METODOLOGÍAS ACTIVAS EN LA ENSEÑANZA DE
LAS MATEMÁTICAS: UN ENFOQUE BASADO EN LA
TECNOLOGÍA
ACTIVE METHODOLOGIES IN TEACHING MATHEMATICS:
A TECHNOLOGY-BASED APPROACH
Richard Gutierrez Cuesta
Universidad Hispanoamericana - Costa Rica

pág. 1711
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.17783
Metodologías activas en la enseñanza de las matemáticas: un enfoque
basado en la tecnología
Richard Gutierrez Cuesta1
richard.gutierrez0647@uhispano.ac.cr
https://orcid.org/0009-0005-2750-3702
Universidad Hispanoamericana
Costa Rica
RESUMEN
La enseñanza de las matemáticas ha sido un desafío constante para docentes y estudiantes, especialmente
en un mundo en constante evolución tecnológica y pedagógica. Este estudio analiza diversas
metodologías didácticas aplicadas a la enseñanza de las matemáticas en la educación secundaria y
universitaria, destacando estrategias como el aprendizaje basado en problemas, el enfoque
constructivista y la integración de herramientas tecnológicas. Se empleó una revisión bibliográfica de
estudios recientes que evalúan la efectividad de estas metodologías en la mejora del rendimiento
académico y la motivación estudiantil. Los resultados indican que la combinación de metodologías
activas con tecnología favorece el aprendizaje significativo y el desarrollo del pensamiento crítico. Se
concluye que una enseñanza dinámica y adaptada a las necesidades del estudiante es clave para una
formación matemática efectiva.
Palabras clave: metodología didáctica, enseñanza de matemáticas, aprendizaje basado en problemas,
tecnología educativa, constructivismo
1 Autor Principal
Correspondencia: richard.gutierrez0647@uhispano.ac.cr

pág. 1712
Active methodologies in teaching mathematics: a technology-based
approach
ABSTRACT
The teaching of mathematics has been a constant challenge for teachers and students, especially in the
world of ongoing technological and pedagogical evolution. This study analyzes various didactic
methodologies applied to the teaching of mathematics in secondary and higher education, highlighting
strategies such as problem-based learning, the constructivist approach, and the integration of
technological tools. A bibliographic review of recent studies was conducted to evaluate the effectiveness
of these methodologies in improving academic performance and student motivation. The results indicate
that the combination of active methodologies with technology promotes meaningful learning and the
development of critical thinking. It is concluded that a dynamic teaching approach adapted to students'
needs is key to effective mathematical education.
Keywords: didactic methodology, mathematics teaching, problem-based learning, educational
technology, constructivism
Artículo recibido 15 abril 2025
Aceptado para publicación: 20 mayo 2025

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INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas, la educación matemática ha experimentado una transformación significativa,
impulsada por la integración de metodologías activas y el uso de tecnologías emergentes. Este enfoque
busca superar las limitaciones de la enseñanza tradicional, promoviendo un aprendizaje más dinámico,
participativo y centrado en el estudiante (Valverde-Crespo, Pro-Bueno y González-Sánchez, 2018). La
enseñanza de las matemáticas enfrenta retos constantes debido a la necesidad de adaptarse a nuevos
enfoques pedagógicos y a la evolución tecnológica. La metodología didáctica empleada en el aula
influye directamente en el aprendizaje, motivación y desempeño académico de los estudiantes
(Fernández et al., 2020). En este contexto, es fundamental analizar estrategias que favorezcan el
aprendizaje significativo y el desarrollo del pensamiento crítico.
A lo largo de la historia, las matemáticas han sido enseñadas con métodos tradicionales basados en la
repetición y la memorización. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que la incorporación de
metodologías activas puede mejorar significativamente la comprensión y aplicación del conocimiento
matemático (García y Ramírez, 2021). La enseñanza de las matemáticas no solo debe enfocarse en la
transmisión de conocimientos, sino en el desarrollo de habilidades analíticas y de resolución de
problemas.
La incorporación de estrategias como el aprendizaje basado en problemas (ABP), el aprendizaje basado
en proyectos (ABPr) y la gamificación ha demostrado ser efectiva para mejorar la comprensión y el
interés de los estudiantes en matemáticas (Zamora García, 2023). Además, la introducción de
herramientas tecnológicas, como software especializado y aplicaciones interactivas, ha potenciado aún
más estos métodos, ofreciendo nuevas oportunidades para la enseñanza y el aprendizaje (García,
Romero y Gil, 2021).
El aprendizaje basado en problemas (ABP) es una metodología que presenta a los estudiantes situaciones
problemáticas reales o simuladas, fomentando la investigación, el análisis y la solución colaborativa de
problemas. Esta estrategia promueve el desarrollo de habilidades críticas y analíticas, esenciales en el
estudio de las matemáticas (Torres, 2019). Por otro lado, el aprendizaje basado en proyectos (ABPr)
implica la realización de proyectos complejos que requieren la aplicación de conceptos matemáticos
para resolver problemas del mundo real. Esta metodología no solo refuerza el conocimiento teórico, sino

