La huella ecol�gica, indicador de sostenibilidad ambiental y social

 

Jos� Claudio Guar�n Calle

[email protected]

Instituci�n Educativa Las Guacas Corinto Cauca.

Maestrante Pedagog�a Ambiental para el Desarrollo Sostenible,

4�. Semestre. Universidad Popular del Cesar.

Celular y whatsapp: 3104942068

 

Yoorsoly Vitonc� Orozco

[email protected]

Instituci�n Educativa T�cnico Tunia Piendam� Cauca.

Maestrante Pedagog�a Ambiental para el Desarrollo Sostenible,

�4�. Semestre. Universidad Popular del Cesar.

Celular y whatsapp: 3163563293

 

RESUMEN

Ultimamente el planeta tierra ha experimentado diversos cambios y manifestaciones que ponen en jaque la vida de hombre y de todas las especie en general; una realidad que se asocia principalmente al abuso en la utilizaci�n de los recursos para satisfacer la industria o los mercados de bienes y servicios. El presente articulo tuvo como objetivo, fomentar la responsabilidad social en la huella ecol�gica, a partir del an�lisis de un caso particular en la Comunidad Educativa T�cnico Tun�a de Piendam�. La metodolog�a utilizada tuvo un enfoque cualitativo, donde se tom� como referente el tipo investigaci�n aplicada IAP, la cual comprendi� la aplicaci�n de una entrevista en profundidad al caso donde particip� un docente de la instituci�n. Igualmente se utiliz� la herramienta Global Footprint Network, para evaluar los indicadores mas importantes, acorde al objetivo propuesto. Se concluye que la huella ecol�gicas del caso de estudio se ubica en el 4.3 muy por encima del valor nacional de 1.9 y de la internacional que se ubica en 2.87. La reducci�n de la huella ecol�gica, implica un proceso de transformaci�n de las actividades y la formaci�n de h�bitos para el buen manejo de los residuos y desechos.

 

Palabras claves: huella ecol�gica; desarrollo sostenible; indicador de sostenibilidad; medio ambiente


 

Ecological footprint, environmental and social impact indicator

 

ABSTRACT

Lately the land plant has undergone various changes and manifestations that put in check the life of man and of all species in general; a reality that is mainly associated with the use of resources to satisfy the industry or the markets for goods and services. The objective of this article was to promote social responsibility in the ecological footprint, based on the analysis of a particular case in the Tun�a de Piendam� Technical Educational Community. The methodology used had a qualitative approach, where the IAP applied research type was taken as a reference, which included the application of an in-depth interview to the case where a teacher from the institution participated. Likewise, the Global Footprint Network tool was used to evaluate the most important indicators, according to the proposed objective. It is concluded that the ecological footprint of the case study is located at 4.3, well above the national value of 1.9 and the international one, which is located at 2.87. The reduction of the ecological footprint implies a process of transformation of activities and the formation of habits for the proper management of waste and waste.

 

Keywords: ecological footprint; sustainable development; sustainability indicator; environment

 

 

Art�culo recibido:� 15 enero 2022

Aceptado para publicaci�n: 08 febrero 2022

Correspondencia: [email protected]

Conflictos de Inter�s: Ninguna que declarar

 

 

 

 

 

 

 

INTRODUCCI�N

Hist�ricamente la sociedad ha vivido una situaci�n cr�tica a nivel ambiental, toda vez que los conceptos y teor�as del modelo capitalista dominante, est�n pensados desde una cultura superior quien promueve una forma �nica de ver el mundo, un proyecto excluyente que deja por fuera importantes actores sociales como las mujeres, los ni�os, los ancianos, pero sobre todo, ha desconocido las riquezas naturales y culturales de los pueblos minoritarios (Torbisco, 2000). Al respecto Bauman (2000) expresa que el hombre vive en una �sociedad l�quida�, marcada por el consumo desmedido, influenciado por los medios de comunicaci�n, donde el deseo de estar a la moda y el inter�s econ�mico han dado lugar a un fen�meno que invita a consumir y consumir, lo que ha promovido el desarraigo de los recursos naturales incluso por encima de la capacidades del planeta.

En este sentido, las conductas consumista han generado un escenario perfecto para la explotaci�n indiscriminada de los resursos naturales y por ende el surgimiento de nuevos desarrollos tecnol�gicos que poco le aportan al medio ambiente, sino que van en detrimento de este �ltimo causando serias afectaciones en los ecosistemas, (Salazar, 2018). De hecho, la transformaci�n del suelo, la fabricaci�n de bienes a gran escala, esta llevando al agotamiento de recursos no renovables como el agua, las flora, minerales entre otros, que son vitales para la supervivencia de las especies, ha llevado a la dregradaci�n de las capas del subsuelo y los ecosistemas en general, afectando directamente las especies nativas de la fauna y flora.

Por consiguiente, los humanos en las �ltimas d�cadas hemos sido testigos de las diferentes manifestaciones ambientales como desbordamiento de r�os, las lluvias intensas, temperaturas sofocantes, movimientos s�smicos, entre otros fen�menos naturales que viene afectando considerablemente la vida en el planeta, impactando especialmente en los grupos menos favorecidos como campesinos, agricultores, ind�genas o aquellos asentamientos que se ubican en los centros perif�ricos de las grandes ciudades. Esta realidad ha visto agravada por la falta de h�bitos frente al manejo de los residuos y desechos, lo que ha dado lugar a la proliferaci�n de vectores y roedores que constituyen un riesgo para la salud de los habitantes, sobre todo por la liberaci�n de gases y part�culas de efecto invernadero, (Jaramillo y Zapata, 2008).

