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Responsabilidad hacia otras especies: "Los humanos tenemos responsabilidades éticas hacia otros seres
vivos sintientes" (Singer, 1975, p. 15). Como especie dominante capaz de afectar gravemente otras
formas de vida, tenemos la obligación bioética corresponsable de considerarlas moralmente. La
responsabilidad ética humana no se limita solo a nuestros congéneres y las generaciones futuras, sino
que se extiende también hacia otras especies y formas de vida con las que cohabitamos el planeta.
Peter Singer, en su obra "Liberación Animal", cuestionó el "especismo" que otorga mayor consideración
moral a los humanos por sobre otras especies sintientes capaces de experimentar sufrimiento: "Si un ser
sufre, no puede haber ninguna justificación moral para rehusar tener en cuenta ese sufrimiento... La
capacidad de sufrir y disfrutar constituye el límite por el cual se debe trazar la línea de la igual
consideración" (Singer, 1975, p. 57) Singer hace un llamado a ampliar el círculo de la ética para incluir
los intereses de otros animales sintientes, sobre la base de la consideración igualitaria del sufrimiento.
Por su parte, Tom Regan en "Los Derechos de los Animales" argumenta que ciertos animales son
"sujetos-de-una-vida" con valor inherente, más allá del utilitarismo: "Los animales tienen una variedad
de oportunidades de vida, percepciones, memorias, un sentido del futuro... una psicología fenoménica
unificada... y una experiencia valorativa de su propia vida" (Regan, 1983, p.243) Regan propone
reconocer derechos inviolables a los animales como "pacientes morales" merecedores de respeto y trato
digno.
Además, el movimiento de la Ecología Profunda liderado por Arne Naess se extiende aún más en el
campo de la responsabilidad ética: "Todos los seres vivos tienen el mismo derecho a vivir y desarrollarse.
Las especies vegetales y animales contribuyen con sus capacidades específicas al desarrollo y
enriquecimiento del mundo" (Naess, 1973, p.95). Esta visión biocéntrica exige asumir responsabilidades
no sólo hacia los animales, sino hacia todos los seres vivos y sus ecosistemas.
Estos enfoques nos recuerdan nuestra corresponsabilidad ética de consideración y cuidado hacia otras
formas de vida sintientes, más allá de esa mirada antropocéntrica reduccionista.
Responsabilidad hacia los ecosistemas: "Nuestra conducta debe evaluarse no sólo por sus consecuencias
sobre criaturas individuales, sino también sobre la salud e integridad de los sistemas naturales en su
totalidad" (Taylor, 1986, p. 73). Somos guardianes y gestores corresponsables del sostenimiento de los
ecosistemas. Además de las responsabilidades hacia los individuos de otras especies, los seres humanos