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que también desarrolla competencias transversales como el trabajo en equipo, la comunicación y la
gestión del tiempo (Martínez-Garrido, 2018).
La gamificación, entendida como la aplicación de elementos y dinámicas de juego en contextos
educativos, ha ganado popularidad en la enseñanza de las matemáticas. El uso de aplicaciones y
plataformas digitales que incorporan mecánicas de juego ha demostrado aumentar la motivación y el
compromiso de los estudiantes, facilitando un aprendizaje más lúdico y efectivo (Kim y Ke, 2017). Sin
embargo, es crucial abordar esta estrategia con precaución, asegurando que el componente lúdico no
distraiga de los objetivos educativos y que se eviten posibles efectos adversos, como la dependencia a
las recompensas externas (García et al. 2020).
La integración de tecnologías digitales en la educación matemática ha abierto nuevas posibilidades para
la implementación de estas metodologías activas. Herramientas como GeoGebra, un software de
geometría dinámica, permiten a los estudiantes explorar conceptos matemáticos de manera interactiva
y visual, facilitando una comprensión más profunda y significativa (Monroy Andrade, 2024). Estudios
recientes han evidenciado que el uso de GeoGebra en combinación con metodologías activas mejora el
rendimiento académico y la actitud de los estudiantes hacia las matemáticas (García y Ramírez, 2021).
Además, la realidad aumentada y la realidad virtual se están incorporando en la enseñanza de las
matemáticas, ofreciendo experiencias inmersivas que facilitan la comprensión de conceptos abstractos.
Estas tecnologías permiten a los estudiantes interactuar con representaciones tridimensionales de objetos
matemáticos, promoviendo un aprendizaje más activo y participativo (Fernández-Enríquez y Delgado-
Martín, 2020).
Es importante destacar que la implementación efectiva de estas metodologías y tecnologías requiere una
formación adecuada del profesorado. Los docentes deben estar preparados para diseñar y facilitar
experiencias de aprendizaje que integren estas herramientas de manera coherente y efectiva,
adaptándose a las necesidades y contextos de sus estudiantes. La formación continua y el desarrollo
profesional en el uso de metodologías activas y tecnologías educativas son fundamentales para el éxito
de estas iniciativas (Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, 2012).

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Marco teórico
Enfoques tradicionales en la enseñanza de las matemáticas
Los métodos tradicionales de enseñanza de las matemáticas se basan en la transmisión de conocimientos
a través de la exposición magistral y la resolución de ejercicios repetitivos. Si bien este enfoque ha sido
ampliamente utilizado, estudios recientes han señalado sus limitaciones en cuanto al desarrollo del
pensamiento crítico y la aplicación de los conceptos en contextos reales (Martínez y Sánchez, 2022).
La enseñanza de las matemáticas ha evolucionado a lo largo del tiempo, sin embargo, los enfoques
tradicionales siguen teniendo una presencia significativa en las aulas. Estos enfoques se centran en la
transmisión de conocimientos por parte del docente y en la memorización de procedimientos por parte
de los estudiantes (Reys et al., 2018). Aunque han sido criticados por su énfasis en la repetición mecánica
y la falta de contextualización, su influencia sigue siendo notable en muchos sistemas educativos.
Características de los enfoques tradicionales
Los enfoques tradicionales en la enseñanza de las matemáticas se basan en la presentación de conceptos
y procedimientos a través de la exposición magistral, seguida de la resolución de ejercicios repetitivos
para reforzar la comprensión (Kilpatrick, Swafford y Findell, 2018). Estos enfoques presentan varias
características distintivas:
1. Énfasis en la instrucción directa: El docente explica conceptos y estrategias de resolución de
problemas, mientras que los estudiantes escuchan y toman apuntes (Boaler, 2019).
2. Memorización de reglas y algoritmos: Se espera que los estudiantes dominen procedimientos
sin necesariamente comprender su fundamentación matemática (Schoenfeld, 2019).
3. Evaluaciones centradas en la exactitud: Las pruebas y ejercicios priorizan respuestas correctas
sobre la exploración de estrategias alternativas o la comprensión conceptual (Baroody et al.,
2020).
4. Escasa interacción y contextualización: Los problemas suelen presentarse de manera abstracta
y sin vinculación con la vida cotidiana de los estudiantes (Fuson y Beckmann, 2019).
Ventajas y desventajas del enfoque tradicional
A pesar de sus limitaciones, el enfoque tradicional ofrece ciertas ventajas, como la posibilidad de cubrir
extensos contenidos en poco tiempo y proporcionar una estructura clara para la enseñanza (NCTM,

