TRASPLANTE DE MICROBIOTA FECAL
PARA EL TRATAMIENTO DE INFECCIÓN
POR CLOSTRIDIUM DIFFICILE
TRANSPLANTATION OF FECAL MICROBIOTA
FOR THE TREATMENT OF CLOSTRIDIUM
DIFFICILE INFECTION
Libia Paulette Aguilar Sanmartin
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Joselyn Anahí Carrión Jácome
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Cuenca Buele Sylvana Alexandra
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
pág. 5670
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.18204
Trasplante de microbiota fecal para el tratamiento de infección por
Clostridium difficile
Libia Paulette Aguilar Sanmartin1
laguilar9@utmachala.edu.ec
Universidad Tecnica de Machala
Ecuador
Joselyn Anahí Carrión Jácome
jcarrion9@utmachala.edu.ec
Universidad Tecnica de Machala
Ecuador
Cuenca Buele Sylvana Alexandra
sacuenca@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-1236-056X
Universidad Tecnica de Machala
Ecuador
RESUMEN
La infección por Clostridioides difficile (CDI) representa un desafío creciente en la salud pública por
su alta recurrencia y resistencia a antibióticos como vancomicina y metronidazol. Frente a esta
problemática, el trasplante de microbiota fecal (TMF) surge como una alternativa terapéutica
innovadora, cuyo objetivo esrestaurar el equilibrio del microbioma intestinal mediante la transferencia
de heces de un donante sano a un paciente afectado. Este estudio evaluó la eficacia y seguridad del TMF
en el tratamiento de la CDI mediante una revisión narrativa de artículos publicados entre 2018 y 2024,
seleccionados de bases de datos como PubMed, Cochrane, SciELO y LILACS; se incluyeron 26
estudios que cumplieron criterios de calidad establecidos mediante la escala SANRA. Los resultados
revelaron tasas de éxito clínico entre el 70 % y el 95 %, superiores a las obtenidas con tratamientos
tradicionales como la vancomicina oral (31 %); además factores como la selección del donante, el
estado inmunológico del receptor y la vía de administración influyeron en la efectividad de este
procedimiento. El TMF también mejoró significativamente la calidad de vida de los pacientes, con
efectos adversos generalmente leves. En conclusión, el TMF es una opción terapéutica viable, eficaz y
segura para tratar la CDI recurrente.
Palabras clave: trasplante de microbiota fecal, clostridioides difficile, disbiosis intestinal, infección
recurrente, resistencia a antibióticos
1
Autor principal
Correspondencia: laguilar9@utmachala.edu.ec
pág. 5671
Transplantation of fecal Microbiota for the Treatment of Clostridium
Difficile Infection
ABSTRACT
Clostridioides difficile infection (CDI) represents a growing public health challenge due to its high
recurrence and resistance to antibiotics such as vancomycin and metronidazole. Faced with this
problem, fecal microbiota transplantation (FMT) has emerged as an innovative therapeutic alternative
aimed at restoring the balance of the intestinal microbiome by transferring feces from a healthy donor
to an affected patient. This study evaluated the efficacy and safety of TMF in the treatment of CDI
through a narrative review of articles published between 2018 and 2024, selected from databases such
as PubMed, Cochrane, SciELO and LILACS; 26 studies that met quality criteria established using the
SANRA scale were included. The results revealed clinical success rates between 70% and 95%, higher
than those obtained with traditional treatments such as oral vancomycin (31%); in addition, factors such
as donor selection, the immunological status of the recipient and the route of administration influenced
the effectiveness of this procedure. TMF also significantly improved patients' quality of life, with
generally mild adverse effects. In conclusion, TMF is a viable, effective and safe therapeutic option for
treating recurrent CDI.
