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INTRODUCCIÓN
En la actualidad, el uso de la tecnología en la educación ha transformado significativamente el proceso
de enseñanza-aprendizaje, impactando positivamente en diversas disciplinas, entre ellas, la matemática.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han permitido la creación de herramientas
innovadoras que favorecen la comprensión de conceptos complejos, la interacción con objetos
matemáticos y el desarrollo de habilidades para la resolución de problemas (Bautista Sosa, 2022). En
este sentido, la educación matemática no ha sido la excepción, siendo una de las áreas donde los avances
tecnológicos han generado importantes cambios metodológicos.
Diversas investigaciones han evidenciado que la incorporación de las TIC en la enseñanza de las
matemáticas mejora significativamente el rendimiento académico de los estudiantes y fomenta una
mayor participación en el aula (Carhuavilca, 2017; Carrasco, 2015). Herramientas como simuladores,
modeladores y plataformas digitales interactivas brindan entornos atractivos para el aprendizaje, al
tiempo que potencian la comprensión de conceptos abstractos. Sin embargo, desde una perspectiva
crítica, también se destaca la necesidad de un enfoque metodológico claro, ya que una dependencia
excesiva de los recursos tecnológicos sin una adecuada planificación pedagógica puede ocasionar
vacíos conceptuales (Bautista Sosa, 2022).
En el campo de la enseñanza de la Matemática Aplicada a la Informática, se requieren estrategias
específicas que logren conectar los contenidos teóricos con sus aplicaciones prácticas. El aprendizaje
basado en problemas (ABP), el aprendizaje cooperativo y el uso de tecnologías educativas adaptativas
se han mostrado eficaces para fortalecer el pensamiento crítico, analítico y computacional, capacidades
fundamentales en la formación técnica (Feo, 2010). Además, el empleo de herramientas como
MATLAB y GeoGebra permite visualizar funciones complejas y facilita el aprendizaje interactivo.
Por otra parte, los recursos didácticos juegan un papel esencial en el proceso formativo. Estos pueden
incluir materiales impresos, software especializado, videos educativos, tutoriales en línea, ejercicios
interactivos, y plataformas como YouTube o Khan Academy, que ofrecen explicaciones detalladas y
ejemplos aplicados al ámbito informático (Marqués, 2012). La utilización de estos recursos no solo
mejora la motivación del estudiante, sino que también proporciona retroalimentación inmediata y
promueve la autoevaluación.