g. 1
KANT EN LA LITERATURA: ANÁLISIS
HERMENÉUTICO DEL SUICIDIO EN LA
LITERATURA DESDE UNA PERSPECTIVA
ÉTICA KANTIANA
KANT IN LITERATURE: HERMENEUTICAL ANALYSIS
OF SUICIDE IN LITERATURE FROM A KANTIAN
ETHICAL PERSPECTIVE
Carlos Alberto Martínez Medina
Universidad Autónoma de Querétaro
Karla Elizabeth Mariscal Ureta
Universidad Autónoma de Querétaro
Juan Diego Vaca
Universidad Regional Autónoma de los Ande. Cotacachi-Ecuador
Plabo Gilberto Sarzosa Gómez
Universidad Tecnológica America, Cotacachi-Ecuador
pág. 7401
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.18374
Kant en la Literatura: Análisis Hermenéutico del Suicidio en la Literatura
desde una Perspectiva Ética Kantiana
Carlos Alberto Martínez Medina
1
camedina1423@gmail.com
https://orcid.org/0009-0007-2830-5120
Universidad Autónoma de Querétaro
Querétaro, México
Karla Elizabeth Mariscal Ureta
drakarlamariscal@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-9340-8966
Universidad Autónoma de Querétaro
Querétaro, México
RESUMEN
Nos hemos propuesto realizar en el siguiente artículo un análisis hermenéutico acerca del suicidio en la
literatura, desde una perspectiva ética kantiana. Se ha llevado a cabo el análisis de algunas obras
literarias representativas acerca del suicidio, ya sea como tópico o por alguna de las acciones de los
personajes. La intención es acercar un espacio de reflexión en torno al tema del suicidio utilizando como
herramienta pedagógica la literatura. Desde un marco de reflexión ético kantiano, y basados en
conceptos como la dignidad humana, la libertad y los imperativos, tanto el categórico, como el práctico,
se hace una evaluación de los procederes de los personajes literarios. Dicho análisis tiene como punto
principal el reflexionar en torno al valor intrínseco del ser humano y brindar alternativas en la manera
en que hemos estado abordando el tema del suicidio dentro y fuera del aula. El siguiente texto propone
que, cuando se utiliza la literatura como un acompañamiento pedagógico adecuado, esta puede ayudar
a desarrollar un pensamiento crítico y ético.
Palabras clave: ética kantiana, suicidio, literatura, pedagogía, dignidad humana
1
Autor principal
Correspondencia: camedina1423@gmail.com
pág. 7402
Kant in Literature: Hermeneutical Analysis of Suicide in Literature from a
Kantian Ethical Perspective
ABSTRACT
We aim to carry out a hermeneutic analysis of suicide in literature in the following article, from a
Kantian ethical perspective. The analysis focuses on several representative literary works that address
suicide, either as a theme or through the actions of specific characters. The intention is to create a space
for reflection on the topic of suicide by using literature as a pedagogical tool. Within a Kantian ethical
framework—and drawing on concepts such as human dignity, freedom, and the imperatives, both
categorical and practical—an evaluation is made of the actions taken by literary characters. The central
aim of this analysis is to reflect on the intrinsic value of the human being and to offer alternative ways
of addressing the topic of suicide, both inside and outside the classroom. This text proposes that, when
literature is used as a suitable pedagogical companion, it can help foster critical and ethical thinking.
Keywords: kantian ethics, suicide, literature, pedagogy, human dignity
Artículo recibido 23mayo 2025
Aceptado para publicación: 28 junio 2025
pág. 7403
INTRODUCCIÓN
En el presente artículo nos proponemos analizar los tres ejes centrales que fundamentan nuestro marco
teórico: el suicidio, la ética kantiana y la literatura como herramienta pedagógica. El diálogo histórico
entre literatura, ética kantiana y suicidio nos proveerá de elementos significativos para sustentar de
manera teórica el objeto del estudio, así como para analizar la evolución y relación entre los mismos.
El suicido, por su parte, ha sido un tema recurrente tanto en la literatura, como en la sociedad. En la
actualidad, el suicidio representa una de las principales causas de muerte entre los adolescentes.
Considerada una problemática de salud pública es de nuestro interés llevar a cabo una reflexión en torno
del mismo. Según datos del INEGI, desde el 2017 a la fecha (2024), ha habido un incremento de casos
de suicidio en la población en general, pero sobre todo en los adolescentes (INEGI, 2024). Al ser estos
un sector vulnerable, es menester implementar herramientas que coadyuben a vislumbrar las distintas
perspectivas que se encuentran alrededor tanto del concepto, como del acto en sí.
A partir de un acercamiento ético y literario, creemos que podemos promover un espacio de discusión
propositiva entre los adolescentes, ya que el tema del suicidio continúa siendo un tabú en nuestra
sociedad actual, que ha sido excluido de los espacios de discusión académica, familiar y social.
De la ética kantiana analizaremos conceptos fundamentales en la obra del prusiano, como son la
moralidad universal, la dignidad humana y sus imperativos, siendo estos nuestro marco teórico de
referencia para establecer las bases sólidas y epistemológicas de nuestra investigación.
El ser humano como fin en sí mismo y no como medio, que corresponde al imperativo práctico kantiano,
nos servirá de brújula para establecer ciertos parámetros de conducta moral que deberían ser
considerados tanto por las instituciones académicas, como por los jóvenes estudiantes, para comprender
que el valor de un ser humano no depende de la utilidad del mismo, sino de su valor intrínseco como
persona.
Por otro lado, la literatura como el arte de la palabra, que representa en sus obras las dolencias, los
padecimientos, las angustias, y todo aquello que le es competente a lo humano, como decía aquel
cómico romano Publio Terencio; Homo sum, humani nihil a me alienum puto (Hombre soy, nada de lo
humano me es ajeno), la literatura conoce bien a los hombres, puesto que esta ha sido creada por los
mismos hombres para los hombres.
pág. 7404
Y en cuyos haberes podemos encontrar temáticas que van desde la venganza, el odio, el rencor, el amor,
los celos, la ira, la soledad, la paz, la plenitud, lo sublime, lo ominoso; y en donde también podemos
hallar textos dentro de cuyos márgenes se refleja el tema del suicidio, ya sea como motivo central de la
trama o como consecuencia de las acciones de alguno de sus personajes.
Para nosotros, y para algunos de nuestros autores, dentro de las cualidades que podemos ensalzar de la
literatura es ese carácter pedagógico que ha demostrado a lo largo de la historia de la humanidad, para
formar, educar y llevar a una reflexión crítica a todos aquellos que se atreven a adentrarse en el mundo
de las letras.