As� mismo, se vislumbra un total desaprovechamiento de los materiales que pueden ser reincorporados a las cadenas productivas como el pl�stico, papel y el vidrio, pero quiz� lo que m�s llama la atenci�n es el poco inter�s de aprovechar los residuos org�nicos, desconociendo su potencial en la producci�n agr�cola, siendo esta �ltima el principal rengl�n econ�mico de los habitantes. Lo anterior, pone en evidencia la falta de estrategias sobre el manejo de los residuos por parte de los individuos y el Estado, lo cual se asocia a varios aspectos, pero en especial a la falta de un factor motivacional que despierte el inter�s por cuidar los ecosistemas y el medio ambiente en general.

Frente a esta realidad, la corriente estad�stica de la huella ecol�gica, plantea un tipo de gesti�n ambiental desde una perspectiva transformadora, cr�tica, reflexiva y contextualizada, donde todas las acciones ambientales se desarrollen acorde a las riquezas culturales de las comunidades, a fin de que se alcance una perspectiva de cambios que permita promover h�bitos ambientalmente saludables desde y para el contexto. De hecho la huella ecol�gica es entendida como un concepo general e individual, que muestra sus repercusiones de las actividades del hombre, en los ecosistemas, en la medida que arroja informaci�n importante para dar soluciones a la crisis socio-ambiental, desde una posici�n pol�tica, pues, es un indicador que estima el impacto real de la actividad humana sobre el entorno natural y la misma sociedad, (Mart�nez, 2007).

Asi mismo, se trata de un indicador del impacto que ejerce una cierta comunidad humana sobre su entorno ecol�gico en el que se relacionan los elementos naturales tales como sabanas, bosques, ecosistemas acu�ticos, con los h�bitos de consumo y el nivel de vida de un grupo humano, no solo el �rea de territorio ecol�gicamente necesaria para producir los recursos utilizados, sino tambi�n el �rea necesaria para asimilar los residuos, las basuras y la contaminaci�n producida por una poblaci�n determinada con un nivel de vida espec�fico durante un tiempo indefinido, (Boh�rquez, 2006). Desde esta perspectiva, se busca impulsar una pol�tica p�blica incluyente, que respondan a una verdadera transformaci�n social para poder afrontar las verdaderas necesidades de la poblaci�n en el marco de un modelo de desarollo sostenible.

En otras palabras, la huella ecol�gica constituye una metodolog�a para visualizar de manera cuantitativa el consumo de recursos ambientales, lo cual resulta fundamental para el desarrollo de la gesti�n ambiental, adem�s porque aporta instrumentos que estimulen y viabilicen esta tarea, dado que mide la cantidad de superficie de tierra biol�gicamente productiva necesaria para producir bienes y servicios que consumimos, y absorber los residuos que producimos, adem�s de que permite medir la presi�n ejercida por los humanos sobre la naturaleza, (P�rez et al., 2015).

Para entender el concepto, se puede partir de algunas observaciones: La Tierra tiene un �rea total de 51 mil millones de hect�reas, s�lo 11.4 mil millones de ellos son biol�gicamente productivos: los campos cultivables, los bosques que absorben CO2, los oc�anos que producen los peces, etc. pero no los desiertos, por ejemplo, donde no es cultivable (G�ndara, 2011). En esta area se distribuyen los 7.700 millones de personas, una poblaci�n que va en aumento d�a tras d�a y va dejando una huella ecol�gica sin precendentes, en la medida que sus actividades realizadas a nivel individual, familiar o empresarial implican la utilizaci�n de enormes cantidades de recursos, muchos de ellos no renovables, adem�s de la emisi�n de materiales contaminantes, (McAuliffe y Khadria, 2019).

Ahondando en el concepto, la huella ecol�gica representa una estimaci�n de la superficie necesaria para una persona o grupo de personas para producir lo que consumen y lo que rechazan, se expresa en unidad de superficie: hect�rea (10.000 m�). Por ello, si hubiera una distribuci�n equitativa de �rea biol�gicamente productiva de la tierra entre todos sus habitantes, cada uno tendr�a un "derecho" a 1,75 has. Si se reserva un espacio para la diversidad biol�gica a la "naturaleza salvaje", queda alrededor de 1,6 hect�reas para satisfacer sus necesidades a largo plazo. Sin embargo, en promedio, cada individuo "consume" ya 2,2 hect�reas, lo cual resulta cr�tico si se tiene en cuenta que la demanda de bienes y servicios por parte de los habitantes supera de mucho la oferta del planeta, (S�nchez et al., 2019).

A esta realidad se suma la distrubuci�n inequitativa de los resursos naturales, por ejemplo: en promedio, un europeo necesitar�a 4,5 hect�reas, mientras que un norteamericano necesitar�a 6,6 hect�reas y un africano 2,7 (Garrett, 2021). Asi mismo, es de aclarar que la huella ecol�gica de los pa�ses desarrollados y de la poblaci�n mundial sigue creciendo: el �rea productiva disponible por persona se reduce as� d�a tras d�a y por ende causa seria afectaciones al sistema que sostiene la vida de la Tierra, de ah� la inmensa responsabilidad que tiene el hombre sobre sus hombros.

