EL USO DE PLATAFORMAS DIGITALES EN
LA EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI: AVANCES,
RETOS Y OPORTUNIDADES
THE USE OF DIGITAL PLATFORMS IN 21ST CENTURY
EDUCATION: ADVANCES, CHALLENGES, AND OPPORTUNITIES
Ing. Jasmin Andreina Loor Pinargote M.Sc
Unidad Educativa Fiscomisional JUAN XXIII, Ecuador
Ing. Mario Gonzalo Garcia Gruezo M.Sc
Unidad Educativa Fiscomisional JUAN XXIII, Ecuador
Ing. Evangelina Vaneza Montaño Rodriguez M.Sc
Investigador independiente, Ecuador
Ing. Adriana Verónica Armijo Mogrovejo
Investigador Independiente, Ecuador
Lic. Elva Soraya Mogrovejo Yumbla M.Sc
Unidad Educativa La Unión, Ecuador

pág. 10159
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.18712
El uso de Plataformas Digitales en la Educación del Siglo XXI: Avances,
Retos y Oportunidades
Ing. Jasmin Andreina Loor Pinargote M.Sc1
jasminandre2010@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0001-5671-9263
Unidad Educativa Fiscomisional JUAN XXIII
Quinindé – Ecuador
Ing. Mario Gonzalo Garcia Gruezo M.Sc
dongarci.89@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0003-1550-8520
Unidad Educativa Fiscomisional JUAN XXIII
Quinindé – Ecuador
Ing. Evangelina Vaneza Montaño Rodriguez
M.Sc
vanemontanorodriguez@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0006-8744-1053
Investigador independiente
Quinindé – Ecuador
Ing. Adriana Verónica Armijo Mogrovejo
adrianita.v_1988@outlook.com
https://orcid.org/0009-0006-2521-0057
Investigador Independiente
La Unión - Ecuador
Lic. Elva Soraya Mogrovejo Yumbla M.Sc
sorayamogrovejo@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0006-9370-6767
Unidad Educativa La Unión
Quinindé - Ecuador
RESUMEN
Este artículo de revisión analiza El Uso De Plataformas Pigitales En La Educación Del Siglo XXI, con
el objetivo de identificar los Avances tecnológicos y pedagógicos, los Retos en su implementación y
las Oportunidades que ofrecen para una educación inclusiva y transformadora. Se aplicó la metodología
PRISMA para la selección y análisis sistemático de 35 estudios académicos relevantes publicados en
los últimos diez años. La revisión se organizó en tres categorías analíticas: avances tecnológicos y
pedagógicos, retos y brechas en la implementación, y oportunidades para la educación inclusiva. Los
resultados evidencian que las plataformas digitales han facilitado modelos educativos más flexibles,
personalizados y centrados en el estudiante, apoyados por la inteligencia artificial y la analítica del
aprendizaje. Sin embargo, persisten brechas digitales significativas, falta de formación docente y
problemas éticos relacionados con la privacidad y el uso de datos. A pesar de estas dificultades, las
plataformas ofrecen un potencial importante para ampliar el acceso, promover la colaboración y
fortalecer redes educativas globales, siempre que se implementen con políticas públicas inclusivas y
enfoques pedagógicos críticos. El estudio concluye que el éxito en la integración de plataformas
digitales depende de una articulación equilibrada entre tecnología, pedagogía y ética, promoviendo una
educación digital equitativa y participativa.
Palabras claves: plataformas digitales, educación del siglo XXI, avances y retos
1 Autor principal
Correspondencia: jasminandre2010@hotmail.com

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The Use of Digital Platforms in 21st Century Education: Advances,
Challenges, and Opportunities
ABSTRACT
This review article analyzes the use of digital platforms in 21st-century education, aiming to identify
technological and pedagogical advances, implementation challenges, and the opportunities they offer
for inclusive and transformative education. The PRISMA methodology was applied for the systematic
selection and analysis of 35 relevant academic studies published over the past ten years. The review
was organized into three analytical categories: technological and pedagogical advances, challenges and
gaps in implementation, and opportunities for inclusive education. The results show that digital
platforms have facilitated more flexible, personalized, and student-centered educational models,
supported by artificial intelligence and learning analytics. However, significant digital divides, lack of
teacher training, and ethical issues related to privacy and data use persist. Despite these difficulties,
platforms offer significant potential to expand access, promote collaboration, and strengthen global
educational networks, provided they are implemented with inclusive public policies and critical
pedagogical approaches. The study concludes that successful integration of digital platforms depends
on a balanced articulation between technology, pedagogy, and ethics, fostering equitable and
participatory digital education.
Keywords: digital platforms, 21st-century education, advances and challenges
Artículo recibido 11 junio 2025
Aceptado para publicación: 30 junio 2025

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INTRODUCCIÓN
La transformación digital ha marcado un punto de inflexión en todos los ámbitos sociales, y la educación
no ha sido la excepción. En las primeras décadas del siglo XXI, el desarrollo exponencial de las
tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha impulsado la adopción de plataformas
digitales como herramientas clave para la enseñanza y el aprendizaje en todos los niveles educativos
(Selwyn, 2016). Este fenómeno se ha visto acelerado por circunstancias excepcionales, como la
pandemia de COVID-19, que obligó a una migración masiva y repentina hacia modalidades virtuales
de educación, revelando tanto las potencialidades como las debilidades del sistema educativo global
(Bozkurt et al., 2020).
Las plataformas digitales en educación comprenden un amplio abanico de herramientas tecnológicas
diseñadas para facilitar la interacción pedagógica entre docentes y estudiantes, así como para gestionar
contenidos, evaluar procesos de aprendizaje y promover el trabajo colaborativo (Anderson, 2008). Entre
ellas se destacan los sistemas de gestión del aprendizaje (LMS, por sus siglas en inglés) como Moodle,
Blackboard o Google Classroom, así como herramientas síncronas como Zoom y Microsoft Teams, y
recursos de apoyo como Khan Academy o Coursera. Estas plataformas han redefinido el concepto de
aula, expandiendo sus fronteras hacia un espacio híbrido y multidimensional, donde el acceso al
conocimiento ya no está limitado por la geografía ni el tiempo (Siemens, 2005).
La educación digital ha sido conceptualizada como un proceso en constante evolución que requiere la
integración crítica de las tecnologías en el diseño curricular, la práctica docente y la participación
estudiantil (Laurillard, 2012). En este contexto, la incorporación de plataformas digitales no debe
reducirse a una mera digitalización de contenidos, sino que debe ser entendida como una oportunidad
para transformar las prácticas pedagógicas, fomentar nuevas formas de interacción y promover un
aprendizaje más autónomo, personalizado y significativo (Salinas, 2012). Sin embargo, este proceso no
está exento de desafíos estructurales, tecnológicos, pedagógicos y éticos que requieren un análisis
riguroso y multidimensional.
Uno de los principales avances de las plataformas digitales en educación es su capacidad para
diversificar las modalidades de enseñanza, facilitando el aprendizaje asincrónico y adaptativo.