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2018). Además, algunos estudios sugieren que este enfoque es efectivo para el desarrollo de habilidades
computacionales básicas en estudiantes de niveles primarios (Star et al., 2019).
Sin embargo, las desventajas han sido ampliamente documentadas. Entre las principales críticas se
encuentran la falta de desarrollo del pensamiento crítico y la resolución de problemas en contextos
significativos (Boaler, 2019). La enseñanza centrada en la repetición mecánica puede generar desinterés
en los estudiantes y dificultar la transferencia de conocimientos a situaciones nuevas (Kilpatrick et al.,
2018).
Perspectivas actuales y críticas al enfoque tradicional
En los últimos años, las investigaciones en didáctica de las matemáticas han puesto en entredicho la
efectividad de los enfoques tradicionales. Autores como Schoenfeld (2019) argumentan que un
aprendizaje efectivo requiere mayor participación del estudiante y oportunidades para construir su
propio conocimiento. Estudios recientes han demostrado que los enfoques basados en la resolución de
problemas y el aprendizaje colaborativo generan mejores resultados en términos de comprensión
conceptual y motivación (Boaler, 2019).
A pesar de estas críticas, algunos especialistas sostienen que los enfoques tradicionales no deben ser
descartados por completo, sino complementados con estrategias innovadoras que favorezcan la reflexión
y la aplicación de los conocimientos matemáticos a situaciones reales (Reys et al., 2018).
Enfoque constructivista y su aplicación en matemáticas
El enfoque constructivista en educación ha sido ampliamente estudiado y aplicado en diversas áreas del
conocimiento. En el caso de la enseñanza de las matemáticas, este enfoque busca que los estudiantes
construyan su propio conocimiento a través de la exploración, la resolución de problemas y la
interacción social (Pérez y Gómez, 2019). Por tanto, implica la resolución de problemas auténticos, la
exploración de conceptos y el aprendizaje colaborativo (Fernández y Pérez, 2020). El constructivismo
sostiene que los estudiantes construyen su propio conocimiento a través de la interacción con su entorno.
El constructivismo es una teoría del aprendizaje que sostiene que el conocimiento no es transmitido de
manera pasiva, sino que se construye activamente a través de la experiencia y la interacción con el
entorno (Rodríguez et al. 2024). Según este enfoque, los estudiantes no son receptores de información,
sino participantes activos en el proceso de aprendizaje. En el contexto matemático, este paradigma

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implica que los estudiantes descubren y desarrollan conceptos a partir de la manipulación de materiales,
el planteamiento de hipótesis y la validación de resultados (Martínez y López, 2020).
Aplicación del enfoque constructivista en la enseñanza de las matemáticas
La enseñanza de las matemáticas bajo el enfoque constructivista se centra en el aprendizaje significativo,
el desarrollo del pensamiento crítico y la resolución de problemas. Para ello, se emplean estrategias
didácticas que promueven la exploración y el razonamiento, tales como el aprendizaje basado en
problemas (ABP), el trabajo colaborativo y el uso de material concreto (Jiménez y Torres, 2021).
1. Aprendizaje Basado en Problemas (ABP): Esta estrategia propone que los estudiantes aborden
problemas matemáticos en contextos reales, promoviendo la indagación y el descubrimiento de
soluciones mediante la aplicación de conocimientos previos y la formulación de nuevas
estrategias (Hernández, 2022). El ABP fomenta la autonomía y el pensamiento lógico,
elementos clave en la enseñanza de las matemáticas.
2. Trabajo Colaborativo: La interacción entre pares permite que los estudiantes compartan
diferentes enfoques y estrategias para resolver problemas matemáticos, facilitando la co-
construcción del conocimiento. Según García y Ramírez (2020), el trabajo colaborativo mejora
la comprensión conceptual y fortalece la capacidad argumentativa de los estudiantes.
3. Uso de Material Concreto y Tecnologías Educativas: El empleo de manipulativos matemáticos,
como bloques base diez, ábacos y regletas, favorece la comprensión de conceptos abstractos
(Sánchez y Ruiz, 2018). Asimismo, las tecnologías digitales, como aplicaciones interactivas y
simulaciones matemáticas, proporcionan experiencias de aprendizaje dinámicas y personalizadas
(Fernández y Martínez, 2021).
Retos y beneficios del enfoque constructivista en matemáticas
Si bien el enfoque constructivista ha demostrado ser efectivo en la enseñanza de las matemáticas,
también presenta desafíos. Entre ellos, la necesidad de formación docente continua y la disponibilidad
de recursos adecuados para su implementación (Rodríguez, 2020). Sin embargo, sus beneficios superan
estas dificultades, ya que los estudiantes desarrollan habilidades de pensamiento crítico, resolución de
problemas y autonomía en el aprendizaje (López y Pérez, 2021).

