DESDOLARIZACIÓN, MULTIPOLARIDAD
Y AUTONOMÍA PRODUCTIVA:
ESCENARIOS PARA MÉXICO EN EL
NUEVO ORDEN ECONÓMICO GLOBAL

DE
-DOLLARIZATION, MULTIPOLARITY, AND
PRODUCTIVE STRATEGIES MEXICO’S PROSPECTS IN THE

EMERGING GLOBAL ORDER

Raúl Alberto Rodríguez Alvarado

Universidad de Colima

Miguel Ángel Medina Romero

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Caleb Francisco Meléndez Naranjo

Universidad de Colima

Regina Sofía Vidal Barrientos

Universidad de Colima
pág. 2118
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i4.18798
Desdolarización, multipolaridad y autonomía productiva:

Escenarios para México en el nuevo orden económico global

Raúl Alberto Rodríguez Alvarado
1
raulalbertorodriguezalvarado@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-2791-0050

Universidad de Colima

México

Miguel Ángel Medina Romero

miguel.medina.romero@umich.mx

https://orcid.org/0000-0003-4067-2816

Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo

México

Caleb Francisco Meléndez Naranjo

fmelendez0@ucol.mx

https://orcid.org/0009-0005-2259-7826

Universidad de Colima

México

Regina Sofía Vidal Barrientos

rsvidal@ucol.mx

https://orcid.org/0009-0005-0954-6346

Universidad de Colima

México

RESUMEN

Este artículo analiza la transformación del sistema financiero internacional ante el ascenso de China y
el bloque Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) como alternativas a la hegemonía del dólar
estadounidense. A través de un enfoque metodológico mixto y fuentes oficiales, se examina la estrategia
china de desdolarización, el fortalecimiento de mecanismos como el Nuevo Banco de Desarrollo y
BRICS Pay, y la redefinición institucional en el Fondo Monetario Internacional. Se exploran las
implicaciones de estos cambios para economías interdependientes como la mexicana, especialmente en
los sectores agroalimentario y energético. El estudio destaca cómo la desdolarización y la emergencia
de nuevas arquitecturas financieras ofrecen una ventana para avanzar en políticas de soberanía
alimentaria y transición agroecológica en México. Si bien la transición hacia un orden multipolar
muestra fragmentación y desafíos, la experiencia de China y los BRICS ofrece lecciones relevantes para
el diseño de estrategias de resiliencia y diversificación en el Sur Global. El texto concluye que, en un
escenario de tensiones geopolíticas crecientes, México debe priorizar la autonomía en la toma de
decisiones económicas y promover modelos productivos propios.

Palabras clave: BRICS, China, desdolarización, México, sistema financiero internacional

1 Autor principal

Correspondencia:
miguel.medina.romero@umich.mx
pág. 2119
De-dollarization, Multipolarity, and Productive Strategies

Mexico’s Prospects in the Emerging Global Order

ABSTRACT

This article analyzes the transformation of the international financial system in light of the rise of China

and the bloc composed of Brazil, Russia, India, China, and South Africa (BRICS) as alternatives to the

hegemony of the US dollar.
Using a mixed-methods approach and official sources, it analyzes China's
de
-dollarization strategy, the strengthening of mechanisms such as the New Development Bank and
BRICS Pay, and institutional changes in the International Monetary Fund. The implicatio
ns of these
shift
s for interdependent economies like Mexico are explored, with a focus on the agri-food and energy
sectors. The study highlights how de
-dollarization and emerging financial architectures provide an
opportunity to advance food sovereignty and agroecological
transition policies in Mexico. While the
transition to a multipolar order entails fragmentation and challenges, the experiences of China and the

BRICS offer relevant lessons for resilience and diversification strategies in the Global South. The article

con
cludes that, in a context of growing geopolitical tensions, Mexico should prioritize autonomy in
economic decision
-making and promote its own productive models.
Keywords: BRICS, China, de-dollarization, México, international financial system

Art
ículo recibido 15 junio 2025
Aceptado para publicación: 19 julio 2025
pág. 2120
INTRODUCCIÓN

Desde 2018, México ha iniciado un viraje en su política económica, procurando alejarse de una
dependencia casi absoluta del comercio con Estados Unidos de América (Estados Unidos, en adelante),
país que concentra más del 80% de sus exportaciones, para transitar hacia un modelo de desarrollo que
replantee la soberanía alimentaria y fortalezca su autonomía estratégica, especialmente ante el cambiante
contexto geopolítico internacional. Este giro se produce en un escenario de creciente confrontación
económica entre Estados Unidos y China, cuyos efectos alcanzan al sistema financiero internacional y
cuestionan las estructuras de poder vigentes desde Bretton Woods (Muzlova & Latypov, 2021).

La guerra comercial iniciada por el presidente norteamericano Donald Trump en 2018, y recrudecida
durante su nuevo mandato en 2025, con aranceles que han alcanzado hasta el 145% sobre bienes chinos,
ha catalizado una transformación global que pone en tensión la hegemonía del dólar como moneda de
reserva y medio de poder geopolítico (Silver, Yap & Lawder, 2025). En respuesta, China ha
implementado una estrategia multifacética: aumentar su participación en instituciones clave como el
Fondo Monetario Internacional (FMI), diversificar sus reservas internacionales mediante la compra
masiva de oro, y fortalecer iniciativas multilaterales como el New Development Bank (NDB) o Nuevo
Banco de Desarrollo del bloque Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica BRICS (Afripoli.org, 2024;
NDB, 2022; Stiglitz, 2024).

Este reposicionamiento chino, que incluye la incorporación del renminbi a la canasta de Derechos
Especiales de Giro (DEG) del FMI desde 2016, evidencia una intención clara de redefinir el sistema
financiero global desde dentro, al tiempo que se construyen mecanismos paralelos que escapan al
dominio de Washington (Lubin, 2025; McGuire, von Peter & Zhu, 2024). Paralelamente, los BRICS
han surgido como una plataforma plural, que permite a China, India, Brasil, Sudáfrica y Rusia impulsar
una arquitectura financiera más equitativa, menos condicionada por la lógica del dólar y con mayor
representación del Sur Global (Feingold, 2024; BRICS, 2025).

Para México, este proceso plantea un dilema complejo: mantener la subordinación a un modelo
económico anclado en la lógica estadounidense o insertarse en nuevas dinámicas de cooperación y
financiamiento con bloques emergentes. La dependencia estructural de importaciones de maíz
transgénico y el uso de glifosato en la agricultura intensiva ponen de manifiesto las tensiones entre el
pág. 2121
desarrollo agroindustrial subordinado y una incipiente soberanía agroecológica (Terui Villegas &
González García, 2024). A ello se suma el riesgo de que las fluctuaciones de la Reserva Federal impacten
no solo el sistema financiero mexicano, sino también su capacidad de sostener precios e inversiones
estratégicas (Lubin, 2025).

