DESARROLLO DE HABILIDADES SOCIALES
A TRAVÉS DE LA TUTORÍA PARA EL
FORTALECIMIENTO DE LA RED DE
CONTACTOS EN UNIVERSITARIOS
DEVELOPING SOCIAL SKILLS THROUGH MENTORING
TO STRENGTHEN UNIVERSITY STUDENTS' NETWORKS
Lidia Vital Cedillo
Universidad Nacional Autónoma de México
Pablo Roberto Alcántara Reyes
Universidad Nacional Autónoma de México
Ignacio Rivera Cruz
Universidad Nacional Autónoma de México
pág. 10132
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.18701
Desarrollo de Habilidades Sociales a través de la Tutoría para el
Fortalecimiento de la Red de Contactos en Universitarios
Lidia Vital Cedillo1
asesoria.lidia@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-5407-3117
Departamento de Ciencias Administrativas
Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán
Universidad Nacional Autónoma de México
Pablo Roberto Alcántara Reyes
pablo.alcantara.007@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-5384-1570
Departamento de Ciencias Administrativas
Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán
Universidad Nacional Autónoma de México
Ignacio Rivera Cruz
river@unam.mx
https://orcid.org/0009-0004-9869-6962
Departamento de Ciencias Administrativas
Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán
Universidad Nacional Autónoma de México
RESUMEN
Actualmente las personas han modificado la forma en que desarrollan sus habilidades sociales para vivir
en el mundo resultante de eventos significativos socialmente, como la cuarta revolución industrial, que
dentro de su auge ha propiciado el uso excesivo de la tecnología y con ello el aumento del
individualismo en actividades cotidianas y en el ámbito laboral. Limitando el fortalecimiento de una
red de contactos que de forma social sirve al estudiante universitario como una herramienta que le
permite acceder a una mayor cantidad de posibles oportunidades laborales que pueden surgir dentro de
un sistema intencionado de relaciones de carácter académico y profesional, el cual se puede crear con
base en la comprensión del valor de relacionarse socialmente de forma positiva con personas que
coinciden en valores y objetivos profesionales. Este trabajo aborda de forma reflexiva la importancia
que tiene para el estudiante universitario disponer de una red de contactos fortalecida que le brinde la
oportunidad de estar en contacto bajo un esquema de vínculo positivo con personas que tienen la
intención de ejercer actividades profesionales con bases académicas similares, y que dentro del ámbito
laboral pueden representar una fuente de oportunidad laboral en un corto, mediano o largo plazo.
Palabras clave: habilidades sociales, red de contactos, tutoría, formación integral, estudiante
universitario
1
Autor principal
Correspondencia: asesoria.lidia@gmail.com
pág. 10133
Developing Social Skills through Mentoring to Strengthen University
Students' Networks
ABSTRACT
Currently, people have modified the way they develop their social skills to live in a world resulting from
socially significant events, such as the Fourth Industrial Revolution, which, within its boom, has
fostered the excessive use of technology and, with it, the increase in individualism in daily activities
and in the workplace. This limits the strengthening of a network of social contacts that serves university
students as a tool that allows them to access a greater number of potential job opportunities that may
arise within an intentional system of academic and professional relationships, which can be created
based on an understanding of the value of positive social relationships with people who share values
and professional goals. This work thoughtfully addresses the importance for university students of
having a strengthened network of contacts that provides them with the opportunity to stay in touch,
under a positive bond, with people who intend to pursue professional activities with similar academic
foundations, and who, within the workplace, can represent a source of job opportunities in the short,
medium, or long term.
Keywords: social skills, networking, mentoring, comprehensive training, university student
Artículo recibido 05 mayo 2025
Aceptado para publicación: 09 junio 2025
pág. 10134
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo es un llamado académico hacia la participación social a través de la tutoría que busca
sumar esfuerzos en consolidar la formación integral del estudiante universitario en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) al presentar una breve pero significativa reflexión sobre la
utilidad que tienen las habilidades sociales para el estudiante universitario dentro de su transición a
líder. Con el objetivo principal de compartir información que incite dentro del ámbito académico a
generar propuestas que concienticen al estudiante universitario sobre el valor que tiene dentro de su
trayectoria profesional el crear una red de contactos fortalecida con base en el trabajo en equipo desde
su paso por la UNAM como estudiante. De manera que se propicie una alternativa que pueda contribuir
en atender una problemática latente que se puede identificar como “estudiantes con dificultades para
establecer relaciones interpersonales de valor”. La problemática puede ser originada por el
individualismo estudiantil proveniente del uso excesivo de la tecnología que han causado los avances
tecnológicos dentro de los últimos periodos de tiempo en todo el mundo, donde México no es la
excepción. Proponiendo como alternativa la aplicación de un esquema que contrarreste el
individualismo estudiantil fomentando el trabajo en equipo como vínculo positivo interpersonal entre
los recursos humanos que son los estudiantes y académicos por medio de un cúmulo de habilidades
sociales que sirve como herramienta clave para la creación y fortalecimiento de relaciones positivas y
efectivas. Con la intención de que esta herramienta sea empleada para desarrollar una red de contactos
que se muestre como equiparable a una especie de networking estudiantil; comprendiendo a éste como
una adaptación dirigida a un contexto estudiantil del anglicismo que se refiere al “proceso de crear o
ampliar una red de relaciones y contactos con fines profesionales y de negocios(Muñoz y Llamas,
2009); que favorezca al estudiante universitario, impulsando su voluntad e ímpetu por continuar en su
crecimiento profesional para consolidar su formación integral como estudiante al mostrarse como un
líder que comprende la relevancia de robustecer su conocimiento en el repertorio de habilidades sociales
que puede desarrollar para lograr un acercamiento a fuentes potenciales de oportunidades laborales y
académicas a través de una red de contactos creada mediante su entorno inmediato durante el periodo
en el que se concretan sus estudios de licenciatura.
