g. 6368
FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS A
ANEMIA FERROPÉNICA EN GESTANTES DEL
CENTRO DE SALUD SAN JUAN DE DIOS,
PISCO-2023
RISK FACTORS ASSOCIATED WITH IRON DEFICIENCY
ANEMIA IN PREGNANT WOMEN AT THE SAN JUAN DE
DIOS HEALTH CENTER, PISCO-2023
Martha Betty Bensa Sulca
Policlínico PNP Ica
Karina Yasmin Sulca Carbajo
Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco
Silvia Zoila Vega Mamani
Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco
pág. 6369
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i4.19253
Factores de Riesgo Asociados a Anemia Ferropénica en Gestantes del
Centro de Salud San Juan De Dios, Pisco-2023
Martha Betty Bensa Sulca
Valeria.2013.10@gmail.com
https://orcid.org/0009-0001-0545-1789
Policlínico PNP Ica
Médico Cirujano
Silvia Zoila Vega Mamani
fransilviavega0626@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-9425-677X
Universidad Nacional San Antonio Abad del
Cusco, Andahuaylas
Karina Yasmin Sulca Carbajo
ksulca214@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-8167-2452
Universidad Nacional San Antonio Abad del
Cusco, Andahuaylas
RESUMEN
El presente estudio tuvo como finalidad identificar los factores de riesgo asociados a la anemia
ferropénica en gestantes atendidas en el Centro de Salud San Juan de Dios, Pisco, durante el año 2023.
Se empleó un diseño observacional, analítico, transversal y retrospectivo de casos y controles, con una
muestra de 186 gestantes (93 con anemia y 93 sin anemia). La recolección de datos se realizó mediante
fichas estructuradas validadas, y el análisis estadístico incluyó pruebas de Chi cuadrado de Pearson y
regresión logística para estimar Odds Ratio (OR) con intervalos de confianza al 95%. Los hallazgos
evidenciaron que las gestantes menores de 20 años presentaron un riesgo incrementado de anemia
(OR=1.612; IC95%:0.866-2.644), mientras que aquellas con menos de seis controles prenatales
mostraron una asociación significativa con la condición (p=0.000; OR=1.712; IC95%:0.865-2.643).
Asimismo, la ausencia de suplementación con hierro se relacionó fuertemente con la presencia de
anemia (OR=2.35; IC95%:1.29-4.567; p=0.012). Factores reproductivos, como ciclos menstruales
prolongados (>7 días), también se vincularon con mayor prevalencia de anemia (OR=1.592; p=0.002).
En conclusión, la edad temprana, la insuficiencia de controles prenatales y el no consumo de
suplementos de hierro constituyen los principales factores de riesgo para anemia ferropénica en
gestantes de este establecimiento de salud, lo que resalta la necesidad de fortalecer intervenciones de
control prenatal y educación nutricional.
Palabras clave: factores de riesgo, anemia ferropénica, gestantes, embarazo, salud materna
pág. 6370
Risk Factors Associated with Iron Deficiency Anemia in Pregnant Women
at the San Juan De Dios Health Center, Pisco-2023
ABSTRACT
This study aimed to identify the risk factors associated with iron deficiency anemia in pregnant women
treated at the San Juan de Dios Health Center, Pisco, during 2023. An observational, analytical, cross-
sectional, and retrospective case-control design was applied, with a sample of 186 pregnant women (93
with anemia and 93 without anemia). Data were collected using validated structured forms, and
statistical analysis included Pearson’s Chi-square test and logistic regression to estimate Odds Ratios
(OR) with 95% confidence intervals. Results showed that pregnant women under 20 years of age had
an increased risk of anemia (OR=1.612; CI95%:0.866-2.644), while those with fewer than six prenatal
visits presented a significant association with the condition (p=0.000; OR=1.712; CI95%:0.865-2.643).
Likewise, the absence of iron supplementation was strongly related to the occurrence of anemia
(OR=2.35; CI95%:1.29-4.567; p=0.012). Reproductive factors, such as menstrual cycles longer than
seven days, were also associated with higher anemia prevalence (OR=1.592; p=0.002). In conclusion,
early maternal age, insufficient prenatal care, and lack of iron supplementation are the main risk factors
for iron deficiency anemia in pregnant women in this setting, highlighting the need to strengthen prenatal
control and nutritional education interventions.
Keywords: risk factors, iron deficiency anemia, pregnant women, pregnancy, maternal health
Artículo recibido 22 julio 2025
Aceptado para publicación: 26 agosto 2025
pág. 6371
INTRODUCCIÓN
La anemia es una de las alteraciones hematológicas más frecuentes durante la gestación y constituye un
desafío global en salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente
2.000 millones de personas en el mundo presentan anemia, y de ellas, más del 40% son mujeres
embarazadas (WHO, 2022). La gestación es un periodo crítico en el que las demandas metabólicas y
hematológicas aumentan de manera significativa debido al crecimiento fetal y a los cambios fisiológicos
maternos, lo cual hace que la mujer sea particularmente vulnerable a desarrollar deficiencias
nutricionales, especialmente de hierro (Milman, 2020).
El hierro es un micronutriente esencial para la síntesis de hemoglobina, y su déficit afecta la capacidad
del organismo para transportar oxígeno a los tejidos maternos y fetales. Esta situación, en el contexto
del embarazo, no solo compromete la salud de la madre, sino que repercute directamente en el desarrollo
intrauterino, incrementando el riesgo de complicaciones obstétricas y neonatales (Bailey et al., 2019).
La magnitud del problema se refleja en las estadísticas globales. En África subsahariana y el sur de Asia,
la prevalencia de anemia en gestantes oscila entre el 44% y el 61%, constituyéndose en una de las
principales causas de mortalidad materna y morbilidad neonatal (Stevens et al., 2013). En Europa y
Norteamérica, aunque las cifras son más bajas (17%–31%), la anemia continúa representando un
problema clínico relevante, especialmente en grupos migrantes y poblaciones con acceso limitado a
servicios de salud (Bencaiova et al., 2012).
