Ver�nica
Su�rez Ramos
Centro de Investigaci�n Transdisciplinar
en Psicolog�a de la UAEMor
M�xico y Cuernavaca
Emmanuel
Poblete Trujillo
Facultad de Psicolog�a de la UAEMor
M�xico y Cuernavaca
Esperanza
L�pez V�zquez
Centro de Investigaci�n Transdisciplinar
en Psicolog�a de la UAEMor
M�xico y Cuernavaca
RESUMEN
Cada a�o la poblaci�n mundial se
encuentra expuesta a los fen�menos de origen geol�gico como son los sismos, los
cuales provocan p�rdidas econ�micas ante las afectaciones a la infraestructura
de las localidades donde impacta el movimiento, adem�s alteraciones en la salud
f�sica y mental de las personas que los viven. La resiliencia es un t�rmino
empleado por diversas disciplinas, que permite explicar la manera de
transformarse a partir de situaciones adversas a las que est�n expuestas las
personas y las comunidades. El objetivo de este art�culo es describir la
experiencia de una intervenci�n psicosocial en una comunidad expuesta a un
fen�meno geol�gico para la generaci�n de estrategias como parte de la cultura
de prevenci�n y la resiliencia comunitaria en la poblaci�n expuesta a estos
fen�menos. En la primera parte del documento se explican los fen�menos de
origen natural (sismos) y sus afectaciones. Despu�s, se mencionan los aspectos
te�ricos de la resiliencia y los modelos de intervenci�n psicosocial en desastres.
Posteriormente, se describe brevemente la intervenci�n realizada con los
principales resultados y as�, a manera de conclusi�n se presentan las
estrategias y recomendaciones que promuevan la cultura de prevenci�n y de la
resiliencia frente a desastres naturales de origen geol�gico.
Palabras clave: resiliencia
comunitaria; intervenci�n psicosocial; prevenci�n; sismos
Community resilience and culture of prevention: A
psychosocial intervention in a population exposed to earthquakes
ABSTRACT
Every year the
world population is exposed to phenomena of geological origin such as
earthquakes, which cause economic losses due to the damage to the
infrastructure of the localities where the movement impacts and, in addition,
alterations in the physical and mental health of people who live them.
Resilience is a term used by various disciplines, which allows explaining how
to transform from adverse situations to which people and communities are
exposed. The objective of this article is to describe the experience of a
psychosocial intervention in a community exposed to a geological phenomenon for
the generation of strategies as part of the culture of prevention and community
resilience in the population exposed to these phenomena. In the first part of
the document, natural phenomena (earthquakes) and their effects are explained.
Then, the theoretical aspects of resilience and psychosocial intervention
models in disasters are mentioned. Subsequently, the probable intervention
carried out with the main results is described and thus, in conclusion, the
strategies and recommendations that promote the culture of prevention and
resilience against natural disasters of geological origin are presented.
Key words: community resilience, psychosocial intervention,
prevention, earthquakes
Art�culo
recibido:� 18 febrero 2022
Aceptado
para publicaci�n: 05 marzo 2022
Correspondencia: [email protected]
Conflictos de Inter�s: Ninguna que declarar
1. INTRODUCCI�N
Los sismos son fen�menos geol�gicos
de origen natural ocasionados por la ruptura repentina de las rocas en el
interior de la tierra, la energ�a liberada se propaga en forma de ondas a la
superficie (Sistema Sismol�gico Nacional, 2018). Cuando estos son de baja
intensidad pasan desapercibidos por la poblaci�n, por el contrario, los eventos
de alta magnitud pueden causar importantes p�rdidas materiales y humanas.
M�xico es un pa�s que cuenta con una
larga historia de experiencia con estos fen�menos que han puesto de manifiesto
no solo la vulnerabilidad de las personas que los viven, sino tambi�n la
solidaridad de un pueblo para hacer frente a la adversidad y salir adelante con
nuevas experiencias. Dentro de los sismos que han dejado huella en la poblaci�n
se encuentren los ocurridos en 1985, los cuales fueron una pieza angular para
la creaci�n de instituciones gubernamentales y de la sociedad civil en materia
de Protecci�n de Civil y Gesti�n de Riesgo.