En este contexto, el presente artículo analiza el reposicionamiento financiero de China y el ascenso del
bloque BRICS como ejes articuladores de un nuevo orden económico mundial. Se abordan tanto las
transformaciones institucionales del FMI como la evolución de los instrumentos de reserva bonos del
Tesoro y oro y los mecanismos alternativos de financiamiento impulsados por los BRICS. Mediante
un enfoque metodológico mixto exploratorio, descriptivo y causal, que combina análisis cualitativo
interpretativo y análisis cuantitativo de fuentes oficiales (FMI, Banco Mundial [BM] y Organización
Mundial del Comercio [OMC]), se busca comprender los efectos de esta transición sobre economías
intermedias como la mexicana. Así, el documento contribuye a una reflexión urgente: ¿es posible para
México lograr un desarrollo soberano en un mundo cada vez más polarizado?

MARCO TEÓRICO Y CONTEXTUAL

El escenario económico contemporáneo se caracteriza por una reconfiguración estructural del sistema
financiero internacional, derivada de la confrontación abierta entre Estados Unidos y China. Esta disputa
trasciende el ámbito comercial, adentrándose estratégicamente en los terrenos monetario y financiero,
con el propósito de influir y modificar la hegemonía del dólar, establecida desde los acuerdos de Bretton
Woods en 1944. Durante el último siglo, el dólar no solo ha operado como moneda de reserva
internacional sino también como instrumento de dominio geopolítico y financiero, determinando la
arquitectura global del comercio y la acumulación de riqueza (Muzlova & Latypov, 2021).

Desde la teoría económica, Schumpeter (1939) plantea que el cambio estructural de largo plazo o
"destrucción creativa" constituye el motor del desarrollo capitalista. En este contexto, China como
líder del bloque BRICS impulsa la desdolarización y promueve la construcción de mecanismos
financieros alternativos, insertándose en un ciclo de innovación sistémica de la arquitectura del capital
global. Este impulso reformista se articula con las condiciones de competitividad sistémica descritas por
Porter (1990), quien sostiene que los bloques económicos exitosos logran ventajas competitivas
sostenidas mediante la conformación de instituciones propias y marcos normativos que favorecen la
pág. 2122
autosuficiencia estratégica. En este sentido, el Nuevo Banco de Desarrollo y las plataformas de pago en
monedas locales impulsadas por los BRICS configuran un ecosistema institucional orientado a reducir
la dependencia del sistema financiero dominado por Estados Unidos y a redefinir la arquitectura del
comercio internacional, ahora con mayor protagonismo de China y su bloque (Feingold, 2024; NDB,
2022).

La teoría del sistema-mundo propuesta por Wallerstein (2004) permite una lectura estructuralista del
poder económico global, históricamente concentrado en el “centro” del sistema, mientras que los países
periféricos reproducen condiciones de dependencia funcional. Sin embargo, los desplazamientos de
poder en curso reflejan una transición hacia una posible configuración multipolar, en la que potencias
emergentes como China y sus aliados estratégicos India, Rusia, Brasil y Sudáfrica buscan redefinir
los flujos globales de capital y los mecanismos de toma de decisiones. Este viraje geoeconómico no es
coyuntural, sino que debe entenderse como una estrategia de Estado, en la cual China ha delineado un
plan de mediano y largo plazo para reposicionarse como eje rector de un nuevo orden financiero
internacional (González, 2020; González, Licona & Reyes, 2024). Y, de acuerdo con Sheresheva y
Lissovolik (2023), este giro estratégico hacia un orden alternativo se fundamenta en el proceso de
desdolarización del bloque BRICS, consciente de la necesidad de desplazar la moneda dominante
mediante una arquitectura que combine diplomacia, finanzas y estructuras multilaterales.

Aliev, Xiao y Ryazanova (2024), en su publicación China’s De-dollarization Mechanisms within the
Yuan Internationalization Strategy, identifican de manera precisa los mecanismos multifacéticos de la
estrategia china de desdolarización. Y, argumentan que no se trata solo de una reacción geopolítica, sino
de una política de Estado profundamente estructurada y deliberada (González & Salazar, 2023). Tanto
Aliev, Xiao y Ryazanova (2024) como Greene (2024) observan un patrón dual compuesto por la
reducción sistemática de la exposición a bonos del Tesoro estadounidense por debajo de los 800 mil
millones de dólares en 2024 y la acumulación progresiva de reservas de oro, que pasaron del 3.4% al
4.9% del total de reservas internacionales entre 2022 y 2024. La estrategia incluye el desarrollo de un
mercado offshore de yuanes (CNH
2), la expansión de centros de compensación en múltiples países, y la
2 Chinese Yuan Offshore (CNH): Yuan chino extraterritorial que circula fuera de la China continental, principalmente en Hong
Kong, utilizado para transacciones internacionales.
pág. 2123
apertura del mercado de capitales a inversionistas extranjeros a través de reformas en programas como
QFII
3 y RQFII4. Asimismo, la emisión de bonos denominados en yuanes (como los bonos "panda" y
"dim sum"), el fortalecimiento de instrumentos como las líneas swap bilaterales y el sistema
interbancario CIPS
5, constituyen vías para consolidar una red financiera alternativa al sistema basado
en el dólar (véanse notas al pie de página)
6. A estos instrumentos se suman innovaciones como el yuan
digital (e-CNY
7) y los contratos de futuros de petróleo denominados en yuan (petroyuan), que refuerzan
el uso internacional de la moneda china en sectores estratégicos. En conjunto, esta arquitectura
representa un desafío sistémico a la hegemonía del dólar y una afirmación progresiva del yuan como
divisa de referencia global. Así, se configura una triple estrategia: diversificación de reservas hacia el
oro, reducción de la posesión de deuda estadounidense y fortalecimiento del yuan en los ámbitos del
comercio y los pagos internacionales.

Estos cambios también tienen implicaciones para México. Rodríguez y Medina (2024a) examinan cómo
este sistema hegemónico basado en el dólar ha limitado históricamente la capacidad de los países
latinoamericanos, en particular México, para formular políticas públicas soberanas. Desde la perspectiva
agroalimentaria, esta hegemonía se manifiesta en la dependencia estructural de insumos importados
como maíz transgénico y agroquímicos y en la subordinación de la política agrícola a intereses
geopolíticos externos. En este contexto, la transición agroecológica no solo es un imperativo ambiental,
sino también una estrategia para recuperar soberanía en un entorno financiero global adverso.

