pág. 7048
LA AUDITORÍA FORENSE COMO
HERRAMIENTA PARA LA DETECCIÓN DEL
FRAUDE FINANCIERO EN EMPRESAS

FORENSIC AUDITING AS A TOOL FOR DETECTING

FINANCIAL FRAUD IN COMPANIES

Efraín Roberto Becerra Paguay

Universidad Central del Ecuador

Irene del Rosario Santafé Enderica

Universidad Central del Ecuador

Gabriela Irene Becerra Santafé

Universidad De Las Américas
pág. 7049
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.18343
La auditoría forense como herramienta para la detección del fraude
financiero en empresas

Efraín Roberto Becerra Paguay
1
efrainbecerra@hotmail.es

https://orcid.org/0009-0005-5747-0948

Universidad Central del Ecuador

Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Ecuador

Irene del Rosario Santafé Enderica

iresantafe@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0003-4238-0267

Universidad Central del Ecuador

Ecuador

Gabriela Irene Becerra Santafé

gabuchis1998@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0008-4631-3359

Universidad De Las Américas

Ecuador

RESUMEN

En el actual ámbito empresarial, en el que tanto la complejidad de las operaciones como la
sofisticación de los riesgos financieros se encuentran en un constante incremento, el fraude financiero
representa una significativa amenaza para las empresas, que afecta no solo su estabilidad económica,
sino también su reputación corporativa. El presente artículo analiza el papel que desempeña la
auditoría forense como clave herramienta en la detección y prevención de fraudes financieros en las
entidades, mediante una revisión bibliográfica, así como el estudio de casos relevantes, con el
propósito de identificar los principales beneficios que se derivan de su implementación. Los hallazgos
de la investigación evidencian que el principal valor de la auditoría forense en la detección de fraudes,
reside en la capacidad que tiene para ir más allá de superficiales números, dado que los auditores
forenses cuentan con la capacitación necesaria para identificar anomalías contables, conductas
sospechosas, o patrones inusuales, empleando avanzadas técnicas como el análisis exhaustivo de datos
o habilidades de entrevista, que les permite descifrar esquemas fraudulentos, sin importar lo complejo
que estos sean, del mismo modo el estudio revela que esta disciplina como estrategia de prevención
refuerza los sistemas de control interno, además que fortalece y promueve una cultura empresarial
ética.

Palabras claves: auditoría forense, fraude financiero, detección, prevención, empresas

1
Autor principal
Correspondencia:
efrainbecerra@hotmail.es
pág. 7050
Forensic auditing as a tool for detecting financial fraud in companies

ABSTRACT

In today's business environment, where both the complexity of operations and the sophistication of

financial risks are constantly increasing, financial fraud represents a significant threat to companies,

affecting not only their economic stability but also their corporate reputation. This article analyzes the

role of forensic auditing as a key tool in the detection and prevention of financial fraud in

organizations. This article conducts a literature review and analyzes relevant case studies to identify

the main benefits derived from its implementation. The research findings show that the main value of

forensic auditing in fraud detection lies in its ability to go beyond superficial numbers, given that

forensic auditors have the necessary training to identify accounting anomalies, suspicious behavior, or

unusual patterns, using advanced techniques such as exhaustive data analysis or interview skills,

which allows them to decipher fraudulent schemes, no matter how complex they may be, in the same

way the study reveals that this discipline as a prevention strategy reinforces internal control systems,

in addition to strengthening and promoting an ethical business culture.

Keywords:
forensic auditing, financial fraud, detection, prevention, business
Artículo recibido 03 mayo 2025

Aceptado para publicación: 07 junio 2025
pág. 7051
INTRODUCCIÓN

La base principal para un adecuado desarrollo tanto económico como social es la integridad financiera,
por esta razón el fraude financiero representa un significativo problema que afecta no solo al sector
privado sino también al público, cabe resaltar que el actual ámbito empresarial dado a sus altos
niveles de competencia, complejidad, se encuentra expuesto a diversos riesgos financieros, entre estos
los fraudes financieros, los cuales no solamente generan pérdidas económicas millonarias, además
deteriora la confianza de clientes e inversionistas dado al daño que causa a la reputación corporativa
debilitando la estabilidad de la entidad.

Durante los últimos años, los casos de fraudes financieros han presentado un significativo incremento
que ha afectado la confianza y sostenibilidad de las empresas, debido a la debilidad de los controles
internos aplicados, mismos que fácilmente fueron evadidos por ingeniosos estafadores o
defraudadores. Del mismo modo factores como mecanismos insuficientes de supervisión o sanción,
además de una denominada cultura de impunidad, incrementan el riesgo de fraude.

Pese a que las auditorías tradicionales son necesarias, no son siempre suficientes para la detección de
fraudes, debido a las limitaciones que posee en la identificación de irregularidades sofisticadas, por
esta razón surge la auditoría forense como una importante herramienta para la prevención,
identificación, así como la persecución de cualquier actividad fraudulenta, dado a que es un
especializado enfoque que combina los conocimientos legales, contables e investigativos con la
finalidad de determinar, documentar y exponer evidencias relacionadas con irregularidades
financieras.

El objetivo de la presente investigación es analizar la eficacia de la auditoría forense como
herramienta aplicada a la detección y prevención de fraudes financieros en las empresas, mediante la
identificación de sus técnicas principales, beneficios, importancia, fundamentándose en una exhaustiva
revisión de la literatura y estudio de los casos existentes, a fin de determinar el impacto de la auditoria
forense.

Cabe resaltar que la auditoría forense puede ser considerada como una poderosa herramienta para
enfrentar los fraudes financieros, dado que una efectiva y amplia adopción de la misma puede
contribuir de manera significativa al fortalecimiento tanto de la transparencia, como de la confianza en
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las empresas, resulta importante señalar que la auditoría forense no permite solamente detectar
fraudes, también genera recomendaciones que ayuden a prevenirlos, promoviendo una cultura tanto de
ética como de responsabilidad en la gestión de los recursos.

DESARROLLO

Un riesgo principal al que deben enfrentarse las empresas hoy en día es el fraude financiero, el cual ha
adquirido en los últimos años una fuerza considerable, debido a la frecuencia con la que ocurren, así
como por las consecuencias negativas que generan no solo en el aspecto económico, sino también en
su reputación e imagen corporativa. De acuerdo con
Encalada (2023) se puede definir al fraude como
toda acción relacionada con la manipulación de información o una injustificada apropiación de
recursos monetarios, propiedades, mercancías, entre otros.

Es posible considerar al fraude financiero como un acto ilegal, en el cual una empresa o persona
embauca a otras con la finalidad de lograr beneficios económicos de forma fraudulenta, empleando
información engañosa, falsificación de documentos, desviación de fondos, además de otras prácticas
fraudulentas, mismas que pueden ser perpetradas por entidades, organizaciones criminales o
colaboradores propios de la institución.

Conforme a lo expuesto por Monterrey Mayoral & Sánchez Segura (2022) los fraudes financieros son
cometidos sin amenazas o acciones de violencia, por el contrario este tipo de delitos es mayormente
perpetrados por la dirección o ejecutivos con un nivel gerencial alto, quienes debido a su poder suelen
aprovecharse de los directivos de baja jerarquía, presionándolos para el cometimiento del fraude;
asimismo este tipo de delito puede ser ejecutado por los empleados de manera grupal o individual a
causa de una insatisfacción con la remuneración percibida, escasez de beneficios e inconformidades
tanto con el clima social como con el ambiente laboral.

Lo descrito previamente permite comprender que aquellos individuos que incurren en el fraude
financiero, conocen la empresa en la que se ejecutaran las actividades ilícitas, así como la
normatividad a evadir, es importante señalar que esto genera graves consecuencias no solo para la
organización que es la víctima directa, sino también a la economía en general. Según lo manifestado
por Heredia Corte et al. (2022) el fraude financiero genera en las empresas efectos económicos
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negativos, los cuales producen en los accionistas una sensación de inestabilidad, inseguridad y
desconfianza.

Se puede considerar al fraude financiero empresarial como un complejo fenómeno que afecta a todas
las organizaciones públicas o privadas sin exclusión alguna, estableciendo como principal objetivo el
corromper a aquellas personas que desempeñan sus funciones en relación de dependencia en una
determinada entidad, en el que factores como el económico contribuyen en el indebido uso de recursos
financieros, generando de este modo, significativas pérdidas monetarias, además de un impacto directo
en la reputación e imagen corporativa, que repercute también en los proveedores, inversionistas y
comunidad en general.

Existen diversas herramientas y técnicas que los defraudadores emplean para ejecutar un fraude
financiero y ocultarlo. De acuerdo con
Díaz Agudelo et al. (2021) son varias las tácticas o métodos
que las personas aplican en la realización de este delito, tales como el cambio, alteración o
modificación de documentos que sirven como soportes financieros o administrativos, tergiversación de
situaciones, reportes o transacciones económicas significativas; divulgación de información financiera
con un injustificado ajuste; registro en libros contables de asientos alterados o ficticios; ocultamiento
de actos que repercutirían en la información asentada en los estados financieros.

Además los autores señalan que las particulares formas para cometer fraudes son la realización de
transacciones económicas a terceros individuos ficticios para de esta manera desviar recursos; pagos a
terceras personas que se encuentran en paraísos fiscales; la implementación de políticas contables
ajustadas a los intereses de la alta gerencia y que desestiman la normatividad vigente; generación de
una doble facturación o la invalidación de facturas reales; ejecución de injustificados débitos
bancarios, así como la escasez de conciliaciones bancarias; pagos a terceros que individualmente son
inmateriales, no obstante en conjunto resultan significativos, cabe resaltar que el propósito de esta
técnica es eludir obligaciones tributarias producidas en las transacciones tras el incumplimiento del
tope.

Resulta crucial comprender tanto las técnicas como las herramientas que los defraudadores
comúnmente emplean en la ejecución de los fraudes financieros, esto no solo para su detección sino
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también para el diseño de medidas preventivas que puedan tanto mitigar como anticipar los riesgos de
estafas en las distintas organizaciones.

En la sociedad actual, el fraude se ha convertido en una realidad presente motivado por el anhelo de
conseguir ganancias ilícitas, sin considerar los valores éticos, los causantes de esta actividad
especialmente los implicados en la denominada delincuencia de cuello blanco, han desarrollado
complejos y sofisticados métodos para efectuar acciones ilícitas. Estas prácticas abarcan los fraudes

externos e internos dependiendo principalmente de las personas que los cometen. El fraude interno es
efectuado por aquellos individuos que forman parte de la entidad, tales como gerentes, directivos o
empleados, quienes suelen aprovechar tanto su estatus de confianza como el conocimiento sobre los
sistemas internos para defraudar a la empresa. Entre este tipo de fraude se encuentran:

Malversación de activos: De acuerdo con
Sanmartín-Dávila et al. (2020) este tipo de fraudes se
efectúan en diversas entidades con la finalidad de obtener beneficios personales mediante el uso de
activos, dinero en efectivo, maquinarias, suministros e inventarios, ejecutando irregularidades, además
de presentar falencias en los estados financieros, de modo que emplean indebidamente estos recursos,
aprovechándose inapropiadamente de la rentabilidad que se genera en la empresa, cabe resaltar que los
desfalcos realizados ponen en riesgo el patrimonio corporativo.

