EL IMPACTO DE LA FORMACIÓN MÉDICA EN
LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS EN LOS
ESTUDIANTES DE MEDICINA EN LA
UNIVERSIDAD INDESAG

THE IMPACT OF MEDICAL TRAINING ON THE EATING

HABITS OF MEDICAL STUDENTS AT INDESAG UNIVERSITY

Larissa Villanueva Sánchez

Instituto de Desarrollo Salvador Allende Gossens (INDESAG)

Sedna America Carballido Calderon

Instituto de Desarrollo Salvador Allende Gossens (INDESAG)

Jose Alexis Hernandez Martinez

Instituto de Desarrollo Salvador Allende Gossens (INDESAG)

Geraldo Armando Moreno Arroyo

Instituto de Desarrollo Salvador Allende Gossens (INDESAG)

Lourdes Soto Velázquez

Instituto de Desarrollo Salvador Allende Gossens (INDESAG)
pág. 6424
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.18278
El impacto de la formación médica en los hábitos alimentarios en los
estudiantes de Medicina en la Universidad INDESAG

Larissa Villanueva Sánchez
1
larissavillanueva28@gmail.com

https://orcid.org/0009-0000-8874-9099

Instituto de Desarrollo Salvador Allende
Gossens (INDESAG)

México

Sedna America Carballido Calderon

sednacarballido@gmail.com

https://orcid.org/0009-0006-6023-9090

Instituto de Desarrollo Salvador Allende
Gossens (INDESAG)

México

Jose Alexis Hernandez Martinez

josehema28@gmail.com

https://orcid.org/0009-0004-9137-5015

Instituto de Desarrollo Salvador Allende
Gossens (INDESAG)

México

Geraldo Armando Moreno Arroyo

03geraldito@gmail.com

https://orcid.org/0009-0002-0113-7837

Instituto de Desarrollo Salvador Allende
Gossens (INDESAG)

México

Lourdes Soto Velázquez

lusotovela@gmail.com

https://orcid.org/0009-0008-5843-1686

Instituto de Desarrollo Salvador Allende
Gossens (INDESAG)

RESUMEN

El presente estudio tuvo como objetivo analizar la asociación de las actividades rutinarias y el ambiente
escolar en la elección alimentaria de 106 estudiantes de segundo semestre de Medicina en la Universidad
INDESAG, con la finalidad de conocer el impacto nutricional, mediante un enfoque mixto. Se aplicó
una encuesta estructurada validada, complementada con análisis estadístico mediante prueba de chi
cuadrada para identificar asociaciones significativas. Se identificó que la omisión de comidas, un factor
de riesgo alarmante está presente en el 27,3 % de los encuestados. Solo el 28 % refirió consumir al
menos una comida balanceada al día, observándose una relación significativa entre la regularidad en los
horarios y una alimentación saludable. El 57,6 % consume alimentos procesados de forma ocasional y
el 42,4 % con frecuencia o de manera constante. El 56,6 % manifestó preferencia por snacks, lo cual se
asocia a la omisión de comidas. Aunque el 59,6 % considera tener una alimentación saludable, el 37,4 %
percibe baja accesibilidad a opciones nutritivas. Los hallazgos evidencian que la carga académica y la
falta de tiempo deterioran los hábitos alimentarios, y que el conocimiento nutricional resulta insuficiente
sin un entorno que facilite su aplicación. Se concluye que promover entornos alimentarios saludables en
instituciones educativas podría mejorar significativamente las decisiones nutricionales de los
estudiantes.

Palabras clave: omision de comidas, alimentacion saludable, alimentos procesados, conocimiento
nutricional, desiciones nutricionales

