pág. 9275
ASA VASCULAR CEREBRAL: REVISIÓN DE
LA LITERATURA CON ENFOQUE EN
IMAGENOLOGÍA. REPORTE DE UN CASO
COMO HALLAZGO INCIDENTAL
CEREBRAL VASCULAR LOOP: A REVIEW OF THE LITERATURE
WITH A FOCUS ON IMAGING. CASE REPORT AS AN INCIDENTAL
FINDING
Marlon Andrés López García
Universidad San Francisco de Quito
María Belén Medina Rodríguez
Universidad San Francisco de Quito
Ricardo Andrés Guerrero Saltos
Universidad San Francisco de Quito
Andrés Marcelo León Chávez
Universidad San Francisco de Quito
Daniela Karina Guerrón Revelo
Universidad San Francisco de Quito

pág. 9276
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i4.19491
Asa vascular cerebral: revisión de la literatura con enfoque en
imagenología. Reporte de un caso como hallazgo incidental
Marlon Andrés López García1
andrews131415@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-5886-1872
Universidad San Francisco de Quito
Ecuador
María Belén Medina Rodríguez
mabelenmr@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-1085-3317
Universidad San Francisco de Quito
Ecuador
Ricardo Andrés Guerrero Saltos
ricard_guerrero@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0004-4424-7483
Universidad San Francisco de Quito
Ecuador.
Andrés Marcelo León Chávez
md.andresleon1@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-9832-3227
Universidad San Francisco de Quito.
Ecuador
Daniela Karina Guerrón Revelo
dguerronr@asig.com.ec
https://orcid.org/0009-0009-2793-6320
Universidad San Francisco de Quito
Ecuador
RESUMEN
Las asas vasculares de la arteria cerebelosa anteroinferior (AICA) son estructuras que a veces se
observan en resonancias magnéticas y pueden estar relacionadas con síntomas como tinnitus, vértigo o
pérdida auditiva, afectando a la calidad de vida. Sin embargo, no está claro si estas asas son la causa
directa de estos problemas o simplemente se consideran como un hallazgo casual, lo que genera
controversia en la comunidad médica. Algunas teorías sugieren que la presión de un vaso sobre un nervio
puede dañar su capa protectora o alterar el flujo sanguíneo, causando los síntomas. Explicar por qué los
pacientes presentan síntomas tan variados sigue siendo un desafío. La resonancia magnética es clave
para estudiar esta patología sobre todo con protocolos como FIESTA o CISS que ofrecen imágenes
detalladas de los nervios y vasos, ayudando a entender su relación. Estas herramientas permiten descartar
otras causas de los síntomas, como tumores o infecciones, siendo esenciales para planificar tratamientos,
como la descompresión microvascular, que aún tiene resultados inciertos. Aunque la resonancia
magnética ha presentado un avance notorio en las últimas décadas, el personal médico debe combinar
los resultados de las imágenes con los síntomas del paciente para tomar decisiones precisas,
especialmente en casos complejos.
Palabras clave: Asa, vascular, pares, resonancia, magnética
1 Autor principal
Correspondencia: andrews131415@gmail.com

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Cerebral vascular loop: A review of the literature with a focus on imaging.
Case report as an incidental finding
ABSTRACT
Vascular loops of the anterior inferior cerebellar artery (AICA) are structures sometimes observed on
magnetic resonance imaging (MRI) and may be associated with symptoms such as tinnitus, vertigo, or
hearing loss, all of which can significantly affect quality of life. However, it remains unclear whether
these loops are a direct cause of such symptoms or merely incidental findings, leading to ongoing
controversy within the medical community. Some theories suggest that vascular compression on a
cranial nerve may damage its protective myelin sheath or disrupt blood flow, thereby producing
symptoms. Nevertheless, explaining the wide variability in clinical presentation remains a challenge.
Magnetic resonance imaging plays a crucial role in the assessment of this condition. Advanced
techniques such as FIESTA or CISS MRI protocols provide high-resolution images of cranial nerves
and blood vessels, facilitating better understanding of their anatomical relationships. These imaging
tools are essential not only for ruling out other potential causes such as tumors or inflammatory
processes, but also for planning interventions like microvascular decompression, which still shows
variable outcomes. Despite the significant advancements in MRI technology in recent decades, clinical
decision-making should be guided by a careful correlation between imaging findings and patient-
reported symptoms—especially in complex or ambiguous cases.
