LA NEUROEDUCACIÓN Y SU IMPACTO EN
LAS ESTRATEGIAS DE ENSEÑANZA
NEUROEDUCATION AND ITS IMPACT ON TEACHING
STRATEGIES
Mariuxi Alexandra Freire Mora
Investigador Independiente
Juana de Dios Torres Merino
Investigador Independiente
Gabriela Lissett Navarro Barzola
Investigador Independiente
Martha Edith Campoverde Delgado
Investigador Independiente
Viviana Angela Orellana Len
Investigador Independiente

pág. 5001
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.18128
La neuroeducación y su impacto en las estrategias de enseñanza
Mariuxi Alexandra Freire Mora1
mariufreiremora@outlook.es
https://orcid.org/0009-0006-9248-6053
Investigador Independiente
Ecuador
Juana de Dios Torres Merino
tjuana26@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0003-0373-9564
Investigador Independiente
Ecuador
Gabriela Lissett Navarro Barzola
gabriela_lsstt@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0006-1133-274X
Investigador Independiente
Ecuador
Martha Edith Campoverde Delgado
marthacampoverde@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0005-3188-3285
Investigador Independiente
Ecuador
Viviana Angela Orellana Len
thiagoviviana@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0000-7014-7292
Investigador Independiente
Ecuador
RESUMEN
El presente estudio aborda el impacto de la neuroeducación en la transformación de las estrategias de
enseñanza, destacando su relevancia en la mejora de los procesos de aprendizaje a partir del
conocimiento del funcionamiento cerebral. El objetivo general fue analizar el impacto de la
neuroeducación en las estrategias de enseñanza, identificando sus beneficios, limitaciones y potencial
de transformación pedagógica en contextos escolares inclusivos. La investigación se desarrolló bajo
un enfoque cualitativo, con diseño descriptivo-exploratorio y modalidad bibliográfica. Se emplearon
métodos teóricos, inductivo-deductivo y analítico-sintético, así como la técnica del análisis
documental, mediante la revisión de fuentes académicas indexadas publicadas entre 2020 y 2025. Los
resultados evidenciaron que la neuroeducación promueve estrategias centradas en la emoción, la
atención sostenida, la plasticidad cerebral y la autorregulación, aunque su implementación enfrenta
obstáculos institucionales, formativos y conceptuales. Se concluye que la integración de la
neuroeducación potencia el diseño de experiencias pedagógicas más inclusivas y eficientes,
convirtiéndose en un recurso transformador de la práctica docente y en un eje articulador de la
innovación educativa contemporánea.
Palabras clave: neuroeducación, estrategias de enseñanza, aprendizaje, funcionamiento cerebral
1 Autor principal.
Correspondencia: mariufreiremora@outlook.es

pág. 5002
Neuroeducation and its impact on teaching strategies
ABSTRACT
This study addresses the impact of neuroeducation on the transformation of teaching strategies,
highlighting its relevance in the improvement of learning processes based on the knowledge of brain
functioning. The general objective was to analyze the impact of neuroeducation on teaching strategies,
identifying its benefits, limitations and potential for pedagogical transformation in inclusive school
contexts. The research was developed under a qualitative approach, with a descriptive-exploratory
design and bibliographic modality. Theoretical, inductive-deductive and analytical-synthetic methods
were used, as well as the documentary analysis technique, through the review of indexed academic
sources published between 2020 and 2025. The results showed that neuroeducation promotes
strategies focused on emotion, sustained attention, brain plasticity and self-regulation, although its
implementation faces institutional, formative and conceptual obstacles. It is concluded that the
integration of neuroeducation enhances the design of more inclusive and efficient pedagogical
experiences, becoming a transforming resource of teaching practice and an articulating axis of
contemporary educational innovation.
Keywords: neuroeducation, teaching strategies, learning, brain functioning
Artículo recibido 07 abril 2025
Aceptado para publicación: 19 mayo 2025

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INTRODUCCIÓN
La neuroeducación se configura como un campo interdisciplinario que integra conocimientos de la
neurociencia, la psicología cognitiva y la pedagogía, con el propósito de comprender los mecanismos
cerebrales implicados en el aprendizaje y su aplicación efectiva en contextos educativos (Bejarano et
al., 2025). Esta disciplina no se limita a describir procesos neurológicos, sino que propone estrategias
didácticas basadas en el funcionamiento del cerebro, con el fin de optimizar el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
Su aplicación en entornos escolares permite adaptar las prácticas pedagógicas a las necesidades
neurocognitivas de los estudiantes, considerando su diversidad funcional, emocional y cultural, de este
modo, la neuroeducación no solo promueve aprendizajes significativos, sino que también impulsa la
inclusión educativa, al ofrecer métodos personalizados que responden a distintos estilos y ritmos de
aprendizaje (Cabanes et al., 2023).
En el contexto actual, caracterizado por transformaciones aceleradas en el ámbito educativo, la
neuroeducación representa una respuesta científica a los desafíos que enfrentan docentes y estudiantes,
las aulas, hoy más que nunca, exigen metodologías que integren lo cognitivo, lo emocional y lo
sensorial, promoviendo entornos de aprendizaje motivadores, accesibles y equitativos (Zambrano et
al., 2025).
En este sentido, estrategias como el repaso espaciado, las pausas activas, la estimulación
multisensorial o la creación de ambientes emocionalmente seguros han demostrado mejorar la
atención, la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas, generando impactos positivos en el
rendimiento académico y el bienestar del alumnado (Canga et al., 2025). Así, estudiar el impacto de la
neuroeducación en las estrategias de enseñanza se vuelve fundamental para transformar prácticas
tradicionales y fomentar una cultura pedagógica centrada en el desarrollo integral del estudiante.
A pesar de su creciente relevancia, persiste un problema que limita su efectividad: la implementación
de estrategias neuroeducativas sigue siendo reducida, fragmentaria y poco sistematizada en
instituciones escolares, apenas un porcentaje limitado del profesorado aplica metodologías basadas en
la neurociencia, lo que evidencia un desfase entre el conocimiento científico disponible y su
transferencia práctica en las aulas, este vacío, tanto teórico como operativo, plantea la necesidad de