En 2017 se presentaron dos sismos de
magnitud considerable, el primero el 7 de septiembre en las costas de Oaxaca
con una magnitud de 8.2, y el segundo el 19 de septiembre con epicentro en el
estado de Morelos de magnitud 7.1. En este �ltimo, se vieron afectados 30 de
sus 33 municipios, siendo diez los municipios que presentaron una mayor
afectaci�n: Tepalcingo, Tetela del
Volc�n, Jojutla, Axochiapan, Ayala, Puente de Ixtla, Ocuituco, Tepoztl�n,
Zacatepec y Tlaquiltenango; se reportaron 23,000 viviendas con da�os y
el fallecimiento de 74 personas. Este evento puso de manifiesto las
deficiencias en la infraestructura, como edificios habitacionales, carreteras,
escuelas, monumentos (Tapia-Hernandez & Garcia- Carrera, 2018), la falta de
un soporte urbano, y de acciones encaminadas a la prevenci�n en todo el estado
(Bar� & Monroy, 2018).
Las afectaciones de un fen�meno
natural no son solo en la infraestructura, sino que adem�s impactan a la
econom�a, al tejido social y la salud f�sica y mental de la poblaci�n
(Barrales, 2019). El impacto a la salud mental variar� en cada persona y se
ver� reflejado en las repuestas emocionales. De acuerdo con Palomares &
Campos (2018), se distinguen cuatro fases en las respuestas en situaciones de
desastre:
� La
primera de impacto o choque ocurre inmediatamente despu�s del
evento,� teniendo una duraci�n de horas y
las personas presentan confusi�n, miedo, estados de irrealidad, shock e
histeria.
� La
segunda fase corresponde a la reacci�n, se busca salir de lugar, se
presenta la ansiedad y el pensamiento recurrente relacionado con lo sucedido,
apoy�ndose en la red que brindan los familiares y amigos, con una duraci�n de
horas y d�as, encontr�ndose en �stas dos fases entre el 60 y 80% de la poblaci�n.
Resulta importante en esta fase, los primeros auxilios psicol�gicos o la
primera intervenci�n, ya que se normalizan los s�ntomas y se reducen los
efectos a largo plazo que se puedan generar por el evento (Barrales, 2019). �
� La
tercera fase conocida como heroica, tiene una duraci�n de d�as y hasta
dos semanas se percibe una sensaci�n de optimismo, se incrementa el altruismo y
la cooperaci�n, se fortalecen los v�nculos y las redes sociales, aunque tambi�n
se presentan s�ntomas de ansiedad y depresi�n, estos se encuentran enmascarados.
� La
cuarta fase es la de la desilusi�n, las personas tienen que enfrentar su
realidad y se presentan s�ntomas de depresi�n o estr�s postraum�tico, esta
etapa puede durar meses o a�os y la pueden presentar entre 1 al 10% de la
poblaci�n (Palomares & Campos, 2018; Barrales, 2019).
Durante cada una de las fases se
emplean diferentes estrategias por parte de la poblaci�n civil para hacer
frente a las situaciones, dentro de las cuales se encuentran las de la
resiliencia.
1.1.Resiliencia:
antecedentes y definici�n
Esta tiene su origen en la metalurgia, donde dan
este nombre a la capacidad de los metales para regresar a su forma original,
despu�s de haber sido expuesto a situaciones adversas. Posteriormente fue
utilizado por diversas disciplinas que han buscado llegar a un consenso en
cuanto a la definici�n y a las dimensiones que la integran, y la manera de
medirla en diferentes poblaciones, por lo que su abordaje se hace
transdisciplinar y hol�stico (Holling, 1973; Timmerman, 1981; Mileti, 1999;
Melillo & Su�rez, 2001; Twiig, 2007; EIRD, 2007, UNDRR, 2020).
