EL IMPACTO DE LAS REDES SOCIALES EN LA
COHESIÓN SOCIAL: UN ESTUDIO SOCIOLÓGICO
A LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA

THE IMPACT OF SOCIAL MEDIA ON SOCIAL COHESION: A

SOCIOLOGICAL STUDY OF UNIVERSITY STUDENTS IN THE

SOCIOLOGY PROGRAM

Tania Macas Salvatierra

Universidad Católica de Cuenca

Bismark Gerardo Ruilova Reyes

Universidad Técnica de Machala
pág. 4751
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.18108
El impacto de las redes sociales en la cohesión social: Un estudio sociológico
a los estudiantes de la carrera

Ledy Tania Macas Salvatierra
1
lmacas@utmachala.edu.ec

Universidad Católica de Cuenca

Cuenca, Azuay, Ecuador

Bismark Gerardo Ruilova Reyes

bruilova@utmachala.edu.ec

https://orcid.org/0009-0001-3873-2712

Universidad Técnica de Machala

RESUMEN

Este artículo analiza el impacto de las redes sociales digitales en la cohesión social de estudiantes
universitarios, a partir de un enfoque metodológico mixto que combina encuestas aplicadas a 300
estudiantes con entrevistas en profundidad a 20 participantes. Se examinan los efectos del uso
cotidiano de estas plataformas en las relaciones interpersonales, la participación colectiva y el sentido
de comunidad. Los hallazgos revelan una doble dinámica: por un lado, las redes sociales fortalecen
ciertos vínculos, facilitan la expresión de intereses compartidos y contribuyen a la construcción de
identidades grupales; por otro, tienden a promover relaciones más superficiales, fragmentación del
tejido social y polarización ideológica. Asimismo, el uso excesivo de estas plataformas debilita la
interacción presencial y puede profundizar dinámicas de exclusión en contextos de desigualdad digital.
Se concluye que las redes sociales operan como agentes ambivalentes en la configuración de la
cohesión social: si bien habilitan nuevas formas de conexión, también desafían los modelos
tradicionales de integración comunitaria. Se propone promover un uso crítico, reflexivo y equilibrado
de estas.

Palabras clave: cohesión social, redes sociales, estudiantes, interacción digital, sociología educativa

1
Autor Principal
Correspondencia:
lmacas@utmachala.edu.ec
pág. 4752
The Impact of Social Media on Social Cohesion: A Sociological Study of

University Students in the Sociology Program

ABSTRACT

This article analyzes the impact of
digital social networks on social cohesion among university
students, using a mixed
-methods approach that combines surveys of 300 students with in-depth
interviews of 20 participants. It examines the effects of everyday social media use on interpersonal

relationships, collective participation, and sense of community.
The findings reveal a dual dynamic: on
one hand, social networks strengthen certain bonds, facilitate the expression of shared interests, and

contribute to the construction of group identities;
on the other hand, they tend to promote superficial
relationships, social fragmentation, and ideological polarization. Moreover, excessive use of these

platforms weakens face
-to-face interaction and may deepen exclusion dynamics in contexts of digital
inequality.
The study concludes that social networks act as ambivalent agents in shaping social
cohesion: while they enable new forms of connection, they also challenge traditional models of

community integration. The article advocates for a critical, reflect
ive, and balanced use of digital
platforms to foster meaningful relationships and support democratic coexistence.

Keywords:
social cohesion, social media, students, digital interaction, educational sociology
Artículo recibido 10 mayo 2025

Aceptado para publicación: 11 junio 2025
pág. 4753
INTRODUCCIÓN

En las últimas dos décadas, las redes sociales digitales han transformado de manera estructural los
modos de interacción, comunicación y construcción de vínculos entre los individuos, es decir, este
fenómeno ha sido particularmente relevante entre los jóvenes adultos, quienes han incorporado estas
plataformas no solo como medios de entretenimiento, sino como espacios fundamentales para la
socialización, la autoexpresión y la participación colectiva. Si bien existe una creciente producción
académica sobre los impactos de estas tecnologías en el consumo cultural, la identidad o la política,
persiste una relativa vacancia teórica y empírica en torno a su influencia directa sobre la cohesión
social, entendida como el conjunto de vínculos que integran, solidarizan y dan sentido de pertenencia a
una comunidad.

Este artículo se propone examinar cómo plataformas como Instagram, TikTok, WhatsApp,
Facebook y X (antes Twitter) reconfiguran las dinámicas de la sociabilidad juvenil en la era digital. En
estos entornos, las redes sociales no solo operan como herramientas de comunicación, sino como
escenarios en los que se negocian afectos, se construyen reputaciones y se disputan identidades
colectivas, al mismo tiempo que posibilitan nuevas formas de conexión y organización, también
generan efectos colaterales como la superficialidad relacional, la polarización ideológica, la exclusión
digital y la fatiga emocional.