Keywords: fecal microbiota transplantation, clostridioides difficile, intestinal dysbiosis, recurrent
infection, antibiotic resistance
Artículo recibido 07 abril 2025
Aceptado para publicación: 15 mayo 2025
pág. 5672
INTRODUCCIÓN
La infección por Clostridium difficile (ICD) se ha consolidado como uno de los principales desafíos en
salud pública, ya que es una de las causas más prevalentes de diarrea asociada a antibióticos a nivel
mundial, en las últimas tres décadas, C. difficile ha emergido como una causa común de diarrea
infecciosa tanto en pacientes hospitalizados como en la comunidad, aumentando significativamente la
morbilidad y mortalidad asociadas (Song & Kim, 2019) . Este problema se ve exacerbado por la
creciente resistencia de C. difficile a los antimicrobianos convencionales, como la vancomicina y el
metronidazol, lo que aumenta la recurrencia y afecta la calidad de vida de los pacientes, además de
ejercer una presión sobre los sistemas de salud al demandar mayores recursos, lo que resalta la necesidad
urgente de explorar alternativas terapéuticas más eficientes como el trasplante de microbiota fecal
(TMF) (Conrad et al., 2024).
En este contexto, se estima que la CDI ha alcanzado una incidencia de hasta 92 casos por cada 100.000
habitantes a nivel global, especialmente en regiones como Norteamérica y Europa, donde se han
registrado brotes intrahospitalarios severos en la última década (Meyer et al., 2014). Según Cymbal et
al. (2024) a nivel de América Latina, en 2021 se reportó una incidencia de 110,2 casos por cada 100.000
habitantes. En Ecuador, aunque no se cuenta con datos precisos sobre la prevalencia de CDI, estudios
locales revelan una alta incidencia, en el Hospital Metropolitano de Quito, Clostridium difficile fue la
bacteria s comúnmente aislada en niños de 0 a 14 años con diarrea aguda, representando
aproximadamente el 15% de los casos (Béjar et al., 2019).
Aunque el tratamiento inicial logra tasas de éxito de más del 90%, la recurrencia es común, afectando
entre el 15-30% de los pacientes tras un primer episodio y hasta el 50% después de episodios múltiples
(Popa et al., 2021).
Para abordar esta problemática, se ha comenzado a explorar el trasplante de microbiota fecal como una
alternativa terapéutica, este procedimiento busca restaurar el equilibrio microbiano del intestino,
mediante una transferencia de heces de parte de donantes sanos hacia un receptor que presente
alteraciones a nivel intestinal, esta práctica ha demostrado ser de utilidad para tratar la infección por
Clostridium difficile (CDI). (Porcari et al., 2023).
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Revisiones recientes indican que el TMF puede alcanzar tasas de éxito de hasta un 90% en la prevención
de recurrencias de CDI, superando notablemente el 40% de efectividad observado con tratamientos
antibióticos convencionales (Song & Kim, 2019).
Aunque el trasplante de microbiota fecal ha cobrado relevancia en años recientes, su origen se remonta
al siglo IV en China, cuando el doctor Hong Ge documentó el uso oral de suspensiones fecales para
tratar trastornos digestivos como dispepsia, diarrea e intoxicaciones alimentarias (Castañeda Guillot &
Castañeda Guillot, 2019). Según García-García-De-Paredes et al. (2014) el primer uso documentado
del TMF en humanos ocurrió en 1958 para tratar la colitis pseudomembranosa; además, en ese mismo
año Eiseman y colaboradores realizaron el primer trasplante exitoso por infección por Clostridium
difficile, alcanzando una efectividad del 81 al 100% y a partir del siglo XXI, su aplicación se ha
expandido gracias a sus resultados positivos (Quera et al., 2019).
Posteriormente la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) clasificó
las heces como agentes biológicos, estableciendo normativas para su uso seguro, siguiendo el ejemplo
de otras agencias regulatorias en Europa (Yadegar et al., 2023).
Desde 2018, las guías de práctica clínica de la Infectious Diseases Society of America (IDSA) y la
Society for Healthcare Epidemiology of America (SHEA) han recomendado el uso del TMF para tratar
la CDI recurrente múltiple, a pesar de ello su aplicación en Latinoamérica ha sido limitada a países
como Argentina, México y Chile (Narváez & Jerves, 2023).
