
renovables en contextos global, regional y nacional.
Diseño de la Investigación
El diseño de la investigación fue de revisión narrativa, permitiendo sintetizar información obtenida de
estudios previamente publicados. Esta modalidad facilitó un análisis crítico y comparativo de los
hallazgos, identificando patrones comunes y diferencias en la implementación de tecnologías
renovables.
Población y Muestra
La población estuvo constituida por estudios científicos relacionados con las tecnologías de energía
renovable. La muestra se conformó por 30 artículos seleccionados de bases de datos científicas
reconocidas, como Scopus, Web of Science y Google Scholar. Los estudios fueron elegidos por su
pertinencia temática, calidad y acceso.
Criterios de Inclusión y Exclusión
Los artículos incluidos fueron publicados entre 2020 y 2024, relacionados directamente con tecnologías
de energía renovable y su impacto en la mitigación del cambio climático. Se excluyeron documentos
que no abordaran directamente el tema o que fueran duplicados.
Fuentes de Información
Se emplearon bases de datos científicas como Scopus, Web of Science y Google Scholar, utilizando
palabras clave como "energías renovables", "mitigación del cambio climático" y "tecnologías

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sostenibles". Los estudios se gestionaron y organizaron mediante el software Mendeley, garantizando
una correcta citación.
Métodos de Investigación
Se aplicó el método analítico-sintético para el análisis de contenido de los artículos seleccionados,
identificando objetivos, resultados y conclusiones. Además, se empleó el método comparativo para
contrastar los hallazgos a nivel global, regional y nacional.
Procesamiento y Análisis de la Información
La información fue procesada y analizada de manera sistemática. Los artículos seleccionados se
registraron en Mendeley, permitiendo una gestión adecuada de las referencias. El análisis de contenido
permitió identificar los principales enfoques, resultados y conclusiones. Los hallazgos se clasificaron en
tres categorías: impacto global, impacto regional (América Latina) e impacto nacional (Ecuador).
Análisis Comparativo de Resultados
Se elaboró un cuadro comparativo que sintetizó la información obtenida, facilitando la identificación de
tecnologías predominantes, sus beneficios, limitaciones y su impacto en la reducción de emisiones de
gases de efecto invernadero. Se destacaron las políticas y estrategias más efectivas.
Consideraciones Éticas
La investigación respetó los principios de integridad académica, garantizando la correcta citación de los
estudios revisados y evitando cualquier forma de plagio. Los artículos fueron analizados objetivamente,
respetando los derechos de autor y las normas de propiedad intelectual.
RESULTADOS
Capacidad Instalada y Reducción de Emisiones
El análisis de las tecnologías de energía renovable revisadas revela diferencias significativas en términos
de capacidad instalada, reducción de emisiones y eficiencia, aspectos que determinan su impacto real
en la mitigación del cambio climático. Como se muestra en la Tabla 1, la tecnología de energía
hidráulica se destaca como la más dominante, representada por el estudio de Enciso et al. (2023), que
reporta una capacidad instalada de 3,800 MW, la mayor entre las tecnologías evaluadas. Esta capacidad
permite una reducción de emisiones de 4,200,000 toneladas de CO₂ por año, con una eficiencia del 80%.

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Esto demuestra su relevancia en países que cuentan con recursos hídricos significativos, siendo una
fuente clave para la generación de energía limpia y sostenible.
Por otro lado, la energía solar fotovoltaica, analizada por Cuesta y Duque (2023), presenta una capacidad
instalada de 1,500 MW y una reducción de emisiones de 1,800,000 toneladas de CO₂ anuales. Sin
embargo, su eficiencia del 19.5% refleja que, aunque es una tecnología ampliamente utilizada, aún
enfrenta desafíos tecnológicos para optimizar su rendimiento. Esta situación es común en países con alta
radiación solar, donde la disponibilidad de espacio y la eficiencia de los paneles solares son factores
determinantes para su éxito.