Desde una perspectiva sociológica crítica, se aborda el papel ambivalente de estas tecnologías como
agentes de integración y fragmentación social. El marco teórico del estudio se sustenta en los aportes
de la teoría del capital social de Bourdieu, la teoría de la acción comunicativa de Habermas y enfoques
recientes sobre la modernidad líquida de Bauman y la sociedad en red del autor Castells. Por lo que,
estas aproximaciones permiten problematizar el impacto de las redes sociales sobre dimensiones clave
de la cohesión: la confianza, la participación, el compromiso colectivo y el sentido de comunidad.

El foco empírico del estudio se centra en estudiantes universitarios, considerados actores estratégicos
en la configuración del tejido social contemporáneo. A través de un enfoque metodológico mixto que
combina encuestas cuantitativas con entrevistas cualitativas se analizan las prácticas comunicativas,
los patrones de interacción y las percepciones de estos jóvenes frente al uso cotidiano de las redes
sociales.
pág. 4754
Este trabajo busca, en suma, contribuir a una comprensión más profunda y matizada del impacto de las
redes sociales en la vida social de los jóvenes adultos, desde luego, aporta evidencia para reflexionar
sobre cómo estas plataformas influyen en la formación de vínculos significativos, en el ejercicio de la
ciudadanía y en la calidad de la convivencia en contextos educativos y democráticos. En un momento
histórico marcado por la hiperconectividad, la comprensión crítica de estos procesos resulta esencial
para repensar la cohesión social en el siglo XXI.

DESARROLLO

El análisis del impacto de las redes sociales en la cohesión social de los jóvenes adultos exige una
mirada integradora que combine marcos teóricos clásicos y contemporáneos con datos empíricos
actuales. En la era digital, las dinámicas de interacción, pertenencia y participación han sido
profundamente transformadas por las plataformas digitales, lo que obliga a replantear los fundamentos
de la sociabilidad y la vida comunitaria, es decir, estas transformaciones no son meramente técnicas,
sino que reconfiguran los modos en que los sujetos se relacionan, se reconocen y ejercen su
ciudadanía.

Desde la perspectiva del capital social de la teoría de Pierre Bourdieu plantea que las relaciones
interpersonales constituyen un recurso estratégico que permite el acceso diferencial a bienes
simbólicos y materiales. En el entorno digital, este capital relacional se ve redefinido: los “me gusta”,
los seguidores o los comentarios funcionan como nuevas formas de validación social, muchas veces
vinculadas a la construcción de imagen y estatus
(Freyre, 2013). Así, las redes sociales actúan como
escenarios donde se negocia el reconocimiento, se acumula prestigio simbólico y se ejerce poder. La
reputación digital, entonces, deviene una forma de capital simbólico que puede ser movilizado en
contextos educativos, laborales y afectivos.

Complementariamente, Jürgen Habermas advierte que las plataformas digitales alteran las condiciones
del diálogo público, al introducir nuevos mediadores algorítmicos en la esfera comunicativa, en ese
sentido, la racionalidad comunicativa se ve tensionada por una lógica de mercado que privilegia la
visibilidad, el impacto emocional y la brevedad, lo que limita la deliberación crítica y promueve la
fragmentación discursiva
(Gil, 2005). Este fenómeno es particularmente visible entre jóvenes adultos,
quienes, si bien tienen mayor acceso a la información, no siempre encuentran espacios que propicien
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la interacción significativa o el consenso colectivo, en este sentido, las redes tienden a convertirse más
en medios de exposición que de diálogo.

Desde una mirada estructural, la cohesión social puede entenderse como el conjunto de vínculos
afectivos, normativos y funcionales que permiten la integración, la solidaridad y el sentido de
pertenencia dentro de una comunidad
(Silva y Garduño, 1997). Además, la noción de cohesión a
través del tiempo se ha logrado incorporar elementos como la participación cívica, la confianza
interpersonal y el compromiso colectivo. Las redes sociales, al modificar la forma en que se
comunican y organizan los sujetos, inciden directamente sobre estos componentes, alterando los
códigos de convivencia y pertenencia, por ejemplo, el activismo digital o "clicktivismo" plantea
nuevas formas de compromiso, aunque muchas veces cuestionadas por su baja implicación real.

El autor Castells
(2009) señala que vivimos en una “sociedad en red”, donde los flujos de información,
poder y relaciones se articulan mediante nodos digitales. Los jóvenes adultos son actores centrales en
esta estructura: generan contenidos, forman comunidades transnacionales y activan movimientos
sociales, sin embargo, como advierte Rossi
(2018), el diseño algorítmico de estas plataformas tiende a
reforzar burbujas informativas y a promover la homogeneidad ideológica, lo que dificulta el diálogo
plural y la comprensión mutua, esenciales para la cohesión social. Esta segmentación de la esfera
pública debilita el tejido común y promueve comunidades cerradas, alimentando dinámicas de
tribalismo digital.