Desde la visión de economistas y estrategas chinos sobre la transformación del orden global,
documentada por Zhang y Liu (2023), se sostiene que la desdolarización debe entenderse como parte de
una “revolución monetaria silenciosa”. En ella, los BRICS actúan como plataforma geopolítica para
reequilibrar la gobernanza económica internacional. El propósito no es destruir el sistema actual, sino
desplazar sus centros de poder y construir un modelo más equilibrado, menos expuesto a sanciones y

3 Qualified Foreign Institutional Investor (QFII): Programa que permite a inversores institucionales extranjeros calificados
invertir en los mercados financieros de China continental, bajo ciertas cuotas y regulaciones.

4 RMB Qualified Foreign Institutional Investor (RQFII): Variante en yuan del programa QFII, con reglas más flexibles para
facilitar la inversión extranjera.

5 Cross-Border Interbank Payment System (CIPS): Red de pagos desarrollada por China para facilitar transacciones
internacionales en yuanes, alternativa a SWIFT.

6 Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication (SWIFT): Red global utilizada para enviar órdenes de pago
entre bancos, tradicionalmente dominada por países occidentales.

7 Electronic Chinese Yuan (e-CNY): Yuan digital, moneda digital soberana emitida por el Banco Popular de China, diseñada
para pagos domésticos e internacionales sin intermediarios tradicionales.
pág. 2124
menos dependiente del dólar como moneda de reserva.

La confluencia de enfoques económicos, estructuralistas, institucionales, geopolíticos y monetarios
permite analizar que la actual guerra comercial no responde únicamente a la rivalidad entre dos
potencias, sino a una reestructuración más profunda de los fundamentos del sistema financiero global,
cuyas consecuencias impactan directamente a países como México, cuya economía sigue
profundamente integrada al orden centrado en el dólar.

La hegemonía del dólar, el sistema financiero internacional y el ascenso estratégico de China

Desde la Conferencia de Bretton Woods de 1944, el orden económico internacional se ha estructurado
en torno a la hegemonía del dólar estadounidense, que funge como moneda de reserva, medio de
intercambio y ancla del sistema financiero global (Eichengreen, 2011). Esta centralidad ha otorgado a
Estados Unidos una ventaja sin precedentes: según Rachman (2020), actúa como un “recaudador fiscal
global” al poder financiar déficits fiscales y comerciales persistentes sin riesgo inmediato de insolvencia,
dada la demanda constante de su moneda. Esta hegemonía se sostiene en tres pilares:

Control sobre organismos multilaterales (FMI y Banco Mundial).

Centralidad del dólar en sistemas de pago internacionales (por ejemplo, SWIFT) y en la facturación
de materias primas estratégicas.

Absorción mundial de deuda estadounidense mediante la emisión masiva de bonos del Tesoro
(Setser, 2023).

El sistema de cuotas del FMI, que otorga poder relativo de decisión en función de las aportaciones
económicas, fortalece dicha hegemonía. Con más de 15% de los votos, Estados Unidos mantiene poder
de veto sobre reformas fundamentales (Muzlova & Latypov, 2021), lo que le permite modelar las reglas
del comercio internacional y mantener su rol como principal demandante de bienes, profundizando así
su influencia sobre economías periféricas (Helleiner, 2008).

El crecimiento económico de China constituye la fractura más relevante de este sistema. Entre 2000 y
2023, su PIB (a precios constantes de 2015) pasó de 2.77 a 17.8 billones de dólares, a una media anual
de 8.29% (World Bank, 2024). China se consolidó como primer exportador global, con ventas de 3.42
billones de dólares en 2023 y el 35.11% del mercado mundial de bienes de consumo en 2022
(Observatorio de Complejidad Económica [OEC], 2025; OMC, 2023). Este auge económico se tradujo
pág. 2125
en una estrategia deliberada de inserción institucional, especialmente en el FMI, donde ha ampliado su
cuota y su peso político. Un hito clave fue la incorporación del renminbi (RMB) a la canasta DEG en
2016, junto al dólar, euro, yen y libra esterlina, marcando un avance hacia la multipolaridad monetaria
(IMF, 2016).

El desafío chino a la hegemonía del dólar excede la esfera institucional y comprende diversos
mecanismos de desdolarización: reducción sostenida en la tenencia de bonos del Tesoro estadounidense,
acelerada acumulación de reservas de oro (de 3.4% a 4.9% entre 2022 y 2024), impulso al comercio
bilateral en monedas locales, creación del sistema CIPS, emisión de bonos en yuanes (“dim sum” y
“panda”), desarrollo del yuan digital (e-CNY) y promoción del petroyuan en contratos energéticos
estratégicos (Aliev, Xiao & Ryazanova, 2024). El fortalecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo por
parte del bloque BRICS refuerza una arquitectura alternativa orientada a disminuir el monopolio del
dólar como divisa internacional de referencia (Zhang & Liu, 2023).

Desde la teoría del sistema-mundo (Wallerstein, 2004), este viraje geoeconómico no resulta coyuntural,
sino que responde a una transición sistémica, donde el centro hegemónico (Estados Unidos) se ve
disputado por nuevas potencias principalmente China, India y Rusia cuyas estrategias de
acumulación difieren del patrón liberal occidental. Se trata del inicio de una “larga transición” hacia un
orden multipolar, donde el control monetario y financiero es el principal campo de conflicto estructural.

En este escenario, países como México confrontan una encrucijada estratégica: históricamente
subordinado al mercado dolarizado, su integración a las cadenas globales de valor responde a los
intereses de la hegemonía estadounidense. La posible erosión del dólar, no obstante, podría ampliar los
márgenes para implementar políticas soberanas, sobre todo en sectores sensibles como el
agroalimentario y energético. Según Rodríguez y Medina (2024a), la redefinición de la hegemonía
monetaria global representa una oportunidad para avanzar en una transición agroecológica, reducir la
dependencia de agroquímicos y del comercio agrícola transnacional, y fortalecer la soberanía
alimentaria nacional desde una perspectiva estructural (ver Tabla 1).
pág. 2126
Tabla 1. Estructura y dinámica del cambio en el sistema financiero internacional: Rivalidad
geoeconómica, teoría sistémica y el caso mexicano

Temática
Descripción Autores /
Referencias

Reconfiguración del sistema
financiero internacional

Transformación estructural impulsada por la
confrontación monetaria y financiera entre
Estados Unidos y China, cuestionando la
hegemonía del dólar establecida desde Bretton
Woods.

