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Las características del dolor torácico son clave para discernir si el dolor es isquémico, así como los
síntomas acompañantes, la edad del paciente y los factores de riesgo cardiovasculares. El dolor torácico
isquémico se caracteriza por ubicarse en región subesternal, carácter opresivo, con irradiación a brazo
izquierdo, cuello o mandíbula, que se exacerba con el esfuerzo y se atenúa con el reposo. Es importante
hacer el diagnóstico diferencial con el síndrome coronario agudo ya que el tratamiento en algunas
ocasiones requiere de intervención coronaria temprana y el retraso en la misma puede afectar en el
pronóstico del paciente (Ng, 2024).
Algunos otros hallazgos dependerán de la etiología de la enfermedad como leucocitosis, reactantes de
fase aguda elevados o datos de inflamación por imagen (Adler, 2015). Bioquímicamente la elevación
de enzimas cardiacas tampoco es criterio diagnóstico, ya que las troponinas séricas pueden encontrarse
elevadas en cualquier lesión/necrosis del miocardio, ya sea aguda o crónica (Ng, 2024).
Dentro de las etiologías, la pericarditis neoplásica representa hasta el 7% del total de los casos de
pericarditis aguda y está asociada mayormente con adenocarcinomas, linfomas y leucemias, pero
también puede presentarse como parte del síndrome paraneoplásico, usualmente en pacientes jóvenes
sobre todo en los que presentan pericarditis refractaria y pérdida de peso o datos clínicos de enfermedad
sistémica. La diseminación de células cancerígenas se da a través de vía hematógena, linfática o por
contigüidad y suele asociarse a un aumento de la mortalidad (Salarda, 2021).
Los factores de riesgo asociados a mal pronóstico incluyen: fiebre >38°C, evolución subaguda, derrame
pericárdico >20 mm, taponamiento cardiaco y ausencia de respuesta clínica tras 7 días a tratamiento
con antiinflamatorios no esteroideos (Adler, 2015).
El tratamiento dependerá del diagnóstico, si se identifica la etiología se da tratamiento dirigido, de
manera general puede tratarse con antiinflamatorio no esteroideo y un inhibidor de la bomba de
protones, si el paciente presenta factores de riesgo significativos o antecedente de enfermedad coronaria
se prefiere el ácido acetilsalicílico sobre otros fármacos como el ibuprofeno, la duración del tratamiento
dependerá de la evolución clínica y bioquímica, monitorizando con marcadores inflamatorios. La
pericarditis puede reaparecer hasta en un 30% de los pacientes en los próximos 18 meses, por lo que en
ocasiones como tratamiento adyuvante se utiliza la colchicina por un periodo de 3 meses para reducir
el riesgo a menos de la mitad de pericarditis recurrente o incesante. (Ismail, 2020).