1
Autor principal.
Correspondencia:
larissavillanueva28@gmail.com
pág. 6425
The impact of medical training on the eating habits of medical students at

indesag university

ABSTRACT

The aim of this study was to analyze the association between routine activities and the school

environment in the dietary choices of 106 second
-semester medical students at INDESAG University,
in order to determine the nutritional impact, using a mixed app
roach. A validated structured survey was
applied, complemented with statistical analysis by means of chi
-square test to identify significant
associations. Meal skipping, an alarming risk factor, was identified as present in 27.3 % of the

respondents. Only
28 % reported consuming at least one balanced meal per day, showing a significant
relationship between regularity in schedules and healthy eating. 57.6 % consumed processed foods

occasionally and 42.4 % frequently or constantly. 56.6 % expressed a preferen
ce for snacks, which is
associated with the omission of meals. Although 59.6 % consider having a healthy diet, 37.4 % perceive

low accessibility to nutritious options. The findings show that the academic load and lack of time

deteriorate eating habits, and
that nutritional knowledge is insufficient without an environment that
facilitates its application. It is concluded that promoting healthy food environments in educational

institutions could significantly improve students' nutritional
decisions.
Keywords
: meal skipping, healthy eating, processed foods, nutritional knowledge, nutritional decisions
Artículo recibido 05 mayo 2025

Aceptado para publicación:
15 junio 2025
pág. 6426
INTRODUCCION

La presente investigación, titulada “El impacto de la formación médica en los hábitos alimentarios de
los estudiantes”, se planteó como objetivo principal analizar cómo las actividades rutinarias y el
ambiente escolar influyen en la elección de alimentos entre los estudiantes de la Licenciatura en Médico
Cirujano del Instituto del Desarrollo Salvador Allende Gossens (INDESAG). Se abordan aspectos como
el estado nutricional, la omisión de comidas, el tipo de alimentos consumidos y la accesibilidad a
opciones saludables durante el horario escolar. Estas temáticas responden a problemáticas observadas
en el entorno universitario que comprometen tanto el bienestar como el desempeño académico de los
futuros profesionales de la salud (Maza-Ávila y cols., 2022).

Estas problemáticas son comunes entre estudiantes del área de la salud, quienes, a pesar de recibir
formación en temas relacionados con nutrición tienden a ser una mala elección de alimentos que no
favorezcan su salud nutricional, confirmando la hipótesis de que una dieta saludable en los estudiantes
no depende de los conocimientos que ellos tengan, ya que se cree que los hábitos alimentarios dependen
del entendimiento sobre la alimentación y salud, que a mayor conocimiento mejor alimentación (Reyes
y Oyola, 2019). El estilo de vida universitario favorece practicas alimentarias poco saludables, como el
consumo frecuente de snacks, comida rápida y bebidas azucaradas, productos que junto con otros ricos
en grasas contribuyen a la malnutrición (Morales, 2023). Por ello, es necesario abordar esta problemática
de forma integral para identificar causas y plantear soluciones desde etapas tempranas de la formación.

El estilo de vida universitario, caracterizado por horarios extensos, prácticas clínicas, evaluaciones
constantes y múltiples responsabilidades, suele asociarse con decisiones alimentarias improvisadas,
consumo frecuente de alimentos ultra procesados y bebidas azucaradas, así como con la omisión de
tiempos de comida. La falta de tiempo, el estrés y la escasa oferta de opciones saludables dentro de las
instituciones, contribuyen a decisiones alimentarias poco favorables. Moncayo (2024) en su
investigación, refiere que, ante las largas horas de estudio y prácticas, los estudiantes tienden a optar por
la elección de alimentos poco saludables y rápidos. Esta tendencia favorece un desequilibrio alimentario
que puede tener repercusiones en su salud a corto y largo plazo.

El interés por esta investigación surge al observar que los estudiantes de medicina, pese a su formación
en salud, enfrentan barreras para mantener una alimentación equilibrada. Por ello, se busca comprobar
pág. 6427
si existen factores personales o académicos que dificultan una alimentación adecuada o si hay otros
elementos influyentes. Así lo plantea también el estudio de Sánchez y cols. (2019), donde se
identificaron creencias que condicionan la conducta alimentaria: las conductuales, asociadas a
decisiones saludables; las de control, relacionadas con el apoyo social y el tiempo disponible; y las
normativas, que resaltan el rol de la figura materna en la promoción de hábitos adecuados. Estos
hallazgos permiten comprender que los hábitos alimentarios no dependen únicamente del conocimiento,
sino de creencias y factores psicosociales que influyen en la toma de decisiones.

