INFLUENCIAS DE LA MÚSICA MEXICANA EN LA
MÚSICA DEL CARIBE
INFLUENCES OF MEXICAN MUSIC ON CARIBBEAN MUSIC
Beania Salcedo Moncada
Universidad Autónoma de Nuevo León- México
Yamira Rodríguez Núñez
Universidad Del Atlántico – Colombia
Zeidy Bornacelli García
Universidad Del Norte

pág. 608
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.19712
Influencias de la música mexicana en la música del Caribe
Beania Salcedo Moncada1
Facultad de Música UANL
Universidad Autónoma de Nuevo León-
México
Yamira Rodríguez Núñez
yamirarodriguez@mail.uniatlantico.edu.co
https://orcid.org/0000-0002-8034-9215
Universidad Del Atlántico – Colombia
Zeidy Bornacelli García
zbornacelli@uninorte.edu.co
https://orcid.org/0009-0003-51977-0437
Universidad Del Norte
Colombia
RESUMEN
La música, como un lenguaje universal que trasciende fronteras, ha sido un vehículo poderoso de
identidad y expresión cultural en América Latina. En este contexto, la música mexicana, con su rica
herencia de influencias indígenas, africanas y europeas, ha dejado una huella indeleble en la música del
Caribe. Desde la vibrante cumbia hasta los ritmos cautivadores del son jarocho, los intercambios
culturales entre estas regiones han dado lugar a una fusión musical única que refleja las complejidades
de la historia compartida. Este artículo explora las principales influencias de la música mexicana en el
Caribe, analizando cómo la proximidad geográfica, las dinámicas socioeconómicas, culturales y
políticos han moldeado estas manifestaciones musicales y su evolución a lo largo del tiempo, facilitado
un diálogo musical continuo que enriquece tanto a la cultura mexicana como a la del Caribe. Bajo una
metodología cualitativa de enfoque etnomusical, basado en revisión exhaustiva de fuentes académicas,
se busca comprender las conexiones profundas que existen entre los géneros musicales y las identidades
culturales, destacando el papel de la música como un medio de resistencia y celebración en un mundo
en constante cambio. Entre los principales resultados, se destaca que la música mexicana ha aportado
ritmos, instrumentos y estilos que se han integrado en las tradiciones caribeñas, enriqueciendo su
patrimonio musical.
Palabras clave: etnomusicología, interculturalidad musical, música mexicana, música colombiana,
música cubana
1 Autor principal
Correspondencia: yamirarodriguez@mail.uniatlantico.edu.co

pág. 609
Influences of Mexican music on Caribbean music
ABSTRACT
Music, as a universal language that transcends borders, has been a powerful vehicle of identity and
cultural expression in Latin America. In this context, Mexican music, with its rich heritage of
indigenous, African and European influences, has left an indelible mark on Caribbean music. From the
vibrant cumbia to the captivating rhythms of son jarocho, cultural exchanges between these regions have
given rise to a unique musical fusion that reflects the complexities of their shared history. This article
explores the main influences of Mexican music in the Caribbean, analyzing how geographical proximity,
socioeconomic, cultural and political dynamics have shaped these musical manifestations and their
evolution over time, facilitating a continuous musical dialogue that enriches both Mexican culture as
well as that of the Caribbean. Under a qualitative methodology of ethnomusical approach, based on an
exhaustive review of academic sources, we seek to understand the deep connections that exist between
musical genres and cultural identities, highlighting the role of music as a means of resistance and
celebration in a world in constant change. Among the main results, it stands out that Mexican music has
contributed rhythms, instruments and styles that have been integrated into Caribbean traditions,
enriching its musical heritage.
Keywords: ethnomusicology, musical interculturality, Mexican music, Colombian music, Cuban music
Artículo recibido 09 agosto 2025
Aceptado para publicación: 13 septiembre 2025