Keywords: loop, vascular, cranial nerves, magnetic, resonance.
Artículo recibido 20 julio 2025
Aceptado para publicación: 20 agosto 2025

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INTRODUCCIÓN
El síndrome de compresión vascular es un término que describe un conjunto de enfermedades causadas
por la interacción directa entre un vaso sanguíneo y un nervio craneal. Este concepto fue introducido
por McKenzie en 1936 y popularizado más tarde por Jannetta en 1975, marcando un hito en la
comprensión de estas condiciones.
En el cerebro, encontramos estructuras conocidas como "asas vasculares cerebrales", que son
formaciones en forma de bucle, típicamente ubicadas en el ángulo pontocerebeloso (APC). Este APC es
una hendidura en forma de V, orientada hacia la parte posterior del hueso temporal, donde se identifican
tres compartimientos neurovasculares: superior, medio e inferior. En esta región, las arterias
cerebelosas, en particular la arteria cerebelosa anteroinferior (AICA), pueden formar bucles que, al
entrar en contacto con nervios craneales adyacentes, como el nervio vestibulococlear (VIII par craneal)
y el nervio facial (VII par craneal), pueden provocar compresión. Aunque estas estructuras anatómicas
están presentes desde el nacimiento, su relevancia clínica puede aumentar con el paso del tiempo. A
medida que envejecemos, los nervios craneales tienden a estirarse debido a la disminución del líquido
cefalorraquídeo y a la atrofia cerebral. Este estiramiento puede llevar a que una arteria y un nervio que
antes estaban separados entren en contacto, generando problemas neurológicos. Además, con la edad,
las paredes arteriales se engrosan debido a cambios ateroscleróticos, aumentando la rigidez de la pared
vascular. Esta combinación de factores puede resultar en la compresión de los nervios, lo que puede
traducirse en síntomas que impactan la calidad de vida de los pacientes (Pradeep et al., 2025; Alonso et
al., 2017; Esposito et al., 2016; Sirikci et al., 2005).
La arteria cerebelosa anteroinferior (AICA), que es una rama de la arteria basilar, presenta variaciones
en su origen: en aproximadamente el 52 % de los casos, surge del tercio inferior de esta arteria; en un
46 %, proviene del tercio medio; y en alrededor del 2 %, del tercio superior. La AICA se desplaza muy
cerca del complejo facial-vestibulococlear, frecuentemente situándose entre los nervios craneales VII y
VIII antes de ramificarse. Al atravesar el ángulo pontocerebeloso, la AICA irrigará áreas del cerebelo y
estructuras en el meato auditivo interno. Además, origina la arteria laberíntica, que se introduce en el
conducto auditivo interno junto con los nervios facial y vestibulococlear; esta arteria es el único
suministro sanguíneo para el laberinto cocleo-vestibular. Debido a su cercanía anatómica, los bucles

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vasculares de la AICA pueden ejercer presión sobre los nervios craneales, provocando síntomas neuro-
otológicos. No obstante, persiste un debate sobre la fisiopatología de estas condiciones (Pradeep et al.,
2025; Alonso et al., 2017; Kim & Lee, 2017).
Según Alonso et, su estudio reveló que la mayor parte de la AICA se desplaza en un plano entre los
nervios facial/nervio intermedio y los nervios coclear y vestibular. Los cirujanos deben considerar estas
consideraciones al abordar el APC.