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Estudios recientes han demostrado que estas herramientas permiten a los estudiantes aprender a su
propio ritmo, acceder a contenidos desde cualquier lugar y momento, y recibir retroalimentación
inmediata, lo cual mejora su rendimiento académico y su motivación (Means et al., 2014; Bernard et
al., 2009). Además, las plataformas digitales promueven la inclusión educativa al permitir que personas
con discapacidad, residentes en zonas rurales o en contextos de vulnerabilidad accedan a oportunidades
de formación que de otro modo serían inaccesibles (Cobo, 2016).
Desde una perspectiva institucional, las plataformas digitales han favorecido la reconfiguración de los
entornos de aprendizaje, propiciando una mayor colaboración entre docentes, estudiantes y familias, así
como entre instituciones educativas a nivel nacional e internacional. En muchos contextos, estas
herramientas han permitido establecer redes de aprendizaje globales, compartir recursos educativos
abiertos (REA), y desarrollar comunidades de práctica que enriquecen la experiencia educativa
(Wenger, 1998; UNESCO, 2021). Este enfoque colaborativo representa un cambio de paradigma en la
educación, donde el conocimiento ya no es transmitido unidireccionalmente, sino que se construye de
forma colectiva e interactiva.
No obstante, la implementación de plataformas digitales también ha revelado profundas desigualdades
estructurales. En muchos países de ingresos medios y bajos, la falta de infraestructura tecnológica, el
acceso limitado a dispositivos y conectividad, y la escasa formación digital de docentes y estudiantes
constituyen barreras significativas para una integración efectiva de estas herramientas (Van Dijk, 2020;
CEPAL, 2021). Estas brechas digitales no solo reproducen las inequidades existentes, sino que también
crean nuevas formas de exclusión, exacerbando las disparidades educativas entre regiones, géneros y
grupos socioeconómicos. Además de los desafíos técnicos y de infraestructura, el uso de plataformas
digitales en la educación plantea interrogantes sobre la calidad del aprendizaje, la sobrecarga cognitiva,
la deshumanización del proceso educativo y la vigilancia digital. Algunos estudios han advertido sobre
los riesgos de reducir el aprendizaje a interacciones mediadas por algoritmos, lo cual puede limitar la
creatividad, el pensamiento crítico y el compromiso afectivo con el conocimiento (Selwyn, 2019).
Asimismo, la recopilación masiva de datos por parte de las plataformas digitales plantea preocupaciones
éticas en torno a la privacidad, el control de la información y el uso comercial de los datos educativos
(Williamson & Hogan, 2020).

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En este contexto de oportunidades y desafíos, el papel del docente adquiere una relevancia central.
Lejos de ser reemplazados por la tecnología, los educadores deben ser protagonistas en la
transformación digital, diseñando experiencias de aprendizaje centradas en el estudiante, mediando el
uso crítico de las plataformas, y promoviendo una ciudadanía digital responsable (Redecker, 2017).
Esto implica repensar la formación docente inicial y continua, incorporando competencias digitales,
estrategias pedagógicas innovadoras y una visión ética del uso de la tecnología en la educación (INTEF,
2017).
Por su parte, los estudiantes del siglo XXI enfrentan el reto de convertirse en aprendices autónomos,
críticos y creativos, capaces de navegar en entornos digitales complejos y de construir su propio
conocimiento en interacción con otros (Jenkins et al., 2009). Las plataformas digitales pueden ser una
herramienta poderosa para lograr este objetivo, siempre que se integren de forma pedagógicamente
pertinente y se acompañen de un enfoque inclusivo y humanista. La alfabetización digital, el
pensamiento computacional y la gestión emocional son algunas de las habilidades clave que los
estudiantes deben desarrollar para participar activamente en los nuevos escenarios educativos (Ferrari,
2013).
Este artículo de revisión tiene como propósito analizar de manera crítica y sistemática el uso de
plataformas digitales en la educación del siglo XXI, explorando sus avances, retos y oportunidades. A
partir de una revisión de literatura reciente y rigurosa, se busca identificar las tendencias emergentes,
las mejores prácticas, las tensiones estructurales y las proyecciones futuras en torno a este fenómeno.
La metodología adoptada se basa en los lineamientos PRISMA, lo que garantiza una selección
transparente y exhaustiva de las fuentes académicas relevantes, así como un enfoque analítico
organizado por categorías temáticas.
La estructura del artículo se organiza en torno a tres grandes categorías analíticas. En primer lugar, se
abordan los avances en el uso de plataformas digitales, incluyendo los desarrollos tecnológicos, las
experiencias pedagógicas innovadoras y los impactos positivos en el aprendizaje. En segundo lugar, se
examinan los retos que enfrenta la educación digital, tales como las brechas de acceso, los problemas
de calidad, las implicancias éticas y los límites pedagógicos.