Más allá del impacto clínico, la anemia en el embarazo tiene también consecuencias económicas y
sociales. Se estima que reduce la productividad laboral y genera costos indirectos por discapacidad y
muertes prematuras (Horton & Ross, 2003). A nivel macroeconómico, la deficiencia de hierro se vincula
con pérdidas de hasta el 4% del PIB en algunos países en desarrollo, debido al impacto en la capacidad
cognitiva y en el rendimiento educativo de los niños nacidos de madres anémicas (Beard, 2005).
En este contexto, la anemia en la gestación ha sido incluida dentro de las prioridades de la agenda de
salud global. El Plan Mundial de Nutrición 2025, impulsado por la OMS y la UNICEF, estableció como
meta reducir en un 50% la prevalencia de anemia en mujeres en edad reproductiva (WHO, 2014). No
obstante, los avances han sido limitados y la anemia persiste como una condición fuertemente
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influenciada por los determinantes sociales de la salud, entre los cuales destacan la pobreza, la inequidad
en el acceso a servicios sanitarios y la falta de educación nutricional (PAHO, 2020).
El panorama global de la anemia en gestantes evidencia que no se trata únicamente de un problema
biológico, sino también de un fenómeno social y estructural que refleja desigualdades profundas. La alta
prevalencia en países de bajos y medianos ingresos resalta la urgencia de investigaciones locales que
permitan contextualizar los factores de riesgo y diseñar estrategias de prevención más eficaces y
culturalmente adaptadas.
En América Latina y el Caribe, la anemia gestacional constituye un problema persistente que refleja
desigualdades socioeconómicas y deficiencias en los sistemas de salud. La Organización Panamericana
de la Salud (OPS/PAHO, 2020) reporta que la prevalencia promedio regional es cercana al 29,5% en
mujeres embarazadas, aunque esta cifra varía entre países y contextos específicos. En áreas rurales y
comunidades indígenas, la prevalencia puede superar el 40%, mientras que en zonas urbanas con mayor
acceso a servicios sanitarios y suplementos nutricionales suele ser menor (Balarajan et al., 2011).
Uno de los grupos más vulnerables en la región son las adolescentes embarazadas. Diversos estudios
han documentado que este segmento presenta tasas de anemia significativamente más altas en
comparación con mujeres adultas, debido a que la adolescencia implica un periodo de crecimiento y
desarrollo que demanda grandes cantidades de nutrientes, lo cual se suma a los requerimientos
fisiológicos del embarazo (Blum, Gates & Guttmacher, 2015). En el Perú, por ejemplo, se ha estimado
que hasta un 40% de las gestantes adolescentes presenta anemia, lo que incrementa el riesgo de bajo
peso al nacer, partos pretérmino y complicaciones obstétricas (Huayanca, 2024).
En el contexto peruano, la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES 2022) reveló que
aproximadamente el 29,7% de las gestantes presentan anemia, una proporción que se mantiene
prácticamente constante en la última década a pesar de los esfuerzos de programas estatales como Qali
Warma o la suplementación con sulfato ferroso y ácido fólico promovida por el Ministerio de Salud del
Perú (MINSA, 2021). Estas cifras sugieren que las estrategias implementadas han tenido un impacto
limitado, probablemente por problemas en la adherencia, la distribución de suplementos, y la falta de
educación nutricional sostenida en las comunidades.
pág. 6373
La disparidad urbano-rural constituye otro factor clave. En zonas urbanas de Lima y otras capitales
regionales, la prevalencia de anemia en gestantes oscila entre 22% y 27%, mientras que en comunidades
rurales de la sierra y la selva puede superar el 40% (INEI, 2022). Estas diferencias reflejan no solo el
acceso desigual a los servicios de salud, sino también la influencia de factores culturales y económicos.
Por ejemplo, en comunidades altoandinas, la dieta suele ser deficitaria en hierro hemo debido a un bajo
consumo de carnes rojas y vísceras, y se privilegia una alimentación basada en carbohidratos como papa,
maíz o quinua, que aunque nutritivos, no siempre cubren los requerimientos de hierro durante la
gestación (López de Romaña et al., 2020).
Otro aspecto a considerar en el caso peruano es la influencia del nivel educativo y la condición
socioeconómica. Investigaciones nacionales han mostrado que las mujeres con educación primaria
incompleta o con bajo nivel de escolaridad presentan prevalencias de anemia significativamente más
altas que aquellas con estudios secundarios o superiores (Espinola-Sánchez et al., 2021). Esto se debe a
que un menor nivel educativo limita el acceso a información sobre nutrición, salud sexual y
reproductiva, y disminuye la capacidad de las gestantes para demandar servicios de salud de calidad.
De manera adicional, los estudios realizados en hospitales y centros de salud peruanos evidencian que
factores como la multiparidad, los intervalos intergenésicos cortos y el inadecuado número de controles
prenatales (<6 consultas) incrementan notablemente el riesgo de anemia durante el embarazo (Cruz,
2024; Navarro, 2024). Estas condiciones reflejan patrones de desigualdad en la planificación familiar y
en la cobertura del sistema de salud.
Así en América Latina y particularmente del Perú confirma que la anemia gestacional no es solamente
un problema nutricional, sino un fenómeno complejo en el que confluyen determinantes sociales,
económicos, culturales y sanitarios. La persistencia de cifras elevadas a pesar de las intervenciones
demuestra la necesidad de profundizar en los factores de riesgo locales para diseñar políticas más
efectivas y focalizadas. En este sentido, estudios realizados en provincias como Pisco son de vital
importancia, ya que permiten identificar los determinantes particulares que afectan a las gestantes en
contextos específicos, contribuyendo al diseño de estrategias de intervención ajustadas a la realidad
territorial.
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Los factores sociodemográficos constituyen uno de los principales determinantes de la anemia
ferropénica en mujeres gestantes, dado que reflejan la interacción entre condiciones biológicas, sociales
y económicas que inciden directamente en la salud materna. Entre los más estudiados destacan la edad,
el nivel educativo, la ocupación, la condición socioeconómica y el lugar de residencia.