El nervio vestibulococlear, también conocido como el octavo nervio craneal (VIII), se compone de tres
partes: el nervio coclear, el nervio vestibular superior y el nervio vestibular inferior. Estos dos nervios
vestibulares se unen para formar un solo nervio antes de salir del conducto acústico interno. La fusión
de los nervios vestibular y coclear ocurre más cerca del tronco encefálico, lo que los convierte en una
unidad funcional. Cuando se presenta el síndrome de compresión neurovascular, cualquier daño en estos
componentes nerviosos puede reflejarse en diversos signos clínicos. Por ejemplo, si el bucle vascular de
la arteria cerebelosa anteroinferior (AICA) ejerce presión sobre el nervio coclear, el paciente puede
experimentar tinnitus, pérdida auditiva o incluso ambos síntomas. Por otro lado, si la compresión afecta
predominantemente al nervio vestibular, el síntoma principal puede ser vértigo. Cuando ambos
componentes, el vestibular y el coclear, están comprometidos, los pacientes a menudo reportan una
combinación de mareos, pérdida auditiva y tinnitus. Esto resalta la importancia de un diagnóstico
preciso, ya que la identificación de qué parte del nervio está afectada puede guiar el tratamiento y
mejorar la calidad de vida del paciente (Pradeep et al., 2025; Esposito et al., 2016; Gultekin et al., 2008;
De Ridder et al., 2004).
En los últimos años, los avances en las técnicas de resonancia magnética (RM) de alta sensibilidad han
revolucionado nuestra capacidad para estudiar la relación entre los vasos sanguíneos y los nervios
intracraneales de manera no invasiva. Estas nuevas tecnologías permiten obtener imágenes detalladas
que antes eran difíciles de conseguir. Las secuencias de alta resolución, especialmente aquellas
ponderadas en T2, son fundamentales para una visualización precisa de los pares craneales. Este enfoque
no solo mejora la calidad de las imágenes, sino que también facilita la identificación de posibles
compresiones o interacciones anómalas entre los vasos y los nervios. Al comprender mejor estas

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relaciones anatómicas, los profesionales de la salud pueden ofrecer tratamientos más efectivos y
personalizados, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.
La clasificación más utilizada es la propuesta por Chavda y colaboradores, que categoriza las asas
vasculares en tres tipos según su extensión en el conducto auditivo interno (CAI):
❖ Tipo I: Asa vascular en el ángulo pontocerebeloso, sin entrar al CAI.
❖ Tipo II: Asa que entra al CAI, pero se extiende menos del 50% de su longitud.
❖ Tipo III: Asa que se extiende más del 50% dentro del CAI. (McDermott et al., 2003).
Esta clasificación es útil para correlacionar la extensión del asa con posibles síntomas clínicos y para
planificar intervenciones quirúrgicas. Estudios recientes muestran que la prevalencia de asas vasculares
de la AICA en resonancias magnéticas varía, pero puede ser alta.
Manifestaciones clínicas y síntomas
Las asas vasculares pueden presentarse de manera asintomática o, por el contrario, provocar síntomas
neuro-otológicos como resultado de la compresión neurovascular, especialmente en las áreas de entrada
y salida del nervio vestibulococlear o facial. Cuando la arteria cerebelosa anteroinferior (AICA)
comprime el complejo nervioso facial-vestibulococlear, pueden surgir una variedad de manifestaciones
clínicas. Entre ellas se incluyen el espasmo hemifacial, tinnitus, vértigo, pérdida auditiva neurosensorial
y hemiataxia, así como combinaciones de estos síntomas. Es importante destacar que estos síntomas se
diferencian de aquellos que se producen por la compresión vascular del nervio trigémino o facial, lo que
subraya la complejidad de las interacciones anatómicas y su impacto en la salud neurológica.
Comprender estas diferencias es crucial para un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo, ya que
cada presentación clínica puede requerir un enfoque terapéutico distinto (Pradeep et al., 2025; Gultekin
et al., 2008).
En definitiva, la identificación de cómo las asas vasculares afectan los nervios craneales no solo
enriquece nuestro el conocimiento de la anatomía cerebral, sino que también tiene implicaciones directas
en la atención médica, permitiendo a los profesionales ofrecer soluciones más adecuadas a los pacientes
que sufren de estos síntomas.
La fisiopatología asociada a las asas vasculares implica una compresión neurovascular que puede dar
lugar a hiperfunción nerviosa y desmielinización, pudiente estar asociada con cambios degenerativos de

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la edad, ya que los nervios craneales se estiran debido a la disminución del líquido cefalorraquídeo y la
atrofia cerebral, lo que puede hacer que arterias y nervios en contacto generen problemas neurológicos.
