SINDROME DE BURNOUT EN DOCENTES DEL
NIVEL SUPERIOR DE LATINOAMÉRICA
BURNOUT SYNDROME IN HIGHER EDUCATION
TEACHERS IN LATIN AMERICA
Norma Araceli Aguilar Covarrubias
Instituto Tecnológico Superior de Monclova, México
Adriana Hernández Córdova
Instituto Tecnológico Superior de Monclova, México
Gregorio Gonzalez Zamarripa
Instituto Tecnológico Superior de Monclova, México

pág. 10282
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i3.18757
Sindrome de Burnout en Docentes del Nivel Superior de Latinoamérica
Norma Araceli Aguilar Covarrubias1
norma.ac@monclova.tecnm.mx
https://orcid.org/0009-0003-2444-4095
Tecnológico Nacional de México
Instituto Tecnológico Superior de Monclova
México
Adriana Hernández Córdova
adriana.hc@monclova.tecnm.mx
https://orcid.org/0009-0005-7347-8640
Tecnológico Nacional de México
Instituto Tecnológico Superior de Monclova
México
Gregorio Gonzalez Zamarripa
gregorio.gz@monclova.tecnm.mx
https://orcid.org/0000-0001-5298-568X
Tecnológico Nacional de México
Instituto Tecnológico Superior de Monclova
México
RESUMEN
Los entornos laborales actuales son rápidos y competitivos, lo que ha llevado a un aumento de trastornos
de estrés crónico, siendo el síndrome de burnout (SB) uno de los más importantes. Esta investigación
examina el SB en docentes universitarios. La Organización Mundial de la Salud reconoce el burnout
como un problema laboral, no una condición médica. El trabajo docente ha cambiado en las últimas
décadas debido a sistemas educativos más complejos, mayor carga laboral y presión por productividad,
más inmersión de la tecnología, lo que ha aumentado el estrés. Con el propósito de lleva a cabo la
indagación, se examinó información relevante y empleo el cuestionario Maslach Burnout Inventory
(MBI) para recopilar datos, además se incluye preguntas sobre la edad, estado civil, experiencia laboral
de los docentes y grado máximo de estudios. La investigación se centra en la población docente
mediante un enfoque cuantitativo, con estudio descriptivo y transversal y análisis mediante técnicas
estadísticas en ciencias sociales. Los resultados muestran, en su mayoría los docentes presentan bajos
niveles de agotamiento emocional y despersonalización, mismo caso en cuanto a la realización personal,
pero este último se encuentra un porcentaje significativo de docentes al margen del nivel medio,
sugiriendo que están al comienzo del desarrollo de estos síntomas, con alto riesgo de que se presenten;
Las tácticas eficaces para evitar y reducir el agotamiento deben enfocarse en dos frentes: en la
dimensión personal y en el entorno laboral.
Palabras clave: docente, desgaste-profesional, síndrome-burnout, educación-superior, rendimiento-
docente
1 Autor principal.
Correspondencia: norma.ac@monclova.tecnm.mx

pág. 10283
Burnout Syndrome in Higher Education Teachers in Latin America
ABSTRACT
Today's work environments are fast-paced and competitive, leading to an increase in chronic stress
disorders, with burnout syndrome (BS) being one of the most significant. This research examines BS
in university professors. The World Health Organization recognizes burnout as an occupational
problem, not a medical condition. Teaching work has changed in recent decades due to more complex
educational systems, heavier workloads and productivity pressures, and increased immersion in
technology, all of which have increased stress. For the purpose of conducting this research, relevant
information was examined and the Maslach Burnout Inventory (MBI) questionnaire was used to collect
data. It also includes questions about professors' age, marital status, work experience, and highest level
of education. The research focuses on the teaching population using a quantitative approach, with a
descriptive and cross-sectional study and analysis using statistical techniques in the social sciences. The
results show that the majority of teachers present low levels of emotional exhaustion and
depersonalization, the same is true for personal fulfillment. However, a significant percentage of
teachers are below the average level of burnout, suggesting that they are at the beginning of developing
these symptoms and are at high risk of developing them. Effective strategies to prevent and mitigate
burnout should focus on two areas: the individual and the organizational level.
Keywords: teacher, professional burnout, burnout syndrome, higher education, teaching performance
Artículo recibido 11 junio 2025
Aceptado para publicación: 30 junio 2025