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Aprendizaje basado en problemas (abp) y su impacto
El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) ha emergido como una metodología clave en el ámbito
educativo, transformando la forma en que los estudiantes se aproximan al conocimiento y desarrollan
habilidades cognitivas esenciales. Este enfoque, que se aleja de la tradicional enseñanza centrada en el
maestro, pone al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, impulsándolos a ser protagonistas
activos a través de la resolución de problemas auténticos. El ABP se basa en la resolución de problemas
complejos como punto de partida para el aprendizaje. Se ha demostrado que este método mejora la
comprensión conceptual y la retención a largo plazo (García y Ramírez, 2021).
Fundamentos del Aprendizaje Basado en Problemas (ABP)
El ABP es una metodología educativa centrada en el estudiante que fomenta el aprendizaje autónomo y
el pensamiento crítico mediante la resolución de problemas. Según Barrows (2018), el ABP involucra a
los estudiantes en el análisis y resolución de problemas complejos y reales, promoviendo no solo la
aplicación de conocimientos, sino también el desarrollo de habilidades cognitivas superiores, como la
resolución creativa de problemas y la capacidad de colaboración (Barrows, 2018). A través de este
enfoque, los estudiantes adquieren una comprensión más profunda de los conceptos al ser desafiados a
aplicar teorías y procedimientos matemáticos en contextos que simulan situaciones reales.
El modelo del ABP en matemáticas se basa en la premisa de que los problemas matemáticos no solo
deben abordarse desde una perspectiva técnica, sino también desde un contexto que permita al estudiante
conectar los conceptos con situaciones que tienen relevancia en su vida cotidiana (Braga et al., 2020).
La resolución de estos problemas, que a menudo no tiene soluciones únicas, permite que los estudiantes
exploren distintas estrategias y enfoques, desarrollando así una comprensión más sólida de las
herramientas matemáticas y su aplicabilidad.
El Impacto del ABP en el Aprendizaje de las Matemáticas
Uno de los principales impactos del ABP en la enseñanza de las matemáticas es la mejora en la
comprensión profunda de los conceptos. A diferencia del aprendizaje tradicional, que se centra en la
memorización y aplicación mecánica de fórmulas y procedimientos, el ABP fomenta la reflexión y el
análisis. Como señalan Zehner y Heaslip (2021), el ABP promueve una comprensión conceptual de las
matemáticas al invitar a los estudiantes a cuestionar y justificar cada paso del proceso, lo cual refuerza

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el aprendizaje a largo plazo y mejora las habilidades de resolución de problemas (Zehner y Heaslip,
2021).
El impacto de esta metodología también es evidente en la motivación y el compromiso de los
estudiantes. Cuando los problemas propuestos tienen un contexto real y están conectados con situaciones
cotidianas, los estudiantes se sienten más involucrados y perciben el aprendizaje como más relevante y
útil (Fagundes y Barbosa, 2019). Esto, a su vez, puede contribuir a reducir la ansiedad matemática, un
fenómeno común entre los estudiantes, al hacer que las matemáticas se vean no como una serie de
abstracciones, sino como una herramienta aplicable a la resolución de problemas reales (Rodríguez y
Pérez, 2018).
Además, el ABP fomenta un ambiente de aprendizaje colaborativo, esencial para el desarrollo de
habilidades de trabajo en equipo y comunicación. En el contexto de las matemáticas, los estudiantes no
solo resuelven problemas por sí mismos, sino que también colaboran y discuten estrategias con sus
compañeros. Según Perera et al. (2020), este tipo de interacción social en el proceso de aprendizaje
mejora la capacidad de los estudiantes para argumentar y defender sus soluciones matemáticas, lo que
resulta en una comprensión más profunda de los conceptos involucrados (Perera et al., 2020).
Integración de Tecnología en el ABP para la Enseñanza de las Matemáticas
La integración de tecnología en el ABP es un factor clave para maximizar su impacto en la enseñanza
de las matemáticas. Las herramientas tecnológicas, como las plataformas de simulación, el software de
resolución de problemas matemáticos y las aplicaciones de colaboración en línea, brindan a los
estudiantes recursos adicionales para explorar y resolver problemas de manera más eficaz (Buitrago,
2021). Estas tecnologías permiten que los estudiantes visualicen conceptos abstractos, experimenten con
diferentes escenarios y reciban retroalimentación instantánea, lo que facilita un aprendizaje más
dinámico y eficiente.
Según la investigación de Salinas y Gutiérrez (2022), el uso de tecnologías digitales dentro del marco
del ABP contribuye significativamente a mejorar la participación de los estudiantes y el acceso a una
mayor variedad de recursos educativos. Las herramientas como GeoGebra y plataformas de aprendizaje
adaptativo permiten que los estudiantes experimenten con la manipulación de variables, gráficos y

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ecuaciones, lo que refuerza su comprensión visual y conceptual de los temas matemáticos (Salinas y
Gutiérrez, 2022).
Además, la tecnología facilita la personalización del aprendizaje, permitiendo que los estudiantes
trabajen a su propio ritmo y reciban apoyo adicional cuando sea necesario. Esto es especialmente
relevante en matemáticas, donde los estudiantes a menudo tienen diferentes niveles de habilidad y
comprensión. La capacidad de adaptar los problemas y los materiales según las necesidades individuales
de los estudiantes potencia el enfoque inclusivo del ABP, brindando oportunidades de aprendizaje a
todos los estudiantes, independientemente de su nivel de competencia (López y Hernández, 2021).
El uso de software matemático, simuladores y plataformas interactivas facilita la visualización de
conceptos y mejora la motivación estudiantil. Investigaciones recientes han evidenciado que la
tecnología puede ser una herramienta clave para personalizar el aprendizaje y adaptarlo a las necesidades
individuales (Martínez y Sánchez, 2022).
Gamificación y aprendizaje basado en juegos
La gamificación es una estrategia que consiste en aplicar elementos y mecánicas propios de los juegos
en contextos que normalmente no son considerados lúdicos, como la educación, el trabajo o la salud.
Esta técnica ha demostrado ser efectiva para motivar, comprometer y mejorar el desempeño de las
personas en distintas áreas. Se define como una estrategia que incorpora elementos propios de los juegos
en entornos educativos con el fin de incrementar la motivación y la participación de los individuos.
Según García et al. (2020) la gamificación se centra en la aplicación de conceptos y técnicas de diseño
de juegos en entornos fuera de los juegos tradicionales. Esto puede incluir aplicaciones educativas, sitios
web, programas de entrenamiento empresarial, entre otros.
Por ejemplo, en el ámbito educacional, los maestros pueden usar la gamificación para hacer que el
aprendizaje sea más interactivo y divertido. Al integrar elementos de juego, como tablas de clasificación
para los mejores estudiantes o premios por completar tareas difíciles, los alumnos pueden sentirse más
motivados y comprometidos con su proceso de aprendizaje (García et al. 2020).
Ortiz et al. (2018) explican que la gamificación implica la integración de elementos del diseño de
videojuegos en ámbitos como la educación, el marketing, las empresas y otros, con el objetivo de hacer
que un producto, servicio o aplicación sea más divertido, atractivo y motivador. La gamificación en la