Aunque Colombia presenta una huella ecol�gica relativamente baja, (1,9 has/persona), no es posible afirmar que dicha cifra indique la existencia de una sociedad ambientalmente sostenible, pues seg�n los datos de la Global Footprint Network, en 2016 (medici�n de 2012), el pa�s se ubicaba en el puesto 92 entre 150 pa�ses analizados por su huella ecol�gica, mientras que por su biocapacidad ocupaba el puesto14, (Palomares, 2018). La mayor proporci�n de este valor estuvo representada por las emisiones de carbono que tuvieron un auge en los a�os ochenta-noventa, alcanz� los 0,5 GHA y que tienden a tener un aumento para el a�o 2012 de hasta 0,7 GHA, (Palomares, 2018).

Expuesto lo anterior, el presente articulo tiene como objetivo general determinar c�mo la huella ecol�gica, permite fomentar la responsabilidad social, impulsar un adecuado aprovechamiento y disposici�n de los recursos existentes, ademas de analizar un caso particular sobre el c�lculo de la medici�n de dicho indicador, con el fin de para promover su comprensi�n en la Comunidad Educativa T�cnico Tun�a de Piendam� en el marco de un proceso de desarrollo sostenible que pueda ser replicado a nivel institucional y comunitario.

El presente proyecto es de gran importancia porque permite generar conciencia ambiental en todos los miembros de la comunidad educativa mediante la capacitaci�n y formaci�n ambiental sobre el aprovechamiento y disposici�n de los residuos s�lidos inorg�nicos, generados por la comunidad educativa T�cnico Tun�a, que beneficie los entornos escolares y disminuya la contaminaci�n ambiental. El proyecto se considera innovador porque involucra al estudiantes y su familia en el proceso de reciclaje y comprometer a todos los docentes, administrativos y l�deres comunitarios implica hacer trabajo en equipo, para viabilizar nuevas posibilidades y propuestas que permitan mantener un entorno limpio, agradable y saludable para la comunidad educativa.

En consecuencia, este proyecto tiene un impacto social positivo porque beneficia a todas las comunidades educativas, la poblaci�n y el entorno aleda�o a la instituci�n, porque motivada la formacion h�bitos ambientales saludables, a partir de el manejo adecuado de los residuos s�lidos en caminados la mitigaci�n de la contaminaci�n ambiental, pero al mismo tiempo a la reutilizaci�n de los materiales recuperables como madera, pl�stico, metales, vidrios, entre otros. En otras palabras el proyecto est� encaminado a que, desde la familia del estudiante recicle y sobre todo tome conciencia de no arrojar la basura, sino, que se cree una cultura para el mejoramiento del ambiente escolar, familiar y comunitario.

De igual manera, el presente estudio tiene un gran valor te�rico, dado que, el cual est� inscrito dentro del Proyecto Ambiental Escolar (PRAE), a traves del cual se promueve el an�lisis y la comprensi�n del problema, donde se eval�a la influencia de la propuesta metodol�gica al capacitar en escuela de padres y al crear vig�as ambientales en los cambios de actitud frente a la buena disposici�n de los residuos s�lidos inorg�nicos (Pl�stico). Asi mismo, permite orientar a la comunidad educativa para mejorar las pr�cticas educativas frente a la protecci�n del medio ambiente y el ecosistema en general, acorde con la realidad que viven los estudiantes y la comunidad.

MATERIALES Y M�TODOS

Para llevar a cabo la presente investigaci�n, fue preciso recurrir al enfoque cualitativo, desde la perspectiva de Hern�ndez, Fern�ndez y Baptista (2006), la cual tiene como finalidad especial la obtenci�n de los hallazgos, el an�lisis y la interpretaci�n de los mismos, para llegar a su comprensi�n y difusi�n, en �ltimo t�rmino, la mejora de la realidad investigada. Este enfoque fue de gran utilidad dado que, permiti� obtener informaci�n con base en las cualidades de los participantes lo que condujo a resultados concretos, para determinar c�mo la huella ecol�gica y el aprovechamiento de los recursos naturales de manera �ptima, permite fomentar� el desarrollo sostenible individual y colectivamente.

El paradigma de investigaci�n es Socio-Cr�tico, el cual considera que el conocimiento se construye siempre por intereses que parten de las necesidades de las comunidades; pretende la autonom�a racional y liberadora del ser humano; y se consigue mediante la capacitaci�n de los sujetos para la participaci�n y transformaci�n social, (Mart�nez, 2004). As� mismo este enfoque utiliza la autorreflexi�n y el conocimiento interno y personalizado para que cada quien tome conciencia del rol que le corresponde dentro del grupo; para ello se propone la cr�tica ideol�gica y la aplicaci�n de procedimientos del psicoan�lisis que posibilitan la comprensi�n de la situaci�n de cada individuo, descubriendo sus intereses a trav�s de la cr�tica, (Mart�nez, 2004).

En lo que refiere al tipo de estudio, se recurre a Investigaci�n, Acci�n, Participaci�n, (IAP); pues como su nombre lo indica, el investigador participa de manera activa en la realidad que se investiga, para identificar sus propias necesidades (diagn�stico) y por ende lograr la transformaci�n del contexto de los participantes (Balcazar, 2003). Este tipo de investigaci�n aporta un car�cter protag�nico a las comunidades en la transformaci�n social y ambiental que necesitan, y el problema a investigar es delimitado, atendido, analizado y confrontado por la propia comunidad afectada, puesto que el papel del investigador es el de ser dinamizador y orientador del proceso, produci�ndose una relaci�n con la comunidad.