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INTRODUCCIÓN
En la actualidad, los entornos laborales se caracterizan por un ritmo acelerado, alta competitividad y
una creciente presión por alcanzar metas, lo que ha generado un aumento significativo de trastornos
relacionados con el estrés crónico. Uno de los más estudiados y con mayor impacto en la salud
ocupacional es el síndrome de burnout, también conocido como síndrome de desgaste profesional. La
presente indagación constituye un primer acercamiento al estudio acerca del síndrome de Burnout en
los docentes del Tecnológico Nacional de México: Instituto Tecnológico Superior de Monclova. Se
caracteriza por ser una inmersión inicial para conocer el desgaste profesional en dicha población, que
hasta el día de hoy no cuenta con antecedentes de estudio. Este fenómeno ha cobrado especial relevancia
en las últimas décadas, siendo reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019) como
un problema relacionado exclusivamente con el contexto laboral y no como una condición médica,
dentro de su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11).
El síndrome de burnout fue conceptualizado por primera vez por Freudenberger (1974), quien describió
un estado de agotamiento emocional, pérdida de motivación y disminución del compromiso con el
trabajo. Posteriormente, (Maslach & Jackson, 1981; Maslach & Jackson & Leiter, 1997) desarrollaron
un modelo tridimensional para su comprensión y evaluación, estableciendo tres componentes
fundamentales: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. Estos síntomas
se presentan de forma progresiva y, en conjunto, afectan gravemente el bienestar psicológico del
trabajador, así como su desempeño laboral y sus relaciones interpersonales.
Diversas investigaciones han demostrado que el burnout no solo representa un problema individual,
sino que también genera consecuencias significativas a nivel organizacional, como el aumento del
ausentismo, la rotación de personal y la reducción de la productividad (Leiter & Maslach, 2007,
Tabares-Díaz, et al., 2020). Mientras, la Psychosocial Safety Climate Global Observatory (2025), resalta
hallazgos sobre la seguridad psicosocial en empleados universitarios en Australia durante los últimos
cuatro años. En este tiempo, el 67% de estos empleados ha expresado tener baja seguridad psicosocial,
enfrentando altos riesgos de trastornos mentales, con un aumento del 61. 8% en 2020 al 72. 9% en
2023. Este riesgo es el doble del promedio nacional, donde el 37. 5% de 10,000 trabajadores reportaron
angustia mental.

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También, el 43% experimenta cansancio extremo, ansiedad o depresión, y el 66% sufre de agotamiento
laboral. Las mujeres y el personal académico son quienes más presiones laborales reportan. Tres de
cada cinco encuestados enfrentan conflictos entre el trabajo y la vida personal, y el riesgo de desarrollar
este síndrome es alto en profesiones con mucha interacción social y carga emocional, como la educación
y la salud.
A partir de modelos teóricos como el Modelo Demanda-Recursos (Demerouti et al., 2001) o la Teoría
de Conservación de Recursos (Hobfoll, 1989), se ha profundizado en la comprensión de los factores
que contribuyen al desarrollo del síndrome, así como en las estrategias de afrontamiento y prevención.
Estos enfoques subrayan la importancia de los recursos organizacionales y personales para mitigar el
impacto de las demandas laborales excesivas. En este contexto, resulta fundamental analizar de forma
sistemática las causas, consecuencias y mecanismos del síndrome de burnout, así como identificar
factores protectores que favorezcan el bienestar psicosocial de los trabajadores. La presente
investigación tiene como propósito contribuir al conocimiento sobre esta problemática en la institución,
brindando evidencia empírica que pueda orientar intervenciones efectivas en los ámbitos más afectados.
En las últimas décadas, el trabajo docente universitario ha experimentado una transformación
significativa debido a la creciente complejidad de los sistemas educativos, el aumento de la carga
laboral, la presión por la productividad académica y la implementación de tecnologías emergentes. Este
panorama ha intensificado las condiciones de estrés laboral crónico entre los docentes de educación
superior, generando un terreno fértil para la aparición del síndrome de burnout.
Este síndrome, caracterizado por Maslach & Jackson, (1981) consolidaron la definición del síndrome
de burnout, al desarrollar el Maslach Burnout Inventory (MBI), herramienta ampliamente utilizada para
su evaluación. Por añadidura, señalan que este síndrome no solo implica fatiga física, sino una profunda
desconexión emocional con la tarea laboral, lo que deteriora las relaciones humanas y el sentido de
propósito (p. 100).
El agotamiento emocional representa el núcleo del síndrome, seguido por una actitud negativa hacia los
usuarios o estudiantes (despersonalización) y una percepción de ineficacia (falta de realización
personal) (p. 99).

