pág. 11294
ACIDOSIS TUBULAR RENAL TIPO 1 EN LUPUS
ERITEMATOSO SISTÉMICO: UNA
COMPLICACIÓN RENAL OLVIDADA CON
IMPLICACIONES DIAGNÓSTICAS Y
TERAPÉUTICAS
TYPE 1 RENAL TUBULAR ACIDOSIS IN SYSTEMIC LUPUS
ERYTHEMATOSUS: A NEGLECTED RENAL
COMPLICATION WITH DIAGNOSTIC AND THERAPEUTIC
IMPLICATIONS
Carlos Berrocal Martínez
Universidad del Valle, Colombia
ColombiaJuan Manuel Quintero
Universidad del Valle, Colombia
Luz Marina Mejía Paz
Universidad del Valle, Colombia
Laura Selena Figueroa Oviedo
Universidad del Sinú, Colombia
Mauricio Andres Robayo Pérez
Universidad del Sinú, Colombia
pág. 11295
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i4.19716
Acidosis Tubular Renal Tipo 1 en Lupus Eritematoso Sistémico: Una
Complicación Renal Olvidada con Implicaciones Diagnósticas y
Terapéuticas
Carlos Berrocal Martínez 1
Carlos.berrocal@correounivalle.edu.co
https://orcid.org/0000-0002-8629-8527
Universidad del Valle
Colombia
Juan Manuel Quintero
Juanmq1007@gmail.com
https://orcid.org/0009-0007-8895-6582
Universidad del Valle
Colombia
Luz Marina Mejía Paz
luzmarmejia@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-5134-4899
Universidad del Valle
Colombia
Laura Selena Figueroa Oviedo
Loviedo0710@gmail.com
https://orcid.org/0009-0007-5343-512X
Universidad del Sinú
ESE Vidasinu
Colombia
Mauricio Andres Robayo Pérez
Robayo66@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-4862-3888
Universidad del Sinú
IMAT ONCOMÉDICA AUNA
Colombia
RESÚMEN
La acidosis tubular renal tipo 1 (ATR1) es un trastorno tubular infrecuente pero clínicamente relevante,
que puede aparecer como complicación de enfermedades sistémicas. Su presentación como
manifestación inicial del lupus eritematoso sistémico (LES) es inusual y frecuentemente
subdiagnosticada, con importantes implicaciones diagnósticas y terapéuticas. Presentamos el caso de
una mujer de 44 años que desarrolló ATR1 durante un brote lúpico que condujo al diagnóstico de LES.
La paciente presentó hipokalemia, acidosis metabólica con brecha aniónica normal y pH urinario
persistentemente alcalino, hallazgos que confirmaron el diagnóstico de ATR distal. A pesar del
tratamiento inmunosupresor, la evolución clínica se complicó con infecciones graves y compromiso
multiorgánico, lo que finalmente llevó al desenlace fatal. Este caso resalta la necesidad de considerar la
ATR1 en pacientes con hipokalemia inexplicada o alteraciones ácido-base, especialmente cuando se
sospecha enfermedad autoinmune. El reconocimiento temprano es fundamental para iniciar un manejo
oportuno, prevenir daño renal irreversible y mejorar el pronóstico.
Palabras Claves: acidosis tubular renal, nefrocalcinosis, hipokalemia, lupus eritematoso sistémico,
bicarbonato
1
Autor principal
Correspondencia: Carlos.berrocal@correounivalle.edu.co
pág. 11296
Type 1 Renal Tubular Acidosis in Systemic Lupus Erythematosus: A
Neglected Renal Complication with Diagnostic and Therapeutic
Implications
ABSTRACT
Renal tubular acidosis type 1 (RTA1) is a rare but clinically significant tubular disorder that can appear
as a complication of systemic diseases. Its occurrence as the initial manifestation of systemic lupus
erythematosus (SLE) is uncommon and often underrecognized, carrying important diagnostic and
therapeutic implications. We present the case of a 44-year-old woman who developed RTA1 during a
lupus flare that led to the diagnosis of SLE. The patient presented with hypokalemia, metabolic acidosis
with normal anion gap, and persistently alkaline urinary pH, which confirmed the diagnosis of distal
RTA. Despite immunosuppressive therapy, her clinical course was complicated by severe infections and
multiorgan involvement, ultimately leading to death. This case emphasizes the need to consider RTA1
in patients with unexplained hypokalemia or acid-base disturbances, especially when autoimmune
disease is suspected. Early recognition of this entity is crucial to initiate adequate management, prevent
irreversible renal damage, and improve patient outcomes.