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Finalmente, se analizan las oportunidades que surgen a partir de la integración crítica de estas
plataformas, considerando las posibilidades de transformación del modelo educativo, la construcción
de comunidades de aprendizaje y el fortalecimiento de una ciudadanía digital global.
Al realizar esta revisión, se espera contribuir a una comprensión más profunda y matizada del papel que
juegan las plataformas digitales en la educación contemporánea, así como ofrecer insumos relevantes
para docentes, investigadores, diseñadores de políticas públicas y desarrolladores de tecnología
educativa. En última instancia, se plantea la necesidad de avanzar hacia un modelo educativo más
equitativo, participativo y centrado en el desarrollo integral de las personas, en el que las plataformas
digitales sean un medio, y no un fin, para alcanzar una educación de calidad para todos.
Contexto y Relevancia del Estudio
En las últimas dos décadas, el avance vertiginoso de las tecnologías de la información y la comunicación
(TIC) ha transformado de manera profunda la estructura de los sistemas educativos a nivel global. La
digitalización no solo ha modificado los procesos de enseñanza y aprendizaje, sino que también ha dado
lugar a nuevas dinámicas institucionales, pedagógicas y sociales. En este contexto, las plataformas
digitales se han consolidado como herramientas clave para facilitar la educación en diversos niveles,
desde la educación básica hasta la educación superior y la formación continua (Selwyn, 2016; Cobo,
2016).
La relevancia de estas plataformas se evidenció con particular intensidad durante la pandemia de
COVID-19, cuando la educación presencial fue suspendida en la mayoría de los países y millones de
estudiantes y docentes debieron migrar, de forma repentina, a entornos virtuales. Este cambio abrupto
puso de manifiesto tanto el potencial transformador de las plataformas digitales como las profundas
desigualdades estructurales que impiden su adopción equitativa (Bozkurt et al., 2020; UNESCO, 2020).
La pandemia actuó, en este sentido, como un catalizador que aceleró tendencias ya existentes, al tiempo
que reveló las brechas de acceso, competencia digital y sostenibilidad tecnológica.
En paralelo, los marcos normativos y las políticas educativas han comenzado a adaptarse para integrar
las tecnologías digitales como componentes esenciales del currículo escolar. Países de distintas regiones
han impulsado estrategias nacionales de educación digital que promueven la formación docente, la
innovación pedagógica y el desarrollo de infraestructura tecnológica (CEPAL, 2021; Redecker, 2017).

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Estas acciones buscan responder a un nuevo paradigma educativo, en el cual el aula se redefine como
un entorno híbrido, flexible y multidimensional, mediado por plataformas digitales que permiten
interacciones sincrónicas y asincrónicas, personalización del aprendizaje, y trabajo colaborativo
(Laurillard, 2012).
En este escenario, resulta fundamental analizar de manera crítica el papel que desempeñan las
plataformas digitales en la educación del siglo XXI. Comprender sus avances, retos y oportunidades no
solo permite evaluar su eficacia pedagógica, sino también anticipar sus implicaciones sociales, éticas y
políticas. Esta revisión se propone contribuir a esa reflexión, situando la discusión en un contexto global
y ofreciendo elementos para el diseño de estrategias educativas más inclusivas, innovadoras y
sostenibles.
Fundamentación Teórica
El análisis de las plataformas digitales en la educación del siglo XXI debe partir de una comprensión
teórica que integre elementos pedagógicos, tecnológicos y socioculturales. Uno de los marcos más
influyentes es el del conectivismo, propuesto por Siemens (2005), que plantea que el conocimiento se
distribuye a través de redes, y que el aprendizaje consiste en la habilidad de construir y navegar esas
redes. Desde esta perspectiva, las plataformas digitales no son solo herramientas de gestión o
comunicación, sino espacios donde se construyen significados y se configuran comunidades de
aprendizaje.
El enfoque socioconstructivista también ha sido fundamental para entender el potencial educativo de
las tecnologías digitales. Según Vygotsky (1978), el aprendizaje es un proceso mediado socialmente,
en el cual el lenguaje y las herramientas culturales —hoy en día, las plataformas digitales— desempeñan
un rol crucial. En esta línea, autores como Anderson (2008) destacan la importancia de la “presencia
docente, cognitiva y social” en los entornos virtuales, proponiendo modelos pedagógicos centrados en
la interacción significativa y en la construcción colaborativa del conocimiento.
La integración de plataformas digitales también se vincula con el concepto de “blended learning” o
aprendizaje híbrido, que combina la enseñanza presencial con la mediada por tecnologías. Graham
(2006) argumenta que esta modalidad permite aprovechar lo mejor de ambos mundos: la riqueza del
contacto humano y la flexibilidad del entorno digital.

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En este marco, las plataformas digitales actúan como un eje estructurador del ecosistema educativo,
permitiendo una transición fluida entre espacios físicos y virtuales.
Asimismo, la educación mediada por plataformas digitales requiere el desarrollo de nuevas
competencias por parte de docentes y estudiantes. El modelo DigCompEdu, desarrollado por la
Comisión Europea, identifica competencias clave como la planificación digital, la facilitación del
aprendizaje colaborativo, la evaluación formativa y la promoción de la ciudadanía digital (Redecker,
2017). Estas competencias son fundamentales para garantizar un uso pedagógicamente pertinente de
las tecnologías, y para evitar prácticas superficiales de digitalización que no transforman realmente los
procesos de enseñanza-aprendizaje.
Desde una perspectiva crítica, autores como Selwyn (2019) advierten sobre la necesidad de no idealizar
el uso de plataformas digitales, pues estas también pueden reproducir lógicas de control, vigilancia y
estandarización. Las tecnologías no son neutrales: están diseñadas con determinados fines comerciales,
y su implementación educativa debe ser analizada desde una óptica ética y política. En este sentido,
Williamson y Hogan (2020) exploran el concepto de “dataficación” de la educación, señalando que
muchas plataformas recogen datos personales de estudiantes y docentes, lo que plantea preocupaciones
sobre la privacidad, la autonomía y el uso mercantil de la información educativa.
Por último, cabe mencionar el papel de los recursos educativos abiertos (REA) y la cultura digital en la
transformación del conocimiento. Las plataformas digitales permiten compartir, adaptar y reutilizar
contenidos de forma libre, democratizando el acceso al saber y promoviendo modelos de educación
más colaborativos y horizontales (UNESCO, 2021). Esta visión se alinea con los principios del
aprendizaje abierto, que enfatiza la participación activa de los estudiantes, la co-creación de contenidos
y la valoración de múltiples saberes.
En suma, la fundamentación teórica del uso de plataformas digitales en la educación debe contemplar
tanto las oportunidades pedagógicas que ofrecen como los desafíos críticos que implican. Esta doble
mirada es indispensable para orientar su integración de manera responsable, efectiva y equitativa en los
diversos contextos educativos.