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indagar sobre las causas de esta brecha, sus implicaciones pedagógicas y las vías para superar las
barreras institucionales y formativas. En este marco, se formula el siguiente problema de
investigación: ¿Cómo impacta la neuroeducación en la transformación de las estrategias de enseñanza
en contextos escolares?
Atender esta problemática resulta necesario para generar cambios sostenibles en el sistema educativo,
por lo tanto, la presente investigación se justifica en la medida en que permite identificar, analizar y
proponer estrategias de enseñanza basadas en evidencias neurocientíficas, orientadas a mejorar los
procesos educativos, reducir las brechas de atención a la diversidad y fortalecer la formación docente.
En consecuencia, se plantea como objetivo general: analizar el impacto de la neuroeducación en las
estrategias de enseñanza, identificando sus beneficios, limitaciones y potencial de transformación
pedagógica en contextos escolares.
La Neuroeducación
La neuroeducación surge como una disciplina integradora que vincula los avances de la neurociencia,
la psicología cognitiva y la pedagogía, con el fin de optimizar los procesos de enseñanza y aprendizaje
desde el conocimiento del cerebro humano, sus orígenes pueden rastrearse a finales del siglo XX,
cuando las investigaciones en neurociencia comenzaron a ofrecer explicaciones más precisas sobre el
funcionamiento cerebral en situaciones de aprendizaje (De la Cruz, 2025).
Inicialmente concebida como una propuesta teórica, su evolución ha estado marcada por la
incorporación de tecnologías de neuroimagen, el desarrollo de la neurodidáctica y la validación
empírica de estrategias que promueven aprendizajes significativos. A medida que el enfoque se
consolidó, las aplicaciones prácticas de la neuroeducación se extendieron a diversos niveles
educativos, desde la educación básica hasta el nivel universitario, en la actualidad, constituye una
herramienta clave para repensar los métodos tradicionales desde una perspectiva biológica y funcional
del aprendizaje (Vargas et al., 2024).
La neurociencia cognitiva ha proporcionado fundamentos esenciales para comprender los mecanismos
cerebrales que subyacen al aprendizaje, la memoria, la atención y las emociones, este campo ha
contribuido a la identificación de procesos mentales implicados en la codificación, almacenamiento y

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recuperación de la información, permitiendo diseñar estrategias pedagógicas más eficaces (Canga et
al., 2025).
Entre sus aportes más significativos se encuentra el reconocimiento del papel activo de las emociones
en la consolidación del conocimiento, así como la importancia de los contextos afectivos positivos
para la activación del sistema límbico, clave en la motivación y la atención, asimismo, se ha
enfatizado la necesidad de estructurar el contenido en función del desarrollo sináptico y la madurez de
las funciones ejecutivas, para evitar sobrecargas cognitivas y favorecer la asimilación progresiva, esta
visión ha transformado los paradigmas educativos, al establecer una correlación directa entre los
procesos cerebrales y la eficacia de la instrucción.
Principios de la neuroeducación
Según Zambrano et al. (2025), la neuroeducación se articula en torno a principios derivados del
conocimiento científico del cerebro y su relación con el aprendizaje, uno de los pilares fundamentales
es la atención a la individualidad neurobiológica del estudiante, lo que implica reconocer que cada
cerebro aprende de manera distinta según sus experiencias previas y ritmos de maduración, otro
principio clave es la emocionalidad como motor del aprendizaje, ya que las experiencias afectivas
positivas favorecen la consolidación de nuevas conexiones sinápticas.
El aprendizaje multisensorial también constituye un componente esencial, promoviendo la activación
de diversas áreas cerebrales simultáneamente; asimismo, se destaca la relevancia del descanso, la
repetición espaciada y la retroalimentación oportuna como factores que optimizan la memoria de largo
plazo. Estos principios sustentan una enseñanza más adaptativa, que transita de lo memorístico a lo
significativo, anclando las prácticas pedagógicas en evidencias científicas.
Plasticidad cerebral y aprendizaje significativo
La plasticidad cerebral es la capacidad del sistema nervioso para modificar su estructura y
funcionalidad en respuesta a la experiencia, el aprendizaje o el daño, este fenómeno, comprobado por
técnicas de neuroimagen, ha demostrado que el cerebro mantiene su capacidad de reorganización
sináptica a lo largo de la vida, especialmente en contextos educativos que estimulan la interacción
activa, el reto cognitivo y la retroalimentación constante (Canga et al., 2025).

