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INTRODUCCIÓN
La diabetes mellitus, una enfermedad metabólica crónica caracterizada por la hiperglucemia debido a
defectos en la secreción o acción de la insulina, se clasifica en tres tipos principales: diabetes tipo 1,
diabetes tipo 2 y diabetes gestacional (1).
La diabetes tipo 1, es resultado de una destrucción autoinmune de las células beta del páncreas, o que
conlleva una deficiencia absoluta de insulina. La diabetes tipo 2, que representa entre el 90 y el 95 %
de los casos, se debe a una combinación de resistencia a la insulina y una secreción insuficiente de esta
hormona; mientras que, la diabetes gestacional surge durante el embarazo y generalmente desaparece
después del parto, aunque predispone a un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro (1,2).
Los síntomas comunes de la diabetes incluyen poliuria, polidipsia, polifagia, fatiga y pérdida de peso
inexplicada; todos los cuales afectan significativamente la calidad de vida de los pacientes y su
capacidad para manejar la enfermedad (3–6).
La diabetes mellitus se ha convertido en una de las enfermedades crónicas más prevalentes a nivel
mundial, afectando a aproximadamente 537 millones de adultos en 2021, una cifra que se proyecta
alcanzará los 643 millones para 2030 y los 783 millones para 2045 (7). Este aumento vertiginoso no
solo plantea un problema de salud pública, sino que también representa un desafío económico
significativo, con un costo anual estimado en 966 mil millones de dólares en 2021. La enfermedad es
responsable de una considerable morbilidad y mortalidad, generando complicaciones graves como
enfermedades cardiovasculares, daño renal, neuropatía y amputaciones, que deterioran la calidad de
vida de los pacientes y aumentan los costos de atención médica (8).
En América Latina, el panorama es igualmente preocupante. La prevalencia de diabetes ha mostrado
un incremento alarmante en las últimas décadas, superando el 10% en adultos mayores de 20 años en
promedio. En Ecuador, más del 7% de la población adulta padece diabetes, afectando
desproporcionadamente a las comunidades rurales y de bajos ingresos, donde el acceso a servicios de
salud es notablemente limitado (9,10).
Asimismo, el sector Vuelta Larga del Cantón Santa Ana, en la Provincia de Manabí se enfrenta a un
riesgo elevado de prevalencia de diabetes, debido a la falta de infraestructura sanitaria, la escasa