En Ecuador, el TMF aún no cuenta con una regulación oficial, aunque estudios previos sugieren su
viabilidad y seguridad en el tratamiento de infecciones por C. difficile; esta situación representa una
oportunidad para evaluar la implementación del TMF en pacientes ecuatorianos, especialmente aquellos
con infecciones recurrentes que no responden bien a los tratamientos convencionales. Por lo tanto, el
objetivo de esta investigación es evaluar la eficacia y seguridad del trasplante de microbiota fecal en el
tratamiento de pacientes con infección por Clostridium difficile, proporcionando evidencia científica
que respalde su implementación como una alternativa terapéutica viable en el contexto ecuatoriano;
esta intervención no solo tiene el potencial de mejorar la calidad de vida de los pacientes con infecciones
recurrentes, sino también de reducir la carga económica y la presión sobre el sistema de salud,
disminuyendo la necesidad de tratamientos prolongados y hospitalizaciones recurrentes.
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METODOLOGÍA
Se llevó a cabo una investigación de carácter descriptiva y exploratoria con un enfoque cualitativo y un
diseño documental, transversal y no experimental, acerca de la eficacia del trasplante de microbiota
fecal en infecciones por Clostridium difficile, a través de la revisión literaria en distintas bases de datos
científicas, como: PubMed, Cochrane, SciELO, y LILACS.
Se consideraron artículos científicos en el idioma inglés y español, publicados entre el año 2018 al 2024,
haciendo excepción a un artículo publicado en el año 2014, mismo que se incluyó porque aporta a los
antecedentes históricos sobre el uso del trasplante de microbiota fecal.
Para realizar la búsqueda de información se emplearon las siguientes palabras claves, microbiota
intestinal, infección por Clostridium difficile, disbiosis, microbiota fecal, trasplante. Se identificaron 73
publicaciones, de las cuales se seleccionaron aquellos estudios que evaluaron el impacto del TMF en el
tratamiento de la infección por Clostridium difficile. Se priorizaron los estudios que: 1) examinaron
factores potenciales que pudieran influir en la eficacia del TMF, 2) determinaron la tasa de éxito clínico
en pacientes tratados con TMF, 3) investigaron las complicaciones y efectos adversos asociados con el
procedimiento, 4) compararon la efectividad del TMF con los tratamientos convencionales basados en
antibióticos, y 5) evaluaron la calidad de vida de los pacientes antes y después del tratamiento con TMF.
Se excluyeron 47 artículos que no cumplían con los criterios de calidad establecidos, aplicando los
siguientes criterios de exclusión: artículos publicados hace más de cinco años, estudios que no estaban
clasificados dentro de los cuartiles Q1 o Q2 según el índice Scimago, publicaciones sin acceso al texto
completo, guías no disponibles en los idiomas previamente especificados, y estudios con metodología
inadecuada o resultados inconsistentes.
Con el objetivo de garantizar la calidad y relevancia de las 26 publicaciones seleccionadas, se utilizó la
metodología SANRA (escala para la evaluación de la calidad de artículos de revisión narrativa), misma
que permitió evaluar la validez, credibilidad y consistencia de cada publicación a través de seis criterios
clave: a) justificación de la relevancia de la revisión, b) formulación de objetivos concisos,
c)descripción detallada de la revisión de literatura aplicada, d) sustentación de los argumentos en fuentes
confiables, e) evaluación del nivel de respaldo científico, y f) presentación de información relevante
que sustente las conclusiones del estudio.
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Cada criterio se puntuó según su importancia, siendo el nivel bajo representado con un valor de 0, el
nivel intermedio con un valor de 1 y el nivel alto con un valor de 2, con un puntaje máximo posible de
12 puntos; las 30 publicaciones que se incluyeron en esta investigación obtuvieron un puntaje SANRA
igual o superior a 8.
Esta investigación no incluye datos personales ni la participación directa de seres humanos, se basa de
manera exclusiva en estudios científicos publicados con anterioridad, por ello no fue necesario contar
con la aprobación de un comité de ética; sin embargo, se garantizó el respeto por la integridad
académica, utilizando fuentes confiables y citando adecuadamente toda la información consultada.
