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Fundamentación teórica
La transformación educativa en la era digital exige una revisión profunda de los enfoques pedagógicos
tradicionales, los cuales, al estar centrados principalmente en la transmisión de conocimientos, han
dejado de ser eficaces ante las nuevas dinámicas de aprendizaje de los estudiantes. En este contexto, la
pedagogía contemporánea propone modelos que reconocen al estudiante como protagonista activo de
su propio proceso educativo (Cadavid, 2021).
En este marco emergen enfoques alternativos e innovadores como los desarrollados por Emmi Pikler,
Arno Stern, la Escuela Activa Urbana y Autocountier, cuyas propuestas se enfocan en el respeto a los
ritmos individuales de aprendizaje, la promoción de la autonomía infantil y la importancia de generar
entornos afectivos, seguros y estimulantes. Estos modelos comparten una visión integradora del
aprendizaje, donde se prioriza la libertad de expresión, el movimiento corporal, el juego, la creatividad
y el fortalecimiento del vínculo entre docente y estudiante.
Emmi Pikler, pediatra húngara, defendió la idea de que el desarrollo del niño debe darse desde la
autonomía y el respeto. Su propuesta se basa en permitir que los infantes se muevan libremente, sin la
intervención constante del adulto, promoviendo así el desarrollo psicomotor y la autoconfianza. Por
otro lado, Arno Stern, creador de la Educación Creadora, plantea que la expresión espontánea y libre a
través del arte (especialmente el dibujo y la pintura) permite a los niños explorar su mundo interior,
desarrollar su identidad y fortalecer su capacidad de comunicar emociones.
La Escuela Activa Urbana, inspirada en la pedagogía activa, propone una metodología basada en
proyectos, en la experimentación directa con el entorno y en el trabajo colaborativo, fomentando así la
participación, la responsabilidad y el pensamiento crítico en los estudiantes (Bravo, Chenche, Lucio, &
Yanchapaxi, 2022). Finalmente, el enfoque Autocountier integra prácticas pedagógicas alternativas
centradas en el acompañamiento emocional, la escucha activa y el desarrollo de la autonomía del niño
dentro de espacios educativos adaptables, flexibles y seguros (Ordoñez, Ochoa, & Espinoza, 2020).
Desde una perspectiva psicopedagógica, todas estas corrientes coinciden en que el aprendizaje debe
responder a las necesidades emocionales, cognitivas y sociales del estudiante. La teoría del aprendizaje
significativo, desarrollada por David Ausubel, sostiene que el conocimiento se construye cuando el
nuevo contenido se relaciona de manera sustancial con los saberes previos del alumno.