Como dijo Jorge Luis Borges en una de sus conferencias que presentó en Harvard en 1967 que se
titulaba “El misterio de la poesía”: ¿qué es un libro en mismo? Un libro es un objeto físico en un
mundo de objetos físicos. Es un conjunto de símbolos muertos. Y entonces llega el lector adecuado, y
las palabras -o, mejor, la poesía que ocultan las palabras, pues las palabras solas son meros símbolos-
surgen a la vida, y asistimos a una resurrección del mundo”.
Tanto para Borges, como para Kant, el conocimiento requiere de dos elementos clave, la razón (o la
presencia de un lector que sea capaz de razonar), y el objeto físico (o el libro). Es el encuentro de ambas
partes las que van a generar conocimiento, son complementarias y no puede existir una sin la otra.
Es nuestra buena voluntad, a la manera kantiana, la que nos arroja a la búsqueda de dicha reflexión
sobre el suicidio, con base en lo que la razón y la literatura en conjunto puedan generar de conocimiento.
No es la búsqueda de una estigmatización acerca del mismo, sino acercarnos a distintas perspectivas
para que los jóvenes puedan discernir con las herramientas que otros han puesto al alcance de nuestras
manos. Aclarado lo anterior, analizaremos la ética kantiana en las siguientes páginas.
La ética kantiana
Immanuel Kant, filósofo nacido en Prusia (1724), mundialmente conocido por sus obras como Crítica
de la razón pura o La fundamentación de la metafísica de las costumbres, nos legó un sistema ético
basado en la razón cuyos argumentos siguen siendo tema de discusión hasta la fecha.
La aparición de Kant en la historia de la filosofía llevó a la fusión de dos de los sistemas filosóficos que
predominaban en su época, el racionalismo de Descartes y Leibniz, que afirmaban que la razón era la
fuente principal de conocimiento, y por otro lado hallábamos a los empiristas como Hume y Locke,
pág. 7405
quienes creían que el conocimiento provenía de la experiencia. Kant encontró la solución para
reconciliar esta dicotomía y así establecer los límites del conocimiento humano.
Para Kant, el conocimiento nace a partir de lo que él denominaba las formas cognitivas, es decir, lo que
nos viene dado a priori, y la experiencia que obtenemos al relacionarnos con el mundo y los objetos, es
decir, el conocimiento a posteriori, la unión de estas dos, la suma de la experiencia con la razón, es lo
que genera el verdadero conocimiento. Esto fue una revolución para la historia de la filosofía, ya que a
partir de Kant se entendió que no es el mundo el que modifica nuestro pensamiento, sino es a partir de
nuestras propias formas o facultades cognitivas es cómo nosotros configuramos el mundo.
queremos adentrarnos en su filosofía sobre la ética, será indispensable que conozcamos a fondo La
fundamentación de la metafísica de las costumbres, y Kant para el siglo XXI del Dr. Lutz Keferstein,
para poder reconocer cuáles son los fundamentos epistemológicos sobre los cuales Kant basa su teoría
ética.
A su vez, revisaremos la Crítica de la razón pura, para poder familiarizarnos con conceptos como la
razón práctica y la razón teórica, que nos ayudarán a comprender el porqué de su propia ética y a
demostrar cuál es la razón por la que decidimos servirnos de la obra de Kant para este estudio.
Para finalizar, en este apartado dedicaremos las últimas líneas a reflexionar entorno a la ética kantiana
y su perspectiva acerca del suicidio como un acto considerado inmoral para el filósofo prusiano, con lo
cual será indispensable acercarnos a los conceptos de dignidad y libertad, que para Kant tenían una
connotación distinta a lo que está establecido actualmente en el imaginario colectivo.
La obra de Kant ha sido considerada por algunos críticos como una serie de textos dotados de cierto
grado de complejidad. A lo largo de la historia, ha habido muchas interpretaciones sobre su filosofía, y
evidentemente sobre su concepción de la ética. La ética kantiana resulta difícil de comprender y difícil
de aplicar, porque se basa en algo que Kant denomina “deber”. La ética kantiana es una ética
deontológica, la cual considera a los deberes como el principio básico de moralidad.
Kant formula una ética basada en los deberes, por lo tanto, esta es una ética de responsabilidad. La única
cosa buena en sí misma para Kant es la buena voluntad, una buena voluntad por cumplir con el deber.
La moralidad se basa en el deber y no en las consecuencias, lo bueno se hace porque es bueno en
mismo y no por intereses particulares o por la búsqueda de la obtención de algún beneficio.
pág. 7406
La piedra angular de la obra kantiana se formula en los imperativos propuestos por el prusiano,
los cuales son 3, los imperativos hipotéticos, el imperativo categórico y el imperativo práctico
Imperativo hipotético: Son los deseos individuales de las personas y por lo tanto son condicionales a
posteriori, se formulan de la siguiente manera: “si quieres X, entonces debes de hacer Y”. Por ejemplo,
si quieres estar en forma debes hacer ejercicio.
Es decir, los imperativos hipotéticos se basan en los gustos del sujeto. Estos son denominados por Kant
como reglas prácticas de las cuales se desprenden la problemática y la pragmática, es decir a las reglas
de habilidad y los consejos de prudencia. Los imperativos hipotéticos no son absolutos, ya que estos
resultan ser contingentes, por lo tanto, sólo se pueden conocer a posteriori.
Imperativo categórico: El imperativo categórico corresponde a ser un principio de las leyes prácticas
del deber. Resulta ser necesario y universal. Se formula de la siguiente manera “si quieres X, debes
hacer X”. Por ejemplo, si quieres honestidad, debes ser honesto. El imperativo categórico kantiano es
el siguiente:
Obra de tal forma que la máxima de tu acción se convierta en una máxima de la naturaleza (Kant, 2015).
Para saber que una máxima es moral NO debe:
Contener contradicción interna lógica
Partir de principios contingentes
Adolecer de imposibilidad fáctica
Lo importante del imperativo categórico kantiano es la universalidad de nuestras acciones. Antes de
realizar cualquier acción debemos preguntarnos si es deseable en misma, es el criterio de deseabilidad
el que nos dará la pauta para saber cómo debemos actuar, si la acción goza de contradicción o responde
a intereses particulares entonces ese acto resulta ser inmoral. Por ejemplo: si en algún momento
pensáramos en mentir, debemos preguntarnos si mentir es deseable universalmente. Si es contradictorio,
indeseable o corresponde solo a beneficio personal, podemos considerar ese acto como inmoral. La
formulación lógica del imperativo categórico es indiscutible.
Imperativo practico: Este principio ético surge de la idea de pensar que cada ser humano posee un
valor intrínseco y una dignidad inherente. Cada sujeto debe de ser tratado con respeto y no utilizarlo
pág. 7407
como un simple instrumento para nuestros fines. El imperativo práctico se formuló de la siguiente
forma:
Actúa de tal manera que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier
otro, siempre al mismo tiempo como un fin y nunca simplemente como un medio (Kant, 2015).