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educación permite crear ambientes de estudio más atrayentes y participativos, haciendo uso de
herramientas gamificadas se pueden diseñar didácticas y estrategias donde el estudiante adquiere
conocimientos y potencia habilidades de manera fluida y eficaz.
Fases del Diseño de la Herramienta de Gamificación Educativa
Además de tener en cuenta los elementos de la gamificación antes mencionados, es importante realizar
una serie de pasos para lograr diseñar la herramienta didáctica planteada como objeto de investigación.
Los pasos que se han determinado son los siguientes:
• Establecer los objetivos que se desean alcanzar con la herramienta.
• Descripción de los usuarios.
• Diseño de las fases o ciclos de la actividad.
• Empaparse de las diversas aplicaciones que existen para crear herramientas didácticas
gamificadas.
• Elección de la aplicación que permite la construcción de la didáctica gamificada.
• Diseño y creación de la didáctica gamificada.
• Prueba de la herramienta gamificada diseñada.
• Aplicación de la herramienta.
• Observación de resultados obtenidos con la aplicación de la herramienta gamificada.
Aspectos Esenciales en la Mediación Pedagógica con Recursos Gamificados
La mediación pedagógica con recursos gamificados implica el uso de elementos lúdicos en el proceso
de enseñanza-aprendizaje. Esta implica aprovechar las ventajas y potencialidades que esta mediación
ofrece para favorecer el aprendizaje de los estudiantes de manera efectiva, motivadora y significativa.
Algunos aspectos esenciales en este enfoque son:
1. Planificación: Es fundamental elaborar una planificación cuidadosa que integre los recursos
gamificados de manera efectiva en el proceso de enseñanza. Esto implica determinar los objetivos
de aprendizaje, identificar los juegos y recursos adecuados, y establecer los tiempos y espacios
de utilización.

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2. Motivación: Los juegos y elementos lúdicos son una excelente forma de motivar a los
estudiantes, ya que generan interés y diversión. La mediación pedagógica debe enfocarse en
aprovechar esta motivación para impulsar el aprendizaje.
3. Contextualización: Es importante que los recursos gamificados estén contextualizados en las
áreas o temas de estudio. De esta forma, se promueve el aprendizaje significativo y se facilita la
transferencia de conocimientos a situaciones reales.
4. Retroalimentación: Los juegos y elementos lúdicos permiten una retroalimentación inmediata y
constante. La mediación pedagógica debe aprovechar esta retroalimentación para identificar los
errores y aciertos de los estudiantes, y utilizarla como guía para reforzar o corregir el aprendizaje.
5. Colaboración: Los juegos y recursos gamificados fomentan la cooperación entre los estudiantes.
La mediación pedagógica debe fomentar el trabajo en equipo, la comunicación y el intercambio
de ideas, de manera que se potencie el aprendizaje cooperativo.
6. Evaluación: La evaluación en la mediación pedagógica con recursos gamificados debe ser
formativa e integral. Se deben utilizar distintas estrategias de evaluación, como la observación
directa, la revisión de los registros y la participación de los estudiantes en la reflexión sobre su
propio aprendizaje.
7. Flexibilidad: La mediación pedagógica con recursos gamificados debe ser flexible y adaptarse a
las necesidades y características de los estudiantes. Se deben ofrecer distintas opciones y niveles
de dificultad, de manera que cada estudiante pueda avanzar a su propio ritmo y nivel de
aprendizaje.
En la implementación de didácticas gamificadas como mediación pedagógica deben tenerse en cuenta
una serie de consideraciones, la más relevante es que sea una experiencia positiva, divertida y
enriquecedora para el estudiante, debe diseñarse considerando las particularidades de casa alumno y
superar sus expectativas para que resulte atractiva (Ortiz et al., 2018).
Según Hernández et al. (2020) algunos de los beneficios más destacados de la gamificación son:
1. Motivación: La gamificación crea un entorno de aprendizaje o trabajo más motivador y divertido.
El uso de recompensas, desafíos y competencias estimula el interés y la participación de los