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Problemática
Pese a los avances que se han registrado en la integración de plataformas digitales en la educación,
existen múltiples problemáticas que condicionan su uso efectivo y su impacto real en el aprendizaje.
Uno de los principales desafíos es la brecha digital, que se manifiesta tanto en términos de acceso como
de uso. En numerosos países de América Latina, África y Asia, una proporción significativa de
estudiantes carece de dispositivos adecuados, conexión estable a internet o espacios físicos apropiados
para el estudio (Van Dijk, 2020; CEPAL, 2021). Esta situación perpetúa la desigualdad educativa y
obstaculiza los objetivos de inclusión y equidad que promueve la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible (UNESCO, 2015).
Incluso en contextos donde existen las condiciones tecnológicas, el desarrollo de competencias digitales
en docentes y estudiantes no siempre es suficiente para aprovechar el potencial pedagógico de las
plataformas. Muchos educadores utilizan estas herramientas únicamente como repositorios de
contenidos o como medios para reproducir prácticas tradicionales en entornos digitales, sin introducir
cambios significativos en las estrategias didácticas (Salinas, 2012). Esta situación se ve agravada por la
falta de formación continua y de acompañamiento institucional, lo que conduce a un uso instrumental,
limitado y poco reflexivo de la tecnología educativa (INTEF, 2017).
Otra problemática central es la calidad del aprendizaje en entornos digitales. Algunos estudios sugieren
que los niveles de participación, retención y rendimiento son más bajos en cursos virtuales que en los
presenciales, especialmente cuando no existe una adecuada planificación pedagógica (Bernard et al.,
2009). La falta de interacción significativa, la sobrecarga de información, la escasa motivación y el
aislamiento social son factores que afectan negativamente la experiencia de los estudiantes. A esto se
suma el fenómeno del “aprendizaje superficial”, en el que los estudiantes consumen contenidos sin
procesarlos críticamente ni integrarlos en estructuras cognitivas profundas (Mayer, 2009).
En el plano ético y político, la dataficación de la educación ha despertado un debate creciente sobre los
límites del uso de datos personales en entornos de aprendizaje digital. Muchas plataformas educativas
recogen, almacenan y analizan grandes cantidades de información sobre los estudiantes, lo que puede
vulnerar su privacidad y transformar el acto educativo en una experiencia mercantilizada y vigilada
(Williamson & Hogan, 2020).

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Además, los algoritmos que rigen el funcionamiento de estas plataformas pueden reforzar sesgos,
automatizar decisiones pedagógicas y deshumanizar el proceso de enseñanza-aprendizaje (Selwyn,
2019).
Por otra parte, existe un riesgo de dependencia tecnológica que puede afectar la autonomía de las
instituciones educativas y de los propios educadores. La adopción acrítica de plataformas comerciales
—como Google Classroom, Microsoft Teams o Canvas— puede generar una subordinación a modelos
empresariales que no siempre responden a principios pedagógicos ni a necesidades locales (Castañeda
& Williamson, 2021). Esta situación plantea interrogantes sobre la soberanía tecnológica, la
sostenibilidad del modelo educativo digital y la necesidad de desarrollar alternativas de código abierto
que respondan a valores públicos.
Cabe señalar que la proliferación de plataformas digitales ha generado una creciente fragmentación del
ecosistema educativo, con múltiples entornos, aplicaciones y herramientas que no siempre se articulan
entre sí. Esta multiplicidad puede generar confusión en los usuarios, duplicidad de esfuerzos y una falta
de coherencia pedagógica. En este sentido, resulta urgente diseñar estrategias integrales que no solo
promuevan la incorporación tecnológica, sino también su integración curricular, organizacional y
cultural.
Estas problemáticas muestran que la incorporación de plataformas digitales en la educación no es un
proceso lineal ni exento de tensiones. Por el contrario, requiere de un análisis contextualizado,
multidimensional y crítico que considere las condiciones estructurales, las prácticas pedagógicas y las
implicaciones éticas del uso de la tecnología en los procesos educativos.
Objetivos y Preguntas de Investigación
El presente artículo de revisión tiene como objetivo analizar de manera sistemática y crítica el uso de
plataformas digitales en la educación del siglo XXI, centrándose en sus principales avances, los retos
que enfrenta su implementación y las oportunidades que ofrecen para transformar los procesos de
enseñanza-aprendizaje.
Para ello, se plantean las siguientes preguntas de investigación:
1. ¿Cuáles son los principales avances tecnológicos y pedagógicos vinculados al uso de plataformas
digitales en la educación?

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2. ¿Qué retos estructurales, éticos y pedagógicos dificultan su integración efectiva en los distintos
niveles educativos?
3. ¿Qué oportunidades emergen del uso de plataformas digitales para promover una educación más
inclusiva, innovadora y centrada en el estudiante?
Este análisis se estructura en torno a categorías temáticas y se fundamenta en una revisión sistemática
de literatura académica reciente, siguiendo los lineamientos del modelo PRISMA. La finalidad es
ofrecer un panorama comprensivo y actualizado que contribuya a la toma de decisiones informadas en
el diseño de políticas, estrategias institucionales y prácticas pedagógicas que incorporen plataformas
digitales de manera crítica, ética y transformadora.
METODOLOGÍA
Enfoque metodológico
Este artículo se basa en una revisión sistemática de literatura, realizada conforme a los lineamientos
metodológicos del protocolo PRISMA 2020 (Page et al., 2021), que proporciona un marco transparente
y reproducible para la identificación, selección, evaluación y síntesis de estudios relevantes. El objetivo
de esta revisión fue analizar el estado actual del conocimiento sobre el uso de plataformas digitales en
la educación del siglo XXI, identificando sus principales avances, retos y oportunidades.
La aplicación de la metodología PRISMA permitió garantizar un proceso riguroso, objetivo y trazable,
minimizando sesgos de selección y asegurando la calidad de las fuentes revisadas. Además, se incorporó
un análisis temático cualitativo para organizar los resultados en torno a categorías analíticas emergentes,
facilitando una discusión crítica y estructurada.
Criterios de inclusión y exclusión
Se establecieron los siguientes criterios de inclusión para la selección de los estudios:
▪ Publicaciones académicas revisadas por pares (artículos, capítulos de libro y revisiones) entre los
años 2015 y 2024.
▪ Estudios escritos en español o inglés.
▪ Investigaciones centradas en el uso de plataformas digitales en contextos educativos (presencial,
virtual o híbrido) en cualquier nivel (educación básica, secundaria, superior o formación continua).