La malversación de fondos es un tipo de fraude que involucra la sustracción de dinero en efectivo, así
como el indebido uso de los activos, encubriendo el hurto a través de ajustes en los registros contables,
estafas en la nómina, desviación de ingresos, siendo los activos intangibles (información confidencial)
y tangibles (equipos informáticos o inventarios) objetos de malversación de los empleados,
proveedores e incluso de los clientes.

Corrupción: Este fraude según Oestmann (2021) consiste en la desviación del comportamiento de una
persona, que se aleja de la normativa establecida, empleando indebidamente su posición de autoridad
para lograr ventajas tales como favores, privilegios o dinero; es decir, es un conjunto de conductas
deshonestas ilegales o fraudulentas que los individuos cometen, aprovechándose del poder otorgado
para alcanzar beneficios personales.

Los actos de corrupción suelen caracterizarse por el abuso de poder, así como por el indebido
aprovechamiento de recursos, esta problemática puede presentarse en diversos ámbitos como
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instituciones gubernamentales, empresas, entre otros, mediante sobornos, extorsiones, desviación de
fondos, fraudes, e incluso un ilegítimo favorecimiento, causado por la falta de regulaciones, además de
una escasa transparencia. Los efectos de este delito poseen un considerable alcance dado que pueden
debilitar la estabilidad económica, política, social, limitar el desarrollo económico y en una última
instancia podría ser una amenaza para la seguridad de la comunidad en general.

Manipulación de estados financieros: El fraude en los informes financieros, conforme a lo señalado
por
Roque et al. (2022) consiste en la transgresión de la reglamentación contable por parte de la alta
gerencia para mostrar un desempeño financiero positivo de la entidad, mediante ilegales esquemas de
administración de utilidades. Al no poder ser fácilmente detectada, este tipo de fraude se delinea como
una opción de negativos efectos que las empresas usan tanto para disfrazar como evadir su realidad.

La manipulación de los estados financieros representa una amenaza grave, razón por la que es
considerado como el más preocupante de los fraudes, debido a que implica la administración de la
organización causando significativas pérdidas a los inversores. La defraudación en los informes
financieros puede efectuarse en diversas formas tales como falsificación, manipulación,
modificaciones de registros contables o en los documentos de respaldo, los cuales son la fuente de
donde se obtienen los datos para su presentación, también puede generarse como tergiversaciones u
omisiones de transacciones que poseen un considerable efecto en los reportes contables de la entidad.

La preocupación respecto a la prevención de fraudes financieros, incrementa a medida que tanto los
casos suscitados como el impacto negativo causado, se intensifican con el paso de los años. Es posible
considerar como el más preocupante al fraude en los estados financieros, dado que implica a la
dirección de la empresa, además de que produce una significativa pérdida a los inversionistas.

La
Association of Certified Fraud Examiners (ACFE) (2024) señala en su informe titulado
Occupational Fraud 2024: A Report to the Nations que a nivel mundial el fraude financiero más
común con el 89% de ocurrencia es la malversación de activos, sin embargo este ha causado a las
empresas pérdidas de solo $120.000 por hecho, considerada como la más baja en comparación con la
corrupción, la cual ha generado perjuicios de $200.000 por entidad, en el 48% de los casos suscitados,
por su parte la manipulación de estados financieros que registra un 5% de sucesos, ha provocado
daños valorados en $200.000 por caso, siendo estipulada como la pérdida más grande.
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En lo que respecta al fraude externo, el cual es perpetrado por entidades o personas ajenas a la
empresa, tales como proveedores, clientes, entre otros, se encuentran los fraudes de inversión y el
lavado de dinero.

Fraudes de inversión: Según lo expuesto por el Department of Commerce & Insurance of Tennessee
(2021) se denominan fraudes de inversiones a aquellas engañosas prácticas empleadas para persuadir a
una persona de invertir su dinero en bonos, monedas, valores de la bolsa, productos, bienes raíces
entre otros, ofreciendo una información errada o incierta sobre las inversiones reales, o incluso suelen
crear oportunidades falsas.

Este tipo de fraude suele ofertar promesas de inversiones con un riesgo nulo o bajo con la finalidad de
atraer posibles inversores, detallando rendimientos bastante buenos que resultan inexistentes, dado que
la rentabilidad de la inversión no es garantizada, entre las actividades fraudulentas constan las
acciones de riesgo bajo, criptomonedas, activos digitales, además de esquemas piramidales o Ponzi en
el que la rentabilidad prometida a los antiguos inversionistas es pagada con el capital de los socios
nuevos, sin una auténtica actividad económica que lo sustente.

Lavado de dinero: Este tipo de fraude es una problemática que gran preocupación e interés ha
generado a nivel mundial, dado a la evolución que ha presentado como fenómeno social y delito que
está vinculado a otra clase de actividades ilícitas, su difícil detección acrecentan las negras cifras
regionales. De acuerdo con Calisaya Rojas (2018) el lavado de dinero conocido también como
blanqueo de capitales, es un procedimiento que consiste en lograr que aquellos fondos obtenidos
mediante actos ilegales, circulen en el sistema financiero sin ningún problema como el resultado de
acciones legales, es importante señalar que para que esta fechoría exista, resulta preciso, una comisión
previa de operaciones delictivas graves, así como de la consecución de beneficios fraudulentos que
deseen ser insertados en el mercado financiero o algún otro sector económico.

El lavado de dinero es considerado como un proceso mediante el cual se oculta el ilícito origen de los
fondos obtenidos por actos ilegales, tales como fraude, corrupción o tráfico de drogas, simular un
legítimo origen, con el principal objetivo de integrar dichas ganancias al sistema financiero formal,
encubriendo su ilegítima procedencia. Esta actividad fraudulenta produce una circulación monetaria de
dinero que altera la economía, debido que produce incremento de precios, escasez de diversos bienes o
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bienes, enriquecimiento de minorías, corrupción tanto en las autoridades como en varios sectores
poblacionales, además fortalece un mercado paralelo extra bancario sin límites, encajes, registros, ni
controles.

Resulta importante mencionar que una gran cantidad de actividades fraudulentas pueden ser híbridas,
involucrando la concertación entre actores externos e internos, del mismo modo el continuo avance
tecnológico sitúa al componente cibernético como un factor muy frecuente en la realización de estos
actos ilícitos, razón por la cual, es fundamental comprender los diversos tipos de fraude, con la
finalidad de que tanto las empresas como las personas puedan implementar efectivas medidas de
detección y prevención.

Para comprender lo que impulsa a los defraudadores a ejecutar fraudes financieros, es necesario
analizar las causas, las cuales resultan complejas y frecuentemente suelen explicarse mediante un
modelo denominado el triángulo del fraude, que según lo expuesto por
Calderón Manzaba & Padrón
Medina (2024) fue creado en el año 1961 por el criminólogo norteamericano Donald R. Cressey, este
surgió de los resultados desplegados en el estudio llamado violadores de confianza, en la actualidad es
considerado como una de las herramientas de mayor eficacia para la identificación y determinación de
estrategias enfocadas tanto a la prevención como a la detección de actividades fraudulentas en interior
de las empresas, debido a que describe los tres factores fundamentales que conllevan a la concretación
del fraude como son el incentivo, la oportunidad y la racionalización, tal como lo muestra la figura 1.

Figura 1:

Triángulo del fraude

Fuente:
(Calderón Manzaba & Padrón Medina, 2024).
De acuerdo con
Obando Cabrera (2020) el primer factor es el incentivo el cual se presenta cuando la
persona defraudadora se encuentra bajo una constante presión o una necesidad económica fuerte, por
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la que se siente obligado a tomar u optar por decisiones fraudulentas como el hurto de efectivo o
falsificación de estados contables; el segundo es la oportunidad percibida, esta representa no solo lo
favorable del entorno, sino también la excesiva confianza para que se produzca la estafa, es decir, debe
existir ausencia o debilidad en el control de un proceso determinado para que el individuo pueda tanto
planificar como ejecutar actividades fraudulentas que le permita brindar una solución a su
problemática financiera, con un bajo riesgo ante la posibilidad de ser descubierto; el tercero es la
racionalización que hace alusión a la conciencia de quien ejecuta el delito, las características de su
pensamiento y actuación justificándolo como moral además de aceptable, dado que generalmente no
se considera criminal debido a que fundamenta su proceder como un préstamo o compensación por su
adecuado desempeño laboral.

El modelo triángulo del fraude contribuye a la comprensión de los elementos que conllevan a que una
persona cometa fraudes, resaltando que no surgen de una única causa, por el contrario, es una
compleja interacción de factores organizacionales, situacionales e individuales, sin embargo para una
prevención y detección efectiva del fraude, resulta esencial contar tanto con un adecuado como sólido
sistema de control interno, dado que esto garantiza un confiable, así como eficiente desarrollo de los
procesos financieros además de los operativos, disminuyendo los riesgos vinculados con los fraudes.

En el complejo y amplio mundo tanto de los negocios como las finanzas, aspectos como la
transparencia además de la confianza son fundamentales, con el propósito de garantizar dichas
cualidades, las organizaciones recurren a distintas herramientas, entre ellas la auditoría, la cual ocupa
un importante lugar; no obstante, no todos los tipos de auditoría procuran un mismo objetivo, ni se
desarrollan bajo un enfoque igual. Pese a que la auditoría financiera o tradicional es reconocida
ampliamente por su papel en la comprobación de la equidad de los estados financieros, existe una
disciplina especializada, que suele activarse cuando la confianza se quebranta, a esta se la denomina
auditoría forense.

Aún cuando la auditoria financiera y la forense comparten raíces en el análisis de datos y la
contabilidad, estas se distinguen principalmente por los propósitos, metodologías, así como por el
alcance que poseen. Es crucial comprender las diferencias existentes entre estas ramas de la auditoría
con el fin de conocer no solo cómo sino también cuándo aplicar la herramienta apropiada ante las
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dificultades de la integridad financiera. De acuerdo con Fonseca Vivas (2015) las diferencias más
significativas de la auditoría forense son las descritas en la tabla 1 que se muestra a continuación:

Tabla 1:

Diferencias entre la auditoría tradicional y la auditoría forense.

Características claves
Auditoría tradicional o Financiera Auditoría Forense
Objetivo

Manifestar una opinión relacionada
con la veracidad y razonabilidad de
los estados financieros.

Investigar, detectar así como
prevenir fraudes financieros u otros
delitos económicos, además de
recopilar evidencias necesarias para
los procesos legales.

Naturaleza

De cumplimiento y verificadora al
evaluar que los estados financieros
cumplan con las normas contables
establecidas como las NIIF.

Detectivesca e investigativa,
persiguiendo la verdad detrás de
una irregularidad o fraude.