Keywords: renal tubular acidosis, nephrocalcinosis, hypokalemia, systemic lupus erythematosus,
bicarbonate
Artículo recibido 22 julio 2025
Aceptado para publicación: 25 agosto 2025
pág. 11297
INTRODUCCIÓN
La acidosis tubular renal (ATR) es un grupo heterogéneo de trastornos primarios, secundarios,
congénitos o adquiridos que producen acidosis metabólica hiperclorémica con tasa de filtración
glomerular relativamente conservada, secundaria a defectos tubulares renales (1). Se clasifica en tres
formas principales: distal o tipo 1 (defecto en la excreción de protones), proximal o tipo 2 (defecto en
la reabsorción de bicarbonato) e hiperkalémica o tipo 4 (defecto en la producción o acción de la
aldosterona). La forma tipo 3, mixta, es excepcional (2,3).
Existe escasa documentación de ATR secundaria a enfermedades autoinmunes, particularmente al lupus
eritematoso sistémico (LES), lo que representa un vacío en la literatura. La relevancia de este tema se
debe a que la identificación temprana de esta complicación permite prevenir daño renal irreversible y
mejorar el pronóstico del paciente.
En el presente artículo se presenta un reporte de caso de ATR1 como parte de la manifestación inicial
en un paciente que debutó con un flare lúpico.
PRESENTACIÓN DEL CASO
Paciente femenina afrodescendiente de 44 años sin antecedentes de base quien ingresa a un hospital de
tercer nivel por cuadro clínico de tres meses de evolución consistente en mialgias, artralgias de
predominio en rodillas y perdida no intencional de peso (10 kg) que en los últimos 15 días se acompañó
de alzas térmicas no cuantificadas. Se le realizaron múltiples estudios que documentaron: Anemia severa
normocítica normocrómica, perfil ferrocinético con ferropenia funcional, perfil infeccioso crónico
negativo (Hepatitis B, Hepatitis C, VIH, prueba no treponémica) (Ver Tabla), hemocultivos negativos,
función renal normal con proteinuria en orna de 24 horas en 2556 mg e hipokalemia. Además, dada la
sintomatología constitucional se realizó perfil inmunorreumatológico obteniendo: ANAS 1:80 patrón
nuclear homogéneo, anti DNA positivo, anti RNP/Sm positivo, anti SS-B (La) positivo, anti-SSA (Ro)
positivo, complemento consumido (C3 y C4) y perfil de síndrome antifosfolípidos negativo (Ver tabla).
Se observó adicionalmente compromiso de serosas por derrame pleural bilateral y derrame pericárdico
moderado sin repercusión hemodinámica. Por lo anterior, se estableció el diagnóstico de lupus
eritematoso sistémico (LES) con compromiso hematológico, articular, renal y de serosas. La paciente
recibió manejo con hidroxicloroquina y terapia inmunosupresora con metilprednisolona y
pág. 11298
ciclofosfamida mensual (Protocolo NIH). Durante su estancia hospitalaria desarrollo neumonía
nosocomial por Pseudomonas aeruginosa y S. Aureus MecA, lo cual empeoro su condición clínica con
requerimiento de ventilación mecánica invasiva y estancia en unidad de cuidados intensivos. Recibió
manejo antibiótico con Vancomicina y Cefepime durante 6 días con mejoría clínica y compensación
hemodinámica. Los gases arteriales documentaron acidemia metabólica y anión gap normal. Además,
presentó hipokalemia moderada de difícil manejo. Se realizó uroanálisis con pH elevado (7). Se realizó
el cálculo de la brecha aniónica urinaria la cual fue positivo (BAU= [Na + K] CL= [138 + 36.5]-131=
+43). Dada la presencia de acidosis metabólica con brecha aniónica normal, hipokalemia de difícil
manejo y un pH urinario alcalino se estableció el diagnóstico de acidosis tubular renal tipo I (ATR1).