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En este sentido, la plasticidad permite que los aprendizajes significativos no solo se construyan en
función del conocimiento previo, sino que transformen la arquitectura neuronal, reforzando
conexiones existentes o generando nuevas redes, la repetición espaciada, el aprendizaje basado en
proyectos y las metodologías colaborativas se alinean con este principio, ya que fomentan la
consolidación de circuitos estables y duraderos.
La neuroeducación, al comprender esta capacidad adaptativa, propone escenarios de enseñanza que no
solo transmiten contenido, sino que activan mecanismos de integración entre la corteza prefrontal, el
hipocampo y el sistema límbico, esto posibilita aprendizajes contextualizados, funcionales y
profundamente vinculados con la experiencia emocional del estudiante. En consecuencia, la
plasticidad cerebral se instituye como el sustento biológico que permite diseñar estrategias didácticas
basadas en la transformación cognitiva del individuo (Briones & Benavides, 2021).
Memoria, atención y funciones ejecutivas
La memoria, la atención y las funciones ejecutivas constituyen pilares en la arquitectura
neurocognitiva del aprendizaje. La atención selectiva permite filtrar estímulos relevantes y focalizar
los recursos cognitivos, mientras que la memoria codifica, almacena y recupera la información
procesada. Las funciones ejecutivas, alojadas en la corteza prefrontal, son responsables de la
planificación, la toma de decisiones, la inhibición de respuestas impulsivas y la flexibilidad cognitiva
(Canga León et al., 2025).
La neuroeducación propone intervenir pedagógicamente sobre estos sistemas mediante estrategias que
fortalezcan la memoria operativa, estimulen la atención sostenida y promuevan la metacognición, las
actividades secuenciales, los organizadores gráficos y los ejercicios de evocación intercalada son
técnicas respaldadas por evidencia empírica, al considerar estos procesos como habilidades
entrenables, se reconoce que el desarrollo de competencias cognitivas superiores no ocurre de forma
espontánea, sino mediante experiencias estructuradas que activen circuitos neuronales específicos,
promoviendo un aprendizaje más eficaz y duradero.
Neurodidáctica y su integración en el currículo escolar
La neurodidáctica se configura como el puente operativo entre los hallazgos neurocientíficos y las
prácticas pedagógicas, su objetivo es traducir el conocimiento del cerebro en propuestas didácticas

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concretas que optimicen el proceso de enseñanza-aprendizaje (Cabanes et al., 2023). Esta disciplina
subraya la necesidad de planificar el currículo atendiendo a principios como la atención selectiva, la
codificación efectiva, la estimulación multisensorial y la emocionalidad positiva.
La integración de la neurodidáctica en el currículo escolar exige una revisión de los métodos
tradicionales, con énfasis en el aprendizaje significativo, contextualizado y basado en proyectos, desde
esta perspectiva, los contenidos no deben abordarse como saberes fragmentados, sino como redes de
conocimiento con valor funcional. El currículo neurodidáctico se estructura sobre secuencias
didácticas que respetan la carga cognitiva, la diversidad neurológica y los tiempos de maduración
cerebral.
La inclusión de pausas activas, el uso de andamiajes cognitivos y la evaluación formativa son
estrategias alineadas con este enfoque, la neurodidáctica transforma la concepción del currículo,
orientándolo hacia el desarrollo integral y la neurodiversidad, de esta manera, se garantiza una
educación que no solo enseña, sino que respeta la arquitectura cerebral y estimula el aprendizaje
profundo y permanente (Muñoz & Jacho, 2024).
Por su parte, el diseño de experiencias de aprendizaje fundamentadas en la neuroeducación implica
una reconfiguración metodológica basada en cómo el cerebro procesa, retiene y aplica el
conocimiento, una experiencia de aprendizaje significativa debe integrar componentes sensoriales,
emocionales y cognitivos, permitiendo activar simultáneamente múltiples áreas cerebrales. La
neuroeducación propone metodologías que incorporan la participación activa del estudiante, la
resolución de problemas reales y la interacción cooperativa como elementos que estimulan la atención
y consolidan la memoria a largo (Zambrano et al., 2025).
La secuenciación de contenidos en función del nivel de complejidad cognitiva, la contextualización de
saberes y la retroalimentación inmediata son principios orientadores en este diseño. Se promueve el
uso de recursos que estimulen los sentidos, como imágenes, sonidos o movimiento, favoreciendo la
codificación profunda del aprendizaje, también se considera el ritmo circadiano, la gestión del tiempo
y la creación de un clima emocional positivo en el aula como factores determinantes. Las estrategias
basadas en el descubrimiento, el juego y la metacognición potencian el compromiso del estudiante con