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Participando así, en la acción social universitaria que busca direccionar esfuerzos para habilitar a la
tutoría como la acción vinculante que brinda, entre otros, las herramientas que forjan parte de la
formación integral del universitario, por medio de enriquecer su educación, considerando a ésta como
“el gran factor de cambio”; y complementar “el gran mecanismo de transformación social” que es la
enseñanza, posibilitando un aprovechamiento escolar satisfactorio que conlleve hacia la consolidación
de líderes que puedan atender intereses que la sociedad demande.
DESARROLLO
Cuarta revolución industrial y el individualismo estudiantil
En el mundo de forma constante ocurren eventos significativos socialmente que cambian la forma en
que las personas realizan las actividades cotidianas y labores. La cuarta revolución industrial o industria
4.0 es un evento que ha quedado marcado en la historia como un “proceso histórico transformador” que
se caracteriza por la “transición hacia nuevos sistemas que están construidos sobre la infraestructura de
la revolución digital (anterior)” o tercera revolución industrial (Schwab, 2016). La industria 4.0 se
define como: “la revolución que genera un mundo en el que los sistemas de fabricación virtuales y
físicos cooperan entre de una manera flexible a nivel global" (Schwab, 2016; citado por UAM, 2021).
De acuerdo con Echeverría y Martínez (2018) uno de los retos que enfrenta la educación superior es
responder a “la necesidad de mejorar las competencias” de las personas a “lo largo y ancho de sus
vidas”. La industria 4.0 en sus inicios generó cambios que se identificaban como solamente
tecnológicos, sin embargo, con el tiempo se logró visualizar que también ha tenido un fuerte impacto
en la educación tanto de manera positiva como negativa, por ejemplo, de forma positiva ha permitido
estudiar a distancia en aulas virtuales; mientras que, de manera negativa ha cambiado la conducta de
las personas socialmente, en ámbitos como el laboral (profesores) y estudiantil (estudiantes) (Colombia
Aprende, 2022). En Latinoamérica, de acuerdo con un estudio realizado por Instituto Panamericano de
Investigación para las Relaciones Exitosas e Inteligentes (IPIREI), ocho de cada diez personas adultas
tienen problemas de funcionalidad afectando su vida cotidiana dentro de sus relaciones como las
personales y las laborales debido a complicaciones con la gestión emocional y el uso excesivo de la
tecnología, causando entre otros, afecciones en el desarrollo de las habilidades sociales y procesos
mentales, aumento en el individualismo y ambientes de superficialidad con poca cohesión en sociedad
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y conflictos interpersonales creando “un mundo de individualismo” que origina que los “problemas de
depresión y ansiedad aumenten de manera considerable” (El Universal, 2018), por lo que los estudiantes
pueden presentar, en caso de estar dentro de la estadística (ocho de cada diez adultos), cierto grado de
individualismo estudiantil. Evidenciando una necesidad vigente que debe ser atendida, y que puede
iniciar con un enfoque que contemple el hecho en el cual los estudiantes universitarios puedan tener
acceso a acciones vinculantes que les otorguen la disposición de conocimientos sobre las habilidades
sociales y cómo desarrollarlas, para que puedan fortalecer relaciones personales y laborales funcionales,
erradicando, en medida de lo posible, el individualismo estudiantil.
El ser humano y las habilidades sociales
El ser humano desde su existencia tiene relación directa con la naturaleza (Lugo et al., 2015). Desde el
origen de la humanidad las habilidades sociales se han presentado como parte fundamental del ser
humano para llevar a cabo actividades elementales en su vida tanto para sobrevivir como para
organizarse y desarrollar su evolución hasta la complejidad que lo caracteriza en la actualidad. Es decir,
las habilidades sociales han sido utilizadas en escenarios desde sociedades prehistóricas donde
fortalecían su trabajo conjunto para centrar esfuerzos en la defensa ante posibles depredadores, la
recolección de frutos y semillas, y la caza de animales; hasta las complejas estructuras grupales
formadas hoy en día. Evidenciando lo fundamental que son las habilidades sociales dentro de las
relaciones entre individuos pertenecientes a una sociedad, ya que las relaciones sociales son
fundamentales en el comportamiento humano” (Dunbar, 1996, Gómez, 2024). El comportamiento
interpersonal, de acuerdo con Peñafiel y Serrano (2010), es importante para desarrollar interacciones
en la vida en términos sociales, culturales y económicos. La habilidad para iniciar y mantener
interacciones sociales positivas con otras personas es crucial para el desarrollo personal, laboral y
académico. Las interacciones sociales proporcionan oportunidades, entre éstas, la de “aprender y
efectuar habilidades sociales que pueden influir de forma crítica en su posterior adaptación social,
emocional y académica”. Asimismo Peñafiel y Serrano (2010) citan a 1) Rinn y Marke (1979) quienes
indican que las habilidades sociales se pueden comprender como “un repertorio de comportamientos
verbales y no verbales” a través de los cuales “incluyen respuestas de otros individuos en el contexto
interpersonal”; y a 2) Combs y Slaby (1977) quienes definen a las habilidades sociales como “la
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capacidad de interactuar con los demás en un contexto social dado en un modo determinado” que es
socialmente validado como bueno y aceptado, que beneficia a ambas partes de la interacción. Lo
anterior, permite aludir que las habilidades sociales difieren entre una persona y otra en términos de
habilidad y cantidad de habilidades, es decir, una habilidad puede comprenderse como un grado de
posesión o no de una destreza específica, mientras que las habilidades sociales se refieren a un grado
de posesión o no de varias destrezas específicas en conjunto. Existen diferentes tipos de habilidades
sociales, según su tipología es la forma en que puede clasificarse (Cuadro 1), las cuales pueden aplicarse
en conjunto de acuerdo con lo que se presente como requerido dentro de la interacción, y la complejidad
del vínculo que se pretenda establecer en cada una de las relaciones involucradas dentro de la
cotidianidad de la vida misma, ya que crear relaciones de valor es crucial para el crecimiento personal
de los individuos, favoreciendo el desarrollo de una convivencia plena y satisfactoria.
