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que afectan el aprendizaje: ambientales (sonido, luz, temperatura, diseño), emocionales (motivación,
persistencia, responsabilidad, estructura), sociológicos (individual, entre pares, grupal, con o sin
autoridad), físicos (percepción sensorial, alimentación, tiempo, movilidad) y psicológicos
(procesamiento analítico o global, impulsividad o reflexividad, preferencia hemisférica). Comprender
estas preferencias individuales se considera esencial para optimizar las estrategias pedagógicas y
permitir un aprendizaje más eficiente y personalizado.
El modelo de Inteligencias Múltiples de Howard Gardner (1983) redefine la inteligencia como un
conjunto de capacidades cognitivas relativamente independientes que trascienden la visión psicológica
tradicional centrada en el lenguaje y la lógica. Gardner propone la existencia de al menos ocho
inteligencias distintas en lugar de un único constructo general: lingüística, lógico-matemática, espacial,
musical, corporal-kinestésica, interpersonal, intrapersonal y naturalista. Este modelo ofrece una
perspectiva pluralista sobre las capacidades humanas y sus implicaciones para la educación, al plantear
que los individuos presentan perfiles distintivos de fortalezas y debilidades en estas inteligencias, lo
cual influye significativamente en sus métodos preferidos de aprendizaje, procesamiento de la
información y demostración de sus conocimientos.
Según el Modelo de Aprendizaje Experiencial de Kolb (1984), los estilos de aprendizaje son el resultado
de una interacción dialéctica entre la experiencia concreta y la conceptualización abstracta, que son
dimensiones de la percepción, y entre la observación reflexiva y la experimentación activa, que son
dimensiones del proceso. De esta interacción surgen cuatro estilos principales de aprendizaje:
divergente, caracterizado por la imaginación y la sensibilidad; asimilador, centrado en el razonamiento
inductivo y el desarrollo de modelos teóricos; convergente, centrado en la aplicación práctica de ideas
y la resolución de problemas; y acomodativo, caracterizado por el aprendizaje a través de la acción y la
adaptación a circunstancias particulares. Este modelo subraya la naturaleza cíclica del aprendizaje,
donde las nuevas experiencias se transforman en conocimiento a través de la reflexión, la formación de
conceptos abstractos y la experimentación activa.
El modelo Honey-Mumford de estilos de aprendizaje, derivado del trabajo de Kolb, se define como las
preferencias individuales que los estudiantes manifiestan al enfrentarse a diversas experiencias de
aprendizaje.