Se inició reposición de bicarbonato endovenoso. Con el tiempo, presentó un mayor compromiso de
múltiples serosas, manifestado por derrame pleural y pericárdico; a nivel renal, el uroanálisis progreso
a un sedimento activo por hematuria con eritrocitos dismórficos, cilindros hemáticos y persistencia del
pH urinario elevado (7); presentó empeoramiento de la función renal con elevación de la creatinina
sérica y presencia de proteinuria en rango no nefrótico (0.5 g/24h) a pesar del manejo inmunosupresor
inicial. Por lo que debido al proceso infeccioso intercurrente se inició la administración de
inmunoglobulina endovenosa. Se logró la extubación del paciente a los 10 días de la ventilación
mecánica. La paciente persistía con el derrame pleural bilateral y del derrame pericárdico moderado por
lo que se inició Rituximab 375 mg/m2 semanal por cuatro semanas en extensión domiciliaria con
mejoría gradual del cuadro clínico. Posterior a la última dosis presentó nuevo episodio de neumonía
hospitalaria y falla ventilatoria con requerimiento de intubación orotraqueal, choque séptico y
finalmente, a pesar del manejo antibiótico administrado, muerte (Ver Figura).
DISCUSIÓN
La acidosis tubular renal (ATR) representa una constelación de trastornos primarios o adquiridos los
cuales se caracterizan por un mecanismo ineficaz para mantener el equilibrio acido base renal dado por
la incapacidad de reabsorber el bicarbonato urinario o eliminar hidrogeniones todo esto debido a
defectos a nivel del sistema tubular, principalmente en los túbulos proximales y distales (1)
Este trastorno a su vez se divide en tres grandes grupos: la ATR1, en la cual hay un defecto en el sistema
encargado de la eliminación de hidrogeniones a nivel de los túbulos distales. Esta se caracteriza por
pág. 11299
cursar con hipokalemia y un pH urinario elevado (> 5.3). La ATR2 el defecto se centra en la
imposibilidad de reabsorber bicarbonato a nivel del túbulo proximal. Esta se caracteriza por hipokalemia
y un pH urinario bajo (<5.3) (dada la conservación del mecanismo de eliminación de hidrogeniones a
nivel distal) (2). Finalmente, la ATR4, en la cual el defecto se centra en la acción deficiente en los
receptores de aldosterona (pseudoaldosteronismo) lo que genera hiperkalemia y un pH urinario bajo (<
5.3) (3). La Acidosis Tubular Renal tipo 3 (ATR3) es extremadamente rara y corresponde a una forma
de Acidosis Tubular Renal mixta: distal y proximal (2, 3).
Se desconoce la incidencia de ATR1 en Latinoamérica por la falta de registros debido a su rareza y a la
posibilidad de que muchos casos no sean diagnosticados o estén mal codificados. Según un estudio que
utilizó datos del Reino Unido, la prevalencia de ATR1 en 2017 se estimó entre 0.46 y 1.60 por cada
10,000 personas, dependiendo de si se incluían casos sospechosos además de los diagnosticados (4).
Esta variabilidad en las estimaciones refleja la dificultad en la detección y el diagnóstico de la
enfermedad, que puede estar subestimada en la práctica clínica.
Dentro de la gran constelación de causas nos encontramos con dos grandes divisiones: las causas
primarias que son las más comunes en los niños identificándose varias mutaciones genéticas que se
transmiten de forma autosómica dominante o autosómica recesiva y que afectan la secreción de protones
en las células intercaladas tipo A del túbulo colector (p. ej. SLC4A1, ATP6V0A4 y ATP6V1B1) (5).