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INTRODUCCIÓN
La música juega un papel fundamental en la construcción de la identidad territorial, erigiéndose como
una forma de entender el espacio que rodea a las personas. A partir de esa interconexión entre música y
territorios el ser humano ejerce su ciudadanía, generando su sentido de pertenecía e identidad nacional.
En tal sentido, la etnomusicología estudia la música en su contexto cultural y social. Se centra en la
comprensión de las prácticas musicales, los significados que tienen para las comunidades que las
producen y cómo estas prácticas se relacionan con otros aspectos de la vida social, como la identidad,
la política, la religión y la historia (Soto-Silva & Rekedal, 2024).
Desde una mirada regional, el sonido y la música están ligados de manera intrínseca a la experiencia
corporal y subjetiva del latinoamericano, lo que sugiere que el entorno sonoro se materializa en la
relación entre el espacio y sus habitantes. De tal forma que sus creadores, intérpretes y oyentes se han
apropiado de ella, sin importar la diversidad de las practicas sonoras, reconociendo que las practicas
musicales Iberoamericanas no son homogéneas, sino que incluyen una variedad de expresiones que
pueden ser efímeras y espontáneas, como las fiestas y celebraciones, que también juegan un papel en la
construcción de identidad del continente americano (Barberà, 2009).
De la Garza & Velázquez (2023) explican como la música latinoamericana es un testimonio vivo de las
interacciones culturales a lo largo de la historia del continente. Su origen se encuentra en una rica mezcla
de tradiciones indígenas, influencias europeas y africanas, mientras que los puntos de encuentro
etnomusicales reflejan los cambios sociales y políticos vividos por sus pueblos. Esta diversidad no solo
ha enriquecido su patrimonio musical, sino que también ha permitido que la música latina se convierta
en un fenómeno global contemporáneo.
Según Arcos et al. (2023) la música latinoamericana es el resultado de una rica fusión de influencias
culturales que han evolucionado a lo largo del tiempo, reflejando los fenómenos sociales y políticos
vividos en el continente. Antes de la llegada de los colonizadores europeos, las culturas indígenas de
América Latina ya poseían ricas tradiciones musicales, utilizaban instrumentos como tambores, flautas
y maracas en ceremonias religiosas y festivales, creando un legado sonoro que perdura hasta hoy. La
llegada de los españoles y portugueses en el siglo XVI marcó un punto crucial en la evolución musical.
La música europea, en especial la española, se fusionó con las tradiciones indígenas, dando lugar a

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nuevos estilos musicales. Esta mezcla incluyó elementos de la música árabe y africana presentes en
España. Del mismo modo, la trata transatlántica de esclavos trajo consigo una fuerte influencia africana,
que se manifestó en ritmos y estilos musicales, como el son cubano y la samba brasileña. Estos géneros
incorporan elementos rítmicos y melódicos que enriquecieron la música latinoamericana.
Por su parte Flores Valenzuela & De Ávila López (2024) aducen que la música ha sido un vehículo para
expresar las luchas sociales, políticas y como forma de resistencia, integrando ritmos folclóricos con
letras comprometidas. A medida que las distintas culturas interactuaron, surgieron géneros que reflejan
esta fusión. Por ejemplo, el bolero cubano, la ranchera en México y la cumbia y el porro en Colombia
combinan influencias indígenas y españolas. Estos ritmos se originan a partir de las tradiciones
musicales de las culturas indígenas que habitaban estos territorios antes de la llegada de los
colonizadores. Etnias, como los Muiscas, Tayronas y Cunas, desarrollaron una variedad de
manifestaciones musicales que eran fundamentales para sus rituales y celebraciones. Utilizaban
instrumentos como flautas y tambores, que eran esenciales en sus ceremonias y festividades. Con la
llegada de los españoles en el siglo XVI, se introdujeron nuevas formas musicales y estilos que se
mezclaron con las tradiciones indígenas.
La música española aportó elementos melódicos y rítmicos, así como instrumentos como la guitarra,
que se integraron en la música local. La trata transatlántica de esclavos trajo a muchos africanos al
continente americano, quienes también contribuyeron de manera significativa a la música de estos tres
países. Así se introducen los ritmos africanos e instrumentos como tambores y maracas, que una vez
fusionados con las tradiciones indígenas y españolas, dieron lugar a diversos géneros de esta mezcla
triétnica, que una vez evolucionados y se han convertido símbolos culturales reconocido a nivel global
(Flores Valenzuela & De Ávila López, 2024).
Desde el anterior contexto surge como pregunta problematizadora ¿Cómo sucede el proceso de
interculturalidad en la música de México, Colombia y Cuba? Y desde este contexto se deriva como
subpregunta; ¿Cuáles son las influencias de la música del Caribe en la música mexicana? Para dar
respuesta a estos desafiantes interrogantes, esta ponencia explora como las cómo las prácticas musicales
están interrelacionadas con las identidades y las dinámicas territoriales en América Latina. Bajo un
enfoque cualitativo de análisis documental, que incluyó la revisión de literatura relevante y vigente,

