pág. 2006
INTRODUCCIÓN
La hematuria es la presencia de hematíes en la orina, esta se puede clasificar en macroscópica o
microscópicamente. Se considera anormal la existencia de más de 5 hematíes por campo (con objetivo
400x) en orina fresca centrifugada, o más de 5 hematíes por mm3 en orina fresca no centrifugada en tres
muestras de orina consecutivas y separadas entre ellas de 2 a 4 semanas. La incidencia estimada de
hematuria macroscópica es de 1.3 por 1,000 niños y la prevalencia de hematuria microscópica oscila
entre 0.15 y 2%.1,2
En los pacientes pediátricos, la principal clasificación para el estudio de la hematuria es en glomerulares
y no glomerulares; las cuáles a su vez se pueden subclasificar. Las hematurias glomerulares en
familiares, adquiridas y de origen sistémico; mientras que la no glomerular en congénitas, adquiridas y
las uropatías.3
La principal preocupación en el paciente pediátrico es diferenciar entre causas glomerulares y no
glomerulares. La hematuria macroscópica es más común que se asocie a infecciones del tracto urinario.
La hematuria persistente con proteinuria es probable que se deba a una enfermedad glomerular. 4,5
El enfoque de la hematuria está determinado por su presentación clínica y su repercusión analítica, lo
que nos permitirá orientarnos hacia un diagnóstico; sin embargo, es frecuente que la causa de hematuria
persista desconocida, siendo preciso el seguimiento periódico en consultas de nefrología pediátrica.6
Para el diagnóstico de la hematuria en los pacientes pediátricos se debe de realizar d forma sistematizada,
tomando en cuneta en primera instancia la anamnesis personal, antecedentes familiares, el examen físico
y se pueden elaborar exámenes de laboratorio e imagen complementarios que permitan determinar la
etiología de la hematuria. 1,7,9
Es importante tener en cuenta los criterios de referencia, ya que estos datos permitirán tanto al personal
de salud como al paciente y a los familiares poder brindarles una mejor orientación para el manejo de
esta entidad, siendo estos criterios los siguientes: sospecha de origen glomerular con síndrome nefrítico
acompañante (elevación de creatinina, oliguria, hipertensión arterial, edemas) o síntomas sugestivos de
enfermedad sistémica, hematuria macroscópica por traumatismo abdominal, hematuria macroscópica
franca asintomática que se mantiene más de 7 días, hematuria macroscópica recurrente, microhematuria
persistente confirmada.8