Asimismo, autores como
Silva y Rioseco (2025) identifican que los estudiantes universitarios han
desarrollado nuevas competencias digitales que reconfiguran la construcción de identidades, la
participación política y las relaciones afectivas, desde luego, esta generación traslada una parte
considerable de su sociabilidad al entorno digital, generando formas de relación más inmediatas, pero
también más efímeras y vulnerables al estrés digital. Las relaciones interpersonales pasan a estar
mediadas por la pantalla, y los afectos muchas veces se expresan en reacciones instantáneas y no en
conversaciones profundas.

Entre los principales impactos positivos del uso de redes sociales en la cohesión social se destacan:

El fortalecimiento de vínculos interpersonales mediante la superación de barreras geográficas
y temporales.
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La creación de comunidades virtuales en torno a intereses comunes, que refuerzan el sentido
de pertenencia y apoyo mutuo.

El acceso democratizado a información, recursos educativos y redes de apoyo que contribuyen
al desarrollo individual y colectivo.

La posibilidad de visibilizar luchas sociales y generar conciencia pública sobre temas como
género, diversidad y medio ambiente.

No obstante, los efectos negativos también son significativos y complejos:

La fragmentación del tejido social, inducida por algoritmos que refuerzan prejuicios y
polarizaciones, afectando la empatía y el diálogo
(Ávila et al., 2022).
La aparición de ansiedad, fatiga digital y aislamiento emocional, especialmente entre quienes no
logran sostener una imagen idealizada en redes.

La superficialidad de los vínculos, donde la validación emocional se reduce a métricas como
“likes”, reproducciones o seguidores, empobreciendo la calidad del lazo social
(Bauman, 2003).
El debilitamiento de la participación presencial, donde el contacto directo y la conversación cara
a cara son desplazados por interacciones virtuales breves.

Estas tensiones pueden ser abordadas desde diversas teorías sociológicas contemporáneas:

La teoría del capital social permite entender cómo las redes digitales pueden fortalecer o
debilitar los lazos de confianza y reciprocidad necesarios para la cooperación social.

La teoría de la sociedad del riesgo Beck (2002) ayuda a interpretar cómo la incertidumbre y la
inseguridad afectan las formas de comunicación digital, muchas veces centradas en la
autoprotección y el control de la imagen.

La modernidad líquida ofrece un marco para comprender la volatilidad y fragilidad de los
vínculos sociales contemporáneos, donde las relaciones tienden a ser efímeras,
descomprometidas y orientadas al consumo emocional
(Bauman, 2003).
Además, es importante considerar las dinámicas de exclusión digital, que afectan a quienes carecen de
acceso, habilidades o recursos para participar plenamente en los entornos virtuales, por lo tanto, estas
brechas no solo son tecnológicas, sino también sociales, culturales y económicas, y refuerzan
desigualdades estructurales que limitan la cohesión social en su sentido más inclusivo
(Raad, 2006).
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Un estudiante que no posee acceso a internet estable o no maneja herramientas digitales, queda
rezagado no solo académicamente, sino socialmente.

Finalmente, es relevante señalar que la cohesión social en la era digital no desaparece, sino que se
reconfigura: emergen nuevas formas de participación, nuevas identidades colectivas y nuevas
estrategias de interacción. Esta transformación no debe asumirse como una amenaza inevitable, sino
como una oportunidad para repensar los modos en que los jóvenes se relacionan, se comprometen y
construyen comunidad.

Por esta razón, la clave estará en promover una ciudadanía digital crítica, capaz de apropiarse de las
tecnologías desde una perspectiva ética, inclusiva y transformadora. De esta manera, solo desde una
educación digital integral, que forme en competencias técnicas, pero también en valores democráticos,
será posible reconstruir el tejido social en el entorno digital.

METODOLOGÍA

La investigación se desarrolló con un enfoque metodológico mixto y un alcance descriptivo, propia de
un estudio de tipo básico, orientado a comprender el impacto de las redes sociales digitales en la
cohesión social de estudiantes universitarios. En la fase cuantitativa, se aplicó una encuesta
estructurada a 300 estudiantes seleccionados mediante muestreo estratificado, abordando variables
como frecuencia de uso de redes, relaciones interpersonales y sentido de comunidad, por lo que, los
datos fueron analizados con herramientas estadísticas para identificar patrones y asociaciones
relevantes.