La poblaci�n contempla los Integrantes de la comunidad de la Instituci�n Educativa T�cnico Tun�a del Municipio de Piendam�-Cauca. (Estudiantes, docentes, administrativos, padres de Familias y l�deres comunitarios). Los estudiantes de la Instituci�n se distribuyen en cuatro sedes educativas para un total de setecientos siete (707) estudiantes. Los docentes y directivos docentes suman un total de cuarenta y ocho (48), son diez (10) l�deres Comunitarios, los cuales se escogen por el m�todo de conveniencia.

Para la elecci�n de la muestra se utiliza el muestreo no probabil�stico estrat�gico, tambi�n conocido como muestreo por conveniencia, debido a que la selecci�n de las unidades muestrales responden a los criterios del investigador (Hern�ndez et al., 2006). En este sentido, el n�mero de participantes, se define teni�ndose en cuenta la naturaleza del fen�meno a investigar (Inadecuado aprovechamiento y disposici�n de los residuos s�lidos inorg�nicos y la poca responsabilidad en la Huella Ecol�gica en la comunidad Educativa T�cnico Tun�a de Piendam�), Es decir un total, de ciento treinta y dos (132), con este n�mero se estima que se puede recoger la informaci�n necesaria para sacar adelante la investigaci�n.

En lo que se refiere a las variables, esta fueron establecidas a partir de los objetivos propuestos, entre los que se destacan, responsabilidad ambiental, huella ecol�gica, aprovechamiento y disposici�n de los residuos s�lidos inorg�nicos. Estas categor�as constituyen la columna vertebral para la elaboraci�n de los instrumentos de recolecci�n de los datos en especial la entrevisa semiestructurada aplicada a estudiantes, a docentes, a padres de familia y a lideres de la comunidad. Asi mismo estas categor�as facilitaron la estructuraci�n de la informaci�n obtenida en las obsevaciones participantes realizadas al caso de estudio, las cuales fueron registradas en los diarios de campo.

Para el an�lisis del caso particular del c�lculo de la huella ecol�gica se tom� como referencia las publicaciones m�s recientes del Global Footprint Network en torno al c�lculo de la huella ecol�gica de las naciones (WWF, 2019). Como herramienta de c�lculo se emple� la calculadora de huella ecol�gica personal disponible en la p�gina web Estrategia UPB Sostenible (2019) de la Universidad Pontificia Bolivariana de Colombia, denominada footoprint calculator, en la cual se pueden ingresar la cantidad de bienes consumibles m�s relevantes. como el uso de la tierra, la energ�a el consumo de alimentos organicos, la utilizaci�n de combustibles y la generaci�n de basuras.�

�������� Para el an�lisis de la informaci�n obtenida se recurre a la t�cnica de triangulaci�n de codificaci�n de la informaci�n. Esta fase consisti� en asignar un c�digo a los diferentes relatos de tal manera que puedan ser agrupados acorde a su relaci�n o similitud. ��Adicionalmente, se realiz� la Categorizaci�n de la informaci�n para reducir los datos, es decir, escribirlos de manera conceptual, para que puedan ser traducidos en categor�as para realizar comparaciones y contrastes.

�������� En este sentido, se utiliz� la t�cnica de an�lisis denominada triangulaci�n de resultados, la cual consiste en tomar los relatos m�s representativos de cada categor�a, y contrastarlos con la teor�a consultada y la opini�n del investigador, dando como resultado nuevos hallazgos que construir�n la columna vertebral de las conclusiones del estudio.

RESULTADOS

El presente apartado expone los resultados obtenidos en el an�lisis de un caso de aplicaci�n de la huella ecol�gica en la instituci�n, a fin de brindar una mayor comprensi�n de el concepto, pero sobre todo de las categor�as mas importantes como: el consumo de alimentos, la utilizaci�n de la energ�a el�ctrica, la econom�a del combustible, la generaci�n de basuras y el porcentaje de electricidad, como se expone a continuaci�n:

Al consumo de alimentos no procesados, no envasados o cultivados localmente

En esta categor�a se observa un valor que se ubica en el 20%, el cual resulta altamente representativo, como se muestra en la figura1.

Figura 1. Porci�n de alimentos org�nicos que consume

Fuente: propia a partir de la herramienta Global Footprint Network (2019)

Lo anterior, resulta relevante dado que un alto consumo de productos procesados o envasados han pasado por un proceso industrial donde muy probablemente se utilizaron grandes cantidades de energ�a, materias primas, entre otros recursos y por ende un alto costo en materia ambiental. Es aqu� donde se requiere formar h�bitos para una alimentaci�n saludable, es decir aquellos alimentos producidos mediante t�cnicas org�nicas y artesanales, a fin de evitar deterioros a los recursos del planeta.

Consumo de electricidad

En este sentido, se observa que el consumo para este caso particular no es muy representativo, sin embargo �ste se encuentra por encima del promedio, como se muestra en la figura 2.

Figura 2. Consumo de energ�a en el hogar

Fuente: propia a partir de la herramienta Global Footprint Network (2019)

 

Seg�n los resultados anteriores, se observa que el consumo de electricidad tambi�n es importante analizarlo porque este recurso se produce mediante la utilizaci�n de otros recursos no renovabes como el gas natural, carb�n entre otros que representan un alto costo ambiental.