Alcance

General y de espectro amplio, dado
que revisa en conjunto los estados
financieros con la finalidad de
detectar significativos errores.

Profundo y específico enfocándose
en una puntual irregularidad,
sospechosa transacción o presunto
fraude, examinando el quién y por
qué.

Momento de acción

Esta auditoría se la realiza de forma
periódica semestral o anualmente
dentro del ciclo normal de la
empresa.

Este tipo de auditoría es aplicado
cuando existe una evidencia o
sospecha de fraude como parte de
la detección, así como para
fortalecer los controles y disminuir
los riesgos de actividades
fraudulentas, en relación con la
prevención.

Metodología
Emplea técnicas de muestreo, así
pág. 7060
como la revisión de transacciones
para de esta manera obtener una
razonable seguridad sobre los estados
financieros.

Es considerada multidisciplinaria
dado que aplica técnicas de
investigación tales como
entrevistas, rastreo de activos,
análisis de datos masivos, así como
análisis de inteligencia, además de
las técnicas contables.

Orientación

Principalmente se orienta al pasado
corroborando información financiera
de un período cerrado.

Se orienta hacia el pasado, presente,
indagando causas, patrones, además
de las consecuencias del fraude, y
hacia el futuro como parte de la
prevención.

Relación con la ley

Se encuentra regida por las normas de
auditoría generalmente aceptadas
(GAAS), así como por los principios
contables, sus resultados no son
considerados pruebas legales directas,
sino una opinión.

Está ligada íntimamente con el
ámbito judicial y legal, sus
resultados generalmente son
admisibles como pruebas ante un
tribunal.

Resultados

Son entregados mediante un informe
o dictamen de auditoría, en el que el
auditor expresa sus opiniones
referentes a la razonabilidad de los
estados financieros.

Son presentados en un detallado
informe, en el cual el auditor
presenta los hallazgos, conclusiones
y evidencias relacionadas con el
fraude, mismo que puede ser usado
para acciones internas o juicios.

Habilidades del
auditor

Requiere conocimientos sólidos sobre
contabilidad, principios contables y
normas de auditoría.

Requiere conocimientos de
contabilidad, leyes penales y
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civiles, auditoría, psicología
investigativa, informática forense,
comunicación, así como de
criminología.

Manejo de evidencias

El manejo de la evidencia se realiza
bajo los criterios de relevancia y
materialidad para la opinión
financiera.

El manejo se enfoca en la cadena de
custodia de las evidencias, con el
propósito de evitar la
contaminación de las mismas y
asegurar su validez legal.

Detección de fraudes

Pese a que tiene la capacidad de
detectar fraudes, su principal enfoque
es la detección de significativos
errores intencionales o no, dado que
no se encuentra diseñada para la
detección de todos los fraudes.

Esta auditoría es especializada en la
detección tanto de errores
intencionales como de fraudes.

Fuente: (Fonseca Vivas, 2015).

Con el propósito de detener los sucesos de fraudes deshonestos, surge la auditoría forense, la cual
requiere la aplicación de un metodológico proceso, efectuando una detallada y cuidadosa revisión de
las operaciones empresariales, con la finalidad de obtener resultados que orienten la resolución judicial
de acciones fraudulentas, a través del empleo de procedimientos alternativos o específicos, técnicas,
así como normas de auditoría que posibiliten la obtención de evidencias que sirvan de apoyo para el
Poder Judicial.

La auditoría forense emerge como respuesta ante la necesidad creciente de detectar, prevenir e
investigar fraudes financieros, así como otro tipo de delitos económicos, sin embargo, cuenta con
diferentes definiciones.
Según lo expuesto por Ramos Montesdeoca (2022) la auditoría forense
mantiene una relación estrecha con el fraude, debido a que se fundamenta en el uso de la ciencia
forense, la cual es una disciplina que mezcla técnicas especializadas con conocimientos científicos no
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solo para investigar sino también solucionar fraudes, crímenes o cualquier otro evento legal, teniendo
como propósito el recopilar evidencias, analizarlas de forma imparcial, así como exponer sólidas
conclusiones que puedan utilizarse en procesos e investigaciones judiciales.

De acuerdo a lo expresado por Duchitanga-Plasencia & Zapata-Sánchez (2024) la definen como una
rama tanto de la contabilidad como de la auditoría que se enfoca no solo en investigar sino también en
exponer fraudes de actos ilícitos en el ámbito empresarial, empleando especializadas técnicas,
contribuyendo de este modo a la detección, prevención y abordaje del fraude mediante un cuidadoso
enfoque fundamentado en evidencias.

Por su parte Quimi-Chilán & Vélez-Mendoza (2024) señalan que la auditoría forense puede ser
definida como una disciplina enfocada en los procedimientos de investigación de sucesos que inciden
en delitos tanto económicos como financieros y se considera necesaria su implementación para
detectar en las organizaciones posibles fraudes. Uno de sus principales propósitos es analizar las
medidas establecidas para la prevención, así como para la predicción de indeseables situaciones en los
procesos administrativos externos e internos.

Por lo tanto, se puede definir a la auditoría forense como una especializada disciplina que combina las
habilidades de auditoría, contabilidad, conocimientos legales e investigación con la finalidad de
indagar, detectar, prevenir y documentar fraudes financieros, además de otros delitos económicos,
cabe resaltar que en los últimos años ha adquirido una expansión notable en el campo de acción,
asimismo ha obtenido técnicas específicas para enfrentarse al crimen, así como para aportar a los
esfuerzos de la justicia, su principal premisa es que ninguna organización se encuentra exenta del
riesgo de fraude, por lo que es necesaria la implementación de un grupo de nuevas técnicas para no
solo detectar sino también analizar actividades fraudulentas.

La auditoría forense es un valioso proceso que según Jiménez (2024) tiene como objetivo recolectar
irrefutables pruebas sobre delitos económicos o anomalías financieras, que puedan ser usadas en
procesos judiciales, no consiste solamente en verificar el ajuste de las cuentas sino de indagar en
transacciones que se consideren sospechosas, estudiar contratos, revisar comunicaciones electrónicas,
así como desarrollar entrevistas a colaboradores claves con la finalidad de lograr una completa imagen
de lo sucedido.
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En el actual panorama de los negocios, en el que tanto la dificultad de las transacciones financieras
como la sofisticación de los fraudes económicos se encuentran en un aumento constante, la auditoría
forense es considerada una indispensable disciplina, dado a que sus distintivas características la hacen
una especializada y poderosa herramienta, con la capacidad de descubrir las redes de fraude que
frecuentemente permanecen ocultos. Confome a lo expuesto por Rivera Piñaloza (2020) son diversas
las características de la auditoría forense, no obstante en la figura 2 se exponen las más relevantes.

Figura 2:

Características de la auditoría forense

Fuente: (Rivera Piñaloza, 2020).

Es importante señalar que la utilidad de la auditoría forense se asocia directamente con la detección y
prevención de delitos financieros, no obstante solo la justicia esta facultada para establecer la
existencia o no de fraudes; su labor se enfoca en la identificación de los controles aplicados para la
prevención, así como para la detección con el fin de evitar actos fraudulentos.

A diferencia de la auditoría tradicional, que cuenta con una preestablecida ruta de verificación, la
auditoría forense sigue un proceso metódico, dinámico y adaptable a la naturaleza del fraude, cada una
de las etapas esta diseñada meticulosamente para garantizar la recolección de evidencias válidas, la
cuantificación de los daños, así como la identificación de los responsables, resultando en hallazgos que
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pueden ser considerados esenciales en el ámbito legal. Según lo expuesto por Díaz Ortega & Pérez
Peña (2015) tanto la planeación como la ejecución de la auditoría forense debe ser comprendida con
una total flexibilidad, dado que cada uno de los casos de fraude son únicos, por lo que se requieren
procedimientos exclusivamente diseñados para cada investigación, pese a que pueden presentarse
casos similares, jamás son idénticos.

El proceso de la auditoría forense esta conformado por cuatro fases, las cuales deben ser ejecutadas de
manera estructurada para la delimitación de un posible fraude, además el seguimiento de las etapas
permite obtener una fiable y organizada auditoría para futuros eventos.

Fase I Planeación: De acuerdo con LLanos Villacres (2022) en esta etapa los auditores forenses tiene
la obligación de evaluar de forma minuciosa cada uno de los detalles que indiquen un posible fraude,
para diseñar un programa de auditoría. En la planificación, es importante que el auditor tenga
conocimiento general de la entidad, su entorno, así como de los estados financieros, con la finalidad
de que esto le permita evaluar los controles internos, detectar la existencia de debilidades, además de
analizar posibles indicios de fraudes. Esta fase debe ser desarrollada de manera íntegra, obteniendo un
enfoque al igual que una estrategia tanto adecuada como oportuna para la empresa, tomando el tiempo
necesario y evitando extremos como la improvisación o planificaciones exageradas.

Fase II Trabajo en campo: En esta etapa se ejecutan todos aquellos procedimientos de auditoría
forense establecidos en la planificación, además de los que durante el desarrollo de la investigación se
consideren necesarios efectuar. Conforme a lo expresado por Poot Dzul (2024) suelen presentarse
variaciones en los procedimientos programados, por lo tanto estos deben ser flexibles, dado que al
ejecutar el trabajo de la auditoría forense, los avances se producen con cautela y sagacidad, a medida
que se va obteniendo resultados, los cuales podrían demandar modificaciones necesarias en la
programación inicial. Resulta fundamental emplear factores sorpresas, al igual que un equipo
multidisciplinario con expertos informáticos, legales, grafólogos, biológicos, entre otros. Si es
necesario se deberá considerar como componente de la investigación, el apoyo del ejército o de la
policía, dependiendo del caso a indagar.

Un elemento considerado de importancia en la realización de la auditoría forense es el sentido de
oportunidad, una investigación no debe durar ni mucho ni poco tiempo, solo el necesario, dado que en
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muchas ocasiones debido a la lentitud excesiva, los delincuentes se alertan, destruyendo evidencias o
escapando; en otras situaciones el apresuramiento causa que la evidencia recolectada no se adecua
tanto en calidad como en cantidad, para brindar soporte al juez al emitir una sentencia condenatoria,
provocando la impunidad de los perpetradores del fraude.

Fase III Comunicación de resultados: En esta fase los auditores forenses comunicarán
permanentemente los resultados a los funcionarios que estimen pertinentes. Según Puche Flérez &
Velasco Sanabria (2018) al comunicar los resultados finales o parciales, el auditor debe ser prudente,
cauto, oportuno y estratégico, limitándose a informar lo que considere pertinente, dado que un error
mínimo en la comunicación de los resultados puede estropear la investigación realizada, debido a que
en diversas ocasiones se produce filtraciones de información e incluso se advierte antes de tiempo
sobre los avances obtenidos a los investigadores.