Muzlova &
Latypov, 2021.

Teoría del cambio estructural

Concepto de destrucción creativa como motor del
desarrollo capitalista; China lidera
desdolarización e innovación sistémica en
finanzas.

Schumpeter,
1939; Aliev, Xiao
& Ryazanova,
2024.

Competitividad sistémica

Ventajas sostenidas mediante instituciones y
normativas que promueven la autosuficiencia
estratégica en bloques económicos.

Porter, 1990.

Nuevas instituciones
financieras

El Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y
plataformas de pago BRICS representan
ecosistemas para reducir dependencia del sistema
dominado por Estados Unidos.

Feingold, 2024;
NDB, 2022.

Teoría del sistema-mundo

Estructuralismo que explica la concentración del
poder económico en el centro y dependencia
periférica; transición multipolar en curso.

Wallerstein,
2004.

Estrategia china y BRICS

Plan de mediano y largo plazo para
reposicionamiento global, con mecanismos
multifacéticos de desdolarización y redes
paralelas.

González, 2020;
Sheresheva &
Lissovolik, 2023.

Instrumentos de
desdolarización

Reducción en bonos del Tesoro, acumulación de
oro, mercado de yuan offshore, bonos
denominados en yuan, sistemas swap y yuan
digital.

Aliev, Xiao &
Ryazanova, 2024;
Greene, 2024.

Implicaciones para México

Dependencia histórica del dólar limita políticas
soberanas; tránsito agroecológico como
estrategia para soberanía en contexto financiero
adverso.

Rodríguez &
Medina, 2024a,
2024b; Zhang &
Liu, 2023.

Nota: Elaboración propia a partir de: Muzlova, N. N., & Latypov, A. A. (2021); Schumpeter, J. (1939); Porter, M. E. (1990);
Feingold, S. (2024); NDB (2022); Wallerstein, I. (2004); González, J. (2020); Sheresheva, M., & Lissovolik, Y. (2023); Aliev,
M., Xiao, Y., & Ryazanova, S. (2024); Greene, R. (2024); Rodríguez, R. A., & Medina, M. Á. (2024a, 2024b); Zhang, L., &
Liu, Y. (2023).
pág. 2127
METODOLOGÍA

Este estudio adopta un enfoque metodológico mixto que amplía y enriquece el análisis de la
transformación del sistema financiero internacional en el periodo comprendido entre 2000 y 2025,
prestando especial atención al reposicionamiento de China y del bloque BRICS frente a la hegemonía
tradicional del dólar estadounidense (Medina et al., 2023). La investigación se sustenta en la integración
de herramientas cualitativas y cuantitativas, lo que permite no solo identificar y describir los patrones
emergentes de transformación en la arquitectura financiera global, sino también comprender de manera
más profunda las implicaciones prácticas que estas dinámicas tienen sobre economías interdependientes
como la mexicana.

El diseño exploratorio y descriptivo posibilita rastrear el surgimiento de nuevas tendencias monetarias,
institucionales y geopolíticas, así como analizar de qué manera inciden en el nivel local y regional. La
principal fuente de información la constituye una exhaustiva revisión documental sistemática,
extendiéndose a la consulta, selección y contraste de literatura académica indexada, informes técnicos
y de coyuntura redactados por organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI
o IMF), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Banco Mundial (BM), así como el análisis
riguroso de bases de datos oficiales actualizadas sobre comercio exterior, reservas internacionales,
estructura de la canasta de Derechos Especiales de Giro y la evolución de la tenencia mundial de bonos
del Tesoro estadounidense. Esta amplia gama de fuentes permite construir una panorámica integral de
las transformaciones que experimenta el sistema financiero internacional, asegurando solidez y
actualidad en la interpretación de los fenómenos estudiados.

El procedimiento de análisis incorpora diversas estrategias complementarias (Medina et al., 2023). En
primer término, el análisis cualitativo profundiza en la interpretación crítica de los discursos y políticas
geoeconómicas de China y Estados Unidos, integrando aportes de enfoques estructuralistas,
institucionalistas y sistémicos que facilitan una lectura interdisciplinaria del reposicionamiento global.
El análisis cuantitativo, por su parte, se orienta a examinar la evolución de variables centrales como las
cuotas de participación de China en los organismos multilaterales, el peso relativo del renminbi dentro
de las reservas internacionales y el descenso progresivo en la exposición a la deuda soberana
estadounidense, utilizando métodos estadísticos que permiten detectar tendencias, rupturas y
pág. 2128
correlaciones a lo largo del tiempo. Además, el estudio emplea el análisis causal comparativo para
identificar y desentrañar las relaciones estructurales existentes entre los principales procesos de
transformación monetaria internacional y su reflejo en el comportamiento financiero de actores clave,
con especial enfoque en la comparativa entre Estados Unidos y China.

Finalmente, con el propósito de aterrizar el análisis en una realidad concreta, se articula el diagnóstico
macroeconómico global con un estudio de caso centrado en el sector estratégico agroalimentario
mexicano. En este marco, se examinan de forma específica las consecuencias de las restricciones
estructurales derivadas de la dolarización sobre la autonomía y capacidad de maniobra del Estado
mexicano, recuperando los planteamientos teóricos y empíricos como los de Rodríguez y Medina
(2024a, 2024b), quienes han documentado la subordinación sistémica de México ante un modelo
económico global dirigido por intereses occidentales. La combinación de estos enfoques permite aportar
una visión rigurosa, amplia y contextualizada sobre los desafíos y oportunidades que afrontan las
economías en desarrollo frente al proceso de transición internacional (véase Tabla 2).

Tabla 2. Estrategia metodológica integral para el análisis de la transformación del sistema financiero
internacional (20002025): China, BRICS y el caso de México

Aspecto
Descripción
Enfoque metodológico

Enfoque mixto que integra métodos cualitativos y cuantitativos
para el análisis estructural del sistema financiero internacional
entre 2000 y 2025, con atención en el reposicionamiento de China
y BRICS frente a la hegemonía del dólar estadounidense.

Diseño del estudio

Diseño exploratorio y descriptivo que permite identificar patrones
y tendencias emergentes de transformación financiera global y
analizar sus efectos sobre economías interdependientes, como la
mexicana.

Fuentes de información

Revisión documental sistemática de literatura académica
indexada, informes multilaterales (FMI, OMC, BM) y bases de
datos oficiales sobre comercio exterior, reservas internacionales,
constitución de la canasta DEGs y tenencia de bonos del Tesoro
pág. 2129
estadounidense.