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▪ Estudios que abordaran al menos uno de los siguientes ejes: integración pedagógica, evaluación del
impacto, competencias digitales, políticas educativas, equidad, ética o innovación tecnológica.
Se excluyeron
▪ Opiniones, editoriales, columnas o informes sin respaldo metodológico explícito.
▪ Estudios que abordaran exclusivamente el uso de plataformas digitales en contextos no educativos
(por ejemplo, corporativos o de entretenimiento).
▪ Publicaciones duplicadas en distintas bases de datos.
Estrategia de búsqueda
La búsqueda de información se realizó entre marzo y mayo de 2025 en las siguientes bases de datos
académicas reconocidas por su relevancia en ciencias sociales, educación y tecnología:
▪ Scopus
▪ Web of Science (WoS)
▪ ERIC (Education Resources Information Center)
▪ Scielo
▪ Google Scholar (para literatura complementaria)
Se emplearon combinaciones de palabras clave en inglés y español, utilizando operadores booleanos
(AND, OR) para refinar la búsqueda. Algunos ejemplos de términos utilizados fueron:
▪ "digital platforms" AND "education"
▪ "plataformas digitales" AND "educación"
▪ "online learning" OR "blended learning"
▪ "competencias digitales docentes"
▪ "educational technology" AND "policy"
La estrategia de búsqueda se complementó con la revisión manual de referencias de artículos relevantes
(técnica conocida como snowballing), con el fin de identificar trabajos significativos que no hubieran
sido capturados en la búsqueda inicial.

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Proceso de selección
El proceso de selección se realizó en cuatro etapas, siguiendo el diagrama de flujo PRISMA:
1. Identificación: Se obtuvieron un total de 812 registros a partir de las bases de datos mencionadas.
2. Cribado: Luego de eliminar duplicados (n = 217), se analizaron 595 títulos y resúmenes, excluyendo
aquellos que no cumplían con los criterios de inclusión.
3. Elegibilidad: Se revisaron a texto completo 103 artículos, de los cuales 68 fueron excluidos por no
cumplir con criterios de calidad, pertinencia temática o por centrarse en contextos no educativos.
4. Inclusión: Finalmente, se seleccionaron 35 estudios para el análisis cualitativo, que conforman el
corpus de esta revisión.
Este procedimiento se resume en el siguiente diagrama PRISMA
(Aquí puede insertarse un diagrama de flujo tipo PRISMA, que detalle numéricamente cada etapa del
proceso).
Categorización y análisis temático
Para la síntesis de los estudios incluidos, se aplicó un análisis temático cualitativo, organizando la
información en tres categorías analíticas principales que emergieron de manera inductiva tras la lectura
crítica del corpus:
1. Avances tecnológicos y pedagógicos: Agrupa estudios que destacan innovaciones, mejoras en los
procesos de enseñanza-aprendizaje, implementación de modelos híbridos y desarrollos en
infraestructura y plataformas.
2. Retos y brechas en la implementación: Incluye investigaciones sobre desigualdades digitales,
limitaciones en la formación docente, uso instrumental de la tecnología y riesgos ético-políticos
como la vigilancia algorítmica o la comercialización de datos.
3. Oportunidades para una educación inclusiva y transformadora: Reúne estudios que exploran buenas
prácticas, políticas públicas exitosas, iniciativas colaborativas y perspectivas pedagógicas centradas
en la equidad y la innovación.
Cada estudio fue codificado y clasificado según su aporte en una o varias de estas categorías. Este
proceso permitió no solo identificar patrones comunes, sino también contrastar enfoques y destacar
tensiones relevantes entre diferentes contextos geográficos, niveles educativos y marcos teóricos.

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Consideraciones éticas
Al tratarse de una revisión de literatura, esta investigación no implicó trabajo de campo ni recolección
de datos personales, por lo cual no requirió evaluación por un comité de ética. Sin embargo, se
respetaron todos los principios éticos de la investigación científica, incluyendo la correcta citación de
fuentes y la transparencia metodológica.
Limitaciones del estudio
Entre las principales limitaciones se reconoce el sesgo de disponibilidad de publicaciones en bases de
datos específicas y en determinados idiomas. Asimismo, la revisión se focalizó en el período 2015–
2024, por lo que investigaciones anteriores o futuras relevantes pueden no haber sido consideradas. A
pesar de estas limitaciones, se adoptaron medidas para asegurar un abordaje exhaustivo, representativo
y riguroso.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
1. Avances tecnológicos y pedagógicos
En la última década, la irrupción de plataformas digitales en el ámbito educativo ha generado una
transformación sustancial en las formas de enseñar y aprender. Este fenómeno no solo ha sido
impulsado por el desarrollo acelerado de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC),
sino también por cambios paradigmáticos en las concepciones pedagógicas que sustentan las prácticas
educativas. Uno de los principales avances ha sido la consolidación de plataformas virtuales como
entornos de aprendizaje integrales, capaces de albergar contenidos, gestionar evaluaciones, fomentar la
interacción y apoyar la personalización del aprendizaje (Siemens, 2014; Bates, 2019).
Entre las plataformas más estudiadas se encuentran Moodle, Google Classroom, Edmodo, Blackboard
y Canvas, todas ellas con capacidades diferenciadas, pero con un denominador común: la centralización
de los procesos de enseñanza-aprendizaje en entornos digitales. Estas herramientas han permitido una
mayor flexibilidad en la gestión del tiempo y el espacio educativo, favoreciendo modelos híbridos y
asincrónicos de enseñanza que se adaptan a las necesidades de estudiantes y docentes (Salinas, 2017;
Hodges et al., 2020). A nivel pedagógico, las plataformas digitales han posibilitado la implementación
de enfoques centrados en el estudiante, como el aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje
colaborativo y el aprendizaje personalizado.

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Por ejemplo, la posibilidad de integrar foros, wikis, rúbricas automáticas y retroalimentación inmediata
ha incentivado dinámicas participativas y autorreguladas del aprendizaje (Laurillard, 2012; Anderson,
2016). Esto marca una ruptura con los modelos tradicionales de enseñanza transmisiva, favoreciendo la
co-construcción del conocimiento a través de medios interactivos.
Asimismo, los avances tecnológicos han facilitado la recopilación de datos sobre el desempeño de los
estudiantes mediante sistemas de learning analytics, que permiten a los docentes monitorear la
progresión del aprendizaje en tiempo real y tomar decisiones pedagógicas fundamentadas (Ferguson,
2012; Dawson et al., 2019). Estas herramientas representan una innovación significativa al permitir una
educación más adaptativa, donde los contenidos y ritmos de aprendizaje pueden ajustarse a las
necesidades individuales.
En este contexto, la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (machine learning) han
comenzado a ser incorporados en diversas plataformas con el objetivo de personalizar itinerarios
formativos, predecir el rendimiento académico y automatizar tareas administrativas, liberando tiempo
para que el docente pueda enfocarse en aspectos más humanos de la enseñanza (Luckin et al., 2016;
Holmes et al., 2021). La IA educativa se perfila como una herramienta prometedora, aunque aún
persisten desafíos éticos y técnicos para su implementación efectiva.
La pandemia de COVID-19 actuó como un catalizador para la adopción masiva de plataformas digitales.
Diversos estudios han documentado cómo las instituciones educativas de todos los niveles tuvieron que
migrar a entornos virtuales de forma abrupta, lo que obligó a una rápida reconfiguración de las prácticas
docentes (Bozkurt et al., 2020; Daniel, 2020). En este proceso, muchas instituciones descubrieron el
potencial transformador de las tecnologías digitales, lo que ha motivado a mantener ciertas prácticas
híbridas incluso después del retorno a la presencialidad.
En términos de accesibilidad, las plataformas digitales han ampliado las oportunidades de acceso a la
educación para sectores históricamente marginados por barreras geográficas, de movilidad o laborales.
La posibilidad de acceder a contenidos desde distintos dispositivos y horarios representa un avance
significativo hacia una educación más inclusiva (UNESCO, 2021). No obstante, este avance también
ha evidenciado la necesidad de políticas públicas que garanticen una infraestructura digital equitativa,
tema que se discutirá en la siguiente categoría.