Cuadro 1 Habilidades sociales según su tipología
Habilidades sociales básicas
Habilidades sociales avanzadas
Habilidades relacionadas con los
sentimientos
Escuchar.
Iniciar una conversación.
Mantener una conversación.
Formular una pregunta.
Dar las gracias.
Presentarse.
Presentar a otras personas.
Hacer un elogio.
Pedir ayuda.
Participar.
Dar instrucciones.
Seguir instrucciones.
Disculparse.
Convencer a los demás.
Conocer los propios sentimientos.
Expresar sentimientos.
Conocer los sentimientos de los
demás. Enfrentarse al enfado de
otro.
Expresar afecto.
Resolver el miedo.
Autorrecompensarse.
Habilidades alternativas a la
agresión
Habilidades para hacer frente
al estrés
Habilidades de planificación
Pedir permiso.
Compartir algo.
Ayudar a los demás.
Negociar.
Empezar el autocontrol.
Defender los propios derechos.
Responder a las bromas.
Evitar los problemas con los
demás.
No entrar en peleas.
Formular una queja.
Responder a una queja.
Demostrar deportividad
después de un juego.
Resolver la vergüenza.
Arreglárselas cuando te dejan de
lado.
Defender a un amigo.
Responder a la persuasión.
Responder al fracaso.
Enfrentarse a los mensajes
contradictorios.
Responder a una acusación.
Prepararse para una
conversación difícil.
Hacer frente a las presiones del
grupo.
Tomar decisiones realistas.
Discernir sobre la causa de un
problema.
Establecer un objetivo.
Determinar las propias habilidades.
Recoger información.
Resolver los problemas según su
importancia.
Tomar una decisión eficaz.
Concentrarse en una tarea.
Fuente: Adaptación propia con base en Goldstein (1980) citados por Peñafiel y Serrano (2010), p. 15.
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Afecciones en las habilidades sociales ligadas a las emociones y a los pensamientos
Las habilidades sociales pueden presentar afecciones a causa de emociones y de pensamientos que
limiten el desarrollo de ésta. Las emociones, es un concepto que se refiera a aquello que experimenta
cada ser humano como “reacción adaptativa” en respuesta a aquel estímulo importante que se interpreta
como un fenómeno que, desde el punto de vista fisiológico y psicológico, se expresa y se manifiesta
bajo un esquema conductual, perceptual y consciente (Ekman, 2017; Gómez, 2025). Por otra parte, los
pensamientos se comprenden como las “operaciones intelectuales” que permiten a las personas
“procesar y organizar información”, que van desde representaciones mentales como lo son las ideas
hasta actividades mentales como recordar, aprender y tomar decisiones.
Es decir, los pensamientos son el resultado productivo de elaboración mental que se suscitan voluntaria
o involuntariamente, “a partir de una orden racional o un estímulo externo” respectivamente (De Bono,
1994; Gómez, 2024).
Las afecciones en las habilidades sociales que repercuten directamente en las relaciones sociales y que
se encuentran ligadas a las emociones y a los pensamientos se han vinculado con ciertas dificultades
asociadas con la gestión emocional, autoestima, autopercepción, trastornos psicológicos y psiquiátricos
(Cuadro 2).
Cuadro 2 Principales afecciones a las habilidades sociales ligadas a las emociones y a los pensamientos
Afecciones ligadas a las emociones
Trastorno de ansiedad
Miedo a ser rechazado o juzgado por la sociedad.
Transtorno depresión
Apatía y baja motivación para generar interacción social.
Enojo, ira, impulsividad
Reacciones fuertes, explosivas o agresivas que dañan relaciones entre
individuos.
Fobia social
Aversión a la convivencia social.
Afecciones ligadas a los pensamientos
Trastornos del espectro autista
Dificultades para interactuar socialmente
Problemas de autoestima
Sentimiento de insuficiencia “sentir que no merece”
Trastorno de personalidad
Personalidad evitativa, dependiente o antisocial
Distorsiones cognitivas
Pensamientos negativos automáticos
Fuente: Elaboración propia con base en Baron (2001), Goleman (2006), Caballo (2007), APA (2014) y Beck (2020).
Debido a que, si un individuo carece de un fortalecido desarrollo de habilidades que le permita, en
sociedad, gestionar positivamente sus pensamientos, emociones y sentimientos, y con ello, consolidar
saludablemente su autoestima y su autopercepción limitando la oportunidad de aparición de trastornos
tanto psicológicos como psiquiátricos; puede presentar problemas serios, que en caso de no tratarlos,
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estarían ocasionando consecuencias serias con impacto directo en tres de las principales aristas de su
vida: personal, profesional y académica (Cuadro 3).
Cuadro 3 Principales problemas generados en los individuos por ausencia de habilidades sociales
fortalecidas
Vida personal
1
Relaciones inestables y/o
conflictivas
Situaciones difíciles con su círculo cercano inmediato como lo pueden
ser familiares, pareja o amistades. Problemas generados a causa de
“irritabilidad, retraimiento, dependencia emocional o falta de
empatía”.