Entre las limitaciones se destaca la escasa evidencia a nivel nacional acerca de la implementación del
TMF en Ecuador, así como la diversidad en los métodos utilizados por los estudios seleccionados, lo
cual puede dificultar la generalización de los hallazgos.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La eficacia del trasplante de microbiota fecal está influenciada por varios factores importantes, entre
ellos la selección adecuada de los donantes, quienes deben tener una microbiota diversa y saludable,
además, el estado del receptor, que incluye aspectos como su genética, su respuesta inmune, y la falta
de enfermedades subyacentes, también juega un papel crucial en el éxito del tratamiento. La vía de
administración y la dosis del TMF también se destacan como elementos determinantes, mostrando
mejores resultados con dosis más altas y vías de administración específicas, como por vía
gastrointestinal superior utilizando sonda nasogástrica, nasoduodenal o nasoyeyunal o por vía inferior,
a través de enema de retención o colonoscopia, siendo esta última una de las más empleadas en la
práctica clínica. (Wang et al., 2019)
Según Porcari et al. (2023) la eficacia del trasplante de microbiota fecal depende de factores clave
como la selección del donante, priorizando microbiomas diversos y saludables, así como del estado del
receptor, cuya genética, inmunidad y control de inflamación intestinal influyen en el éxito del injerto,
además, el momento del procedimiento, especialmente en periodos de alta plasticidad intestinal, puede
mejorar los resultados, la interacción entre microbioma del donante y receptor, junto con su resiliencia,
son determinantes cruciales, estos elementos deben considerarse para optimizar los beneficios clínicos
del TMF. (SANRA 12)
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Para Vaughn et al. (2023) el fracaso del trasplante de microbiota fecal se asoció con factores como
edad avanzada (mayores de 65 años), hemodiálisis, ≥2 recurrencias de CDI en los últimos 12 meses,
hospitalización previa por CDI y deterioro neuromuscular; además, el uso de antibióticos no
relacionados con CDI tras el FMT incrementó la recurrencia, especialmente a los 2 meses, sin embargo,
la inmunosupresión, la enfermedad inflamatoria intestinal y la supresión ácida no mostraron un impacto
significativo en los resultados clínicos. (SANRA 8)
Por otra parte, para Dai et al. (2024) la eficacia del TMF en el síndrome del intestino irritable depende
de varios factores, la selección de superdonantes con una microbiota diversa y estable es fundamental,
y los criterios clínicos de los donantes, como la edad y el estilo de vida saludable, además, la a de
administración y la dosis del FMT son determinantes, observándose mejores resultados con dosis
mayores. La variabilidad en la respuesta de los pacientes, evidenciada en quienes presentan mejoría
frente a quienes no muestran cambios clínicos, destaca la necesidad de una evaluación cuidadosa de la
microbiota antes del tratamiento, finalmente, los desafíos incluyen la falta de una firma microbiana
definitiva y los riesgos asociados al FMT. (SANRA 12)
Según Yeh et al. (2021)la eficacia del TMF puede depender del perfil del donante, siendo los estudiantes
una posible mejor fuente con una tasa de aprobación del 66,7%. Las principales causas de exclusión de
donantes fueron organismos resistentes a múltiples fármacos (23,5%), ANA positivo (17,6%),
enfermedad por Helicobacter pylori (17,6%) y enfermedades como hígado graso, lo que destaca la
importancia del estado de salud del donante. (SANRA 11)
Para Warraich et al. (2023) la terapia falló en el 27 %, los factores asociados al fracaso incluyeron la
presencia de neoplasias malignas activas, hospitalizaciones previas relacionadas con CDI y el uso de
antibióticos no relacionados con CDI en los seis meses previos al trasplante. (SANRA 9)
Por otro lado, ciertos factores aumentan el riesgo de fracaso del TMF, como la edad avanzada, las
recurrencias previas de infecciones intestinales y el uso de antibióticos no relacionados con Clostridium
difficile, es fundamental que estos factores se tomen en cuenta al evaluar a los pacientes para asegurar
el mejor resultado posible; en conclusión, un enfoque integral que considere tanto las características del
donante como del receptor es esencial para optimizar la eficacia del TMF.
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A continuación, se presenta la Tabla 1, donde se sintetizan los principales resultados de los estudios
analizados, la tabla incluye información correspondiente a los autores, el número de pacientes
evaluados, la tasa de éxito clínico del trasplante de microbiota fecal, los efectos adversos observados,
el impacto en la calidad de vida de los pacientes, así como la evaluación metodológica de cada estudio.
Tabla 1. Tasa de éxito clínico, efectos adversos, y calidad de vida relacionados al TMF
Autor
PX
Tasa de éxito clínico
Calidad de vida
SANRA
(DuPont et
al., 2024)
262
El TMF mostró un éxito
clínico del 71 % frente al
58 % del placebo en la
ausencia de recurrencia
de CDI a las 8 semanas
del tratamiento.