Además de contribuir con evidencia empírica, este estudio pretende fomentar una reflexión crítica entre
los propios estudiantes respecto a la coherencia entre su formación académica y sus prácticas cotidianas.
No se trata únicamente de conocer los principios de la nutrición, sino de aplicarlos de manera consciente,
promoviendo una cultura de autocuidado que beneficie su salud, su rendimiento académico y,
eventualmente, su ejercicio profesional. En este sentido, Espejo (2022) señala que la educación
alimentaria y nutricional es clave para alcanzar un estado óptimo de bienestar físico y mental, y debe
ser parte del compromiso ético del futuro profesional de la salud. Fortalecer esta coherencia entre el
saber y el hacer puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de los estudiantes durante
su formación.

Con la finalidad de brindar un diagnóstico integral sobre los hábitos alimentarios de los estudiantes de
medicina, desde un enfoque académico y aplicado. Nos propusimos identificar el estado nutricional de
los estudiantes, conocer sus preferencias alimentarias durante el horario escolar, evaluar el impacto del
conocimiento nutricional en sus elecciones alimenticias y analizar la influencia de la rutina académica
en la alimentación. A partir de lo anterior, se espera generar propuestas concretas que puedan ser
aplicadas por la universidad, tales como programas de educación nutricional, adecuación de la
infraestructura alimentaria y promoción de políticas institucionales que favorezcan estilos de vida
saludables.

Este enfoque se apoya en estudios previos que subrayan la necesidad de intervenir desde la etapa
universitaria para prevenir conductas alimentarias inadecuadas. Por ejemplo, Chávez-Mendoza y cols.
(2021), resalta la importancia de establecer políticas permanentes que fomenten actitudes positivas hacia
la alimentación y la actividad física, mientras que Hernández (2020), enfatiza la necesidad de programas
pág. 6428
regulares que consoliden hábitos saludables para mejorar el desempeño académico. Asimismo,
Moncayo (2024) propone que la prevención, especialmente en estudiantes de ciencias de la salud, debe
basarse en la educación nutricional adaptada a su realidad diaria.

Con base en lo anterior, se plantearon tres hipótesis que orientan este estudio. La hipótesis de
investigación plantea que las preferencias alimentarias de los estudiantes se relacionan con sus
actividades rutinarias y el ambiente escolar. Por otro lado, la hipótesis nula plantea que dichas
preferencias no están relacionadas con las actividades rutinarias ni con el ambiente escolar. Finalmente,
la hipótesis alternativa sugiere que la elección de alimentos está más influida por factores individuales.
Por lo que, el presente estudio busca servir de base para futuras investigaciones y estrategias
nutricionales adaptadas al contexto estudiantil, así mismo, promover una reflexión sobre la coherencia
entre teoría y práctica, incentivando hábitos saludables desde la formación.

METODOLOGIA

El presente estudio tuvo un enfoque mixto (cuantitativos y cualitativos) con el fin de lograr comprensión
más completa del fenómeno investigado. Por un lado, el enfoque cuantitativo, nos permitió recolectar
datos numéricos, útiles para la elaboración de tablas y análisis estadísticos sobre el consumo de
alimentos al igual que el cálculo del IMC. Por otro lado, el enfoque cualitativo aporto una perspectiva
descriptiva sobre los conocimientos previos en nutrición y la accesibilidad a alimentos saludables dentro
de la universidad. La investigación fue de tipo descriptivo y observacional, ya que se centro en
caracterizar los hábitos alimenticios de los estudiantes sin intervenir en sus comportamientos. Esta
elección metodológica nos permitió recolectar datos en un solo momento, sin manipular variables, con
el objetivo de analizar la situación tal y como ocurre en su entorno natural.