Fase IV Monitoreo del caso: Esta es la última fase del proceso de auditoría forense, Arévalo
Bustamante (2022) señala que esta etapa tiene como finalidad que los resultados alcanzados en el
proceso investigativos cuenten con un respaldo garantizado, que le otorgue a los auditores forenses
toda la información relevante, para de este modo evitar que los hallazgos sean olvidados y que los
culpables obtengan impunidad.

Cabe resaltar que el proceso de auditoría forense pese a que es estructurado, también es flexible, e
incluso puede requerir que se regrese a las anteriores fases, a medida que se descubra una nueva
información, la clave de este radica en la objetividad, rigurosidad, así como en la capacidad de traducir
datos financieros complejos en hechos probatorios, para la toma de decisiones tanto organizacionales
como legales.

Es importante señalar que la auditoría forense emplea en su proceso diversas técnicas y métodos que
combinan conocimientos financieros, investigativos, así como contables posibilitando a los auditores
forenses la identificación de irregularidades, además de la recopilación de sólidas evidencias para los
procedimientos legales. Estas pueden comprender el detallado análisis de documentos financieros tales
como contratos, facturas y estados contables, así como el minucioso examen de transacciones,
asimismo los auditores pueden apelar a los testimonios de valiosos testigos para examinar u obtener
pruebas documentales que permitan respaldar las conclusiones.
pág. 7066
Conforme a lo expuesto por Almeida Blacio (2024) los interrogatorios o entrevistas son consideradas
en la auditoría forense como herramientas esenciales que se emplean con la finalidad de obtener
información directamente de las personas involucradas en la empresa, esta es una técnica que demanda
específicas habilidades para garantizar que las respuestas logradas sean tanto útiles como veraces para
la investigación, por esta razón la destreza de los auditores forenses tanto para formular
apropiadamente las preguntas, como para generar un ambiente adecuado para la honestidad, resulta
fundamental para el alcance del éxito en las entrevistas, puesto que su efectividad puede revelar
inconsistencias en las declaraciones, contribuyendo a la identificación de fraudes.

En lo que respecta al análisis forense de la información o datos, Ochoa Díez et al. (2022) señalan que
involucra la aplicación de avanzadas técnicas para revisar abundante información digital con el
propósito de detectar patrones irregulares que indiquen posibles actividades fraudulentas, herramientas
como análisis estadísticos y minería de datos son fundamentales para la identificación de inusuales
transacciones, discordancias en los registros, además de otros factores que evidencien un posible
fraude; este análisis posibilita a los auditores forenses perseguir el rastro del dinero, así como
comprender la forma en que los fraudes fueron perpetrados.

Según lo expuesto por la Universidad de Cataluña (2023) la exhaustiva revisión de registro contables y
documentos es otro de los métodos fundamentales de la auditoría forense, implica la realización de
una minuciosa inspección de facturas, cuentas, libros contables, contratos, además de otros
documentos que los auditores forenses consideren relevantes para la investigación, con el objetivo de
identificar inusuales patrones, posibles manipulaciones o discrepancias, dado que al comparar las
transacciones registradas con la información de los documentos, los profesionales pueden hallar
alteraciones, indicios de falsificaciones u omisiones, lo cual puede indicar la presencia de actividades
fraudulentas.

La aplicación de especializados softwares en la auditoría forense es cada vez más común, dado a que
facilita el análisis de conjuntos de datos enormes, así como la automatización de la detección de
fraudes. De acuerdo con Almeida Blacio (2024) herramientas como IDEA, Tableau y ACL posibilitan
a los auditores desarrollar de forma eficiente complejos análisis, reconocer sospechosos patrones,
pág. 7067
además de generar detallados reportes; este tipo de tecnologías no solamente incrementan la precisión
de las auditorías, sino también facilita el proceso investigativo.

En la auditoría forense no siempre se sigue un único camino, las irregularidades a indagar, la
naturaleza de los fraudes, los objetivos del cliente, así como las condiciones de los casos determinan el
enfoque o perspectiva que debe adoptar el auditor forense. Dichos enfoques son el marco mediante el
cual se aborda la investigación, permitiéndole al profesional ajustar sus herramientas y metodologías
con la finalidad de maximizar tanto la efectividad como la eficiencia en la recolección de evidencias.

Según lo expuesto por
Arias González et al. (2019) en la actualidad la auditoría forense cuenta con dos
diferentes enfoques que aportan a la determinación del plan de acción que debe aplicar la organización
para hacer frente a los problemas de fraudes, estos se describen a continuación en la tabla 2.

Tabla 2:

Enfoques de la auditoría forense

Enfoque
Descripción
Auditoría forense preventiva

Esta auditoría esta enfocada tanto al aseguramiento como a la
asesoría de las empresas, con respecto a la capacidad que posee
para prevenir, evitar, disuadir, detectar, así como reaccionar ante
los fraudes financieros, se incluyen también labores de consultoría
para la implementación de controles y programas antifraude,
sistemas de temprana alerta ante irregularidades, además de un
esquema de denuncias. Se considera este enfoque como proactivo
dado que conlleva en el presente a tomar decisiones y ejecutar
acciones que eviten o eludan fraudes a futuro.

Auditoría forense detective

Esta orientada a la identificación de la existencia de fraudes
financieros mediante una profunda investigación de estos,
estableciendo aspectos como cuantías del fraude, consecuencias
directas e indirectas, tipificaciones posibles conforme a la
normativa legal vigente, presuntos responsables, encubridores,
cómplices. Los resultados de una auditoría forense detective son
puestos a consideración de la justicia, misma que será la encargada
de examinar, juzgar y emitir la respectiva sentencia, se considera
este enfoque como reactivo debido a que las acciones y decisiones
que se toman en el presente son en base a fraudes perpetrados en el
pasado.
pág. 7068
Fuente: (Arias González, Colcha Ortíz, & Robalino, 2019).

Conocer cuándo es el momento apropiado para solicitar la aplicación de una auditoría forense, resulta
tan fundamental como la auditoría misma. Frecuentemente las empresas suelen dudar o reaccionar
tarde, lo cual puede comprometer tanto la investigación como la recuperación de los activos. Cabe
señalar que esta disciplina no es una herramienta que deba ser usada cotidianamente, al contrario, es
una especializada respuesta ante situaciones potencialmente dañinas, su conveniencia emerge de
significativas irregularidades, signos de alerta, o por la sola necesidad de una claridad financiera
profunda en un contexto específico.

La
OEA & ASOBANCARIA (2019) señalan que la decisión de ejecutar una auditoría forense,
depende de diversos factores entre ellos, determinar quienes son los interesados en su aplicación, el
grado de garantía para la persona encargada de investigar, las dudas o elementos de juicio que se
tienen respecto a las operaciones de la empresa, el alcance de las decisiones, tras conocer el informe,
además de otros aspectos, luego de conocer y valorar las inquietudes, se aconseja efectuar este examen
ante el primer indicio de fraude.

Por su parte Davis Ward (2023) sugiere aplicar la auditoría forense ante cualquier señal que indique el
hurto de información relacionada con la gestión tanto comercial como financiera, la manipulación
desautorizada de sistemas operacionales, modificaciones en el estilo de vida de la persona responsable
de operaciones sensibles, cuando al comparar los ajustes contables con los financieros, estos denotan
una significativa diferencia, sospechas de pérdidas de mercancías, documentos relevantes o activos
despreciables, así como salida injustificada e ilegítima de dinero.

Básicamente la autoría forense es una herramienta de gran pertinencia cuando se quebranta la
confianza, cuando las interrogantes respecto al dinero sobrepasan lo obvio, y cuando las respuestas
requieren no solo la contabilidad sino además una investigación profunda para analizar patrones de
conducta, dado que el ignorar señales o retrasar la solicitud para aplicar la auditoría forense puede dar
como resultado pérdidas económicas mayores, así como dificultades no solo en la recuperación de los
activos sino también en el proceso judicial.

Las acciones de fraudes financieros desde siempre se han implicado en la economía global, no
obstante, se han creado diversas normas de cumplimiento que permiten entender tanto los estados
pág. 7069
financieros como su presentación con el propósito de que las autoridades reguladoras cuenten con
acceso a la transparencia de las actividades. Desde la antigüedad se han presentado irregularidades en
el ámbito empresarial, aún durante el desarrollo de las empresas se evidenciaron casos de corrupción a
nivel mundial, que promovieron el establecimiento de normativas internacionales que estipulan los
procedimientos a seguir para auditar estados contables en las diferentes corporaciones, entre las
reglamentaciones planteadas se encuentran:

SAS 99 consideración del fraude en una auditoría de estados financieros: De acuerdo con Gurovich
(2006) esta ley reemplaza a su anterior similar SAS 82, siendo vigente para las auditorías realizadas
desde el 15 de diciembres del 2002, pese a que conserva el nombre de su antecesora, posee una mayor
dimensión, dado que ofrece a los auditores una amplia dirección para la detección del fraude material,
además causa un sustancial cambio en su trabajo.

Esta norma resalta la importancia de practicar el escepticismo profesional en las labores de auditoría,
del mismo modo demanda que el equipo de auditores debata en conjunto sobre los estados financieros
de la empresa que pueden considerarse susceptibles a erróneas declaraciones a causa del fraude;
recolecte toda la información que considere necesaria para la identificación de riesgos, además que
evalúe tanto los programas como los controles aplicados por la entidad en relación con los riesgos
detectados.

Ley Sarbanes-Oxley: Fue aprobada por el congreso estadounidense en el año 2002, con el propósito
de mejorar tanto la auditoría como la divulgación pública, como respuesta ante diversos escándalos
financieros suscitados a inicios de la década del 2000. Según Alonso (2023) la ley Sarbanes-Oxley o
también denominada SOA o SarOx debido a sus siglas en inglés, regula todas las funciones financieras
tanto contables como de auditoría, además penaliza severamente los delitos corporativos, así como los
de cuello blanco en las empresas, este control y monitoreo se efectúa mediante el acrecentamiento de
los controles internos, al igual que de la aplicación de medidas preventivas que aseguren la precisión e
integridad de los informes financieros.

Esta ley generó un reglamento nuevo para los funcionarios corporativos, contadores y auditores,
asimismo estableció estrictos requisitos aplicables al mantenimiento de los registros, así como un
estándar para los informes de auditoría, agregó también sanciones penales nuevas por infringir la ley
pág. 7070
de valores, además modificó la normativa existente respecto a la regulación de la seguridad de la
información. Un correcto entendimiento y aplicación del SOA posibilita a las organizaciones la
identificación de los riesgos claves de la información financiera, al igual que a valorar el impacto que
aquello ocasiona en las diversas áreas organizacionales.

Normas Internacionales de Auditoría (NIA): Conforme a lo expresado por el Consejo de Normas
Internacionales de Auditoría y Aseguramiento (IAASB) (2024) la Norma Internacional de Auditoria
240: Responsabilidades del auditor en la auditoría de estados financieros con respecto al fraude
describe la responsabilidad que tienen los auditores en la detección de datos o información
considerablemente errónea, como resultado de un error o fraude al ejecutar una auditoría de la
información financiera; proporciona además una guía respecto a los diferentes procedimientos que el
auditor debe implementar en situaciones que sean motivo de sospechas, e incluso cuando establezca la
ocurrencia de fraudes o errores.