Edad materna.
La edad de la gestante ha sido ampliamente documentada como un factor de riesgo. Diversas
investigaciones muestran que las adolescentes embarazadas presentan mayor prevalencia de anemia
debido a la concurrencia de dos procesos de alta demanda nutricional: el crecimiento propio de la
adolescencia y el embarazo (Blum et al., 2015; Cavalli-Sforza et al., 2021). La OMS estima que las
adolescentes embarazadas tienen un 50% más de probabilidad de presentar deficiencia de hierro en
comparación con mujeres de 20 a 35 años (WHO, 2016). Por otro lado, las mujeres mayores de 35 años
también son consideradas vulnerables debido a la presencia de enfermedades crónicas y a la menor
capacidad de absorción de nutrientes, lo que incrementa la posibilidad de desarrollar anemia gestacional
(Bencaiova et al., 2012).
Nivel educativo.
El nivel educativo representa otro determinante fundamental. Estudios realizados en Perú han
demostrado que las mujeres con educación primaria incompleta tienen hasta el doble de riesgo de
desarrollar anemia durante la gestación en comparación con aquellas que alcanzaron estudios
secundarios o superiores (Espinola-Sánchez et al., 2021). El bajo nivel educativo limita la capacidad de
las gestantes para comprender y aplicar recomendaciones sobre suplementación, alimentación
balanceada y control prenatal. Además, se asocia a mayor probabilidad de vivir en condiciones de
pobreza y de tener acceso limitado a servicios de salud (Ilboudo et al., 2022).
Ocupación y nivel socioeconómico.
La ocupación también ha sido señalada como un factor relevante. En investigaciones realizadas en
Burkina Faso y Etiopía, las mujeres dedicadas exclusivamente a labores domésticas mostraron una
prevalencia significativamente mayor de anemia que aquellas con empleos remunerados (Ilboudo et al.,
2022; Osman et al., 2019). Ello se explica porque la dependencia económica y el bajo nivel de autonomía
reducen la posibilidad de acceder a una dieta adecuada o de priorizar la asistencia a controles prenatales.
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En el caso peruano, se ha reportado que las gestantes pertenecientes a quintiles socioeconómicos bajos
presentan tasas de anemia hasta un 40% superiores respecto a aquellas en estratos medios y altos (INEI,
2022).
Residencia geográfica.
El lugar de residencia es igualmente determinante. En Perú, la prevalencia de anemia en gestantes que
residen en zonas rurales alcanza hasta el 40%, frente al 25% en áreas urbanas (INEI, 2022). Esta
disparidad refleja limitaciones estructurales, como la falta de acceso a servicios de salud, la escasez de
suplementos de hierro y la persistencia de barreras culturales relacionadas con la dieta. Investigaciones
en comunidades altoandinas revelan que las prácticas alimentarias tradicionales, si bien ricas en
carbohidratos y proteínas vegetales, resultan deficitarias en hierro hemo de origen animal, lo que agrava
el riesgo de anemia (López de Romaña et al., 2020).
En conjunto, los factores sociodemográficos constituyen una base explicativa fundamental de la
persistencia de la anemia gestacional. Su influencia va más allá de las características individuales de las
gestantes, pues reflejan condiciones estructurales de desigualdad y exclusión social. El análisis de estas
variables es esencial para diseñar estrategias de intervención efectivas y focalizadas en los grupos más
vulnerables, como las adolescentes, las mujeres de bajo nivel educativo, las amas de casa en condiciones
de pobreza y las residentes en zonas rurales.
Además de los determinantes sociodemográficos, los factores obstétricos influyen de manera decisiva
en la aparición de anemia ferropénica durante el embarazo. Estos se relacionan directamente con la
historia reproductiva y el cuidado prenatal de la gestante, e incluyen variables como la paridad, el
número e inicio de los controles prenatales, la suplementación con hierro y ácido fólico, y el índice de
masa corporal (IMC) antes y durante la gestación.
Paridad.
La paridad es uno de los factores obstétricos más estudiados. Se ha demostrado que las gestantes
multíparas presentan un mayor riesgo de desarrollar anemia en comparación con las primigestas. Ello
se debe a que cada embarazo implica una pérdida significativa de hierro, y cuando no existe un intervalo
intergenésico adecuado para la recuperación de las reservas, se incrementa la probabilidad de deficiencia
(Navarro, 2024; Araujo, 2024). Un intervalo menor a 24 meses entre embarazos se asocia
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consistentemente con anemia, lo que confirma la importancia de la planificación familiar y el
espaciamiento de los nacimientos como estrategias preventivas (Cruz, 2024).
Inicio y número de controles prenatales.
La atención prenatal es otro factor crítico. La Organización Mundial de la Salud (WHO, 2016)
recomienda un mínimo de ocho controles prenatales a lo largo del embarazo, iniciando antes de las 14
semanas de gestación. Sin embargo, en contextos de bajos recursos, muchas gestantes apenas alcanzan
entre cuatro y cinco controles. Diversos estudios en Perú han encontrado que menos de seis controles
prenatales incrementan significativamente el riesgo de anemia (Huayanca, 2024). Además, el inicio
tardío de la atención prenatal impide la detección temprana y el tratamiento oportuno de la deficiencia
de hierro (Espinola-Sánchez et al., 2021).
Suplementación con hierro.
El consumo de suplementos de hierro y ácido fólico es una de las estrategias más eficaces para prevenir
la anemia gestacional. La OMS recomienda una dosis diaria de 30–60 mg de hierro elemental
acompañado de 400 μg de ácido fólico durante todo el embarazo (WHO, 2016). Sin embargo, la
adherencia a esta suplementación es frecuentemente baja debido a efectos secundarios
gastrointestinales, falta de acceso a los suplementos o desconocimiento de su importancia (Bailey et al.,
2019). En el caso peruano, la falta de suplementación con hierro se ha asociado a un aumento del doble
en la prevalencia de anemia (Cruz, 2024).