Es un t�rmino que se ha
empleado para intentar explicar ciertas respuestas por parte del individuo, la
familia y las comunidades, se puede entender como la capacidad para salir adelante
ante una situaci�n complicada, misma que lleg� a
disrumpir la vida cotidiana de la poblaci�n afectada, poni�ndola a prueba desde
los �mbitos pol�tico, econ�mico, cient�fico y social, transformado la vida de
las personas para afrontar la situaci�n.
Los primeros estudios se realizan en la d�cada
de los 80 con ni�os en situaci�n de vulnerabilidad como pobreza, violencia
familiar, adicciones, desastres naturales y a pesar de estas condiciones,
logran sobresalir y tener una vida plena.
En su abordaje surgen, diferentes corrientes
te�ricas entre las que se encuentran el modelo anglosaj�n, que se divide en dos
generaciones, la primera toma como base lo psicobiol�gico hasta llegar al
proceso de respuesta y la segunda, se centra m�s en el individuo, en las
conductas y es m�s pragm�tica, siendo algunos de sus exponentes Weber, Smith,
Rutter, Grotbert, Rutter, entre otros.
Por otro lado, la corriente europea
parte de un modelo Diacr�nico, con un enfoque psicoanal�tico, que se basa en la
experiencia de los sujetos a cargo de Cyrulnik y Vanistendael.
Otra escuela que surge es la resiliencia
comunitaria, la cual tiene su origen en Latinoam�rica a partir de los estudios
realizados por Melillo & Su�rez Ojeda (2001) en comunidades que hab�an
vivido los efectos de fen�menos naturales, teniendo p�rdidas de bienes y
personas. Adem�s de contar con capas de vulnerabilidad como pobreza, violencia,
migraci�n y desigualdad social, entre otras.
En su consideraci�n como constructo psicosocial,
alude desde el nivel individual como colectivos y enfatiza el reconocimiento de
la capacidad de sobreponerse a las adversidades y de recuperarse de
experiencias traum�ticas o de contextos desfavorecidos como ocurre en
cat�strofes naturales (Uriarte, 2010).
La resiliencia hace referencia a que
las personas son �capaces de desarrollarse psicol�gicamente sanos a pesar de
vivir en contextos de alto riesgo� (Uriarte, 2010, p. 688).
1.1.1.
De la resiliencia
individual a la resiliencia comunitaria
La resiliencia individual, posee diversas estrategias para hacer frente a las situaciones adversas como: 1) la creatividad, para lograr resolver los problemas que se presentan ante una nueva situaci�n, aprendiendo a manejar las emociones reconoci�ndolas e identific�ndolas para darle un sentido; 2) conocer las capacidades con las que cuentan las personas; 3) ser flexibles ante los cambios para aprender de la experiencia; 4) fortalecer los v�nculos familiares; 5) cuidar de s� mismo y 6) buscar oportunidades a trav�s de la espiritualidad.
Dichas estrategias no se dan exclusivamente de manera individual, sino que tambi�n se dan en la comunidad. En este sentido, se desarrollan algunas acciones muy caracter�sticas de la interacci�n social como a) la promoci�n de redes de apoyo, destacando las habilidades de solidaridad que buscan el bien com�n y b) la autoestima colectiva en donde las personas se sienten satisfechas con sus or�genes, tradiciones y con ser parte de su comunidad, as� como ver las situaciones con humor (Melillo & Su�rez Ojeda 2001).