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A nivel mundial, diversas investigaciones han documentado la prevalencia del burnout en docentes
universitarios, atribuyéndolo a factores como el desequilibrio entre demandas laborales y recursos
disponibles, el escaso reconocimiento profesional, la precarización del empleo académico y el
incremento de las exigencias evaluativas (Watts & Robertson, 2011; Padilla & Thompson, 2015; Deep
et al.,2025). En países como Brasil y Estados Unidos, los síntomas del burnout se han correlacionado
con insatisfacción laboral, problemas psicosomáticos y deterioro del desempeño académico (Carlotto
& Câmara, 2007; Montgomery & Rupp, 2005). En el caso de México, la situación no es diferente.
Estudios recientes han reportado una alta incidencia del síndrome de burnout en profesores
universitarios, destacando como factores críticos la sobrecarga de trabajo, la presión por cumplir con
indicadores institucionales, la inestabilidad laboral, y el debilitamiento del sentido de pertenencia en las
universidades públicas y privadas (Rojas-Solís et al., 2021; Alvarado-Peña et al., 2023).
Con la finalidad de alcanzar los objetivos de la indagación, se revisó, detectó, extrajo y recopiló
información de interés para conformar las referencias teóricas. Respecto al modelo estructural utilizado,
para el acopio de los datos, se utilizó el cuestionario estructurado de Maslach Burnout Inventory (MBI)
creado por (Maslach et., 1997, pp. 193-195; Maslach & Jackson, 1981, pp. 100-104; Omint. s. f.). La
composición del estudio se basa en ítems de escalas validadas relacionadas con el modelo de
investigación. El cuestionario incluye preguntas sobre el perfil del encuestado, como edad, estado civil,
nivel de estudios y antigüedad en la universidad, aspectos que aparecen en la literatura sobre
comportamientos de los recursos humanos. La población objetivo son los docentes del Instituto. El
análisis del modelo teórico se lleva a cabo con el software SPSS, utilizando estimaciones estadísticas,
análisis descriptivos, frecuencias y porcentajes.
Marco referencial
Estado del arte
Dentro de las investigaciones realizadas, se pueden describir las siguientes:
El aporte de Garcés-Delgado et al., (2023) aborda un caso de incidencia del género en el estrés laboral
y burnout del profesorado universitario, este estudio analiza cómo el género influye en los niveles de
estrés laboral y burnout entre docentes universitarios. Los resultados indican que las mujeres presentan
mayores niveles de agotamiento emocional, mientras que los hombres muestran una mayor