Por otro lado, múltiples enfermedades sistémicas pueden ser causas secundarias de acidosis tubular
renal, por ejemplo, las enfermedades autoinmunes (Como el lupus eritematoso sistémico (LES), el
síndrome de Sjögren), las infecciones (Como Tuberculosis, Infección por Hepatitis B o C, Infección por
VIH), medicamentos (Como Anfotericina B, Trimetroprima, Inhibidores de Calcineurina, inhalación de
Tolueno), etc. De las anteriores, en el lupus eritematoso sistémico (LES) la ATR cuenta con una
incidencia que varía según los estudios. Según Eren N et al en un estudio realizado em Turquía que
incluyó a 108 pacientes con LES, encontró que el 16.7% presentaba ATR, siendo la mayoría de tipo 1
(distal) (6). Por tanto, los adultos con ATR1 aparentemente idiopática deben ser evaluados para detectar
enfermedades autoinmunes y etiologías infecciosas (7).
Para el diagnostico de este trastorno tubular se necesita seguir una serie de pasos. El primer paso es
determinar la presencia de acidemia metabólica por medio de una gasometría arterial o venosa y calcular
pág. 11300
la brecha aniónica sérica (la cual debe ser normal sin pérdidas gastrointestinales de bicarbonato), el
segundo paso es determinar el pH urinario el cual será inapropiadamente alcalino (>5.5) incluso en
presencia de acidosis metabólica. Esto se puede confirmar mediante una prueba de carga ácida, como la
administración de cloruro de amonio, donde el pH urinario no se acidifica adecuadamente. Por último,
suele haber una disminución en la excreción de amonio urinario. La brecha aniónica urinaria, calculado
como Na+ + K+ - Cl-, es útil como un marcador indirecto de la excreción de amonio urinario. Una brecha
aniónica urinaria (BAU) positiva sugiere una baja excreción de amonio lo cual es consistente con ATR1
(Siendo así que la medición del amonio urinario es más precisa, aunque menos accesible en la práctica
clínica). Esto puede confirmarse mediante una prueba de carga ácida con cloruro de amonio, donde el
pH urinario no se acidifica adecuadamente. Sin embargo, su uso en la práctica clínica es limitado debido
a la baja tolerancia gastrointestinal, por lo que se han propuesto alternativas como la prueba de ayuno o
la combinación de furosemida y fludrocortisona, las cuales han demostrado buena sensibilidad y
especificidad en la identificación de ATR 1 (8). Además, este parámetro (Brecha aniónica urinaria)
puede ser inexacto en presencia de insuficiencia renal u otros trastornos electrolíticos. En este contexto,
se ha propuesto la brecha osmolar urinaria (BOU) como alternativa más confiable, dado que refleja de
manera más fiel la excreción de amonio urinario. No obstante, su cálculo requiere medición de la
osmolalidad urinaria, una prueba poco accesible en la práctica clínica habitual, por lo que su uso se
restringe a centros especializados o entornos de investigación (9). Característicamente habrá otros
hallazgos clínicos y de laboratorio como: hipokalemia que puede manifestarse con debilidad muscular
y calambres, excreción urinaria de citrato disminuida lo cual contribuye a la formación de cálculos de
fosfato de calcio y nefrocalcinosis, el gradiente de dióxido de carbono entre la orina y el suero (U-B
PCO2) el cual es típicamente bajo (≤30 mm Hg) (10) y el cociente potasio-creatinina urinario (K/C)
mayor a 1.5 (11). Y en casos hereditarios puede ser necesaria la realización de análisis genéticos para
identificar mutaciones en genes que están asociados a ATR1 como SLC4A1, ATP6V0A4 y ATP6V1B1
(12).