El marco legal que regula la auditoría forense es una base fundamental que le otorga autoridad,
respaldo, al igual que validez en su labor crucial. En comparación con otras disciplinas, esta auditoría
no desempeña sus operaciones en un vacío legal, dado que tanto los procedimientos aplicados como la
forma en que la evidencia es recopilada y presentada, además de las consecuencias de sus hallazgos, se
encuentran ligadas intrínsecamente a un conjunto tanto de regulaciones como de leyes. Pese a que la
estructura legal suele variar de manera significativa entre los países, estos comparten un propósito en
común, el cual es garantizar que la investigación sea realizada de un modo justo, ético, y que la
información obtenida sea efectiva así como admisible en el contexto judicial o de cumplimiento
normativo.

METODOLOGÍA

El presente estudio se fundamenta en un enfoque mixto, es decir, tanto cuantitativo como cualitativo,
sustentado en una revisión bibliográfica de libros, informes, artículos científicos, entre otros, así como
en el análisis de casos considerados como relevantes, mismo que han sido documentados en informes
y fuentes de internet detallando los fraudes financieros en distintas empresas de América Latina,
examinando el aporte de la auditoría forense.
pág. 7071
La investigación cuenta con un diseño descriptivo, además de exploratorio, mismo que permite
analizar los resultados obtenidos de la implementación de la auditoría forense en diversas empresas
Latinoamericanas. Cabe resaltar que, para la selección de fuentes, se consideró la relevancia que estas
tiene para el tema, el respaldo académico, además de su actualidad, por lo cual se seleccionaron
aquellos trabajos publicados durante los últimos 10 años.

RESULTADOS

En el entorno globalizado de hoy en día una de las preocupaciones principales de las empresas es el
fraude financiero, esto debido a que según lo expuesto por la
Association of Certified Fraud
Examiners (ACFE) (2022) a nivel mundial las corporaciones pierden alrededor del 5% de sus ingresos
anuales, a causa de fraudes, lo cual representa perdidas de miles de millones de dólares. Esta
problemática no implica solamente pérdidas económicas millonarias, también ocasiona daños en la
reputación corporativa, pérdida de confianza, tanto de los clientes como de los inversionistas, además
de sanciones legales.

A nivel de América Latina y el Caribe los países enfrentan un desafiante, dinámico y complejo
contexto de delitos financieros, siendo los fraudes una creciente preocupación en las empresas, dado a
que a nivel mundial según lo manifestado por la
ACFE (2024) se han producido 1624 casos de fraudes
financieros, de los cuales 93 incidentes han afectado a organizaciones Latinoamericanas, lo que
equivale al 6% del total, siendo México con 29, Brasil con 11 y Perú con 7 las naciones con mayor
número de fraudes en la región, tal como lo muestra el gráfico 1.
pág. 7072
Gráfico 1:

Casos de Fraude Financiero en América Latina y el Caribe distribuido por países.

Nota: El gráfico muestra los números de casos de fraudes financieros que se han suscitado en los
diferentes países de América Latina y el Caribe, según lo expuesto por (ACFE, 2024).

Son diversos los tipos de fraude que se suscitan en las entidades latinoamericanas cada uno con sus
desafíos y características propias. Conforme a lo expresado por Peyretti (2022) las empresas suelen ser
afectadas por tres principales tipos de fraude, el primero es la apropiación indebida o malversación de
activos, el cual suele involucrar a uno o incluso varios trabajadores, mismos que desarrollan ideas con
el propósito de usar indebidamente los recursos empresariales para obtener de manera ilícita dinero o
bienes. El segundo es la falsificación o modificación de los estados financieros, este consiste en la
realización errónea de las declaraciones u omisiones intencionales de datos contables importantes para
la información financiera. El tercero es la corrupción, que abarca diversos delitos tales como
extorsión, sobornos y conflictos de intereses.

De acuerdo a lo expuesto por
la ACFE (2024) tanto en América Latina como en el Caribe uno de los
fraudes financieros que se producen en mayor medida están relacionados con la corrupción, tal como
lo muestra el gráfico 2, el cual evidencia que el 55% de los delitos financieros suscitados están
relacionados con dicho esquema, en segundo lugar se encuentra la apropiación o malversación de
activos con el 41% y por último el 4% de los inconvenientes presentados es la falsificación de los
estados financieros de la empresa, todos estos fraudes han ocasionado a las organizaciones de la región
una pérdida aproximada de $250.000 cada año.

3 2 2 1 1 1
11
3 2
7
2 2 1 2 3
29
1 4 7
2 1 1
5
0
5
10
15
20
25
30
35
pág. 7073
Gráfico 2:

Tipos de fraudes financieros más comunes en América Latina y el Caribe

Nota: El gráfico muestra los porcentajes de la frecuencia en que se suelen presentar estos tipos de
fraudes financieros en las empresas de América Latina y el Caribe, según información obtenida de

(ACFE, 2024)
.
Lo descrito previamente permite conocer la existencia de diversos casos de corrupción y fraudes que
no solo afectan sino involucran a las empresas de la región, generando considerables pérdidas
económicas que además de causar un impacto directo en las organizaciones, repercute también en los
proveedores, sistemas financieros, inversionistas, así como en aquellas comunidades en las que estos
casos ocurren.

Conforme a lo expuesto por Ochoa Hidalgo et al. (2024) tanto el lavado de dinero como la evasión
fiscal son considerados como otros tipos de fraudes financieros que aplican las empresas en América
Latina, los cuales consisten en el ocultamiento de dinero obtenido de forma ilícita, así como en la
inadecuada manipulación de registros contables con la finalidad de evadir el pago de impuestos,
resulta importante resaltar que estos fraudes no solo generan un negativo impacto en el aspecto
económico, sino que también afecta la capacidad de los gobiernos para subvencionar programas
sociales y servicios públicos.

A lo largo de los últimos años son innumerables los casos de fraudes financieros que se han suscitado
en América Latina, mismos que han causado incontables pérdidas a las empresas involucradas, entre
los más destacados se encuentran:

Caso Baninter

Este caso se desarrolló en el Banco Intercontinental (Baninter) durante el año 2003, en República
Dominicana, según lo expuesto por Restrepo (2020) el presidente del banco Ramón Baéz Figueroa

Corrupción; 55%
Apropiación o
malversación de
activos; 41%
Falsificación de Estados
pág. 7074
junto a los vicepresidentes, efectuaron el fraude financiero considerado como el más grande del país,
mediante la creación de bancos fantasmas, sustracción de recursos públicos, e inusuales operaciones
lograron extraer $2,2 mil millones. Los implicados fueron aprehendidos y acusados tanto de fraude
como de lavado de dinero.

El caso suscitado ocasionó en el país una fuerte crisis económica, obligando al Gobierno a acudir al
Fondo Monetario Internacional (FMI) para compensar el daño ocasionado, dado que la suma
defraudada representó entre el 12% o 15% del PIB, además del 60% al 80% del presupuesto
gubernamental del año 2003, por esta razón diversos expertos señalan al fraude suscitado en Baninter
como de inusual magnitud, debido a su tamaño y el impacto generado.

De acuerdo con Salcedo Camacho (2023) tanto el presidente Ramón Báez Figueroa, como los
ejecutivos Vivian Carvajal de Castillo, Luis Álvarez Rentan y Marcos Báez Cocco fueron
irrevocablemente condenados en el año 2008, acusados por falseamiento, ocultación de libros e
información, además de la presentación de falsos estados financieros, para evadir la fiscalización de
autoridades financieras, abuso de confianza por la apropiación, así como por la desviación de
alrededor de 74 mil millones de pesos correspondientes a fondos públicos, y por el lavado de 55,845
millones de pesos pertenecientes al Baninter.

La auditoria forense fue de gran utilidad en la resolución de este caso, los auditores forenses fueron los
responsables de analizar de forma minuciosa todas las operaciones financieras realizadas por la
empresa, incluyendo el proceso de liquidación, con la finalidad de identificar irregularidades o
fraudes, además de recolectar pruebas electrónicas, testimoniales y documentales que sustenten tanto
los hallazgos como conclusiones plasmadas en el informe.

Conforme a lo manifestado por el
Banco Central de la República Dominicana (2007) en Baninter la
auditoría forense se centró en la revisión de todas las operaciones realizadas por la Comisión
Administrativa, Proceso de disolución, así como por la Comisión de Liquidación Administrativa
durante el periodo que inició el 7 de abril del año 2003 y finalizó el 31 de diciembre del 2004, en las
que se pudo rastrear transferencias atípicas de fondos, préstamos sin una documentación adecuada,
cuentas mantenidas en secreto, además de otras transacciones que carecían de justificaciones
económicas válidas. Del mismo modo contribuyó a la reconstrucción de la cronología del fraude, así
pág. 7075
como comprender la forma en que se efectuó la manipulación contable para la ocultación de las
pérdidas.

Una tarea esencial para los auditores forenses fue la cuantificación de la magnitud del fraude,
determinando la cantidad de dinero desviado o perdido en las actividades ilícitas, asimismo rastreó el
paradero de los fondos sustraídos, además de identificar a todas aquellas entidades o personas que se
beneficiaron del delito, así como también a los individuos que formaron parte tanto de la planificación
como de su ejecución, a nivel operativo y directivo del banco. De igual manera se evaluó el control
interno aplicado a la empresa con la finalidad de determinar la existencia de debilidades que
facilitaran el cometimiento del fraude, adicionalmente se examinó si la administración fue o no
negligente.

En el caso Baninter, la auditoría forense fue considerada una herramienta clave, dado que permitió
conocer la verdad existente detrás del fraude, cuantificar los daños producidos, identificar los
responsables, así como proporcionar mediante un informe detallado en forma clara y concisa todos los
hallazgos de la auditoría, mismo que sirvió de evidencia en los tribunales de justicia. Su función fue
esencial para la comprensión de la afectación causada tanto al sistema financiero como a la economía
dominicana.

Caso HSBC México

En el año 2012 las autoridades de Estados Unidos denunciaron que HSBC uno de los bancos más
grandes a nivel mundial, con sede en México participa en el lavado de dinero, además de otros delitos
financieros, acusándolo de no aplicar adecuadamente los controles para la prevención de estas
fechorías. De acuerdo con
Meagher (2023) las evidencias recolectadas demostraron que esta entidad
gestionó mediante sus cuentas miles de millones de dólares provenientes de fondos ilícitos, incluyendo
dinero procedente de los cárteles de droga mexicanos, así como de organizaciones consideradas como
terroristas.

Durante meses se realizó una profunda investigación, en la cual la auditoría forense fue fundamental
para el análisis de los documentos, transacciones contables, etc., que el banco había realizado, esto con
el objetivo de identificar irregularidades y deficiencias en las operaciones, además de fallas u
omisiones en las actividades de la entidad, recolectando evidencias consideradas por los auditores
pág. 7076
como relevantes, mismas que fueron detalladas en un amplio informe que fue de gran utilidad para las
autoridades.