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proponemos una aproximación a los antecedentes de la música tradicional de México, Colombia y Cuba,
para propiciar análisis y reflexiones de como sucede la interacción y fusión mutua entre culturas
latinoamericanas, permeando los principales géneros musicales desarrollados en el continente, en
especial México, Colombia y Cuba, buscando identificar las influencias que coadyuvaron al desarrollo
de la música Mexicana. Se espera generar un espacio de dialogo, que además de concertar propósitos
comunes, responda a la necesidad de rescatar, promover y difundir la música, tanto tradicional como
académica en las nuevas generaciones de artistas y públicos. Desde esta visión, se fortalece el quehacer
artístico, coadyuvando al enriquecimiento cultural de los territorios, en el marco de su rico y diverso
patrimonio artístico musical.
Desarrollo
Análisis y Discusiones
Historia de la Música Popular Latinoamericana
Según Díaz-Collao & Soto-Silva (2021) la música popular latinoamericana es un vasto campo que
refleja la rica herencia cultural de la región, fusionando influencias indígenas, africanas y europeas. Su
evolución ha estado marcada por diversos géneros, así como movimientos que han resonado tanto a
nivel local como internacional. Sus orígenes se remontan a las tradiciones musicales de los pueblos
indígenas, que utilizaban instrumentos como tambores, flautas y maracas piezas imprescindibles de los
ceremoniales, que también cumplían una función alegre en los festivales. Con la llegada de los
colonizadores españoles y portugueses en el siglo XVI, estas tradiciones se fusionaron con la música
europea, creando nuevos estilos que incorporaban elementos de ambos mundos (Curt, 2010).
Las décadas de 1950 y 1960 son consideradas una "era dorada" para la música latina. Durante este
tiempo, el bolero y el mariachi alcanzaron gran popularidad. Artistas como Celia Cruz y Tito Puente
llevaron la música latina a audiencias internacionales, mientras que el mambo y el cha-cha-chá
comenzaron a ganar terreno en Estados Unidos. En los años 60, surgió el movimiento de la Nueva
Canción, que combinó música tradicional con letras politizadas, reflejando las luchas sociales en países
como Chile y Argentina. Compositores como Violeta Parra y Víctor Jara fueron figuras clave en este
movimiento, utilizando su música como herramienta de cambio social (Flores Valenzuela & De Ávila
López, 2024).

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Hoy en día, la música popular latinoamericana sigue expandiéndose a nivel internacional. Artistas
contemporáneos han alcanzado un estatus global, llevando ritmos latinos a audiencias de todo el mundo.
La fusión de géneros continúa siendo una característica distintiva, reflejando la diversidad cultural de la
región. La historia de la música popular latinoamericana es un testimonio de su rica diversidad cultural.
Desde sus orígenes indígenas hasta su influencia global actual, cada género cuenta una historia única
que resuena con las experiencias y luchas del pueblo latinoamericano. La música no solo entretiene;
También actúa como un vehículo para la expresión cultural y social.
Antecedentes de la Musica de México, Colombia y Cuba
Los antecedentes de la música tradicional en México, Colombia y Cuba son un testimonio de la
resiliencia y creatividad de sus pueblos. A través de la fusión de influencias culturales, estos países han
desarrollado tradiciones musicales que no solo preservan su herencia, sino que también continúan
evolucionando en el contexto contemporáneo. La música se convierte así en un medio para expresar la
identidad, la historia y la diversidad de cada nación, celebrando la riqueza de su patrimonio cultural
compartido.
Camacho-Díaz (2010) afirma que las culturas musicales de México son diversas y se han configurado a
lo largo de múltiples procesos históricos, económicos y sociales. Así pues, el legado sonoro de los
pueblos indígenas de México refleja una rica herencia cultural que ha evolucionado con el tiempo,
integrando elementos de las tradiciones indígenas, la influencia hispana y otros estilos modernos. La
música tradicional mexicana tiene sus raíces en las antiguas civilizaciones prehispánicas, donde
instrumentos como el teponaztle y la flauta de caña acompañaban rituales y ceremonias. Con la llegada
de los españoles en el siglo XVI, se introdujeron nuevos instrumentos y formas musicales que se
fusionaron con las tradiciones locales.
Por su parte, Cruz Carvajal (2019) complementa que la música mexicana no solo se limita a la expresión
artística, sino que también está entrelazada de forma profunda con la identidad cultural y las prácticas
sociales de las comunidades. Como resultado, las tradiciones musicales varían de manera significativa
entre las diferentes regiones y grupos étnicos, lo que contribuye a un paisaje sonoro vibrante y
multifacético. Además, el interés por la música indígena y folclórica ha llevado a un estudio más
sistemático de estas tradiciones, buscando descubrir la "esencia" de la mexicanidad. Este enfoque ha