Mejoró la calidad de vida de
los pacientes al restaurar el
equilibrio del microbioma
intestinal, aumentó su
diversidad y redujo bacterias
proinflamatorias, lo que
disminuyó la inflamación y
los síntomas intestinales.
Además, favoreció la
conversión de ácidos biliares
primarios en secundarios que
inhiben Clostridium difficile,
previniendo recurrencias de la
infección.
12
(Terveer et
al., 2020)
129
El TMF alcanzó una tasa
de curación primaria del
91 % a las 3 semanas y
del 89 % a los 2 meses
tras una única infusión.
A largo plazo, con un
seguimiento mediano de
42 semanas, se logró una
curación sostenida en el
73 % de los pacientes
El TMF logró altas tasas de
curación sostenida, redujo los
síntomas gastrointestinales y
mejoró los patrones de
defecación en la mayoría de
los casos. En general, el
procedimiento restaura el
equilibrio del microbioma y
disminuye las recurrencias.
12
(Lahtinen
et al., 2023)
24
La tasa de éxito fue del
54% en el grupo FMT y
del 41% en el grupo
placebo. Durante el
seguimiento de 12
meses, las tasas de
recaída fueron del 50%
en el grupo placebo y del
15% en el grupo de
TMF.
El impacto del TMF en la
calidad de vida mostró
resultados variables, aunque
las puntuaciones generales de
calidad de vida fueron
similares entre los grupos
placebo y TMF al inicio y a los
12 meses, hubo una mejora
significativa a favor del
placebo a los 4 meses en áreas
como vitalidad, emociones y
actividades habituales. Estos
hallazgos sugieren que,
aunque el TMF puede ser
eficaz para otros aspectos
clínicos, su efecto en la
calidad de vida requiere mayor
investigación para identificar
los factores que influyen en
los resultados percibidos por
los pacientes.
9
pág. 5678
(Cheng et
al., 2020)
199
La tasa de éxito tras la
implementación del programa
FMT, medida por la reducción
de mortalidad relacionada con
CDI, fue:
95,6% en comparación con el
89,8% antes del programa
(mortalidad general).
90,9% en pacientes con CDI
fulminante frente al 78,7%
antes del programa.
87,9% en pacientes con
Infección por Clostridium
difficile con Síndrome de Falla
Refractaria frente al 56,8%
antes del programa.
La lesión renal aguda se
observó con mayor
incidencia en el programa
previo al FMT (82.0%) en
comparación con el
programa post-FMT
(78.2%). Por otro lado, la
fiebre, afectó al 55.1% de
los pacientes, mientras que
en el programa post-FMT
aumentó ligeramente a un
57.3%.
El TMF mostró un impacto
positivo en la calidad de vida
de los pacientes con infección
por Clostridium difficile
refractaria, también demostró
potencial para estabilizar
rápidamente a los pacientes,
mejorando parámetros
clínicos como la
hemodinámica y reduciendo la
necesidad de intervenciones
quirúrgicas invasivas como la
colectomía.
11
(Yoon et al.,
2020)
20
El TMF tuvo una tasa de éxito
del 55 % tras la primera
infusión y del 75 % tras la
segunda. La eficacia fue
mayor en CDI parcialmente
tratada (100 %) que en CDI
refractaria (71,4 %)
El TMF no fue exitoso en 5
pacientes; uno de ellos
presentó dolor abdominal
persistente, otro requirió una
colectomía, y los tres
restantes fallecieron debido
a diferentes causas,
incluyendo shock séptico,
progresión de una
tromboembolia pulmonar y
un accidente
cerebrovascular recurrente.
El TMF mejoró
significativamente la calidad
de vida de los pacientes con
infección por Clostridioides
difficile parcialmente tratada,
logrando una resolución
completa de síntomas y una
prevención a largo plazo de
recurrencias en el 100% de los
casos exitosos. Esto incluyó la
restauración de la diversidad
microbiana intestinal hacia un
perfil saludable, asociado con
una mejor función intestinal y
bienestar general.