Además, el engrosamiento de las paredes arteriales por cambios ateroscleróticos aumenta la rigidez
vascular, lo que puede resultar en la compresión de los nervios. Estos cambios resultan en una variedad
de síntomas clínicos, sin embargo, la conexión entre estas estructuras vasculares y los síntomas no
siempre es evidente. De hecho, algunos estudios no han logrado establecer una relación significativa
entre las asas vasculares y la pérdida auditiva o el vértigo, aunque sí se ha observado una asociación con
el tinnitus (Esposito et al., 2016; Sirikci et al., 2005).
Además, la compresión vascular no solo afecta al nervio vestibulococlear, sino que también puede
impactar a otros nervios craneales, como el trigémino. Esto puede resultar en neuralgia del trigémino,
que se manifiesta con dolor facial intenso y episodios de dolor punzante, a menudo desencadenados por
actividades cotidianas (Fukuda et al., 2003).
En este contexto, el objetivo de cualquier intervención quirúrgica debe ser la eliminación de la lesión
vascular, es decir, del bucle de la arteria cerebelosa anteroinferior (AICA), mientras se busca evitar el
desgarro de la arteria laberíntica para preservar la audición del paciente. Este enfoque subraya la
importancia de un tratamiento cuidadoso y bien planificado, ya que la preservación de la función
auditiva es crucial para la calidad de vida de los pacientes afectados. Al comprender mejor la
complejidad de estas interacciones, los profesionales de la salud pueden ofrecer soluciones más efectivas
y personalizadas.
METODOLOGÍA
El propósito de esta revisión es presentar un caso clínico relacionado con las asas vasculares cerebrales
y ofrecer una visión integral de la patología. Esto incluye aspectos como la epidemiología, etiología, el
diagnóstico por imagen y el manejo de la condición. Para lograrlo, se consultaron diversas bases de
datos y motores de búsqueda, lo que permitió realizar un análisis exhaustivo de la literatura científica.
Entre las fuentes utilizadas se encuentran PubMed, Medline, Google Scholar y Scopus. Las referencias
seleccionadas se eligieron por su relevancia y calidad, y se citaron de acuerdo con las normas APA 7
para asegurar una presentación adecuada en este trabajo.

pág. 9282
En la primera sección de la revisión, se ofrece un panorama general sobre la enfermedad. Se analizan y
enfatiza los distintos hallazgos imagenológicos, tanto directos como indirectos, así como las anomalías
que frecuentemente se asocian con esta patología.
Presentación de caso
Se presenta el caso de un paciente masculino de 64 años, sin antecedentes personales, quirúrgicos ni
familiares relevantes, quien consulta por un cuadro de cefalea de moderada a alta intensidad, de carácter
frecuente y sin causa aparente. El síntoma ha persistido por aproximadamente tres meses, sin mostrar
mejoría con el uso de analgésicos convencionales. La ausencia de respuesta al tratamiento habitual,
junto con la duración del cuadro y la intensidad de la cefalea, es indicativo de investigar etiologías
secundarias y descartar patologías de base potencialmente graves a nivel neurológico.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Las asas vasculares de la arteria cerebelosa anteroinferior (AICA, por sus siglas en inglés) son hallazgos
que se observan con frecuencia variable en estudios de resonancia magnética. Estas estructuras pueden
estar relacionadas con síntomas neuro-otológicos, como acúfenos (zumbidos en los oídos), vértigo,
pérdida auditiva o una combinación de estos, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida
de los pacientes. A diferencia de la compresión vascular del nervio trigémino o facial, que suele
asociarse con neuralgia del trigémino o espasmo facial, los efectos de las asas vasculares de la AICA
son menos claros y generan un intenso debate en la comunidad médica. La controversia radica en
determinar si estas asas son la causa directa de los síntomas neuro-otológicos o si, por el contrario,
constituyen un hallazgo incidental sin relevancia clínica. Este dilema no solo plantea preguntas sobre la
fisiopatología de los síndromes de compresión vascular, sino que también tiene implicaciones prácticas
para el diagnóstico y tratamiento de los pacientes, quienes a menudo buscan alivio para síntomas que
pueden ser debilitantes. Una de las hipótesis principales sugiere que la compresión continua o pulsátil
de una asa vascular sobre el nervio puede provocar desmielinización focal, es decir, el deterioro de la
capa protectora de las fibras nerviosas. Este daño podría inducir una reorganización de las conexiones
neuronales y una hiperactividad axonal en la transición entre la glía central y la región periférica no
glial, lo que generaría los síntomas observados. Otra teoría plantea que la compresión neurovascular
podría alterar el flujo sanguíneo, reduciendo la perfusión vascular en las áreas afectadas y contribuyendo

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a los síntomas. Sin embargo, ninguna de estas hipótesis logra explicar de manera integral la amplia
variedad de manifestaciones clínicas observadas en estos síndromes, lo que resalta la complejidad de
esta condición (Gultekin et al., 2008; Sirikci et al., 2005, Miranda et al., 2020).