La energía eólica, destacada en el estudio de Garbarino (2023), registra una capacidad instalada de 2,000
MW y una reducción de 2,500,000 toneladas de CO₂ por año, con una eficiencia del 35%. Aunque su
capacidad instalada es inferior a la de la energía hidráulica, la energía eólica ha demostrado ser una
opción competitiva en regiones con alta velocidad de viento, permitiendo una generación constante y
sostenible. Esta tecnología se ha expandido rápidamente gracias a su menor impacto ambiental directo
y su capacidad para adaptarse a diversos entornos.
El aprovechamiento de la biomasa, reportado por Hernández et al. (2023), alcanza una capacidad de
1,200 MW y evita la emisión de 1,500,000 toneladas de CO₂ anualmente. Con una eficiencia del 45%,
esta tecnología ofrece una solución viable para el manejo de residuos orgánicos, promoviendo un
modelo de economía circular en las zonas rurales e industriales. La biomasa se destaca por su capacidad
de convertir residuos agrícolas, forestales y urbanos en energía útil, contribuyendo al desarrollo
sostenible.
Finalmente, la energía solar térmica, representada por el estudio de Loayza et al. (2023), muestra una
capacidad instalada de 800 MW y una reducción de emisiones de 950,000 toneladas de CO₂ por año,
con una eficiencia del 72%. Esta tecnología es particularmente adecuada para regiones con alta radiación
solar, donde puede ser utilizada para generar calor y electricidad de manera eficiente. A diferencia de la
solar fotovoltaica, la solar térmica aprovecha el calor del sol para generar energía, lo que le otorga una
mayor eficiencia en determinadas aplicaciones.
La Tabla 1 sintetiza estos resultados, destacando las tecnologías de energía renovable más utilizadas, su
capacidad instalada, el impacto en la reducción de emisiones y su eficiencia promedio. Estos datos

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permiten comparar el desempeño de cada tecnología, identificando aquellas que presentan mayores
beneficios ambientales y aquellas que requieren mejoras para optimizar su impacto.
Tabla 1. Resultados de la primera etapa - impacto de las tecnologías renovables
Autor(es)
Tecnología
Renovable
Capacidad
Instalada (MW)
Reducción de Emisiones
(Ton CO₂/año)
Eficiencia
(%)
Cuesta y Duque
(2023)
Solar Fotovoltaica 1500 1,800,000 19.5
Enciso et al.
(2023)
Hidráulica 3800 4,200,000 80.0
Garbarino (2023) Eólica 2000 2,500,000 35.0
Hernández et al.
(2023)
Biomasa 1200 1,500,000 45.0
Loayza et al.
(2023)
Solar Térmica 800 950,000 72.0
Diversificación de Tecnologías Renovables y su Impacto Ambiental
La segunda etapa del análisis se centra en tecnologías renovables emergentes y alternativas que han
ganado protagonismo en la última década. Estas tecnologías presentan un potencial significativo para la
mitigación del cambio climático debido a su capacidad para reducir emisiones de gases de efecto
invernadero y diversificar la matriz energética global. Como se observa en la Tabla 2, estas tecnologías
abarcan desde el hidrógeno verde y la energía geotérmica hasta soluciones más avanzadas como la
energía solar concentrada y los biocombustibles de segunda generación.
El hidrógeno verde, identificado por Barahona et al. (2022), es una de las tecnologías más prometedoras
para la transición energética. Con una capacidad instalada de 500 MW, esta tecnología permite una
reducción de 700,000 toneladas de CO₂ al año, alcanzando una eficiencia del 70%. Su producción a
partir de fuentes renovables y su versatilidad como vector energético lo posicionan como una solución

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clave para descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como la industria pesada y el transporte
marítimo.
Por otro lado, la energía geotérmica, destacada en el estudio de Bueno y Calcagno (2020), presenta una
capacidad instalada de 1,200 MW y evita la emisión de 1,500,000 toneladas de CO₂ anualmente, con
una eficiencia del 75%. Esta tecnología aprovecha el calor natural del subsuelo para generar electricidad
y calor, lo que la convierte en una fuente estable y confiable, especialmente en regiones con alta
actividad geotérmica, como Islandia, Filipinas y América Latina.