Es decir, para Kant, es fundamental concebir a los seres humanos siempre como un fin en sí mismos y
no como medios. Ante cada acción que realizamos debemos evaluar si estamos considerando la
dignidad intrínseca y el respeto necesarios para con los otros. Por ejemplo, si consideramos mentir,
estamos negándole a la persona conocer la verdad, y así este no podrá tomar sus decisiones informadas,
esto está totalmente en contra de tratar a las personas como fin, pues la estamos utilizando como medio
para nuestro beneficio personal.
Explicados estos imperativos procedemos a analizar los conceptos de dignidad y libertad. La dignidad,
que viene implícita en el imperativo práctico, resulta ser un concepto que hasta la fecha no goza de
definición absoluta. Cada autor ha creado su propio concepto. Para Kant la dignidad es el valor que
tienen los seres humanos de manera incondicional y absoluta, basado en la capacidad de raciocinio y
en la autonomía moral, esta no tiene equivalencia ni tiene precio.
En el reino de los fines, todo tiene un precio o una dignidad. Aquello que tiene un precio puede ser
remplazado por algo equivalente, en cambio, lo que se halla por encima de todo precio, y por lo tanto
no admite nada equivalente, tiene una dignidad (Kant, 2015).
La libertad también goza de un matiz distinto según la obra de Kant, pues para el autor la libertad podría
ser sinónimo de la razón práctica. Es decir, somos libres porque tenemos la capacidad de razonar y
transformar el mundo natural con base en dichos razonamientos, siendo autónomo y moralmente
responsable. No se trata de hacer lo que uno quiere, ya que eso nos condena, sino actuar conforme a
principios racionales.
La libertad de la voluntad es aquella propiedad que tiene ésta de ser una ley para misma
(independientemente de cualquier propiedad de los objetos del querer) (Kant, 2015).
Retomando el tema del suicidio, y pasándolo bajo la lupa de la ética Kantiana, podemos darnos cuenta
que este rompe con los principios éticos de Kant. Por ejemplo, si lo analizamos bajo el imperativo
categórico kantiano, este se vuelve una contradicción lógica, ya que no podemos obrar de tal modo que
pág. 7408
pretendamos que el suicidio se convierta en una máxima de la naturaleza, es decir, si queremos que el
suicidio sea reconocido como ley universal, en ese momento estamos atentando contra la humanidad, y
sin la humanidad no hay principios éticos.
Esto nos lo explica el Dr. Lutz Keferstein en su libro Kant para el siglo XXI:
“el suicidio –ejemplo dado por el mismo Kant– le caracterizaría con justeza, pues, como el filósofo de
Königsberg afirma, una máxima dada por un ser que encuentra su vida tan desagradable que quiere
acabar con ella implica un principio de gozo de vida, lo que convierte la vida en necesaria aún para la
máxima que dijera: «¡Suicídate!», al haber contradicción, no podría ser esta elevada a ley universal”.
(Keferstein, 2018).
Tampoco correspondería al imperativo práctico kantiano, ya que éste nos dice que hay que tratar a los
demás como fines en sí mismos y no como simples medios, en dado caso de hacerlo se está vulnerando
la dignidad humana. Una persona que está atentando contra su propia vida, está atentando contra su
propia dignidad, y la dignidad es para Kant “la deseabilidad intrínseca de la existencia de un sujeto”,
por lo tanto, un ser humano que se suicida, bajo esta lógica, carece de dignidad, pues él mismo se la ha
arrebatado.
En conclusión, según la ética kantiana el suicidio resulta ser inmoral, ya que no corresponde al
imperativo categórico, ni al imperativo práctico, además que, según la formulación lógica expresada en
los principios, el suicidio resulta ser un acto irracional. Es por ello que, para nosotros, el suicidio no
corresponde con la ética kantiana y, por lo tanto, es menester reflexionar en torno a este y lo que sucede
entre los adolescentes para que ellos puedan, con base en el conocimiento de la ética y la literatura,
vislumbrar distintas perspectivas referentes al tema.
Literatura y suicidio
A lo largo de la historia de la literatura el tema del suicidio ha sido una constante. La sociedad tiene una
influencia muy fuerte dentro del ámbito literario, pero es también la literatura la que tiene una influencia
muy marcada en nuestra sociedad. Basta reparar en algunos sucesos históricos cómo el ocasionado por
Las cuitas del joven Werther de Goethe, el cual analizaremos más adelante.
Las obras literarias no solamente se encargan de representar su época, sino que también la critican, y es
esta crítica la que acerca a los individuos a la reflexión y a la búsqueda de diferentes perspectivas
pág. 7409
entorno a los distintos sucesos de la cotidianidad. El suicidio no está exento de ser un tema de lo
cotidiano.
En este espacio nos proponemos hacer un recorrido breve pero objetivo acerca de cómo se ha presentado
el suicidio a lo largo de las distintas épocas y corrientes literarias, repararemos en las épocas más
representativas para la literatura en donde se haya abordado de manera explícita el acto del suicidio, ya
sea como trama central de la obra o como una herramienta para matizar el carácter y decisiones de
ciertos personajes literarios.
Comenzaremos analizando la obra de Edipo Rey de Sófocles, la cual fue escrita aproximadamente en
el 429 a.C. Esta es una de las obras más conocidas y representadas a lo largo de la historia de la literatura
en dónde se nos narra la tragedia de Edipo, rey de Tebas, el cual en la búsqueda sobre su propio origen
termina derrotando a Layo, sin saber que este era su padre, y se casa entonces con Yocasta, quien era su
madre biológica. Al descubrir Yocasta su verdadera relación con Edipo, esta, abrumada por la angustia
y la vergüenza, decide suicidarse en su dormitorio. En cambio, Edipo toma una decisión distinta, él se
saca los ojos y después se exilia, pues piensa que la muerte es un acto misericordioso para él, ya que
debe cargar con el dolor por los errores que cometió.
Como podemos ver el suicidio ya se encontraba presente desde la antigüedad, en la literatura, para
autores como Homero y Sófocles el suicidio era un acto de desesperación en respuesta a circunstancias
intolerables, generalmente provocadas por los dioses. Cuando un hombre era castigado y ya no quería
continuar con dicho castigo recurría al suicidio.
En la Edad Media el tema del suicidio era raramente abordado en la literatura, puesto que, al ser un acto
condenado por la iglesia, este se limitaba a servir como ejemplo ante lo que no se debía de hacer o lo
que no estaba permitido y su representación generalmente iba acompañada del castigo divino.