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despersonalización. El estudio destaca la importancia de crear estrategias de apoyo que se ajusten al
género. En el análisis de Avalos et al. (2022), se indica, que el estrés laboral, la salud mental y la falta
de recursos tecnológicos en docentes universitarios en México están relacionados. La insuficiencia de
tecnología adecuada y el aumento de la carga de trabajo son factores que contribuyen al síndrome de
burnout. A pesar de una infraestructura tecnológica general, hay retos relacionados con la disponibilidad
individual para una práctica académica efectiva. Encima, se encontró una alta prevalencia de afecciones
psicosomáticas asociadas al estrés laboral (de tipo muscular, psicológico y gastrointestinal).
Mientras tanto, Palmer et al., (2016) enfatizan la prevalencia del síndrome de burnout en docentes de la
Universidad Autónoma de Baja California, Mexicali, México. Utilizando el Maslach Burnout Inventory,
los hallazgos mostraron una prevalencia baja del síndrome de Burnout del 2.6%, lo que sugiere que el
ambiente laboral de la institución podría estar ejerciendo un efecto protector frente a esta. En cuanto, al
perfil sociodemográfico, en las variables estado civil y número de hijos no se encontró una relación
estadísticamente significativa entre estas y la presencia del síndrome. Sin embargo, en el tema de mayor
afectación por nivel académico y unidad académica, el mayor porcentaje de casos se concentró en
profesores con grado de doctorado (44.4 %), seguidos por aquellos con maestría (33.3 %) y licenciatura
(22.2 %). Asimismo, las facultades con mayor puntuación en las tres subescalas del Maslach Burnout
Inventory: agotamiento emocional, despersonalización y pérdida de realización profesional, fueron las
de Investigaciones Sociales y Artes. Los resultados apuntan a que los elementos organizativos de la
UABC como los incentivos docentes, la estructura administrativa y los sistemas de recompensa, así
como el compromiso académico del profesorado, podrían estar contribuyendo a una menor incidencia
de burnout y a la preservación de la calidad educativa.
Por añadidura, la indagación de Chávez et al., (2018) entre el personal docente de una institución del
Estado de Nayarit, sobre el síndrome de burnout, para ello utilizaron el instrumento del cuestionario de
Maslach Burnout Inventory, en una investigación documental, de campo y transversal porque se aplicará
en cierto momento del tiempo. Se realizó una muestra de 26 docentes que laboran en la Institución. Los
resultados revelaron niveles significativos de agotamiento emocional y despersonalización, se
determinó que en dicha institución existe síndrome de Burnout en el 16% del personal docente.

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Para finalizar, la investigación de Toldos et al., (2024), sobre el síndrome del burnout en docentes de
una universidad privada en México, este estudio evaluó la validez del Maslach Burnout Inventory y
exploró la relación entre el burnout, variables demográficas y laborales. Se utilizó una muestra de 558
respondientes de distintas carreras, mediante un análisis factorial exploratorio por medio del método de
rotación varimax, un test de KMO y de esfericidad de Barlett, además de la fiabilidad mediante el
coeficiente de Alpha de Cronbach, estadístico como la T Student, ANOVAS y regresiones. Los
hallazgos revelaron que el MBI-ES tiene características similares a la versión original, manteniendo
tres dimensiones: agotamiento emocional, realización personal y despersonalización.
El agotamiento emocional puede causar trastornos somatomorfos, de estado de ánimo y de
ansiedad. Este problema es más común en las féminas y en aquellas personas que ocupan roles de
liderazgo, tienen doctorados y trabajan en negocios. En cuanto a la despersonalización, los hombres y
quienes llevan entre 5 y 10 años en la institución obtienen puntuaciones más altas. Los docentes a
tiempo parcial reportan mayor realización laboral, seguidos por directivos y personal en ciencias de la
salud. El análisis destaca la importancia de evaluar el estrés laboral en instituciones educativas privadas
y sugiere crear estrategias para reducir el estrés y promover el bienestar de los docentes.
Fundamentos teóricos
En referencia el síndrome de burnout o síndrome de desgaste profesional, la Organización Mundial de
la Salud (OMS, 2019) lo reconoce en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), como
un fenómeno ocupacional, no como una enfermedad médica, es una respuesta crónica al estrés laboral
prolongado, caracterizada por agotamiento emocional, despersonalización y una reducida realización
personal. Dicho fenómeno ha adquirido relevancia en diversos contextos laborales, especialmente en
profesiones de alta demanda emocional como la docencia, la salud y los servicios sociales, entre otros.
Mientras, Bresó et al., (2007) revela, no hay que confundir el burnout con el estrés laboral. El estrés es
una experiencia breve, mientras que el burnout es el resultado de un desbalance duradero entre lo que
se exige y lo que se puede dar en el trabajo. El burnout lleva a actitudes negativas hacia el
trabajo. Ambos son causados por un desajuste entre demandas y recursos del trabajador y son
perjudiciales para la salud mental.