2
Aislamiento social y/o apatía
social
Tendencia a evitar todo tipo de interacciones sociales principalmente
por cuadros de “ansiedad, vergüenza o baja autoestima”, lo que
propicia un direccionamiento hacia la soledad creando una especie de
vacío emocional y puede empeorar el malestar sentimental.
3
Trastornos de salud física
Afecciones y/o dolores psicosomáticos*, fatiga crónica, e incluso
enfermedades cardiovasculares asociadas al estrés y ansiedad mal
gestionados, sin dejar de lado el insomnio y altos niveles de cortisol en
la sangre.
4
Conductas de riesgo
Tendencias adictivas, “aumento en el consumo de sustancias, la
autolesión o incluso el riesgo de suicidio si no se interviene
oportunamente”.
Vida profesional
1
Bajo rendimiento y/o baja
productividad
Problemas de concentración, dificultad para tomar decisiones o
cumplir metas debido a trastornos de ansiedad o depresión que no han
sido tratados.
2
Generación de un mal clima
laboral
Dificultades dentro de sus sistemas de comunicación, situaciones
constantes de conflicto con colegas o jefes. Se identifica una
incapacidad para trabajar en equipo y mal autocontrol emocional.
3
Limitaciones profesionales y/o
estancamiento profesional
Desconfianza para asumir y concretar exitosamente nuevos retos, ideas
o desafíos profesionales. Carencia de interés y capacidad para
desarrollar crecimiento o movilidad laboral.
Vida académica
1
Desmotivación y/o bajo
desempeño académico
Bloqueo mental que limita la oportunidad de estudiar con plenitud, que
se potencializa con la aparición de pensamientos de insuficiencia y
negativos automáticos ante el intento de estudiar.
2
Deserción y/o abandono
académico
Deserción académica “por la falta de intención o incapacidad de
manejar la presión, el estrés o la falta de conexión con el entorno
educativo de manera positiva”.
3
Problemas de integración
académica
Dificultad para crear amistades, limitantes para participar como
integrantes voluntarios en grupos, falta de habilidades para
comunicarse efectivamente con compañeros y con profesores, lo que
limita la experiencia educativa integral.
*Dolor psicosomático: es el dolor que se relaciona con la palabra psicosomática que es la construcción
conceptual de lo referente a la “psique”, que significa mente y al “soma”, que significa cuerpo. También es
conocido como “dolor psicógeno o trastornos de dolor causados por estrés psicológico o ansiedad” y se
caracteriza por dolor crónico en más de un área y dura de meses a años (Delgado, 2018).
Fuente: Elaboración propia con base en Branden (1994), Goleman (2006), Caballo (2007), Beck (2011), APA (2014) y Beck
(2020).
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Desde su origen, el ser humano ha participado activamente dentro del desarrollo de comunidades enteras
hacia lo que se conoce hoy en día como civilizaciones. Para realizar la concreción de estos desafíos, se
tiene entre los pilares fundamentales conocidos (que estructuraron vertebralmente su progreso): a la
organización y a la creación, traducción y transferencia de conocimiento (Nonaka, 1994); con lo cual
se dio lugar a una forma heredada de relacionarse y entender el mundo, en forma de tradición, y a una
manera de consolidar a la innovación como novedad cotidiana generada por la presencia de una
acelerada cercanía con “ la tecnología avanzada, que poco a poco se fue acercando tanto al ser humano
que ahora se encuentra al alcance de su mano”, fomentando lo que “en la era moderna” se muestra como
una necesidad de tener contacto tecnológico para expresar las competencias referidas a la comunicación,
empatía, manejo y resolución de conflictos bajo un esquema más limitado de interacción social que
anteriormente, en otras épocas no se había suscitado. Por ende, parte de la labor asociada con la
integración de conocimiento dirigido hacia el desarrollo de habilidades sociales, debe estar centrado en
un enfoque que tenga intención de estimular y activar en los individuos aquello que les permita
identificar y seleccionar una o más formas de crear una motivación al logro, donde se visualice al
desarrollo de habilidades sociales como ese objetivo por conseguir desde una perspectiva
emocionalmente inteligente que los impulse hacia el éxito personal, profesional y académico (Goleman,
1995:2006; Padrón et al., 2010; Morán et al., 2016).
Red de contactos en universitarios e inteligencia emocional
Para Requena (1989) la palabra red se ha utilizado para referirse a “una serie compleja de interrelaciones
dentro de un sistema social”, por lo que “red de relaciones sociales” o red de contactos se enfoca como
concepto al conjunto de relaciones interpersonales entre “las personas implicadas en una sociedad”. La
importancia en la red de contactos en el ámbito laboral surge del hecho de que puede ser una herramienta
útil para tener acceso a la mayor cantidad de posiciones laborales mediante un contacto directo sin
filtros previos a la posición. En el ámbito académico y específicamente en el estudiantil, tener una red
de contactos puede servir como esquema previo de trabajo para alimentar una red de contactos laboral.
Para los estudiantes universitarios comprender el valor de relacionarse socialmente de forma positiva
con otros estudiantes y académicos por medio de actividades que conlleven al trabajo en equipo puede
consolidar un vínculo positivo que puede escalarse posteriormente en una estrategia que de forma
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implícita tenga la intención de acceder a un esquema mayor de oportunidades laborales. Involucrando
al estudiante en un contexto de cambio en niveles de interacción, es decir, buscando aumentar el número
de interacciones fructíferas a través del trabajo en equipo con sus alternos y de modo que se pueda
desarrollar una red de contactos estudiantil que trascienda en un mediano o largo plazo a una red de
contactos laboral. Para ello, es importante poder reconocer al cambio como parte de la vida cotidiana y
como, en palabras del filósofo griego Heráclito: “la única constante a través del tiempo”. Puesto que, el
cambio, es un concepto crucial que debe ser comprendido para realizar toda actividad planeada asociada
con la búsqueda del desarrollo y/o fortalecimiento de las habilidades sociales. Identificando como: 1)
estado actual: a aquel momento en el que no se dispone de habilidades sociales desarrolladas y/o
fortalecidas, ocasionando tener una red de contactos no enriquecida; así como 2) estado deseado: a aquel
momento en el cual ya se dispone de una red de contactos fortalecida como resultante de tener
habilidades sociales desarrolladas y/o fortalecidas; y por último al propio 3) cambio: como aquella(s)
actividad(es) que dio o que dieron lugar al hecho de concebir el estado deseado a partir del estado actual
(Figura 1).