Conforme a lo expuesto por
Rodríguez et al. (2020) el grupo de auditores revisaron durante horas
estados de cuentas, reportes de inusuales operaciones, expedientes de clientes, sistema de monitoreo
aplicado a actividades estimadas como de alto riesgo, entre muchos más documentos, los cuales
evidenciaron que la entidad omitió de forma deliberada el reporte de operaciones sospechosas,
permitiendo el exponencial crecimiento del envío de grandes cantidades de dinero a Estados Unidos en
carros blindados, además que dilató intencionalmente la emisión de informes con datos de clientes con
transacciones inusuales, asimismo revelaron que el banco hasta los últimos momentos mantuvo
posibles relaciones de negocio con empresas, personas y agencias de cambio empleada en la
adquisición de aeronaves para los narcotraficantes.

El informe entregado por los auditores corroboró aquello que para las autoridades era casi una certeza,
que el banco HSBC era la entidad favorita de los narcotraficantes, debido a las débiles medidas que
implementaba para impedir el lavado de dinero, así como por la disposición de sus ejecutivos por
establecer y mantener relaciones comerciales tanto con las empresas como con las personas sobre las
que continuamente existían alertas de que empleaban el sistema financiero del país para limpiar todos
los recursos provenientes de ilícitas operaciones, considerando de esta manera a esta institución como
un vehículo utilizado por la delincuencia para colocar, ocultar, legitimar y distribuir recursos ilícitos.

De acuerdo con L. Ross (2023) el hallazgo de las diversas omisiones y fallas de HSBC para impedir el
lavado de dinero procedente de actividades ilícitas, derivó en una cuantiosa sanción económica no solo
en México sino también en Estados Unidos, valoradas en 379 millones de pesos y $1,900 millones
respectivamente, cabe señalar que la multa impuesta es considerada como de gran importancia jamás
exigida a una entidad bancaria. La investigación realizada mostró que las actividades no fueron solo
descuidos simples, al contrario fue posible demostrar que aquello fue el resultado de fallas
sistemáticas, debido a que el fracaso radica en la promulgación de una cultura corporativa que otorga
prioridad a las ganancias, y no a la conducta ética.

El escándalo por el que atravesó HSBC respecto al lavado de dinero, ocasionó significativas
consecuencias tanto para la entidad como para los accionistas, dado que las penalizaciones
pág. 7077
económicas, además de las repercusiones legales, equivalieron para el banco una carga financiera
importante, asimismo aquello provocó un negativo impacto en los estados financieros al igual que en
la reputación de la empresa, dado que debió enfrentar el rechazo de inversores y clientes, el desplome
de las acciones, así como desafíos regulatorios, e incluso criticas no solo de los legisladores sino
también del público en general.

Además de las repercusiones legales y financieras, el escándalo de HSBC por el lavado de dinero,
generó a largo plazo consecuencias tanto en su reputación como en su rendimiento, dado que lo
acontecido ocasionó daños en la imagen corporativa del banco, lo que debilitó significativamente la
confianza de sus clientes, lo cual afectó de forma negativa los negocios y estados financieros, debido a
que en el medio de la polémica se situaba un incumplimiento flagrantes de los protocolos estrictos
contra el lavado de dinero, la ausencia de sistemas, así como de una eficaz supervisión por parte de la
entidad permitió la vulneración de los límites no solo éticos sino también legales.

Caso Inverlink

Durante el año 2003, estalló en Chile un escándalo relacionado con la sustracción de privilegiada
información, lo cual provocó tanto a la Corporación de Fomento de la Producción Corfo como al
Banco Central un significativo golpe económico, causado por el hurto de documentos y datos
extraordinarios. La empresa acusada de participar en este fraude fue el Grupo Inverlink, el cual se
presentaba ante el público como una organización financiera del tipo no bancaria, que contaba con un
desempeño exitoso, así como con una actividad intensa de compra de entidades reguladas y no
reguladas.

No obstante, dicha empresa ocultaba una realidad diferente, dado que las investigaciones realizadas
demostró que la sustracción de información ocurría desde hace mucho tiempo antes de ser de
conocimiento público la existencia de una entidad financiera de tipo informal que operaba junto a la
corredora, además de operadores de mesas de dinero de diversas instituciones públicas y financieras
pagados supuestamente por Inverlink; aquello ocasionó un escándalo de grandes proporciones que
generó como consecuencia, pérdidas tanto para los inversionistas que laboraban en el grupo como para
los clientes, así como afectaciones al competitivo y eficiente funcionamiento del mercado.
pág. 7078
Según lo expuesto por
Melgarejo & Hernández (2023) en el año 2003 el Grupo Inverlink fue
investigado por diferentes delitos entre los que resalta la malversación de fondos públicos, cohecho,
estafas, sobornos, así como el uso de información privilegiada, entre otros, lo que constituyó el
escándalo financiero más grande en la historia chilena, dado que diversas instituciones como
municipalidades, bancos, la Corfo, e incluso personas que habían invertido en fondos mutuos, fueron
afectados directamente por el efecto que este caso generó en el mercado financiero.

La auditoría forense desempeñó un papel fundamental en la investigación de este caso, dado que los
auditores analizaron de manera detallada cada una de las transacciones financieras realizadas por las
diversas filiales del Grupo Inverlink como los corredores de bolsa y la administradora de fondos,
enfocándose en la identificación de transferencias injustificadas de fondos, operaciones inusuales, así
como los movimientos generados entre las diferentes entidades que no cuentan con un legítimo
propósito económico. Del mismo modo se procuró identificar a aquellas personas que planificaron,
ejecutaron y encubrieron el fraude, abarcando a los directivos, ejecutivos, al igual que otros
trabajadores, además de cuantificar las pérdidas generadas a las entidades e inversionistas afectados.

Los auditores forenses desempeñaron un rol fundamental en la recolección, análisis, al igual que en la
preservación de toda la evidencia digital y documental relevante para el proceso judicial, lo cual
implicó la obtención de contratos, correos electrónicos, estados de cuentas, así como otros registros,
dado que mediante la examinación de estos documentos, además de los flujos de dinero, los
profesionales contribuyeron en la reconstrucción de la forma en como se ejecutó el fraude, la
desviación de fondos, y la manera en que se procuró ocultar las operaciones. Todos los hallazgos
fueron presentados detalladamente en un informe tanto claro como comprensible ante los tribunales,
respaldado por la evidencia recolectada.

Larraín (2003) señala que la auditoria forense aplicada evidenció la existencia de un sistemático
esquema orientado a la desviación de fondos de las empresas que conformaban el Grupo Inverlink, en
especial de la Administradora de fondos y los Corredores de bolsa, un hallazgo considerado como
crucial fue la comprobación del uso de información privilegiada adquirida de Pamela Andrada, quien
desempeñaba el cargo de secretaria de Carlos Massad, Presidente del Banco Central en ese entonces.
Del mismo modo la auditoría determinó que los fondos malversados alcanzaron un total de más de 85
pág. 7079
mil millones de pesos chilenos, lo que equivaldría a 100 millones de dólares aproximadamente en
aquella época, siendo la Corfo además de otras instituciones privadas y públicas las principales
afectadas; también señaló al presidente del Grupo Inverlink, Eduardo Monasterio, como el artífice
principal del delito; el análisis realizado evidenció deficiencias graves y fallas tanto en el control
interno como en la supervisión lo que posibilitó el desarrollo del fraude.

Cabe resaltar que los hallazgos presentados por los auditores forenses en el informe fueron de gran
importancia en el proceso judicial para la consecución de justicia en este caso que causó un
significativo impacto en la confianza del público, además de que permitió comprender las lecciones
que el escándalo dejó en el mercado financiero de Chile, destacando la relevancia que tiene la
seguridad de la información, así como la necesidad de proteger la integridad del sistema financiero

Caso Banco Unión

En el año 2017, en Bolivia se suscitó un escándalo financiero relacionado con un desfalco grave
ejecutado por el jefe de operaciones del Banco Unión, quien se aprovechó de las falencias existentes
en los controles internos, extrayendo una considerable cantidad de dinero, que afectó al país, al
generar una crisis de confianza que forzó a realizar una profunda revisión tanto de la gestión como de
la seguridad del sistema financiero boliviano.

De acuerdo con la
Agencia de Noticias Fides (2022) al inicio las cantidades reportadas denotaban un
fraude menor, no obstante, en el avance de la investigación interna, así como la auditoría forense
aplicada al banco, determinó que la cifra sustraída de dinero ascendía a 37.690.000 millones de
bolivianos, lo que equivale a 5,3 millones de dólares aproximadamente, una considerable suma que
causó preocupación relacionada con los controles y la seguridad interna de la institución financiera del
estado; asimismo se estableció como imputado principal a Juan Franz Pari Mamani quien se
desempeñaba como gerente de operaciones de la agencia situada en La Paz, su capacidad para sustraer
dinero tanto de cajeros automáticos como de cajas fuertes, evidenció las consecuencias de carecer de
controles internos eficaces.

Uno de los aspectos claves que este caso reveló fue la ausencia de robustos controles internos así
como la falta de efectivos mecanismos de supervisión en el Banco Unión, aquello posibilitó que un
trabajador pudiera defraudar a la empresa una gran suma de dinero durante un prolongado periodo sin
pág. 7080
ser detectado. Conforme a lo expuesto por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI)
(2017) el fraude suscitado en la entidad bancaria vulneró tres controles internos, el primero es el
denominado dual o cruzado, esto debido a que el implicado principal contó con acceso a las llaves de
la prebóveda, lo cual propició la vulneración de este control; el segundo esta relacionado con el
control intermedio que la Jefatura de Agencias de la Regional La Paz debía haber aplicado, este
consistía en la realización de sorpresivos arqueos trimestrales y cuatrimestrales, mismos que esta
instancia omitió; el tercero es el control nacional que se aplica a la contabilidad de la institución, que
era responsabilidad de la Jefatura Nacional de tarjetas, ente en el que un analista debe efectuar un
cuadre contable respecto tanto a los ingresos como a las salidas, acción que no fue ejecutada.

El escándalo acontecido en el Banco Unión generó significativas consecuencias, como una crisis en la
confianza en la entidad financiera estatal, lo que causó no solo la renuncia, sino también el
procesamiento de diversos ejecutivos de alto rango, acusados de negligencia en las funciones de
control y supervisión asignadas, lo cual evidenció la necesidad urgente de reforzar tanto los sistemas
de control interno, como los mecanismos de supervisión en las diferentes instituciones bancarias de
Bolivia.