11
(Yeh et al.,
2021)
39
Se evidenció una tasa de éxito
del 89,7% en el seguimiento
realizado en 3 meses, dos
pacientes no lograron mejoría
clínica, y hubieron dos
fallecimientos dentro de los 6
meses por eventos graves no
relacionados con el TMF,
atribuibles a condiciones
preexistentes graves.
Dos pacientes no mostraron
mejoría clínica posterior al
TMF, luego de 6 meses dos
pacientes fallecieron por
causas no relacionadas al
TMF
Mejoró significativamente la
calidad y seguridad del TMF
al optimizar la selección de
donantes y el manejo del
procedimiento, se redujeron
complicaciones como
infecciones graves, además el
uso exclusivo de colonoscopia
disminuyó los eventos
adversos comparado con otros
métodos.
11
(Ianiro et
al., 2022)
226
Los receptores con mayor
injerto microbiano tuvieron
una tasa de éxito clínico
superior en comparación con
aquellos con menor injerto,
como se observó
aproximadamente que el 60-
70% de los receptores con alto
injerto lograron éxito clínico
La restauración del equilibrio
microbiológico en el intestino
de los receptores, observada
hasta 30 días después del
TMF, contribuyó a la
resolución de síntomas
debilitantes como diarrea
crónica y disbiosis. Estas
mejoras facilitaron una
recuperación más rápida y un
retorno a una vida diaria más
saludable y funcional,
reforzando el potencial del
TMF como terapia eficaz en
condiciones clínicas diversas.
11
pág. 5679
(Paaske et
al., 2024)
467
El TMF logró una curación
inicial del 76 % en la
primera semana y un efecto
sostenido en el 55 % a las 8
semanas. Los tratamientos
repetidos aumentaron la
tasa de curación global al
79 %. La mortalidad a los
90 días fue del 10 %,
destacando su eficacia
incluso en casos graves y
refractarios de CDI.
El 20% de los pacientes
experimentaron eventos
adversos graves tras el
primer tratamiento con
FMT. La mortalidad a los 90
días tras una prueba positiva
de C. difficile fue del 10 %
en la población general y
alcanzó el 14 % en pacientes
mayores de 60 años.
El TMF mejoró
significativamente la calidad
de vida de los pacientes al
reducir la recurrencia de la
CDI, estabilizar casos
críticos y disminuir la
mortalidad a 90 días,
especialmente en pacientes
mayores y vulnerables.
Además, facilitó una mejor
respuesta inmunitaria y
promovió la recuperación de
la salud intestinal,
permitiendo un retorno más
rápido a la normalidad y
reduciendo el impacto de la
enfermedad en la vida diaria.
12
(Ashraf et
al., 2021)
64
El FMT tuvo una tasa de
éxito del 75 %, con mejoría
en 48 de 64 pacientes
durante los primeros dos
meses. Se perdió el
seguimiento de seis
pacientes (9,4 %), y en diez
casos (15,6 %) el
tratamiento no fue exitoso.
De estos, cuatro se
sometieron a un FMT
repetido, logrando mejoría
en tres casos, mientras que
uno requirió colectomía tras
un nuevo fracaso.
Un total de 12 pacientes
(18,8 %) reportaron eventos
adversos posterior al FMT.
El más frecuente fue el dolor
o los calambres
abdominales, presentes en el
10,9 % de los casos, otros
efectos adversos incluyeron
el agravamiento de la diarrea
en tres pacientes (4,6 %),
distensión abdominal en un
paciente (1,6 %) y aumento
de peso en otro paciente (1,6
%).
El TMF demostró una
repercusión importante en la
calidad de vida de los
pacientes, con más del 50%
mostrando una mejora
notable en los síntomas en los
dos meses posteriores al
procedimiento. Los cambios
observados incluyeron una
reducción en la frecuencia de
las deposiciones y una
mejora en su consistencia, lo
que contribuyó a una mayor
comodidad diaria.