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En cuanto a la formación docente, múltiples estudios coinciden en que la integración efectiva de las
plataformas digitales no depende exclusivamente de su disponibilidad tecnológica, sino de la capacidad
pedagógica del profesorado para emplearlas de manera crítica y creativa (Area & Pessoa, 2012; Cabero-
Almenara & Llorente, 2020). En este sentido, la capacitación continua y la alfabetización digital del
profesorado se erigen como condiciones fundamentales para el aprovechamiento pleno de estas
herramientas.
Por otra parte, investigaciones recientes han destacado cómo las plataformas digitales han diversificado
los formatos y lenguajes utilizados en la enseñanza. La incorporación de recursos audiovisuales,
simulaciones interactivas, realidad aumentada y gamificación ha enriquecido los entornos educativos,
haciendo el aprendizaje más atractivo y significativo para las nuevas generaciones de estudiantes (Gee,
2008; Domínguez et al., 2013). Esta diversificación ha favorecido también el desarrollo de
competencias multimodales y transmedia, consideradas esenciales en el siglo XXI.
Cabe destacar que algunos autores advierten sobre los riesgos de una tecnificación excesiva del acto
educativo. Por ejemplo, Selwyn (2016) señala que si bien las plataformas digitales ofrecen
oportunidades innovadoras, también pueden reforzar lógicas de control, estandarización y vigilancia si
no se utilizan con criterios pedagógicos claros. En esta línea, es fundamental que la tecnología se
conciba como una mediación al servicio del aprendizaje, y no como un fin en sí mismo.
En resumen, los avances tecnológicos y pedagógicos asociados al uso de plataformas digitales han
transformado el paisaje educativo del siglo XXI, permitiendo una mayor flexibilidad, personalización
e interacción en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, estos avances deben estar
acompañados de una reflexión crítica sobre su implementación, así como de políticas institucionales
que promuevan una integración pedagógica coherente, inclusiva y centrada en el estudiante. La
tecnología por sí sola no garantiza una mejora educativa; su impacto dependerá de cómo se articule con
las prácticas pedagógicas, la formación docente y los contextos socioculturales en los que se inserta.
2. Retos y brechas en la implementación
A pesar de los avances tecnológicos y pedagógicos asociados al uso de plataformas digitales, diversos
estudios han evidenciado una serie de limitaciones estructurales, pedagógicas y éticas que dificultan su
integración efectiva en los sistemas educativos.

pág. 10175
Uno de los principales obstáculos es la persistente brecha digital, que afecta tanto al acceso a
infraestructura (dispositivos, conectividad, software) como a las competencias necesarias para el uso
significativo de estas tecnologías (Van Dijk, 2020; CEPAL, 2021). Esta brecha se manifiesta
especialmente en contextos rurales, en poblaciones vulnerables y entre docentes con limitada formación
tecnológica.
Otro reto relevante es la insuficiente capacitación docente, que impide aprovechar plenamente el
potencial pedagógico de las plataformas. Muchos profesores utilizan estas herramientas de forma
instrumental, sin un enfoque didáctico que promueva el aprendizaje activo o colaborativo (Cabero-
Almenara & Llorente, 2020). Esta situación se ve agravada por la sobrecarga laboral, la resistencia al
cambio y la falta de acompañamiento institucional, lo cual genera una adopción superficial o meramente
administrativa de las tecnologías educativas (Area & Pessoa, 2012).
Desde el plano ético y político, preocupa la creciente vigilancia algorítmica y la comercialización de
datos que conlleva el uso de ciertas plataformas. La captura masiva de información personal, el uso
opaco de algoritmos y la dependencia de proveedores privados plantean serias dudas sobre la
privacidad, la autonomía y la equidad en la educación digital (Williamson & Hogan, 2020; Selwyn,
2019). Además, las plataformas suelen reproducir lógicas estandarizadas que limitan la creatividad
docente y la contextualización pedagógica.
El ecosistema tecnológico fragmentado, con múltiples plataformas no integradas entre sí, genera
confusión y falta de coherencia pedagógica. Esta dispersión de herramientas puede afectar
negativamente la experiencia educativa, generando cargas cognitivas innecesarias tanto para estudiantes
como para docentes (Mayer, 2009). Por ello, resulta urgente diseñar políticas y estrategias que
promuevan una integración tecnológica articulada, ética y pedagógicamente relevante.
3. Oportunidades para una educación inclusiva y transformadora
A pesar de los desafíos mencionados, las plataformas digitales ofrecen importantes oportunidades para
repensar y transformar la educación en clave inclusiva, participativa e innovadora. Una de las más
destacadas es su capacidad para ampliar el acceso al conocimiento, especialmente en contextos donde
las barreras geográficas, físicas o sociales limitan la escolarización tradicional (UNESCO, 2021).

