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INTRODUCCIÓN
El estrés térmico por calor se refiere a la carga de calor que los trabajadores reciben y acumulan en su
cuerpo como resultado de la interacción entre las condiciones ambientales del lugar donde trabajan, la
actividad física que realizan y la ropa que llevan. No se trata de un efecto patológico en sí mismo, sino
de la causa de múltiples efectos perjudiciales que se presentan cuando se acumula un exceso de calor en
el organismo. Al trabajar en condiciones de estrés térmico, el cuerpo sufre una sobrecarga fisiológica.
Al aumentar su temperatura, los mecanismos fisiológicos de pérdida de calor, fundamentalmente la
sudoración y la vasodilatación periférica, intentan eliminar el exceso. Si la temperatura central del
cuerpo supera los 38 °C, pueden producirse daños a la salud cuya gravedad depende de la cantidad de
calor acumulado. Fuente especificada no válida.
En relación con esta problemática, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que cada día
aumenta el número de trabajadores expuestos al estrés térmico en todo el mundo. La organización
advierte que regiones que previamente no experimentaban calor extremo ahora enfrentan riesgos
crecientes, y que aquellos trabajadores que ya laboraban en ambientes calurosos enfrentan condiciones
aún más peligrosas. El estrés térmico es un riesgo invisible que puede causar rápidamente diversas
enfermedades, incluyendo insolación —que puede ser fatal—, así como problemas renales, pulmonares
y cardíacos. El informe señala que los trabajadores en África, los Estados Árabes, Asia y el Pacífico son
los más afectados, con una incidencia del 92.9 %, 83.6 % y 74.7 % de la mano de obra respectivamente,
cifras superiores al promedio mundial del 71 % según datos del año 2020. (OIT, 2024)
De manera complementaria, el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) también define el estrés
térmico como la carga de calor acumulada por los trabajadores debido a la interacción entre temperatura,
humedad, esfuerzo físico y el tipo de vestimenta. En el caso colombiano, el Instituto de Hidrología,
Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) ha detectado un aumento progresivo de la temperatura,
con un incremento de aproximadamente 0,2 a 0,3 °C por década entre 1971 y 1990. Además, se prevé
que para el año 2070 las temperaturas aumenten entre 1 y 4 °C, afectando especialmente zonas costeras,
islas, ecosistemas de alta montaña y sectores como salud, transporte, energía y agricultura, con impactos
significativos en la biodiversidad, la economía y la calidad de vida. (CCS, 2020).