La resonancia magnética (RM) se ha consolidado como la técnica de referencia para evaluar las asas
vasculares y su interacción con los nervios craneales, ofreciendo una ventana clara hacia estructuras
anatómicas complejas que pueden estar detrás de síntomas debilitantes. Gracias a secuencias
especializadas como FIESTA (Fast Imaging Employing Steady-state Acquisition), SPACE (Sampling
Perfection with Application optimized Contrasts using different flip angle Evolutions y CISS
(Constructive Interference in Steady State), emplean tiempos de repetición (TR) y eco (TE) ultracortos
para lograr adquisiciones extremadamente rápidas. Esta técnica destaca por su alta relación señal-ruido,
que resalta la intensidad de la señal de los fluidos y suprime el tejido de fondo, generando un contraste
excepcional. Esto permite visualizar con gran detalle estructuras anatómicas pequeñas, lo que resulta
crucial en estudios neurológicos y de tejidos delicados. Estas técnicas permiten visualizar con precisión
las porciones cisternales y canaliculares del octavo par craneal (nervio vestibulococlear), así como las
complejas relaciones entre los vasos y los nervios, lo que es esencial para entender cómo estas
estructuras pueden contribuir a síntomas como acúfenos, vértigo o pérdida auditiva (Moltoni et al. 2024,
Gultekin et al., 2008, McGowan & Patel, 2000).
Para el estudio de patologías que afectan los nervios craneales (NC), es fundamental no solo optimizar
el contraste, sino también evaluar con precisión la anatomía y morfología de estos nervios. Para ello, se
recomienda el uso de secuencias tridimensionales de alta resolución ponderadas en T2, como SPACE,
CISS, FIESTA-C, VISTA o Cube, realizadas antes de la administración de contraste. Estas secuencias
permiten una visualización detallada de los nervios craneales y la detección de señales anómalas.
Además, una secuencia 3D FLAIR con supresión de grasa pre-contraste puede ser clave para identificar
alteraciones patológicas en los nervios craneales antes de cualquier realce. Por otro lado, las secuencias
coronal o axial ponderadas en T2 son útiles para detectar cambios de denervación en los músculos
faciales, un signo indirecto de compromiso de los nervios craneales. Asimismo, una secuencia de eco
de espín ponderada en T1 pre-contraste, generalmente en el plano axial, facilita la evaluación de la
invasión grasa en patologías que afectan los segmentos extraforaminales de los nervios craneales,

pág. 9284
proporcionando información complementaria sobre la extensión de la enfermedad. (Moltoni et al. 2024,
McGowan & Patel, 2000).
Según Naraghi et al, en su estudio demuestra que la visualización tridimensional (3D) mediante
resonancia magnética CISS y renderizado volumétrico, permite evaluar de forma no invasiva la
anatomía del complejo nervio facial vestibulococlear, así como permite ser una guía la cirugía de
descompresión microvascular (MVD) con alta precisión generando alta sensibilidad y especificidad.
Los síntomas, indicadores y resultados radiológicos se utilizan para diagnosticar la compresión del
nervio vestibulococlear mediante asas de la AICA. Es necesario descartar primero otras causas
prevalentes del síndrome de compresión del nervio vestibulococlear. La audiometría tonal proporciona
una evaluación más precisa de la pérdida auditiva. Para observar la arquitectura vascular y neuronal en
el ángulo pontocerebeloso y el CAI, la resonancia magnética es una prueba crucial. El método de
investigación preferido para esta compresión neurovascular es la resonancia magnética combinada con
secuencias de angiografía por resonancia magnética (Pradeep et al., 2025).