Caso Odebrecht

Uno de los escándalos financieros más sobresaliente e importante de América Latina en los últimos
años es el de la enorme empresa constructora de Brasil, denominada Odebrecht, este caso de
corrupción masiva transnacional reveló una sistemática red de pagos de sobornos a una gran escala,
por parte de la corporación a diversos políticos, funcionarios de gobierno, en diferentes países. La
magnitud de la polémica fue de conocimiento público luego de las investigaciones efectuadas en
territorio brasileño, en el contexto de la Operación Lava Jato, la cual se centró inicialmente en la
corrupción suscitada al interior de Petrobras, petrolera perteneciente al estado, no obstante, las
evidencias halladas delataron la extensión de estas prácticas a nivel internacional.

Cabe señalar que este esquema de corrupción se ejecutó durante un poco más de una década, entre los
años 2001 y 2016, la auditoria forense aplicada a la empresa Odebrecht reveló un pago sistemático de
sobornos a una escala masiva. Según lo manifestado por
Salazar et al. (2022) a finales del año 2016, el
Departamento de Justicia estadounidense expuso que la entidad había realizado pago de sobornos por
pág. 7081
$788 millones de dólares en 12 países de América Latina y África, de los cuales $349 millones se
efectuaron en Brasil, mientras que los $439 millones restantes fueron distribuidos por Colombia,
Argentina, Ecuador, México, Guatemala, Perú, República Dominicana, Panamá, Venezuela,
Mozambique y Angola, la mayor cantidad en coimas fue recibida por los países latinoamericanos,
$381 millones en total, mientras que solo $51 millones fueron destinadas a las 2 naciones africanas.

Los auditores forenses descubrieron que la constructora Odebrecht efectuaba sus actividades a través
de una sofisticada y secreta unidad situada al interior de la entidad, denominada informalmente como
División de Operaciones estructuradas o Departamento de Sobornos, el cual era el encargado tanto de
gestionar como de efectuar los pagos ilícitos a políticos, así como a funcionarios gubernamentales en
diferentes países, del mismo modo rastrearon el extensivo uso de una red de entidades offshore,
además de cuentas bancarias en paraísos fiscales, con la finalidad de ocultar no solo el origen sino
también el destino del dinero empleado en los sobornos.

Guzmán Castaño (2018) señala que para el desarrollo del plan de sobornos tanto Odebrecht como los
conspiradores, financiaron y crearon una secreta estructura financiera, empleada en la contabilización,
además del desembolso de sobornos a diversos entes, no obstante en el 2006 dicha constitución
evolucionó, estableciéndose la denominada División de Operaciones Estructuradas, el cual era un
departamento independiente en la organización, este empleaba para el desarrollo de sus operaciones
dos sistemas informáticos, el MyWebDay encargado de realizar las transacciones de pagos, así como
contabilizar el presupuesto oculto, el sistema de comunicación Drousys que facilitaba a los
participantes comunicarse no solo entre ellos, sino también con externos operadores financieros, sobre
los sobornos, mediante seguros correos electrónicos o mensajes instantáneos empleando tanto
contraseñas como nombres codificados. Asimismo manifiesta que una gran cantidad de transacciones
fueron efectuadas a través de cuentas bancarias y diversos niveles de empresas offshores, con el
propósito de apartar los beneficiarios finales del origen del dinero.

La auditoria forense expuso que el pago de sobornos estaban vinculados directamente con la obtención
de contratos de lucrativas obras públicas de infraestructura como represas, carreteras, puentes,
sistemas de transporte, labores de saneamiento, entre otros, así como con la aprobación de
regulaciones y leyes consideradas como favorables para la constructora, además de la emisión de
pág. 7082
resoluciones a su favor. Conforme a lo manifestado por Barría (2018) Odebrecht proporcionaba a los
funcionarios de los diversos países participantes millones de dólares, solicitando a cambio la
adquisición de contratos relacionados con obras públicas, con la finalidad de que el pago por la
realización los beneficie. La entidad concertaba la entrega de millones a los partidos políticos,
empleados públicos, candidatos o individuos que mantengan una relación con el Gobierno, su objetivo
era contar con una ventaja competitiva que le posibilitara mantener negocios públicos en distintas
naciones.

Del mismo modo tanto las investigaciones realizadas como la auditoría forense identificaron una gama
amplia de beneficiarios de sobornos, abarcando presidentes, legisladores, ministros, trabajadores de
empresas del estado, además de otras personas que mantenían poder de decisión en los procesos
concernientes a contratación pública. El caso Odebrecht generó devastadoras consecuencias no solo
políticas sino también económicas en los países afectados, ocasionando el declive de gobiernos,
enjuiciamiento y renuncia de ministros, presidentes, así como de múltiples altos funcionarios,
asimismo, provocó una crisis profunda de confianza en las entidades democráticas, al revelar una
sistemática corrupción que impregnaba los procesos de las contrataciones públicas en diversas
naciones de la región. En la actualidad este escándalo es considerado como un punto crítico en la lucha
contra la corrupción en Latinoamérica, promoviendo reformas en lo legal, y reforzando la cooperación
internacional en el seguimiento de transnacionales delitos financieros.

En cada uno de los casos analizados previamente, es posible identificar que existen diversos factores
que contribuyeron a la realización de los fraudes financieros en las diversas entidades, el gráfico 3
muestra los elementos que según lo expuesto por BDO (2019) impulsaron el incidente de los fraudes,
evidenciando que en las empresas latinoamericanas, la ausencia de control interno, así como una
supervisión deficiente de los directivos son escenarios comunes que facilitan la ocurrencia de delitos
financieros
pág. 7083
Gráfico 3:

Factores que contribuyen a la ocurrencia de fraudes financieros.

Nota: El gráfico muestra cada uno de los factores que ayudan a que se produzca fraudes financieros en
las empresas, con su respectivo porcentaje, según lo expuesto por (BDO, 2019).

Lo expuesto en el gráfico anterior denota que las empresas en América Latina deben reforzar sus
sistemas de control interno para evitar la producción de fraudes financieros que afecten
significativamente su estabilidad económica e imagen corporativa, no obstante, requiere también
contar con personal altamente calificado en la supervisión de controles, así como con directivos que no
solo inspiren sino además promuevan una cultura que priorice la ética en cada una de las funciones.

Por su parte
ACFE (2024) en su informe señala que los niveles de responsabilidad asignados al
perpetrador en la empresa, se relaciona con el impacto financiero que puede causar el fraude, así como
con la duración del mismo, es decir, los esquemas fraudulentos realizados por autores con alta
autoridad, causan pérdidas mayores por un largo periodo de tiempo. El gráfico 4 muestra los casos de
fraude ejecutados por personas de diversos niveles, así como las pérdidas monetarias generadas.

0% 20% 40% 60% 80%
No sabe
Otro
Jerarquía poco clara
Ausencia de auditores independientes
Esquema de reportes de información insuficientes
Directivos que no inspiran una cultura ética
Ausencia de control interno
Ausencia de personal calificado en la supervisión…
Deficiente supervisión por la gerencia o alta dirección
Deficiencia de control interno
4%
6%
15%
16%
25%
32%
42%
42%
50%
61%
pág. 7084
Gráfico 4:

Casos suscitados y pérdidas que causan los diferentes niveles de autoridad en las empresas.

Nota: El gráfico muestra el número de casos de fraudes en los que se logró comprobar la participación
o autoría de los diferentes niveles de autoridad, así como las pérdidas monetarias causadas en las
empresas afectadas, según
(ACFE, 2024).
Cómo es posible observar en el gráfico ilustrado previamente, los fraudes financieros perpetrados por
los propietarios o ejecutivos representaron solo un 22% de los casos, no obstante, causaron pérdidas
millonarias de $675.000 millones, considerada como la más alta, dado que equivale a casi 23 veces
más a las generadas por los empleados ($30.000) y más de dos veces superior a la de los gerentes del
nivel medio ($300.000). Los fraudes más comunes son los ejecutados por los empleados y los
gerentes, representando tanto el 27% y 50% respectivamente de los casos suscitados.

Cabe resaltar que los delitos financieros cometidos por aquellas personas con un alto nivel de
autoridad, tardan mucho tiempo en ser detectados, a diferencia de los realizados por los de nivel medio
o bajo, los cuales suelen ser descubiertos en un periodo aproximado de 8 a 18 meses, resulta
importante tener en cuenta que mientras más largo sea el tiempo que los perpetradores laboren en la
empresa afectada, mayor es el costo que genera el fraude.

Una de las formas más comunes para la detección de fraudes en las empresas son las denuncias
realizadas a través de diversos medios, no obstante, existen diferentes métodos que permiten
identificar la existencia de delitos financieros, el gráfico 5 muestra los más comunes, así como el
porcentaje de los casos en que se han presentado.

Dueño/ Ejecutivo Gerente Empleado
Porcentaje de casos 22% 50% 27%
Pérdida Generada $675.000,00 $300.000,00 $30.000,00
$-
$100.000,00
$200.000,00
$300.000,00
$400.000,00
$500.000,00
$600.000,00
$700.000,00
$800.000,00
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
pág. 7085
Gráfico 5:

Formas de detectar el fraude financiero

Nota: El gráfico muestra las diversas formas empleadas en la detección de fraudes según
(ACFE,
2024)
.
El gráfico anterior muestra que la forma más común para la detección de fraude con un 53% de casos
descubiertos son las denuncias realizadas mayormente por los empleados de la entidad, así como por
agentes externos como proveedores, clientes e incluso competidores, a través de llamadas telefónicas,
correos electrónicos o páginas web. El porcentaje alcanzado representa mucho más del triple de
sucesos detectados por otros mecanismos comunes como las revisiones aplicadas por la directiva con
el 15% y la auditoría interna con el 11%; cabe resaltar que estos tres métodos en conjunto representan
el 79% de los casos detectados. Estos hallazgos refuerzan la importancia que tienen tanto comunicar
como proporcionar sistemas para denuncias a las partes externas e internas de la organización.

Pese a que la auditoría forense comúnmente es asociada a la investigación y esclarecimiento de
fraudes financieros suscitados, también desempeña un papel tanto multifacético como crucial en la
prevención de estos delitos, siendo considerada como una estratégica herramienta orientada al
fortalecimiento de la transparencia, como en prever la ocurrencia de defraudaciones financieras,
debido a que es una técnica que suele convertirse en una invaluable fuente de conocimientos para
reforzar las defensas contra actividades ilícitas futuras.

Uno de los elementos cruciales que puede ser implementado además de la auditoría forense para la
protección de las empresas contra fraudes financieros son los controles antifraudes, mismos que son

53%
15% 11% 6% 5% 2% 2% 2% 2% 1% 1%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
pág. 7086
definidos como políticas, procedimientos o medidas diseñadas especialmente para mitigar, prevenir y
detectar riesgos de operaciones fraudulentas. De acuerdo a lo señalado por el
Committee of
Sponsoring Organizations of the Treadway Coammission (COSO) (2023) un buen diseño, así como la
eficaz implementación de un sistema de control antifraude, es el principio fundamental de un integral
de gestión de riesgos de fraudes. En América Latina son muchas las empresas que cuentan con
controles antifraudes y anticorrupción, el gráfico 6 muestra las más comunes.