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dado lugar a la etnomusicología en México, que se centra en la recopilación y análisis de las prácticas
musicales desde sus orígenes étnicos.
Durante el periodo colonial, la música indígena se fusionó con las tradiciones españolas, dando lugar a
formas musicales que incorporaban instrumentos como la guitarra y el violín. En las décadas de 1930 a
1950, la música ranchera y el mariachi alcanzaron gran popularidad gracias al cine mexicano. Artistas
como Javier Solís y Pedro Infante se convirtieron en íconos. A lo largo de los siglos, la música mexicana
ha evolucionado, manteniendo su esencia mientras incorpora elementos de géneros como el jazz y la
música clásica. A finales del siglo XX y principios del XXI, los géneros mexicanos comenzaron a
ganar terreno, con bandas y artistas de talla internacional que han llevado la música mexicana a
audiencias globales (Camacho-Díaz, 2010).
Orígenes de la Música Colombiana
La música colombiana también es diversa, con influencias indígenas, africanas y europeas. La música
popular colombiana tiene sus raíces en el campesinado y ha sido influenciada por géneros como el
vallenato, la cumbia y la guasca. En las décadas de 1930 y 1940, la música popular colombiana comenzó
a formarse en Antioquia, influenciada por la música mexicana. Este estilo se conoció desde sus inicios
como "música campirana" o "guasca", que incorporaba rancheras y corridos. Con el tiempo, este género
evolucionó hacia lo que hoy se conoce como música popular, integrando instrumentos como trompetas
y guitarras eléctricas, con letras que suelen abordar temas de desamor y nostalgia, resonando de manera
profunda con las experiencias del pueblo colombiano, con destacados artistas contemporáneos como
han llevado este estilo a nuevas alturas internacionales.
Orígenes de la música cubana
La música popular cubana es famosa por su fusión de ritmos africanos e hispanos, dando lugar a géneros
icónicos como el son, la salsa y el bolero. La rica tradición musical de Cuba es fundamental para
entender su cultura, reflejando la historia social y política del país. Desde el siglo XIX, el son cubano
comenzó a tomar forma en las zonas rurales. Este género combinaba elementos africanos e hispanos,
utilizando instrumentos como el tres y las maracas. En el siglo XX, el bolero se popularizó en toda
América Latina. La salsa surgió en Nueva York en los años 60, con raíces profundas en la música
cubana. Artistas como Celia Cruz llevaron estos ritmos a audiencias internacionales. Hoy en día, la

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música cubana sigue siendo influyente, con una mezcla de géneros que atrae tanto a jóvenes como a
adultos (Borbolla, 1975).
Géneros más representativos de México, Colombia y Cuba:
Los géneros musicales desarrollados en México, Colombia y Cuba son un reflejo de la rica diversidad
cultural de cada país, resultado de la fusión de tradiciones indígenas, africanas y europeas. A lo largo
del tiempo, varios géneros han surgido y evolucionado en diferentes regiones de Latinoamérica, como
el bolero, popularizado en el Caribe durante el siglo XX, la salsa, nacida en Nueva York en las décadas
de 1960 y 1970 y derivada de la combinación de ritmos cubanos con jazz y otros estilos caribeños, el
bossa nova entre otros, según indica Curt (2010).
Los siguientes son los más representativos de México, Colombia y Cuba:
Principales Géneros mexicanos:
• Mariachi: es considerado el género emblemático de México, pues combina tanto la
interpretación vocal como la instrumental. Se nutre de ritmos festivos muy variados como el son
jalisciense, distinguiéndose por su carácter romántico y celebratorio, con repertorios que incluyen
corridos, canciones de amor y expresiones tradicionales. Los instrumentos más representativos son los
violines, las trompetas, las guitarras (guitarra de golpe y vihuela) y el guitarrón (Mercado, 2019).
• Ranchera: comparte similitudes con el mariachi, aunque suele interpretarse solo con guitarra o
piano. Sus letras transmiten sentimientos de identidad nacional, así como emociones vinculadas al amor
y al desamor, en un estilo emotivo muy profundo. Su base rítmica se sostiene en el compás 4/4, con un
fraseo melódico cargado de expresividad (Mercado, 2019).
• Huapango: este género tradicional, originario de la región huasteca, se caracteriza por un
compás ternario y por su marcado sentido bailable. Se ejecuta casi siempre con el trío huasteco
compuesto por guitarra, jarana y violín o con conjuntos norteños que incluyen bajo sexto y acordeón.
Su ritmo sincopado lo convierte en una de las expresiones más representativas de las fiestas populares
mexicanas (Mercado, 2019).
Principales Géneros colombianos:
• Cumbia: Se origina de la fusión de influencias indígenas, africanas y españolas. Se caracteriza
por su ritmo alegre y festivo, a menudo asociado con celebraciones. Utiliza tambores (como el tambor