No fue sino hasta el renacimiento, con la aparición de autores como Shakespeare, que el suicidio volvió
a ser un tema recurrente, ahora en las puestas escénicas y en los textos dramáticos del escritor. Hamlet,
una de sus obras mundialmente conocidas, representa los dilemas morales y las angustias que pueden
encaminar a una persona (o personaje), al borde del suicidio. “Ser o no ser”, “To be or not to be”, “Estar
o no estar”, es uno de los cuestionamientos más controversiales dentro de la obra, pues es un
cuestionamiento que resulta de meditar sobre la vida y la posibilidad de terminar con ella.
pág. 7410
Durante el Romanticismo se vislumbró por vez primera una causa y efecto sumamente palpable en el
que la literatura influía de forma directa en la sociedad, continuando con el tema del suicidio. Fue en el
siglo XIX cuando el autor Johann Wolfgang von Goethe, publica una de sus novelas más famosas, Las
cuitas del joven Werther. Esta obra literaria nos presenta el suicidio de su protagonista como una
tragedia resultada de un desamor, o bien, un amor no correspondido. Fue a partir de este momento que
una ola de suicidios entre jóvenes europeos se presentó dándole nombre a este fenómeno social como
“el efecto Werther”.
La literatura continuó explorando y experimentando el tema del suicidio en el siglo XX. Escritores
como Ernest Hemingway, Virginia Woolf, Alejandra Pizarnik, Violeta Parra, fueron algunos de los
autores que no solamente abordaban el tema del suicidio dentro de su obra, sino que además llegaron
al punto de cometer el acto. Una narrativa y poesía cargada mayormente de complejidades sociales y
psicológicas que orillaba a los personajes a escapar del sufrimiento mental que los atormentaba.
En conclusión, podemos decir que la literatura ha sufrido cambios considerables sobre su manera de
abordar y tratar dentro de los textos el tema del suicidio. La literatura como reflejo de su época y la
sociedad, también refleja la manera en cómo se ha ido pensando el suicidio a lo largo de su historia. La
literatura ha sido un espejo en el cual los seres humanos hemos reflejado estos actos de desesperación
que han orillado a los personajes, y a los seres humanos de carne y hueso a cometer dicho acto. La
reflexión ética la analizaremos más adelante.
Análisis hermenéutico ético literario
Para realizar este análisis hemos seleccionado nueve obras literarias cuyo valor histórico, variedad de
género y reconocimiento social y artístico, han sido fundamentales a lo largo de la historia de la
literatura. En todas ellas podemos vislumbrar el tema del suicidio, ya sea como eje central de la obra, o
como una acción de alguno de sus personajes.
Comenzaremos analizando la obra de Las cuitas del joven Werther. Esta obra del escritor Johann
Wolfgang von Goethe fue publicada por primera vez en 1774 y tuvo un impacto social sin precedentes
dentro de la literatura. La historia nos narra la vida del joven Werther y su llegada al pueblo de
Wahlheim, en donde se enamora de Charlotte, quien a su vez está comprometida de Albert, con quien
Werther fragua una amistad. La historia culmina con el suicidio del joven Werther, pues al no poder
pág. 7411
corresponder su amor con Charlotte, debido a que ella termina esposada de Albert, Werther descubre
que la única salida es la muerte.
Esta obra fue un hito dentro de la literatura, debido a que después de su publicación, varios jóvenes
comenzaron a cometer suicidio con base en la resolución de la novela como resultado del desamor. La
obra fue prohibida durante un tiempo en varios países de Europa, y en 1974 el sociólogo David Phillips
le acuñó el término de el efecto Werther”, que consiste en la acción por imitación después de alguna
narrativa suicida.
Esto por supuesto que nos ocupa si es que pensamos utilizar las obras literarias como reflexión en torno
al suicidio, puesto que, como podemos ver con Werther, la mímesis que experimentaron los lectores fue
llevada hasta las últimas consecuencias, lo que consideramos una seria malinterpretación del texto, pues
Goethe no dimensionó el alcance y las consecuencias de la obra.
Ahora, aplicando la teoría ética de Kant a la obra de Las cuitas del joven Werther, podemos sostener
que las acciones cometidas por el protagonista de la obra, específicamente el acto suicida, es motivado
por sus deseos individuales de no sufrir y sus fuertes emociones que está experimentando. Esto nos
indica que ha sido una decisión llevada a la acción como una consecuencia de sus estados de ánimo y
no en la razón.
Para Kant las emociones son independientes a la razón, y es esta racionalidad la que le da sus
fundamentos a la moral, por lo tanto, cuando tomamos acción con base en nuestros estados de ánimo,
estamos dejando a un lado el pensamiento crítico y racional. La acción última del joven Werther bajo
ninguna circunstancia podría convertirse en una ley universal de la naturaleza, además de atentar contra
su propia dignidad.
En conclusión, la obra de Las cuitas del joven Werther de Goethe, es una obra que muestra el suicidio
de un joven como consecuencia de un amor no correspondido, el cual nos lleva a cuestionarnos desde
una mirada ética kantiana la moralidad que existe en torno al suicidio y las decisiones que tomamos con
base en las emociones y no en la razón. Esto se puede llevar a cabo por medio de la lectura de la obra y
el análisis ético de la misma, que nos refuerza la idea de la literatura como medio pedagógico para la
reflexión de los dilemas morales dentro de la literatura, siempre y cuando lleven un buen
acompañamiento.
pág. 7412
Para continuar con esta línea de suicidios con base en el desamor, analizaremos la obra de Romeo y
Julieta de William Shakespeare, que ha sido representada y llevada al cine y la televisión en infinidad
número de veces. No existe una publicación exacta de la obra, ya que Shakespeare escribía y reescribía
los pergaminos sobre sus piezas teatrales, como tampoco existe una obra original de Romeo y Julieta,
así que utilizaremos la versión publicada por Ediciones Cátedra, de 1994 en la edición bilingüe de la
obra.
Todos conocemos la historia de Romeo y Julieta. Sin embargo, en el imaginario colectivo llega a tener
sus variaciones. Algunos creen que es una obra de amor desaforado, otros que es una historia de
desamor, y los estudiosos de Shakespeare consideran que es una obra en donde el autor ridiculiza las
acciones de Romeo como una crítica a las convenciones del amor cortés de la época.
Lo que podemos decir es que la historia trata acerca del amor de dos adolescentes cuya conclusión
termina en tragedia. Debido a las disputas entre sus dos familias, tanto Romeo, como Julieta, se ven
forzados a huir para llevar su amor a una plenitud, fuera del alcance de sus diferentes estirpes. Al darse
cuenta que esto va a ser imposible, ambos, en un último acto cegados por la desesperación y la
ignorancia, deciden suicidarse.