La resiliencia comunitaria es a�n un
concepto m�s reciente que la resiliencia individual y se refiere a los aspectos
de afrontamiento y la respuesta a las adversidades que les afectan como comunidad
(Uriarte, 2010). Es la condici�n colectiva para sobreponerse a situaciones de
adversidad y su capacidad de superar las dificultades depende de las
circunstancias que se encuentran los individuos y la comunidad (Su�rez Ojeda,
Jara & M�rquez, 2007). La respuesta no es permanente, es inestable,
din�mica y se construye con el tiempo en funci�n del contexto, los recursos
f�sicos, materiales, psicol�gicos y sociales. Por estas razones se han
reconocido las respuestas como pilares de resiliencia.
Los principales
pilares de la resiliencia comunitaria son:
� Estructura social (sociedad)
� Honestidad gubernamental (legitimidad, liderazgo y justicia
gubernamental)
� Identidad cultural (pr�cticas culturales, creencias y valores)
� Autoestima colectiva (sentimiento de orgullo y pertenencia de la
comunidad)
� Humor social (comedia de la tragedia)
Por el contrario, cuando las
comunidades expuestas a situaciones adversas y las respuestas no se realizan en
un sentido favorable, se genera una conversi�n negativa debido a condiciones
que afectan a las comunidades y se conforman los antipilares (Su�rez Ojeda
et al., 2007; Uriarte, 2010; Mattar & Carvalho, 2015, Flores &
Sanhueza, 2018)
�
Pobreza en
sus diferentes expresiones: econ�mica, cultural, moral y/o pol�tica
�
Dependencia
econ�mica
�
Asilamiento
social y emocional
�
Estigmatizaci�n
de las v�ctimas
�
Vulnerabilidad
social
�
Escaza
ayuda gubernamental
�
Baja o nula
organizaci�n social
�
Baja
honestidad gubernamental
�
Corrupci�n
�
Autoritarismo
1.2.Modelos
de intervenci�n psicosocial en desastres
En el campo de la psicolog�a, uno de
los campos aplicados que se aboca primordialmente en la atenci�n e intervenci�n
de los desastres naturales es la psicolog�a de emergencias y desastres. Este
campo incide en el abordaje de los efectos que dejan los fen�menos naturales en
la poblaci�n, desde tres diferentes momentos: 1) antes: acciones de
prevenci�n y preparaci�n para aminorar las consecuencias de los eventos, 2) durante:
acompa�amiento con la realizaci�n de primeros auxilios psicol�gicos en la
poblaci�n afectada y 3) despu�s: a partir de las 72 horas despu�s de
haber finalizado el fen�meno natural, se llevan a cabo las acciones de
intervenci�n, las cuales se pueden�
desarrollar en base a diferentes modelos te�ricos que se enlistan a continuaci�n:
� Intervenciones
basadas en el tiempo (OMS, 2003; Campos-Santelices, 2004)
� Intervenciones
por niveles de acci�n o esferas (IASC, 2009)
� Intervenciones
centradas en las personas con enfoques comunitarios (Munis, Santos,
Kotliarenco, Su�rez, Infante & Grotberg, 1998; UNESCO y Ministerio de
Educaci�n, 2009; De Santacruz et al., 2003)
� Intervenci�n
psicol�gica y psicosocial en desastres (OPS, 2002, 2006, 2010; Baloian, Chia,
Cortejo & Paverini, 2007; Villamil-Salcedo, 2014; UNGRD, 2016; Costa & Morales, 2017; �lvarez-Icaza, & Medina-Mora 2018; UNDRR, 2020)
� Modelos
centrados en la aplicaci�n de instrumentos para el diagn�stico de la poblaci�n
(OPS, 2005, 2006; Camacho, Rodr�guez, Arnez & Caballero, 2007; Labra, 2008)
� Metodolog�as
y t�cnicas de intervenci�n de primera respuesta (OPS, 2002, 2003; Casullo &
Fern�ndez-Liporace, 2006)
�
Primeros Auxilios
Psicol�gicos
�
T�cnicas para el manejo
de estr�s
En complementaci�n a estos
principales modelos de atenci�n a los desastres, se han considerado e
identificado un conjunto de factores que pueden representarse como protectores
o de riesgo.