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alegre), maracas, flautas (como la gaita) y el acordeón. Su ritmo está marcado por un patrón de dos
tiempos que invita al baile (Díaz Oñoro et al., 2019).
• Vallenato: originario de la región caribeña de Colombia, es conocido por sus letras románticas
y narrativas, así como por su presencia activa en diversas festividades folclóricas. Incluye como
instrumentos básicos tradicionales, el acordeón, caja (tipo de tambor) y guacharaca. Se compone de
cuatro aires: son, merengue, son montuno y puya (Díaz Oñoro et al., 2019).
Principales Géneros Cubanos
• Son cubano: constituye una de las expresiones más representativas de la música de la isla,
resultado de la fusión entre tradiciones africanas e hispánicas. Es considerado el antecedente directo de
numerosos géneros cubanos contemporáneos, entre ellos la salsa. Su riqueza rítmica se manifiesta en la
síncopa constante y en melodías de gran vitalidad. Se interpreta con instrumentos característicos como
el tres (guitarra cubana), el contrabajo, la trompeta, las maracas y los bongós, por lo general en compases
de 2/4 o 4/4 con un marcado énfasis en la percusión (Borbolla, 1975).
• Bolero: se consolidó como un género de carácter romántico, cuyo eje central son las letras
cargadas de emotividad en torno al amor y al desamor. Su popularidad trascendió las fronteras cubanas
para instalarse en gran parte de América Latina. Casi siempre se interpreta con piano, guitarra y cuerdas,
manteniendo un compás de 4/4 y un tempo pausado, lo que favorece una ejecución en gran medida
expresiva y emocional (Borbolla, 1975).
Influencias de la música mexicana en la música del Caribe
La influencia de la música mexicana en el Caribe es un fenómeno complejo que refleja una rica
intersección cultural. A través del intercambio constante de ritmos, estilos e identidades sus territorios
han creado una sinergia musical en constante evolución. Este proceso no solo resalta las similitudes
entre las tradiciones musicales, sino que también celebra la diversidad cultural que caracteriza a
Latinoamérica y el Caribe.
Según García Martínez (2024) la proximidad geográfica entre México y los países caribeños ha
facilitado un intercambio cultural constante. En lugares como Chetumal, en el estado de Quintana Roo,
se ha observado una mezcla de géneros como el reggae, ska y calipso, que han influido en la música
local. Este fenómeno se debe a la historia compartida ya las dinámicas socioeconómicas de la región.

