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La importancia de abordar este tema radica en la creciente complejidad de las redes eléctricas modernas,
que requieren herramientas avanzadas para garantizar su estabilidad y eficiencia. En un entorno donde
la integración de energías renovables y la optimización del rendimiento son cruciales, entender las
capacidades de estas herramientas se convierte en una necesidad para los ingenieros enfocados en
realizar estudios y simulaciones de los sistemas eléctricos. La incorporación masiva de energías
renovables, especialmente eólica y solar, ha modificado sustancialmente los requerimientos de
simulación. A diferencia de las plantas convencionales, estas fuentes presentan variabilidad,
intermitencia y menor inercia, lo que obliga a realizar simulaciones dinámicas más detalladas para
evaluar la estabilidad de frecuencia y tensión (Ackermann, 2005) (Hatziargyriou, 2014). Las
herramientas de simulación han debido incorporar modelos específicos de inversores, seguimiento del
punto de máxima potencia (MPPT), sistemas de almacenamiento y controles de planta virtual. ETAP y
PowerFactory han respondido a esta necesidad incorporando módulos dedicados, como los modelos
WECC o IEC 61400 para turbinas eólicas, y simulaciones EMT (transitorios electromagnéticos) para
evaluar armónicos y resonancias en sistemas FV (solar fotovoltaico).
La revisión de estudios previos revela que la simulación en ingeniería eléctrica ha sido objeto de
numerosas investigaciones. Por ejemplo, (Abdi, 2024) analizan el uso de ETAP en el modelado de
sistemas eléctricos, destacando sus aplicaciones en el análisis de estabilidad y flujo de carga. Por otro
lado, (Victor Astapov, 2018) resalta las capacidades del entorno de simulación de DIgSILENT,
enfocándose en su versatilidad para abordar distintos escenarios. Sin embargo, la literatura actual carece
de un análisis comparativo que permita evaluar de manera efectiva las aplicaciones específicas de cada
herramienta en casos reales.
Hace 30 años, los programas eran mayormente de línea de comandos, con interfaces limitadas y sin
capacidades gráficas avanzadas. Las simulaciones estaban restringidas por la potencia de cómputo, y
los modelos utilizados eran simplificados, con escasa representación de fenómenos transitorios o
controladores complejos (J. Duncan Glover, 2012). En contraste, las herramientas actuales como ETAP
22 o PowerFactory 2024 ofrecen interfases graficas avanzadas y amigables, bibliotecas extensas de
componentes eléctricos con parámetros ajustables, modelado dinámico avanzado, incluyendo energías
renovables, almacenamiento y micro redes, simulación en tiempo real y análisis probabilístico.