La población de estudio estuvo conformada por estudiantes de la Licenciatura en Médico Cirujano,
pertenecientes a los grupos del segundo semestre de la Universidad Instituto del Desarrollo Salvador
Allende Gossens (INDESAG), del ciclo escolar 2024-2025. La muestra fue seleccionada mediante
muestreo no probabilístico por criterios, considerando aspectos como disponibilidad, disposición a
participar y la pertenecía al semestre de interés. Se excluyo a estudiantes de semestres mas avanzados
para evitar sesgos derivados de un mayor conocimiento en nutrición, así como también aquellos que no
complementaran adecuadamente el instrumento.
pág. 6429
El instrumento de recolección de datos fue un cuestionario estructurado por 16 preguntas, las cuales
fueron diseñadas por los propios investigadores, que abordaron variables asociadas a sus actividades
rutinarias, ambiente escolar, hábitos alimenticios y un conocimiento nutricional previo. Para garantizar
su validez, el contenido fue evaluado por tres expertos, quienes calificaron la claridad, pertinencia y
congruencia de cada ítem, calculándose el Índice de Validez de Contenido (CVR). A partir de este
análisis se realizaron los ajustes necesarios para asegurar que cada ítem fue claro y relevante. Este
proceso nos fortaleció la calidad metodológica del instrumento y la precisión en la recolección de los
datos. También se tomaron medidas antropométricas como el peso y la talla, lo que permitió calcular el
índice de masa corporal (IMC) de los participantes, ofreciendo un panorama más objetivo del estado
nutricional.

En total, se obtuvo una muestra de 106 estudiantes, sin embargo, únicamente se consideraron 99
estudiantes, ya que fueron los que completaron adecuadamente el cuestionario. Además, se aseguró el
anonimato, la confidencialidad de la información y la participación voluntaria de los estudiantes
mediante consentimiento informado. Los cuestionarios fueron aplicados en espacios académicos
previamente acordados, en un ambiente controlado que favoreciera la concentración y honestidad de las
respuestas. Se brindaron instrucciones claras antes de la aplicación del instrumentó, permitiendo
resolver dudas sin influir en las respuestas. Este cuidado en el proceso de aplicación fortaleció la validez
interna del estudio.

Para la organización y análisis de los datos, se utilizó el software Microsoft Excel, en el cual se construyo
una base de datos que incluyo tablas de frecuencia y tablas de contingencia. Posteriormente, se aplicó
la prueba estadística de Chi cuadrada, con el objetivo de determinar la asociación significativa entre las
actividades rutinarias y el ambiente escolar con los hábitos alimentarios de los estudiantes de medicina.
Esta metodología permitió recopilar datos representativos y confiables que facilitan la comprensión
integral del fenómeno, así como la posibilidad de que futuros investigadores repliquen la investigación
en contextos similares, asegurando un enfoque metodológico alineado con los objetivos de la
investigación.
pág. 6430
RESULTADOS Y DISCUSION

Factores asociados a las actividades rutinarias y ambiente escolar

Efecto de la carga académica en la alimentación
Los resultados muestran que la rutina académica en medicina, caracterizada por jornadas extensas y
estrés constante, afecta negativamente los hábitos alimenticios de los estudiantes, siendo el salto de
comidas una de las principales consecuencias. Esta conducta genera patrones alimentarios irregulares y
perjudicantes, comprometiendo el estado nutricional y el bienestar general de la población estudiantil.
La prueba de hipótesis Chi-cuadrada (Chi calculado= 9.97 > 7.81 valor crítico; α = 0.05) evidenció una
relación significativa entre la carga académica y los saltos de comida, lo que confirma la hipótesis
planteada sobre el riesgo nutricional de los estudiantes tras su formación médica.

En cuanto a la percepción estudiantil en la Tabla 1, el 24% indicó omitir comidas de forma habitual y
reconoció un deterioro en su alimentación, mientras que un 3% admitió omitir comidas, pero sin
considerarlo un descuido. Además, el 16% reportó omisión moderada con percepción de descuido, y
otro 16% manifestó una omisión constante con afectación evidente. Por otro lado, un 11% reconoció
omisiones ocasionales sin considerarlas problemáticas, y otro 11% refirió omisiones moderadas sin
percibir impacto negativo. Comparativamente, Hernández et al. (2020) hallaron que el 55% de los
estudiantes consideraba tener una alimentación saludable y el 76% reconocía su influencia en el
rendimiento académico, lo que sugiere una posible desconexión entre percepción y práctica nutricional
en el contexto académico.

Tabla 1

Tabla de valores observados con relación a el efecto de la carga académica en la alimentación

Efecto de la carga académica en la alimentación
Descuido de la alimentación
Total

Saltos de comida
ND SD
COS
3 16 19
FRS
3 24 27
MOS
11 16 27
OCS
11 15 26
Total
28 71 99
pág. 6431
Nota. Para presentar la variable saltos de comida se utilizaron las siguientes abreviaturas: OCS
(Ocasional), Mos (Moderado), FRS (frecuente) y COS (Constante). Además, se evaluó el descuido de
la alimentación, representado por SD (Si) y ND (No).