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individuos. Al tener objetivos claros y recibir retroalimentación constante, los participantes se
sienten más motivados para lograr sus metas.
2. Compromiso: La gamificación genera un mayor compromiso y sentido de pertenencia hacia la
actividad que se está realizando. Al convertir las tareas en desafíos o misiones, se crea un
sentimiento de progreso y superación personal. Los participantes se involucran de forma más
activa, se esfuerzan por mejorar y desarrollan una actitud más positiva hacia el aprendizaje o el
trabajo.
3. Aprendizaje efectivo: La gamificación tiene un efecto positivo en el proceso de aprendizaje al
integrar elementos de interacción, retroalimentación y niveles de dificultad progresivos, lo que
facilita la comprensión y retención de los contenidos. Además, la gamificación promueve el
desarrollo de habilidades como la resolución de problemas, la toma de decisiones y el
pensamiento crítico.
4. Colaboración: La gamificación promueve el trabajo en equipo y la cooperación. Algunas
dinámicas de juego requieren de la participación y colaboración de varios jugadores para resolver
desafíos o alcanzar objetivos. Esto promueve el aprendizaje social, la comunicación y el
desarrollo de habilidades sociales, como la empatía y el respeto hacia los demás.
5. Evaluación continua: La gamificación permite realizar un seguimiento continuo del desempeño
de los participantes. A través de mecanismos de puntuación, medallas o rangos, se puede evaluar
de manera instantánea los logros y áreas de mejora de cada individuo. Esta retroalimentación
continua mejora la autorreflexión y el autoaprendizaje.
6. Reducción del estrés: La gamificación puede contribuir a reducir el estrés y la ansiedad
asociados a situaciones de aprendizaje o trabajo. Al convertir las actividades en un juego, se crea
un ambiente más relajado y divertido, favoreciendo la concentración y la disposición mental
positiva.
Dicho esto, la implementación de la gamificación no solo optimiza la motivación y el compromiso, sino
que también potencia el aprendizaje activo, el desarrollo de habilidades críticas y la fidelización en
diversos contextos. Esto la convierte en una estrategia integral y efectiva que vale la pena explorar en
profundidad para los nuevos métodos complementarios de enseñanza y aprendizaje.

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Evaluación de estrategias didácticas en matemáticas
La evaluación de estrategias didácticas en matemáticas es un aspecto fundamental para garantizar la
efectividad del proceso de enseñanza y aprendizaje, es un componente fundamental de cualquier
estrategia de enseñanza. Métodos como la evaluación formativa, las rúbricas y los portafolios permiten
un seguimiento continuo del aprendizaje y fomentan la autoevaluación (Fernández et al., 2020). En un
contexto educativo dinámico, las estrategias didácticas deben ser evaluadas y ajustadas para asegurar
que los estudiantes desarrollen una comprensión sólida de los conceptos matemáticos y las habilidades
necesarias para aplicarlos en situaciones prácticas.
Importancia de la Evaluación en las Estrategias Didácticas
La evaluación de las estrategias didácticas tiene como objetivo determinar si los métodos utilizados en
el aula son efectivos para fomentar el aprendizaje y si están alineados con los objetivos de la enseñanza.
Según Sosa y García (2019), la evaluación debe ser un proceso continuo y formativo, en el que los
docentes recopilen información sobre el progreso de los estudiantes a lo largo del curso, a través de
diferentes tipos de actividades, tareas y evaluaciones. Este enfoque permite a los docentes ajustar sus
estrategias de manera oportuna, mejorando el rendimiento académico de los estudiantes y garantizando
que los objetivos de aprendizaje sean alcanzados (Sosa y García, 2019).
En matemáticas, las estrategias didácticas pueden variar ampliamente, desde métodos tradicionales
como la enseñanza expositiva hasta enfoques más innovadores como el Aprendizaje Basado en
Problemas (ABP) o el uso de herramientas tecnológicas. La evaluación de estas estrategias no solo se
centra en el rendimiento de los estudiantes en las pruebas, sino también en cómo las metodologías
favorecen el desarrollo de habilidades críticas, la resolución de problemas y la comprensión conceptual
de las matemáticas (González y López, 2020).
Enfoques para Evaluar Estrategias Didácticas en Matemáticas
El primer paso en la evaluación de estrategias didácticas es establecer criterios claros y objetivos que
permitan medir tanto los procesos de enseñanza como los resultados de aprendizaje. Según Herrera y
Castro (2021), los criterios deben incluir aspectos como la claridad y coherencia de la explicación, la
participación de los estudiantes, la relevancia de los contenidos y la efectividad de las herramientas
tecnológicas utilizadas. Además, deben tener en cuenta el desarrollo de habilidades cognitivas de alto