Índice de masa corporal (IMC).
El estado nutricional previo y durante el embarazo también influye en la aparición de anemia. Estudios
han demostrado que tanto el bajo peso (<18,5 kg/m²) como el sobrepeso y la obesidad (>25 kg/m²) se
relacionan con mayor riesgo de anemia gestacional (Sun et al., 2021). En mujeres con bajo peso, la
deficiencia se debe a la limitada ingesta de nutrientes, mientras que en mujeres con obesidad puede estar
relacionada con procesos inflamatorios crónicos que alteran la biodisponibilidad del hierro (Milman,
2020).
En conjunto, los factores obstétricos evidencian que la anemia gestacional no es únicamente
consecuencia de las condiciones sociales de la mujer, sino también del acceso oportuno y adecuado a
los servicios de salud. Estrategias como el fortalecimiento de la atención prenatal, la promoción de la
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suplementación y la educación nutricional resultan esenciales para reducir la prevalencia de esta
condición.
Factores reproductivos.
Los factores reproductivos, vinculados al ciclo menstrual y la vida sexual de la mujer, también
desempeñan un rol importante en la génesis de la anemia ferropénica durante la gestación. La menarquia
temprana, por ejemplo, se ha relacionado con mayores probabilidades de deficiencia de hierro, debido
a que la exposición a menstruaciones prolongadas desde edades jóvenes aumenta el riesgo de pérdidas
crónicas de este mineral (Jawad et al., 2021). Asimismo, el régimen catamenial irregular o con ciclos
menstruales de más de siete días implica una pérdida significativa de sangre, lo que contribuye a que las
reservas de hierro sean inadecuadas en el momento de la concepción (Huayanca, 2024).
Otro elemento crucial es la edad temprana de inicio de las relaciones sexuales, que se asocia con
embarazos no planificados en la adolescencia y, por ende, con mayor riesgo de anemia gestacional.
Además, los intervalos intergenésicos cortos (<24 meses) limitan la reposición de los depósitos de hierro
entre embarazos y han sido identificados como uno de los principales predictores de anemia en gestantes
en diversos contextos latinoamericanos (Cruz, 2024; Navarro, 2024).
Consecuencias maternas y neonatales.
Las repercusiones de la anemia gestacional se extienden tanto a la madre como al recién nacido. En las
gestantes, la anemia aumenta el riesgo de hemorragia posparto, parto pretérmino, ruptura prematura de
membranas e infecciones puerperales (Bencaiova et al., 2012). A nivel obstétrico, también se ha
vinculado con mayores tasas de cesáreas y complicaciones anestésicas (Milman, 2020). En los recién
nacidos, la anemia materna se asocia con bajo peso al nacer, restricción del crecimiento intrauterino,
morbilidad perinatal y mortalidad neonatal temprana (Haider et al., 2013). Además, estudios de
seguimiento han demostrado que los hijos de madres con anemia durante el embarazo presentan mayor
riesgo de déficits cognitivos y dificultades en el aprendizaje, lo que impacta en su desarrollo humano y
en el capital social de la comunidad (Beard, 2005).
Justificación del estudio.
A pesar de las múltiples investigaciones internacionales y nacionales, persisten vacíos de conocimiento
en relación con los factores de riesgo de anemia en contextos locales específicos. En el caso del Centro
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de Salud San Juan de Dios, en la provincia de Pisco, la caracterización de las condiciones
sociodemográficas, obstétricas y reproductivas de las gestantes resulta fundamental para comprender la
persistencia de la anemia ferropénica en esta población. La información obtenida permitirá no solo
identificar los factores de riesgo predominantes, sino también aportar evidencia empírica para el diseño
de intervenciones de salud pública ajustadas a la realidad territorial.
En ese sentido, este estudio se justifica en tres dimensiones. En el plano científico, contribuye a
enriquecer la literatura sobre los determinantes de la anemia gestacional en contextos latinoamericanos.
En el plano social, visibiliza la vulnerabilidad de las gestantes adolescentes, multíparas y de bajo nivel
socioeconómico. Finalmente, en el plano sanitario, ofrece información relevante para fortalecer las
estrategias de prevención, promoción y control prenatal, con el fin último de mejorar la salud materna e
infantil en la región.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño metodológico y nivel de investigación
El presente estudio se enmarcó en un diseño observacional, analítico, transversal y retrospectivo, bajo
la modalidad de casos y controles. Este tipo de diseño resulta pertinente para explorar asociaciones entre
factores de riesgo y la presencia de una enfermedad, en este caso la anemia ferropénica durante la
gestación (Hernández-Sampieri & Mendoza, 2018).
El carácter observacional implica que no se manipularon variables, sino que se recolectó información a
partir de registros clínicos existentes. La naturaleza retrospectiva se fundamenta en que los datos
provinieron de historias clínicas correspondientes al año 2023, lo que permitió evaluar sucesos ya
ocurridos en la población de estudio (Polit & Beck, 2021). El enfoque transversal responde a que la
información se recolectó en un único periodo de tiempo, evaluando la relación entre variables en un
corte definido. Finalmente, la elección del diseño de casos y controles se justificó por la necesidad de
comparar dos grupos contrastantes: gestantes con diagnóstico de anemia ferropénica (casos) y gestantes
sin este diagnóstico (controles).
El nivel de la investigación fue analítico, dado que no se limitó a describir la prevalencia de anemia,
sino que buscó identificar asociaciones estadísticas entre diversos factores sociodemográficos,
obstétricos y reproductivos, y la probabilidad de presentar la enfermedad (Arias-Gómez et al., 2016).
pág. 6379
Población y muestra
La población estuvo constituida por todas las gestantes atendidas en el Centro de Salud San Juan de
Dios, ubicado en la provincia de Pisco, durante el año 2023. Se consideraron tanto las mujeres
diagnosticadas con anemia ferropénica como aquellas que no presentaron la condición, siempre que
contaran con historias clínicas completas.