La generaci�n de basuras

La generaci�n de basura es un aspecto importante porque esta contribuye significativamente en los procesos de contaminaci�n ambiental, especialmente cuando no se cuenta con un mecanismo eficiente de manejo. En este sentido, se observa que este indicador se encuentra en una medida muy equilibrada con la que generan los vecinos de la comunidad como se muestra en la figura 3.

Figura 3. Basura generada en comparaci�n con los vecinos

Fuente: propia a partir de la herramienta Global Footprint Network (2019)

 

Ante este resultado es evidente la necesidad de estrategias de gesti�n de los residuos para evitar que estos vayan a los centros desecho, y se contribuya en la mitigaci�n de la contaminaci�n del entorno, en la medida que se evita la proliferaci�n de vectores que adem�s pueden causar da�os en la salud.

Consumo de combustible

En esta categor�a se observa que no hay una econom�a eficiente en el consumo de combustible lo que esta propiciando la generaci�n de CO2 y por ende aumentando la huella ecol�gica como se observa en la figura 4.

Figura 4. Econom�a en el combustible del veh�culo.

Fuente: propia a partir de la herramienta Global Footprint Network (2019)

El ahorro de combustibles f�siles es un asunto necesario en la actualidad, dado que se reducen las emisiones de Co2 y por ende se contribuye preservaci�n de la calidad del aire, y sobre todo a la mitigaci�n de la capa de ozono.

 

N�mero de personas que viven en el hogar

En esta categor�a se encontr� que no hay hacinamiento, dado que solo habitan tres personas, aunque el hogar tambien presenta un espacio peque�o como se observa en la figura 5.

 

Figura 5. Personas que habitan en el hogar

Fuente: propia a partir de la herramienta Global Footprint Network (2019)

 

Seg�n estos resultados, es importante mantener una buena relaci�n entre el tama�o de la vivienda, los habitantes de la misma, pues de lo contrario se estar�an generando un costo elevado del consumo de servicios.

 

Resultado general de la huella ecol�gica

Una vez ingresada la informaci�n de los consumos de bienes y servicios en las diferentes secciones se obtiene el resultado final, el cual para este caso de estudio �nico de huella ecol�gica personal fue 4.3 hag, como se aprecia en la figura 6.

 

 

 

Figura 6. Resultado de la huella ecol�gica personal para el caso de estudio.

Fuente: propia a partir de la herramienta Global Footprint Network (2019)

 

Como se observa, el nivel de consumo de este caso �nico, la huella ecol�gica de 4.3%, se puede considerar superior a la del mundo (2.87 hag) y superior a la huella de Colombia (1.9 hag), resultado que impact� de gran manera y motiva a reflexionar sobre el estilo de vida y de consumo actual, y a plantearse algunas acciones que pueden disminuir la misma. Si se tiene en cuenta la cantidad de hect�reas globales de la tierra, a cada persona en el mundo le corresponde una huella ecol�gica de 1.8 hag, por lo que la persona tomada como referencia para este estudio de caso, necesitar�a aproximadamente 2.7 tierras.

Por ello se considera que este resultado de la huella ecol�gica est� fuera de los l�mites de sustentabilidad global, el cual coincide con los resultados, publicado en el sitio Web Estrategia UPB Sostenible (2019) de la Universidad Pontificia Bolivariana de Colombia, donde a nivel de los hogares los principales aportes est�n dados por el consumo de alimento, consumo de combustibles, por veh�culos, transporte y producci�n de residuos s�lidos. De alli la importancia de promover h�bitos de consumo responsable con el fin de lograr reducir este indicador, sobre todo en aquellos �tems que aportan significativamente a la misma, sin afectar significativamente la calidad de vida.

DISCUSI�N

La huella ecol�gica como un indicador estad�stico, presenta un gran potencial comunicativo, en la medida que se adapta a diferentes escalas: personal, regional, nacional e internacional, cuyos resultados se expresa en hect�rea global (hag) como la unidad de superficie requerida para todos los procesos productivos, los consumos de materiales y energ�a y la absorci�n de los residuos generados. Estos resultados coinciden con los expuesto por el director general del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en ingl�s) en el Informe Planeta Vivo del (2004), quien manifiesta que �los seres humanos estamos consumiendo los recursos m�s r�pido de lo que la Tierra los puede reponer� (World Wildlife Fund [WWF], 2014, p.14).

En consecuencia el estudio de caso, permite comprender la importancia de formarse h�bitos ambientales saludables para resolver en gran medida el problema sobre el manejo, aprovechamiento y disposici�n inadecuados de los residuos s�lidos inorg�nicos generados en la comunidad. Por ejemplo, en lo que refiere al consumo de alimentos no procesados, estos deben tener valores m�nimos, pues de lo contrario se estar�a promoviendo la producci�n y comercializaci�n de insumos industriales, pero sobre todo generando residuos s�lidos dif�ciles de degradar, lo que termina aumentando la huella ecol�gica.

Estas aseveraciones guardan coincidencia con el planteamiento de Carpintero (2006), quien menciona la importancia de mantener la optimizaci�n en el uso de los recursos naturales (tierra y agua, recursos gen�ticos vegetales y animales, vegetaci�n, suelos), para lograr una reducci�n de los impactos ambientales negativos. Sin embargo, este prop�sito representa un reto importante para los gobiernos, instituciones y comunidad en general, debido a que el modelo capitalista actual ha configurado diversas fuerzas de alto poder econ�mico, que influyen sobre las formas de producci�n y consumo de alimentos porducidos a escala indusrtial.