Los factores protectores son las
condiciones que favorecen el desarrollo de un individuo o grupo, estos pueden
ser externos e internos. Los primeros hacen referencia a las condiciones del
entorno que protege del da�o, un ejemplo es la familia extendida, apoyo de un
adulto significativo, integraci�n social y laboral. Los internos son atributos
propios de la persona como son habilidades sociales, rasgos de personalidad,
seguridad en s� misma, empat�a y valores.
Los factores de riesgo son las
caracter�sticas y cualidades de una persona o comunidad que tiene la elevada
probabilidad de tener un da�o, por ejemplo, el caso de una comunidad que vive a
la orilla de un r�o.
2. MATERIALES
Y M�TODOS
El presente trabajo fue de corte
cualitativo y descriptivo, en el que se implement� una intervenci�n psicosocial
con la estrategia del taller denominado �Apoyo psicosocial para el regreso
al trabajo despu�s del sismo de 2017�, el cual se llev� a cabo con 153 trabajadores
de la Universidad Aut�noma del Estado de Morelos con un rango de edad de 21 a
65 a�os; de los cuales 97 eran mujeres, 28 hombres y 28 no reportaron este
dato. El objetivo era apoyarlos emocionalmente en su retorno a las labores, ya
que muchos de ellos se encontraban con dificultades para retomar sus
actividades cotidianas dentro de su espacio laboral por temor a un nuevo evento
s�smico. Este taller buscaba la promoci�n de la resiliencia a partir de las
habilidades psicosociales que se trabajaron en la sesi�n.
T�cnica de intervenci�n: La
intervenci�n fue a partir del taller antes mencionado el cual inici� con la
formulaci�n de tres preguntas claves: �Qu� pas�? �C�mo est�s? Y �Qu� piensas
hacer a partir de ahora? Propuestas por Montoya (2016) y que fueron de ayuda para
dar la apertura como fase de sensibilizaci�n. Despu�s, se conformaron grupos de
entre 5 a 6 participantes, en donde eran moderados por parte de un integrante
del staff, se pidi� que de manera abierta se contestaran las tres preguntas antes
mencionadas; posteriormente, se les pidi� que, en una hoja dibujaran su mano y
pusieran a un lado de cada uno de los dedos lo que representan, as� como dar
respuesta a las siguientes preguntas:
� Pulgar
�Que me sostiene en la vida? (sost�n)
� �ndice
�cu�l es mi meta? (metas)
� Medio
�Cu�l es mi principal habilidad o fortaleza? (habilidades)
� Anular
�A qui�n amo? (compromiso)
� Me�ique
�Qu� debo de cuidar de ahora en adelante de mi vida? (cuidado)
El an�lisis se realiz� mediante las
etapas y procedimientos para el an�lisis de contenido propuestas por Cabrera
(2009), siendo el propio equipo de investigaci�n integrado por los autores
quien realiz� los procesos de extracci�n, elaboraci�n e interpretaci�n de los
resultados. Se transcribi� y categoriz� el conjunto de las respuestas de cada
una de las preguntas en un procesador de textos (Word), elaborando un listado
de palabras, y para facilitar el proceso de an�lisis de los esquemas se us� la
herramienta de nube de palabras de la aplicaci�n gratuita en l�nea https://www.nubedepalabras.es[1].
3. RESULTADOS
Y DISCUSI�N
En primer lugar, se hizo un an�lisis
de frecuencia de palabras con base en las respuestas dadas en cada pregunta
colocada seg�n el dedo del dibujo de la mano. Se extrajeron los diferentes
t�rminos y se pusieron en categor�as de respuestas todos los t�rminos con la
finalidad de explorar los t�rminos usados con mayor frecuencia e identificar
las categor�as m�s relevantes. Se depur� la lista en tres ocasiones buscando la
agrupaci�n sem�ntica de la categor�a.