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nivel, como el pensamiento crítico y la capacidad de resolución de problemas, que son esenciales en las
matemáticas.
Una de las estrategias más evaluadas es el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), el cual involucra a
los estudiantes en la resolución de problemas complejos que requieren el uso de conceptos matemáticos.
Según Martínez y Romero (2022), el ABP promueve la adquisición de conocimientos de manera activa,
permitiendo que los estudiantes construyan su comprensión mediante la investigación y el análisis. La
evaluación de esta estrategia se centra en la capacidad de los estudiantes para aplicar los conceptos
matemáticos de manera efectiva, su habilidad para colaborar con otros y su capacidad para reflexionar
sobre el proceso de aprendizaje (Martínez y Romero, 2022).
Otro enfoque relevante para la evaluación es el uso de tecnología en el aula de matemáticas. Las
herramientas digitales, como plataformas de aprendizaje adaptativo o aplicaciones de resolución de
problemas, proporcionan a los docentes una gran cantidad de datos sobre el progreso de los estudiantes.
La evaluación del uso de tecnología debe considerar no solo el rendimiento de los estudiantes, sino
también cómo la tecnología facilita la personalización del aprendizaje, la visualización de conceptos
abstractos y la colaboración en tiempo real. Como indican López y Vargas (2020), el uso adecuado de
la tecnología puede transformar las estrategias didácticas en matemáticas, pero su impacto debe ser
evaluado en términos de cómo mejora la comprensión y la aplicación de los conceptos por parte de los
estudiantes (López y Vargas, 2020).
Métodos de Evaluación: Cuantitativos y Cualitativos
Existen diversos métodos para evaluar la efectividad de las estrategias didácticas en matemáticas, los
cuales se pueden clasificar en cuantitativos y cualitativos. Los métodos cuantitativos, como los
exámenes estandarizados y las evaluaciones de rendimiento, permiten medir el progreso de los
estudiantes en términos de resultados concretos. Estos métodos son útiles para evaluar la comprensión
de los contenidos matemáticos y las habilidades de resolución de problemas de manera objetiva. Sin
embargo, tal como argumentan Ramírez y Martínez (2018), los métodos cuantitativos por sí solos no
son suficientes para evaluar el proceso de aprendizaje en su totalidad, ya que no capturan aspectos
cualitativos como la actitud de los estudiantes, la motivación o su capacidad para aplicar los conceptos
en contextos diferentes (Ramírez y Martínez, 2018).

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Por otro lado, los métodos cualitativos, como las observaciones en el aula, las entrevistas con estudiantes
y las reflexiones sobre el proceso de enseñanza, permiten obtener una visión más profunda de cómo las
estrategias didácticas influyen en el aprendizaje. A través de la observación directa, los docentes pueden
evaluar la participación de los estudiantes, su nivel de compromiso y las interacciones entre ellos. La
retroalimentación cualitativa obtenida de los estudiantes también es esencial para ajustar las estrategias
didácticas y hacerlas más efectivas (Mendoza y Soto, 2021).
Evaluación del Aprendizaje Colaborativo en Matemáticas
En las estrategias didácticas modernas, el trabajo colaborativo es un componente clave, especialmente
en metodologías como el ABP y el aprendizaje basado en proyectos. La evaluación del aprendizaje
colaborativo implica medir no solo el rendimiento individual, sino también la dinámica del grupo, las
habilidades de comunicación, la resolución conjunta de problemas y la capacidad de los estudiantes para
compartir ideas y soluciones. Según García y Pérez (2020), la evaluación del trabajo en equipo en
matemáticas debe incluir tanto aspectos individuales como colectivos, evaluando la participación de
cada miembro, el proceso de negociación y consenso, y la calidad de las soluciones propuestas por el
grupo.
METODOLOGÍA
Este estudio es un análisis cualitativo exploratorio que se desarrolla por medio de una revisión
documental, pues se centra en la exploración de significados, experiencias a través de métodos como
entrevistas o análisis de documentos. Esta es una metodología de investigación que consiste en el análisis
sistemático y crítico de documentos y materiales escritos o digitales relevantes para el tema de estudio.
Este enfoque permite recopilar, organizar, evaluar e interpretar información preexistente para generar
conocimiento, identificar tendencias o fundamentar un marco teórico (Gómez, Carranza, y Ramos,
2017).
De acuerdo con Corona y Almón (2023), entre las principales características de esta metodología se
encuentra el uso de fuentes preexistentes al examinar documentos ya disponibles, como libros, artículos
académicos, informes, bases de datos, leyes, registros históricos o páginas web. En segundo lugar, el
desarrollo del estudio tiene un enfoque sistemático, porque implica seguir un plan organizado para
identificar, seleccionar y analizar las fuentes relevantes. No tiene una intervención directa, a diferencia