Asi mismo, la utilizaci�n de la energ�a el�ctrica en altas proporciones, demanda la utilizaci�n de otras materias no renovables como el gas natural, el carb�n, entre otros elementos que cada vez son m�s escasos, causando asi una alteraci�n significativa de la geograf�a, pero sobre todo generando altas emisiones de CO2, que no s�lo contaminan el aire sino que afectan la capa de ozono y por ende alteran la estabilidad clim�tica. Lo anterior guarda plena coincidencia con los planteamientos de Rivas (2012), quien manifiesta que los humanos vivimos en un planeta finito es decir que cuenta con recursos que son no renovables y la rapidez con la que est�n siendo explotados, representa una seria amenaza para la permanencia en la tierra.

Ahora bien, en lo que refiere la utilizaci�n del combustible, este es muy similar al anterior, dado que este recurso proviene de escavaciones de f�siles como el petr�leo, adem�s de alterar la geograf�a del planeta, contribuye a la contaminaci�n de acu�feros subterr�neos y como si estos fuera poco, la utilizaci�n en veh�culos o maquinaria conduce a la liberaci�n de C02 lo cual aumenta la huella ecol�gica. En total cincidencia Schneider y Samaniego (2009), manifiestan que la utilizaci�n de combustibles f�siles representan factor importante en el aumento de la huella ecol�gica, si se� tiene encuenta que muchos de ellos se utilizan de manera recurrente en actividades como la calefacci�n, el transporte, la alimentaci�n, entre otros.

De igual manera, en lo que refiere a generaci�n de basuras, esta se asocia en gran medida al consumo de productos empacados o envasados, que provienen de la industria, no solo en el �mbito de la alimentaci�n sino tambien para el aseo, el vestuario, el trabajo entre otras actividades cotidianas. Por consiguiente, los resultados obtenido en esta categor�a coinciden con el hallazgo obtenido por Villalobos y Castillo (2015), quienes argumentan que la generaci�n y sobre todo el manejo inadecuado de residuos s�lidos es uno de los fen�menos que mas influye en el aumento de la huella ecol�gica, dado que muchos de sus empaques contienen materiales dif�ciles de degradar, adem�s de que generan emisiones efecto invernadero que contribuyen en la alteraci�n de los ecosistemas y el medio ambiente.

De manera general, los resultados obtenidos en el c�lculo de la huella ecol�gica en el caso particular donde se obtuvo un valor de 4.7, representan un asunto preocupante, en la medida que se encuentra por encima de los promedios nacionales de 1.9, lo cual prende las alarmas de la manera como estamos haciendo uso de la capacidad instalada del planeta. Estos hallazgos tambi�n concuerdan con lo expresado por Contreras et al. (2019) en su estudio denominado �La Huella Ecol�gica, indicador de la responsabilidad social y ambiental de cara al 2030� desarrollado en Ecuador, donde se determin� que muchos de los participantes del estudio presentaron valores por encima del promedio nacional ubicado en el 2.8.

Sin embargo, no todo esta perdido frente a esta realidad, dado que existen estudios que evidencian la posibilidad de reducir la huella ecol�gica personal, a partir de la implementaci�n de estrategias en cuanto a los patrones de consumo para lograr un desarrollo sostenible. Por ejemplo Aliaga (2014) demuestra en uno de sus estudios c�mo las estrategias aplicadas en un caso de estudios, permitieron disminuir significativamente la huella ecol�gica alcanzando unos valores de 1.13 ha a 0.898 ha.

Por su parte, la organizaci�n no gubernamental World Wild Fund for Nature recomienda acciones relacionadas con los h�bitos alimenticios y el consumo de los alimentos, pues un tercio de todos los alimentos, m�s de 1.430 millones de toneladas al a�o en todo el mundo, se desperdicia, lo que representa hasta el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y aproximadamente una cuarta parte de toda la deforestaci�n y el uso humano del agua (WWF, 2018).

Estos hallazgos motivan a encaminar a los individuos hacia un estilo de vida diferente, teniendo en cuenta que el hombre habita en un planeta que adem�s de ser �nico presenta unas caracter�sticas muy particulares que debe protegerse para garantizar la existencia. De hecho la filosofia de reducci�n de la huella ecol�gica busca tambi�n un cambio de paradigma en el que educadores y estudiantes deben configurar una nueva manera de ver la tierra, pero sobre todo para comprender las relaciones existentes entre todos los elementos y recursos que la integran.

Ahora bien, a manera de cierre se pueden identificar un com�n denominador en los resultados encontrados en otros estudios en la medida que la mayor�a coincide en que la educaci�n cambie respecto a la huella ecol�gica implica un proceso de formaci�n del individuo, para que este �ltimo pueda comprender las relaciones con el medio ambiente. De esta manera, se contribuye a la formaci�n de conciencia social, para que los individuos reconozcan la importancia de protecci�n de los recursos naturales y realizar un manejo adecuado de los desechos y residuos, con el fin de mantener un equilibrio sostenible, dado que continuamente surgen nuevos desaf�os que requieren nuevas soluciones.