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El concepto de "burnout" fue presentado por Freudenberger (1974), quien notó una disminución gradual
en la energía y en la motivación de los profesionales de la salud mental (pp. 159-160). Posteriormente,
Maslach y Jackson (1981), crearon el Maslach Burnout Inventory (MBI), reconociendo tres aspectos
principales: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal (p. 99), que ha sido
utilizada y confirmada en numerosos estudios (Maslach et al., 1997). Al respecto de los modelos
teóricos explicativos, se mencionan los siguientes: El modelo demanda-control de Karasek (1979), este
modelo postula que el estrés laboral surge cuando existen altas demandas laborales combinadas con un
bajo control sobre el trabajo. La combinación de alta demanda y bajo control se asocia con mayores
niveles de estrés y, potencialmente, con el desarrollo del burnout (p. 285).
Mientras tanto, Demerouti et al., (2001) enfatizan el modelo demanda-recursos (JD-R), este sugiere que
el burnout se desarrolla cuando las demandas laborales superan los recursos disponibles, tanto a nivel
organizacional como personal. Las demandas incluyen carga de trabajo, presión de tiempo y conflictos
interpersonales, mientras que los recursos abarcan el apoyo social, la autonomía y las oportunidades de
desarrollo (p. 499). Además, la contribución de Hobfoll en 1989 con su teoría de conservación de
recursos sugiere que los individuos buscan adquirir, mantener y salvaguardar sus bienes. El burnout
ocurre cuando hay una pérdida significativa de recursos o una amenaza de pérdida, y los individuos no
pueden compensar esta pérdida, lo que conduce al agotamiento emocional y a una disminución del
rendimiento. Los dos modelos tienen una importancia particular en el entorno universitario, donde los
profesores lidian con presiones cada vez mayores de las instituciones, realizan diversas tareas al mismo
tiempo (enseñanza, investigación, administración, entre otras) y a menudo disponen de pocos recursos
para manejarlas.
Asimismo, el Modelo de Spillover-Crossover de Westman (2002) indica que este enfoque estudia de
qué manera el estrés y las emociones negativas asociadas al trabajo pueden "transpasar" a la vida
personal (spillover) y repercutir en otras personas cercanas, como los miembros de la familia
(crossover), ampliando así la influencia del agotamiento más allá del ámbito laboral. (pp. 143-144).
Mientras tanto, Schaufeli (2005) enfatiza en la teoría del intercambio social, desde esta perspectiva, el
burnout lo interpreta como resultado de un desequilibrio en las relaciones laborales, donde los

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empleados perciben que sus esfuerzos no son correspondidos adecuadamente por la organización,
generando sentimientos de injusticia y agotamiento.
Al respecto, diversas investigaciones enfatizan factores de riesgo y causas que contribuyen al desarrollo
del burnout, entre ellos se encuentran, sin ser exhaustivos, factores individuales: características de
personalidad, estrategias de afrontamiento, autoeficacia y locus de control, sentido de pertenencia, edad,
genero, nivel educativo y tipo de contrato. También, los factores organizacionales: sobrecarga de
trabajo, falta de reconocimiento, retroalimentación, escasa participación en la toma de decisiones y
conflictos de rol, adopción de nuevas tecnologías, clima y justicia organizacional, entre otras. Encima
de factores sociales: apoyo social insuficiente, relaciones interpersonales tensas y falta de recursos en
el entorno laboral (Saborío et al., 2015; Treviño-Reyes, et al., 2019)
Finalmente, el estudio de Rodríguez et al., (2011) señalan que el burnout tiene efectos negativos tanto
a nivel individual como por mencionar algunos problemas de salud física y mental, como insomnio,
depresión, ansiedad y trastornos psicosomáticos, pero también organizacionales, tales como
disminución de la productividad, aumento del ausentismo, rotación de personal y deterioro del clima
laboral (p. 78). Tal como, Marrau (2004) su indagación enfatiza la importancia de usar estrategias que
prevengan y disminuyan el agotamiento, cuya finalidad radique en manejar el estrés, aprender
habilidades para afrontar problemas y fomentar el bienestar individual. Igualmente, es esencial
rediseñar las actividades del trabajo, mejorar el entorno laboral, valorar los logros y promover el trabajo
en equipo entre colegas en el espacio de trabajo (pp. 65-67).
METODOLOGÍA
El texto describe el procedimiento que se seguirá en una investigación, incluyendo los métodos y
herramientas para recopilar información. Se optó por un enfoque cuantitativo, con un estudio
descriptivo y transversal, lo que ayudará en la recolección y análisis de datos y en la presentación de
información sobre las características de los sujetos y procesos.
Diseño
Hernández y Mendoza (2018) indican que después de contextualizar la investigación, el siguiente paso
es responder las preguntas y objetivos definidos. Para esto, se debe analizar utilizando algún diseño de
investigación y verificar las hipótesis propuestas (p. 128).