El paciente anterior mostró un cuadro clínico severo al ser diagnosticado con lupus eritematoso
sistémico (LES) en el debut de una Flare lúpico. Entre sus hallazgos de presentación presentó una
acidosis tubular renal tipo I (ATRI) por los hallazgos de acidosis metabólica con brecha aniónica sérica
pág. 11301
normal, hipokalemia moderada, pH urinario alto y brecha aniónica urinaria positiva. La paciente desde
el ingreso presentaba una tendencia hacia la hipokalemia pero con alcalosis respiratoria compensada.
Quizá la descompensación causada por la infección aguda repercuten la exacerbación del cuadro
clínico con mayor afectación de múltiples órganos y entre ellos el compromiso renal causando una
acidosis tubular renal tipo 1 que conllevo a una hipokalemia de difícil manejo y peor pronóstico. Esto
resalta la importancia de tener en cuenta esta entidad (ATR1) en pacientes con LES que presenten
hipokalemia de difícil manejo. Además, porque puede presentarse durante el transcurso o ser la
manifestación inicial de enfermedades reumatológicas como el LES (6, 12, 13).
El tratamiento de la ATR1 en el contexto del LES se centra en corregir la acidosis metabólica y la
hipokalemia. En el contexto crónico, la terapia alcalina oral, generalmente en forma de bicarbonato o
citrato de potasio, es el tratamiento estándar para corregir la acidosis metabólica y prevenir
complicaciones a largo plazo como la nefrocalcinosis y la osteomalacia (14). En casos graves, cuando
la acidosis metabólica es grave y los síntomas son severos, se puede requerir la administración
intravenosa de bicarbonato para una corrección rápida, seguida por terapia oral a largo plazo. En el
paciente crítico, es aconsejable que el potasio sea diluido en una solución libre de glucosa para evitar la
estimulación de la insulina, la cual puede hacer redistribuir el potasio en las células y empeorar la
hipokalemia. Además, la acidosis metabólica causa salida del potasio del espacio intracelular al
extracelular por lo que la hipokalemia representa una depleción de potasio corporal total importante. Por
lo que todos los pacientes con hipokalemia severa o sintomática deben recibir potasio antes de la terapia
con álcalis o de forma concomitante con sal potásica de bicarbonato o citrato de potasio dado que podría
precipitar arritmias cardiacas, debilidad y progresar a insuficiencia respiratoria (15).
CONCLUSIÓN
La Acidosis Tubular Renal tipo 1 (ATR1) es un trastorno del túbulo distal de la nefrona muy poco
registrado en nuestro medio. Por lo que falta más concientización sobre su diagnósticos y tratamiento.
A la vez, esta puede presentarse en el transcurso o ser la forma de presentación inicial de varias entidades
reumatológicas como el lupus eritematoso sistémico lo cual tiene alto valor diagnóstico y terapéutico.
pág. 11302
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Palmer, B. F., Kelepouris, E., & Clegg, D. J. (2020). Renal Tubular Acidosis and Management
Strategies: A Narrative Review. Advances In Therapy, 38(2), 949-968.
https://doi.org/10.1007/s12325-020-01587-5
2. Bagga, A., & Sinha, A. (2020). Renal tubular acidosis. Indian Journal Of Pediatrics/Indian
Journal Of Pediatrics, 87(9), 733-744. https://doi.org/10.1007/s12098-020-03318-8
3. Wagner, C. A., Unwin, R., Lopez-Garcia, S. C. et al. (2023). The pathophysiology of distal
renal tubular acidosis. Nature Reviews. Nephrology, 19(6), 384-400.
https://doi.org/10.1038/s41581-023-00699-9
4. Bianic F, Guelfucci F, Robin L. Epidemiology of Distal Renal Tubular Acidosis: A Study Using
Linked UK Primary Care and Hospital Data. Nephron. 2021;145(5):486-495.
https://doi.org/10.1159/000516876.
5. Gómez-Conde S, García-Castaño A, Aguirre M. Molecular aspects and long-term outcome of
patients with primary distal renal tubular acidosis. Pediatr Nephrol. 2021 Oct;36(10):3133-
3142. https://doi.org/10.1007/s00467-021-05066-z.