9
px: pacientes
La tasa de éxito clínico en los estudios analizados ha mostrado un incremento en comparación con los
casos de fracaso clínico y los efectos adversos asociados. La curación es definida como la resolución
total de los síntomas de la infección por Clostridioides difficile y la carencia de recaídas en diferentes
períodos de tiempo: tres semanas (curación primaria), dos meses (curación a los dos meses) y
seguimiento a largo plazo (curación sostenida). Además el fracaso del TMF tiene diferentes definiciones
dependiendo de los estudios, por ejemplo, Sara Ellegaard Paaske et al. consideran como fracaso a la
recurrencia de CDI, sospecha de recurrencia, muerte o necesidad de colectomía, por otro lado, Fátima
pág. 5680
Warraich et al. definen el fracaso como la persistencia de los síntomas de CDI o la aparición de nuevos
síntomas compatibles con CDI hasta un año después del TMF. (SANRA 10)
El tratamiento estándar para la infección por Clostridium difficile incluye el uso de antibióticos como
la vancomicina, sin embargo cuando existe una alta tasa de recurrencia se ha visto como alternativa al
TMF, Sandhu y Chopra (2021) realizaron un análisis de ensayos controlados en el que se compara la
efectividad del TMF con el uso único de la vancomicina por vía oral, en el primer caso el TMF demostró
una efectividad del 81% en comparación con el 31% donde se administró únicamente vancomicina, en
el segundo estudio el TMF tuvo una tasa de éxito del 90% en comparación con el 26% del grupo que
fue tratada con vancomicina. (SANRA 12)
En un estudio realizado por Conrad et al (2024) en el que se incluyeron a 489 pacientes, 118 recibieron
tratamiento inicial con metronidazol y 371 con vancomicina. Dentro de los primeros 10 días, 85 de los
118 pacientes tratados con metronidazol (72,0%) y 300 de los 371 tratados con vancomicina (80,9%)
respondieron al tratamiento, alcanzando una respuesta general del 78,7% (385/489). En cuanto a las
recurrencias, el 20,0% (17/85) de los pacientes que respondieron al metronidazol experimentaron un
nuevo episodio de la enfermedad, en comparación con el 11,7% (35/300) en el grupo de vancomicina,
estos resultados destacan que, aunque ambos tratamientos son efectivos en el manejo inicial de la CDI,
la vancomicina mostró una mayor tasa de respuesta inicial y menor recurrencia en comparación con el
metronidazol, mientras que las tasas de mortalidad fueron similares entre ambos grupos. (SANRA 10)
Los resultados obtenidos en esta revisión evidencian que la eficacia del trasplante de microbiota fecal
(TMF) está influenciada por múltiples factores relacionados tanto con el donante como con el receptor,
de forma consistente, diversos estudios (Dai, 2024; Ianiro et al., 2022; Porcari et al., 2023; Yeh et al.,
2022) destacan que la selección adecuada del donante, caracterizado por un microbioma diverso y
saludable, es esencial para el éxito del procedimiento. Adicionalmente, el estado clínico del receptor
cuya genética, respuesta inmune y ausencia de comorbilidades relevantes condiciona significativamente
la tasa de éxito del TMF (Porcari et al., 2023).
En cuanto a la efectividad terapéutica, los estudios revisados presentan una tendencia común a favor
del TMF frente al tratamiento convencional con antibióticos como la vancomicina o el metronidazol,
por ejemplo, investigaciones de Sandhu et al. (2023) reportan una tasa de efectividad del 81% con TMF,
pág. 5681
frente a solo el 31% con vancomicina oral. De igual manera, Yao Wen C. et al. (2020) encontraron una
disminución de la mortalidad asociada a Clostridioides difficile (CDI) tras implementar un programa
de TMF, aumentando la supervivencia del 89,8% al 95,6%; estos hallazgos resaltan el potencial
terapéutico del TMF en casos graves o recurrentes de CDI (Sandhu & Chopra, 2021).
Sin embargo, existen diferencias en las tasas de éxito clínico reportadas entre estudios, mientras que
Terveer et al. (2020) y Yeh et al. (2022) alcanzaron tasas superiores al 89%, otros como Lahtinen et al.
(2023) reportaron solo un 54%, lo que pone de manifiesto la variabilidad de los resultados en función
del contexto clínico, las características de los pacientes y la metodología utilizada; esta discrepancia
puede atribuirse a la heterogeneidad en la selección de participantes, las diferentes vías de
administración empleadas y las distintas definiciones de “éxito clínico” adoptadas por cada autor
(Lahtinen et al., 2023).