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Del mismo modo, la música mexicana ha influido en géneros caribeños al incorporar ritmos y estilos
locales. Por ejemplo, grupos como Chan Santa Roots han fusionado elementos de la música maya con
influencias afrocaribeñas, creando un nuevo sonido que refleja tanto su herencia cultural como su
conexión con el Caribe.
Los ritmos mexicanos, en especial del son jarocho y la cumbia, han encontrado eco en el Caribe. La
cumbia, originaria de Colombia, ha sido adoptada y adaptada en México, y su popularidad se ha
extendido por toda la región caribeña, donde se han creado variaciones locales que integran ritmos
afrocaribeños. Del mismo modo, la música afrocaribeña ha tenido un impacto notable en el desarrollo
de géneros musicales mexicanos. Las tradiciones africanas presentes en México han enriquecido estilos
como el son jarocho y el huapango, creando un crisol musical que refleja las diversas influencias
culturales del país. La música también ha servido como un medio para expresar identidades culturales y
resistencias frente a las imposiciones externas. Muchos músicos han integrado elementos mayas y
afrocaribeños para crear una forma de resistencia cultural que desafía las narrativas (Cruz Carvajal,
2019).
CONCLUSIONES
La música de México, Colombia y Cuba ha sido moldeada por un complejo entramado de influencias
culturales que reflejan la historia de migraciones, colonización y resistencia. La investigación
etnomusicológica en estos países revela cómo las tradiciones musicales han sido enriquecidas por la
interacción entre diferentes grupos étnicos y culturales, lo que ha dado lugar a un fenómeno de
interculturalidad. Este proceso se manifiesta en la fusión de ritmos, estilos y prácticas musicales que
trascienden las fronteras nacionales, creando un paisaje sonoro diverso y dinámico.
La música del Caribe ha tenido un impacto significativo en la música mexicana, en especial en géneros
como la salsa, el son jarocho y la música tropical. Las tradiciones afrocaribeñas, con sus ritmos y danzas,
han permeado la música mexicana, generando un diálogo constante entre las culturas. Este intercambio
se evidencia en la incorporación de instrumentos, ritmos y formas de interpretación que enriquecen la
expresión musical en México.
La memoria y la historia juegan un papel crucial en la forma en que se perciben y se transmiten las
tradiciones musicales. Los estudios sobre la memoria histórica en la música revelan cómo las narrativas

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de resistencia y las experiencias compartidas de comunidades afrodescendientes en Colombia y México
han influido en la creación y evolución de géneros musicales. Esto sugiere que la música no solo es un
medio de expresión artística, sino también un vehículo para la construcción de identidades y la
reivindicación cultural.
A medida que la música de estos países se inserta en un contexto global, surgen tanto oportunidades
como desafíos. La comercialización de géneros musicales puede amenazar la autenticidad de las
tradiciones, pero también puede ofrecer una plataforma para la visibilidad de expresiones culturales
marginadas. La necesidad de políticas públicas que apoyen la diversidad cultural y promuevan el acceso
a la música es fundamental para garantizar que las tradiciones musicales sigan evolucionando y siendo
valoradas.
La investigación demuestra que la música mexicana y la música del Caribe están interconectadas de
manera profunda, no solo a través de la proximidad geográfica, sino también mediante un intercambio
cultural continuo que ha permitido la fusión de ritmos, estilos e identidades. Esta interrelación resalta
cómo la música actúa como un puente que une diferentes tradiciones y comunidades. Se ha evidenciado
que la influencia de la música mexicana en el Caribe es recíproca. Mientras que géneros como la cumbia
y el son jarocho han sido adoptados y adaptados en el Caribe, también se han incorporado elementos
afrocaribeños en las tradiciones musicales mexicanas. Este fenómeno de hibridación musical enriquece
ambos repertorios y refleja una dinámica cultural viva.
La música ha sido un medio crucial para la expresión de identidades culturales y para la resistencia
frente a las imposiciones externas. En contextos donde las comunidades enfrentan desafíos sociales y
económicos, los géneros musicales emergentes sirven como herramientas para reivindicar su herencia
cultural y fortalecer su sentido de pertenencia. La diversidad de géneros musicales presentes tanto en
México como en el Caribe subraya la riqueza cultural de la región. Desde el mariachi hasta el reggae,
cada estilo aporta una perspectiva única sobre las experiencias vividas por sus comunidades, lo que
permite una apreciación más profunda de las tradiciones musicales.
En resumen, el estudio sugiere que el futuro de la música Latinoamericana y del Caribe dependerá de
su capacidad para seguir evolucionando a través de nuevas influencias y colaboraciones. Lo que infiere

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que la música siga siendo un reflejo vibrante de la historia, cultura y diversidad de los pueblos,
enriqueciendo no solo a sus coloquios y comunidades, sino también al mundo entero.
La globalización y las plataformas digitales ofrecen oportunidades sin precedentes para que los artistas
exploren nuevas fusiones y alcancen audiencias más amplias, asegurando así que estas tradiciones
musicales continúen siendo relevantes en un mundo cambiante.
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