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su proceso formativo, este modelo convierte cada clase en una experiencia formativa integral, donde el
conocimiento se construye en consonancia con la estructura funcional del cerebro.
Estrategias de enseñanza
Las estrategias de enseñanza son procedimientos planificados que los docentes utilizan para facilitar el
proceso de aprendizaje, promover la comprensión y garantizar la participación activa del estudiante, se
caracterizan por su intencionalidad, su adecuación al contexto educativo y su potencial para estimular
habilidades cognitivas, socioemocionales y metacognitivas. Estas estrategias no son estáticas ni
universales; su elección depende del objetivo pedagógico, las características del grupo y las
condiciones del entorno, desde un enfoque constructivista, se entiende que las estrategias deben
fomentar la construcción activa del conocimiento, el aprendizaje significativo y la autorregulación del
estudiante (Vásquez, 2020).
Las estrategias pueden clasificarse según su función: organizativas, de adquisición, de procesamiento
o de evaluación del aprendizaje, también pueden diferenciarse por su nivel de complejidad y por el
grado de autonomía que exigen al estudiante. En el contexto actual, marcado por la diversidad y la
inclusión, se exige una planificación estratégica flexible, adaptada a las necesidades individuales y
colectivas, el desarrollo de estrategias efectivas no depende exclusivamente del contenido, sino de su
capacidad para conectar con los procesos cognitivos y emocionales del estudiante. En este sentido, la
neuroeducación ofrece herramientas valiosas para orientar la elección y aplicación de estrategias desde
una base científica.
Las definiciones de estrategias de enseñanza varían según el enfoque pedagógico adoptado, aunque
comparten ciertos elementos esenciales: planificación intencional, guía del proceso de aprendizaje y
activación de habilidades cognitivas, por lo tanto, se trata de secuencias estructuradas de acciones
orientadas a facilitar la adquisición significativa del conocimiento, promoviendo la interacción entre el
docente, el contenido y el estudiante (Cantón, 2024).
Las tipologías se han diversificado conforme han evolucionado los modelos educativos, entre las más
conocidas se encuentran las estrategias expositivas, centradas en la transmisión directa de
información; las interrogativas, que promueven el diálogo y el pensamiento crítico; y las activas, que
favorecen la participación y la construcción autónoma del conocimiento. En entornos inclusivos,

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cobran relevancia las estrategias diferenciadas y personalizadas, orientadas a responder a la diversidad
de estilos y ritmos de aprendizaje, también se identifican estrategias metacognitivas, como la
autorregulación y la reflexión sobre el propio aprendizaje (Briones & Benavides, 2021).
Estas tipologías no son excluyentes; su efectividad depende de su articulación con el contexto y los
objetivos de aprendizaje, la neuroeducación aporta criterios empíricos para seleccionar estrategias
basadas en el funcionamiento del cerebro, potenciando aquellas que optimizan la atención, la retención
y la motivación.
Neuroeducación como base científica de las estrategias
La neuroeducación ofrece una base científica sólida para el diseño y aplicación de estrategias
didácticas, al establecer una conexión directa entre la estructura y funcionamiento del cerebro y los
procesos de enseñanza-aprendizaje. A partir de los conocimientos derivados de la neurociencia
cognitiva, se ha demostrado que la activación de múltiples áreas cerebrales durante el aprendizaje
favorece la codificación profunda, la retención y la transferencia del conocimiento (Vargas et al.,
2024).
Este enfoque plantea que las estrategias deben diseñarse respetando los principios del aprendizaje
cerebral: atención, motivación, emocionalidad, plasticidad sináptica y consolidación progresiva, las
estrategias tradicionales pierden eficacia si no consideran cómo el cerebro procesa la información; por
ello, las propuestas neuroeducativas incorporan metodologías activas, estímulos multisensoriales,
trabajo colaborativo, descansos cognitivos y retroalimentación significativa, la evidencia científica
respalda la necesidad de variar las estrategias para evitar la habituación y mantener la activación
cortical.
Asimismo, se reconoce que las funciones ejecutivas, como la autorregulación y la planificación, se
fortalecen mediante experiencias didácticas intencionadas, la neuroeducación permite validar
pedagógicamente aquellas estrategias que no solo buscan enseñar contenidos, sino generar
aprendizajes duraderos a través de la estimulación neuronal dirigida y consciente, convirtiendo la
praxis educativa en un acto neurointeligente (Cabanes et al., 2023).
El diseño pedagógico desde una perspectiva neuroeducativa se sustenta en fundamentos
neurobiológicos que explican cómo se adquiere, procesa, almacena y aplica la información en el

