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Por ejemplo, cambiar el fonema /b/ por /p/ en la palabra “bala” da como resultado “pala”, generando un
cambio total en el significado. En este sentido, la fonología analiza la organización mental de los
sonidos y cómo estos contrastan para crear significados distintos dentro de una lengua.
Tomando en cuenta que los fonemas son el objeto de estudio de la fonología, es necesario distinguir sus
tipos. En primer lugar, se encuentran los fonemas vocálicos, los cuales se caracterizan porque su
producción no implica obstáculos para el paso del aire. Estos fonemas permiten formar sílabas por sí
mismos y se clasifican según dos criterios: por localización en la cavidad oral y por grado de abertura
de la boca. Así, se tienen fonemas anteriores (/i/, /e/), centrales (/a/) y posteriores (/o/, /u/). Asimismo,
por la abertura se clasifican como abiertos (/a/), medios (/e/, /o/) y cerrados (/i/, /u/) (Cajal, 2017).
En segundo lugar, están los fonemas consonánticos, que se producen con distintos grados de obstrucción
del flujo del aire y se clasifican según el modo y el lugar de articulación. Según Perea (2017), por el
modo de articulación se distinguen los fonemas oclusivos (bloqueo total del aire), fricativos (con
fricción del aire), nasales (paso del aire por la nariz), laterales (salida del aire por los costados de la
lengua) y vibrantes (producidos mediante la vibración de la lengua contra los alveolos). Por su lugar de
articulación, se clasifican en labiales (uso de los labios), dentales (contacto lengua-dientes), alveolares
(lengua contra los alveolos), palatales (lengua hacia el paladar) y velares (aproximación de la lengua al
velo del paladar) (Santacruz, 2017).
Cabe mencionar que en la fonología del español existen fenómenos dialectales como el yeísmo, el seseo,
el ceceo y la aspiración, que dan cuenta de la riqueza y diversidad fonética de los hablantes. Además,
se reconoce la existencia de 19 fonemas consonánticos en español, incluidos los menos frecuentes /θ/ y
/ʎ/, cuya presencia varía según la región geográfica y el contexto sociolingüístico.
Por otro lado, la fonética, según Schwegler, Kempff y Ameal (2018), es la ciencia que estudia los
sonidos del habla desde una perspectiva física y concreta. Se enfoca en cómo se producen (fonética
articulatoria), cómo se transmiten (fonética acústica) y cómo se perciben (fonética auditiva o
perceptiva). La fonética se interesa por los aspectos fisiológicos y mecánicos del habla, y permite
analizar con detalle el papel de los órganos articulatorios como los labios, la lengua, los dientes, el
paladar y las cuerdas vocales. Estos órganos son responsables de producir sonidos bilabiales,
labiodentales, alveolares, velares, entre otros, según el punto de contacto o aproximación entre ellos.