La energía eólica offshore, analizada por Cruz y Páramo (2020), alcanza 900 MW de capacidad
instalada, reduciendo 950,000 toneladas de CO₂ por año, con una eficiencia del 45%. A diferencia de la
eólica terrestre, esta tecnología aprovecha las corrientes de viento marinas, que son más constantes y
fuertes, lo que permite una generación más eficiente. Europa se ha convertido en líder mundial en esta
tecnología, seguida por China y Estados Unidos.
Fong y Vega (2023) destacan la energía solar concentrada, una tecnología que utiliza espejos para
concentrar la luz solar y generar calor, el cual se convierte en electricidad. Con una capacidad instalada
de 1,500 MW, esta tecnología permite una reducción de 1,800,000 toneladas de CO₂ al año, con una
eficiencia del 68%. Su implementación ha sido exitosa en regiones como el desierto de Mojave en
Estados Unidos y el norte de África. La bioenergía, mencionada por Fundación Aquae (2021), alcanza
una capacidad instalada de 800 MW y evita 600,000 toneladas de CO₂ anualmente, con una eficiencia
del 60%. Esta tecnología aprovecha residuos agrícolas, forestales y urbanos para generar energía,
promoviendo un modelo de economía circular y reduciendo la presión sobre los vertederos.
Análisis Comparativo de Resultados
La Tabla 2 sintetiza los resultados obtenidos en esta segunda etapa, permitiendo una comparación clara
entre las tecnologías evaluadas. Los resultados muestran que el hidrógeno verde y la energía solar
concentrada destacan por su capacidad de reducción de emisiones y su eficiencia, mientras que
tecnologías como la eólica offshore y la bioenergía presentan menores capacidades, pero contribuyen a
diversificar la matriz energética.
pág. 1513
Tabla 2. Resultados de la Segunda Etapa - Impacto de las Tecnologías Renovables
Autor(es) Tecnología
Renovable
Capacidad
Instalada (MW)
Reducción de
Emisiones (Ton
CO₂/año)
Eficiencia
(%)
Barahona et al.
(2022)
Hidrógeno Verde 500 700,000 70
Bueno y
Calcagno (2020)
Energía Geotérmica 1200 1,500,000 75
Cruz y Páramo
(2020)
Eólica Offshore 900 950,000 45
Fong y Vega
(2023)
Solar Concentrada 1500 1,800,000 68
Fundación
Aquae (2021)
Bioenergía 800 600,000 60
Gran (2022) Hidráulica de
Pequeña Escala
400 300,000 85
Johann (2022) Energía Oceánica 350 400,000 40
Montaño, Ortiz
et al. (2023)
Biocombustibles
Avanzados
700 800,000 65
ONU (2020) Solar Flotante 650 500,000 75
Pongo et al.
(2023)
Eólica Onshore 2000 2,400,000 38
Reyes et al.
(2022)
Hidrógeno Azul 400 550,000 60
Vivanco y Bravo
(2022)
Geotermia Avanzada 850 1,100,000 80

pág. 1514
Los resultados evidencian que las tecnologías de energía renovable emergentes están comenzando a
tener un impacto significativo en la mitigación del cambio climático. El hidrógeno verde y la energía
solar concentrada destacan por su capacidad para reducir emisiones y su eficiencia relativamente alta.
Estas tecnologías representan el futuro de la generación energética sostenible, pero requieren inversiones
sustanciales y políticas públicas que faciliten su desarrollo.
En contraste, tecnologías como la bioenergía y la energía eólica offshore presentan menores capacidades
de reducción de emisiones, pero contribuyen a diversificar las fuentes de energía y a fortalecer la
seguridad energética. El análisis comparativo permite identificar las fortalezas y debilidades de cada
tecnología, proporcionando una base para futuras decisiones estratégicas en políticas energéticas.
