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Esto concuerda con nuestros hallazgos, ya que el estudio fue realizado en Ciudad de México, donde los
pacientes tienen un mayor acceso a la atención médica. Además, las redes familiares en zonas urbanas
pueden estar más orientadas al apoyo emocional que al material, lo que explicaría la falta de relevancia
del apoyo material en esta muestra. Por otro lado, un estudio de García et al. (2021) realizado en una
población rural de México encontró que el apoyo material era fundamental para garantizar la adherencia
al tratamiento, ya que los pacientes en áreas rurales enfrentaban barreras financieras y de acceso a
medicamentos.14 Este contraste refuerza la importancia de considerar el contexto en los estudios de
adherencia terapéutica, ya que diferentes tipos de apoyo pueden ser más o menos relevantes según el
entorno.
En comparación con estudios previos, como el de Smith et al. (2021), donde se utilizaron gráficos
similares para mostrar la correlación entre apoyo social y adherencia, los resultados fueron congruentes,
ya que ambos estudios mostraron que el apoyo emocional está positivamente relacionado con mejores
resultados clínicos. 15
No obstante, la ausencia de diferencias significativas en los puntajes de apoyo material y social positivo,
visualizados en los gráficos, sugiere que estos tipos de apoyo no tienen una influencia tan marcada en
esta población específica. Esto está alineado con investigaciones como la de Brown et al. (2022),
quienes también encontraron que, en entornos urbanos, el apoyo emocional es más predictivo de la
adherencia que el apoyo material.16
Sin embargo, el estudio también presenta limitaciones que deben ser consideradas. En primer lugar, al
ser un diseño transversal, no se puede establecer una relación causal entre el apoyo social y la
adherencia, solo asociaciones. Esto es consistente con la limitación señalada en estudios similares, como
el de Hernandez et al. (2021), quienes también destacaron la dificultad de establecer causalidad en
estudios de naturaleza observacional. 17
Otra limitación relevante es que los datos sobre los niveles de glucosa fueron reportados por los propios
pacientes, lo que podría introducir errores en la medición. Estudios previos, como el de Turner et al.
(2022), han señalado que la auto-reporte de datos clínicos puede estar sujeto a inexactitudes,
especialmente en poblaciones mayores.18 Futuras investigaciones podrían beneficiarse de mediciones
clínicas más objetivas para validar estos resultados.