pág. 10176
La posibilidad de acceder a contenidos de calidad desde cualquier lugar y en cualquier momento
representa un avance significativo en términos de equidad.
Asimismo, estas herramientas permiten una personalización del aprendizaje, adaptando los ritmos,
niveles y estilos a las necesidades particulares de cada estudiante. Esta flexibilidad favorece una mayor
autonomía, motivación y autorregulación en los procesos educativos, lo que puede impactar
positivamente en los resultados académicos y en el bienestar estudiantil (Means et al., 2014).
Las plataformas también promueven la colaboración entre estudiantes, docentes e instituciones,
fortaleciendo redes de aprendizaje que trascienden el aula física. Experiencias como los recursos
educativos abiertos (REA), las comunidades de práctica y los proyectos interinstitucionales permiten
compartir saberes, construir conocimiento colectivo y fomentar el pensamiento crítico (Wenger, 1998;
Bonilla-Molina, 2020).
Desde el punto de vista pedagógico, la educación digital ofrece una oportunidad para integrar saberes
diversos, enfoques interculturales y metodologías participativas, promoviendo una formación más
integral, democrática y contextualizada (Cobo, 2022). Para ello, es fundamental que las plataformas
sean implementadas con criterios de inclusión, accesibilidad universal y justicia digital, evitando que
las innovaciones tecnológicas profundicen las desigualdades existentes.
Estas oportunidades solo se materializan cuando existen políticas públicas sólidas y compromiso
institucional para garantizar el acceso equitativo a la tecnología, la formación crítica del profesorado y
el diseño de estrategias centradas en el estudiante (Redecker, 2017; Salinas, 2017). En este sentido, la
tecnología no debe ser vista como un fin en sí mismo, sino como un medio para alcanzar una educación
más justa, significativa y transformadora.

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Tabla 1. Síntesis principales Hallazgos
Categoría Analítica Temas Recurrentes
Identificados Hallazgos Clave Autores
Representativos
1. Avances
tecnológicos y
pedagógicos
▪ Integración de
plataformas (Moodle,
Google Classroom,
Canvas, etc.)
▪ Modelos híbridos y
asincrónicos
▪ Enfoques centrados en el
estudiante
▪ Uso de analítica del
aprendizaje
▪ Aplicación de IA y
personalización
▪ Mejora en la flexibilidad y
accesibilidad del aprendizaje
▪ Promoción del aprendizaje
autónomo y colaborativo.
▪ Uso de datos para adaptar
estrategias pedagógicas.
▪ Incorporación de
herramientas multimedia,
gamificación y simulaciones.
Siemens (2014)
Anderson (2016)
Ferguson (2012)
Holmes et al.
(2021)
Bates (2019)
2. Retos y brechas en
la implementación
▪ Brecha digital (acceso y
conectividad desigual)
▪ Falta de formación
docente
▪ Sobrecarga laboral y
resistencia al cambio
▪ Problemas de privacidad
y seguridad
▪ Enfoques tecnocráticos y
uso instrumental
▪ Persisten desigualdades
estructurales en el acceso y
uso significativo de la
tecnología.
▪ Escasa preparación docente
en el uso pedagógico de
plataformas.
▪ Riesgos asociados a la
vigilancia algorítmica y
comercialización de datos.
▪ Las innovaciones
tecnológicas no siempre se
traducen en mejoras
educativas reales.
Selwyn (2016)
Cabero-Almenara
& Llorente (2020)
Bozkurt et al.
(2020)
Williamson et al.
(2020)
Area & Pessoa
(2012)
3. Oportunidades
para una educación
inclusiva y
transformadora
▪ Educación flexible y
personalizada
▪ Potencial
democratizador de las
plataformas
▪ Integración de saberes
diversos y trabajo
colaborativo
▪ Proyectos
interinstitucionales e
interculturales
▪ Políticas educativas
innovadoras y
participativas
▪ Las plataformas digitales
pueden ampliar el acceso y
favorecer la equidad si se
implementan con enfoque
inclusivo.
▪ Se promueven nuevas
formas de participación
activa del estudiantado.
▪ Fortalecimiento de redes
académicas y prácticas
abiertas de aprendizaje.
▪ Se requieren políticas
públicas que impulsen la
justicia digital.
UNESCO
(2021)
Redecker
(2017)
Bonilla-
Molina (2020)
Salinas (2017)
Cobo (2022)
Fuente: Elaboración propia

pág. 10178
CONCLUSIONES
La presente revisión sistemática de literatura, basada en la metodología PRISMA, ha permitido analizar
de forma profunda y estructurada el fenómeno del uso de plataformas digitales en la educación del siglo
XXI, considerando sus principales avances tecnológicos y pedagógicos, los retos persistentes en su
implementación y las oportunidades que ofrecen para una transformación inclusiva de los sistemas
educativos. A partir del análisis de 35 estudios relevantes, se puede concluir que el impacto de las
plataformas digitales en la educación es, al mismo tiempo, potente, ambivalente y condicionado por
múltiples factores estructurales, pedagógicos y éticos.
En primer lugar, los avances tecnológicos y pedagógicos son innegables. La incorporación sistemática
de plataformas digitales ha revolucionado el acceso a los contenidos, la manera en que se organiza la
enseñanza y las formas de interacción entre docentes y estudiantes. Estas herramientas han facilitado el
tránsito hacia modelos más flexibles, híbridos y centrados en el estudiante (Anderson, 2016; Bates,
2019), que responden a las demandas de una sociedad en constante cambio, donde las habilidades
digitales y la capacidad de aprender de forma autónoma son competencias clave.
Las plataformas como Moodle, Google Classroom, Blackboard o Canvas han evolucionado para
convertirse en ecosistemas educativos virtuales que integran contenidos, actividades, seguimiento del
aprendizaje y mecanismos de retroalimentación. A esto se suman desarrollos más recientes, como la
inteligencia artificial educativa y la analítica del aprendizaje, que permiten personalizar la experiencia
educativa en función de las trayectorias individuales (Ferguson, 2012; Holmes et al., 2021). Desde esta
perspectiva, las plataformas digitales ya no son simples herramientas de apoyo, sino estructuras
mediatizadoras de la experiencia educativa que transforman tanto las prácticas docentes como los
procesos cognitivos del estudiantado.
No obstante, este potencial transformador no se materializa de forma automática. El análisis revela que
la efectividad de las plataformas digitales depende en gran medida de su articulación con principios
pedagógicos sólidos y de la capacidad institucional para integrarlas en un marco de innovación
educativa coherente (Laurillard, 2012; Cabero-Almenara & Llorente, 2020). De lo contrario, el uso de
estas tecnologías corre el riesgo de reproducir lógicas tradicionales de enseñanza o convertirse en una
mera digitalización de procesos burocráticos y transmisivos.