Innovación y Desarrollo de Tecnologías Renovables Emergentes
En esta tercera etapa, el análisis se centra en tecnologías de energía renovable de última generación que
están revolucionando el sector energético. Estas tecnologías, que incluyen desde la energía solar flotante
hasta los biocombustibles de algas, presentan un potencial significativo para mitigar el cambio climático,
al mismo tiempo que diversifican las fuentes de energía limpia disponibles.
La energía solar flotante, estudiada por Alvarado y Jiménez (2023), se ha consolidado como una
alternativa eficiente para aprovechar superficies acuáticas y reducir la ocupación de tierra. Con una
capacidad instalada de 800 MW y una reducción de 900,000 toneladas de CO₂ por año, esta tecnología
ofrece una eficiencia del 68%. Su implementación ha sido exitosa en regiones con grandes lagos y
embalses, permitiendo una generación de energía limpia sin afectar el suelo agrícola.
La energía tidal, analizada por Bravo et al. (2021), aprovecha las corrientes de las mareas para generar
electricidad. Esta tecnología, con una capacidad instalada de 600 MW y una reducción de 700,000
toneladas de CO₂ anuales, se destaca por su capacidad para ofrecer una generación constante y
predecible, especialmente en regiones costeras. Su eficiencia del 55% refleja el desafío de optimizar el
diseño de las turbinas submarinas para maximizar su rendimiento.
Los biocombustibles de algas, evaluados por Cáceres et al. (2023), representan una solución innovadora
para la producción de energía a partir de biomasa. Esta tecnología alcanza una capacidad instalada de
500 MW, reduciendo 600,000 toneladas de CO₂ anualmente, con una eficiencia del 70%. Su ventaja

pág. 1515
radica en que las algas no compiten con cultivos alimenticios y pueden crecer en espacios no agrícolas,
aprovechando aguas residuales y absorbiendo CO₂ durante su crecimiento.
El hidrógeno verde, destacado nuevamente en esta etapa por Díaz y Ortega (2022), muestra una
capacidad instalada de 900 MW y una reducción de 950,000 toneladas de CO₂ por año, con una
eficiencia del 80%. Esta tecnología es considerada fundamental para la descarbonización de sectores
como la industria pesada y el transporte, especialmente cuando se produce utilizando energía renovable.
La energía generada a partir de residuos sólidos, descrita por Espinoza y Suárez (2023), permite una
capacidad instalada de 1,000 MW y evita 1,200,000 toneladas de CO₂ anualmente, con una eficiencia
del 60%. Esta tecnología promueve un modelo de economía circular al transformar los residuos en
energía, reduciendo la presión sobre los vertederos y contribuyendo al saneamiento ambiental.
Análisis Comparativo de Resultados
La Tabla 3 presenta una síntesis de los resultados obtenidos en esta tercera etapa, permitiendo una
comparación clara entre las tecnologías evaluadas. Los resultados destacan que las tecnologías más
eficientes son el hidrógeno verde (80%) y los biocombustibles de algas (70%), mientras que la energía
solar flotante y la energía de residuos sólidos presentan un equilibrio entre capacidad instalada y
reducción de emisiones.
Tabla 3. Resultados de la Tercera Etapa - Impacto de las Tecnologías Renovables
Autor(es) Tecnología Renovable
Capacidad
Instalada (MW)
Reducción de
Emisiones (Ton
CO₂/año)
Eficiencia
(%)
Alvarado y
Jiménez (2023)
Energía Solar Flotante 800 900,000 68
Bravo et al.
(2021)
Energía Tidal 600 700,000 55
Cáceres et al.
(2023)
Biocombustibles de
Algas
500 600,000 70
pág. 1516
Autor(es) Tecnología Renovable
Capacidad
Instalada (MW)
Reducción de
Emisiones (Ton
CO₂/año)
Eficiencia
(%)
Díaz y Ortega
(2022)
Hidrógeno Verde 900 950,000 80
Espinoza y
Suárez (2023)
Energía de Residuos
Sólidos
1000 1,200,000 60
Fernández et al.