CONCLUSIONES

El enfoque de la huella ecol�gica como herramienta de gesti�n ambiental, permite situar la formaci�n del individuo en un modelo mucho m�s flexible pero a su vez conservador, de cara a formar personas cr�ticas, reflexivas y aut�nomas, capaces de hacer frente a las situaciones productivas que se gestan en el contexto, en su mayor�a causante de los problemas ambientales que hoy persisten. Esta perspectiva resulta interesante, puesto que la escuela como instituci�n promotora de bienestar, no puede ser ajena al cambio, cuando todo a su alrededor se encuentra en constante evoluci�n, como consecuencia de los mismos avances tecnol�gicos, pol�ticos y sociales de la comunidad.

Afrontar la reducci�n de la huella ecol�gica ambiental, implica un proceso de transformaci�n de las actividades y la formaci�n de h�bitos para el buen manejo de los residuos y desechos, asi como en la optimizaci�n de los recursos naturales, de tal manera que sea posible llevar una vida sostenible en el planeta. Este enfoque se convierte en un enorme reto para las instituciones educativas, puesto que su pr�ctica pedag�gica ambiental es entendida como el espacio a la formaci�n moral abordada en lo social, a fin de direccionar las acciones concretas de forma acertada acorde con las realidades culturales en el cual se desenvuelven los actores educativos, retomando las maneras de pensar y actuar, con el objetivo de construir los procesos de trasformaci�n social encaminados al desarrollo sostenible.

La tarea de los educadores debe ir m�s all� de un ejecutor preparado para hacer efectiva cualquiera de las metas que se se�ale, puesto que es un ser intelectual con muchas libertades; capaz de crear espacios de aprendizaje donde se propicien los valores ambientales y el fortalecimiento de la conciencia frente al aprovechamiento de los recursos naturales de manera prudente, de tal manera que se garantice las condiciones de vida necesarias para las generaciones futuras.

Desde la perspectiva de la huella ecol�gica, la educaci�n ambiental deja de ser mecanicista, y se establece un acto de autodeterminaci�n del individuo, para que tome conciencia de sus formas de ver y estar en el mundo, adem�s de tomar una postura cr�tica al modelo econ�mico actual, mediante el rechazo de pol�ticas que buscan la utilizaci�n intensiva de los recursos naturales, para lograr un desarrollo sostenible de la sociedad. De igual manera, la escuela est� llamada a avanzar mediante la renovaci�n de sus estructuras, para que pueda brindar espacios de aprendizaje donde se fortalezcan los h�bitos ambientales y se alcance un cambio de paradigma y acabar con los vicios creados al interior de las comunidades como el consumismo, la deforestaci�n, entre otros aspectos negativos que socaban el equilibrio ecol�gico.

RECOMENDACIONES

Para obtener beneficios verdaderos para empresas, organizaciones y para la comunidad en general, es necesario comenzar a aplicar estrategias que vayan disminuyendo los �ndices que m�s les generan la huella ecol�gica.

Todas las emisiones relacionadas a la compra de combustible, se puede pasar a un veh�culo el�ctrico, a la utilizaci�n de la bicicleta o compartir el veh�culo con otros.

En el consumo de energ�a, se pueden comprar electrodom�sticos que sean de uso eficiente, usar iluminaci�n led la cual consume menos energ�a, apoyar las campa�as de sensibilizaci�n como apagar las luces y los computadores cuando no se est�n utilizando. 

Hacr m�s uso de la video llamada con el fin de evitar tantos desplazamientos en las salidas de negocio; y en cuanto a la generaci�n de residuos es fundamental crear mucha conciencia entre los estudiantes y las personas de las organizaciones; disminuir el uso del papel en la vida cotidiana tanto en el hogar como en el trabajo, instituciones y oficinas.

Para generar menos residuos, es importante hacer compras responsables de los alimentos y otros productos que hacen parte de la canasta familiar. Aplicar la estrategia de las tres R en el manejo, aprovechamiento y disposici�n de los residuos s�lidos.

Con el fin de dar continuidad al proceso iniciado, se deben realizar las siguientes actividades: Se recomienda seguir utilizando el instrumento para la aplicaci�n de la huella ecol�gica con una periodicidad de cada 2 meses durante un a�o, present�ndose la facturaci�n de la prestaci�n de los servicios p�blicos de consumo de agua, energ�a el�ctrica y en lo posible de gas domiciliario.

Es necesario realizar las respectivas comparaciones y comportamientos, adem�s efectuar mediciones peri�dicas de los resultados obtenidos y su discusi�n.

REFERENCIAS BIBLIOGR�FICAS

Aliaga, M. E. (2014). Determinaci�n de la Huella Ecol�gica personal como estrategia para la adquisici�n de patrones de consumo sostenible UNCP. Saber y Hacer. Revista de Ingenier�a de la USIL, 3(1), 49-69.

Bauman, Z. (2000) Liquid Modernity. Cambridge: Polity Press.

����������� Balcazar, Fabricio E. (2003). Investigaci�n acci�n participativa (iap): Aspectos conceptuales y dificultades de implementaci�n.Fundamentos en Humanidades, vol. IV, n�m. 7-8, pp. 59-77. Universidad Nacional de San Luis, Argentina. https://www.redalyc.org/pdf/184/18400804.pdf

Boh�rquez Caldera, L. A. (2006). Huella ecol�gica y h�bitos de consumo: el reto de la bio�tica frente al medio ambiente. Revista de la Universidad de La Salle, (42), 109-116. https://ciencia.lasalle.edu.co/cgi/viewcontent.cgi?article=1299&context=ruls

Carpintero, �. (2006). La huella ecol�gica de la agricultura y la alimentaci�n en Espa�a, 1955-2000. �reas. Revista Internacional de Ciencias Sociales, (25), 31-45.