Análisis cualitativo

Interpretación crítica de discursos y políticas geoeconómicas de
China y EE. UU., integrando perspectivas estructuralistas,
institucionalistas y sistémicas para una evaluación
interdisciplinaria del reposicionamiento global.

Análisis cuantitativo

Estudio estadístico de variables clave: cuotas de participación de
China en organismos multilaterales, peso del renminbi en reservas
internacionales, descenso en la exposición a la deuda soberana
estadounidense y detección de tendencias o rupturas en el tiempo.

Análisis causal comparativo

Identificación de relaciones estructurales entre procesos de
transformación monetaria internacional y comportamientos
financieros clave, enfatizando la comparativa entre Estados
Unidos y China, con metodologías de comparación causal.

Estudio de caso

Evaluación enfocada en el sector estratégico agroalimentario
mexicano para analizar el impacto de la dolarización en la
autonomía estatal, la soberanía alimentaria y el papel de México
ante un modelo económico global dominado por intereses
occidentales.

Nota: Elaboración propia.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Participación de China en el FMI: Poder institucional y transición hacia un orden financiero
multipolar

El análisis de las cuotas asignadas en el FMI permite observar cómo la transformación económica de
China se ha traducido en una ampliación tangible de su influencia institucional. Estas cuotas determinan
no solo el monto de las aportaciones financieras de cada país, sino también el peso relativo en los
procesos de toma de decisiones del organismo, de modo que su evolución refleja el reconocimiento
formal del estatus de cada nación en la economía global (Muzlova & Latypov, 2021).
pág. 2130
El desarrollo de la cuota de China en comparación con la de Estados Unidos entre 1945 y 2016 resulta
emblemático como indicador de los cambios en la distribución global de poder financiero. Durante gran
parte del siglo XX, la cuota de China permaneció estancada en apenas 550,000 millones de Derechos
Especiales de Giro (DEG), mientras que Estados Unidos aumentaba progresivamente su participación.
El punto de inflexión se produjo a partir de 1980, con una serie de ajustes que elevaron la cuota china
hasta 30,482.9 millones de DEG en 2016, consolidando a China como el tercer mayor contribuyente al
FMI, solo por detrás de Estados Unidos (82,994.2 millones de DEG ese mismo año) y Japón (FMI,
2022). Este salto cuantitativo ha tenido implicaciones significativas: incremento en el número de votos,
mayor presencia en la gobernanza del organismo y una voz más fuerte en los procesos estratégicos.

El reposicionamiento de China en el FMI forma parte de una estrategia geoeconómica estructurada,
orientada a transformar desde adentro el sistema de gobernanza financiera mundial (Zhang & Liu, 2023).
La inclusión del renminbi en la canasta del DEG y el crecimiento exponencial de la cuota reflejan no
solo la obtención de mayor poder formal, sino también la legitimación internacional del modelo
económico, comercial y monetario de China. Este doble juego institucional se ve complementado por la
creación de estructuras paralelas, como el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS o los acuerdos de
intercambio en monedas locales, los cuales no están sujetos a las condicionalidades típicas de los
organismos multilaterales occidentales (BRICS, 2025). Como señala Stiglitz (2024), este conjunto de
iniciativas responde a la percepción compartida por diversos países del Sur Global sobre la necesidad
de una profunda reforma del sistema financiero internacional, que continúa limitado por una arquitectura
de poder heredada del siglo XX.

La trayectoria de China dentro del FMI, entonces, ilustra una transición paulatina hacia un orden más
multipolar, donde la hegemonía del dólar comienza a ser cuestionada tanto en el plano institucional
como en el estructural. Si bien la subrepresentación de las potencias emergentes persiste, se observa una
apertura hacia mayor pluralidad en la gobernanza económica global. En este nuevo escenario, el peso
creciente de China obliga a considerar una agenda más amplia y diversa, donde las necesidades y
prioridades del Sur Global adquieren una mayor legitimidad.

Los datos de 2025 muestran que, aunque los BRICS han consolidado un peso conjunto de 14.15% de
las cuotas del FMI (70,594.2 millones de DEG), este sigue siendo inferior al de los aliados occidentales
pág. 2131
de Estados Unidos, que de manera coordinada alcanzan el 39.04% (195,829.3 millones de DEG).
Estados Unidos, con el 16.51% de los votos, mantiene además el derecho de veto sobre reformas clave,
lo que profundiza la brecha de poder frente a los países emergentes (Muzlova & Latypov, 2021). Pese a
estos límites, la tendencia señala una paulatina redistribución del poder internacional, con crecientes
espacios para que actores como China eleven la legitimidad y representatividad del sistema financiero
global.

Composición de la canasta del DEG: Peso creciente del renminbi

Uno de los indicadores más significativos del reconocimiento internacional del sistema financiero chino
es la evolución de la canasta de monedas que conforman el valor del Derecho Especial de Giro (DEG).
A partir de 2016, el renminbi fue incorporado formalmente a este conjunto y, desde entonces, ha
incrementado de manera sostenida su peso relativo.

A lo largo de la última década, el euro, el yen y la libra esterlina han visto disminuir su influencia
proporcional en la estructura del DEG, mientras que el renminbi ha avanzado hasta superar en
ponderación al yen japonés y la libra esterlina. Este comportamiento refleja tanto el incremento del uso
del renminbi en transacciones internacionales como su fortalecimiento como divisa de reserva global.

Este cambio también evidencia la creciente influencia china en la relación económica internacional,
especialmente en el delicado equilibrio financiero entre Pekín y Washington. Durante años, China, como
una de las principales economías con superávit comercial, ha sostenido una política deliberada de
acumulación de reservas internacionales en dólares, destinando una parte significativa a la compra de
bonos del Tesoro de Estados Unidos. Esta relación ha resultado mutuamente beneficiosa, permitiendo a
China mantener la estabilidad de su tipo de cambio y asegurar el valor de sus reservas en la divisa
considerada más segura, mientras que la demanda constante de Bonos del Tesoro chino contribuyó a
mantener bajas las tasas de interés en Estados Unidos y facilitó el financiamiento de su déficit fiscal.
Sin embargo, este mecanismo creó una interdependencia sensible a factores políticos y económicos.

En años recientes, esta lógica ha comenzado a modificarse. China ha iniciado un proceso gradual pero
decidido de reducción de su exposición a la deuda estadounidense, motivada por factores económicos
como la volatilidad inducida por las políticas monetarias de la Reserva Federal, el endurecimiento
reciente de las tensiones arancelarias y otros elementos geopolíticos que apuntan a una menor
pág. 2132
dependencia del dólar en transacciones comerciales y como activo de reserva internacional.