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de otras metodologías como encuestas o experimentos, no requiere la interacción con sujetos de estudio.
Y es versátil, pues es aplicable en investigaciones cualitativas, cuantitativas o mixtas (Gómez, Carranza,
y Ramos, 2017).
RESULTADOS
Las metodologías activas en la enseñanza de las matemáticas han cobrado relevancia con la
incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), permitiendo transformar
la manera en que los estudiantes interactúan con los contenidos matemáticos. Estas metodologías, que
incluyen el aprendizaje basado en problemas, la gamificación y la enseñanza invertida, favorecen una
comprensión más profunda de los conceptos matemáticos al promover un aprendizaje activo,
colaborativo y personalizado.
El uso de la tecnología en estas estrategias facilita la resolución de problemas en entornos dinámicos,
fomenta la motivación y el compromiso de los estudiantes y permite una enseñanza más adaptada a las
necesidades individuales. Sin embargo, para que la integración de las TIC en las metodologías activas
sea realmente efectiva, es fundamental superar desafíos como la infraestructura tecnológica, la
capacitación docente y el acceso equitativo a los recursos digitales. Una estrategia pedagógica bien
diseñada es clave para maximizar su impacto en el aprendizaje.
Un obstáculo importante en la implementación de estas metodologías es la resistencia al cambio por
parte de algunos docentes. A pesar de los beneficios potenciales de las TIC, muchos educadores
enfrentan dificultades en su integración debido a la falta de formación, la escasez de tiempo y la
incertidumbre sobre su efectividad. Como señalan Pérez y González (2022), la capacitación docente
debe ser continua y enfocada no solo en el uso técnico de las herramientas digitales, sino en cómo estas
pueden potenciar estrategias activas de enseñanza y mejorar el aprendizaje de los estudiantes.
En este contexto, el apoyo institucional es esencial para consolidar un modelo educativo basado en
metodologías activas y tecnología. Asimismo, los planes de estudio deben adaptarse para incluir de
manera efectiva estas herramientas, promoviendo su uso en actividades cotidianas del aula. Como
afirman Rodríguez y Martínez (2018), la clave no está en utilizar la tecnología como un recurso
adicional, sino en integrarla dentro de un enfoque pedagógico innovador que transforme la enseñanza
de las matemáticas en una experiencia interactiva y significativa.

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Muchos resultados investigativos indican que metodologías activas como el ABP y la gamificación
mejoran la comprensión matemática. Además, la integración de tecnología (software matemático,
simuladores, plataformas interactivas) potencia la participación estudiantil y facilita la resolución de
problemas complejos. Es por eso que los enfoques constructivistas fomentan el pensamiento crítico y la
resolución creativa de problemas matemáticos.
DISCUSIÓN
El análisis de estrategias didácticas muestra que la combinación de metodologías tradicionales con
enfoques innovadores es la clave para un aprendizaje matemático efectivo. La adaptación a las
necesidades individuales y el uso de tecnología son fundamentales para mejorar el rendimiento
académico y la motivación. Los resultados concuerdan con estudios previos que destacan la importancia
de enfoques activos y personalizados para la enseñanza de las matemáticas, y las metodologías activas
basadas en la tecnología representan una oportunidad valiosa para transformar la enseñanza y el
aprendizaje de las matemáticas. Al promover un enfoque más participativo, interactivo y centrado en el
estudiante, estas estrategias pueden mejorar la comprensión, la motivación y el rendimiento de los
estudiantes en matemáticas.
Todo esto evidencia que la integración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)
en las metodologías activas de enseñanza de las matemáticas no solo mejora la comprensión conceptual,
sino que también incrementa la participación y motivación de los estudiantes. Sin embargo, su
implementación enfrenta desafíos que requieren atención para garantizar una adopción efectiva y
equitativa.
Uno de los aspectos clave es la necesidad de una capacitación docente continua, ya que el éxito de estas
metodologías depende en gran medida de la preparación del profesor para diseñar experiencias de
aprendizaje dinámicas e interactivas. Tal como lo plantean Pérez y González (2022), el conocimiento
técnico sobre herramientas digitales debe complementarse con estrategias pedagógicas que favorezcan
un aprendizaje activo. En este sentido, la formación no debe centrarse únicamente en el uso de software
o plataformas, sino en cómo estos recursos pueden integrarse dentro de enfoques como el aprendizaje
basado en proyectos, la gamificación y la enseñanza invertida.

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Otro punto crucial es la infraestructura y el acceso a la tecnología. Aunque las TIC han demostrado su
potencial en la enseñanza de las matemáticas, su implementación sigue siendo desigual, lo que genera
brechas en el aprendizaje. Como afirman Rodríguez y Martínez (2018), la efectividad de estas
metodologías radica en su accesibilidad, por lo que las instituciones educativas deben garantizar que
todos los estudiantes tengan acceso a dispositivos y conexión a internet adecuados.
Además, es importante considerar la actitud de los estudiantes frente a estas metodologías. Mientras que
algunos muestran una mayor motivación y compromiso cuando se incorporan herramientas digitales,
otros pueden sentirse abrumados si no cuentan con habilidades digitales desarrolladas. Esto sugiere la
necesidad de diseñar estrategias de acompañamiento que permitan una transición progresiva hacia un
aprendizaje mediado por la tecnología, sin que represente una barrera adicional.
Finalmente, la evidencia respalda la idea de que la tecnología, por sí sola, no garantiza una enseñanza
más efectiva, sino que debe estar respaldada por un enfoque pedagógico sólido. La simple digitalización
de contenidos no transforma la educación matemática; en cambio, el uso intencionado de TIC en
metodologías activas crea un entorno de aprendizaje más significativo, donde los estudiantes no solo
adquieren conocimientos, sino que desarrollan habilidades para la resolución de problemas, el
pensamiento crítico y la autonomía en su aprendizaje.
Estos hallazgos subrayan la importancia de seguir explorando modelos innovadores de enseñanza que
combinen tecnología y metodologías activas, asegurando que su implementación sea equitativa, efectiva
y alineada con las necesidades del contexto educativo actual.
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