Ante una oportunidad de cambio, se tienen dos decisiones directas por tomar:
a) la aceptación: que sucede cuando se realiza la implementación del cambio principalmente por
compromiso, convicción o por resignación; o
b) la resistencia: que es una negación o confrontación con el proceso que se está modificando. Sin
embargo, lo usual es que exista como punto de partida para realizar un cambio el punto donde se sitúa
la negación, que es la primera de las cuatro fases que comprende el ciclo del cambio que poco a poco
va avanzando hacia la resistencia y la experimentación para consolidarse en compromiso o sufrir un
retroceso hacia nuevamente el punto de la resistencia (Mirabal, 2003).
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Figura 1 El cambio y sus fases
RESISTENCIA
EXPERIMENTACIÓN
RESISTENCIA
NEGACIÓN
Ciclo de cambio
COMPROMISO
1
2
34
NIVEL DE CAMBIO
FASE DEL CAMBIO
Fuente: Elaboración propia con base en Mirabal (2003); Robbins (2009); Simmel et al. (2010); Alvarado-Ruiz (2017).
Lo anterior, dependerá totalmente de la gestión con la que se realice el cambio y la inteligencia
emocional que se encuentre involucrada y sea empleada de manera favorable para posibilitar el cambio
(Mirabal, 2003; Robbins, 2009; Simmel et al, 2010; Alvarado-Ruiz, 2017). La inteligencia emocional
es un factor clave que se encuentra relacionado tanto con la persona que promueve o busca incitar el
cambio, como con la persona que ejecutará dicho cambio. Para Goleman (1995:2006) la inteligencia
emocional es la aplicación conjunta de diversas inteligencias que son distintas e independientes entre sí
pero que se relacionan (intrapersonales e interpersonales), donde cada una de las inteligencias se define
como una capacidad para resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más
cultura (Gardner, 2005). Dichas inteligencias son susceptibles de ser desarrolladas en función del medio
ambiente, experiencias, educación recibida, sin dejar de lado el componente genético y no como algo
unitario que agrupe diversas capacidades específicas (Herrera-Zamorano, 2024); de tal forma que la
inteligencia emocional se define como la “capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos,
sentimientos de los demás, motivarnos y dejar adecuadamente las relaciones con los demás y con
nosotros mismos” (Goleman, 1995:2006).
pág. 10143
Tener desarrollado un nivel adecuado de inteligencia emocional que permita conquistar desafíos como
lo pueden ser los procesos de cambio asociados con la intención de fortalecer las habilidades sociales
en los individuos es vital para favorecer el escenario donde, como se expresó en párrafos anteriores, se
busca mejorar la forma en que las personas pueden:
“…relacionarse socialmente de forma positiva con otros estudiantes y académicos por medio
de actividades que conlleven al trabajo en equipo puede consolidar un vínculo positivo que
puede escalarse posteriormente en una estrategia que de forma implícita tenga la intención de
acceder a un esquema mayor de oportunidades laborales…”.
Evidenciando que tener conocimiento sobre la gestión de las motivaciones (Maslow, 1998; Quintero,
2007), las emociones (Ekman, 2017) y demás temas adyacentes a la psique, son necesidades que los
estudiantes requieren como parte de su educación que deben ser abordados dentro de la enseñanza para
generar la inteligencia que facilite el desarrollo de habilidades sociales que direccione esfuerzos para
llevar satisfactoriamente a cabo el proceso de cambio enfocado en consolidar una red de contactos
fortalecida; ya que dichas habilidades una vez adquiridas pueden perfeccionarse a lo largo de la vida
mediante la interacción con el entorno y las experiencias personales, debido a su estrecha relación con
la inteligencia emocional, la cual influye en la capacidad de la que dispone cada persona para gestionar
sus pensamientos, emociones y sentimientos de manera eficaz con su propia persona y su entorno. Por
ende, es requerido afirmar que las habilidades sociales se colocan como un punto importante en la vida
de las personas, puesto que han sido, son y seguirán siendo “un componente esencial en la evolución,
funcionamiento y proyección del rumbo de cada persona dentro de las sociedades humanas”, donde
adaptarse y desarrollarse son respuestas que pueden obtenerse ante los procesos de cambio que se
suscitan entre las dinámicas sociales y culturales, que con la aparición de la tecnología se han vuelto
más complejas desde perspectivas que se encuentran vinculadas con la empatía, negociación,
comunicación interpersonal y construcción de diversos tipos de networking (Elias, 2000; Muñoz y
Llamas, 2009; Turkle, 2011)
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La tutoría como acción vinculante que contribuye en la transición del estudiante universitario a
líder
Un líder se define por su capacidad de comprender qué debe hacer y qué no debe hacer, de forma
consciente, en las diversas situaciones que se le presentan, en ocasiones, al mismo tiempo (Goleman,
2015). El estudiante de licenciatura, durante su formación dentro de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) tiene acceso a su “Programa de tutoría que constituye parte de una estrategia
institucional para potencializar el desempeño académico del alumnado tanto de bachillerato como de
licenciatura(Gaceta UNAM, 2013; SIT, 2024; citados por Herrera-Zamorano, 2024). El programa se
puede interpretar como un conjunto de acciones que deben ser realizadas bajo esquemas de lugares,