A continuaci�n, se detallan los
resultados de manera individual, es decir, la presentaci�n de cada uno de los
aspectos que se representaron en los dedos de la mano resiliente.
En el pulgar se representa el pilar
del sost�n y tuvo como pregunta detonadora �Qu� me sostiene en la
vida? En cuanto a las categor�as que presentaron mayor frecuencia son: la familia
como principal figura significativa (f=92), no obstante, se tuvo una
diferenciaci�n de personas seg�n los lazos familiares, siendo los hijos el
impulso por el cual hacen frente a las situaciones (f=29) y tambi�n una
caracter�stica de la muestra es la creencia en dios (f=22), un
componente afectivo como el amor (f=17) y la figura de los padres
(f=17) y adem�s, el reconocimiento del apoyo social con las redes de amigos
(f=14) que se ilustran en la Figura 1.
Figura
1. Pilar
del sost�n (Dedo pulgar)
El dedo �ndice representaba el
pilar de las metas, la pregunta detonadora fue �Cu�l es mi meta?
Las aspiraciones, metas y motivaciones se representan en este dedo. En cuanto a
las categor�as que presentaron mayor frecuencia se encuentran: la familia
como principal figura significativa (f=67), el conseguir la felicidad
(f=25), la siguiente categor�a es acad�mica (f=22) donde se alude
principalmente al tema de la realizaci�n y/o conclusi�n de estudios; el crecimiento
(f=17) se expresa como la aspiraci�n de ser mejor, en cuanto a los bienes
(f=14) se hizo alusi�n tanto a los aspectos materiales como psicol�gicos del
que destaca el bienestar o la calidad de vida, para el caso de la categor�a econ�mica
(f=14) se encontraron aspectos relaciones dirigidas a la iniciativa de crear su
propio negocio y lograr una condici�n de libertad econ�mica; el componente psicol�gico
se manifest� con lo emocional (f=14) donde resaltaron actitudes y
aspiraciones de crecimiento personal, fortalecer y lograr una estabilidad
afectiva, la b�squeda de bienes materiales (f=14) como el tener
su propia casa y/o negocio y finalmente, las aspiraciones en el �rea profesional
(f=14) donde se tuvieron referencias a la obtenci�n de una carrera o de ejercer
su profesi�n de manera exitosa y que se traduzca en satisfacci�n con la vida y
en el plano profesional, que se ilustran en la Figura 2.
Figura
2. Pilar
de las metas (Dedo �ndice)
El medio representa el pilar
de la fortaleza, la pregunta detonadora fue �Cu�l es mi principal
habilidad o fortaleza? Este dedo expresa las habilidades y/o fortalezas y
las categor�as que presentaron mayor frecuencia son: la capacidad de fortaleza
para hacer frente a las situaciones adversas, de reponerse y salir adelante
(f=22), la familia es el recurso que dota de mayor fuerza, teniendo el
reconocimiento m�s puntual de los hijos (f=20), saber escuchar a otros
(f=12), en cuanto a la perseverancia como una habilidad de lograr lo que
se proponen y de buscar el cumplimiento de las metas (f=10), la capacidad de
brindar ayuda a los dem�s o incluso que las dem�s personas les piden
apoyo (f=9) y empat�a (f=9) que se ilustran en la Figura 3.
Figura
3. Pilar de la fortaleza (Dedo medio)
El anular explora el pilar
del compromiso y tuvo como pregunta detonadora �A qui�n amo? Se
representa en este dedo el compromiso expresado con los v�nculos afectivos y
directamente con el amor, en cuanto a las categor�as que presentaron mayor
frecuencia son: familia de manera gen�rica (f=125), pareja
(f=35), las personas a quienes quiero (f=28), amigos (f=24), a
s� mismo (f=23) y finalmente a los padres (f=21). Otras categor�as
que dan sentido a este pilar son las vinculaciones afectivas en el contexto de
la experiencia del sismo han sido con otros c�rculos sociales como los compa�eros
y los familiares, las creencias religiosas (Dios y/o la vida) y las mascotas
que se ilustran en la Figura 4.
