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diferencial a los estudiantes según su género y contexto social, amplificando el riesgo de bajo
desempeño académico.
La Construcción del Yo Mediante las Redes Sociales
La identidad personal no es algo fijo, sino algo que se construye a través las palabras, las narrativas, las
formas en que hablamos de nosotros mismos y de los demás; este discurso puede cambiar y, con él,
nuestra identidad también puede transformarse, esto quiere decir que la forma en que nos entendemos
como personas (yo estudiante, yo hija, yo cristiana, etc.) depende de cómo se habla de esos roles en la
sociedad. Del Prete y Redón (2020) mencionan que no hay un solo "yo" esencial, sino muchos "yo"
posibles, moldeados por el lenguaje y el contexto.
Eso significa que, si cambian las formas de hablar o los entornos sociales, también puede cambiar
quiénes somos o cómo nos vemos. Por ejemplo, al pasar de un entorno familiar a uno escolar o de una
red social a otra, puedes asumir diferentes versiones entorno a la personalidad. El mundo virtual (como
redes sociales, foros, juegos en línea) ofrece nuevas maneras de nombrarse y reconocerse; allí, las
personas pueden explorar identidades que en el mundo físico tal vez no son aceptadas o visibles; todas
estas acciones que no solo expresan lo que uno es, sino que en realidad constituyen lo que uno llega a
ser, es decir, se adquiere la personalidad debida, según a quienes se dirige cotidianamente (Del Prete y
Redón, 2020).
El Ocio y Su Influencia Entre Pares
No toda forma de ocio resulta beneficiosa, dado que está vinculada directamente con las
manifestaciones negativas del contagio entre pares. En determinados contextos de tiempo libre, se
reproducen patrones de comportamiento de riesgo, se pueden presentar episodios de violencia o acoso,
y se llegan a normalizar actitudes antisociales dentro del grupo. Esto confirma que la influencia entre
iguales puede impulsar dinámicas perjudiciales incluso fuera del entorno escolar, pero con
consecuencias directas en el bienestar educativo del adolescente, tales como baja autoestima,
retraimiento, agresividad, consumo de sustancias, desinterés académico o deterioro de la convivencia
en el aula (Díaz, De Juanas y Goig, 2022).
Al mismo tiempo, Cuenca (2014, citado en Lazcano y De Juanas, 2020) se reconoce que el ocio tiene
el potencial de fortalecer aspectos emocionales, físicos y cognitivos, por lo que, si se canaliza