6. Eren N, Gungor O, Sarisik FN. Renal tubular acidosis in patients with systemic lupus
erythematosus. Kidney Blood Press Res. 2020;45(6):883-889.
https://doi.org/10.1159/000509841.
7. Kim S, Lee JW, Park J. The urine-blood PCO2 gradient as a diagnostic index of H+-ATPase
defect distal renal tubular acidosis. Kidney Int. 2004;66(2):761-7.
https://doi.org/10.1111/j.1523-1755.2004.00801.x
8. Fuster DG, Moe OW. Incomplete Distal Renal Tubular Acidosis and Kidney Stones. Adv
Chronic Kidney Dis. 2018 Jul;25(4):366-374. https://doi.org/10.1053/j.ackd.2018.05.007
9. Alamilla-Sanchez, M.; Alcalá Salgado, M.A.; Ulloa Galván, V.M. Understanding Renal
Tubular Function: Key Mechanisms, Clinical Relevance, and Comprehensive Urine
Assessment. Pathophysiology 2025, 32, 33. https://doi.org/10.3390/pathophysiology32030033
pág. 11303
10. Li J, Ma H, Lei Y. Diagnostic value of parameters from a spot urine sample for renal potassium
loss in hypokalemia. Clin Chim Acta. 2020;511:221-6. doi:
https://doi.org/10.1016/j.cca.2020.10.024.
11. Giglio S, Montini G, Trepiccione F, et al. Distal renal tubular acidosis: a systematic approach
from diagnosis to treatment. J Nephrol. 2021;34(6):2073-83. doi:
https://doi.org/10.1007/s40620-021-01032-y
12. Distal renal tubular acidosis as the initial manifestation of systemic lupus erythematosus in an
adolescent Fortenberry, James D. et al. Journal of Adolescent Health, Volume 12, Issue 2, 148
151 https://doi.org/10.1016/0197-0070(91)90458-x
13. Fang JT, Chen YC. Systemic lupus erythematosus presenting initially as hydrogen atpase pump
defects of distal renal tubular acidosis. Ren Fail. 2000;22(5):647-52. doi:
https://doi.org/10.1081/JDI-100100906
14. Medina E, Ariceta G, Batlle D. Primary distal renal tubular acidosis: Toward an optimal
correction of metabolic acidosis. Clin J Am Soc Nephrol. 2024;19(9):1212-22. doi:
http://doi.org/10.2215/CJN.0000000000000535.
15. Batlle D, Moorthi KMLST, Schlueter W, et al. Distal Renal Tubular Acidosis and the Potassium
Enigma. Semin Nephrol. 2006;26(6):471-8. http://doi.org/10.1016/j.semnephrol.2006.12.001
pág. 11304
ANEXOS
Tabla 1
Laboratorio
Valores
Rangos de referencia
ANAs (Dils)
1:320 Patrón nuclear
homogéneo
< 1:80
Anti DNA II (Dils)
1:80
< 1/10
Anti SS-A (Ro) (U/ml)
>200
<15
Anti SS-B (La) (U/ml)
>200
<15
Anti RNP/Sm (U/ml)
>200
<15
Anti Sm (U/ml)
>200
<15
Anti B2 Glicoproteina 1 IgM
(U/ml)
6.5
<5
Anti B2 Glicoproteina 1 IgG
(U/ml)
3.9
<5
Anti B2 Glicoproteina 1 IgA
(U/ml)
2.4
<5
Anti Cardiolipina IgM (U/ml)
3.9
<10
Anti Cardiolipina IgG (U/ml)
7.5
<10
Anti Cardiolipina IgA (U/ml)
1.6
< 10
RPR
No reactivo
No reactivo
Anticuerpos VIH 1 y 2
Negativos
Negativos
HBsAg
0.16
< 0.9
Anti - HCV
0.09
< 0.90
Complemento C3
<40
88-165
Complemento C4
<8
14-44
Ferritina (ng/ml)
1870
6.24-137
Saturación de Transferrina (%)
7.41
0.06-0.33
pág. 11305
Figura 1 Linea de tiempo.