A diferencia de Las cuitas del joven Werther, este amor si es correspondido por ambas partes, el suicidio
no es la consecuencia de un desamor, sino la imposibilidad de estar juntos para poder llevar a cabo esa
empresa. Partiendo de este postulado, podríamos decir que es un suicidio con base en la frustración de
llevar una vida autónoma y hacer valer su dignidad activa.
Motivados por el deseo y, en este caso, el amor desaforado, como emoción humana fundamental,
podemos percatarnos que la decisión, al igual que con el joven Werther no es una decisión con base en
la racionalidad. Si Romeo hubiera esperado un poco más a que Julieta “despertara de la muerte”, no
habría bebido el veneno y hubieran podido escapar juntos, pero ante la desesperación y la angustia de
pensar que Julieta había muerto, se ve en la necesidad de mimetizar dicha acción.
Desde una perspectiva ética kantiana sucede lo mismo que en el análisis anterior, si bien el motivo
cambia, sigue siendo un motivo emocional y no un motivo racional, por lo tanto, no se puede llevar esa
decisión al plano de lo universalmente deseable, ya que viola el deber de preservar la vida, así que es
una acción inmoral por parte de ambos protagonistas. El actuar sin un enfoque racional lleva a la
pág. 7413
desgracia a estos dos adolescentes, y eso es algo que se debe reflexionar de manera puntual. La
perspectiva ética de Kant nos ayuda a darle una interpretación al texto que lo nutre para los fines
reflexivos que intentamos llevar a cabo en torno al suicidio.
Continuando con este análisis ético literario, procederemos a revisar la obra de Madame Bovary de
Flaubert y a su vez revisaremos Ana Karenina de Tolstoi, pues consideramos que el eje de ambas
narrativas es complementario para los fines de dicho análisis. Revolucionarias para su época, por la
visión femenina de ambas obras y el destino trágico de sus protagonistas, cada una, a su manera,
representa de forma excelsa el suicidio motivado por la culpa y el desprecio social.
La obra de Madame Bovary fue publicada en 1856, mientras que Anna Karenina 11 años más tarde, en
1877. Ambas aclamadas y criticadas por sus sociedades. Por una parte, la sociedad francesa y por otro
lado los rusos, respectivamente. La crítica versaba no tanto por el acto de infidelidad por parte de las
protagonistas, más bien por el género de ambas.
Madame Bovary cuenta la historia de Emma, quien, casada con Charles Bovary, descubre lo que es el
hastío y la cotidianeidad que alcanza a algunos matrimonios. En su afán por escapar de esta realidad
que la insatisface, Emma busca cumplir sus sueños y aventuras románticas de la mano de distintos
personajes a lo largo de la novela.
Anna Karenina cuenta la historia de Anna, quien se encuentra casada con un alto funcionario ruso de
nombre Alexei Alexandrovich Karenin. En su tránsito por la novela, Anna se enamora de un Conde
llamado Alexei Vronsky. Anna lucha contra las emociones y sentimientos generados por el Conde y
contra el escándalo social que conlleva una vida de adulterio.
Ambas protagonistas se suicidan al final de la obra. Primero Emma Bovary decide ingerir arsénico para
terminar con el sufrimiento que le causan las deudas económicas, la insatisfacción de sus sueños
románticos y la desilusión por fracasar en su búsqueda constante de luchar contra la monotonía. En
cambio, Anna decide arrojarse a las vías del tren al darse cuenta que las acciones que ha cometido con
Vronsky la sobrepasan, y la desesperación por la opinión pública y su aislamiento social terminan
orillándola al fatal desenlace.
A diferencia de Las cuitas del joven Werther y de Romeo y Julieta, estas obras tienen diferentes motivos
para el suicidio, si para Werther fue el desamor y para Romeo y Julieta la posibilidad de estar juntos a
pág. 7414
causa de las desavenencias familiares, aquí encontramos un par de suicidios que tienen sus causas
principalmente en la insatisfacción con la vida y en la culpa por transgredir las normas de la sociedad.
Desde un punto de vista de la ética kantiana, Madame Bovary rompe con el imperativo práctico de
Kant, pues ella no sólo ve a su esposo como medio, sino además a sus amantes en turno, pues los utiliza
para satisfacer sus deseos y anhelos amatorios. Además, como hemos visto antes, el imperativo
categórico nos obliga a revisar las acciones de los personajes para saber si cumplen o no el propósito
de convertirse en una ley universal de la naturaleza. En este caso la infidelidad podríamos considerarla
inmoral, puesto que ninguna sociedad entiende como buena práctica la mentira, y ser infiel conlleva
necesariamente ser mentiroso. Por lo tanto, Madame Bovary no sólo no actúa acorde a los imperativos,
sino que, al atentar contra su vida, atenta contra su propia dignidad.
Con Anna pasa algo muy similar, y es por eso que decidimos analizar dichas novelas a la par, pues la
trama gira en torno a la infidelidad femenina, que no solamente es condenada por los personajes
masculinos de la trama, sino que además la sociedad francesa y rusa de esa época condenaba
mordazmente la infidelidad por parte de la mujer, no así con los hombres. Ya sea infidelidad masculina
o femenina pone a la pareja en un plano de medio para alcanzar un fin y no un fin en sí mismo, por lo
tanto, en ambas narrativas podemos descubrir que ni el imperativo categórico, ni el imperativo práctico
se cumplen. Es por ello que las protagonistas al final de la obra deciden suicidarse, como una salida
fácil a los errores de su pasado. El suicidio no las exime de sus faltas inmorales, al contrario, incrementa
la falta por atentar contra su vida.
Ya que hemos analizado cuatro obras fundamentales de la literatura, tres novelas y una obra de teatro,
procederemos a analizar algunos cuentos y poemas para ampliar nuestro marco de investigación.
Comenzaremos con “El sueño de un hombre ridículode Fiódor Dostoyevski publicado por vez primera
en 1877.
Este cuento narra la historia de un hombre cuyos pensamientos lo atormentan al no encontrarle sentido
a la vida y hallarse solitario e insignificante. Ante estos pensamientos el protagonista decide que pondrá
fin a su vida con un revólver que tiene en su departamento. Mientras estas ideas de suicidio invaden su
cabeza el hombre cae dormido. En ese momento comienza a soñar con un mundo utópico, una sociedad,
si se nos permite, que podría ser considerada kantiana, pues se vivía sin maldad, engaños ni
pág. 7415
sufrimientos. Con el paso del tiempo, nuestro narrador comienza a corromper dicha sociedad, pues les
enseña a mentir, a engañar y comienzan a experimentar sentimientos como celos y desprecio por los
demás. Al darse cuenta de lo que hizo el hombre lleno de culpa por haber destruido dicha utopía se
despierta, y entonces se da cuenta que el sueño le ha otorgado una revelación, que le hace rechazar la
idea del suicidio y sentirse con un propósito para vivir, que es el de llevar dicha utopía a la realización.