La RM permite clasificar las asas vasculares según la clasificación de Chavda ya detallada
anteriormente, así como también ayuda a identificar la arteria de origen del asa (AICA, arteria cerebelosa
superior o arteria cerebelosa posteroinferior), lo cual es útil para el diagnóstico y planificación
terapéutica.
Según de Abreu Junior et al, en su estudio por resonancia magnética de 33 pacientes evaluados (64 oídos
en total), con sintomatología de tinnitus (42.2%) pérdida auditiva (42.4%) y mareo ( 75.8%), el 28
(43,75%) no presentaron asa vascular, 31 (48,44%) presentaron asa vascular de Chavda grado I y 5
(7,81%) presentaron asa vascular de Chavda grado II, mostrando así independencia entre los hallazgos
de la RMN y el perfil clínico.
El diagnóstico no se basa únicamente en la imagen, sino que debe integrarse con la clínica del paciente,
especialmente en casos con síntomas neuro-otológicos inespecíficos, neuralgias craneales (por ejemplo,
neuralgia del trigémino) o sospechas de lesiones ocupantes de espacio. Por ejemplo, el Schwannoma
vestibular puede generar sintomatología como tinnitus, desequilibrio y pérdida auditiva progresiva; una
resonancia magnética podría revelar una masa creciente en el ángulo pontocerebeloso o canal auditivo
interno. Una neuritis vestibular podría presentar vértigo con o sin pérdida auditiva (laberintitis) que

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aparece de repente, generalmente después de una infección viral; no se observa ninguna masa en las
imágenes por resonancia magnética. Esclerosis multiple puede provocar la desmielinización de los
circuitos del VIII par craneal; la resonancia magnética revela placas desmielinizantes; los síntomas
pueden incluir vértigo, ataxia y diplopía.
Aunque la RM es la principal herramienta, en casos seleccionados se pueden complementar con estudios
neurofisiológicos o pruebas de conducción nerviosa para evaluar el impacto funcional de la compresión
vascular. El valor de la RM trasciende la mera visualización; es una herramienta clave para diferenciar
las asas vasculares de otras posibles causas de síntomas neuro-otológicos, como tumores, inflamaciones
o lesiones estructurales. Esta capacidad diagnóstica no solo ayuda a los especialistas a descartar otras
patologías, sino que también guía decisiones cruciales sobre el tratamiento. En casos cuidadosamente
seleccionados, por ejemplo, los hallazgos de la RM pueden justificar una intervención como la
descompresión microvascular, un procedimiento que busca aliviar la presión de un vaso sobre el nervio
para mitigar los síntomas. La precisión de la RM, capaz de delinear con claridad tanto las estructuras
vasculares como los nervios, es fundamental para planificar estas intervenciones con la mayor seguridad
posible (Gultekin et al., 2008, Miranda et al., 2020).
Además de su utilidad en el diagnóstico de patologías conocidas, la resonancia magnética (RM) permite
identificar alteraciones que pueden orientar hacia otras enfermedades subyacentes. Un ejemplo relevante
es el realce de los nervios craneales (CNE, por sus siglas en inglés Cranial Nerve Enhancement), un
hallazgo cada vez más frecuente en estudios de RM, pero cuya interpretación sigue siendo compleja
debido a su amplio espectro etiológico. (Moltoni et al. 2024)
Para facilitar esta tarea, Moltoni et al. (2024) propusieron una clasificación basada en los patrones de
realce ya sea lineal o engrosado, unilateral o bilateral lo que representa una herramienta valiosa para
guiar la interpretación radiológica e integrar mejor estos hallazgos en el contexto clínico.
En el ámbito de las enfermedades neoplásicas, se observa típicamente un patrón de realce engrosado.
Se pueden distinguir dos vías de propagación tumoral: La diseminación tumoral perineural (PNTS por
sus siglas en ingles Peri Neural Tumor Invasion) generando un realce asimétrico, unilateral y la
carcinomatosis leptomeníngea con un realce bilateral, otra posible causa de CNE en pacientes con

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tumores de cabeza y cuello, en diagnóstico diferencial con PNTS, está relacionada con complicaciones
de la radioterapia. (Moltoni et al., 2024; Chamberlain et al., 2014).