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Reseña del método de trabajo:
Para dar inicio, se determinar la población y de ahí, la muestra conformada por 58 docentes. La muestra
fue del tipo probabilística estratificada no proporcional. El método seleccionado para el acopio de los
datos, fue el cuestionario, así como la observación. Se investigo sobre el síndrome de burnout o también
conocido como síndrome de desgaste profesional, en docentes de las carreras de ingeniería en: gestión
empresarial, informática, industrial, electrónica, mecánica y energías renovables de turnos matutino y
vespertino, se obtuvo consentimiento informado y se empleó el Maslach Burnout Inventory (MBI),
(Maslach et., 1997, pp. 193-195; Maslach & Jackson, 1981, pp. 100-104; Omint. s. f.) que consta de 22
afirmaciones sobre los sentimientos y actitudes de los profesionales en su trabajo y hacia los alumnos,
para evaluar el desgaste profesional. Este test busca medir la frecuencia e intensidad del Burnout y
evalúa tres aspectos del síndrome de Burnout.
Tabla 1 Estructura del cuestionario del síndrome de burnout
Escala Subescala Ítems Valor
obtenido
Indicios de
Burnout
Burnout
Agotamiento emocional 1−2−3−6−8−13−14−16−20 Más de 26
Despersonalización 5−10−11−15−22 Más de 9
Falta de realización 4−7−9−12−17−18−19−21 Menos de 34
Nota, obtenido a partir de (Maslach et., 1997, pp. 193-195; Maslach & Jackson, 1981, pp. 100-104; Omint. s. f.).
Los tres elementos de las subescalas mencionados anteriormente en la Tabla 1 son: ítem 1.- Agotamiento
o fatiga emocional, este mide la experiencia de sentirse emocionalmente agotado debido a los
requerimientos laborales y está compuesta por 9 preguntas (1, 2, 3, 6, 8, 13, 14, 16, 20), la puntuación
más alta es 54. En cuanto al ítem 2.- Despersonalización, este mide el grado en que se manifiestan
comportamientos de indiferencia y separación, contiene 5 ítems (5, 10, 11, 15, 22) su puntuación
máxima es 30. Finalmente, se encuentra el ítem 3.- Realización personal, el cual analiza los sentimientos
de autoeficacia y satisfacción personal en el ámbito laboral, se compone de 8 ítems (4, 7, 9, 12, 17, 18,
19, 21), su puntuación máxima es 48. La escala tiene los siguientes rangos de medida: 0 = Nunca. 1 =
Pocas veces al año o menos. 2 = Una vez al mes o menos. 3 = Unas pocas veces al mes. 4 = Una vez a
la semana. 5 = Unas pocas veces a la semana. 6 = Todos los días. También se recopilaron datos generales
como edad, estado civil, nivel educativo más alto y antigüedad en la universidad.