En los primeros meses de 2025, la administración Trump intensificó la rivalidad económica entre
Estados Unidos y China mediante la imposición de aranceles recíprocos, alcanzando hasta 145% en el
caso estadounidense y 125% en la respuesta china (El Financiero, 2025). No obstante, en mayo ambas
potencias acordaron una tregua temporal, reduciendo las tarifas a 30% para Estados Unidos y 10% para
China por un periodo de 90 días, en el marco de negociaciones celebradas en Ginebra entre la Secretaría
del Tesoro estadounidense y el viceprimer ministro chino. El acuerdo preliminar alcanzado en Londres
el 11 de junio de 2025 consolidó la posición negociadora de China: el país asiático se comprometió a
suministrar imanes y minerales raros a cambio de que EE.UU. fijara un arancel de 55%, mientras China
imponía un 10% sobre productos estadounidenses (Bessent, 2025). En paralelo, Estados Unidos accedió
a flexibilizar las restricciones de visado para estudiantes chinos, lo que evidencia una táctica diplomática
variable y refuerza el posicionamiento internacional de Pekín como negociador eficaz.

Simultáneamente, en el contexto asiático, Japón y Estados Unidos iniciaron conversaciones sobre
aranceles, influenciados por la presión regional de China y las crisis emergentes entre India y Pakistán.
Todo este conjunto de movimientos diplomáticos y comerciales resalta el viraje estratégico de China
hacia una política de influencia exportadora y autonomía económica internacional, dificultando la
persistencia de la anterior centralidad del dólar como herramienta exclusiva de poder geoeconómico.

Transformación estratégica en la gestión de reservas de China (20002024)

Desde principios de la década de 2000, la República Popular China incrementó notablemente su
inversión en bonos del Tesoro de Estados Unidos, alcanzando un máximo cercano a 1.3 billones de USD
en 2013. A partir de ese año, la tenencia china comenzó a descender de forma marcada, situándose por
debajo de los 780,000 millones de USD al cierre de 2024. Este ajuste no respondió únicamente al
endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal, sino que evidenció una estrategia
consciente de reequilibrio y diversificación de reservas internacionales.

De manera paralela, el Banco Popular de China aumentó sustancialmente sus reservas de oro,
alcanzando un récord histórico de 2,279 toneladas en el último trimestre de 2024. Este notable
crecimiento en los activos tangibles contrastó con la disminución de los bonos del Tesoro, reflejando
una política deliberada de sustitución de activos: menos exposición a deuda estadounidense y mayor
pág. 2133
posicionamiento en activos que ofrecen mayor resiliencia ante turbulencias financieras internacionales.

Mientras tanto, la dinámica de otros grandes acreedores internacionales muestra tendencias opuestas.
Japón, por ejemplo, consolidó su posición como principal tenedor extranjero de bonos estadounidenses,
con 1.09 billones de USD en noviembre de 2024, mientras que el Reino Unido y Bélgica registraron
aumentos menos pronunciados en su inversión en estos activos. En este contexto, la reducción de la
tenencia china no solo implica un ajuste cuantitativo, sino que constituye un cambio cualitativo en la
jerarquía financiera internacional, evidenciando una disminución relativa frente a otros acreedores
destacados.

Este patrón dual de reducción de inversiones en bonos del Tesoro estadounidense y aumento de reservas
de oro no obedece a fluctuaciones coyunturales, sino a una lógica estratégica que privilegia la resiliencia
y la autonomía financiera. Distintos analistas subrayan que China no pretende salirse del sistema
financiero global, sino reposicionarse desde su interior, diversificando sus activos y disminuyendo su
vulnerabilidad frente al ciclo del dólar.

La tendencia sostenida de acumulación de oro también coincide con la estrategia del bloque BRICS
orientada a sustituir activos susceptibles de sanciones o de gran volatilidad cambiaria, consolidando un
respaldo menos expuesto a riesgos geopolíticos. En contraste, Japón ha mantenido el tradicional papel
de acreedor principal de Estados Unidos, reflejo de sus vínculos financieros e institucionales de largo
plazo.

La convergencia de estos movimientos una menor exposición a la deuda estadounidense y una mayor
acumulación de oro refuerza la hipótesis de que China busca sostenerse dentro del sistema financiero
global, pero sobre bases más equilibradas y menos condicionadas por la hegemonía del dólar. Este ajuste
estratégico ha fortalecido su posición en la arquitectura económica internacional y redefinido sus
márgenes de maniobra ante escenarios geoeconómicos cada vez más complejos y competitivos.

Esta transformación tiene profundas repercusiones en la distribución del poder económico mundial y
abre nuevas perspectivas para economías periféricas como la mexicana. En estas, la adopción de
estrategias similares reduciendo la exposición a la deuda estadounidense y fortaleciendo reservas en
activos menos vulnerables puede constituir una apuesta estructural para robustecer la soberanía
financiera, disminuir vulnerabilidades externas y ampliar su influencia en el emergente orden global
pág. 2134
multipolar.

El rol de los BRICS en el replanteamiento del sistema financiero internacional

Las acciones recientes de China, tanto en el seno del Fondo Monetario Internacional (FMI) como en la
transformación estratégica de sus reservas internacionales, evidencian un profundo cuestionamiento al
orden financiero instaurado tras Bretton Woods. Frente a las limitaciones estructurales de dicho sistema,
en particular la capacidad de veto de Estados Unidos y la preeminencia del dólar, los BRICS han
emergido como una plataforma estructurada para la redefinición de la arquitectura económica global
(BRICS, 2024a). Desde su fundación, el bloque ha evolucionado de ser un espacio de concertación
política a convertirse en un proyecto geoeconómico de largo alcance, capaz de articular instituciones
propias como el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) y el Acuerdo de Reserva de Contingencia (CRA),
ambos enfocados en ofrecer financiamiento sin la condicionalidad tradicional impuesta por el FMI o el
Banco Mundial (BRICS, 2024b). A estas iniciativas se añade el sistema de pagos BRICS Pay, diseñado
como un mecanismo alternativo a SWIFT, que responde directamente a la creciente presión geopolítica
sobre los países del sur global.