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cerebro, el conocimiento de las redes neuronales, las funciones de la corteza prefrontal, la
participación del sistema límbico en el aprendizaje emocional, y la plasticidad sináptica, orienta la
selección de estrategias acordes a los procesos cerebrales (Apolo et al., 2024).
Uno de los fundamentos clave es la sinaptogénesis inducida por la experiencia, lo que implica que
cada estímulo didáctico puede fortalecer o debilitar circuitos neuronales, la liberación de
neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, asociadas a la motivación y al bienestar, es
esencial para mantener la atención y consolidar aprendizajes, también se reconoce que el cerebro
necesita pausas para procesar la información, lo que respalda la aplicación de microdescansos o
sesiones intercaladas.
El diseño pedagógico eficaz considera estas bases para evitar la sobrecarga cognitiva, promover la
repetición espaciada, utilizar el aprendizaje activo y generar un clima emocional favorable, estos
fundamentos permiten estructurar procesos formativos que no solo transmiten contenidos, sino que
responden a las condiciones óptimas del funcionamiento cerebral, incrementando la eficacia y la
equidad del aprendizaje (Solórzano et al., 2024).
La estimulación neuronal orientada es uno de los pilares del enfoque neuroeducativo, ya que el
aprendizaje eficaz requiere la activación consciente de las áreas cerebrales implicadas en la atención,
la memoria, las funciones ejecutivas y la regulación emocional. La elección de estrategias pedagógicas
no puede realizarse de manera arbitraria, sino que debe responder a los principios de estimulación
sináptica y neuroplasticidad, procurando la formación de conexiones sólidas y funcionales (Bejarano
et al., 2025).
Las estrategias que implican manipulación de objetos, interacción social, reflexión crítica o
participación activa logran mayor impacto al involucrar múltiples sistemas neuronales, la estimulación
sensorial integrada visual, auditiva, kinestésica, potencia el aprendizaje significativo, permitiendo que
la información se codifique desde distintas rutas cerebrales. La planificación didáctica debe considerar
qué tipo de estrategia activa determinada región cerebral: por ejemplo, los mapas mentales estimulan
la corteza parietal, mientras que las dramatizaciones movilizan áreas motoras y límbicas.
Esta relación entre estimulación y estrategia no es lineal, sino dinámica y situada, lo que exige al
docente una comprensión profunda del funcionamiento neurocognitivo, elegir estrategias alineadas

pág. 5011
con la estimulación neuronal efectiva no solo mejora el rendimiento académico, sino que favorece el
desarrollo integral del estudiante y fortalece su autonomía.
El aprendizaje activo y significativo encuentra en la neuroeducación una mediación efectiva basada en
evidencia científica, este enfoque sostiene que los estudiantes aprenden mejor cuando están
involucrados activamente en su proceso formativo, participan en la construcción del conocimiento, y
relacionan lo aprendido con sus experiencias previas y emociones, la neuroeducación valida estos
principios al demostrar que el cerebro aprende cuando procesa, aplica y reflexiona, más que cuando
memoriza pasivamente (Narváez & Aldas, 2025).
La participación activa del estudiante moviliza funciones ejecutivas, activa la atención sostenida y
facilita la consolidación sináptica a largo plazo, las metodologías centradas en proyectos, problemas o
tareas significativas permiten establecer vínculos entre lo cognitivo, lo emocional y lo contextual,
generando aprendizajes funcionales y duraderos, el aprendizaje significativo requiere que el contenido
sea percibido como útil, relevante y conectado con el entorno, lo que implica una planificación
docente consciente del funcionamiento cerebral.
La neuroeducación actúa como mediadora al ofrecer los fundamentos científicos que sustentan estas
prácticas, transformando la enseñanza en una experiencia de activación y transformación cerebral, esta
mediación no solo impacta el rendimiento, sino también la motivación, la autoestima y la disposición
del estudiante a seguir aprendiendo.
METODOLOGÍA
Tipo de estudio
La investigación es cualitativa y se caracterizó por su naturaleza interpretativa, centrada en la
comprensión profunda de fenómenos sociales, educativos o psicológicos desde la perspectiva de los
propios actores, este enfoque se fundamentó en una epistemología constructivista, donde el
conocimiento se construyó a partir de las experiencias, significados y contextos de quienes
participaron o fueron objeto de estudio (Vizcaíno et al., 2023).
Este enfoque cualitativo resultó especialmente pertinente para el abordaje del fenómeno analizado, en
tanto permitió comprender las experiencias, concepciones y prácticas desde una perspectiva
contextualizada. La investigación no se centró en la medición de variables, sino en la interpretación de