Este cuento nos parece muy cercano a las ideas éticas de Kant, puesto que parte de la creencia que aquel
hombre que no vive bajo los ideales morales impuestos por la razón, generalmente no tiene motivos
para ser digno de ser feliz. A diferencia de las obras analizadas anteriormente en esta obra no hay
suicidio, solo la idea de cometerlo. La manera en que Dostoyevski narra este cuento nos pone a pensar
en una posible influencia kantiana. Un mundo utópico que existe más allá de la mentira y de los actos
egoístas por parte de la gente. Un mundo que se rige bajo ciertas leyes morales universales y que opta
por los criterios de deseabilidad colectivos. Ante esta revelación el hombre se da cuenta que está frente
a un mundo utópico, sí, pero viable, y decide que su vida irá encaminada a perseguir ese ideal de
bienestar común. Y es precisamente esta reflexión la que nos aporta una mirada a lo que pretendemos
hacer con la literatura. Acercar ese sueño que lleve a la reflexión sobre el suicidio con base en la ética
kantiana. “El sueño de un hombre ridículoserá fundamental para esta investigación.
Continuando con esta línea cuentística, pasaremos a analizar el cuento de “Suicidasdel escritor francés
Guy de Maupassant publicado aproximadamente en la década de 1880. Este cuento presenta una serie
de relatos cuyos desenlaces culminan en el comentado suicidio. Son una serie de pequeños fragmentos
de donde se deja entrever la decisión de distintos personajes por suicidarse. Esta acción, como nos dice
el autor, a veces es irracional e inexplicable, pero es una decisión que está acompañada de narrativas
misteriosas del pasado que orillan a los personajes a tomar esa terrible decisión.
Los imperativos kantianos son claros, objetivos y racionales. Cosa que según en “Los suicidasde
Maupassant ocurre todo lo contrario. La duda, la indecisión, la locura, el odio ante la vida y la
incomprensión son algunos de los factores que desatan a estos suicidas. Mostrarnos este tipo de
narrativas cortas, de voces al azar que nos expresan sus angustias, nos ayuda a discernir entre lo que es
moralmente aceptable y lo que ya hemos comentado como inmoral. El deseo de morir es irracional
cuando la dignidad nos arroja la deseabilidad de la vida en sí misma.
pág. 7416
Uno de los cuentos favoritos de nuestra selección, debido a su construcción, estructura, trama y
desenlace, es el cuento de “Una flor amarillade Julio Cortázar. Pues, a diferencia de los anteriores,
este cuento resulta ser menos literal, y más interpretativo. Atiene a la demanda de la literatura por
encontrar nuevas formas de comunicación y no deja escapar una gran sensibilidad entre sus líneas.
Un hombre en un bar, le narra a nuestro protagonista la historia de su desgracia. Al subirse una tarde a
un colectivo, se dio cuenta que había un joven que le recordaba mucho a él cuando era adolescente. Al
seguirlo hasta su casa y adentrarse en su vida, poco a poco descubre qué es una versión reencarnada de
mismo. Una especie de falla en la matrix, pues si las reencarnaciones son reales, este debía nacer
cuando el narrador muriera, y no ser contemporáneos. Con el paso del tiempo se va dando cuenta que
el pobre joven está condenado a tener la misma vida miserable que él tuvo, y sin poder hacer nada para
evitarlo, el día que el joven enferma de gravedad, el hombre del bar se ofrece a cuidarlo para asegurarse
que no viviera más de lo que debía. Pero ahí no termina la historia, a pesar de haber “asesinadoa su
yo del futuro, y tener la satisfacción de haberlo ayudado, un día, caminando por la calle, voltea a ver
una flor amarilla, una flor que le parece hermosa y que le recuerda los pequeños detalles por los que
vale la pena vivir, entonces, se arrepiente.
A pesar de no ser un suicidio convencional, el asesinar a su yo reencarnado para que no padezca los
males que él padeció, y para que no tenga la misma vida de angustias que él, podemos considerarlo
como un “asesinato hacia mismo”. Por algún momento llegó a considerarse incluso como el único
hombre mortal, ya que con él terminaba su ciclo de reencarnaciones.
Desde una perspectiva ética kantiana podemos decir que este hombre se ve a sí mismo como un medio
y no como un fin en sí mismo, por lo cual, al no poderse sentir digno de la vida, no puede reconocer la
dignidad en los demás y los utiliza como medio. Carece del imperativo práctico. Pero al asesinarse,
“asesinarse a sí mismo”, si se nos permite la expresión, está en contra de la ley natural de preservar la
especie, por lo tanto, el asesinato no corresponde con el imperativo categórico kantiano. Además, al ser
la libertad una condición de posibilidad para transformar el orden natural de las cosas, el hombre del
bar, utiliza esa libertad sin responsabilidad y sin asumir la consecuencia de sus actos, hasta que es
demasiado tarde.
pág. 7417
Culminaremos este análisis con dos poemas latinoamericanos cuya voz poética nos lleva a la reflexión
en torno al tema del suicidio como un escape de la realidad. Iniciaremos con el poema de “El suicida
de Jorge Luis Borges y culminaremos con “El despertar de Alejandra Pizarnik. Ambos escritores
argentinos contemporáneos.
Un poema, a diferencia de la novela y el cuento, se caracteriza por la potencia con la que sus palabras
pueden transmitir ideas y emociones. El poema de Borges, “el suicida”, está cargado de versos
sumamente poderosos que nos indican una despedida por parte de la voz poética. Esta despedida es una
carta, o pretende ser una carta por parte de un suicida antes de cometer el acto. En el poema podemos
leer versos como “Moriré y conmigo la sumadel intolerable universoo Borraré la acumulación del
pasadoy por último “Estoy mirando el último poniente”.
Esta voz, entre lo literal y la analogía, es la voz de un ser, un alguien que pretende llevar a cabo el acto
suicida. Esto lo muestra desde una complejidad literaria y filosófica. A pesar de que la voz en el poema
es individual, parece ser un canto generalizado, una confesión de lo humano ante el tema del suicidio.
En cambio, el poema de “El despertar de Alejandra Pizarnik, no nos habla explícitamente de un
suicidio, pero desde el título podemos interpretar que se trata de un despertar de la realidad para entrar
en otro estado metafísico. Este poema va a abordar problemáticas como la duda existencial de la voz
poética, la búsqueda de sentido y la percepción de la realidad. Una de las estrofas más literales y que
nos ayudan a comprender el sentir de la voz, es el siguiente:
¿Cómo no me suicido frente a un espejo y desaparezco para reaparecer en el mar donde un gran barco
me esperaría con las luces encendidas? (Pizarnik, 2018).