Las infecciones, por su parte, muestran una gran variabilidad en los patrones de CNE. Las de origen
viral, como las provocadas por el virus herpes simple tipo 1 (HSV-1) o el virus de la varicela-zóster
(VZV), suelen manifestarse como neuritis con realce lineal unilateral, afectando comúnmente al nervio
facial (VII par) (Eviston et al., 2015). En cambio, infecciones bacterianas como la tuberculosis o la
neurosífilis, así como enfermedades como la neuroborreliosis (enfermedad de Lyme), tienden a producir
un engrosamiento bilateral y multineuronal. Esto se debe a mecanismos patológicos como vasculitis,
infiltración o respuesta inmunomediada (Moltoni et al. 2024, Morgado & Ruivo, 2005).
En cuanto a las enfermedades inflamatorias e inmunomediadas, se identifican también diversos
patrones. En patologías desmielinizantes como la esclerosis múltiple o la encefalomielitis asociada a
anticuerpos anti-MOG, es común encontrar un realce lineal del nervio óptico (neuritis óptica típica), con
posible extensión inflamatoria hacia otros pares craneales desde el tronco encefálico. El síndrome de
Guillain–Barré y su variante de Miller–Fisher se asocian con realce engrosado bilateral, reflejando una
neuropatía inmunomediada por anticuerpos anti-gangliósido. (Moltoni et al. 2024)
Otras patologías sistémicas como la sarcoidosis y el síndrome de Sjögren pueden manifestarse con
patrones pleomórficos de realce, ya sea unilateral o bilateral, como resultado de una infiltración
granulomatosa a nivel leptomeníngeo o epineural (Agnihotri et al., 2014; Sakai et al., 2010). También
se han documentado presentaciones más infrecuentes, como el lupus eritematoso sistémico con
afectación del III par craneal, o el síndrome de Tolosa-Hunt, caracterizado por compromiso inflamatorio
del seno cavernoso (Ambrosetto et al., 2014, Moltoni et al. 2024).
En lo que concierte al manejo de un asa vascular, el tratamiento quirúrgico mediante descompresión
microvascular (MVD) ha mostrado tasas de éxito variables. Por ello, la indicación quirúrgica debe ser
cuidadosa, considerando la exclusión de otras causas y la experiencia del equipo quirúrgico. (O’Brien
et al., 2023, Méndez-Fandiño et al., 2018, Okamura et al., 2000)
Es notable cómo las nuevas técnicas de resonancia magnética de alta sensibilidad han revolucionado el
estudio de la relación entre los vasos sanguíneos y los nervios intracraneales, permitiendo exploraciones
precisas sin necesidad de procedimientos invasivos. Métodos como las secuencias volumétricas con alta
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ponderación en T2 tales como la interferencia constructiva en imágenes de estado estacionario (CISS),
las imágenes rápidas con adquisición de estado estacionario (FIESTA) o Sampling Perfection with
Application optimized Contrasts using different flip angle Evolutions (SPACE) estas secuencias no solo
permiten visualizar con gran detalle los vasos sanguíneos, sino que también facilitan la evaluación de
los nervios intracraneales y la interacción entre ambos. Esta capacidad resulta crucial para identificar
relaciones anatómicas normales o detectar alteraciones patológicas, como compresiones
neurovasculares, que pueden estar en la raíz de trastornos neurológicos complejos. Según de Abreu
Junior et al. (2016), estas herramientas han abierto una ventana única para comprender mejor estas
interacciones, mejorando el diagnóstico y la planificación de tratamientos con un enfoque más seguro y
preciso.
pág. 9288
Ilustración N- 1:
Obtenido de: los autores
Descripción: Resonancia magnética sin contraste, con protocolo SPACE, sagital. Se observa claramente
la anatomía del ángulo pontocerebeloso con el trayecto del nervio vestibulococlear (VIII par craneal)
hacia el conducto auditivo interno. En la región cisternal del nervio, se identifica una estructura tubular
hipointensa, serpiginosa, que se interpone entre el tronco encefálico y el nervio, compatible con una asa
vascular. Esta estructura es sugestiva de una rama de la arteria cerebelosa anteroinferior (AICA) que se
encuentra en contacto íntimo con el VIII par. No se observan signos de masa ocupante, ni
desplazamiento marcado del nervio.