tiempos y recursos determinados que conduzcan al cumplimiento de objetivos preestablecidos (Núñez-
Arteaga, 2008). La tutoría dentro de la UNAM se identifica como una acción vinculante dado que “su
objetivo es brindar recursos, herramientas y estrategias a los estudiantes para alcanzar un desarrollo
integral suficiente a fin de optimizar las condiciones para un aprovechamiento escolar satisfactorio”
(Ávila-Barrera, 2023; citada en SIT, 2024). Parte del compromiso que tiene la UNAM con el país se
centra en “formar jóvenes líderes que puedan transformar gradualmente a México”, lo cual además de
ser retador, requiere de trabajo en equipo y de una red de contactos fortalecida que vincule de forma
positiva toda la transición del estudiante a líder (Solís, 2016) (Figura 2). De forma consciente un
estudiante universitario que busca concretarse como líder debe tener presente que dentro de dicha
transición, como primer punto, parte de sus esfuerzos estarán enfocados en aprovechar de la mejor
forma los recursos y las herramientas que se encuentren a su disposición bajo una estrategia centrada
en el desarrollo de las habilidades sociales para que éstas, le permitan relacionarse a través de vínculos
positivos con compañeros estudiantes y académicos para crear una red de contactos fortalecida que
sirva como potencial fuente de posibles oportunidades profesionales y laborales. En otros términos, el
estudiante universitario debe desarrollar la capacidad (de forma inicial, para que después se consolide
como hábito), de comprender que dentro de su periodo como estudiante en la UNAM debe direccionar
parte de sus esfuerzos en forjar una red de contactos que pueda ser alimentada y fortalecida respecto al
tiempo (largo plazo) de positiva con trabajo en equipo como vinculo positivo interpersonal en cada una
de sus actividades académicas como estudiante semestre tras semestre, para que, de esta manera se
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limite la posibilidad de no encontrar personas con quien coincidir en valores y objetivos profesionales
a un nivel estudiantil, y a la vez, se limite por igual de forma proyectada, la posibilidad de no encontrar,
posteriormente a un nivel de liderazgo empresarial, con quien coincidir como contacto dentro del
mercado laboral.
Figura 2 Contribución de la tutoría en la transición del estudiante universitario a líder
Fuente: Elaboración propia con base en Solís (2016), Gaceta UNAM (2013) y SIT (2024), citados Herrera-Zamorano (2024).
Puesto que estar presente durante un par de años en un lugar como la UNAM y no crear un
networking”, sería algo lamentable para la formación integral y para la trayectoria profesional de
cualquier estudiante universitario en un corto y mediano plazo. Como segundo punto el estudiante
universitario tiene que identificar como 1) recursos, dentro de su transición a líder, a sus compañeros,
profesores y cualquier otra persona con las que pueda interactuar dentro del esquema académico que
ofrece la UNAM (conferencistas, tutores, asesores, investigadores, etc.), 2) como herramientas a todas
aquellas habilidades sociales que le permitan desarrollar relaciones interpersonales de valor, que
participen en su construcción como líder y en los siguientes peldaños de su trayectoria académica y
profesional, ya que, ser un estudiante excelente, no implica ser individualista; y como 3) vínculo
positivo interpersonal al trabajo en equipo, el cual requiere, entre otros, la capacidad de comunicarse de
forma asertiva, por ende, entre más se practique la comunicación a través de cada interacción, mejor se
puede desarrollar dicha capacidad en el estudiante, a tal grado que pueda convertirse en una fortaleza
dentro de su perfil profesiográfico y ésta a su vez, le permita posibilitar la oportunidad de generar
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mejores canales de comunicación, consolidándose finalmente como una característica más que lo señale
como líder.
La enseñanza: el gran mecanismo de trasformación social y la educación: el gran factor de cambio
Dentro de estudios realizados en los últimos años, se ha evidenciado el impacto positivo que ha reflejado
disponer de un esquema dirigido de tutoría en la formación integral de los estudiantes universitarios, ya
que es destacable la contribución y el significado que éste otorga al desarrollo estudiantil sobre todo el
referido al apoyo encausado hacia la formación de un criterio que les permita tomar decisiones asertivas
a través de una gestión emocional favorable (López et al., 2023). De esta manera se logra adquirir y
desarrollar habilidades sociales que fomenten una participación con base en el trabajo colaborativo y
que habilite un perfil que pueda tener acceso a una serie de oportunidades profesionales de interés para
el estudiante universitario (Angulo et al., 2021). Esta tutoría integral es efectiva para “la mejora del
rendimiento académico y la reducción de la deserción estudiantil”; debido a que “la identificación
temprana de dificultades académicas y personales” a través de implementar estrategias que buscan
intervenir de manera oportuna, es una contribución que brinda la tutoría institucional; lo que de manera
traducida se reconoce por medio de los valores que indican “una mayor retención estudiantil y en la
mejora de los indicadores de calidad educativa” (Sánchez, 2021; Angulo et al., 2021; Sánchez, 2025).