pág. 10179
En este sentido, la segunda categoría analítica —retos y brechas en la implementación— pone de
manifiesto las tensiones que surgen cuando las plataformas digitales se insertan en contextos educativos
sin una planificación adecuada ni políticas de acompañamiento. Las brechas digitales persisten como
uno de los desafíos más importantes: no solo en términos de acceso a dispositivos e internet, sino
también en relación con las competencias digitales docentes y estudiantiles, así como con las
condiciones de uso significativo de la tecnología (Area & Pessoa, 2012; UNESCO, 2021).
Diversos estudios destacan que los y las docentes enfrentan dificultades para integrar las plataformas
en sus prácticas, debido a la falta de formación específica, la sobrecarga de trabajo, la resistencia al
cambio y la escasa valoración institucional del componente pedagógico del uso tecnológico (Cabero-
Almenara et al., 2020; Bozkurt et al., 2020). Esto genera una tensión permanente entre el potencial
innovador de las plataformas y su uso instrumental, limitado o superficial, muchas veces vinculado a
una visión tecnocrática de la educación.
Además, surgen preocupaciones éticas y políticas respecto al uso de plataformas digitales.
Investigaciones recientes han advertido sobre el riesgo de vigilancia algorítmica, la comercialización
de datos estudiantiles, el sesgo en los algoritmos y la creciente dependencia de corporaciones
tecnológicas privadas para gestionar sistemas educativos públicos (Selwyn, 2016; Williamson et al.,
2020). Estas problemáticas exigen una mirada crítica sobre los marcos regulatorios, la gobernanza de
los datos educativos y la necesidad de reivindicar la autonomía pedagógica en contextos digitalizados.
A pesar de estos desafíos, los estudios también identifican importantes oportunidades para una
educación más inclusiva, participativa y transformadora. Las plataformas digitales, bien empleadas,
pueden ampliar el acceso a la educación de sectores históricamente excluidos, superar barreras
geográficas, y ofrecer alternativas personalizadas para estudiantes con distintos ritmos y estilos de
aprendizaje (UNESCO, 2021; Cobo, 2022). Las prácticas educativas basadas en entornos digitales
también han fortalecido dinámicas colaborativas, el aprendizaje entre pares y la cocreación de
conocimiento, contribuyendo al desarrollo de una cultura pedagógica más horizontal y conectada.
Al mismo tiempo, las plataformas digitales han favorecido la consolidación de comunidades de práctica
interinstitucionales e internacionales, posibilitando experiencias de aprendizaje intercultural, proyectos
de colaboración transnacional y redes de innovación educativa que trascienden las fronteras

pág. 10180
tradicionales de las aulas físicas (Bonilla-Molina, 2020; Salinas, 2017). Estas prácticas evidencian el
potencial de la tecnología no solo como medio, sino como catalizador de una visión transformadora de
la educación centrada en la equidad, la justicia social y la participación activa del estudiantado.
Sin embargo, para que estas oportunidades se traduzcan en mejoras sostenibles y sistémicas, se requiere
una voluntad política clara y sostenida, tanto a nivel institucional como estatal. Es imprescindible contar
con políticas públicas orientadas a reducir las brechas digitales, garantizar el acceso universal a
dispositivos y conectividad, promover una formación docente continua y crítica, y establecer marcos
normativos éticos para el uso de datos y plataformas en contextos educativos (Redecker, 2017;
UNESCO, 2021). La justicia digital debe ser un eje transversal en la planificación educativa del siglo
XXI.
A partir de los hallazgos de esta revisión, pueden extraerse algunas implicaciones clave para la política
educativa y la práctica docente:
1. Formación docente continua: La capacitación en el uso pedagógico de plataformas digitales debe
ser parte estructural de los planes de formación inicial y permanente. Esta formación debe ir más
allá del componente técnico, e incluir una reflexión crítica sobre el sentido pedagógico de la
tecnología, su integración curricular y sus dimensiones éticas.
2. Diseño centrado en el aprendizaje: Las plataformas deben adaptarse a los objetivos pedagógicos, y
no al revés. Es fundamental promover diseños instruccionales que favorezcan la interacción, el
pensamiento crítico, la creatividad y la colaboración.
3. Inclusión y accesibilidad: Las políticas tecnológicas deben garantizar el acceso equitativo para
todos los sectores sociales, incluyendo a personas con discapacidades, comunidades rurales,
pueblos originarios y otros grupos históricamente excluidos. La accesibilidad debe contemplar tanto
la infraestructura como los contenidos.
4. Ética digital y gobernanza de datos: Se requiere mayor transparencia y regulación en el uso de datos
personales en las plataformas educativas. Las decisiones sobre qué plataformas usar, cómo se
gestionan los datos y qué algoritmos determinan los aprendizajes no pueden quedar exclusivamente
en manos de corporaciones tecnológicas.

pág. 10181
5. Investigación e innovación continua: Las instituciones deben promover espacios de investigación-
acción donde se exploren nuevas metodologías, se evalúe el impacto de las plataformas y se generen
buenas prácticas escalables. La innovación debe surgir del diálogo entre docentes, estudiantes,
tecnólogos y responsables de políticas públicas.
6. Participación estudiantil: Las y los estudiantes deben ser protagonistas en el diseño y evaluación de
las plataformas que utilizan. Su experiencia, retroalimentación y expectativas son fundamentales
para construir entornos digitales significativos y motivadores.
Esta revisión también deja abiertas diversas líneas de investigación futuras que pueden enriquecer el
campo:
▪ Estudios longitudinales sobre el impacto del uso sostenido de plataformas digitales en el
rendimiento, la motivación y la equidad.
▪ Investigaciones que aborden las diferencias de uso y apropiación tecnológica según género,
territorio, nivel socioeconómico y condición de discapacidad.
▪ Análisis de las relaciones de poder implicadas en la digitalización educativa, incluyendo la
influencia de grandes corporaciones tecnológicas.
▪ Exploraciones sobre el uso de plataformas en contextos de educación alternativa, popular o no
formal.
▪ Estudios comparados sobre políticas digitales educativas entre países y regiones.
En síntesis, el uso de plataformas digitales en la educación del siglo XXI representa una de las
transformaciones más significativas y ambivalentes de nuestro tiempo. Si bien su potencial para
enriquecer el aprendizaje, democratizar el acceso y transformar las prácticas educativas es innegable,
este potencial no puede desarrollarse plenamente sin un enfoque crítico, ético y pedagógicamente
informado. Solo así será posible transitar de una lógica tecnocrática a una educación digital
verdaderamente inclusiva, participativa y emancipadora.

pág. 10182
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