pág. 5012
significados y estructuras simbólicas ligadas a las estrategias de enseñanza sustentadas en la
neuroeducación. Este enfoque permitió captar matices emergentes, identificar tensiones pedagógicas y
construir una visión amplia del fenómeno, generando aportes valiosos en términos exploratorios,
teóricos y prácticos, difíciles de alcanzar mediante enfoques cuantitativos tradicionales.
Enfoque
El enfoque descriptivo permitió detallar, caracterizar y sistematizar las particularidades del objeto de
estudio, aportando un panorama comprensivo sobre sus componentes esenciales, este enfoque no
pretendió explicar causalmente el fenómeno, sino identificar y organizar sus atributos, estructuras y
manifestaciones empíricas (González, 2024).
Ambos enfoques permitieron cumplir con el propósito investigativo, al facilitar la aproximación a un
fenómeno complejo desde una mirada comprensiva y abierta, a través de la descripción sistemática se
logró construir una base sólida de análisis, mientras que la exploración permitió identificar conexiones
no evidentes, patrones emergentes y categorías conceptuales susceptibles de ser profundizadas en
futuros estudios, esta articulación metodológica resultó adecuada para investigaciones con objetivos
interpretativos, orientadas a generar conocimientos fundados en la realidad social y educativa.
Tipo de investigación
La investigación bibliográfica se sustentó en el análisis, selección, revisión y sistematización de
fuentes secundarias, con el fin de construir un marco teórico robusto y contrastar diversas perspectivas
sobre el objeto de estudio (Hurtado, 2020).
El uso de la investigación bibliográfica permitió acceder a una variedad de enfoques y evidencias
empíricas relacionadas con la neuroeducación y las estrategias didácticas, contribuyendo a identificar
antecedentes, convergencias y tensiones en el campo. Esta estrategia fue útil para delimitar
conceptualmente el fenómeno, contextualizarlo en marcos pedagógicos y neurocientíficos vigentes, y
sustentar las categorías analíticas utilizadas en el estudio, la diversidad de fuentes aportó riqueza
interpretativa, asegurando un análisis riguroso y actualizado.
Métodos
El método teórico se utilizó para construir las definiciones conceptuales, establecer categorías
analíticas y revisar críticamente los marcos epistemológicos relevantes, el método inductivo permitió

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identificar patrones comunes y categorías emergentes a partir de casos particulares analizados en las
fuentes. Paralelamente, el método deductivo facilitó la aplicación de modelos teóricos generales a
contextos específicos o estudios previos.
Por su parte, el método analítico-sintético permitió descomponer el fenómeno en sus componentes
esenciales, examinando relaciones internas, y luego integrarlos en una visión comprensiva y
articulada. Estos métodos se articularon para organizar la información, construir relaciones lógicas
entre categorías y fortalecer la validez teórica del análisis (Romero et al., 2021).
Técnica
El análisis documental se empleó como técnica cualitativa para examinar críticamente documentos
académicos, artículos científicos, ensayos y fuentes escritas pertinentes al objeto de estudio, esta
técnica permitió obtener información significativa, contrastar enfoques y extraer datos relevantes para
la construcción teórica (Carazas et al., 2024).
Las fuentes seleccionadas correspondieron a revistas científicas indexadas, en español e inglés,
publicadas entre 2020 y 2025, se priorizaron aquellas con revisión por pares, pertinencia temática y
calidad metodológica reconocida. Esta selección garantizó la actualidad, rigurosidad y validez de los
contenidos analizados, permitiendo construir una base empírica sólida para la interpretación teórica
del fenómeno investigado.
Proceso de recolección de datos
La recolección de datos se efectuó mediante un proceso sistemático que inició con la delimitación de
los criterios de selección documental: actualidad, relevancia temática, rigor científico y validación
académica mediante indexación o autoría reconocida. Posteriormente, los documentos fueron
organizados y codificados, identificando categorías emergentes y predefinidas alineadas con los
objetivos de investigación, la información fue registrada en matrices temáticas, lo que facilitó su
organización, análisis e interpretación, asegurando la coherencia interna del estudio y la
correspondencia con los fundamentos teóricos seleccionados.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los resultados del estudio revelaron que la neuroeducación ha transformado significativamente las
estrategias de enseñanza al incorporar principios neurocientíficos como la plasticidad cerebral, la

pág. 5014
gestión emocional y el estímulo de las funciones ejecutivas, se identificó una mejora en la atención, la
motivación y la retención del aprendizaje cuando los docentes aplican estrategias alineadas con el
funcionamiento del cerebro, no obstante, también se evidenciaron limitaciones relacionadas con la
escasa formación en neurociencia educativa, la falta de recursos específicos y la resistencia al cambio
metodológico, estos hallazgos destacan la necesidad de una capacitación docente continua y
contextualizada para implementar enfoques neuroeducativos efectivos.
Tabla 1
Neuroeducación y su Impacto en las Estrategias de Enseñanza
Autor y
Año
¿Cómo impacta la
neuroeducación en
la transformación
de las estrategias de
enseñanza?
¿Cuáles son los
factores que
obstaculizan su
implementación
efectiva?
Beneficios y
Limitaciones
Potencial de
transformación
pedagógica en
contextos
escolares
(De la
Cruz,
2025)
Promueve el diseño
de estrategias
centradas en el
funcionamiento
cerebral, priorizando
atención, emoción y
repetición
significativa,
fortaleciendo el
aprendizaje
autónomo y
significativo.
La falta de
formación docente
específica en
neuroeducación y el
desconocimiento
del funcionamiento
cerebral limitan su
integración plena.
Mejora del
aprendizaje
significativo, aunque
difícil de medir
cuantitativamente.
Redefine el rol del
docente como
facilitador del
aprendizaje
cerebralmente
eficaz.
(Barén et
al., 2021)
Integra múltiples
inteligencias y
reconoce la
diversidad de estilos
cognitivos,
favoreciendo un
enfoque
personalizado del
proceso de
enseñanza.
Modelos
tradicionales
rígidos no
favorecen la
incorporación de
enfoques
neuroeducativos
innovadores.
Personaliza el
proceso educativo,
pero requiere una
reconversión
institucional difícil
de lograr.
Transforma la
educación
superior
insertando
metodologías
activas
fundamentadas en
neurociencia.
(Charles et
al., 2025)
Incorpora principios
neurodidácticos que
potencian la atención
y memoria de
trabajo, ajustando la
planificación al ritmo
neuronal.
Escasa
disponibilidad de
recursos didácticos
adecuados y
actualizados impide
aplicación eficiente.
Contribuye al
desarrollo cognitivo,
pero su aplicación
requiere adaptación
metodológica
prolongada.
Introduce enfoque
centrado en
comprensión
profunda y
experiencia,
superando la
memorización.
(Narváez Emplea pausas Concepciones Estimula el Revoluciona