Contreras Vel�zquez, L. M., Guill�n P�rez, L. y Formoso Mieres, A. (2019). Educaci�n, cultura y comunicaci�n ambiental. La huella ecol�gica, indicador de la responsabilidad social y ambiental de cara al 2030. Educaci�cultura. https://ambiente-sustentabilidad.org/index.php/revista/article/view/44

Delgado Cobas, L. (2013). La huella ecol�gica como herramienta en la gesti�n ambiental. https://go.gale.com/ps/i.do?id=GALE%7CA448340003&sid=googleScholar&v=2.1&it=r&linkaccess=abs&issn=00489115&p=IFME&sw=w&userGroupName=anon%7Ee8293f0

G�ndara, A. S. (2011). Conceptos b�sicos de gesti�n ambiental y desarrollo sustentable. Instituto Nacional de Ecolog�a.

Garrett, C. (2021). Huella ecol�gica: definici�n, c�lculo y reducci�n https://climate.selectra.com/es/que-es/huella-ecologica#la-huella-ecologica-por-paises-2021

Hern�ndez Sampieri, R., Fern�ndez Collado, C. y Baptista Lucio , P. (2006). Metodologia de la investigaci�n. Sexta ed. Mc Graw Hill. http://observatorio.epacartagena.gov.co/ wp -content/uploads/2017/08/metodologia-de-la-investigacion-sexta-edicion.compressed.pdf

Jaramillo Henao, G., y Zapata M�rquez, L. M. (2008). Aprovechamiento de los residuos s�lidos org�nicos en Colombia. https://bibliotecadigital.udea.edu.co/ dspace/bitstream/10495/45/1/AprovechamientoRSOUenColombia.pdf

Mart�nez. (2004). ciencia y arte en la metodolog�a cualitativa. Mexico: Trillas.

Mart�nez Castillo, R. (2007). Algunos aspectos de la huella ecol�gica. InterSedes: Revista de las Sedes Regionales, vol. VIII, n�m. 14, 2007, pp. 11-25.Universidad de Costa Rica Ciudad Universitaria Carlos Monge Alfaro, Costa Rica. https://www.redalyc.org/pdf/666/66615071002.pdf

McAuliffe, M., y Khadria, B. (2019). Informe sobre las migraciones en el mundo 2020. Ginebra: Organizaci�n Internacional para las Migraciones. https://publications. iom. int/books/informe-sobre-las-migraciones-en-el-mundo-2020.

������������� Palomares Ojeda, C. (2018). La huella ecol�gica c�mo indicador de sostenibilidad ambiental. http://tauja.ujaen.es/bitstream/10953.1/8720/1/TFG.CeliaPalomaresOjeda.pdf

P�rez Neira, D., De Marco Larrauri, O., y �lvarez Mu�oz, P. (2015). La huella ecol�gica de las naciones. Reflexiones globales, particularidades ecuatorianas. Revista Ciencia UNEMI, 8(14), 93-103.

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.(s,f). Objetivos de Desarrollo Sostenible. https://www1.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals.html

Rivas, D. M. (2012). Energ�a y medio ambiente en un planeta finito. Mediterr�neo econ�mico, 22, 79-90.

Salazar Ortiz, V. H. (2018). Sobrepoblaci�n y consumismo, principales retos para un desarrollo regional sustentable.

S�nchez, J., Dom�nguez, R., Le�n, M., Samaniego, J., y Sunkel, O. (2019). Recursos naturales, medio ambiente y sostenibilidad: 70 a�os de pensamiento de la CEPAL.Schneider, H., y Samaniego, J. (2009). La huella del carbono en la producci�n, distribuci�n y consumo de bienes y servicios. Santiago de Chile: Comisi�n Econ�mica para Am�rica Latina y el Caribe (CEPAL), 29-34.

Torbisco Casals, N. (2000). Minor�as culturales y derechos colectivos: un enfoque liberal. Universitat Pompeu Fabra.

Villalobos Perea, C. E. y Castillo Franco, C. A. ( 2015). Huella ecol�gica y gesti�n de residuos s�lidos de la universidad aut�noma de occidente presentado. https://campussostenible.org/wp-content/uploads/2017/04/anexo-11-huella-ecologica-20,

Universidad Pontificia Bolivariana. (s,f). Sostenible�C�mo calcular la huella de carbono? (2019). https://www.upb.edu.co/es/central-blogs/sostenibilidad/como-calcular-huella-carbono

Universidad Pontificia Bolivariana. (2019). Estrategia UPB Sostenible.

World Wildlife Fund. (2014). Informe planeta vivo 2014. https://bit.ly/3ghdrYL World Wildlife Fund. (2018). Living Planet Report - 2018: Aiming Higher. https://bit.ly/2LSU7Dlpb.edu.co/es/central-blogs/sostenibilidad/como-calcular-lar-huella-Administrador/Downloads/WackernagelandGalli_2007.pdf:///F:/MODULO%20INVESTIGACION%20III/DOCUMENTOS%20ESNARES/Celia