La ampliación más reciente del bloque, concretada en el periodo 20242025 con la adhesión de Egipto,
Etiopía, Irán, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia, así como la integración de nueve socios adicionales,
ha situado al grupo en una posición de representar más del 51% de la población mundial y cerca del
40% del PIB global en términos de paridad de poder adquisitivo (Perrier, 2025). Esta expansión no solo
evidencia el atractivo del bloque como una alternativa geoeconómica, sino también su creciente
potencial de influencia en el diseño de reglas y flujos financieros internacionales.

Sin embargo, las posturas internas de los países miembro no son homogéneas. China y Rusia se han
consolidado como los principales impulsores de la desdolarización y de los acuerdos en monedas
locales, mientras que India, Brasil y Sudáfrica mantienen una postura más moderada, buscando el
equilibrio entre su participación en los BRICS y sus relaciones con Occidente (Dhar, 2025). Esta
diversidad, lejos de ser una debilidad, puede constituir una fortaleza estratégica, ya que dota al bloque
de mayor flexibilidad y legitimidad en un contexto global cada vez más multipolar.

Desde 2023 se han discutido diversas propuestas para la creación de una moneda común de los BRICS,
como la denominada “R-5”, que estaría respaldada por una canasta de divisas y, potencialmente,
pág. 2135
complementada con oro, criptomonedas u otras versiones digitales (Duckenfield, 2025). A pesar del
escepticismo generado por la heterogeneidad económica del grupo, la determinación política de
desdolarizar las transacciones bilaterales ya ha tenido repercusiones en Washington, incluyendo
amenazas de aplicar aranceles de hasta 100% por parte del gobierno de Trump.

Para países como México, este proceso de reposicionamiento global representa una ventana de
oportunidad. La erosión del sistema financiero dolarizado y el auge de mecanismos alternativos pueden
ampliar los márgenes de soberanía financiera, especialmente en sectores sensibles como el
agroalimentario, que actualmente se encuentra sujeto a la volatilidad de los mercados globales y a las
reglas comerciales establecidas en Washington. En este nuevo contexto, la política de soberanía
alimentaria y la transición agroecológica no solo resultan viables, sino también estratégicas. La
expansión del financiamiento bilateral en monedas nacionales y la diversificación cambiaria pueden
facilitar el acceso a recursos para proyectos agroecológicos, sin la rigidez que impone el sistema
dolarizado. Asimismo, el fortalecimiento de sistemas alternativoscomo el NDB, el CRA o BRICS
Paypodría brindar a México oportunidades para el financiamiento de infraestructura rural y
tecnológica, contribuyendo a reducir su dependencia respecto al modelo agroexportador tradicional
promovido por Estados Unidos.

Soberanía alimentaria y transición agroecológica en México ante el reordenamiento geoeconómico
global

La intensificación de la guerra comercial entre China y Estados Unidos no constituye únicamente un
enfrentamiento arancelario o una disputa por la hegemonía global, sino que representa el síntoma de una
transformación estructural del sistema económico internacional. Este conflicto revela las
vulnerabilidades de las economías periféricas, como la mexicana, cuya arquitectura productiva,
comercial y financiera ha estado históricamente condicionada por una integración subordinada al
mercado estadounidense. Sin embargo, esta coyuntura crítica ofrece también una oportunidad para
replantear una política económica verdaderamente soberana, capaz de concebir e impulsar un modelo
propio de desarrollo agroalimentario.

La desdolarización parcial del comercio internacional y la aparición de esquemas alternativos de
financiamiento y cooperación global, promovidos especialmente por los BRICS, pueden interpretarse
pág. 2136
como un laboratorio geopolítico orientado a desmontar el viejo orden económico. México, lejos de verse
obligado a “elegir un bando”, tiene la posibilidad de aprender de estos procesos para ampliar sus
márgenes de autonomía. Las estrategias chinas de diversificación de reservas, acumulación de oro,
impulso al comercio en monedas nacionales y fortalecimiento de cadenas regionales de valor
agroalimentario, ofrecen lecciones pertinentes: no como modelos a imitar, sino como referencias útiles
para diseñar mecanismos nacionales de resiliencia productiva y financiera.

La histórica dependencia del sistema agroalimentario mexicano de insumos importadostales como
semillas híbridas, fertilizantes sintéticos o agroquímicos como el glifosatose agrava en escenarios
contemporáneos de volatilidad financiera y tensiones logísticas globales. En este contexto, la transición
agroecológica y la soberanía alimentaria deben entenderse no solo como aspiraciones ideológicas, sino
como verdaderas estrategias de seguridad nacional. El rediseño del modelo agroalimentario, basado en
prácticas sostenibles, redes territoriales de abasto, certificaciones participativas y bioinsumos de
producción nacional, se presenta como una vía efectiva para blindar al país ante los choques externos
derivados del reordenamiento hegemónico internacional.

Esta coyuntura pone además en evidencia las limitaciones del modelo agroexportador como único motor
del desarrollo rural. La reconfiguración de las cadenas globales de suministro, marcada por nuevas
barreras comerciales y financieras, obliga a redefinir la inserción de México en el comercio internacional
de alimentos. En lugar de competir únicamente por nichos subordinados al mercado estadounidense,
México podría fortalecer los circuitos internos, las cadenas cortas de comercialización y los sistemas
alimentarios locales, bajo una lógica centrada en el bienestar social más que en el volumen de
exportación.

En definitiva, el conflicto entre China y Estados Unidos debe interpretarse como una fisura en la
arquitectura global que, si se gestiona adecuadamente, puede abrir nuevos espacios de innovación
política para México. No se trata de alinearse automáticamente con potencias emergentes, sino de
recuperar la capacidad nacional de decisión sobre los medios de vida esenciales. En tiempos de
incertidumbre y multipolaridad, la soberanía alimentaria y la transición agroecológica dejan de ser
proyectos alternativos y pasan a constituir proyectos estratégicos de Estado (ver Tabla 3).
pág. 2137
Tabla 3. Participación de China en el FMI, transformación financiera global y pesos relativos en el
contexto multipolar

Aspecto
Descripción Fuentes /
Referencias

Cuotas del FMI y

poder institucional

Las cuotas asignadas a los
países determinan el monto de
sus aportaciones y el peso en la
toma de decisiones. El aumento
de la cuota china refleja su
mayor influencia en gobernanza
global.

Muzlova & Latypov (2021);

FMI (2022); Zhang & Liu

(2023)
.
Evolución histórica

de cuota de China

Hasta 1980, la cuota de China
permaneció estancada en
550,000 millones de DEG;
luego, con ajustes, aumentó a
30,482.9 millones en 2016,
posicionándola como tercer
mayor contribuyente.

FMI (2022); Muzlova &
Latypov (2021).