Para la determinación del tamaño muestral se utilizó la fórmula de cálculo para estudios de casos y
controles, tomando como referencia el estudio de Navarro (2024), en el que se reportó una proporción
de casos expuestos de 0,887% con control prenatal inadecuado y un OR de 3,13, bajo una confianza del
95% y un poder estadístico del 80%. El cálculo arrojó una muestra final de 186 gestantes, distribuidas
en 93 casos (gestantes con anemia ferropénica) y 93 controles (gestantes sin anemia).
Los criterios de inclusión fueron:
Gestantes atendidas en el Centro de Salud San Juan de Dios entre enero y diciembre de 2023.
Historias clínicas con información completa sobre variables sociodemográficas, obstétricas y
reproductivas.
Diagnóstico de anemia ferropénica validado mediante niveles de hemoglobina <11 g/dL y
parámetros hematológicos complementarios (MINSA, 2021).
Se excluyeron aquellas gestantes con diagnóstico de otras formas de anemia (megaloblástica,
hemolítica, etc.), con patologías crónicas graves (insuficiencia renal, cáncer, enfermedades
hematológicas previas) o con historias clínicas incompletas.
Técnicas e instrumentos de recolección de datos
La recolección de la información se realizó a través de la revisión documental de historias clínicas,
empleando una ficha estructurada de recolección de datos diseñada específicamente para este estudio.
El instrumento fue elaborado a partir de la literatura revisada y de investigaciones previas sobre anemia
gestacional (Ilboudo et al., 2022; Espinola-Sánchez et al., 2021).
La ficha incluyó cuatro secciones principales:
1. Datos sociodemográficos: edad, nivel educativo, ocupación, estado civil y lugar de residencia.
2. Datos obstétricos: paridad, inicio de control prenatal, número de controles prenatales, consumo
de suplemento de hierro y ácido fólico, índice de masa corporal (IMC).
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3. Datos reproductivos: edad de inicio de relaciones sexuales, edad de menarquia, características
del régimen catamenial (duración del ciclo y días de sangrado), intervalos intergenésicos.
4. Diagnóstico clínico: presencia o ausencia de anemia ferropénica según resultados de
laboratorio.
El instrumento fue validado en tres fases:
Validez de contenido, mediante la revisión por un panel de tres expertos en obstetricia y
epidemiología.
Prueba piloto, aplicada a 10 historias clínicas seleccionadas al azar para evaluar la claridad y
aplicabilidad de los ítems.
Confiabilidad, determinada mediante el coeficiente Kappa para variables categóricas (>0,80) y
la prueba de consistencia interna para variables ordinales (α de Cronbach = 0,87).
Procedimientos de recolección
La recolección de datos siguió un protocolo estandarizado. Primero, se obtuvo autorización del Comité
de Ética en Investigación y de la dirección del establecimiento de salud. Posteriormente, se coordinó
con el área de obstetricia y archivo clínico para acceder a las historias clínicas.
Cada registro fue revisado cuidadosamente y la información pertinente fue transcrita en la ficha
estructurada. Para garantizar la confidencialidad, a cada historia clínica se le asignó un código numérico,
omitiendo nombres o datos de identificación personal. La recolección se llevó a cabo durante un periodo
de tres semanas y estuvo a cargo de la investigadora principal con apoyo de un asistente capacitado.
Procesamiento y análisis de datos
Los datos fueron procesados en el programa IBM SPSS Statistics versión 26. El análisis se desarrolló
en tres fases:
1. Análisis descriptivo:
o Para variables categóricas (edad categorizada, nivel educativo, ocupación, residencia,
paridad, consumo de hierro, etc.), se calcularon frecuencias absolutas y relativas (%).
o Para variables numéricas (edad, número de controles prenatales, IMC), se calcularon
medidas de tendencia central (media, mediana) y dispersión (desviación estándar).
pág. 6381
2. Análisis bivariado:
o Se aplicó la prueba de Chi-cuadrado de Pearson para explorar asociaciones entre los
factores de riesgo (variables independientes) y la presencia de anemia (variable dependiente).
o En casos donde más del 20% de las celdas presentaron frecuencias esperadas menores
a 5, se empleó la prueba exacta de Fisher.
3. Análisis multivariado:
o Se utilizó un modelo de regresión logística binaria para identificar los factores de riesgo
asociados de manera independiente a la anemia ferropénica, controlando posibles variables confusoras.
o Los resultados se expresaron en términos de Odds Ratio (OR) con intervalos de
confianza al 95% (IC95%) y un nivel de significancia estadística p<0,05.
Este enfoque permitió no solo identificar asociaciones significativas, sino también estimar la magnitud
del riesgo atribuible a cada factor, aspecto esencial para la formulación de recomendaciones en salud
pública (Hosmer, Lemeshow & Sturdivant, 2013).
Aspectos éticos
La investigación cumplió con los principios éticos establecidos en la Declaración de Helsinki y en las
Pautas Éticas Internacionales para la Investigación Biomédica en Seres Humanos (CIOMS, 2016).
Los aspectos éticos contemplados fueron:
Respeto a la confidencialidad: se codificaron las historias clínicas y no se recolectaron datos
personales identificables.
Consentimiento institucional: se obtuvo autorización formal de la dirección del Centro de Salud
San Juan de Dios para acceder a los archivos clínicos.
No maleficencia: al tratarse de un estudio retrospectivo, no existió intervención directa sobre
las participantes, lo que redujo al mínimo los riesgos.
Beneficencia: los resultados del estudio serán comunicados a la institución, de manera que
puedan emplearse en el diseño de programas y estrategias para la prevención de la anemia gestacional.
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RESULTADOS
Tabla 1: Medidas de tendencia central y de dispersión de las variables numéricas del estudio.