Como podemos ver, este par de poemas hablan del suicidio desde diferentes perspectivas, pero bajo el
mismo padecimiento, un padecimiento de dolor y sufrimiento ante la incomprensión de la vida en
misma. Ambos suicidios, como se presentan en el poema pueden ser enmarcados como la violación de
un deber moral de preservar la dignidad y la vida.
En la poesía no existe una reflexión tangible como en otros géneros, pues al prestarse a la interpretación,
esta puede conducir por ciertos caminos que nos alejan del texto. Es por ello, que la poesía debe de
llevarse con un buen acompañamiento para que la persona que va a interpretar el poema tenga las
herramientas necesarias de análisis.
pág. 7418
En conclusión, cada una de las obras analizadas previamente pueden llegar a coincidir con una visión
de la ética kantiana, ya sea de manera implícita o explícita. Podemos decir que la literatura nos ayuda a
ejemplificar los dilemas morales que padece el ser humano mediante la vida de los personajes, y al
auxiliarnos de una perspectiva ética como la de Kant, cada una de las obras antes mencionadas puede
ofrecer, por medio de la mímesis y de la catarsis, una serie de reflexiones morales en torno al suicidio,
no solo de los personajes, sino a la problemática social que tratamos de abordar.
La literatura como herramienta pedagógica
La literatura podemos considerarla como una herramienta que nos ha auxiliado durante muchos años
en el tema de la educación. A través de esta, hemos sido capaces de alcanzar ciertos objetivos cómo
pueden ser el desarrollo emocional, la perspectiva moral y una reflexión crítica dentro de los estudiantes.
La lectura, la escritura y el análisis de algunos textos literarios nos adentran en la experiencia de ciertos
personajes cuyas vidas reflejan como espejo la condición humana. En este punto, trataremos de abordar
algunas teorías y estudios que incentivan el uso de la literatura dentro del ámbito educativo, sobre todo
aquellos que consideran su relevancia en la formación de una perspectiva moral y en la creación de
ciertos valores fundamentales.
Desde hace muchos años, Aristóteles teorizó acerca del carácter catártico de la literatura. Para
Aristóteles, no solo la literatura, si no específicamente el drama era una solución para que los que
presenciaban algunas puestas pudieran purgar sus emociones intensas cómo la tristeza, el miedo, la
angustia, y la felicidad. Eran estas emociones complejas, las que, por medio de la vida de los personajes,
los espectadores podían sentirse identificados y además podían reír con ellos, llorar con ellos y sentir
que al terminar se hallaban nuevamente en un estado de bienestar emocional.
A través de la imitación de la acción y la experiencia emocional, el drama nos lleva a experimentar una
purificación de nuestras emociones (Aristóteles, 2016).
Este efecto catártico, cómo lo llamaba a Aristóteles, es fundamental dentro del ámbito educativo ya que
permite a los estudiantes reflexionar, comprender y confrontar esas emociones complejas que los
pueden llegar a experimentar durante su paso por la adolescencia. Al mostrarnos personajes que padecen
las mismas angustias, los mismos problemas, se están ofreciendo a los estudiantes distintas perspectivas
para que puedan identificar cómo es que estos seres que pertenecen al mundo de las letras han sabido
pág. 7419
lidiar (o no), con las situaciones adversas con las que se llegan a enfrentar. Posteriormente, ellos mismos
habrán de identificar, su lectura fue optima y reflexiva, cuáles son las emociones que los aquejan y
cómo lidiar con estas.
En cuanto a la perspectiva moral que podemos hallar dentro de la literatura, Martha Nussbaum, filósofa
estadounidense, nos ofrece algunas razones por las cuales la literatura puede ser considerada como una
herramienta pedagógica efectiva para desarrollar el carácter reflexivo ético y moral en la educación.
Cuando como lectores empatizamos con los personajes, y nos adentramos en la narrativa de sus vidas,
las circunstancias en las que viven y cómo es que estos solucionan las peripecias de la cotidianeidad,
estamos comprendiendo la experiencia humana y, a su vez, quedamos empapados de las decisiones
morales que toman los protagonistas ante tales situaciones.
Para cultivar la humanidad en el mundo actual se requieren tres habilidades: el examen crítico de uno
mismo, el ideal del ciudadano del mundo y el desarrollo de la imaginación narrativa (Nussbaum, 2005).
Otra de las virtudes que podemos rescatar de la literatura, y para nosotros es quizá la más importante,
es la de desarrollar un pensamiento crítico en los lectores. Pensar críticamente, con base en
cuestionamientos fundamentales sobre las personas, la sociedad, nuestro contexto, a través de la
narrativa, nos obliga a reestructurar la perspectiva que se nos ha ido formando a lo largo de los años. Es
este despertar crítico el que nos arroja a la integración de nuevos conocimientos, de nuevos
cuestionamientos y de una irremediable búsqueda constante de la verdad.
Cada que un texto literario se escrudiña, cada que es pasado por la lupa del pensamiento lector, este, en
su carácter de agente activo dentro del texto, intenta “deshebrarcada uno de los posibles significados
del enunciado. Es este proceso del pensamiento, y los retos que presentan los autores, los que ayudan a
manera de práctica pedagógica en el desarrollo de la comprensión lectora y, por lo tanto, en el desarrollo
cognitivo del lector.
Citando al teórico Roland Barthes: “El objetivo del trabajo literario (de la literatura como trabajo) es
hacer que el lector ya no sea un consumidor, sino un producto del texto”. Es decir, que el lector pueda
modificar su pensamiento al verse involucrado dentro de la narrativa, en un proceso activo de
interpretación, lo cual va a obligar al lector a cuestionar y analizar el texto literario, lo que irá fraguando
pág. 7420
una mirada crítica del sujeto, no solo en el ámbito de las letras, sino que se pondrá concebir el mundo
desde distintas perspectivas.
Para concluir, podemos decir que, la literatura como herramienta pedagógica en el desarrollo de los
estudiantes nos permite abogar por tres líneas fundamentales para reflexionar sobre el tema del suicidio:
1) La catarsis que se puede experimentar a través de la vida de los personajes. 2) El desarrollo moral y
la perspectiva ética que nos muestran las distintas narrativas escritas a lo largo de la historia. 3) La
formación de un pensamiento crítico que evalúa, cuestiona, argumenta y discute dentro y fuera del texto.
A partir de aquí, la relación entre la ética y la literatura será fundamental para continuar con nuestra
investigación.
