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INTRODUCCIÓN
La muerte desde la perspectiva médica, se ha ido transformando a lo largo de los años gracias a la
influencia de los grandes avances tecnológicos y a un mayor entendimiento de la fisiología humana.
Tradicionalmente, se definía a la muerte como el cese irreversible de la función respiratoria y cardiaca;
sin embargo, con el desarrollo de la ventilación mecánica y el conocimiento en cuidados intensivos se
logró preservar artificialmente la función respiratoria y cardiaca, de este modo el cuerpo puede
continuar con los procesos homeostáticos y mantener la integridad de los diferentes tejidos y órganos.(1)
Estos acontecimientos han obligado a la comunidad científica a redefinir el concepto de muerte tomando
en cuenta el papel protagónico del sistema nervioso central como ente regulador.
Actualmente se modificó el término a muerte encefálica, y se define como la pérdida completa e
irreversible de las funciones del tejido cerebral incluido el tronco encefálico, esta definición comprende
profundas implicaciones éticas, legales y clínicas, y el gran dilema para los familiares en cuyos hombros
recae la decisión de retirar el soporte vital.(2,3)
La causa de muerte cerebral es multifactorial, la cual puede deberse a afecciones neurológicas graves
como el traumatismo craneoencefálico, hemorragias cerebrales y accidentes cerebrovasculares
(ACV).(4) Dicho esto, a nivel global el principal causante de muerte y discapacidad es el ACV. Según
un artículo publicado en TheLancet en el 2021, al año 15 millones de personas en el mundo sufren de
un ACV, de todos ellos, 5 millones mueren y otros 5 resultan con una discapacidad permanente.(5)
En el continente americano las cifras no resultan alejadas del contexto global, según la Organización
Panamericana de la Salud los ACV contribuyeron a una tasa de 32,3 muertes por cada 100.000
habitantes, siendo Haití la región con mayor cifra de defunciones con 428,7, mientras que Perú tiene la
cifra más baja con 73,5.(6) En el Ecuador, los eventos cerebrovasculares constituyen una de las
principales causas de mortalidad, en el 2014 fue la tercera causa de mortandad en el 23.17% de la
población. En el año 2023, el servicio Integrado de Seguridad reportó 2470 eventos cerebrovasculares
a nivel nacional, refiriendo un promedio de 9 llamadas diarias por este tipo de sucesos; por otro lado, el
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) reportó en el año un total de 4632 defunciones por
enfermedades cerebrovasculares, convirtiéndose en la tercera causa de mortalidad en el Ecuador en
dicho año.(7)