EDAD
MENARQUIA
EDAD DE
INICIO DE
RELACIONES
SEXUALES
DE
ATENCIONES
PRENATALES
Media
22.51
12.39
18.55
5.36
Mediana
22.00
12.00
19.00
5.00
Desv.Estándar
5.67
1.23
2.29
1.51
Mínimo
15.00
10.00
14.00
2.00
Máximo
38.00
15.00
23.00
9.00
Fuente: Ficha de recolección de datos
Interpretación
El promedio de edad de las gestantes atendidas en el Centro de Salud San Juan de Dios Pisco incluidos
en el estudio es de 22,51 años, la mediana es de 22 años, lo que evidencia que la mitad de las gestantes
tiene 22 años o menos; la edad mínima de la gestante fue de 15 años y la más añosa 38 años. La edad
promedio de inicio de la menarquia fue de 12,39 años; la edad promedio de inicio de las relaciones
sexuales fue de 18,55 años con un intervalo mínimo de 14 años y un máximo de 23 años. Mientras que
el promedio del régimen catamenial fue de 5,15 días con un intervalo mínimo de 1,36 días y el máximo
de 8 días de menstruación. Respecto al número de atenciones prenatales, el promedio de atenciones
prenatales fue de 5,36 controles, el número de controles prenatales va desde 2 hasta 9, lo que indica que
algunas gestantes recibieron un número reducido de atenciones prenatales, mientras que otras tuvieron
un seguimiento más completo
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Tabla 2: Características generales de las gestantes atendidas en el centro de Salud San Juan de Dios
Pisco 2023.
Principales características
ANEMIA FERROPENICA
Con anemia
Sin anemia
EDAD
N
%
N
%
Menor igual a 20 años
5
2.70%
16
8.60%
21 - 35 años
71
38.20%
67
36.00%
Mayor a 35 años
17
9.10%
10
5.40%
GRADO DE INSTRUCCIÓN
N
%
N
%
Primaria
8
4.30%
4
2.2%
Secundaria
65
34.90%
60
32.30%
Superior técnica
11
5.90%
18
9.70%
Superior universitaria
9
4.80%
11
5.90%
ESTADO CIVIL
N
%
N
%
Casada
12
6.50%
10
5.40%
Soltera
13
7.00%
14
7.50%
Conviviente
68
36.60%
69
37.10%
OCUPACIÓN
N
%
N
%
Ama de casa
68
36.80%
63
34.10%
Empleada
10
5.40%
13
7.00%
Trabajadora independiente
12
5.50%
11
5.90%
Estudiante
3
1.60%
5
2.70%
Fuente: Ficha de recolección de datos
Interpretación
Respecto a las características generales, se evidencia que la mayor proporción de las gestantes entre 21
y 35 años presentaron anemia en un 38,20% (71 gestantes) y no presentaron anemia un 36,00% (67
gestantes), por tanto, en este grupo de edad se halla la mayoría de las gestantes con anemia y sin anemia.
pág. 6384
En cuanto al grado de instrucción las gestantes con educación secundaria presentaron anemia en 34,90%
(65 gestantes) y no presentaron anemia 32,30% (60 gestantes), la mayoría de las gestantes, tanto con
anemia cómo sin anemia tienen un nivel educativo secundario. Con relación al estado civil la mayoría
de las gestantes son de condición conviviente y presentaron anemia 36,60% (68 gestantes) y no
presentaron anemia 37,10% (69 gestantes). Por otro lado, la mayor proporción de las gestantes son de
ocupación ama de casa, y presentaron anemia 36,80% (68 gestantes) y no presentaron anemia 34,10%
(63 gestantes)
Tabla 3 Factores de riesgo sociodemográficos asociados a anemia ferropénica en gestantes
atendidas en el centro de salud San Juan de Dios Pisco 2023.
FACTORES
SOCIODEMOGRÁFICOS
ANEMIA FERROPENICA
P
OR
IC
Con anemia
Sin anemia
EDAD
N
%
N
%
Menor igual a 20 años
5
2.70%
16
8.60%
0.001
1.612
0.866
2.644
21 - 35 años
71
38.20%
67
36.00%
Mayor a 35 años
17
9.10%
10
5.40%
GRADO DE
INSTRUCCIÓN
N
%
N
%
P
OR
IC
Primaria
8
4.30%
4
2.20%
Secundaria
65
34.90%
60
32.30%
0.085
0.693
0.456
1.052
Superior técnica
11
5.90%
18
9.70%
Superior universitaria
9
4.80%
11
5.90%
ESTADO CIVIL
N
%
N
%
P
OR
IC
Casada
12
6.50%
10
5.40%
0.957
1.012
0.66
1.552
Soltera
13
7.00%
14
7.50%
Conviviente
68
36.60%
69
37.10%
OCUPACIÓN
N
%
N
%
P
OR
IC
Ama de casa
68
36.80%
63
34.10%
Empleada
10
5.40%
13
7.00%
0.705
0.936
0.665
1.317
Trabajadora independiente
12
5.50%
11
5.90%
Estudiante
3
1.60%
5
2.70%
Fuente: Ficha de recolección de datos
pág. 6385
Interpretación
Respecto a los factores sociodemográficos, el único factor que evidencia una asociación
estadísticamente significativa con la anemia ferropénica con un (p<0,001), fue la condición de ser de la
edad menor o igual a 20 años en las gestantes atendidas en el Centro de Salud San Juan de Dios Pisco;
el OR = 1.612 expresa que las gestantes menores de 20 años tienen 1.6 veces más de riesgo de desarrollar
anemia ferropénica en comparación con aquellas de mayor edad
Tabla 4: Factores de riesgo obstétricos asociados a anemia ferropénica en gestantes atendidas en el
centro de salud San Juan de Dios Pisco 2023.