Factores asociados a sus hábitos alimenticios

Estilo de vida en la alimentación
Los hábitos alimenticios de los estudiantes están influenciados por su estilo de vida, el tipo de bebidas
consumidas y sus preferencias alimentarias. Las exigencias académicas propias de la formación médica
afectan tanto la organización del tiempo como la regularidad en la alimentación. La prueba Chi-cuadrada
(Chi calculado= 26.0 > 12.59 valor crítico; α = 0.05) reveló una asociación significativa entre la
frecuencia de comidas completas y balanceadas y el cumplimiento de horarios alimentarios. En la Tabla
2, el 28% de los estudiantes consume solo una comida balanceada al día sin respetar horarios, y el 19%
realiza dos comidas completas, aunque con rutina irregular. Estos datos evidencian que, a pesar de la
intención de mantener una alimentación adecuada, la falta de organización limita el practicar patrones
saludables.

En contraste, Ibarra et al. (2019), reportaron que el 71.4% de los estudiantes chilenos realizaban entre
tres y cuatro comidas diarias, y solo el 28.6% una o dos. Además, quienes seguían un patrón regular
presentaban mejor rendimiento académico, lo que subraya la relevancia de una alimentación
estructurada en contextos educativos. Así como en un estudio realizado por Ordóñez y cols. (2023),
donde sus resultados revelaron que los estudiantes universitarios presentan hábitos alimentarios poco
saludables, observando un bajo consumo de alimentos esenciales según las recomendaciones
nutricionales. Estos hallazgos destacan la necesidad de promover estrategias que ayuden a los
estudiantes a integrar hábitos alimentarios saludables dentro de sus rutinas académicas y de su vida
cotidiana. De no intervenirse, este desbalance podría perpetuarse durante su formación profesional e
impactar en su salud a largo plazo.
pág. 6432
Tabla 2

Tabla de valores observados con relación al estilo de vida en la alimentación

Estilo de vida en la alimentación
Comidas completas/balanceadas
Total

Horarios
DV TV UV VV
AVH
19 9 15 1 44
NH
10 1 28 0 39
SH
7 7 2 0 16
Total
36 17 45 1 99
Nota. Para representar la variable de comidas completas y balanceadas las siguientes abreviaturas: UV
(Una vez), DV (Dos veces), TV (Tres veces), y VV (Más de tres veces). En cuanto a la variable de los
horarios, se emplearon las categorías SH (Si), AVH (A veces) y NH (No).

Alimentos procesados
El consumo de comidas rápidas, alimentos procesados y bebidas azucaradas es común entre los
estudiantes universitarios, motivado por la falta de tiempo y la facilidad de acceso a este tipo de
alimentos. La prueba Chi-cuadrada (Chi calculado = 26.47 > 9.49 valor crítico; α = 0.05) confirmó una
asociación significativa entre estos hábitos y los patrones alimentarios observados. En la Tabla 3, el
57.57% consume estos productos de forma ocasional, mientras que un 24.24% lo hace con frecuencia y
un 18.18% de manera constante. Aunque el consumo esporádico predomina, más del 40% mantiene un
patrón frecuente o constante, lo que representa un riesgo nutricional relevante en esta etapa formativa.

Rodríguez et al. (2023), reportaron que el 21.4% de universitarias presentaban sobrepeso u obesidad
(IMC = 22.7 ± 2.6), asociado al consumo habitual de productos procesados. Este paralelo refuerza la
necesidad de atender el impacto de estos hábitos en la salud física y en la calidad de vida estudiantil. La
similitud en la frecuencia de consumo entre comidas rápidas y bebidas azucaradas sugiere una
normalización de estos productos en la dieta diaria. Promover educación nutricional y acceso a opciones
saludables se vuelve fundamental para prevenir consecuencias a largo plazo. Estas evidencias deben
orientar futuras intervenciones que integren acciones institucionales, como mejorar la oferta alimentaria
en los entornos universitarios y fomentar la conciencia crítica sobre la alimentación diaria.
pág. 6433
Tabla 3

Tabla de valores observados con relación a los alimentos procesados

Alimentos procesados
Consumo de comidas rápidas y
procesadas

Total

Bebidas gaseosas/azucaradas
FRR COR OCR
COB
6 8 4 18
FRB
16 6 2 24
OCB
12 11 34 57
Total
34 25 40 99
Nota. Para representar la variable consumo de comidas rápidas y procesadas se utilizaron las siguientes
abreviaturas: FRR (Frecuente), COR (Constante), OCR (Ocasional) y de la variable de bebidas gaseosas
o azucaradas: FRB (Frecuente), COB (Constante), OCB (Ocasional).