Figura
4. Pilar
del compromiso (Dedo anular)
El me�ique explora el pilar
del cuidado y tuvo como pregunta detonadora �Qu� debo de cuidar de ahora
en adelante de mi vida? �Por lo cual,
las categor�as que presentaron mayor frecuencia son: autocuidado (f=73)
que alude a las acciones del cuidado de s� mismo y que a su vez manifestaron la
intenci�n para poder cuidar a otras personas y/o de otros aspectos como la
salud y la integridad; la familia (f=51) que incorpora motivos para
promover el cuidado y protecci�n de los integrantes; valores (f=26)
aluden a la amabilidad, la responsabilidad, la integridad, la honestidad y la
solidaridad, hijos (f=24) y en cuanto al bienestar psicol�gico y
acciones de cuidado de la salud mental se encuentran las emociones
(f=13) y la seguridad (f=13) que se ilustran en la Figura 5.
Figura
5. Pilar
del cuidado (Dedo me�ique)
Dentro de los resultados se encontr�
que el dedo pulgar, que hace referencia a qui�n da el soporte o sost�n, fue la
familia quien juega un papel importante ante situaciones dif�ciles, ya que esta
tiene como funci�n la reorganizaci�n de significados y comportamientos ante la
situaci�n adversa, buscando regresar al equilibrio del funcionamiento,
bienestar y las necesidades familiares previas al evento (G�mez & Kotliarenco, 2010). Por otro lado, la creencia
en Dios proporciona una sensaci�n de estabilidad, empoderando a las personas,
familias y comunidades para enfrentar las situaciones (San Martin, 2012).
Adem�s, otros factores que promueven el sentirse apoyados o con un sost�n son
las redes de apoyo como los amigos y el amor como un componente afectivo que se
manifiesta hacia la familia, los amigos y las creencias religiosas.
Con respecto a las metas (que se
representa con el dedo �ndice), se encontr� primordialmente la orientaci�n
hacia un proyecto de vida y la motivaci�n (Cyrulnik, 2004) para salir adelante se
encontr� que la familia es una motivaci�n importante para el replanteamiento de
situaciones a futuro, as� mismo la realizaci�n de aspiraciones acad�micas,
profesionales, laborales, el bienestar econ�mico y la calidad de vida que son
el motor de esta poblaci�n para alcanzar sus logros a futuro.
Por otro lado, en el dedo medio que
representa la fortaleza, se observ� como principal soporte a la familia, la
cual como ya se mencion�, juega un papel primordial dentro de la manera en que
se van a enfrentar las situaciones�
adversas, en lo referente a otros factores como son el bienestar,
entendido este como un constructo multidimensional conformado por las emociones
positivas (Seligman, 2011), las habilidades sociales y emocionales como
competencias que facilitan las relaciones interpersonales, mismas que se
encuentran entretejidas de emociones, como la empat�a, habilidades de soluci�n
de problemas, autoestima, habilidades de comunicaci�n efectiva, entre otras
(Bisquerra 2003).
En cuanto a los resultados del dedo
anular que representa el compromiso, encontramos con la familia de manera
general, los amigos y los padres se busca tener un mayor compromiso para tener
un mejor conocimiento de lo que se tiene que hacer en caso de sismo, tomando
como experiencia la manera en que respondieron en este evento. As� como el
compromiso consigo mismo en donde se busca tener una mejor salud f�sica y
mental para poder responder adecuadamente en futuras situaciones.
�En lo que respecta a los resultados del dedo
menique, que hace referencia cuidado a futuro, encontramos que el autocuidado
encabeza la lista, entendi�ndose a este como conductas encaminadas a una
actitud activa y responsable con respecto a la calidad de vida, de las
personas, familias y comunidades, promoviendo la salud, previniendo
enfermedades, mantener la salud y atender la enfermedad y discapacidad con o
sin ayuda (Organizaci�n Mundial de la Salud, 2019), as� como fomentar los
valores que propone Bisquerra (2003).