Factores Obstétricos
ANEMIA FERROPENICA
P
OR
IC
Con anemia
Sin anemia
Paridad
N
%
N
%
Nulípara
28
15.10%
33
17.70%
0.527
1.168
0.722
1.889
Primípara
36
19.40%
41
22.00%
Multípara
27
14.40%
16
8.60%
Gran multípara
2
1.10%
3
1.60%
Inicio de la atención
prenatal
N
%
N
%
P
OR
IC
Primer trimestre
64
34.40%
79
42.50%
0.001
1.512
0.865
2.643
Segundo trimestre
25
13.40%
11
5.90%
Tercer trimestre
4
2.20%
3
1.60%
Número de atención
prenatal
N
%
N
%
P
OR
IC
Menor de 6 controles
prenatales
60
32.30%
77
41.40%
0.000
1.712
0.865
2.643
Mayor a 6 controles
prenatales
33
17.70%
16
8.60%
Consumo de
suplemento de hierro
N
%
N
%
P
OR
IC
Si
45
24.20%
81
43.50%
No
48
25.80%
12
6.50%
0.012
2.350
1,290
4,567
IMC
N
%
N
%
P
OR
IC
Alto
32
17.20%
6
3.20%
Adecuado
58
31.20%
70
37.60%
0,000
0.269
0.144
0.506
Bajo
3
1.60%
17
9.10%
Fuente: Ficha de recolección de datos
pág. 6386
Interpretación
En cuanto a los factores obstétricos considerados en el estudio, el inicio de la atención prenatal en el
primer trimestre (p= 0,001), el número de atenciones prenatales menor a 6 atenciones (p= 0,000) y el no
consumo de sulfato ferroso (p= 0,012), son los factores que presentaron una asociación estadísticamente
significativa con la anemia ferropénica; respecto a los Odds ratio hallados, el inicio de la atención
prenatal en el primer trimestre con un OR: 1,5 indica que las gestantes que iniciaron la atención prenatal
en el primer trimestre presentaron 1,5 veces más de riesgo de presentar anemia en comparación con las
gestantes que iniciaron su atención prenatal en otro trimestre, el número de atenciones prenatales menor
a 6 atenciones OR: 1,712 confirma que las gestantes con menos de 6 atenciones prenatales presentan
1.7 veces más riesgo de desarrollar anemia ferropénica en comparación con las gestantes que
presentaron más de 6 atenciones y por último el no consumo de sulfato ferroso OR: 2,35 evidencia que
las gestantes que no consumen suplementos de hierro tienen 2.3 veces más riesgo de presentar anemia
ferropénica.
Tabla 5: Factores de riesgo reproductivos asociados a anemia ferropénica en gestantes atendidas en el
centro de salud San Juan de Dios Pisco 2023.
Factores
reproductivos
ANEMIA FERROPENICA
P
OR
IC
Con anemia
Sin anemia
Edad de inicio de
relaciones sexuales
N
%
N
%
Menor igual a 20
años
56
30.10%
41
22.00%
0.004
1.492
0.308
1.01
Mayor a 20 años
37
19.90%
52
28.00%
Menarquia
N
%
N
%
Menor de 12años
72
38.70%
67
36.00%
0.810
0.920
0.467
1.814
Mayor a 12 años
21
11.30%
26
14.00%
Régimen catamenial
N
%
N
%
Mayor de 7 días
68
36.60%
69
37.10%
0.002
1.590
0.771
2.884
Menor de 7 días
25
13.30%
24
12.90%
Fuente: Ficha de recolección de datos
pág. 6387
Interpretación
En relación a los factores reproductivos, la edad de inicio de relaciones sexuales menor o igual a 20 años
con (p = 0,004) y el régimen catamenial mayor de 7 días (p = 0,002), son los factores que presentaron
una asociación estadísticamente significativa con la anemia ferropénica; en cuanto a los OR hallados las
gestantes que iniciaron su vida sexual antes o a los 20 años OR: 1,492 presentan 1.4 veces más riesgo
de desarrollar anemia ferropénica en comparación con las que comenzaron después de los 20 años; así
también se evidencia que las gestantes con un régimen catamenial mayor de 7 días OR: 1,592, tienen
1.5 veces más riesgo de sufrir anemia ferropénica en comparación con aquellas cuyo ciclo dura menos
de 7 días.
DISCUSIÓN
En esta investigación se identificaron similitudes y diferencias con otros estudios, lo cual tiene un
fundamento científico basado en las variaciones contextuales y metodológicas entre las investigaciones
comparadas. En cuanto a los factores sociodemográficos, se observó que las gestantes menores o iguales
a 20 años presentaron un riesgo significativo de anemia (P:0,001; OR:1,612). Este resultado guarda
relación con los hallazgos de Espínola-Sánchez et al. (2021), quienes reportaron un mayor riesgo de
anemia en gestantes jóvenes (OR: 2,35). Esta similitud se fundamenta en el hecho de que las mujeres
más jóvenes suelen estar en etapas iniciales de su vida reproductiva, donde el requerimiento de nutrientes
es alto y es más probable que tengan deficiencias nutricionales debido a una menor educación en salud.
Los estudios de Jawad et al. (2021) y Araujo (2024) refuerzan esta observación, mostrando que las
mujeres jóvenes (20-24 años y 20-35 años) presentan un riesgo similar, lo que puede deberse a un patrón
fisiológico común en el grupo etario de mujeres jóvenes, que tienen una mayor demanda de hierro
debido al crecimiento y desarrollo, sumado a la gestación. En relación al grado de instrucción en el
estudio no se encontró una asociación significativa (P: 0,085, OR: 0,693), este resultado no guarda
relación con el estudio del estudio de Espínola-Sánchez et al. Quienes reportaron un mayor riesgo de
anemia en mujeres con educación primaria y secundaria (OR: 1,96 y OR: 2,0), lo cual podría explicarse
por diferencias en las poblaciones estudiadas, ya que la educación formal es un indicador de acceso a
información sobre nutrición y autocuidado. En contextos donde la educación es limitada, la probabilidad
de deficiencias nutricionales tiende a ser mayor. En cuanto a la ocupación de empleada en el estudio no
pág. 6388
mostró un riesgo significativo (P: 0,705, OR: 0,936). Este resultado difiere con los estudios de Ilboudo
et al. (2022) y Osman et al. (2019), quienes mostraron una asociación entre ser ama de casa y mayor
riesgo de anemia. Esta discrepancia podría deberse a diferencias en el acceso a servicios de salud y
recursos nutricionales, ya que las mujeres empleadas en ciertos contextos pueden tener mejores
condiciones socioeconómicas y mayor acceso a cuidados prenatales. En cambio, en contextos donde el
trabajo del hogar es dominante, las mujeres pueden enfrentarse a limitaciones económicas y falta de
acceso a suplementos nutricionales.