Respecto a los efectos adversos, la mayoría de los estudios (Ashraf et al., 2021; DuPont et al., 2024;
Yeh et al., 2022) los clasifican como leves o moderados incluyendo distensión abdominal, náuseas y
fatiga, especialmente durante los primeros días postprocedimiento. No obstante, algunos trabajos como
el de Ellegaard et al. (2024) señalaron eventos adversos graves en hasta el 20% de los pacientes, lo que
subraya la importancia de realizar una evaluación clínica cuidadosa antes de aplicar el TMF,
especialmente en poblaciones vulnerables como adultos mayores o pacientes inmunocomprometidos.
(Paaske et al., 2024)
En relación con la calidad de vida, la mayoría de los estudios coincide en que el TMF mejora
significativamente los síntomas gastrointestinales, reduce la inflamación intestinal y restaura la
diversidad microbiana, impactando positivamente en el bienestar general del paciente (Ashraf et al.,
2021; DuPont et al., 2024; Ianiro et al., 2022; Lee et al., 2020). No obstante, hallazgos como los de
Lahtinen et al. (2023) indican que, en algunos casos, los pacientes del grupo placebo reportaron mejoras
subjetivas superiores en aspectos como vitalidad y estado emocional, lo que sugiere que el componente
psicológico también puede influir en la percepción de la eficacia del tratamiento.
Un punto de controversia importante es la definición de fracaso terapéutico, mientras que autores como
Paaske et al. (2024) consideran como fracaso la recurrencia de CDI, sospecha de recurrencia, muerte o
necesidad de colectomía, Warraich et al. (2023) amplía esta definición incluyendo la persistencia o
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aparición de nuevos síntomas compatibles con CDI hasta un año después del tratamiento. Esta
diferencia metodológica limita la comparabilidad directa entre estudios y pone en evidencia la
necesidad de establecer criterios diagnósticos unificados.
Finalmente, el presente análisis subraya la novedad científica y la relevancia clínica del TMF como una
terapia eficaz para las infecciones por Clostridioides difficile, especialmente en casos de recurrencia o
resistencia a tratamientos antibióticos, su aplicación práctica podría optimizarse mediante la
identificación de superdonantes, el uso de vías de administración efectivas y la estratificación adecuada
de los pacientes candidatos. La perspectiva futura se enfoca en estandarizar los protocolos, reducir la
variabilidad interindividual en la respuesta al tratamiento y garantizar una mayor seguridad en su
implementación.
CONCLUSIONES
El trasplante de microbiota fecal ha demostrado ser una alternativa eficaz y segura para tratar la ICD
con una tasa de éxito clínico que oscila entre el 70 y 90%, sin embargo, es importante destacar que para
que exista un resultado favorable se necesita de una selección adecuada del donante, un estado
inmunológico óptimo de parte del receptor y altas dosis del tratamiento. A pesar de que el procedimiento
es un método seguro, existen algunos efectos adversos menores que se destacaron en la mayoría de los
pacientes, siendo los más relevantes la distensión abdominal, fatiga, diarrea o estreñimiento en algunos
casos, a pesar de ello, al evaluar la calidad de vida posterior al tratamiento se evidenció una mejoría
significativa al lograr restaurar el equilibrio microbiano, reducir los síntomas gastrointestinales,
principalmente la diarrea crónica y prevenir las recurrencias, además se demostró que comparando con
el tratamiento antibiótico administrado por vía oral, el TMF evita a gran escala las recurrencia de la
enfermedad, así como la resistencia a los antibióticos y la intervención quirúrgica en casos graves como
la colostomía.
A pesar de estos resultados prometedores, persisten vacíos que deben ser abordados, es necesaria la
estandarización de criterios diagnósticos para definir el éxito y el fracaso terapéutico del TMF; existe
escasa evidencia sobre su aplicación en Ecuador lo que resalta la urgencia de realizar estudios clínicos
locales que evalúen su viabilidad, seguridad y aceptación en nuestro contexto sanitario.
pág. 5683
La implementación de protocolos regulados, el fortalecimiento de bancos de donantes y la capacitación
profesional constituyen tareas pendientes que deben ser asumidas tanto por investigadores como por las
autoridades de salud para integrar esta estrategia innovadora dentro del sistema nacional de salud.
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