Preferencia alimentaria
La carga académica y la falta de tiempo llevan a los estudiantes de Medicina a preferir snacks sobre
comidas completas. Esta conducta, motivada por su practicidad, puede consolidarse como un hábito con
efectos negativos a largo plazo. La prueba Chi-cuadrada (Chi calculado =14.15 > 5.99 valor crítico; α =
0.05) confirmó una relación significativa entre la elección de snacks al momento de consumir un
alimento. En la Tabla 4, el 56.56% de los estudiantes opta por consumir snacks como papas, galletas o
dulces, mientras que el 43.43% prefiere alimentos más completos. Esta inclinación está relacionada con
el acceso rápido a este tipo de productos y la dificultad de mantener una rutina alimentaria organizada.

Además, se observó que quienes consumen snacks también tienden a elegir comida rápida, a diferencia
de quienes no lo hacen, quienes favorecen la alimentación casera. Martínez-Hernández y cols. (2021),
reportaron que el 19% de los estudiantes mexicanos realizaban más de tres tiempos de comida a través
de refrigerios, lo que confirma la tendencia a sustituir comidas formales por opciones rápidas y no solo
en México, también en España, en un estudio realizado por Jurado-González y cols. (2024), identificaron
que los estudiantes priorizan la comida rápida, snacks y bebidas azucaradas debido a la falta de tiempo,
motivación y habilidades culinarias. Este patrón refleja un riesgo nutricional latente durante la
formación profesional, que podría perpetuarse sin intervenciones educativas y estructurales en el entorno
pág. 6434
universitario. Promover la alimentación consciente y ofrecer opciones saludables puede mejorar los
hábitos alimenticios en universitarios.

Tabla 4

Tabla de valores observados con relación a la preferencia alimentaria

Preferencia alimentaria
Consumo de alimentos
Total

Snacks
CC CR SN
NS
27 11 5 43
SS
19 11 26 56
Total
46 22 31 99
Nota. Para representar la variable consumo de alimentos se utilizaron las siguientes abreviaturas: SN
(Snacks), CR (Comida rápida), CC (Comida casera); mientras que de la variable snacks se representaron
de la siguiente manera: SS (Si), NS (No).

Factores asociados a su conocimiento nutricional

Alimentos en base a la educación
La educación nutricional es un factor relevante en la formación de hábitos alimentarios conscientes,
especialmente en estudiantes del área de la salud. Sin embargo, la prueba Chi-cuadrada (chi calculado
= 7.24 < 9.49 valor crítico; α = 0.05) no evidenció una asociación significativa entre la educación
nutricional y la elección de alimentos en los estudiantes de Medicina. Los resultados de la Tabla 5
indican que quienes poseen mayor conocimiento tienden a elegir alimentos por salud y disponibilidad,
mientras que aquellos con menor conocimiento priorizan el precio, sabor y rapidez. A pesar de esto, el
59.59% percibe una baja accesibilidad a opciones saludables, lo que limita la aplicación práctica del
conocimiento adquirido.

Por ello, es fundamental educar al ser humano para que los alimentos que integran su dieta contribuyan
de manera adecuada al mantenimiento de su salud (Cáez y Casas, 2007). A partir de estos hallazgos, es
posible intervenir y fortalecer tanto el entorno como las condiciones personales, ya que influyen
significativamente en las decisiones alimentarias. Reforzar la educación nutricional, junto con mejoras
en el acceso a alimentos saludables, podría fomentar prácticas alimentarias más coherentes con el
conocimiento adquirido. Esto permitiría no solo mejorar los hábitos individuales, sino también generar
un impacto positivo en la salud colectiva a largo plazo.
pág. 6435
Tabla 5

Tabla de valores observados con relación a alimentos en base a la educación

Alimentos en base a la educación
Elección de alimentos
Total

Educación Nutricional
DI PR RA SA SL
SE
19 5 20 14 7 65
NE
3 6 10 11 4 34
Total
22 11 30 25 11 99
Nota. Para representar la variable elección de alimentos se utilizaron las siguientes abreviaturas: SL
(Salud), SA (Sabor), RA (Rapidez), PR (Precio), DI (Disponibilidad); mientras que de la variable
educación nutricional se representaron de la siguiente manera: SE (Si), NE (No).