En cuanto a los factores obstétricos, los resultados indican que tener menos de seis controles prenatales
está significativamente asociado con un mayor riesgo de desarrollar anemia (P:0,000, OR:1,71), este
resultado coincide con los hallazgos de Araujo (2024) y Cruz (2024). Ambos estudios refuerzan esta
relación, con (OR: 3.0 y OR: 2.8) respectivamente, lo que sugiere que el seguimiento prenatal
insuficiente es un factor determinante en la prevención de la anemia. Esta similitud tiene fundamento
científico en el hecho de que un control prenatal inadecuado limita el acceso a intervenciones
preventivas clave, como la suplementación con hierro y la detección temprana de deficiencias
nutricionales. Asimismo, la nuliparidad (P:0,527, OR:1,168) no mostró una fuerte asociación en este
estudio, lo que difiere de los resultados de Araujo (2024), quien demostró que la multiparidad aumenta
el riesgo de anemia (OR:2,8). Esta diferencia podría explicarse que las gestantes nulíparas pueden recibir
una mayor atención médica por ser primerizas, mientras que, en otros, las mujeres con varios hijos
enfrentan mayores demandas nutricionales y menos recursos, lo que incrementa su vulnerabilidad a la
anemia. Por otro lado, el inicio temprano de la atención prenatal en el primer trimestre (P:0,001,
OR:1,51) y el consumo inadecuado de sulfato ferroso son indicadores que demostraron ser factores de
riesgo para anemia. Estos hallazgos guardan relación con el estudio de Araujo (OR: 3,67) y Navarro
(OR: 2,63), quienes respaldan la importancia de iniciar la atención prenatal de manera oportuna y
garantizar la adherencia a la suplementación con hierro. La suplementación es una estrategia clave para
prevenir la anemia, ya que compensa el déficit de hierro que ocurre naturalmente durante el embarazo
Por otro lado, en cuanto a los factores reproductivos, se encontró que iniciar las relaciones sexuales a
una edad igual o menor a 20 años (P:0,004; OR:1,49) se asoció de manera significativa con un mayor
riesgo de desarrollar anemia ferropénica durante la gestación. Este resultado guarda relación con el
pág. 6389
estudio de Cruz (2024), quien encontró que las mujeres que iniciaron su vida sexual entre los 20 y 34
años (OR=2,524) tenían un mayor riesgo de anemia gestacional. Esta similitud puede estar respaldada
por el hecho de que las mujeres que inician su vida sexual a una edad más temprana pueden estar
expuestas a embarazos no planificados o múltiples, lo que las coloca en una situación de mayor riesgo
nutricional durante el embarazo. Respecto al régimen catamenial mayor a 7 días (P:0,002; OR:1,59),
este resultado guarda relación con el estudio de Jawad, Ghazal, y Chiad (2021), quienes demostraron
que las menstruaciones abundantes son un factor de riesgo importante para la anemia en gestantes (OR
= 1.564). La relación entre menstruaciones prolongadas y anemia tiene una explicación fisiológica: la
pérdida excesiva de sangre durante cada ciclo menstrual reduce significativamente las reservas de hierro,
aumentando la vulnerabilidad a la anemia. Por otro lado, la menarquia menor a 12 años (P:0,81;
OR:0,92) difiere de los hallazgos de Araujo (2024), quien observó que la menarquia (p=0,03, OR=2,8)
fue un factor de riesgo importante para la anemia gestacional. Esta diferencia podría explicarse, que la
menarquia temprana por sola puede no ser suficiente para aumentar el riesgo de anemia en la gestación
CONCLUSIONES
Primero: en cuanto al objetivo general de la investigación; se pudo demostrar que existen factores
asociados a la anemia ferropénica en las gestantes atendidas en el centro de salud San Juan de Dios Pisco
Segundo: en relación al primer objetivo específico se demostró que la edad de la gestante se identifica
como el factor sociodemográfico más relevante asociado a la anemia ferropénica, con un riesgo
significativamente mayor en las gestantes menores o igual a 20 años. Otros factores sociodemográficos,
como el grado de instrucción, el estado civil y la ocupación, no mostraron una asociación significativa
con la anemia ferropénica en esta muestra de gestantes.
Tercero: en relación al segundo objetivo específico muestra que los factores obstétricos como el inicio
temprano de la atención prenatal, un número insuficiente de atención prenatales, la falta de consumo de
suplementos de hierro está significativamente asociados con un mayor riesgo de anemia ferropénica en
gestantes. La paridad, por otro lado, no parece ser un factor relevante en este estudio.
Cuarto: en relación tercer objetivo específico revelo que el inicio temprano de las relaciones sexuales
antes de los 20 años y una duración prolongada del sangrado menstrual mayor a 7 días están
significativamente asociados con un mayor riesgo de anemia ferropénica en gestantes.
pág. 6390
RECOMENDACIONES
En base a los principales hallazgos del presente estudio, las recomendaciones son los siguientes:
La investigación sugiere la necesidad de intervenciones focalizadas en gestantes más jóvenes y con
menor nivel educativo, así como la promoción de políticas que aseguren el acceso equitativo a los
servicios de salud para todas las gestantes, independientemente de su ocupación o estado civil.
Se sugiere que el personal de salud realice intervenciones intramural y extramural oportuna para la
captación temprana de gestantes y así realizar el manejo nutricional que son clave para reducir la
incidencia de anemia ferropénica en gestantes.
Fortalecer la implementación de programas de suplementación con hierro para mujeres en edad
reproductiva, especialmente aquellas que comienzan su vida sexual a temprana edad o que presentan un
sangrado menstrual prolongado. Además, realizar asesoría nutricional en las consultas de obstetricia y
medicina para mejorar los resultados de la salud materna y prevenir la anemia antes y durante el
embarazo.
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