pág. 5015
& Aldas,
2025)
activas, emociones
positivas y
retroalimentación
inmediata para
mejorar la
experiencia de
aprendizaje.
erróneas sobre
aprendizaje basadas
en mitos
neurológicos.
aprendizaje
autónomo, aunque
difícil de aplicar en
aulas con alta
densidad.
prácticas
pedagógicas
según el
desarrollo
neurológico
infantil y juvenil.
(Canga et
al., 2025)
Integra estrategias
que favorecen
metacognición,
autoevaluación y
transferencia del
conocimiento en la
planificación
didáctica.
Sobrecarga
administrativa y
falta de tiempo para
planificaciones
neurodidácticas.
Promueve inclusión,
aunque exige alto
nivel de formación
docente en
neurociencia.
Aporta a la
equidad educativa
reconociendo la
diversidad
neurológica.
(Zambrano
et al.,
2025)
Impulsa enfoque
activo y
constructivista donde
el estudiante es
protagonista
mediante
experiencias
significativas.
Carencia de
políticas educativas
que impulsen
capacitación
continua en
neurociencia.
Desarrolla
habilidades
metacognitivas, pero
formación docente
especializada no
siempre es viable.
Potencia calidad
educativa
fomentando
aprendizaje
emocionalmente
positivo y
socialmente
significativo.
(Apolo et
al., 2024)
Optimiza el currículo
integrando métodos
colaborativos que
estimulan funciones
ejecutivas y la
interacción social.
Enfoque
disciplinario
fragmentado en
formación docente
inicial dificulta
integración
holística.
Mejora rendimiento
académico
sincronizando
métodos con
procesos cerebrales,
aunque evidencia
empírica aún es
emergente.
Contribuye a un
cambio de
paradigma hacia
el bienestar
cognitivo y
emocional del
estudiante.
(Fragozo,
2024)
Aplica principios de
plasticidad cerebral
en la planificación,
propiciando
estrategias
adaptativas al
contexto
neurocognitivo del
aula.
Desfase entre
investigación
científica y
prácticas
pedagógicas
cotidianas.
Crea ambientes de
aprendizaje
empáticos y
eficaces, aunque
enfrenta barreras
curriculares
estructurales.
Refuerza
capacidad
institucional para
innovar con
estrategias
basadas en
evidencias
cerebrales.
(Bejarano
et al.,
2025)
Asocia contenidos
con experiencias
emocionales y
sensoriales,
generando
aprendizajes
duraderos y
significativos.
Sistemas de
evaluación
estandarizados
dificultan
estrategias
adaptadas al
desarrollo neuronal.
Enriquece la
relación docente-
estudiante, aunque
depende del
compromiso
institucional para su
integración plena.

pág. 5016
La tabla evidencia una convergencia en torno a la capacidad de la neuroeducación para transformar las
prácticas docentes tradicionales mediante un enfoque basado en la comprensión del funcionamiento
cerebral. Los aportes destacan la relevancia de incorporar principios como la plasticidad cerebral, la
metacognición, el aprendizaje emocional y la estimulación multisensorial en los entornos escolares,
favoreciendo el aprendizaje significativo y el desarrollo integral del estudiante.
No obstante, la implementación efectiva de estos enfoques enfrenta diversos obstáculos estructurales,
los factores recurrentes incluyen la escasa formación docente en neurociencia, la resistencia
institucional al cambio metodológico y la brecha entre investigación y práctica educativa. A pesar del
reconocimiento del valor de la neuroeducación, las limitaciones se relacionan con la dificultad de
adaptar el currículo, la falta de tiempo para planificar actividades neurodidácticas y la escasa
articulación entre políticas educativas y hallazgos neurocientíficos.
Entre los beneficios más señalados se destacan la mejora de la motivación estudiantil, el
fortalecimiento de la atención y la memoria, y la personalización del aprendizaje según las diferencias
neurocognitivas, sin embargo, estos beneficios no siempre se materializan en contextos con alta carga
administrativa o condiciones institucionales adversas. El potencial transformador de la neuroeducación
radica en su capacidad para reconfigurar el rol del docente, el diseño curricular y los entornos de
aprendizaje, consolidándose como una base científica para la innovación pedagógica.
En conclusión, la neuroeducación representa un eje integrador entre ciencia y pedagogía, pero su
implementación efectiva requiere superar barreras epistemológicas, institucionales y formativas, su
adopción plena permitiría avanzar hacia una educación más equitativa, inclusiva y basada en
evidencia.
Tabla 2:
Estrategias Pedagógicas para Potenciar la Implementación de la Neuroeducación
Nombre de la
estrategia Objetivo específico Aplicación de la
estrategia en el aula
Alcance o
cobertura
Indicador de
evaluación
Neuro-Rutinas
Matinales
Regular
emocionalmente a
los estudiantes
desde el inicio de la
jornada para
optimizar los
Inicio de clase con
respiración guiada,
afirmaciones
positivas y
microactividades
sensoriales que
Nivel inicial
y básico
Porcentaje de
estudiantes que
mantienen
atención sostenida
durante 20
minutos