CONCLUSION

El presente estudio sobre los hábitos alimenticios de los estudiantes de segundo semestre de la
Licenciatura en Médico Cirujano de la Universidad INDESAG permitió evidenciar cómo su
alimentación está condicionada por la vida académica, rutinas personales y el entorno institucional. El
análisis reveló que la intensidad de la carga académica influye directamente en la frecuencia y calidad
de los alimentos que consumen. Una manifestación frecuente es la omisión de comidas, motivada por
la falta de tiempo y acumulación de tareas. Esta conducta se repite de forma sistemática en una parte
significativa del grupo, generando un riesgo nutricional importante que debe atenderse con urgencia,
tomando en cuenta y reconociendo que la educación alimentaria nutricional conduce a un estado óptimo
de salud y bienestar (Espejo, 2022) y de no ser así puede afectar la vida del estudiante.

La etapa universitaria implica una serie de cambios significativos en el estilo de vida, que, según la
OMS, se define por la interacción de las condiciones y patrones de comportamiento, incluyendo los
hábitos alimentarios (Gobierno de México, 2021). Los jóvenes se consideran un grupo vulnerable debido
a su estilo de vida, que generalmente está marcado por el estrés y la falta de tiempo, lo que lleva a
consumir alimentos rápidos y poco nutritivos. Esta falta de estructura y el estrés afectan la digestión y
el metabolismo, incluso cuando los alimentos parecen saludables, por lo que muestra una disociación
entre el conocimiento teórico en nutrición y sus decisiones diarias. Esta brecha evidencia obstáculos que
van más allá de lo académico.
pág. 6436
El consumo habitual de productos ultra procesados, como comida rápida y snacks calóricos, fue otro
hallazgo relevante. Más de la mitad recurre a estos alimentos por comodidad, rapidez o falta de
organización alimentaria. Aunque comprensible en contextos exigentes, este hábito sostenido puede
conducir a problemas como obesidad, trastornos metabólicos, fatiga crónica y bajo rendimiento
académico, impactando la salud física y la calidad de vida estudiantil. También es común la sustitución
de comidas completas por snacks como galletas, frituras o dulces, priorizando la inmediatez sobre el
valor nutricional. Esta práctica reduce la calidad nutricional y puede perpetuarse incluso en la vida
profesional. Así, las decisiones alimenticias no siempre se toman con base en el conocimiento, sino
desde la conveniencia.

Resulta significativo que, pese a su formación médica, muchos estudiantes reconozcan tener dificultades
para mantener una dieta saludable. A pesar de tener conocimientos nutricionales, afirman no acceder
fácilmente a alimentos de calidad y adecuados a ellos, ya sea por su costo, disponibilidad en la
universidad o falta de tiempo para planificar la gestión de ello. Esta paradoja, donde los futuros
profesionales de la salud saben qué deben hacer, pero no lo hacen, subraya la necesidad de estrategias
que les permitan aplicar sus conocimientos de forma práctica. Esto demuestra que el conocimiento
teórico, por sí solo, no es suficiente si no se acompaña de condiciones favorables y herramientas
aplicables en su vida diaria.

No basta, por tanto, con ofrecer información académica sobre nutrición. Es crucial incorporar
herramientas prácticas y teóricas que ayuden a organizar su alimentación dentro del contexto real. Es
fundamental la creación de programas permanentes, regulares, que permitan la generación de hábitos de
alimentación que promuevan un desarrollo y rendimiento académico positivo (Hernández, 2020). Este
enfoque facilitaría la internalización de hábitos saludables sostenibles, tanto durante la etapa
universitaria como en la vida profesional. Además, contribuiría a desarrollar autonomía alimentaria, una
competencia esencial para su bienestar y desempeño integral en cualquier ámbito que
rodee al estudiante.