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Además, el instrumento incluye información sobre las puntuaciones de los indicadores de Burnout:
Agotamiento emocional (Bajo (0-18), Medio (19-26) y Alto (27-54)), despersonalización (Bajo (0-5),
Medio (6-9) y Alto (10-30)) y Falta de realización (Bajo (0-33), Medio (34-39) y Alto (40-56)). En
resumen, obtener una puntuación elevada en las dos primeras secciones y una baja en la última puede
ser indicativo de agotamiento.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Posteriormente, se trascribieron, codificaron y analizaron los datos en el software estadístico mediante
cálculo de porcentajes y ponderaciones, entre otros. Finalmente se develó la interpretación de la
información como sigue:
Figura 1 Distribución de variable edad
Nota, resultados de distribución de variable edad. Elaboración propia.
La Figura 1 muestra que la mayoría de los docentes tiene entre 50 y 59 años, con un 35% de la muestra
(n=20). Le siguen los docentes de 40 a 49 años con un 29% (n=17), luego aquellos de 30 a 39 años con
un 19% (n=11), después los de 20 a 29 años con un 10% (n=6) y, finalmente, un 7% (n=4) son mayores
de 60 años.
10%
19%
29%
35%
7%
Edad
De 20 a 29 años De 30 a 39 años De 40 a 49 años
De 50 a 59 años Mayores de 60 años

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Figura 2 Distribución de variable estado civil
Nota, resultados de distribución de variable estado civil. Elaboración propia.
La Figura 2, muestra los promedios obtenidos respecto a la variable estado civil, la mayor parte de la
muestra está conformada por docentes cuyo estado civil es casado(a) con el 79% (n= 46), seguido en
un 16% (n= 9) de los solteros(as), luego con el 3% los que viven en unión libre (n= 2) y para finalizar
los divorciados(as) con un 2% (n= 1).
Figura 3 Distribución de variable grado máximo de estudios
Nota, resultados de distribución de variable grado máximo de estudios. Elaboración propia.
Respecto a la formación académica, la Figura 3, muestra los resultados obtenidos, donde la mayor parte
de la muestra está conformada por docentes con perfil de maestría con el 66% (n= 38), mientras los
docentes con formación de doctorado con un 19% (n= 11) y por ultimo los docentes con licenciatura
con un 15% (n= 9).
79%
16%
3%
2%
Estado civil
Casado/a Soltero/a Unión Libre Divorciado/a
15%
66%
19%
Grado máximo de estudios
Licenciatura Maestría Doctorado

pág. 10294
Figura 4 Distribución de variable grado antigüedad
Nota, resultados de distribución de variable antigüedad. Elaboración propia.
Al respecto de la antigüedad dentro de la institución, la Figura 4, muestra los promedios obtenidos, en
orden de mayor a menor significancia obtenida se encuentra, primeramente, los docentes con
antigüedad de 12 a 20 años con el 33% (n= 19), seguido del 23% (n= 13) con 6 a 10 años, luego con un
17% (n= 10) respectivamente los de 21 a 28 años y 1 a 5 años, mientras solo el 10% (n= 6) de los
docentes tienen entre 11 a 15 años.
Tabla 2 Rangos, frecuencias y porcentajes del síndrome de burnout Nivel de confianza, error y muestra
Escala Subescala Rangos Frecuencia %
Burnout Agotamiento o cansancio
emocional
(ACE)
Puntaje Alto (27-54) 7 12.07%
Puntaje Bajo (0-18) 47 81.03%
Puntaje Medio (19-26) 4 6.90%
Total 58 100%
Despersonalización
(DES)
Puntaje Alto (10-30) 8 13.8%
Puntaje Bajo (0-5) 45 77.6%
Puntaje Medio (6-9) 5 8.6%
Total 58 100%
Realización personal
(REP)
Puntaje Alto (40-56) 37 63.79%
Puntaje Bajo (0-33) 0 0%
Puntaje Medio (34-39) 21 36.21%
Total 58 100%
Nota, elaboración propia a partir de Omint. s. f.
17%
23%
10%
33%
17%
Antigüedad
De 1 a 5 años De 6 a 10 años De 11 a 15 años De 12 a 20 años De 21 a 28 años