Inclusión del renminbi en

la canasta del DEG

La incorporación del renminbi
desde 2016 y el creciente peso
de China en el FMI reflejan la
legitimación internacional de su
modelo económico y financiero.

Zhang & Liu (2023); FMI
(2016).

Estrategias paralelas de

China y BRICS

Establecimiento de estructuras
como el Nuevo Banco de
Desarrollo y acuerdos en
monedas locales para evadir las
condicionalidades tradicionales.

BRICS (2025); Stiglitz (2024).

Transición hacia

un orden multipolar

Pese a la persistente
subrepresentación de
emergentes, se observa apertura
a mayor pluralidad y
reconocimiento de prioridades
del Sur Global.

Muzlova & Latypov (2021);
Zhang & Liu (2023).

Comparación de cuotas y votos
2025

BRICS poseen 14.15% de
cuotas; aliados occidentales
suman 39.04%, con Estados
Unidos de América
manteniendo veto y liderazgo.

Muzlova & Latypov (2021).

Composición del DEG y

peso del renminbi

El renminbi incrementa su cuota
en la canasta del DEG,
superando en ponderación al
yen y libra, disminuyendo
influencia del euro, yen y libra.

FMI (2022); BIS (2023).

Relación económica China-

Estados Unidos de América

Interdependencia a través de
reservas en dólares y bonos del
Tesoro, que han comenzado a
cambiar por razones

El Financiero (2025);
Bessent,
(
2025).
pág. 2138
económicas y geopolíticas.

Tensión comercial y

acuerdos de aranceles 2025

Imposición de aranceles
máximos recíprocos en 2025 y
acuerdo temporal en
negociaciones en Ginebra y
Londres.

El Financiero (2025);
Bessent,
(
2025).
Movimiento estratégico global

China fortalece autonomía y
poder negociador, mientras
Estados Unidos de América
flexibiliza restricciones
migratorias, y Japón- Estados
Unidos de América ajustan
aranceles, revelando incidencia
de China en la región.

Bessent, (
2025).
Estrategia dual

de reservas

China reduce bonos
estadounidenses (máx. 1.3
billones USD en 2013 a 780 mil
millones USD en 2024) y
aumenta reservas de oro (2,279
toneladas registrada en 2024),
reflejando lógica de
diversificación y resiliencia.

CEICdata (2025); Xinhua
(2025); CNBC (2025).

Rol de los BRICS y

contexto mexicano

BRICS fortalecen plataformas
alternativas (NDB, CRA,
BRICS Pay, R-5) y amplían
peso global, generando
oportunidades para la soberanía
financiera y agroalimentaria de
México.

BRICS (2024a); Duckenfield
(2025); Cointelegraph (2024).

Nota: Elaboración propia a partir de Muzlova, N. N., & Latypov, A. A. (2021); Fondo Monetario Internacional (FMI, 2016,
2022); Zhang, L., & Liu, Y. (2023); BRICS (2025); Stiglitz, J. E. (2024); Bank for International Settlements (2023); El
Financiero (2025); Reuters (2025); CEICdata (2025); Xinhua (2025); CNBC (2025); Duckenfield, M. (2025); Cointelegraph
(2024).

CONCLUSIONES

Según el análisis del Fondo Monetario Internacional citado por Hancock (2024) en Bloomberg, la
persistencia o intensificación de la tensión entre Estados Unidos y China podría consolidar una
fragmentación económica mundial en dos grandes bloques. En este escenario, la guerra comercial y
tecnológica aceleraría los esfuerzos estratégicos de China para fortalecer sus vínculos con países de
África, América Latina y Asia, especialmente a través de la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda.

A lo largo del presente artículo, el análisis evidencia un momento de inflexión en la arquitectura
pág. 2139
financiera internacional: la hegemonía del dólar, sustentada por las instituciones de Bretton Woods,
comienza a ser disputada por una coalición de países emergentes liderada por China en el marco de los
BRICS. La transformación de la política de reservas del Banco Popular de China, el avance institucional
en el FMI con la incorporación del renminbi y el fortalecimiento de mecanismos alternativos como el
Nuevo Banco de Desarrollo o BRICS Pay, son muestras tangibles de una estrategia deliberada de
desdolarización y búsqueda de autonomía financiera. China ha transitado de ser una economía periférica
a un actor central en la disputa por la hegemonía del orden económico mundial, destacando su capacidad
de respuesta frente a las tensiones estructurales impuestas por Estados Unidos. En lugar de una
confrontación directa, ha tejido respuestas estratégicas basadas en la diversificación de reservas, el
fortalecimiento de lazos multilaterales vía BRICS y la transformación progresiva de sus políticas
monetaria y comercial.

La evidencia analizada demuestra que China ha reducido su dependencia de los bonos del Tesoro
estadounidense mientras incrementa sus reservas de oro, enviando señales claras de una política de
desdolarización alineada con otros países emergentes. Este comportamiento es estructural y responde a
la percepción de un sistema financiero global altamente asimétrico, que funciona más como herramienta
de poder que como garante de equilibrio multilateral.

En este contexto, los BRICS han dejado de ser una aspiración diplomática para constituirse en una
arquitectura financiera alternativa en proceso de consolidación. La expansión del bloque y sus recientes
decisiones sobre instrumentos de liquidez y comercio en monedas locales representan un desafío directo,
aunque todavía incipiente, al sistema financiero dominado por el dólar. Sin embargo, esta transición no
es automática ni homogénea: el nuevo orden multipolar que asoma se caracteriza por la fragmentación
y la desalineación, más que por la consolidación de un bloque contrahegemónico cohesionado.

En su posición geoeconómica, México se enfrenta al reto de definir una estrategia autónoma. La
creciente tensión entre Washington y Pekín constituye una oportunidad para repensar su modelo
económico y comercial sin caer en alineamientos automáticos ni en renovadas dependencias. La
soberanía alimentaria y la transición agroecológica, temas tradicionales ausentes en las grandes disputas
geopolíticas pero esenciales para la seguridad interna, emergen como campos estratégicos donde el país
puede avanzar hacia una política económica más soberana, aprendiendo de las estrategias de resiliencia
pág. 2140
y diversificación implementadas por otras naciones para enfrentar la volatilidad del orden global.

El desafío para los países del sur global ya no reside únicamente en integrarse a las cadenas globales de
valor, sino en decidir desde dónde y con qué propósitos hacerlo. En este sentido, el artículo aboga por
una visión crítica, alejada de posturas celebratorias o maniqueas respecto al ascenso chino, orientada a
recuperar márgenes de autodeterminación nacional en medio del proceso de reacomodo planetario.

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