Las estrategias con la que la tutoría cumple su función de formar integralmente al estudiante
universitario se encuentran: 1) la preparación continua de los tutores, ya que son las figuras que deben
contar con las competencias requeridas para brindar el acompañamiento estudiantil como lo son:
conocimiento de lineamientos y recursos institucionales, manejo y resolución de conflictos, empatía y
comunicación efectiva (Angulo et al., 2021); así como 2) establecer mecanismos que permitan dar
seguimiento puntual para evaluar de manera constante las actividades tutoriales, dando pauta a la
identificación de áreas de oportunidad que puedan ser atendidas y garantizar de tal modo la calidad
deseada del acompañamiento, todo esto, a través de implementar un registro sistematizado y un
esquema de monitoreo concurrente que facilite la indagación y recopilación de datos relevantes y su
respectivo análisis (Sánchez, 2021; Sánchez, 2025); y por último 3) incentivar la colaboración colectiva
entre los diversos actores académicos involucrados en el proceso de enseñanza con el cual se educa a
los estudiantes universitarios, “incluyendo a los docentes, autoridades institucionales y demás servicios
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de apoyo” fortaleciendo así un acompañamiento coordinado e integral que da respuesta efectiva a las
necesidades estudiantiles (Angulo et al., 2021). El rector de la UNAM, el Dr. Leonardo Lomelí Vanegas
ha señalado que: “es necesario defender la educación como el gran factor de cambio, de transformación
social y de construcción de sociedades más justas”, puesto que “la educación ha logrado avances
civilizatorios muy importantes que hoy se ven amenazados”, debido al escenario incierto que vive el
mundo hoy en día; motivo por el cual se deben buscar alternativas para preservar la imagen que
identifica a la educación como un pilar importante en la vida de las personas, no solo desde “el punto
de vista socioeconómico y de género”, sino también para contribuir en “construir sociedades que puedan
vivir en armonía”; por ello, la educación debe ser reconocida como “un factor fundamental para
impulsar el desarrollo de un país”, resaltando que invertir en la educación es una de las mejores
decisiones que puede tomar una nación, y sobre todo si consideramos que, en palabras del Exrector de
la UNAM el Dr. José Narro Robles: “la educación no es la solución de todos los problemas, pero sin
ella no se resuelve ninguno de los importantes”; evidenciando la importancia que tiene abordar la
educación desde un esquema de preparación social, el cual puede obtenerse por medio de la enseñanza
ya que ha sido identificada como “el gran mecanismo de transformación social” (Hernández, 2025).
Bajo este contexto, la UNAM y el Gobierno de México han considerado a la educación como parte
fundamental dentro del Plan de Desarrollo Institucional de la Universidad Nacional Autónoma de
México 2023-2027 y Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030 respectivamente (Lomelí, 2024; Gobierno
de xico, 2025). Lo anterior, de manera implícita alude sobre los desafíos que debe abordar y a los
cuales debe enfrentarse la tutoría integral que tiene bases institucionales, ya que, de superarlos
exitosamente, su impacto se maximizaría bastante. Entre los desafíos tenemos principalmente a: i) la
resistencia al cambio por parte de algunos de los pertenecientes a la matrícula docente quienes de
manera supuesta podemos percibir que identifican a la tutoría como “una carga adicional” a sus
actividades y responsabilidades, donde trabajar un esquema que permita desarrollar habilidades para
gestionar el cambio puede estar ligado a una necesidad que se cimienta en la promoción cultural
institucional de reconocer y validar la importancia que tiene “la tutoría en la formación integral del
estudiante” (Soria et al., 2021); y a ii) la necesidad de adaptación que han mostrado tener los programas
de tutoría con respecto a “las características y necesidades específicas de cada institución y población
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estudiantil”, debido a que entre los último atributos que ha desarrollado la tutoría en su evolución se ha
identificado que de cierto modo se ha realizado bajo un esquema “personalizado” con base en “un
análisis contextualizado” complementado por “estrategias flexibles” que fomentan la inclusión cultural,
económica y social en el ámbito estudiantil (Aguilar et al., 2021). Por ende, para continuar con la
evolución de la tutoría integral con base institucional a niveles maximizados es necesario que ésta se
conciba como una práctica esencial para la educación superior, incorporando los avances tecnológicos
en medida de lo posible para habilitar una enseñanza más profunda que permita adentrar al estudiante
en entornos digitales como lo pueden ser “plataformas virtuales y herramientas de comunicación en
línea”, ampliando así, tanto el alcance de la propia tutoría como el desarrollo integral del estudiante al
ofrecerle más conocimiento que va a poder aplicar dentro de su formación académica y en su desempeño
profesional, facilitando la interacción del estudiante universitario con su entorno a niveles mayores de
alcance (López et al., 2023).