pág. 5017
procesos
atencionales y
memorísticos.
estimulan el sistema
límbico.
posteriores a la
rutina.
Códigos
Neuronales
Visuales
Activar múltiples
rutas sinápticas
mediante
representaciones
visuales dinámicas
que refuercen el
contenido
académico.
Uso de pictogramas
interactivos, mapas
cerebrales, diagramas
con estímulos
visuales y cambios
cromáticos asociados
a categorías
conceptuales.
Primaria y
secundaria.
Número de
aciertos en
evaluaciones
visuales
comparado con
sesiones sin
recursos
neuronales
visuales.
Rondas
Metacognitivas
Emocionales
Fomentar el
desarrollo de la
metacognición y la
autorregulación
emocional al cierre
de cada unidad
didáctica.
Espacios semanales
de reflexión grupal
donde los estudiantes
verbalizan qué
aprendieron, cómo lo
hicieron y cómo se
sintieron.
Primaria alta
y
bachillerato.
Frecuencia de
identificación
consciente de
emociones y
estrategias
cognitivas en
diarios de
aprendizaje.
Estaciones
Neurodinámicas
Promover el
aprendizaje activo
mediante la rotación
por estaciones
multisensoriales
alineadas con
funciones cerebrales
específicas.
Diseño de estaciones
con retos auditivos,
kinestésicos, lógicos
y sociales que
aborden el mismo
contenido desde
múltiples entradas
sensoriales.
Educación
básica media
y secundaria.
Tiempo promedio
de permanencia
activa en cada
estación y nivel
de resolución de
actividades.
Bitácoras de
Plasticidad
Registrar cambios
de aprendizaje
significativo para
evidenciar la
evolución del
desarrollo neuronal
individual.
Elaboración semanal
de bitácoras donde
los estudiantes
escriben, dibujan o
graban breves
reflexiones sobre
cómo aprendieron
algo nuevo.
Todas las
edades,
adaptado a
nivel de
desarrollo.
Consistencia en la
autoevaluación
positiva de
progresos
registrados en las
bitácoras.
CONCLUSIONES
El análisis de la neuroeducación como fundamento para la transformación de las estrategias de
enseñanza evidencia una profunda renovación en la manera de concebir los procesos educativos, lejos
de ser una tendencia pasajera, esta disciplina se ha consolidado como una vía científica, integradora y
humanista que permite comprender el aprendizaje desde las bases neurobiológicas que lo sustentan.
La evidencia revisada muestra que su aplicación impacta directamente en la forma en que se

pág. 5018
planifican, ejecutan y evalúan las prácticas pedagógicas, dotándolas de una estructura más sensible a
las emociones, a los estilos cognitivos diversos y al desarrollo progresivo del cerebro durante las
distintas etapas del ciclo vital, por lo tanto, el papel de las emociones, la atención sostenida, la
memoria de trabajo y la plasticidad cerebral deben considerarse ejes vertebradores del diseño didáctico
si se desea favorecer aprendizajes significativos y sostenibles.
En contextos escolares, la implementación efectiva de la neuroeducación requiere superar barreras
relacionadas con la resistencia institucional, la escasa formación docente específica y la limitada
disponibilidad de recursos neurodidácticos, no obstante, a pesar de estas limitaciones, se han
evidenciado beneficios claros: estudiantes más motivados, procesos de autorregulación emocional más
efectivos, mejoras en la comprensión lectora, el pensamiento crítico y la metacognición, estas mejoras
no solo contribuyen al rendimiento académico, sino que fortalecen el desarrollo integral del estudiante
como sujeto activo de su aprendizaje, desde esta perspectiva, el impacto de la neuroeducación va más
allá de lo instruccional, posicionándose como un factor de transformación cultural del quehacer
educativo.
Por tanto, avanzar en la integración de la neuroeducación en el currículo escolar implica no solo
actualizar métodos y técnicas, sino también repensar el rol del docente como mediador de experiencias
enriquecedoras, solo desde una postura pedagógica comprometida con la ciencia del cerebro será
posible construir entornos formativos más inclusivos, equitativos y capaces de responder a las
exigencias de la educación contemporánea.
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