pág. 10295
En la subescala de burnout, Tabla 2, en el agotamiento o cansancio emocional de mayor a menor puntaje,
el 81.03% de los docentes obtuvo un puntaje dentro del rango esperado (nivel bajo de burnout), seguido
de un puntaje de 12.07% (nivel alto) y el 6.9% un puntaje en el nivel medio. En la subescala de
despersonalización el puntaje bajo ocupa el 77.6%, seguido del 13.8% en puntaje alto y solo el 8.6% en
nivel medio. Para finalizar, la subescala de realización personal, se ubica en el puntaje alto en un 63.79%
de los docentes y con un 36.21% en puntaje medio y ningún docente obtuvo un puntaje al rango
esperado (nivel bajo).
Una puntuación alta en las dos primeras secciones y una baja en la última puede señalar agotamiento.
Por medio del análisis cuantitativo se puede observar que la mayoría de los docentes se encuentran en
niveles bajos para agotamiento o cansancio emocional y despersonalización, lo que devela que se
encuentran en el inicio del desarrollo del síntoma con alto riesgo para su manifestación. Tal como lo
mencionan en su aporte, Bresó et al., (2007), el burnout es un problema que ocurre cuando hay un
desbalance prolongado entre las exigencias del trabajo y la capacidad de la persona para manejarlas. En
un análisis de los docentes, en el ítem realización personal en el nivel bajo, la institución no reporta
estadística alguna, pero los resultados en el nivel medio posibilitan una reflexión acerca de la presencia
del burnout, se encontró que el 36. 21% está en un nivel medio de burnout, lo que indica un alto riesgo
de desarrollo de este problema. Además, un 12. 07% muestra agotamiento emocional y un 13. 8%
presenta despersonalización, se describen en la siguiente Tabla 3. Esto sugiere la necesidad de atención
a la salud emocional de los educadores.
Tabla 3 Perfil sociodemográfico en docentes portadores del síndrome de burnout en agotamiento o
cansancio emocional y despersonalización
Nota, elaboración propia.
En cuanto al perfil de los respondientes, las variables edad, grado máximo de estudios, estado civil y
antigüedad, se encontró una relación estadística significativa entre estas y la presencia del síndrome de
burnout, siendo más significativa en docentes con maestría, de una edad correspondiente de 50 a 59

pág. 10296
años, de estado civil casado(a) y con una antigüedad de 21 a 28 años en la institución con un 43% para
agotamiento o cansancio emocional (ACE), y 71% para despersonalización (DES) y 71% para
realización personal (REP). Seguido del 29% en agotamiento o cansancio emocional (ACE) siendo
estos doctores de 40 a 49 años de edad y de 12 a 20 años de antigüedad, de estado civil casado(a).
Encima un 14% también en agotamiento o cansancio emocional (ACE), con grado máximo doctorado,
en edad de 50 a 59 años, con una antigüedad de 12 a 20 años, casado(a). Otro, 14% en ACE, con grado
máximo maestría, en edad de 50 a 59 años, con una antigüedad de 12 a 20 años, de estado civil
divorciado(a). Los resultados de despersonalización (DES) y realización personal (REP) muestran que
el 14% de los participantes tiene entre 50 y 59 años, posee una maestría, está casado(a) y tiene de 12 a
20 años de antigüedad. Para finalizar, un 29% de los encuestados tiene más de 60 años, cuentan con
maestría, de estado civil casado(a) y con 11 a 15 años de antigüedad.
CONCLUSIONES
Cada individuo enfrenta el estrés y la fatiga de maneras diversas. Esta investigación no tiene como
objetivo ser un estudio científico, sino más bien comprender el síndrome de burnout entre los
educadores y su relevancia en la institución. Aunque la influencia del síndrome es menor gracias a la
organización administrativa y la dedicación de los profesores, entre otros aspectos. Sin embargo, se
enfatiza en áreas de mejora sobre la necesidad de medir el estrés laboral en la institución con respecto
a las puntuaciones altas y bajas encontradas con menor significancia, pero latente en la organización y
que suponen un riesgo de manifestación futuro. Se proponen tácticas para disminuir el estrés, potenciar
el bienestar de los docentes y abordar el exceso de trabajo y la carencia de recursos. Las soluciones
deben centrarse en la gestión del estrés, así como en mejorar el ambiente laboral y el apoyo social. Se
recomienda realizar investigaciones adicionales sobre el burnout en profesores, teniendo en cuenta el
perfil sociodemográfico.
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