La tutoría como eje vertebral en la enseñanza dirigida hacia el desarrollo de la educación
formativa integral del estudiante universitario
La tutoría se identifica como clave, si consideramos que es una acción vinculante que puede contribuir
en la transición de estudiante universitario a líder, dando apertura a la posibilidad de generar el esquema
requerido de 1) lugar: UNAM, 2) tiempo: periodo de estudios de licenciatura, y 3) recursos
determinados: compañeros estudiantes y académicos, que 4) conduzcan al cumplimiento de objetivos
preestablecidos: a) crear una red de contactos, b) desarrollar habilidades sociales, c) concientizar sobre
la relevancia de generar relaciones de valor, d) formar vínculos positivos dentro de un networking
estudiantil; para alcanzar lo que puede interpretarse como “un desarrollo integral suficiente” que
optimice “las condiciones para un aprovechamiento escolar satisfactorio” (Ávila-Barrera, 2023; citada
en SIT, 2024). Es importante promover en estudiantes universitarios el desarrollo de las habilidades
sociales debido a que “su actuación profesional” tiene como base “la interacción social”. Dentro de un
estudio realizado hace un par de años con estudiantes de Ciudad Universitaria (CU) de la UNAM, se
señaló a las habilidades sociales como un compromiso propio que debe ser desarrollado y consolidado
por necesidad personal y profesional por cada estudiante universitario, donde dicha necesidad por cubrir
se enfatiza en disponer de elementos para propiciar tanto “relaciones interpersonales satisfactorias”
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como un “desempeño profesional óptimo”. Lo cual, se fundamente en el hecho irrefutable de que el ser
humano es “un ente social”, que naturalmente requiere tener contacto y “establecer relaciones con otros
individuos” (Holst et al., 2017). De manera aunada, se debe considerar que actualmente dentro de la
educación superior en instituciones como la UNAM, la tutoría poco a poco se ha consolidado como en
aquella herramienta que es esencial para la promoción de la formación integral que todo estudiante
requiere como universitario, y que dentro del entorno cambiante que se tiene en el mundo le permite ir
más allá de su principal función profesional-académica tradicional, puesto que la tutoría se ha tornado
más completa, ya que a través de su evolución se ha transformado en “un proceso de acompañamiento
total” que va desde aristas personales y sociales, hasta aristas profesionales y académicas,
contribuyendo de tal manera a un desarrollo con matices holísticos para el estudiante universitario,
potencializando su formación desde un enfoque que considera la conceptualización de “integral” a ese
enfoque que responde a las demandas y los intereses que presenta la sociedad y que se encuentran en
constante cambio, por lo que la formación integral no termina de consolidarse hasta que se tienen
desarrollados “profesionales competentes, éticos y comprometidos con ellos mismos, con la sociedad y
con el entorno” (Aguilar et al., 2021). Esta evolución que ha tenido la tutoría con el tiempo, que ha
complementado su propia conceptualización de origen, contemplando que inicialmente se centraba en
solamente brindar orientación académica con vertientes dirigidas hacia mejorar el rendimiento
académico y prevenir y/o contrarrestar la deserción académica; ha generado un modelo más integral de
la tutoría, debido a que ahora considera al estudiante universitario como un profesional que será
multidisciplinario y que requiere conocimientos con bases transdisciplinarias. Este cambio ha
propiciado que: 1) se modifiquen los paradigmas que limitaban la función de la tutoría y, 2) se creen o
adapten nuevos paradigmas que la identifiquen como un esquema de acompañamiento que rompe las
barreras de orientación académica, extendiéndolas hacia orientación más compleja que involucra la
comprensión de conocimiento dirigido a la relación del ser humano y su comportamiento individual y
social, a partir de interpretar necesidades emocionales, motivacionales, cognitivas, entre otras, que
transcienden desde perspectivas personales hasta profesionales (Soria et al., 2021). A causa de la
evolución que ha tenido en las últimas décadas, la tutoría “se ha convertido en uno de los temas de
mayor actualidad y relevancia en las tendencias y políticas educativas de la educación media superior
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y de la educación superior en nuestro país” (Narro-Robles, 2013). Se ha posicionado como “un proceso
sistemático y continuo de acompañamiento” que busca generar cambios positivos planeados para
potencializar aspectos personales y profesionales del estudiante universitario, con la intención principal
de facilitar su adaptación y su integración en el entorno estudiantil y la vida académica; promoviendo a
la vez diversos valores y capacidades como la autonomía, la honestidad, el respeto, el pensamiento
crítico, el pensamiento creativo y demás habilidades que se asocien con el éxito académico y profesional
(Da Re et al., 2015).
CONCLUSIONES
Esta reflexión planteada en los párrafos que anteceden a éste alude que través del Programa de tutoría
se puede compartir información al estudiante universitario para que comprenda e identifique la
importancia de disponer una red de contactos estudiantil. Así como también disponga de información
que le permita desarrollar las habilidades sociales requeridas para que, por una parte, le permita al
estudiante universitario tener un comportamiento interactivo positivo que le beneficie en la
funcionalidad de sus relaciones personales, académicas y laborales. Contrarrestando el individualismo
estudiantil ocasionado por el uso excesivo de la tecnología que actualmente se está viviendo en regiones
como Latinoamérica, y en países como México. Allanando el camino y cimentando los pilares que
pueden sostener relaciones fructíferas que con los años pasen de un esquema de red de contactos
estudiantil a una red de contactos laboral, potencializando así las oportunidades laborales posibles que
puede tener el estudiante universitario como inicio o como continuidad en su trayectoria profesional.
Mientras que, por otra parte, se cumpla con la intención de la UNAM con respecto a la formación de
líderes que den dirección a los cambios positivos planeados que requiere el país de forma gradual en
las próximas décadas. La tutoría se ha consolidado como un pilar fundamental en la educación superior,
al desempeñar un papel clave, que se realiza a través de la enseñanza, y que se desarrolla como parte
esencial de la formación integral académica que reciben los estudiantes universitarios en instituciones
públicas en México como lo es la UNAM, contribuyendo así, en la acción social que busca fomentar
cambios positivos en el alumnado como lo son, de manera tradicional: 1) mejorar el rendimiento
académico, contrarrestar la deserción estudiantil, la orientación académica-profesional; así como
también, algunos otros que llevan matices más holísticos y personalizados, como lo es ayudar con la
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gestión emocional, construcción positiva de una autoestima y una autopercepción saludables, y
proyección profesional consciente a corto, mediano y largo plazo. Por medio de implementar estrategias
que promuevan la capacitación de cada uno de los tutores, el seguimiento y evaluación de cada una de
las actividades tutoriales y la interacción positiva y vinculante entre cada uno de los diversos actores
académicos y educativos que conforman el eje vertebral de la enseñanza orientada hacia el desarrollo
de la formación integral del estudiante universitario, denominada tutoría. La cual requiere del
compromiso institucional para concretar una implementación efectiva dentro de un mundo en constante
cambio, donde se han ubicado a las habilidades sociales como parte esencial para posibilitar una
adaptación rápida y bien estructurada que permita brindar el acompañamiento y la orientación necesaria
en términos de suficiencia para que el estudiante universitario pueda llevar de manera exitosa su
transición a líder.
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