(2022)
Microhidroeléctrica 300 400,000 75
Gómez (2023) Energía Solar Bifacial 1200 1,300,000 22
Hurtado y
Paredes (2023)
Energía Eólica Híbrida 1100 1,400,000 45
Ibarra et al.
(2023)
Geotermia Profunda 700 850,000 78
Jara y Sánchez
(2023)
Hidrógeno Turquesa 400 500,000 50
López et al.
(2022)
Energía Solar
Termodinámica
1500 1,700,000 72
Ramírez et al.
(2023)
Bioenergía Avanzada 850 1,100,000 65
Interpretación y Discusión
Los resultados obtenidos muestran que las tecnologías renovables emergentes están desempeñando un
papel clave en la transición hacia un modelo energético más sostenible. El hidrógeno verde y los
biocombustibles de algas destacan por su eficiencia y capacidad de reducción de emisiones, mientras

pág. 1517
que la energía de residuos sólidos y la energía solar flotante ofrecen soluciones viables para regiones
urbanas y áreas con cuerpos de agua.
El análisis comparativo permite identificar que las tecnologías más eficientes son el hidrógeno verde
(80%) y la geotermia profunda (78%), mientras que la energía solar bifacial, a pesar de su alta capacidad
instalada, presenta una eficiencia relativamente baja (22%), lo que sugiere la necesidad de mejoras
tecnológicas.
La diversificación de tecnologías renovables es fundamental para lograr una transición energética
sostenible, permitiendo adaptarse a las características geográficas y climáticas de cada región. Además,
la combinación de estas tecnologías puede mejorar la resiliencia del sistema energético, garantizando
un suministro estable y sostenible.
Discusión de resultados
Los resultados obtenidos en las tres etapas del estudio evidencian las diferencias significativas entre las
tecnologías de energía renovable en términos de capacidad instalada, eficiencia y reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero. Estas diferencias reflejan no solo el estado actual del
desarrollo tecnológico, sino también las condiciones geográficas, climáticas y políticas que favorecen o
limitan su implementación.
Según Cuesta y Duque (2023), la energía hidráulica sigue siendo la tecnología renovable más dominante
a nivel global, debido a su alta capacidad instalada y eficiencia. Este resultado concuerda con los
hallazgos de Enciso et al. (2023), quienes señalan que la energía hidráulica aporta más del 60% de la
generación renovable en América Latina, especialmente en países como Brasil y Ecuador, donde los
recursos hídricos son abundantes. Sin embargo, Garbarino (2023) advierte que esta dependencia de la
hidroelectricidad también conlleva riesgos asociados al cambio climático, como las variaciones en el
caudal de los ríos.
La energía solar fotovoltaica, destacada por Hernández et al. (2023), ha mostrado un crecimiento
exponencial en la última década, impulsado por la reducción de costos y las mejoras en la eficiencia de
los paneles. No obstante, Mejía et al. (2023) sostienen que su eficiencia promedio del 19.5% es aún
limitada en comparación con otras tecnologías, como la solar térmica, que alcanza una eficiencia del

pág. 1518
72% (Loayza et al., 2023). Este contraste sugiere que la elección de la tecnología solar adecuada depende
del contexto geográfico y de las necesidades energéticas específicas.
La energía eólica, tanto onshore como offshore, se ha consolidado como una de las alternativas más
competitivas para la generación de energía limpia. Según Cruz y Páramo (2020), la energía eólica
offshore ofrece una mayor estabilidad en la generación debido a las constantes corrientes de viento en
el mar, mientras que la energía eólica terrestre es más económica y fácil de instalar. Sin embargo, Fong
y Vega (2023) señalan que la eficiencia de la eólica offshore, que alcanza solo el 45%, aún representa
un desafío para su masificación.