Gráfico 6:

Controles antifraudes implementados por las empresas en América Latina

Nota: El gráfico muestra cada uno de los controles antifraudes que las empresas latinoamericanas han
implementado, así como su porcentaje de uso, según lo expuesto por (ACFE, 2024).

El gráfico previamente expuesto muestra que numerosas empresas de Latinoamérica cuentan con
diversos controles antifraudes , siendo los más comunes la implementación de un código de conducta,
el 90% de las entidades cuentan con esta medida, seguido de las auditorías externas aplicadas a los
estados financieros con el 85% y la estructuración de un departamento de auditoría interna con el
79%; sin embargo un 52% de las organizaciones han incorporado también tanto controles como
políticas antifraudes con el propósito de minimizar los riesgos de fraude.
pág. 7087
El conocer el predominio de los diferentes controles antifraudes puede resultar de gran utilidad en la
comparación de los programas implementados en las empresas, no obstante, el comprender su eficacia
en la lucha contra el fraude es más beneficioso, pese a que tanto el análisis proactivo de la información
como las auditorías sorpresas son los de menor implementación (32% y 30% respectivamente),
asociándolas con las líneas directas (77%), así como con las auditorías de estados financieros (85%),
contribuyen a la reducción de un 50% aproximadamente de las pérdidas a causa de actividades
fraudulentas.

Por otra parte, el proporcionar capacitaciones orientadas a la concientización sobre los fraudes
financieros a todos los colaboradores de los distintos niveles organizacionales, es parte fundamental de
un programa antifraude, esto debido a que el capacitar a los gerentes, ejecutivos y empleados respecto
tanto a los riesgos como a los costos que generan las actividades fraudulentas puede aportar a la
reducción de las pérdidas por delitos ilícitos, además de garantizar su rápida detección.

Conforme a lo expresado por Lafuente (2019) las organizaciones latinoamericanas no comprenden
adecuadamente el ámbito anticorrupción, lo que coloca en riesgo la sustentabilidad de sus operaciones,
no osbtante existen países que cuentan con una regulación antifraude y anticorrupción, como son
Brasil, Colombia, Argentina, Chile, México y Perú, sin embargo solo un 38% de las empresas conocen
el impacto que estas políticas generan, dado que los sistemas tanto de anticorrupción como de
antifraude en lo que respecta a América Latina se encuentran en la fase inicial de desarrollo, razón por
la que son las corporaciones multinacionales quienes poseen una mayor experiencia en este tipo de
prácticas.

En el caso de las pequeñas empresas, sus limitados recursos suelen impedir la inversión en programas
antifraudes, lo cual las hace especialmente vulnerables a fraudes financieros, debido a que al contar
con una cantidad inferior de personal, suele involucrar menos controles y responsabilidades, además
de una segregación menor de funciones. Resulta importante que los sistemas de antifraude y
anticorrupción se actualicen continuamente con el propósito de hacer frente a los nuevos retos que
surjan en base al enfoque fuerte aplicado en la lucha contra la corrupción, lo cual cada vez adquiere
más importancia en la región. La existencia de un robusto sistema de controles antifraudes puede
pág. 7088
considerarse como un elemento disuasivo poderoso, además de un mecanismo orientado tanto a la
prevención como a la detección del fraude financiero.

DISCUSIÓN

Uno de los temas de mayor frecuencia en América Latina es el fraude financiero en empresas, los
cuales se han desarrollado a causa tanto de la omisión como de la deficiencia de los procesos de
control interno, dado que numerosas organizaciones no consideran fundamental contar con un sistema
organizativo, por esta razón no implementan medidas necesarias para la prevención de actividades
ilícitas, por el contrario, lo estiman importante cuando la problemática surge

El análisis de los casos de fraudes financieros suscitados en diversos países de Latinoamérica,
evidenció la existencia de numerosas falencias en el ámbito empresarial de la región, casos como
Banco Unión (Bolivia), Inverlink (Chile) y Baninter (República Dominicana) revelaron que la
ausencia de controles internos, una negligente supervisión, además de debilidades en los procesos
pueden generar oportunidades para el cometimiento de fraudes o desfalcos a gran escala. El incidente
con Odebrecht demostró como una sistemática y organizada corrupción a nivel transnacional puede
debilitar la gobernabilidad, desfigurar la competencia, desviar fondos públicos masivos, así como
deteriorar la confianza en los organismos democráticos. La situación de HSBC México destacó no
solo la sofisticación de las técnicas relacionadas con el lavado de dinero, sino también la
vulnerabilidad de las entidades financieras al ser empleadas como vehículos para desplazar dinero
ilícito, acentuando la necesidad de aplicar una mayor rigurosidad a los controles Anti-Money
Laundering (AML), al igual que promover la cooperación internacional.

Conforme a lo manifestado por
Coha Escalante & Barraza Mármol (2025) los casos de fraude
ocurridos han provocado que las instituciones tanto públicas como privadas, enfrenten problemas
relacionados con los controles aplicados en los procesos administrativos, debido a que la ausencia de
sólidos controles, facilita que no solo los funcionarios de la organización sino también personas
externas ejecuten actividades ilícitas. Con el propósito de detectar, así como prevenir casos de
corrupción y fraudes que han debilitado la confianza en la gestión empresarial, se ha incorporado la
auditoría forense en diferentes entidades de control en América Latina, como una herramienta que
posibilita la detección de operaciones fraudulentas además de proteger los recursos,
pág. 7089
En cada uno de los casos estudiados, la auditoría forense reveló ser una fundamental herramienta para
la identificación de irregularidades, el rastreo de flujos de dinero, cuantificación de los daños,

reconocimiento de responsables, así como para proveer evidencias en los procesos judiciales. Es
importante tener en cuenta que la participación o permisividad de los altos directivos en actividades
tanto negligentes como fraudulentas, genera un entorno adecuado para la ocurrencia de fraudes y
corrupción a grandes escalas, por lo cual resulta fundamental promover una sólida cultura ética desde
la dirección. La investigación realizada revela también que el éxito de la auditoría forense en gran
medida depende de la cooperación entre la alta dirección, el departamento legal y el auditor, dado que
un trabajo alineado de estos actores posibilita no solo la detección de fraudes, sino también la
recuperación de activos desviados, al igual que la aplicación de sanciones a los responsables.

En lo que respecta a la prevención de fraudes, la auditoría forense actúa como un medio de control
ante los riesgos de actividades ilícitas que puedan presentarse, es decir, mediante minuciosos estudios
desarrollados en las áreas de mayor vulnerabilidad, es posible evitar la materialización de los riesgos,
no obstante también resulta importante mantener e implementar sólidos controles internos en cada uno
de los ámbitos de la empresa, implicando el desglose de funciones, una adecuada autorización de
transacciones, una constante supervisión y conciliación de cuentas bancarias, del mismo modo se debe
aplicar sistemas sofisticados de monitoreo de transacciones con el propósito de identificar operaciones
sospechosas e inusuales que podrían indicar corrupción, fraude o incluso lavado de dinero.

Una capacitación regular orientada a los empleados de los distintos niveles de la empresa, sobre los
riesgos que conllevan la corrupción, el lavado de dinero, el fraude, y la aplicación de políticas tanto de
prevención como de detección, además del desarrollo e implementación de claros códigos de ética,
robustos sistemas de cumplimiento normativo así como la instauración de canales no solo seguros sino
también confidenciales de denuncias, son medidas que se pueden establecer con la finalidad de
promover una cultura de responsabilidad e integridad en la organización.

El aprendizaje obtenido de experiencias anteriores, al igual que la implementación de robustas
medidas de prevención puede contribuir a que las empresas públicas y privadas reduzcan de manera
significativa el riesgo de involucrarse en casos de fraudes financieros o corrupción, salvarguando de
pág. 7090
este modo no solo su reputación y activos, sino incluso la integridad de los sistemas financieros, así
como de la sociedad.

CONCLUSIONES

La auditoría forense ha demostrado ser una técnica de gran utilidad en el reconocimiento de
actividades fraudulentas, su principal objetivo es tanto producir como hallar pruebas irrefutables que
las autoridades judiciales no solamente aceptarían sino presentarían ante los tribunales como evidencia
de delitos ilícitos fiscales, administrativos, jurídicos, informáticos, e incluso concernientes a la
información contable o financiera de empresas públicas y privadas, además de otras particularidades
comparables.

Es considerada como un recurso en la lucha contra actos fraudulentos, dado que permite a especialistas
proporcionar a los jueces concepciones técnicamente sólidas, lo cual facilita al tribunal la toma de
decisiones definitivas. Del mismo modo, el uso de auditorías forenses en empresas tanto privadas
como públicas ha posibilitado la detección de fraudes, debido a que encara frontalmente las
actividades ilícitas, además que ayuda a identificar en los trabajadores prácticas inmorales que atenten
contra la organización.

Los casos analizados en la investigación, pese a que tienen diferente alcance y naturaleza, coinciden
en una fundamental lección, la inherente vulnerabilidad de las empresas, así como de los sistemas de
la comisión de fraudes y actividades de corrupción, ante ello la auditoría forense surge no solo como
un proceso de respuesta frente al fraude consumado, sino como una base fundamental en las
estrategias integrales de prevención, consolidándose como una indispensable herramienta en la lucha
contra los delitos financieros corporativos, dado que su implementación permite a las entidades
detectar anomalías ocultas y reforzar tanto los sistemas de control interno, como una cultura ética
institucional.

Mediante la capacidad que posee para descifrar la complejidad de fraudulentos esquemas, identificar
las vulnerabilidades sistemáticas, además de exponer recomendaciones precisas, la auditoría forense
ofrece un invaluable conocimiento para reforzar los controles internos, desincentivar futuros
comportamientos ilícitos, así como fomentar una cultura ética. Pese a los retos que conlleva la
implementación de este mecanismo como costos y capacitaciones especializadas, los beneficios que
pág. 7091
esta genera superan grandemente las barreras, principalmente en ámbitos donde existe una elevada
exposición a riesgos de fraude.

Los resultados obtenidos en los casos funcionan como guías y advertencias para las acciones
preventivas, rememorando la relevancia que posee tanto una eficiente supervisión como una sólida
transparencia. Es recomendable que las organizaciones no recurran a la auditoría forense solamente
cuando se haya efectuado el fraude, sino que la integren de manera preventiva en sus políticas de
gestión de riesgos.

En el actual ámbito mundial que cada vez se torna más digitalizado y complejo, además de que
constantemente evolucionan las oportunidades para la ocurrencia de fraudes financieros empresariales,
resulta crucial invertir no solo en las capacidades de la auditoría forense, sino también en la proactiva
aplicación de sus advertencias, debido a que aquellas organizaciones que aprovechan y reconocen su
papel principal en la prevención, están mejor provistas para salvaguardar sus activos, impulsar una
mayor confianza tanto en los sistemas financieros como en la sociedad, además de preservar la
integridad de sus actividades, dado que una prevención informada por el análisis forense, al igual que
por experiencias, resulta una sólida defensa contra la amenaza del fraude.

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