Ilustración N- 2:
Obtenido de: los autores
Descripción: Resonancia magnética sin contraste, con protocolo SPACE, axial. Se observa simetría
general de los hemisferios cerebelosos y lóbulos temporales. Las estructuras del tronco encefálico y

pág. 9289
cerebelo se muestran con buena definición, sin evidencia de lesiones expansivas aparentes. A nivel del
ángulo pontocerebeloso derecho (flecha verde), se identifica una estructura tubular hipointensa que se
arquea alrededor del trayecto del complejo del VII-VIII par craneal, sugestiva de un asa vascular (loop).
Hallazgo compatible con compresión neurovascular del complejo VII-VIII por asa vascular.
Tabla N-1:
Protocolo de resonancia magnética propuesto para la evaluación de la patología de los nervios
craneales
Obtenido de: Moltoni, G., Romano, A., Blandino, A., Palizzi, S., Romano, A., D’Arrigo, B., Guarnera, A., Dellepiane, F.,
Frezza, V., Gagliardo, O., Tari Capone, F., Grossi, A., Trasimeni, G., & Bozzao, A. (2024). Extra-axial cranial nerve
enhancement: a pattern-based approach. La Radiologia Medica, 129(1), 118–132
Fuente: Moltoni, G., Romano, A., Blandino, A., Palizzi, S., Romano, A., D’Arrigo, B., Guarnera, A., Dellepiane, F., Frezza,
V., Gagliardo, O., Tari Capone, F., Grossi, A., Trasimeni, G., & Bozzao, A. (2024). Extra-axial cranial nerve enhancement: a
pattern-based approach. La Radiologia Medica, 129(1), 118–132
Descripción: WI, imagen ponderada; CN, nervio craneal; FLAIR, recuperación de inversión atenuada
por fluido; SPACE, perfección de muestreo con contraste optimizado para la aplicación mediante la
evolución de diferentes ángulos de giro; CISS, interferencia constructiva en estado estable; FIESTA,
obtención de imágenes rápidas mediante adquisición en estado estable; VISTA, adquisición de eco de
espín turbo isotrópico de volumen; MPRAGE, eco de gradiente rápido preparado con magnetización;
VIBE, examen volumétrico interpolado en apnea; FSPGR, eco de gradiente rápido alterado; THRIVE,
examen de volumen isotrópico de alta resolución ponderado en T1.
• SPACE (Siemens), CISS/FIESTA-C/Cube (GE), VISTA (Philips)

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• MPRAGE/VIBE (Siemens), FSPGR (GE), THRIVE (Philips)
• Objetivo: Definición anatómica precisa de los nervios craneales.
CONCLUSIONES
Las resonancias magnéticas (RM) de alta sensibilidad permiten visualizar con gran precisión la relación
neurovascular entre el complejo nervioso vestibulococlear (NVC) y la arteria cerebelosa anteroinferior
(AICA), ofreciendo una herramienta clave para el diagnóstico. Además, la estandarización basada en
RM facilita la descripción uniforme de esta relación, lo que mejora la comunicación entre especialistas
y la planificación clínica. Sin embargo, es fundamental subrayar que, aunque las imágenes de RM
muestran con detalle la anatomía, el diagnóstico de un asa vascular no debe depender únicamente de
estos hallazgos, ya que las asas vasculares pueden no ser siempre la causa directa de los síntomas.
Para los pacientes que sufren síntomas neuro-otológicos, como acúfenos o vértigo, esta incertidumbre
puede ser profundamente frustrante. La búsqueda de un diagnóstico claro y un tratamiento efectivo suele
ser un camino lleno de retos, lo que resalta la importancia de seguir investigando. Los avances en
técnicas de imagen y estudios neurofisiológicos son esenciales para desentrañar el impacto real de las
asas vasculares de la AICA y ofrecer respuestas más certeras.
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