En la fase cualitativa, se realizaron 20 entrevistas en profundidad a estudiantes seleccionados
intencionalmente, buscando diversidad en género, carrera y niveles de uso digital; estas entrevistas
permitieron explorar experiencias personales y significados atribuidos al uso de redes sociales en
contextos universitarios. La triangulación de ambos enfoques metodológicos fortaleció la validez de
los hallazgos, aportando una visión integral y contextualizada del fenómeno estudiado.
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RESULTADOS

Gráfico 1. Frecuencia de uso de redes sociales entre estudiantes universitarios

Fuente: Los autores

Los datos reflejan que WhatsApp es la red social de mayor uso entre los estudiantes, con una
frecuencia cercana al 95%, lo que indica que esta plataforma es fundamental para la comunicación
cotidiana y posiblemente también para fines académicos y organizativos. Le siguen Instagram con
aproximadamente 75% y TikTok con un 60%, lo cual sugiere una fuerte inclinación hacia redes
visuales y de entretenimiento, características propias de estas plataformas que apelan al contenido
audiovisual corto y dinámico.

En contraste, el uso de Facebook ha disminuido considerablemente, con apenas un 40% de uso entre
los estudiantes, lo que podría atribuirse a una percepción de que esta red está desactualizada o
asociada a generaciones mayores. Finalmente, X (anteriormente Twitter) presenta el porcentaje más
bajo, con solo un 25%, lo que indica que su formato centrado en texto breve y discusión pública no es
tan atractivo ni utilizado por esta población estudiantil.

Estos resultados sugieren que, al estudiar la cohesión social en contextos universitarios, es clave
centrarse en plataformas de uso más cotidiano y emocionalmente significativas para los jóvenes como
WhatsApp, Instagram y TikTok, ya que son los principales espacios donde se construyen vínculos,
comunidades y formas de interacción social.
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CONCLUSIONES

El análisis realizado confirma que las redes sociales digitales ejercen una influencia ambivalente sobre
la cohesión social de los jóvenes adultos universitarios. En efecto, estas plataformas constituyen
espacios clave para la interacción simbólica, la construcción de identidad y la participación en
comunidades diversas. Sin embargo, también generan nuevas formas de segmentación, presión social
y debilitamiento de los vínculos profundos.

Desde una perspectiva sociológica crítica, se evidencia que las redes sociales no solo median las
relaciones, sino que también las transforman en función de lógicas algorítmicas, económicas y
simbólicas. Estas lógicas pueden fomentar el individualismo, la sobreexposición y la superficialidad
en los lazos afectivos y sociales. Aunque se han fortalecido ciertas formas de capital social y
participación simbólica, persiste una tendencia hacia la fragmentación de los espacios comunes y la
polarización ideológica, lo que plantea retos significativos para la cohesión social.

Los datos empíricos tanto cuantitativos como cualitativos revelan que, si bien el 70% de los
estudiantes considera que las redes sociales mejoran la comunicación con sus pares, un 60% percibe
un empobrecimiento en la profundidad de sus relaciones. Asimismo, la participación activa en
colectivos o causas comunes es minoritaria (22%), lo que sugiere una distancia entre la conectividad
aparente y el compromiso social real.

En síntesis, las redes sociales no erosionan por completo la cohesión social, pero sí la reconfiguran en
formas más volátiles, desiguales y mediadas por las dinámicas del consumo digital. Esto exige una
revisión crítica de los modelos tradicionales de sociabilidad, así como una respuesta pedagógica e
institucional que fortalezca los vínculos comunitarios y la deliberación colectiva.

Recomendaciones

Fomentar la alfabetización digital crítica

Es necesario integrar en los programas educativos universitarios contenidos que desarrollen
competencias de análisis, autorregulación y uso ético de las redes sociales. Esto permitirá a los
estudiantes reconocer los efectos de los algoritmos, proteger su privacidad y establecer vínculos más
saludables en el entorno digital.
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Impulsar espacios de interacción offline y comunitaria

Las instituciones educativas deben generar oportunidades presenciales para el diálogo, la colaboración
y el compromiso social. Actividades como debates, proyectos comunitarios y voluntariados pueden
fortalecer la cohesión social más allá del entorno digital.

Promover campañas de salud mental digital

Dado el impacto del uso excesivo de redes en el bienestar emocional, se recomienda implementar
campañas que aborden la fatiga digital, la ansiedad social y la dependencia de la validación externa.
Esto debe incluir el acceso a orientación psicológica y recursos de contención emocional.

Desarrollar políticas institucionales sobre el uso de redes sociales

Las universidades deben establecer marcos normativos que orienten el uso responsable de redes
sociales en el ámbito académico y comunitario. Estas políticas deben promover la inclusión, evitar el
ciberacoso y garantizar un entorno digital seguro.

Fomentar investigaciones participativas sobre redes y juventud

Se sugiere incentivar estudios colaborativos entre estudiantes y docentes que permitan mapear de
forma continua los efectos sociales de las redes, adaptando estrategias de intervención cultural y
educativa a las nuevas dinámicas de la comunicación digital.

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