Encrucijada ético - literaria
En la literatura, como hemos revisado anteriormente, podemos hallar en distintas narrativas y en
diferentes dimensiones elementos para considerarlos parte de la ética kantiana. El respeto por la
dignidad humana, la autonomía y la moral universal, nos proporcionan un marco valioso para la
reflexión moral a través de la ética en la literatura.
Utilizar a la literatura como medio para la educación, seleccionando aquellas obras que estén dotadas
de diferentes perspectivas éticas nos ayudará a cuestionarnos en torno a las mismas y poder vislumbrar
desde otros ángulos nuestra forma de ser y de actuar en el mundo. Aunado a esto, si utilizamos obras
literarias que parten de elementos morales referentes a la ética kantiana podemos reflexionar y
aprehender sus imperativos.
En cuanto al tema del suicidio, como hemos revisado en apartado de la ética kantiana, resulta ser un
acto inmoral a los ojos del prusiano. Estamos de acuerdo con esto, y debemos aclarar que nuestra
intención no es prevenirlo, ya que eso entra en el ámbito de lo contingente, pero acercar una reflexión
por medio de la literatura para que los jóvenes puedan obtener las herramientas necesarias en su
búsqueda por la formación de una identidad, una identidad ética y crítica.
Es así, que, utilizar obras literarias cuyas historias compaginen con lo que Kant reflexionó en torno a la
ética y la moral, creemos que nos podrá ayudar a modificar el pensamiento de los jóvenes con respecto
al tema del suicidio. Es una apuesta aventurada, , pero con una buena voluntad y las mejores
intenciones para que ellos puedan hallar en el texto y en los distintos procesos de lectura (pre lectura,
pág. 7421
lectura y pos lectura), un camino que los acompañe y así poder discernir a la hora de pensar en temas
tan complejos de lo humano como es el suicidio.
CONCLUSIONES
Toda literatura goza de cierta carga moral en sus distintos géneros. Al ser esta un medio de comunicación
para que los individuos puedan expresar sus deseos, pasiones, virtudes, defectos, anhelos, tristezas, etc.,
encontramos ahí muchos razonamientos que nos indican que estamos ante una expresión de “lo
humano”. Y dentro de esa distinción, podemos hallar que los personajes, en sus características
particulares, mediante las acciones que realizan dentro de su mundo, están gobernados por su propia
perspectiva ética que los hace ser quienes son.
Al analizar distintas obras literarias canónicas, hemos podido hallar de manera tanto implícita como
explícita una perspectiva ética kantiana en el desarrollo de la trama o de los personajes. Esto nos indica
que la ética kantiana está ha estado presente a lo largo de la historia de la literatura. No se necesita haber
leído a Kant para ser kantiano. Es decir, no se necesita haber conocido la teoría de la ética kantiana para
llevar a la práctica cotidiana, o narrativa, sus imperativos y vivir acorde a las propuestas éticas que nos
legó.
Leer a Kant, o leer literatura que nos ayude a encontrarlo dentro de una novela, cuento o poema, no nos
asegura que nos volveremos kantianos, pero sí podemos decir que nos ayudará a reflexionar en torno a
las propias ideas que manejaba el prusiano. Tener esta clase de herramientas para analizar nuestra propia
moral es lo que hace la diferencia a la hora de tomar decisiones día con día.
En cuanto al tema del suicidio, es menester que podamos hallar nuevas formas para acercar una
reflexión y adentrar al pensamiento crítico a los jóvenes, quienes en este momento son los más
vulnerables según los datos presentados. Que ellos puedan identificar ciertas conductas, emociones y
razonamientos basados en la ética y la literatura, será fundamental para que puedan hallar una trinchera
de pensamiento reflexivo. Dentro de la academia, la sociedad y la familia, el tema del suicidio sigue
siendo un tabú. Acercar estos espacios de reflexión pensamos que podrá tener un cambio positivo dentro
de los jóvenes de nuestra sociedad.
pág. 7422
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Aristóteles. (2016). Poética (2ª ed. J. D. García Bacca, Trad.). Programa Editorial de la Coordinación
de Humanidades Universidad Nacional Autónoma de México
Barthes, R. (2018). El placer del texto (2a ed.). Siglo XXI Editores.
Bloom, H. (1994). El canon occidental (1a ed.). Anagrama.
Borges, J. L. (2005). El suicida. En Poesía completa (1a ed.). Sudamericana.
Cassirer, E. (1944). An essay on man: An introduction to a philosophy of human culture. Yale University
Press.
Cortázar, J. (2013). Una flor amarilla. En Todos los fuegos el fuego (5a ed.). Alfaguara.
Cortina, A. (2007). Ética de la razón cordial: Educar en la ciudadanía en el siglo XXI. Ediciones Nobel.
Dostoyevski, F. (2019). El sueño de un hombre ridículo (1a ed.). Páginas de Espuma.
Eagleton, T. (2003). Una introducción a la teoría literaria (3a ed.). Fondo de Cultura Económica.
Flaubert, G. (2013). Madame Bovary (1a ed.). Penguin Clásicos.
Freire, P. (2001). Acción cultural para la libertad (2a ed.). Siglo XXI Editores.
Goethe, J. W. (2014). Las cuitas del joven Werther (1a ed.). Páginas de Espuma.
Granja Castro, D. M. (1998). La filosofía en la educación: Reflexiones sobre su enseñanza y
aprendizaje. Universidad Nacional Autónoma de México.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2024). Porcentaje de muertes por suicidio con
respecto al total de muertes violentas por entidad federativa.
https://www.inegi.org.mx/app/tabulados/interactivos/?px=Mental_07&bd=Salud
Kafka, F. (2014). La condena (1a ed.). Páginas de Espuma.
Kant, I. (2015). Fundamentación de la metafísica de las costumbres (7a ed.). Alianza Editorial.
Kant, I. (2019). Crítica de la razón pura (11a ed.). Tecnos.
Keferstein, L. (2018). Kant para el siglo XXI (1a ed.). Letrame.
Maupassant, G. de. (2011). Suicidas (1a ed.). El Acantilado.
Nussbaum, M. (2005). El cultivo de la humanidad: Una defensa clásica de la reforma de la educación
liberal. Ediciones Paidós.
Pizarnik, A. (2018). El despertar (2a ed.). Ediciones Liliputienses.
pág. 7423
Shakespeare, W. (2009). Romeo y Julieta (5a ed.). Austral.
Tolstói, L. (2012). Anna Karenina (1a ed.). Penguin Clásicos.
Referencias digitales
https://jeditulip.blogspot.com/2003_12_01_jeditulip_archive.html
https://hermosomundoliterariosek.blogspot.com/2017/04/
https://athleticgeuria.blogspot.com/2008/06/athleticeup-coloquio-sobre-el-athletic.html