4. CONCLUSIONES
El trabajo emp�rico que se tuvo ha
permitido la identificaci�n de las caracter�sticas y los recursos existentes,
disponibles y de fortaleza que tienen los participantes ante la experiencia del
sismo. Aunado a esto, resalta el papel de la cultura que, en el caso de M�xico
los v�nculos familiares son los principales motivadores para hacer frente tanto
a las situaciones adversas como las acciones dirigidas al cuidado y
fortalecimiento de los lazos, m�s a�n la cercan�a de la relaci�n padres-hijos.
En los participantes de la
intervenci�n resaltaron aspectos con mayor alusi�n a la pertenencia de una comunidad
educativa, por esto es que las metas se han traducido en acciones, aspiraciones
y proyectos de vida con la finalidad de crear mejores condiciones de un
bienestar psicosocial de la familia y su vez, el compromiso del cuidado como
canalizador y potenciador del apoyo tanto autodirigido como el que se brinda
hacia otras personas del c�rculo social cercano.
Partiendo de los puntos de discusi�n
y en el marco de la psicolog�a de emergencias y desastres, se puntualiza la
promoci�n de una cultura de prevenci�n a partir de las acciones previas a la
aparici�n de un evento, de esta manera se proponen algunas recomendaciones para
favorecer y promover acciones que permitan la generaci�n de una cultura de
prevenci�n en el marco de los fen�menos geol�gicos, considerando tres niveles:
individual, comunitario y social.
A nivel individual se
recomienda: la construcci�n de un proyecto de vida integrador, donde se
articule el crecimiento o desarrollo personal como el aspiracional, esto al
identificar las capacidades, fortalezas y las metas a las que se aspiran para
su consecuci�n pues esto favorecer� un fortalecimiento de habilidades sociales,
autoestima y locus de control pues estos recursos ayudar�n a combatir el
antipilar de la estigmatizaci�n de las v�ctimas y la vulnerabilidad social.
A nivel comunitario se
sugieren las siguientes acciones: promover la autoestima colectiva a trav�s de
darle un sentido de pertenencia a la comunidad, (lugar de trabajo, vivienda,
escuela); acercamiento con las autoridades del lugar para conocer los riesgos a
los que est�n expuestos y en conjunto con la comunidad �y con las familias dise�ar los planes� de atenci�n para casos de sismo; organizaci�n
de la poblaci�n civil para exigir a las autoridades la implementaci�n y
conocimientos de las estrategias para casos de desastres; capacitaci�n en
materia de protecci�n civil y primeros auxilios psicol�gicos y finalmente,
sensibilizar en la importancia de la cultura de prevenci�n en los diferentes
�mbitos.
En el nivel social es
importante que los recursos existentes de la comunidad as� como� de la propia cultura organizacional se
potencien con la intenci�n de generar sus propias estrategias de prevenci�n,
que esto sea coadyuvante para la conformaci�n de protocolos con una perspectiva
comunitaria y as�, aminorar la dependencia y la pasividad que se encuentra en
una poblaci�n que experimenta un desastre natural, quedando en la espera de que
alguien m�s lo haga por ellos, lo cual evita la aparici�n y/o en su defecto el
favorecimiento de los antipilares de la dependencia gubernamental, baja o nula
organizaci�n social y/o el autoritarismo.
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[1] La nube de palabras es un recurso visual que se usa para representar las palabras m�s usadas o con mayor ocurrencia. Adem�s, el tama�o es un indicador de la frecuencia, pero tambi�n la palabra central, pues es la que funciona como n�cleo sem�ntico, por lo cual requiere una interpretaci�n del investigador/a que se apoya con la revisi�n del contenido y del contexto para lograr el sentido de su interpretaci�n.