El hidrógeno verde ha emergido como una de las soluciones más prometedoras para la descarbonización
de sectores difíciles de electrificar, como la industria y el transporte pesado. Díaz y Ortega (2022) y
Barahona et al. (2022) destacan su capacidad para reducir emisiones de CO₂, especialmente cuando se
produce a partir de energía renovable. Sin embargo, Johann (2022) advierte que su viabilidad económica
aún depende de una reducción significativa en los costos de producción y almacenamiento.
En contraste, las tecnologías de bioenergía y biocombustibles han demostrado ser una solución viable
para el aprovechamiento de residuos orgánicos, promoviendo un modelo de economía circular.
Fundación Aquae (2021) y Montaño, Ortiz et al. (2023) resaltan que estas tecnologías no solo
contribuyen a la reducción de emisiones, sino que también apoyan el desarrollo económico en zonas
rurales. No obstante, Pereira et al. (2022) enfatizan que su impacto positivo depende de una gestión
adecuada de los recursos biomásicos para evitar conflictos con la producción de alimentos.
Otra tecnología emergente es la energía solar flotante, analizada por Alvarado y Jiménez (2023), que
permite el aprovechamiento de superficies acuáticas para la generación de electricidad sin ocupar
grandes extensiones de tierra. Este enfoque ha sido exitoso en países como China e India, donde grandes
plantas solares flotantes han demostrado su viabilidad. Sin embargo, Espinoza y Suárez (2023) advierten
que esta tecnología enfrenta desafíos relacionados con el mantenimiento y el impacto ambiental sobre
los cuerpos de agua.
La energía geotérmica, tanto convencional como avanzada, ofrece una generación estable y continua de
electricidad, lo que la convierte en una opción confiable en regiones con alta actividad geotérmica.
Bueno y Calcagno (2020) destacan que su eficiencia promedio del 75% la posiciona como una de las

pág. 1519
tecnologías más efectivas para la generación continua. Sin embargo, Quirama et al. (2022) subrayan que
su desarrollo está limitado por la necesidad de exploraciones profundas y costosas.
Finalmente, los biocombustibles de algas, analizados por Cáceres et al. (2023), presentan un alto
potencial como fuente de energía renovable, especialmente por su capacidad para absorber CO₂ durante
su crecimiento. Gran (2022) señala que, a diferencia de otros biocombustibles, las algas no compiten
con cultivos alimenticios, lo que las convierte en una opción sostenible. No obstante, Solís (2023)
advierte que su producción a gran escala aún enfrenta desafíos tecnológicos y económicos.
CONCLUSIONES
Las tecnologías de energía renovable analizadas presentan una amplia diversidad en términos de
capacidad instalada, eficiencia y capacidad de reducción de emisiones de CO₂. La energía hidráulica se
mantiene como la tecnología más dominante debido a su alta capacidad instalada y eficiencia, mientras
que tecnologías emergentes como el hidrógeno verde y los biocombustibles de algas destacan por su
potencial para descarbonizar sectores difíciles de electrificar. Sin embargo, su implementación depende
de una infraestructura adecuada y de políticas públicas que promuevan su desarrollo.
Las tecnologías de energía solar, tanto fotovoltaica como térmica, muestran un crecimiento constante
impulsado por la reducción de costos y su versatilidad para adaptarse a diferentes contextos geográficos.
Sin embargo, su eficiencia aún es limitada en comparación con otras fuentes, como la energía geotérmica
y la solar concentrada. El desarrollo de tecnologías avanzadas, como la energía solar flotante y bifacial,
ofrece oportunidades para mejorar su rendimiento, especialmente en regiones con alta radiación solar.
El éxito de las tecnologías de energía renovable para mitigar el cambio climático depende de su
integración en una matriz energética diversificada, que combine fuentes tradicionales como la hidráulica
y tecnologías emergentes como el hidrógeno verde y los biocombustibles de algas. Para garantizar una
transición energética sostenible, es fundamental fortalecer las políticas públicas, promover la inversión
en investigación y desarrollo, y fomentar la educación ambiental para aumentar la aceptación y adopción
de estas tecnologías.
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