Los datos también revelaron que los factores más influyentes en las decisiones alimenticias no son
necesariamente los conocimientos, sino aspectos como el sabor, costo, tiempo de preparación y
accesibilidad. Por ende, los programas de intervención deben ir más allá del conocimiento y considerar
pág. 6437
la realidad cotidiana del estudiante. Se propone un rediseño curricular con experiencias vivenciales,
como prácticas alimentarias en asignaturas o actividades extracurriculares centradas en el autocuidado.
Estas vivencias permitirían conectar el aprendizaje con la acción, fortaleciendo hábitos sostenibles desde
la experiencia directa.

En general, el patrón alimenticio observado refleja una vulnerabilidad nutricional evidente. La
irregularidad en los horarios, la preferencia por alimentos de bajo valor nutricional, el reemplazo de
comidas por snacks y la falta de aplicación del conocimiento conforman un conjunto de factores
preocupantes. Esto exige un enfoque integral, con acciones coordinadas entre la institución, los docentes
y los propios estudiantes. Solo a través de esta sinergia se podrán generar cambios duraderos y eficientes
que impacten positivamente en su salud y ayuden en su formación profesional.

Las universidades tienen una responsabilidad clara en fomentar entornos que promuevan hábitos
saludables. Algunas medidas recomendadas incluyen mejorar la oferta alimentaria dentro de la escuela
con opciones equilibradas y accesibles, ajustar horarios académicos para permitir pausas adecuadas para
comer e integrar módulos prácticos de nutrición al currículo. También es útil implementar experiencias
culinarias con ingredientes accesibles y técnicas simples, facilitando la transición del conocimiento a la
práctica diaria. Asimismo, es necesario adoptar estrategias innovadoras de educación alimentaria, como
campañas en redes sociales y charlas interactivas que fortalezcan el compromiso emocional con la salud.

La participación de los estudiantes en la creación de soluciones resulta fundamental para lograr
intervenciones efectivas y sostenibles que respondan a sus verdaderas necesidades y contextos. Cuando
los propios alumnos lideran iniciativas como menús colaborativos, grupos de compras o talleres de
cocina, el impacto tiende a ser más profundo y sostenido. Esta participación también fortalece
habilidades organizativas y de liderazgo, útiles para su desarrollo profesional. Además, los enfoques
colaborativos han demostrado ser eficaces en la promoción de hábitos saludables en entornos
universitarios. Involucrarlos en el diseño y evaluación de estas estrategias también favorece el sentido
de pertenencia y el compromiso con su bienestar.

Finalmente, este estudio es un punto de partida para futuras investigaciones sobre la relación entre
alimentación y rendimiento académico, así como el impacto de intervenciones institucionales en los
hábitos nutricionales del estudiantado. Es fundamental analizar cómo evolucionan estas conductas a lo
pág. 6438
largo de la carrera y su vínculo con el estrés académico y el bienestar mental. Incluir componentes
prácticos de nutrición en la formación médica puede fortalecer la capacidad de los futuros profesionales
para cuidar a sus pacientes y a sí mismos. Fomentar hábitos saludables desde la universidad es una
inversión en la salud del estudiante y en la calidad de atención médica futura. Promover una cultura
alimentaria consciente y adaptada a la realidad estudiantil requiere compromiso institucional y
participación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Cáez, R. y Casas, N. (2007). Formar en un estilo de vida saludable: otro reto para la ingeniería y la
industria. Educación y Educadores, 10(2), 103-117.

https://www.redalyc.org/pdf/834/83410209.pdf

Chavez-Mendoza, K. G., Camino-Belizario, M. A., Calle, C. M., Villalba-Condori, K. O., Vinelli-
Arzubiaga, D. y Mejia, C. (2021). Asociación entre estado nutricional, estilo de vida y estrés
académico en estudiantes universitarios: Un caso de estudio. Nutrición Clínica Y Dietética
Hospitalaria, 41(4), 39-47.
https://doi.org/10.12873/414chavez-mendoza
Espejo, J., Tumani, M. y Aguirre, C. (2022). Educación alimentaria nutricional: estrategias para mejorar

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